viernes, 31 de diciembre de 2021

ENSAYO SOBRE EL PRIMER AMOR

 Capitulo 0 historia del amor

 

Capitulo 1 eros y thanatos en Freud

 

Capitulo 2  el amor para los sico marxistas

 

Capitulo 3  la mujer romántica

 

Capitulo 4  Zaira, amor pasión y acción

 

Capitulo 5 perspectivas del amor

 

Capitulo 6  eros en Marcuse

 

Capitulo 7  tratado de la pasión de Eugenio Trias

 

Capitulo 8  arte de amar de Ovidio

 

Capitulo 9  del amor pasivo al activo

 

Capitulo 10  sensiblerías baratas

 

Capitulo 11  el amor heredero del romanticismo

 

Capitulo 12  por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo

 

Capitulo 13  el banquete de Platón

 

Capitulo 14  eros, filio y ágape

 

Capitulo 15 reflexiones sobre cine y lolitas

 

Capitulo 16  el enamoramiento de Sthendal por Ortega

 

Capitulo 17  Sthendal

 

Capitulo 18 el arte de amar de Eric Fromm

 

Capitulo 19  hagamos el amor

 

Capitulo 20   el amor romántico y el real

Capitulo 0   HISTORIA DEL AMOR

El amor en la Antigüedad Clásica se divide en amor pandémico y amor uránico. Es decir; por un lado el sexo o amor libre (un amor activo y dionisiaco, pandemico), el amor erótico, eros. Y por otro lado el amor a las ideas o el amor a “la idea de amor” que es un amor romántico, uránico, pasivo y podríamos decir patológico, thanatico. La orgía romana, el Banquete de Platón y el arte de amar de Ovidio dan buena cuenta del amor libre. Ese amor carnal es aristotélico y en cambio el amor a la idea nos viene de Platón.

Luego viene la Edad Medía. La edad medía se divide en el románico o la época del clero y el gótico o la época de la corte, ya llegando al renacimiento. Vuelve a darse la dualidad platónica- aristotélica. San Agustín va a creer en el amor uránico, platónico  apolíneo que es el amor a Dios y a las ideas. En cambio santo Tomás reinterpreta el naturalismo aristotélico. Es el amor agustiniano un amor patológico, de pathos, determinista, pasivo, divino, enfermo y apolíneo. Y es el amor tomista un amor real, activo, como el del libro del buen amor, un amor de athos, de acción y sexo. Se produce una transición entre ese amor pathos, del destino divino a un amor individualista y libre. Es la transición de la clerecía a la cortesía. El cristo del románico es el cristo triunfante, ideal, estilizado, apolíneo. Sin embargo, el cristo del gótico es el cristo sufriente, más real, más dionisiaco. El triunfo de la nobleza sobre el clero y después de la burguesía durante el renacimiento es el paso de Dios al hombre.

En el Renacimiento se baten dos sistemas. El amor platónico de Plotino que es el amor patológico por un lado y que sigue a Platón.  Y el amor sexual e individualista de los pintores florentinos, o del Decamerón de Bocaccio.

Entonces llega el barroco, y se siguen dando dos formas de amor. Las putas de la celestina practican el amor pandémico- aristotélico, el sexo, el amor activo libre y ETHOS mientras que romeo y Julieta se elevan a un amor ideal, platónico, uránico, que es ese amor PATHOS patológico y es un amor a la idea, al fantasma, un retorno a lo medieval. Es el amor del burlador de Sevilla o del quijote por los libros.

El amor ilustrado se rebate entre el amor pathos ideal a la razón, a la idea y el amor ethos libre y activo que es el amor vanité y cortes en SThendal o en la corte de Versalles.

El amor romántico volverá a lo medieval y barroco (prueba de que la historia se repite) y será un amor PATHOS, patológico, amor del destino, sin libertad, un amor místico, a la Ofelia muerta, el culto a la enfermedad, es el amor de Espronceda, Bécquer, Don juan, un amor negro, DARK, oscuro y profundo.

El realismo evolucionará de este amor artificioso a un amor más real, sexual, activo, dionisiaco, que son las infidelidades en el matrimonio burgués por ejemplo de Madam Bobary. En el siglo XX se pasará del matrimonio realista, aristotélico, nietzscheano a un amor del nuevo romántico y hippy, que es el amor pathos patológico del que habla ortega y Gasset o Eric Fromm y la escuela de Franfurt. Con el mayo del 68 se pone fin al proyecto moderno (de la ilustración aquí) y se pasará de ese amor revolucionario de nuevo a un amor realista y dionisiaco como es el pacto de amor libre entre Sartre y Simone de beavour. Y de ahí al amor PICK o ROSA; frívolo, superficial… los chats, sms de móviles y el alto grado de separaciones actuales.

Son dos formas de amar que por supuesto se complementan, se mezclan.  

ENSAYANDO EL AMOR 


Hay muchas formas de cazar marido. La bella durmiente tuvo que pincharse con un húsar. La cenicienta perdía zapaterías enteras en fiestas y se iba a las doce pues una mujer decente no pude quedarse hasta la madrugada. Y luego hay que besar al príncipe azul y convertirlo en rana o sapo verde. De amantes, de novios, el príncipe siempre es azul, pero cuando se convierte en marido es cuando empieza a desteñir. Ariadna encontró a su amor siguiendo un hilo. Caperucita iba vestida de rojo chillón para encontrase a los lobos. Blanca nieves, a falta de uno, tuvo que cuidar de siete enanitos.  Siempre ha habido dos formas de amar, el sexo, o lo que Platón llamaba pandémico y el amor que diríamos uránico, ideal, cristalizado, verdadero, platónico. Ese amor es eterno mientras dura y aún después. Besar es tragarse el aire del otro. Besar es devorar, saciar el hambre. Tragarse, succionarse, esta en todas las culturas y mitos, Saturno devoraba a sus hijos, la amantis devora al macho, barba azul mata a sus esposas.

El amor y el odio, el sexo y la  violencia, incluso la muerte, están ligados. El orgasmo es como sentir la muerte. Y en el amor todos somos antropófagos, nos comemos al otro, como en algunas tribus africanas donde se comen el cerebro del otro creyendo que así les pasa su sabiduría. El amor es un acto caníbal.

Capitulo 1 EL EROS Y EL THANATOS FREUDIANO

Ya dicen los poetas que sólo hay dos temas universales; el amor y la muerte. Eros y Thanatos.

EROS----Sexo. instinto concupiscente de Platón. Una pulsión sexual del ello, del inconsciente o Id, esta latente debajo de todo acto. Este Eros es una fuerza vital y creativa (crea hijos, sigue la especie, crea obras que inmortalizan) y además un motivo de placer en el sentido epicúreo (el placer no es sólo sexual: placer de la lectura o de la cocina). Freud estaba algo obsesionado con el sexo. No hay nada de malo en quitarse prejuicios, prohibiciones, restricciones y represiones de tu propia Razón o Yo, siempre que esa “carga orgasmica” sea sublimada en amor o en la creación (que es otra forma de amar y de procrear. Tus novelas son tus hijos literarios).

El sexo sin sublimizar, el sexo por el sexo, acaba hastiando, tanto amor libre acaba pasando factura y la decadencia de la civilización grecolatina era una orgía- bacanal continua. Ese sexo, sin sublimar, es la hybris desenfrenada que censuraba Aristóteles o Platón o el mismo Hegel.  La libido puede ser fuente de patologías sexuales también.

El Eros no es bueno ni malo, la pasión no es buena ni mala en sí misma, depende de cada cual, del conductor del carro que ha de domar tanto al caballo negro (la ira, la muerte, lo masculino destructivo, el ying) como al blanco (el sexo, la vida, el eterno femenino creativo, el yang). No se trata de reprimir la pasión, sino de hacerla sublime.

Igual que no se trata de reprimir nuestra rabia contra el sistema capitalista actual sino de escribir poemas contra él en vez de estrellarse contra las torres gemelas como los fanáticos. Es apostar por la creación y no por la destrucción. Hacer un mundo nuevo en vez de sólo destruir o de- construir el viejo.  Y la sexo- adicción actual, el aquí te pillo aquí te mato, no es nada sublime y sí muy patológico de una sociedad en malestar.   Entre las formas de sublimar esa carga erótica Freud vio también la filio, no sólo el amor al conocimiento sino también el amor al arte.  Por eso cuando dice que Eros es una fuerza creativa también se refiere a la creatividad del artista surrealista de su época.  Sin embargo, Freud nunca llegó a sentir el Ágape, aunque su discípulo Lacan (influenciado por corrientes orientales y estudioso de las religiones budistas y taoístas y de los mitos)  la experimentó creando escuela.

Escuela que llega hasta la actual corriente semiótica- funcionalista que es capaz de analizar toda la literatura como un conjunto de símbolos y signos del inconsciente colectivo de aquella época.

THANATOS---- instinto irascible de Platón. Instinto de matar, homicida. (“ante una nimiedad como una mala mirada tu inconsciente querría hasta matar a la otra persona”. Dijo Freud) Por eso se necesita una autoridad interior represora, un imperativo categórico, no dejar del todo salir al hombre salvaje, al niño interior.

El psicópata se debe a su inconsciente – esta determinado por él, igual que el animal- y ni lo sublima ni lo puede manejar siquiera, no se lo ha reprimido jamás ni su padre ni ninguna otra autoridad. Es un sicótico porque pierde la unión con la realidad, pierde la noción de realidad, debiéndose al inconsciente. Esa persona es  salvaje, un Calibán. Nietzshce a veces no resulta demasiado salvaje e hiriente en sus últimos escritos mientras que en los primeros era un corderito, un romántico, un iluso, un idealista... A Nietzshce los Otros le volvieron un psicópata y un salvaje de tanto tenerle reprimido (estaba enamorado de su hermana y nadie le prestaba atención en su universidad)

El neurótico, por el contrario, es el reprimido, el demasiado civilizado, el que reprime ese inconsciente que tarde o temprano aflora y de la peor forma posible: en explosiones y catarsis como guerras. El 90% de la sociedad somos neuróticos y si no lo fuéramos, en opinión de Freud, esto sería la anarquía. Porque seríamos nosotros mismos, auténticos, puros, inocentes y salvajes. Minotauros. Y eso no lo pueden permitir. No ha llegado aún la Nación- Estado de derecho que pueda permitir esto. (y me temo que no llegará, porque las experiencias anarquistas han acabado siempre mal por culpa del Sistema que todo boicotea)    

Este principio de caos o pulsión de muerte, latente en cada uno de nosotros, es el que lleva por ejemplo al hombre a hacer la guerra o a pegarse, a ser un lobo para el hombre.  Los sico-marxistas como Marcuse o Adorno añaden después que toda la civilización capitalista esta dominada por este principio de muerte, de castración a la naturalidad humana (deshumanización), y simplificándolo mucho acabó como consigna hippie “haz el amor y no la guerra”.  El Thanatos y la guerra es la fuerza destructiva y el Eros y el amor la siempre constructiva. (y no es tan sencillo porque el Eros- pasión,  también puede perjudicar a la persona y a su entorno)

El Eros es el Amor (y el sexo) y el Thanatos su antitesis destructiva y nihilista negativa que es el odio, el miedo, la ira y todo lo que lleva al hombre a la violencia, la guerra o la destrucción.

La visión apolínea del amor, el amor a la ideología, es lo que nos hace inhumanos pero sublimes mientras que el sexo, o el amor aristotélico, nos hace humanos, demasiado humanos, dionisiacos y corporales. Pero.... ahora otra pregunta que esta muy en boga.

¿Cuál es la antitesis del amor? ¿El odio o el miedo?

