domingo, 24 de mayo de 2020

LA CUARENTONA


LA CUARENTONA

Sonia salió al balcón a fumar un cigarro. Los vecinos se habían puesto a aplaudir, Sonia sintió que la aplaudían a ella por la actuación de toda su vida. Entonces le dio por llorar. Helena apareció de pronto agarrándola por la cintura, sus manos eran frías como de fantasma. --Entra, te vas a resfriar. Estamos todos en la fiesta-- Sonia no reaccionó, su mirada se posó en los adolescentes de la ventana de enfrente, ¡hacía tiempo que había dejado de ser  niña pero seguía sintiéndose la misma adolescente perdida! Había dado tumbos en la vida para encontrarse en la misma habitación que habitó de cría, como si el tiempo fuera cíclico o no hubiera pasado. Sintió que se reían de ella aquellos chavales, se abrazó a sí misma, ¡si no se quería nadie la iba a querer! Se mesó el cabello, lo tenía lacio como las princesas. Helena la sonrió, ¡era la risa del demonio que venía del averno para llevársela! ¡Otro día más encerrada en aquella casa y se volvería loca! ¡Otro día más mirando el mismo patio y no dudaría en tirarse! Se sentía como obligada a asistir noche tras noche a una fiesta en la que no era admitida, y en la que la obligaban a beber y beber un cubata tras otro. Seguían aplaudiendo. Dentro seguía el bullicio de la fiesta. Helena quiso besarla en la boca y Sonia se apartó, asqueada de sí misma. De pronto parecía que de la habitación salían llamas, que Helena era una bruja de cuento, de esas con la nariz puntiaguda y manos como garfios y que la empujaría de la balaustrada al frío asfalto, aplastándola como a una mosquita muerta. La comunidad seguía aplaudiendo. La fiesta allí dentro seguía. Eran sus compañeros de promoción celebrando una fiesta de graduación eterna. Ella no era más que una insípida cuarentona en crisis  encerrada allí lo que durara la cuarentena. Se acordó del cuento de Aly Baba y los cuarenta ladrones.  Los cuarenta ladrones eran aquellos otros cuarentones, otros niños perdidos y ella; la Wendy, la Blanca nieves de esos enanitos, princesa encerrada en aquel torreón fumando un cigarro tras otro, mojada de luna, esperando la rescataran. Encerrada en aquel piso, sólo respiraba saliendo al balcón siniestro con las madreselvas enroscadas a los barrotes, haciendo el amago de tirarse a la dura acera, y recordó aquella historia repetida en clase sobre un tal Platón y su caverna. Helena le quitó el cigarro de las manos y la besó. Sonia se dejó caer, pero no a aquella vía peatonal de Chueca sino en brazos de su compañera. Fue como un desmayo, fue como en un cuento, que Helena tiró el cigarro por el balcón y volvió a la fiesta queriendo gritar ¡soy una patética cuarentona que no ha cumplido sus sueños y todos vosotros presos en esta caverna! Pero no dijo nada, se dejó llevar por el baile nupcial. Algún día acabaría este cautiverio y se permitiría ser feliz. 