Sabido es que del amor al odio sólo hay un paso. Los que se pelean se desean, decíamos en el colegio. (Eso díselo, con tu sonrisa de colegial, a la pobre sumisa maltratada que ha establecido una relación masoquista con su agresor) Yo creo el que no ama es por miedo. El odio o la apatía- indiferencia es una manifestación de ese miedo, traslucido luego en resentimiento y voluntad de poder, de dominar y de dañar al débil. Quien no ama es por miedo a vivir y a amar y a dejarse amar. Sthendal se despidió de sus lectores diciéndoles que no malgastaran su tiempo- su vida- sintiendo odio o miedo, un consejo que me parece genial. Un tirano por ejemplo es temido y odiado por su pueblo, pero él odia a todo su pueblo y teme su revuelta. Un matón de colegio hace la vida imposible al objeto del bulling más porque tiene miedo de ese chico “especial, distinto, diferente” que por maldad u odio. (Nadie nace odiando o amando, hay que educarse en ello, y nuestra actual cultura nos grava en el súper yo mensajes contraeducativos pues vivimos en una sociedad basada en el odio, el dinero, la muerte, la guerra...).  El que odia lo hace porque tiene una visión cristiana y estoica del amor, como si el amor sólo fuera “dolor tras dolor”  “El amor es dolor y más dolor, tanto duro de ganar como fácil de perder”, dijo Melibea antes de arrojarse torreón abajo en su verde valle de lágrimas.  Safo, la epicúrea Safo, podría decir que el amor “es placer tras placer”.

Ninguna de las dos tiene toda la verdad, porque el amor- y vuelta a Petrarca- es una rosa con espinas, tragicómico, tan placentero como doloroso.

Y ¡claro!, el cobarde estoico, se pierde esta vida para no sufrir, perdiéndose de paso los placeres que en ella pudiera encontrar.

¡Pobre estoico ese que dice que él nunca va a enamorarse! - ¿amor a mí? Ya estoy de vuelta de eso-  te dice tu colega haciéndose el duro y deseando en el fondo volver a enamorarse, porque el amor es un sufrimiento que a todos nos gusta. En eso seguimos siendo platónicos, cristianos y románticos; rindiendo culto a la idea de amor, a la muerte, y a la calavera que sufre. El amante despechado acaba odiando a su amor in correspondido, a menos que deje de buscar el amor en los demás y se empiece a querer más a sí mismo.

Entonces pasará de un Eros pasional basado en la idealización a un sentimiento de Ágape, querrá a esa persona igual que a todos los demás seres de la civilización y no se sentirá frustrado ni in correspondido. Se habrá reconciliado con el cosmos y consigo mismo. Gandhi respondía a la tiránica Inglaterra con una resistencia pacifica- pasiva (Y pathos es lo padecido, lo pasivo), devolvía todo su odio con amor, ponía la otra mejilla, se dejaba encarcelar para así acaparar a la atención pública. (Igual que Luther King teniendo un sueño) Ese es el amor al prójimo, el Ágape, algo que todo dictador esta muy lejos de sentir. El agresor, el que odia y a la vez teme, se queda extrañado cuando su victima no le devuelve la agresión con otra agresión sino que le demuestra mayor altura moral al  ser capaz hasta de perdonarle, como es cristiano, budista o taoísta hacer. Ese delgaducho abogado inspiraba miedo a la Inglaterra,  miedo a perder su “joya de la corona”, pero él no sintió miedo en su vida, ni siquiera segundos antes de su muerte.   El abolió la palabra “enemigo” del diccionario.

Capitulo 2

 

El amor para los sicomarxistas 

La escuela de Frankfurt (psico- marxistas y vitalistas) esboza una teoría del amor. He leído estos libros que comento en relación: La Revolución sexual (Reich) Teoría del amor (Fromm) Eros y Civilización  (H. Marcuse). El “clásico” malestar de la Cultura (Freud) y acoplo también los Estudios sobre el amor (Ortega y Gasset) que creo que enlaza con estas ideas.  Sin más prolegómenos, entro en materia.

Como es sabido, Freud propone tres planos sicológicos (vigentes aún);

La conciencia, Ego o Yo. La Razón de cada persona. La parte más superficial de la sique. (Y a la que daban prioridad los modernos e ilustrados)  La parte “libre- pensadora” del hombre. (Y también represiva, pues donde acaba tu libertad empieza la del otro, condicionamiento social, respeta y serás respetado.) La que supuestamente nos haría libres. El ego y el súper yo son los que crean la visión del amor como algo ideal, romántico y uránico, y en el fondo thanatico, pasivo (pathos, determinista) y patológico.  

El súper Ego o súper Yo. Todo lo aprendido, las influencias, lo mamado de tus padres, amigos, profesores... no lo que eres, sino lo que te gustaría ser. El ideal de ti mismo impuesto desde la sociedad, lo social que decía Lacan, lo que los demás te obligan a ser (“sé un destino” es esa llamada mesiánica y protestante de Nietzsche. El espíritu del capitalismo se enraíza en la ética protestante: “funda un emporio.”

De todas formas esta llamada ya la sentían los judíos, Abraham mismamente). El Súper Yo es el súper hombre que hay en ti. La parte divina del hombre.

Tu te crees tu propio Dios cuando te sientes creador. El súper Ego es el ideal que tienes de ti mismo y que te reprime e impide llegar a ser el que el que ya eres.

El súper Ego jamás deja afluir del todo al inconsciente sentimental o a las sensaciones pues siempre le da prioridad a la Razón y al Yo o Ego y por tanto te reprime a veces – como un Dios autoritario y represor de ti mismo- o deja que te abras un poco más – como una madre más permisiva- según le de.

El súper ego o la conciencia social del individuo es lo más importante en la sique humana pues hace de canal no sólo entre inconsciente y consciente, sino con el inconsciente colectivo. 

El Id,  inconsciente o Ello. Los instintos, lo irracional, las pasiones...  son reprimidas por el neurótico y no las sublima el sicótico. El animal que hay en ti. La parte bestial del hombre, lo “real” en Lacan. El sexo es algo activo (que se construye, que se crea entre dos) mientras que el amor ideal es algo pasivo (el romántico no busca enamorarse, le surge, están destinados). Sin embargo, el sexo cuando no lo eliges racionalmente o no lo sublimas sino que es puro instinto animal, es también algo determinista y pasivo. Me refiero a que el animal no es libre pues se mueve por instinto, automático. Por ello es necesario el ego y la razón que temple y sublime lo inconsciente. El inconsciente es algo determinista, patético (de pathos y patológico). No elegimos nuestros sueños, los sueños nos vienen dados. Ese inconsciente lo reflejamos por ejemplo en la escritura automática, en los psicodramas familiares, en las adversidades, en las terapias de grupo, en el psicoanálisis o en el arte (el arte abstracto es la vuelta a la prehistórica caverna. Antes de crear lo figurativo los cavernícolas ya trazaban dibujos abstractos) Por tanto, son dos extremos; el sexo- instinto y la obsesión enfermiza con el ideal romántico. Y ambos son thanaticos, una pulsión de muerte. Algo patológico, determinista y pasivo. En cambio, el amor activo es el que no reprime la pasión ni el inconsciente ni el sexo pero crea algo nuevo, va creando el amor y este tipo de amor es el que es activo y elegido libremente. El amor uránico o apolíneo por tanto sería el demasiado consciente, el demasiado racional. Y el amor pandemico o dionisiaco sería el demasiado inconsciente, el demasiado instintivo y animal.  Y la solución a este pensamiento dualístico (platon- Aristóteles, uránico- pandemico) es como siempre el punto medio. 

Actualmente se añade la Self, el interior esencial y puro de la persona que creo incognoscible. Lo que en verdad eres desprendiéndote de tu Ego o Razón, de tu súper Yo o conciencia social y de tu parte corporal, material y animal.

Porque si nos desprendemos de todo eso... ¿qué somos realmente? Nada, una Nada con sed de algo. Un vacío con sed de totalidad.  

Se dice que somos un 90% inconsciente (animales) pero el 10% restante de Yo reprime civilizadamente este Ello, ayudado por todos los ideales y creencias del Súper Yo.

La minoría, ese 10% de razón domina sobre el 90% de pasión que es mayoría en el hombre. El débil y minoritario racional, el Pepito Grillo, impone su voluntad de poder al fuerte y mayoritario animal instintivo. (Freud y Nietzsche sumados) La Razón reprime la Pasión e Imaginación que es lo que en común tenemos con los animales. (los animales se aman y no sólo sexualmente pues la leona protege y quiere a su camada. Los animales sueñan por la noche, esta científicamente demostrado, y un mono puede pintar dibujos abstractos que pasarían por los de un dadaísta)

Freud no sólo aporta una lectura ontogenetica –Individual- sobre el hombre reprimido y represor de instintos (Expresados sublimes en el arte o catárticos en las patologías clínicas y perversiones sexuales) sino una teoría filogenética –Social- con ecos marxistas. Según esta teoría sico marxista, la sociedad es reprimida sexualmente, alineada económicamente, enajenada emocionalmente.

El principio freudiano por excelencia es el sexo, pues sólo así ve él el Eros (el Eros en Freud es sexual, pandémico, hedonista y egoísta. Hasta el amor al conocimiento de uno mismo y sus circunstancias es una tarea plenamente egocéntrica, para Freud) Este Eros de Freud es meramente sexual.

Es lo que platón llamó Eros pandémico – caótico, irracional, hibrico, desenfrenado, pasional pero activo (aunque pasivo y determinista en el animal)- contraponiéndolo a ese Eros uránico – ordenado, templado, racional, cosmológico, bello, bueno, verdadero pero pasivo y determinista cuando el amor se vuelve demasiado intelectual, el amor a la idea de amor- 

Freud en sus últimos años de vida añade a su concepción única del Eros como carga sexual reprimida la posibilidad de sublimarse en el amor filial (intelectual, filos al saber o amor al arte), pero nunca llega a comprender del todo el Ágape o Amor Universal.

Para él no existe el altruismo, su Eros es siempre hedonista y egoísta. Hasta el amor maternal incondicional tiene una connotación sexual en las fases anales y genitales. 

El instinto thanatico es el irascible en Platón, la capacidad destructiva y asesina e inmoladora que tiene el hombre.

El hombre es el único animal que puede denegar estoicamente de su naturaleza animal como en el ascetismo ya sea lama, cristiano o de erudito librepensador. El hombre es el único ser capaz de autodestruirse y con él al mundo. Es el único que bebe sin tener sed, mata sin tener hambre, habla sin tener nada que decir... y qué si un lobo y qué si es mejor un perro y todo ese rollo de Shopenhauer.

Los dos instintos, de amor y muerte, construcción y destrucción, residen en la capa más recóndita del subconsciente. Y allí reposa yaciente el animal interior, lo salvaje, lo instintivo y primario. Pero un animal sólo mata por instinto, no por egoísmo o maldad, odio o resentimiento. Mata por necesidad de alimento y no por deseo de caza como el hombre.   El hombre es bueno por naturaleza, o más bien deberíamos decir inocente (¿qué objeto si no tendría el derecho natural? ¿Cómo creer si somos pecadores originales que tenemos derecho a ser libres?) Un bebe es inconsciente (quizá inocente) y la sociedad lo malea, la sociedad le obliga a ejercer un “rol” en la realidad, le obliga a interpretar y a ponerse una mascara de persona. El medio pervierte. La sociedad corrompe. El infierno son los Otros. El sistema le pone al niño una play station en la mano para que desee videojuegos, para que se vuelva egoísta y egotista.

El error de Shopenhauer era no presuponer la inocencia del hombre, y creer – con los positivistas y utilitaristas- que el egoísmo era una facultad innata en el hombre para de esta forma legitimarla. ¡Si todos somos egoístas por naturaleza habrá que poner leyes muy estrictas, un sistema muy proteccionista....!  El capitalista que tenía esclavizado a su obrero en la fábrica podía argüirles a los sindicatos... “¡ay, es que todos somos tan egoístas por naturaleza que mi clase social debe predominar sobre la obrera..., que le vamos a hacer!” el egoísmo como excusa para el capitalismo.

Los moralistas que no creen en la inocencia natural del hombre han de creer a la fuerza en el intelectualismo moral; cuanto más sabes y más civilizado y cultural eres, más bueno tornas. Es la teoría contrapuesta de ir de bueno a malo; este intelectualismo moral es nacer malo y hacerse bueno. Y el intelectualismo moral es una teoría errada: las sociedades ilustradas pueden ser peores moralmente que las salvajes. De todas formas lo mejor, en mi opinión, es combinar ambas teorías éticas: todos nacemos buenos por naturaleza pero aún así y por sí acaso hay que seguir haciéndose bueno y no bajar nunca la guardia, por si las moscas.

Robinsón Crusoe y Viernes simbolizan ese encuentro tras- cultural que rompe el euro centrismo etnocéntrico en el cual occidente se cree el súper hombre y súper ego.

Se ve a los africanos o sudamericanos casi como animales, salvajes y prehistóricos a los que hay que reprimir o sublimar (la Biblia envenenada de los misioneros).

A eso nos llevó y nos lleva el maldito intelectualismo moral.  Otro argumento que desmitifica el intelectualismo moral es que un catedrático en ética puede ser el hombre más inmoral del mundo.  Los indios de las reservas respetaban más la naturaleza, la religión, a sus mayores... y no eran ilustrados, igual que los gitanos u otras culturas (claro que también estas tienen sus inmoralidades objetivamente juzgadas, ósea en el tribunal de la utópica razón universal de Kant).

Salvando el euro centrismo de la época, Voltaire ya veía muchas más virtudes en el buen salvaje que en el civilizado de su época, al igual que Rosseau.

Con todo esto quiero decir que un bebe,  al nacer, no lleva inscrito en su frente ningún pecado de nacimiento, ningún estigma de Adán ni de Caín ni naturalezas endiabladas ni nada de eso y no sé porque tienen que aprender con el objetivo de hacerse mejores personas o personas buenas (hay que aprender por muchos motivos, pero no para hacernos buenos. Esa identificación de la Verdad, Belleza y Bien platónica no hay quien se la quite a esta civilización). La mayoría de criminales lo son por un entorno desfavorable y no porque lleven el gen de la maldad o el instinto de criminalidad psicópata en alguna parte de su cerebro. ¿Por qué será que hay más criminales entre las clases pobres que en las ricas? ¿Será el entorno social el que pervierta? Claro que es mas sencillo decir que las prostitutas nacieron con un gen de prostitución, los genios con un chip de genialidad o  los obreros con una constitución física de parías sociales. Siempre es más “optimista” pensar, con Leibniz, que este es el mejor de los mundos posibles y que España va bien o que todo lo real es racional.  No, sinceramente yo creo que un bebe no es ni bueno ni malo, es simplemente inocente. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Hasta que te roben la inocencia. Y eso es lo que Nietzsche cambia de su maestro Shopenhauer. Y Nietzsche no sólo se refería a la inocencia del niño en un sentido artístico como quieren mis profesores jesuitas que crea sino que también esta inocencia se aplica al derecho natural del hombre. Por eso más allá del bien y el mal él nos habla del placer y el dolor.

Ósea que todos somos libres e inocentes por naturaleza pero paradójicamente hemos de conquistar “civilizada y culturalmente” esa libertad ya que no se nos permite ser libres, no nos lo permite el condicionamiento social, hay que tener cierta razón pública, bordear la ley hasta encontrar su trampa. Hoy ya no podemos cambiar el mundo pero ¡qué menos que conseguir que el sistema no nos cambie a nosotros!.

Hay que intentar en esta sociedad decadente ser como ese romano estoico en el palacio de Caligula pero sin sucumbir. (¡el último hombre moral de una época depravada acabó cortándose las venas!).  Éticamente hay que intentar que el sistema social no nos pervierta demasiado como a esos hipíes que hoy son yuppies, que como no podían cambiar el sistema se han sumado a él, se han apuntado al carro, a “la altura de su tiempo”, al “progreso” (económico, se entiende)     Y es que no se puede revolucionar desde fuera, sólo reformar desde dentro. (todas las revoluciones las han hecho las elites, desde la francesa hasta la de Zapata o esta de la anti- globalización, que todo cambie para que nada cambie)  ¡claro que la revolución se planea desde arriba y se cambia el sistema desde dentro del sistema, pero sin Pueblo estas revoluciones quedarían en mero papel mojado!.

Todo lo social lo interioriza el sujeto en su súper yo. Allí residen los complejos de culpa, las histerias de pecados originales etc.  El salvaje cambia una vida aliada con la vida y bacanal por una sociedad antagonista de la vida. Trueca su Eros, su amor instintivo, por la thanatica y decadente civilización en malestar. Esta al menos es la tesis sicomarxista. 

El subconsciente, súper ego o súper- yo es la planta intermedia del ascensor de nuestro edificio mental, entre la razón y la sinrazón, entre lo divino y lo animal. Allí en el súper yo tenemos acumulado todo lo que hemos ido aprendiendo de padres, colegios y la sociedad en general. Y según este ideal establecemos un principio de actuación que tomamos por un principio de realidad (cuando sabido es que la realidad es una apariencia, una sombra, una interpretación, y no porque nos lo diga Calderón, Buda o Shopenhauer sino porque lo constatamos en nuestra experiencia cotidiana) Y según ese principio de realidad actuamos en la vida, en consonancia con lo que creemos “real y racional” y que desde luego no lo es, es real para nosotros, es racional para nosotros, es objetivo sólo dentro de nuestras subjetividades de subjeto.

No olvidemos que aún sigue diciéndose que la guerra se hace por “razón de estado”. ¡Pues vaya Razón! Si su concepto de Razón sirve para matar y destruir, nuestro concepto de Imaginación ha de servir para crear y construir. Otro mundo, un nuevo mundo, un mundo mejor. ¡Y que cobardes somos aún haciendo un mundo de papel y una torre de marfil en vez de un castillo de arena fuertemente asentado sobre la tierra!

Capitulo 3  LA LÁNGUIDA ROMÁNTICA versus LA CARNAL MARYLIN MONROE.  APOLINEAS/ DIONISIACAS

Frases así, en las que lo que el poeta enfatiza las características de enferma de su amada abundan en la novela, poesía y en el teatro romántico. Un autor muy conocido de novela melodramática y romántica de la época era Richardson, al cual debemos los arquetipos de nuestro inconsciente colectivo – princesa rosa y príncipe azul- que luego repetirían todos los escritores románticos ( y escritoras como Mary Sheley, las hermanas Brontë o las Austen)

Comparemos a la mujer ideal del siglo XIX (delgada, pálida, con una mirada misteriosa y lúgubre y apolínea de la muerte) con la del XX (una latina todo carne, bailando pachanga e incitando a lo bacanal, una Naomi Cambell o una Salma Hayeck)  esta claro que hemos pasado de un amor uránico, platónico, romántico y oscuro- negro a un amor pandemico, aristotélico, sexual y rosa y vital.      

En el romanticismo había dos prototipos de mujer;

1) El ángel de amor y del hogar- Doña Inés. La modosa niña buena que da el sí. La perfecta casada. Ofelia, Margarita, Doña Ana- la regenta-, Madam Bobary, Enma, Jane Austen....es la doncella, la princesa “rosa” que sólo espera verse salvada por su príncipe “azul”.   

2) El demonio o mujer fatal- Salomé, Mata Harí, Aspasia, Lolita, Cleopatra, Lúlu (A. Grandes), Urania, Catherine de Cumbres Borrascosas, Justine del marqués de Sade, la bella Otelo, las divas del cine...

El Eterno Femenino, Helena con cara de pato, tiene algo de las dos al ser ángel y diablo al tiempo, ángel escurridizo del amor y diablo que nos armó la de Troya.

Las demás; las gordas, las feas... eran personajes secundarios, relegadas como mucho al papel de gracias en Rubens, de sabihondas en Moliere. Eran las prostitutas y celestinas, las criadas, las tejedoras, las trabajadoras... las venus siempre han sido las protagonistas y las vencedoras del juicio de París.

1) El ángel del romanticismo era la niña modosa, criada entre cuentos de hada susurradas por su aya, cortejada en el balcón, pero debida a sus condicionamientos familiares o entregada a la iglesia, preocupada del qué dirán y en definitiva; haciéndose de rogar. Era la estrecha, la monja, la beata, la niña buena, mojigata y puritana.

2) Y su antitesis es la mujer diablo, la caída por Don Juan y por la pata. (por dios y por la patria), la chica mala, la bad girl. Cuando Ana Ozores, la Regenta, “cae” desmayada en brazos de Don Alvaro de Mejía en un baile, ese “caer” implica el comienzo de su “decadencia”.

Recuerden que Enma Bobary llega a suicidarse ante la vergüenza de tener amantes. Y Salomé es la más caída de todas, o la Madam de Mertebiul en las amistades peligrosas que gustaba de ver caer a las mujeres en brazos de libertinos y que acaba ella misma humillada por el peor de todos.

Por no hablar de la visión de las prostitutas en la literatura, ellas son la Lilith, la Maria Magdalena, la hieródula, la ligera de cascos o casquivana, la mujer de mala reputación, la perdida, la buscona, la de mala vida, la Otra, la celestina, la trotaconventos, la casamentera, la que nunca se casaría.... Hasta que Dumas –hijo- hace la buena obra caritativa del día y nos presenta a una dama de compañía de lujo con buenos sentimientos, pues la dama de las camelias no es sino el viejo mito de la Pretty Wowan o puta redimida por su príncipe azul. Y desde entonces la historia de la princesa por un día, de la cenicienta convertida en reina, se ha repetido en Grace Kelli, Marilin Monroe (la novia de América y esposa de Miller), Lady Dí, Leticia Ortiz, nuestra futura reina de España. E incluso Belen Esteban, Isabel Presley, Rosa de Operación Triunfo (la chica gorda se vuelve delgada y feliz)...  

¿Y se puede saber a qué fangos y lodos “caían” estas “mujeres caídas”? Caían al infierno “concupiscente” de su fuero interno, caían a esa prisión del cuerpo que encarcela el alma, caían a los abismos del sexo (que reprimían según Freud), caían al cuerpo que es lo terrenal: el cuerpo te tenta al infierno y el alma te invita al cielo. Una visión cristiana, platónica, apolínea, y encima machista.

El cristianismo hace de María una virgen, una santa inmaculada, a la par que de María Magdalena el prototipo de la hieródula, de la prostituta perdida de costumbres “ligeras”. Y  el hombre machista hace lo mismo que el cristianismo; de su madre una virgen idealizada, de su mujer; su puta en la cama y su santa en la casa.

Actualmente, entre los machistas, aun existe esa visión de la mujer: la virginidad sigue apreciándose socialmente como un tesoro que “la vestal” debe guardar inmaculado para el hombre de su vida. Y esta muy bien preservar la virginidad y soñar... pero sabiendo que sueñas y que hay más ranas verdes en el mundo que príncipes azules.

Hay una visión de la virginidad como si esta se revalorizada en el mercado sexual- amoroso o fuera garantía de buen matrimonio (como antes lo era, y hasta se creía en esa chorrada de si tienen el himen impoluto o roto). Muchas veces por preservar “tu flor” inmaculada no te sucede más que lo que a la flor renacentista; que acaba mustiándose. Aquello de “collige, virgo, rosaes” antes de que las únicas flores que veas sean las orquídeas, las violetas o los nomeolvides de tu corona funeraria.