martes, 5 de mayo de 2020

MARIA SANCHEZ EL MUNDO RURAL

María Sánchez habla del mundo rural un poco olvidado. su infancia la pasó en un pueblo muy sola, se identifica con Heidi. Con 9 años leía Yerma, Bodas de sangre. Se recuerda siempre leyendo. El mundo rural sobre el que escribe no se parece al que nos quieren vender de Walden. Habla de las fotografías que guardamos y las que dejamos en la casa. su abuelo paterno fallece cuando era muy pequeña, con 7 años. Le inculco el amor a la naturaleza, a los árboles. Rebusca en las cosas de su abuelo, en las fotos metidas en una caja de galletas. escribe todas esas historias y rostros sin nombre. Primera nieta, primera hija, su abuelo y padre eran veterinarios y ella es veterinaria, la primera, de tercera generación. su infancia está llena de alcornoques, olivos. Es una privilegiada por tener un huerto al lado de casa de su abuela. Los hombres llevaban el altavoz, las mujeres eran invisibles, en su casa mandaba su abuela, había un matriarcado falso, tomaban decisiones en lo domestico pero eso no significa que ellas mandaran. Han sido víctimas de un sistema brutal y le ha pasado a su madre que era joven, ama de casa cuyo trabajo no se ha reconocido, le da pena que digan que su madre manda en casa porque decida qué cocinar. El feminismo llega a su vida, empieza a trabajar como veterinaria rural, las mujeres siempre están haciendo el queso, trabajando. En tierra de mujeres habla de que busca información sobre el tema de las mujeres en la ganadería, en una estadística de datos fiscales de 2013 se da cuenta que las mujeres no son titulares, solo el 2,2 de las tierras estaba a nombre de mujeres. Ha sido injusta con su madre, hay que tener en cuenta la mochila que llevan. En la universidad era muy militante, se manifestaba por lo de Bolonia. Aunque tengas un padre machista en un pueblo pequeño no se entera si la mujer va a una manifestación. Las redes sociales le parecen una oportunidad, hay que aprovecharlas. Está cansada de esos reportajes de "vamos al pueblo, sacamos al pastor." Tiene que ocurrir una tragedia para que sea interesante el mundo rural, como en las novelas tremendistas. Lo rural está muy de moda, se hacen vídeos en la viña. Siendo andaluza abraza la lengua como suya, porque es territorio de todos. Las mujeres de campo se avergonzaban de serlo, no querían salir en las fotos, eran mujeres invisibles, unido al estigma con la lengua. No le gusta la expresión dar voz, todos tenemos voz, lo que hace falta es el micrófono o la columna en un medio nacional. Pone su granito de tierra contando lo que ella ve en el pueblo. La portada es una niña con la cabrita. Es una foto que le hace un exiliado. Compagina el trabajo de veterinaria con la literatura. Hay días que se levanta a las 4 de la mañana, escribe por la noche y los sábados y los domingos. Le da pena inmensa que se pierda el bable, es territorio de todos. Siente una unión atávico con el campo, una fuerza interior. Viene de una familia que han sido pastores, y viven en el campo. No somos conscientes de nuestros paisajes, todos los parques naturales son fruto de ellos. Sierra nevada están quitando rebaños de ovejas extensivas porque la pac pega más dinero. Con el cambio climático nos preocupamos por lo que tenemos y los incendios forestales. No quiere ser la voz sino el altavoz del mundo rural. Quiere que la gente se remueva un poco. Las mujeres estudiaban filosofía y letra, y no lenguas clásicas. Esas monjas eran muy modernas, y les enseñaban que tenían que adaptarse al mundo moderno pero que no sintieran vergüenza de dedicarse al mundo agrario. ¿cómo ves a la juventud de tu tierra? ¿van a seguir teniendo rebaños? El 80% de su sueldo se lo gasta en alquiler. Está cansado de la visión que tenemos de la visión que tenemos de que la gente joven no quiere ser padre ni trabajar. Tiene 30 años y se sigue sintiendo una niña, no puede decidir ser madre, no sabe si va a tener una casa propia y se asustarían de la gente joven que se iría a los pueblos a vivir para no pagar altos alquileres. Habla de compañeras que trabajan en marco granjas. Su mejor amiga vive en un pueblo de 800 habitantes, y no se necesitan maco granjas. ¿A dónde se ha ido el dinero de lo rural?  Los de pueblo son como la gente de la ciudad, pagan impuestos y no tienen los servicios que tienen en la ciudad. Si fuera ministra de agricultura fomentaría panaderías artesanas y proyectos comunitarios en pueblos. Hay que devolver la dignidad a las mujeres de campo. Hay que asociarse, unirse. Hay hospitales éticos, proyectos que se han presentado y salido para adelante, hay asociaciones de consumidores en Navarra, Bilbao. Se fomenta el label, el txakoli y poco más. Hay ferias agrícolas, artesanales. Queremos una Euskadi verde. Los cabreros usan herramientas digitales, wasaps, hay que quitar esa imagen de los pueblerinos aislados.