La que va de hombre en hombre ya es una mujer pública (el hombre público es un Pericles, un político importante y la mujer pública, en cambio, una Aspasia muy mal vista socialmente. Un Cela y una Marina Castaño. Un varón Tishen y una Tita Cervera) La mujer, para el machista o la machista, ha de quedarse en casa con la pata quebrada, rezando el rosario, en las tareas de su hogar, en su gineceo, y a la mujer pública (a la intelectual “marisabidilla” y sabihonda o “la chica fácil” de instituto) todos la tiran piedras. Siglos ha tardado la mujer en conquistar un espacio público en “el ágora” de la vida profesional y “una habitación propia” en su vida emocional.

El hombre se casa con la virgen- ángel pero tiene de amante a la puta- diablesa, esto le dicen las madres a sus hijas para que guarden el decoro, la decencia, el honor (y demás eufemismos para referirse a “la flor”, al “capullo”, a su vestal virginidad) y hasta las hacen creer que el primer día algo se romperá y les dolerá mucho o que sólo han de entregarse a su futuro marido para que no se las burle. De esto se nutre buena parte de la novela decimonónica, los seriales televisivos, las series, los culebrones, las tv- novelas....El escritor romántico también contribuyó a esta concepción misógina exaltando a una mujer idealizada y evanescente, o en poemas como el del “ángel del hogar”, en libros como “la perfecta casada” etc.

Virginia Woolf decía que frente a ese gineceo marginal la mujer debía hallar su “habitación propia”, su libertad (emparejada a la soledad) tanto afectiva como profesionalmente. La escritora de Bloodsbury escribe en 1931 que hay que matar esa visión del ángel del hogar, poema que empieza así:

“Cuando el Señor hizo el norte y el sur, y ordenó el sol y la luna

por el sólo poder de su palabra y el orden de su dignidad

hizo al hombre de la cruda arcilla y de él a la mujer.

Tras tanto trabajo mereció un descanso.

Sin embargo destacó a una mujer que se redime de su mortal caída 

Mediante su devota disposición y su angelical continencia.

Cuando el incrédulo la mira concibe el cielo, no sólo el cielo sino su Esperanza” Coventry Patmore. 1854

El ideal de mujer romántica no existía, estaba muerta, era una lánguida Ofelia ahogada y bien ahogada. Cuadros prerrafaelistas nos sugieren hasta actos necrófilos con la pobre cortesana de Dinamarca yaciente entre petunias. Algo huele mal en Dinamarca, efectivamente, y es ese olor que despierta la putrefacción en el corrompido cuerpo de Ofelia. ¡Pobrecilla! Ofelia acabó loca porque su novio prefería las dudas intelectuales a los amores terrenales. ¿No es acaso el drama de mi propia ex novia? La mujer del intelectual ha de ser; 1) otra intelectual que lo rebata 2) una rubia tonta “ojos- como platos” que le diga amén a todo. ¡Que drama el de la mujer del científico, o la del político...! Toda mujer del “gran hombre”, del “hombre público”, debía ser una mujer muy privada de su intimidad, no se le permitía ser histérica (gritar como verdulera). Muchas mujeres de la época romántica se blanqueaban la cara o fingían desmayos y desvanecimientos y vahídos para acercarse al ideal de esa Ofelia apolínea, tan perfecta como muerta. Y actualmente las mujeres se ponen en dieta de adelgazamiento o se hacen la cirugía estética para acercarse a los ideales de los diseñadores de moda (que al igual que muchos románticos resulta que eran gays). El ideal de mujer del siglo XX es el de Badulaire o los anuncios de Cristian Dior; rubia, de curvas sinuosas, en todo dionisiaca y carnal y voluptuosa y a la par delgada, misteriosa. El canon romántico sigue hoy vigente; Ángeles y demonios, esposas y amantes. Y siempre es más atrayente la amante fatal que la señora con la que te has casado y con la que compartes el cuarto de baño. Las chicas buenas van al cielo pero las malas a todas partes, es la “mujer diablesa” o la “mujer- Xena” o la “Super- nena” o “super- Wowan” (no es la mujer caída porque es consciente de sus armas de mujer fatal y  usan estas armas, por ejemplo “las trepas” que ascienden laboralmente). La mujer blanquecina y apolínea frente a la carnal actual, con pechos de silicona. 

El mercado o el sistema actual utiliza a la mujer para quedar políticamente correcto e higienizar la empresa. La publicidad nos da la visión de la mujer como super woman triunfadora, vencedora, ejecutiva agresiva que se come al hombre, que le pisa con sus tacones de yuppie trepadora. El romanticismo ya dividió a la mujer en dos clichés:

El dulce ángel del hogar – como ironizaba Virginia Woolf-, perfecta madre y amante del marido entregada a niños, cocina y casa (las tres K alemanas; kinders..). Y la mujer demonio o fatal. Y ambos estereotipos los podemos ver hoy en día en la publicidad, la ama de casa que compra detergente y la ejecutiva agresiva que pisa a los hombres. Los anuncios actuales y los libros de autoayuda alimentan más estas visiones distorsionadas de la mujer y sobretodo en el mundo de la empresa. Hacer creer a una mujer la más importante de la multinacional aumenta su productividad. ¿Por qué no se muestra a la mujer misionera, o a la mujer taxista y siempre a la abogada tipo Aly Mc Beall?

El amor de hoy es “pick”, rosa como las barbys o los bolsitos Just Do It de la marca Nike. Suave, light, insoportablemente levedad del ser, frívolo, sin compromisos, un juego de camelos y zalamerías, de ligoteos, de “pinzar” y muchísimo más sensible y sensual. Menos intelectual, menos elevado, menos apolíneo, menos afectivo, menos platónico y romántico oscuro. Es este amor menos uránico y menos pasivo pero más activo y dinámico y pandemico. Ha muerto el amor romántico, profundo y trascendental. Ese amor era negro, darck, en su doble sentido de negro- oscuro y profundo- trascendental, sincero, grave y serio. Y costó a la mujer tantos sufrimientos como ahora este otro ideal liviano de mujer- mujer salida de un anuncio de compresas. Del negro al rosa. Al menos ahora el ideal de mujer se corresponde más a una mujer vital que a una mujer lánguida y taciturna,  mortuoria. (aunque la anorexia, la bulímia etc crean muertos por la causa, victimas de la cosmética etc) Ofelia queda muy bonita y estética en las novelas, pero en la vida real esta bajo una lápida, Doña Inés enclaustrada en una celda y la irakí bajó un burka. Pero actualmente la mujer padece de anorexia, de bulímia, de vigorexía, de fiebre consumista, sufre la cosmética y la cirugía, y mil males más para acercarse a la talla establecida. No sé cual de los dos ideales es peor, la mujer moderna languidecía en su tumba mientras que la postmoderna se cansa de ser tan vital como la piden que sea los anuncios de colonias, ropa y comprensas, alcanzar en ambas épocas un ideal tanatico, mortuorio y no real.  

La mujer no nace, se hace y la hacen.  

Según André Gidé, la mujer lleva la aceptación del dolor y el rechazo a procrear en su genética, lo cual me parece una teoría equivocada propia de un homosexual reprimido y misógino. Este escritor analiza que las mantis religiosas hembras devoran al macho tras el acto y que al ser más en número que los varones, son más selectivas, mientras que el hombre no desprecia ninguna presa sexual.

Todo le viene bien para satisfacer sus deseos sexuales, pues “no hay mujer fea de cintura para bajo”. Con este alegato Gide intenta explicar y normalizar la promiscuidad homosexual diciendo que a falta de mujeres bien recibidos son los hombres para suplir instintos eróticos (sólo en sentido freudiano- sexual) A Gidé sólo le faltó poner de ejemplo una factoría de obreros, un buque de marineritos o las historias de la puta mili.

Perdonémosle pues es fruto de la mentalidad de su época y debemos entenderle en tal contexto desde el perspectivismo orteguiano (que no relativismo.) ¡bastante tuvo el pobre Gidé con no aceptar que podía querer- y no sólo desear sexualmente- a un hombre!. En mi opinión André Gidé recae en un tópico misógino a la par que homófobo. La mujer no lleva eso de querer el amor y el matrimonio en las venas.

Igual que el hombre no tiene un instinto sexual desbordante y desenfrenado, como exageraba un Freud, muy ascético en sus relaciones, al que todos los demás hombres se le antojaban maniacos sexuales.  Hombre y mujer cargan los mismos instintos sexuales e irascibles, pero por educación a la mujer se le enseña a dominarlos y reprimirlos. No ha nacido así. Ella acepta el dolor y rechaza el placer porque lo ha aprendido culturalmente, se la ha educado identificando “placer” con mal y pecado y “dolor” con bien o pasión que has de sufrir y carga grave que llevar. La han enseñado a despreciar su cuerpo, maquillarlo u ocultarlo, a sufrir en el hogar, a aguantar carros, carretas e infidelidades conyugales siendo ella fiel y sumisa servidora y “esclava del señor, hágase en mí su voluntad”(como decía la machista Santa Teresa). Históricamente se la ha reprimido y se la ha fomentando “el pragmatismo de los pucheros” (la mujer debe estar entre pucheros, decía también Santa Teresa). La mujer no ha nacido reprimida y por tanto represora, esta sociedad la ha hecho así. Es muy distinto nacer mujer aquí que en Marruecos. Por eso el hombre no nace, se hace y si no se hace... lo hacen.

 Goethe dijo que “El eterno femenino nos impulsa hacía arriba” El Eterno Femenino es una Helena con cara de pato (nació fecundada por el cisne atómico de Leda, la reina de Esparta) Y esta Helena nos armó la de Troya. Cualquier sociólogo sabe que la mujer, por educación cultural, es relegada a lo prosaico, a las tareas domesticas y no se le permite abstraerse a lo trascendente. Ellas debían aprender economía domestica, y no ir a la universidad. . Ella es la que históricamente ponía al hombre los pies en la tierra. (la mujer como gobernanta de su casa, custodia de la manada e incluso, como las mesopotámicas, la cultivadora de la Tierra)  Detrás de cada poeta elevado un “ángel del hogar” lavaba los pantalones del “Gran hombre”.

El hombre tendía al abstracto (abstracto en la gran política, en su obra, en las batallas de guerra...) y la mujer la que le ponía el pie en lo inmanente, en lo terrenal, en lo concreto, en las facturas del gas y los recibos del banco., No hay más que ver las cartas de los enamorados de la guerra civil; él en la milicia, ella en el caserío.

En esa relación epistolar él intentaba hacer literatura de sus cartas, demostrar a su dama lo buen poeta que era mientras que la pragmática de ella le preguntaba cuando volvía y a qué hora para tener al cura listo para casarlos. El hombre era el artista abstracto y la mujer se veía reducida a ser su criada a la par que su musa, la fuente de inspiración del hombre. Ahora los tiempos han cambiado y la propia Colette tenía sus “musos” y mantenidos.

Y el hombre ya no se libra de ser un objeto de deseo en los anuncios publicitarios y un sujeto de la necesidad amorosa cuando la mujer decide ser ella la que se lance a la conquista, a esta batalla del amor que siempre debiera empezar por la firma de un tratado de paz anticipado por parte de los contendientes. Este amor no es libre. Este amor no es un rollo sin compromiso. Este amor no es de roce. Este amor no sale en la tele ni en una canción pop. Este amor es medieval. Pide ser fiel, pide compromiso. Este es el verdadero amor. Yo seré tuyo si tu eres mía. No es ese amor actual de ¿en tu casa o en la mía?, tu en la de tu madre, yo en la de tu padre y dos cuentas bancarias para cuando nos divorciemos de mutuo acuerdo.

CAPITULO 4  ZAIRA, AMOR PASION Y AMOR ACCION

Zaira tiene el pelo negro azabache. Sorbe un café con leche. En la mesa descarga bolsas de zara, cortefield  y verska. Zaira pasea por el boulevard y por el casco antiguo de San Sebastián. El Urumea es como un trasunto del Sena. Chauvinista París del belle amour, ñoño Ñoñosti de alex ubago.   Padecer, compadecer, compartir, pathos, sufrir, amar sufriendo, padecer el mal del siglo, ponerse patológico, un amor sthendaliano, orteguiano, un amor romántico, vehemente y enfermizo. Enamorarse del amor. Enamorarse del hecho de enamorarse. Xubiri lo llamaría un amor de patéticos. Padecer el amor. Morir por amor. Bello amor.  Amor o lo que seas. El amor romántico se sufre, sus obras acaban mal y son trágicas, tormentas y centellas.

Zaira lee a los románticos resguardada de la lluvia con un paraguas. Zaira trabaja para la ONU y le duele España. Es inocente. Y esa inocencia bakunista, roussiana, la lleva a enamorarse del primero que encuentra. Esta en esa época en que le da igual pepe que Juan. Un romántico es un inocente vapuleado por su sociedad.

Cada día Zaira despierta del falso sueño, del sueño kantiano de un mundo feliz, despierta del falso mundo de disney que la vendieron, para hallarse inmersa en la vorágine de la cruda realidad. Zaira es un hada de cuento. Todos los hombres que besa le salen rana. Zaira lee a Virginia Woolf y a Madame Bobary, Zaira a veces piensa que es lesbiana o bisexual.

Zaira se deja llevar por el corazón, donde el corazón la lleve, sigue a su moira, a su fatuo, a su pathos, lee a Milan Kundera. Zaira es una antigona postmoderna enfrentada a su destino. Zaira, como Espronceda, grita en medio de la calle que su único dios es la libertad y va gritando por las calles, como Nietzshce, que su Dios esta muerto. Es una patética. Es una sublime. Zaira, la mujer de rojo.

 a)El amor pasión romántico y platónico. El amor platónico es el propio del hombre tímido, el amor platónico es el amor donde el sujeto esta  más alejado del objeto de su amor, donde el Sujeto esta más alejado de su Vida. (y sin embargo, este tipo de amor es el más literario y artístico, el que más poemas nos ha legado, ya que el arte supera a la realidad, la creación supera a sus creadores.  Como dijo el esteta Wilde; es la naturaleza la que imita al arte, es la sociedad la que imita las series de Tv- si es que pueden ser esos guiones llamados arte-)

 Por eso el amor platónico es el propio del poeta.  El activo, ósea el amador, también era efecto y causa del amor- pasión o pathos. (ahora parece que sólo es efecto del amor activo) Esto lo vieron bien los románticos al reconocer que el amador era “una victima de su sino, juguete de su destino”. El amador pasional y pasivo ama pues así lo han querido unas fuerzas inescrutables, “las flechas de Cupido”, “las fuerzas del Destino”... El amador romántico es por tanto un sujeto pasivo, un sujeto agente al que le pasa, al que le sucede, enamorarse.  Tu no actúas sobre el amor sino que el amor actúa sobre ti, esta es la forma de concebir el amor- pasión al modo de Sthendal, al modo romántico. Pero este amor romántico ha muerto o esta en las últimas. Nadie esta hoy en día tan enamorado que al día siguiente no pueda divorciarse o que vaya a morir por amor o de amor. Del pacto de amor libre de los existencialistas (encarnado en Simone de Beavouir y Sartre que sabían distinguir bien sexo de amor) pasamos a ver el amor sólo como elección volitiva, como afinidades electivas, como si pudiéramos ser libres de elegir el amor, donde el sujeto tasa y valora entre varios objetos de amor al que será su pareja:

¡¡¡¡“compare y eliga” un “buen partido” en el hiper o el mercado de las relaciones personales!!!. (un chat actual es un mercado donde muchas personas tasan y eligen al objeto de su amor, adictos al ciber sexo) Elegir tu pareja es hoy como cambiar de móvil. Creo que el amor siempre ha ido acompañado de ese componente mercantilista, siempre asociado a la “compra, pesca y repesca” de una pareja (antes la madre elegía el partido para la hija por ejemplo) La diferencia entre el amor de antes y el de ahora no es la comercialización (esta siempre ha existido de una forma u otra) sino la duración de esa compra. Antes se compraba un diamante (=mujer) para toda la eternidad.

Ahora el diamante poco nos dura. He hecho esta asociación entre diamante y mujer porque fue así como en los anuncios de Cartier o Channel nos asociaban el amor con su joya. (Y Badulaire tiene un poema sobre la mujer del anuncio)  Esto lo vemos en la práctica por ejemplo en la forma de casarse. Antes te casabas determinado, con lo que tenías más a mano, llevado por el pathos, lo asumías como tu destino, como una carga gozosa de llevar, pero ese amor era más fuerte, para toda la vida.

Ahora eres libre y eso empareja que puedas errar, humanamente posible- aunque no plausible-, y así se explica el apogeo actual de las separaciones y divorcios.   

 b)  El amor- acción- libre- activo, carnal.

Trías o Ortega y Gasset constatan en nuestra época que el amor- acción ha superado el amor- pasión. En el amor activo lo más importante es la supuesta libertad individual, por encima del amor. Ahora decidimos enamorarnos, o decidimos no hacerlo, igual que decides invertir en bolsa y la acción que queremos. El amor es ya cosa de voluntad o noluntad, de afirmar el amor o negarlo, de afirmarse en ese amor concreto o pasar de él. (Ahora uno puede rechazar a la otra persona sin tacto ni delicadeza, pues...¡hay tanto donde elegir! Y sin embargo antes era un drama que te rechazaran) El amor se ha vuelto apático, sin pasión, pues la única pasión actual del amor es meramente sexual. Es un amor ethico, ético, donde eliminamos el pathos, el destino, la tragedia, el drama, el movimiento. Lo eliminamos para no sufrir. Se ha perdido esa ilusión, esa inocencia y sinrazón romántica, ese platonismo, los flechazos... ahora casarse depende de cuestiones pragmáticas como que los dos tengan trabajo, hayan acabado sus estudios o tengan suficiente dinero ahorrado para invertir en un hijo. (Pobres éramos antes y ahora, sólo que ahora somos cobardes. Antes  uno se iba a la gran ciudad, se casaba joven, iba con lo puesto, a emprender su vida, a hacerse un hombre de provecho.  

Ahora se retarda esta madurez, esa salida de casa, ese buscarse la vida donde la vida era lucha por sí misma). Ya no se sufre tanto por amor, ya no se sufre tanto en general, pero se ha rebajado tanto la pasión del amor que ya nadie entiende que antes fuera doloroso, serio, grave e importante el fenómeno amoroso. Ahora “pinzar” es un mero juego cortés, un amor vacuo y vanité que diría nuestro Sthendal. El amor pasión (o el pathos amoroso como gusten) era una determinación fenomenológica, un padecimiento o “sufrimiento gozoso” como decían los místicos. El pathos es lo que te pasa en la vida, tu circunstancia vital, tu pasión. El romántico se enamoraba patológicamente, determinado por su Destino. De la misma firma que padecía el valle de lágrimas, gozaba y padecía el amor movido por designios divinos, arrastrado por esa fuerza natural que lo impulsaba a enamorarse. El amor era una enajenación o éxtasis, una salida de ti mismo para hallar al otro, una alineación, una cerrazón de la atención como dijo Ortega, un estado de atrofiamiento mental en que te volvías más Imbecil (del latín baculus o llevador de muleta), donde te desconcentrabas de todos las demás facetas de tu vida para obsesionarte con una persona concreta. 

Ahora son más importantes los otros factores vitales que el amoroso; primero el trabajo y después el matrimonio y los hijos.  ¿En que época empieza el amor- pasión a convertirse en amor- acción? En el siglo XIX, donde la filosofía es dominada por el positivismo científico y los utilitaristas tecnócratas y en literatura por los realistas y naturalistas.

En Alemania lo vemos en la misma etimología de la palabra pasión que cambia. Nietzsche llama a la pasión “Wille zur Macht” donde Machen es el verbo hacer y por tanto  una pasión activa, una pasión dominante, una voluntad de poder. (La pasión también era poder para Spinozza, lo llama “puissance”.) Ver sufrir comporta placer y hacer sufrir aún más, son los roles de la victima y su agresor, del verdugo y su esclavo, del dominador y dominado, del sádico y del masoquista, del Don Juan y de la Doña Inés criticados y sicoanalizados por Freud. ¿Pero quien ejerce más poder? ¿El dominador o el dominado?

El dominador esta en realidad subyugado a su pasión, el que ama no puede evitarlo pero del amado no se dice si ama o no, no se nos dice sí a su vez es amador y por eso el amado es el que tiene el verdadero poder de una relación. El poder activo esta en manos de quien se deja querer sin amar pues este puede manipular sicológicamente a su victima, a su siervo, a su perro faldero. Por eso quien tiene el poder de una relación es el amado y no el amador.

Por ejemplo el amor a Dios. San Juan, el discípulo “amado”, o San Pablo se inventan un “DIOS AMOR” (frente a un deísmo intelectualista que vendría después). Deberían haber dicho más bien un Dios amado. Cuando llaman Amor a Dios están diciendo que ellos le quieren pero esto no implica que Dios les quiera a ellos.  Dios es el pasivo amado de sus fieles, eso es un hecho empírico y fenomenológico (ellos le aman), pero no sabemos sí Él quiere a sus fieles, no sabemos si Dios es reciproco en su amor, bien podría ser un loco sádico que gusta de atormentarnos como han pensado algunos hombres.

 Aquí – frente al hecho probado de que hay quien ama a Dios- sólo cabe la elucubración o especulación gratuita de si Él nos ama o no  (por supuesto un amador de Dios te dirá que Dios le ama a él igual que un enamorado platónico tiene de meta ser correspondido). Y por eso Dios tiene el mismo poder que Carlota sobre Werther y al igual que Carlota puede llevar al fiel adepto a la inmolación de su vida. (el convento cristiano, en mi nietzsiana opinión, es un suicidio de la vida)

Hegel concibe a Dios también como un Dios- pasión pero como le ama se asegura de decirnos que Dios también nos ama a nosotros, Dios nos ama pues murió por todos nosotros (Cristo sufrió por todos nosotros, por un acto de amor y redención hacía el cristiano. ¡Vean el binomio dolor- amor que tanto asociaban los estoicos padres de la iglesia!). Dios murió --- para un cristiano-- el día que el verbo se encarnó, el día que Dios se hizo hombre, pero en realidad el que murió era un personaje histórico (esta probado no por la historiógrafos sagrados sino por los historiadores.) y no sabemos si tal persona encarnaba a Dios o no. Dios tiene el poder gracias a que es amado, tiene el poder gracias a que haya esclavos que le amen hasta el punto de despreciarse a sí mismos. (frase del arrepentido San Agustín) Dios es el pasivo amado, es lo determinista. Dios es el pathos y por lo tanto el que tiene el verdadero poder sobre los que le aman. Y sí lo puedo dejar claro con una frase la diré (aunque puede estar sujeta a muchas malas interpretaciones): Dios es patético. Y por eso Dios antes nos parecía sublime y ahora nos parece ridículo (la misma palabra patético ha evolucionado, de alguien sublime y romántico a ser alguien cursi y que da pena o vergüenza). Dios es lo patético y patológico, el pathos, lo determinista, la obligación, la autoridad y el pensamiento vertical que contempla sólo de arriba hacía abajo, del cielo a la tierra y de la autoridad papal a la de sus súbditos.

(La Iglesia de Roma, a diferencia de las comunidades de cristianos, siempre ha sido una dictadura y nunca ha pretendido ser democrática y ni siquiera horizontal)

Sólo alguien amado puede crear una cola de perros falderos y de esclavos y camellos apolíneos tras su paso. (no sólo Dios, también el niño mimado tras el que van esclavizados sus papás o la star fashion tras la que van sus fans- fanáticos)

Volviendo a la diferencia entre el amor- pasión y el amor acción creo que ha quedado claro que la diferencia es la libertad. Sí, porque la diferencia esencial entre un romántico muy optimista o muy pesimista y nosotros, tan realistas  y objetivos como nos preciamos, es paradójicamente la libertad.

 El romanticismo aparentemente, en su mascara, es la corriente cultural más libre de todas, la más individualista, pero en el fondo la que más cree en el Destino, en el pathos, en que estamos determinados por nuestro inconsciente, por nuestra sinrazón, por el mundo onírico de los sueños, por el ello o inconsciente colectivo. Un vehemente romántico, un enamorado pasional, no es libre de enamorarse o no. No podían elegir, se enamoraban. Ellos no decidían enamorarse con su fuerza de Voluntad, libremente. El amor no era un acto volitivo libre como será a partir del siglo XIX y como señala Ortega en su tratado. Los matrimonios del XVIII estaban concertados (el sí de las niñas) y ahora que tenemos toda la libertad del mundo para enamorarnos el hecho es que hay menos amor que antes. Menos fuerte y grave es el amor en las relaciones personales, eso en cuanto al amor Eros (la pareja). Las amistades son menos duraderas y verdaderas (antes eras amigos de sangre, amigos “todos para uno y uno para todos”). Hay menos camarería y hermandad, menos solidaridad, menos Ágape Universal. Aunque el falso consuelo es que la nueva Era de Acuario se perfila como una “nueva aurora”, una época de reencuentro con lo mágico y mítico- místico, con la conciencia universal, social, ecológica etc 

 Enamorarse para el romántico era cosa del Destino, del Fatuo, de la Moira, de la rueca de la diosa Fortuna o Azar o Casualidad (que no causalidad), de la Suerte, de la buena o mala estrella, de la machine divina o azarosa que así había movido sus engranajes. No era recomendable cortejar a tal niña cuyo padre podía enfurecerse pero ellos no podían evitarlo. Era un amor patológico, obsesivo.  El amor era una pasión, un arrebato, un strum und drag (¡¡tormentas y centellas!!). Como dice esa odiosa canción; lo que ellos sentían no era amor, era una obsesión.

Se han exhumado recientemente a los amantes de Teruel y hemos podido ver como ha pasado el tiempo para estos esqueletos entrelazados en el abrazo final. Una capa de polvo cubre sus óseos restos. Son dos patéticas calaveras. ¡con todo el cielo como se prometieron!

Lo bueno del romanticismo, lo que tenemos que recuperar, es esa Esperanza de que aunque no haya poetas habrá poesía, y aunque no queden amantes (porque han muerto uno frente al otro), el amor nunca morirá. El amor es una llama eterna más poderosa que los hilos de las parcas. Un fuego que sus tijeras no pueden cortar. Eros siempre vence a Thanatos. ¿Quién ama hoy hasta el extremo de morir por la otra persona? Será patológico o patético ese tipo de amor, pero era sublime.

Por eso ahora ya lo que queda es una sensiblería amorosa falsa, con conciencia de su falsedad, tipo baladas de Luis Miguel o de Eros Ramazzoti, de Mecano, y todos los grupos de los 80. La Kizz Fm con sus canciones para la nostalgia y las foto- novelas o Tv novelas o los pastiches de Corín Tellado, eso es lo que entendemos hoy por amor. En estas melodías comerciales y en estos productos de consumo mass- medico (masivo) tienen su reducto el batallón de melancólicas y de últimos románticos que aún quedan desperdigados por el mundo. Ya que se lo estoy explicando a través de la historia de la música, lo entenderán si les digo que los Beatles fueron una especie de transición entre Shubert y el Tecno actual. El amor ha muerto. Ay, yesterday, ¡que tiempos de añoranza para quien no los vivió!  El de hoy es un amor rosa, pick (de novela rosa) mientras que el amor romántico era un amor negro, darth (de novela tenebrista, gótica) que en seguida se asocia a la muerte. Por ejemplo el ideal de mujer decimonónica romántica es la de un fantasma etéreo y como todo fantasma; más cerca de la muerte que de la vida. El amor romántico era “darth” en el sentido de profundo y también de oscuro. Ya versó Bécquer que él ni rubias ni morenas, que lo que buscaba es un Imago (una entelequia) de su Imaginación, un ideal de su Súper Yo, una quimera, una vana fantasmagoría que sólo existía en su imaginación. Los poemas de Bécquer siguen la tradición platónica, petrarquista, del enamorado in correspondido aunque su novia le ame “terrenalmente”. Por amor que le dieran a él nunca le bastaría. Era un enamorado del amor, del infinito. Tan in- conformista como el Manrique que persigue su pálido hálito de luna, su sombra, su ilusión, su utopía, sus castillos en el aire o sus molinos de viento. Su novia nunca se correspondería a su ideal, a su forma platónica.

Aunque Larra hubiera tenido a su Dolores Armijo se habría suicidado igualmente, en mi opinión, al ver que todo era idealización platónica.  Este poema de mi poeta preferido en el que evoca a su alma gemela lo expresa mejor que yo: 

 Yo soy un sueño, un imposible   (le van los retos)

Vano fantasma de niebla y luz  (mujer fantasma, evanescente, desfallecida, espectral)

Soy incorpórea, soy intangible

No puedo amarte- oh, ven, ven tú

     Bécquer.

 

Veamos como en esta poesía se desnuda Espronceda y confiesa que jamás hallará el amor ideal que busca:

(...) ¡siempre igual! Necias mujeres

inventad otras caricias, otro mundo, otras delicias

o ¡maldito sea el placer!.

Vuestros besos son mentira, mentira vuestra ternura

Fealdad vuestra fermosura y vuestro gozo un padecer.

Yo quiero Amor, quiero Gloria

Quiero un deleite divino

Como en mi mente imagino

Y como en el mundo no hay. (....)

Yo me lancé con atrevido vuelo

Fuera del mundo, en la región etérea (intelectual y platónica)

Y hallé la duda, y el radiante cielo

Vi convertirse en ilusión aérea

En humo su pureza trocarse vi

Y hallé mi ilusión desvanecida

Y eterno e insaciable mi deseo

Palpé la realidad y odié la vida:

Sólo en la paz de los sepulcros creo.

         “Muere infeliz, la vida es un tormento

Un engaño el placer, no hay en la tierra

Paz para ti, ni dicha, ni contento

Sino eterna ambición y eterna guerra” (...)

Ven tú que has sufrido

Como yo, tú nunca lloras

Mas ¡ay triste! Que no ignoras

Cuán amarga es mi aflicción

Una misma es nuestra pena

El llanto en vano contienes...

Tu también como yo tienes

Desgarrado el corazón.

  Espronceda.

 

(¡como hermana el sufrimiento.! La compasión mutua es una de las bases para que se de el amor, pero tampoco podemos vivir de dar pena a la pareja, ¿verdad?

El con padecimiento mutuo es la base o el pilar en que se asienta el amor pero no su capitel ni su cúspide)

A grandes rasgos hemos diferenciado el amor romántico del amor actual. El amor activo actual, relativamente libre (en comparación a la antigüedad) es muy distinto del amor- pasión que desde Platón hasta Sthendal, hasta el romántico, ha dominado en los escritos.

 

LAS BASES DE la cocción del AMOR; COMPASIÓN, SIMPATIA, EMPATÍA Y PASIÓN

El amor (tal y como han visto Ortega y Gasset o Kundera o Savater) empieza por la com- pasión, compartir la pasión, o por la sim patía, compartir la pasión. La primera etimológicamente viene del latín y la segunda del griego pero significan lo mismo “compartir la pasión el uno con el otro”. Actualmente se dice que el amor empieza por una forma de respeto mutuo, de deferencia, de ponerse en el lugar del otro, llamada “em- patía” (sí, lo han adivinado; etimológicamente significa compartir la pasión) . Sin pasión, el amor no es nada; rutina, costumbre, monotonía y apatía (ausencia de pasión). Sin pasión, nos queda sólo el amor libre, el amor ethico de nuestros días.  Por eso nuestro amor ethos, libre y activo tiene un poco aún del amor patológico romántico.  

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Capitulo 5

perspectiva historica del amor 


EL AMOR EN LA EDAD MEDIA

Difusamente tenemos una imagen de las orgías grecolatinas, de los efebos, de las bacanales... Y todo eso se lo lleva en una capa de polvo el cristianismo y la edad media que se encargó de reprimir esas pasiones “pecaminosas”.  Los antiguos testamentos están llenos de historias sexuales, como los escarceos del rey David con Betsabé, pero si se fijan en los nuevos ya no hay rastro de erotismo. Antes del Corán represor, se habían escrito las Mil y una noches o el Kama Sutra.  Las estatuas griegas, los dioses bárbaros y todo lo anterior a nuestra cultura judeocristiana, de la culpa, el bien el mal, la esclavitud... Quiero decir que la civilización ha ido tornándose cada vez más represora de lo que en la antigüedad era, hasta bien entrado el Renacimiento. Antes de eso de que “Eva, parirás con el dolor de tu vientre” debía existir una tal Lilith a la que echaron del paraíso por “indecente”. La historia es cíclica y ondulante y no es extraño que haya habido épocas mucho más liberalizadas que la actual. Ortega y Gasset divide la edad media en dos etapas;

A)la clerecía o baja edad media, románico. Es la época dominada por los monjes, la escolástica platónica y agustiniana, apolínea. España era un valle de lágrimas, in culturizada, en régimen de subsistencia, completamente rural, con el sistema feudal fuertemente asentado; aldeanas rezando el rosario, campesinos arrodillándose por el ángelus, tributos y diezmos a la iglesia....  En esta época del románico Gonzalo de Berceo escribe sus milagros de la virgen y Sancho el Sabio sus cánticos. En esta época domina el auto de fe el teatro y los poemas religiosos. La inquisición y censura a la orden del día.

B) La Cortezía o alta edad media, se da la escolástica aristotélica y tomista, más realista, más dionisiaca. Es la época de los guerreros. Por eso se pasa de un amor patológico, pasivo y divino a otro más real, más sexual, menos represor del cuerpo

En la época del gótico el hombre se va a la Cruzada (o a la reconquista en el caso español) y la mujer queda más liberada y surge el amor trovadoresco o cortés (coincidiendo en Inglaterra con la época de Ginebra y Lanzelot o los cuentos de Canterbury, época que tanto idealizarán los poetas románticos ingleses, y coincidiendo con las leyendas de Tristan e Isolda o del anillo de los nibelungos en Alemania, época que los románticos alemanes idealizan a su vez) En esta época surge El Cid en España o en Francia el cantar de Roldán. Surge la épica, las epopeyas caballerescas y a la par y como contrapunto o antitesis: las baladas de amor. Eros/ thanatos, de nuevo.

Esta es la época del medioevo que idealizan los románticos europeos.  Se ha pasado del platonismo de san agustín al aristotelismo de santo tomás, de la era de los monasterios a la de los nobles medievales.. Y de ese tomismo aristotélico se pasará de nuevo al platonismo en Plotino. De Dios al hombre y luego vuelta a Dios. Así es como se inicia el Renacimiento. Del cantar trovadoresco del medioevo a obras como la Celestina, el libro del buen amor, el decameron o la divina comedía...de dios a lo humano (durante el renacimiento protestante) para luego en el barroco volver de lo humano a Dios (en la contrarreforma) La historia sigue mordiéndose la cola así misma, condenada a este pensamiento dualístico, a este eterno retorno cíclico.  

Y es paradójico que en esa época tan idealizada luego por los románticos como es el fin de la edad medía (el gótico), el arcipreste de Hita pudiera escribir un poema como este, incitando a “buscar siempre nueva hembra placentera” ¡Promiscuidad y amor libre! 

 

Como dijo Aristóteles – y es cosa verdadera-

El hombre por dos cosas trabaja; la primera,

Por tener mantenencia, y la otra cosa era

Para poder juntar con hembra placentera.

Si verdad se dice claramente se prueba

Hombres, aves y bestias, todo animal de cueva

Quieren, según natura, compaña siempre nova

Y muchos más el hombre que nada que se mueva.

Este arcipestre es muy cachondo. Medio libro se lo pasa elaborando cánticos a la Purísima virgen, al Cristo (sufriente y no triunfante) que murió por todos nosotros y oraciones a Dios para que ruegue por su alma etc. El otro medio libro es la descripción de cómo se lo monta con una serie de viudas, prostitutas, damas vírgenes e incluso una monja. (Y dice además que cortejar a una monja es el máximo reto del hombre, ¡esa creencia de los Tenorios!) Este cura no es hipócrita porque en su época debía ser tan normal que los religiosos “se relajaran” que no lo considera ni pecado.  ¡al menos San Agustín hacía como que se arrepentía!  (¡Dios dame castidad pero todavía no!)    

EL AMOR EN EL RENACIMIENTO  SIGLO XV

El renacimiento comienza a gestarse en la última época de la edad media. Concretamente en España surge  el año de gracia de 1492. (– las etapas históricas no surgen de la noche a la mañana, no es abrir una ventana y hacer como Víctor Hugo que saludó a “la modernidad”-) ¿Y por qué en 1492? Nunca un año dio para tanto: unificación española (reconquista y matrimonio de los reyes católicos), expulsión morisca y judía que tenían el dinero, unificación religiosa (censura, inquisición, autos de fe, hogueras...), anexión con Alemania y países bajos (bodas de Carlos I y V con Juana la Loca), independencia del reino de Portugal y el descubrimiento de América. Todo eso ocurre en 1492. 

A partir de esta fecha se puede hablar ya de España como tal, con las delimitaciones geográficas actuales. (De ahí que el franquismo celebrara tanto a los reyes católicos que unificaron España política y religiosamente, como Dios manda, en castizo) En 1492 se inicia la edad Moderna de la historia (Y en 1789 la edad contemporánea).

La Celestina es la transición entre la literatura medieval y la renacentista, basado en la Trotaconventos del de Hita.  Se pasa de Aristóteles a Platón en boca de Plotino. El renacimiento viene cargado desde la escuela florentina de filosofía neoplatónica. Se rescata la línea poética platónica, petrarquista, in correspondida. Por ejemplo en la divina comedía de Dante. La Isabel Freyre de Gracilaso de la Vega no parece un ser de carne y hueso en sus poemas, sino la forma, la idea – ideal- que de ella tenía el poeta. El amor a la idea de amor.  Ósea la idea de realidad de Platón, sombras de sombras, la caverna etc Y a la par llega toda la corriente protestante de Europa (alianza España- Alemania), los libros de Calvino y Lutero eran perseguidos por la inquisición. El renacimiento europeo se inicia con el invento de la imprenta de Guttember.  Y con la imprenta llega la censura. El lazarillo pasa milagrosamente esa censura en una edición burgalesa, pues su escritor anónimo debía ser un judío converso o un protestante por sus constantes críticas a la iglesia -como institución-. (en ningún momento sabemos si el autor era o no creyente, rechaza la iglesia como casa- cárcel de Dios, los bulos, la corrupción y depravación de los sacerdotes y a una iglesia de pobres enriquecida y decadente) pero al final del renacimiento se pasa de ese platonismo a un nuevo tomismo, ósea del amor ideal al real y sexual. Por ejemplo en la voluptuosa sonrisa de la mona lisa que se toma un respiro y hasta su autor, Da vinci, se confiesa homosexual.

Miguel Ángel se atreve a esculpir un David desnudo, recuperando la tradición griega. (¡Desnudo! ¡Sin taparrabos!) El Decamerón retrata ese relajo de las costumbres que se vivía. Tras el oscurantismo medieval, la luz del renacimiento, un renacer de la carne que desemboca en el barroco pero que volverá a convertirse en un renacer de la idea y la razón con la ilustración.  El amor renacentista tiende a diferenciar mucho el amor uránico (Melibea y Calisto) de lo que simplemente es desenfreno sexual pandémico e hybrico (los criados), precisamente porque en el renacimiento resurge el neo- platonismo en toda Europa (Platón distinguía la psique del soma y el alma del cuerpo como si no fueran todo uno, interrelacionados). El renacimiento platónico se va convirtiendo paulatinamente en el barroco tomista, aristotélico y dionisiaco. Pues tras la reforma viene la contrarreforma.  

EL AMOR EN EL BARROCO SIGLO XVI

Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús, Sor Inés de la Cruz viven otra clase de amor, muy cercana al Ágape de Platón, al sentimiento universal. Ellos enfocan la religión como religare, como unión (casada con el señor), como “relación” con Dios. Una relación directa, intimista, de fiel a Dios, sin intermediación. (el sacerdocio universal de Lutero, la idea de la predestinación de Calvino...) La ataraxia cristiana era para estos místicos estoicos desapegados de todo lo material y abandonados al señor una especie de Nirvana, de estado alterado de conciencia, la máxima comunión con Dios y una eudonomía basada en la contemplación estética, estática, extática. Llegan al “éxtasis” o la salida de sí mismos para hallarse en la totalidad de esa Conciencia Universal. Se pierden a si mismos para encontrarse en el Señor. Se desprecian a si mismos por amor a Dios. Se matan para renacerse. Era una relación obsesiva, colindante con la locura muchas veces; alegaban estigmas, visiones, milagros... frente al amor real y sexual de las clases bajas, estaba el amor ideal y uránico de los nobles y religiosos. En estos místicos cristianos, muy heterodoxos e incluso tildados de herejes, se basarán después los románticos. En poesía barroca hay dos vertientes bastantes reñidas; el culteranismo y el conceptismo. (Idealismo platónico y realismo aristotélico) Uno de la mano de Góngora de Arconte y el otro de Quevedo. Góngora es un autor difícil, partidario del retruécano,  el “barroquismo”, vistiéndose de metáforas, encabalgamientos poéticos, toda una serie de excesivos recursos literarios. (las iglesias barrocas de la contrarreforma estaban cargadas de oropeles y de baratijas, convertidas en mercadillos de compra de bulos.

Los Cristos tenían un estilo sobrecargado y se llevaba el exceso, la fastuosidad y el estilo plateresco, rococó, “andaluz a lo moranco”, horterilla, y el sexo pandémico) Sin embargo, dentro de toda esa retórica pomposa y grandilocuente, surge un autor simplista de estilo llano como es Quevedo, revelado a toda esa pompa. Y su tema será, claro esta, el sexo pandémico, el sexo popular, como en Lope de Vega. Quevedo escribe desde la sencillez unos poemas que anteceden al romanticismo preciosos, unas sátiras muy trasgresoras (y más para la época), rayando en lo grosero a veces, y obras como el Buscón (seguidor de la picaresca del lazarillo) donde describe la enorme miseria de la época. Era un falso esplendor el del barroco; ¡las iglesias con las arcas repletas y los mendigos pidiendo a sus puertas!.

Cuantas más penurias y sufrimientos pasa el hombre más crea (como desahogo terapéutico para no acabar loco) y el siglo XVI barroco tiene la paradoja de ser el siglo con mayor hambruna en España, a la par que el más fecundo en Artes.  En pintura; Velázquez. En literatura se reúnen en Álcala de Henares Calderón de la Barca, Lope de Vega y  Miguel de Cervantes. El siglo de oro español. Primeras tertulias literarias. La primera generación.  Las obras de Lope derrochan humor por un tubo, son lo más parecido a las comedias amorosas de enredo e imitan la comedia del arte italiano con su serie de personajes prototipos, esteorotipos, estandarizados (bufón cortesano, alcalde, criado... Pierrot, arlequín, colombina, el avaro...) Todos hablando según decoro poético pero saltándose las unidades de efecto y acción, los 3 actos y todos esas imposiciones aristotélicas que acaban con su “arte nuevo de hacer comedias” en el que apostaba ya en pleno siglo XVI por la abolición de los géneros y la libertad creativa.

En comparación, en perspectiva histórica,  el amor estaba más liberalizado que en el neoclasicismo. Además el amor en la ilustración es el amor de la corte, de Watteu y Moliere, de Versalles, y no el amor popular del barroco. Los poemas barrocos ya no hablan del amor in- correspondido (salvo los místicos) porque ya las relaciones personales se han vulgarizado, Diana ama a su criado, el criado a la otra, como el perro del hortelano... En tal estado de miseria misérrima la iglesia ya no podía venirles con rollos de pecados.

Cuando muere Cervantes nace Shakespeare (otro autor que encierra a las normas y a lo normal bajo siete llaves y por eso es uno de los mayores genios de la literatura y el más idealizado por el romántico)

En sus obras también vemos la concepción que se tenía del amor; romántico en Romeo y Julieta o liberal en el Sueño de una noche de verano... Entre pasión y vicio hay escasa diferencia (pasión por el juego, por la bebida...), sobretodo en la época barroca que era muy “picara” ella (El lazarillo de Tormes, el Buscón). En Alcalá de henares y el  Madrid de los Austrias se estaba gestando el siglo de oro.

La virtud es el vir, el poder y la fuerza, como decía Aristóteles, pero la pasión es débil, la carne es débil (frase que debemos a Aristóteles). Y esto se ve en muchas obras de Shakespeare que retrataba lo que había, no lo que debía haber. (no era un escritor moralista de prescripción o “deber ser” sino de descripción “de lo que hay”- había-) Shakespeare fue un triunfador y un autor comercial que se enriqueció como dramaturgo, al contrario que Cervantes que fue un pobre hombre, herido en la guerra, encarcelado y trabajando de funcionario de impuestos. Cervantes era un autor molesto, que retrataba las clases bajas y campesinas mientras que Shakespeare se vendió a la corte de la reina.   Otelo, Yago y Desdemona hacen el espectáculo de los celos, escenificando la pasión en su peor vertiente. Julio Cesar encarna la pasión de la ambición y Lord y lady Macbetch representan la pasión por el Poder, el dinero, la ambición o voluntad de poder política. Segismundo es el Hamlet español y el amor que simbolizan ambas obras es el amor intelectual, el del filo- sofo, el del diletante o amador autodidacta. (Segismundo al liberarse de sus cadenas es una especie de reo Prometeo saliendo de sus cadenas. La caverna de platón, de nuevo. Y Hamlet es el paradigma, para los del 98, del intelectual dudoso, confuso y preocupado en su mar de dudas) Uno de los poemas que más me gustan del barroco sobre el amor es el de Quevedo, por lo lleno de esperanza que esta, aunque en todo lo demás Quevedo nos parezca un critico muy escéptico y desengañado (y por eso mismo me encante):

EL AMOR MÁS ALLÁ DE LA MUERTE  

Creer que un cielo en un infierno cabe

Dar la vida y el alma a un desengaño

Esto es amor; “Quien lo probó, lo sabe”

Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,

Venas que tanto humor a fuego han dado,

Medulas  que han gloriosamente ardido.

Su cuerpo dejará, no sin cuidado,

Serán ceniza, mas tendrá sentido;

Polvo serán, mas polvo enamorado. 

                 Con todo, vivo a la esperanza asido,

Si caí, un mármol gasta endurecido. Quevedo.

EL AMOR EN EL NEOCLÁSICO- ILUSTRADO SIGLO XVII

Ya digo que en el renacimiento y en el barroco el amor se liberaliza, la iglesia y el pueblo empiezan a ir cada uno por su lado, los nobles entran en su primera decadencia (surgen los primeros Burgos)... pero esta situación “descontrolada y desmedida” se les iba de las manos y no podía durar mucho. Vienen los neoclásicos a inspirar orden, a aconsejar templanza cual Gracián. En el trono los Austrias dan paso a los Borbones y estos piensan llevar el despotismo ilustrado a sus máximas consecuencias.

Y vuelven los corsés, las ropas constreñidas, los miriñaques, la mujer cubierta de pies a cabeza, el oráculo de las buenas costumbres que les escribió Gracián, las obras moralizantes de Samaniego sobre animalillos muy morales ellos. (me recuerdan estas fábulas a las del arcipestre de Hita, la zorra y las uvas y toda esa patraña tediosa, didáctica, pura moralina) El amor volvía a ser esa pasión inconfesable que debía reprimirse. El sí de las niñas de Moratín nos enseña como se concertaba la boda a la niña de la época, muy repugnante, ciertamente.

EL AMOR EN EL ROMANTICISMO  SIGLO XVIII y XIX

Contrarreformitas, neoclásicos y otros reaccionarios habían vuelto a establecer lo que Adorno y Marcuse llaman el principio de realidad, que sólo es un marco de actuación pero se toma como pensamiento único, como única realidad (cuando la realidad es múltiple; depende del prisma con que la veas.) Hay tantas realidades como personas.

Cada persona es un mundo. La Razón, nuevo Dios, se establece como lógica de la dominación y toda pasión queda subyugada a ella. Los libros de texto cuentan que los románticos se revelan a esta regia moralidad y liberan sus instintos, estados de ánimo y sentimientos. Pero como he dicho anteriormente, ellos sufren y padecen el amor de forma patológica, como amor pasión o amor pathos. Más que de un amor vital, hablan de la perdida del amor por la muerte o los convencionalismos sociales, hablan más bien del desamor, el dolor que entraña esa perdida, de los avatares del destino... Las desventuras de un Werther latiendo por Carlota que siembra una oleada de suicidios en Europa...  Los románticos son los últimos cristianos, pues reclaman su derecho a sufrir mientras aspiran a la consumación de su felicidad en el más allá.

Los románticos estaban enamorados de la muerte, del infinito, esperaban un más allá redentor. Creían que en el cielo se postergaría su amor hasta la eternidad, no les bastaba “hasta que la muerte nos separe”, necesitaban de la inmortalidad para saber su amor verdadero. Eloisa y Abelardo, los amantes de Teruel, Hamlet y Ofelia unidos en el cielo danés, Tristan e Isolda perdidos por el bosque y huyendo del celoso rey con un filtro amoroso. Romeo y Julieta que no querían ver la amanecida y se pasaban la noche despidiéndose... Calixto y Melibea cortejándose en el muro... Eros y psique, Ammon y Tamar... Amantes que ya quedaron gravados en nuestra memoria y que por tanto, efectivamente, han sobrevivido esta vida y han vencido a la muerte. Si bien los románticos son los últimos escritores religiosos debido a esta trascendencia que buscaban en el cielo, eran unos cristianos por lo menos heterodoxos y “místicos”, sino heréticos. Ellos sublimaban, crisolizaban, idealizaban, idolatraban y en definitiva divinizaban al objeto de deseo (de deseo y no de amor pues el amor es ese arte lento que se va gestando) “A Melibea amo, a Melibea adoro, por encima de Dios” Esos amores románticos, ya duraran un suspiro o ya se extendieran más allá de gusanos y calaveras, eran en el fondo fugaces. No era el amor- activo (libre y racional) que hoy concebimos sino sólo lo que hoy llamamos “enamoramiento o flechazo”, un deseo o atracción (no sólo física- sexual obviamente), pero deseo y obsesión patológica al fin y al cabo.

Por más que lo disfrazaran con circunloquios retóricos estos jóvenes sólo estaban justificando platónicamente un deseo perentorio, volátil, caprichoso y fugaz. Si se dan cuenta en los melodramas románticos los personajes acaban de conocerse y ya se sienten enamorados de verdad, ya sienten que su amor es verdadero y eterno. ¡Típico de los jóvenes!

Eran ganas de contradecir a la sociedad, de hondear su amor fatal por la sociedad para escandalizar y transgredir pero si se hubieran casado no durarían dos asaltos pues lo que tiene el amor- pasión es que la pasión dura la llamada “luna de miel”, como mucho 20 años viviendo cada día como si fuera una vida (lo que recomendaba Virgilio) y el amor como si fuera el primer día, como si fuera el primer amor. Si el amor resiste esa a-patía (ausencia de pasión), rutina y monotonía compartida estará demostrado que es verdadero amor.

No se puede “tolerar” o “aguantar” o “soportar” al marido o a la mujer, hay que amarlo. 

El amor es un com- padecimiento, y ambos deben sufrir la pasión aunque haya pasado ya el enamoramiento.

Si ya no sientes pasión por tu compañera/ o es a todas luces muy mal síntoma.  Este amor apático de los matrimonios longevos se traduce al final en un amor fraternal, de hermanos, que muchos románticos no podían resistir. Y de ahí el divorcio y el suicidio, las dos salidas al tedio matrimonial. Compartir la apatía, abulia y monotonía del día a  día era ya cosa del realista.

Es como si el escritor romántico retratase el enamoramiento o la etapa de noviazgo juvenil y el escritor realista continuara allá donde lo dejara el otro. Ya tienes a los amantes juntos en el quinto acto de la tragedia, felices y con sus perdices, y a partir de la boda empieza lo verdaderamente interesante... Toda la novela decimonónica realista es más bien la crónica del aburrimiento conyugal: las infidelidades, los viajes por Europa, los amantes, el ocio burgués en la opera o en el teatro, las casas de mal ambiente, la vida bohemia que se revelaba a esta vida burguesa...

     Actualmente sólo hay objetos de deseo y no de verdadero amor, objetos de deseo en la publicidad, en los mass media... (es una sociedad desiderativa porque tiene ya sus necesidades básicas cubiertas) La diferencia entre un romántico y un enamorado actual es que ellos al menos se molestaban en disfrazar su deseo con palabras sublimes.  Es la diferencia entre las cartas de amor de nuestros abuelos y los actuales mensajes o sms del móvil.  Las relaciones actuales se parecen a las del barroco o el rococó; un juego cortés, una búsqueda sexual y animal, un aquí te pillo, aquí te mato, que ya no se molesta siquiera en ponerse la careta de amor. Ahora son “amigos con derecho a roce”, personas que se buscan para desahogarse y desfogarse de sus tensiones sexuales y buscar algo de un cariño (que en esta sociedad introvertida en la que ni nos tocamos físicamente) ya sólo hallan así.   Se ha frivolizado el amor y vuelto algo superfluo porque se le ha desprendido de toda la pasión, idealización y dolor que antes entrañaba, esto es lo que mal interpreta por liberalización sexual; la muerte del amor. No digo que no hubiera que purgar al amor de todo ese dolor que entrañaba. De hecho el amor negro, el amor pasión, el amor- romántico guardaba demasiadas coincidencias con los síntomas de un moribundo. El enamorado o enamorada romántica padecía celos, ausencias (guerras, cartas de idealización...), la miseria moral y física de la época, los condicionamientos y convenciones sociales, los miedos, la represión, la apatía por la vida, la sola atención en un punto (ósea obsesión), la inapetencia carnal, los vahídos, vértigos, mareos, ojos turbados, juramentos, desvanecimientos amorosos... todos estos síntomas amorosos guardan demasiadas analogías con los asomos de un moribundo en el umbral de la séptima puerta. Por eso se decía que quien probaba el amor probaba la muerte.

Los franceses tienen una cursi forma de referirse al orgasmo llamándola la pettit morte, la pequeña muerte pues antes de la eyaculación los amantes se sienten morir, alegan ver esa oscuridad luminosa u oír esa soledad sonora, o ver ruidos y oír imágenes (como los místicos iniciados en los ritos de Elenuis decían, que se les confundían los sentidos) Un amor que no lloraba melodramas de tvnovela, que no se fraguaba entre impedimentos sociales o en las cartas idealizadas de la distancia, no parecía verdadero amor. Hoy, por suerte o desgracia, tener una pareja y sentir apatía son todo uno, enamorarse ya no significa amar pasionalmente (y pasivamente, por obra del destino) sino desear activamente ese objeto de atracción, activamente porque lo elegimos libremente.   Esta trascendencia romántica de un amor de calaveras, es el de asociar Placer- Dolor en concreto y Mal y Bien en abstracto. (Ángel de Doña Inés. Demonio de Don Juan) y el último binomio Amor- Muerte (Eros- Thanatos) Freud y Marcuse han llamado a este tipo de unión el principio de Nirvana, la sublimación y unión de los instintos de Muerte y Sexo, de Eros y Thanatos. Sabido es que para los budistas el Nirvana es lo que para los estoicos la ataraxía; una muerte dulce (aunque “la pasión” de cortarse las venas al modo estoico o crucificarse al modo cristiano ya es sólo vista por su parte dolorosa) Mezclar el Placer y Dolor en una sociedad patológica como la nuestra no sólo produce psicosis y neurosis, sino perversiones sádicas y masoquistas. (El jefe como sádico, el empleado como masoca del “mobbing”. El profesor sádico y el alumno masoca de su “fracaso escolar”. Ya ven que estas perversiones no se reducen al “maltrato domestico” o “violencia de género”, y se pueden aplicar a otros ámbitos) Ahora hemos liberado al amor de toda la carga de dolor, odio, miedo y pasión que tenía, pero nos damos cuenta de que sí bien sufrimos menos que un romántico, también se vive con menos intensidad este amor tan terrenal, se disfruta menos. (Es mejor el placer duradero y eterno que los pequeños placeres de la vida. Te lo reconoce hasta un utilitario como Bendharm)

DISGRESIÓN: EL FRACASO DEL PROYECTO MODERNO, LA VUELTA A LA CAVERNA

Muerto Dios y la Razón, la burguesía capitalista tiene carta magna para convertir al hombre en un medio (Mata al humanismo, cuyo fin es el hombre según Kant y empiezan estos absurdos tiempos modernos de Charlot, el hombre revelado por la machine.) Muerto el hombre, el dinero es el nuevo fin de toda teleología humana, es su nuevo Dios.

Diviniza, idolatra y hace fetiche al dinero, nuevo becerro, poderoso caballero, confunde los valores con los precios. Involucionamos históricamente en temas éticos y humanos. La pos- modernidad es una involución histórica o una época de sombra, como el medioevo, el barroco o el romanticismo. ¿Por qué? Porque volvemos a dar prioridad al Objeto – antes el Dios feudal, hoy el Sistema global- sobre el Sujeto – el Hombre-

Los antiguos daban prioridad al Objeto, al passio, al pathos – a la realidad determinista encarnada en un Dios o varios que fecundaban la tierra, en menoscabo del Sujeto, al actio, al ethos – siervos, esclavos- 

Los modernos pretendían – tanto los ilustrados franceses como las criticas de los filósofos alemanes o los solidarios existencialistas...- que el Sujeto (con su Razón, su Yo, su Voluntad y Libertad) triunfara sobre el medio, sobre el Objeto- su realidad y vida- y en último ratio: sobre Dios que era el símbolo de lo más inamovible, del mayor de los conformismos con tu pathos. (Lo vemos en las expresiones referidas a Dios: “Dios proveerá”. “Así lo ha querido Dios.” “Esta muerte es voluntad divina.”

“Dios te lo da, Dios te lo quita” Y a medida que el hombre se ha ido liberalizando, hemos ido liberalizando a nuestro Dios creado a nuestra viva imagen y semejanza. Ya no es un Dios del determinismo, un patriarca castigador del pueblo elegido, sino un Dios  posibilista. 

“Dios aprieta pero no ahoga” “Dios cierra una puerta pero deja otra abierta” “Dios da una de cal y otra de arena”) Los ilustrados pretendían liberarles de sus cadenas de reo en la sombría caverna e iluminarle con sus luces, pero los hombres se hallan libres, como coches conduciendo alocadamente, y sin luces, sin faros, sin dioses que les alumbren. Y estos hombres libres claman al cielo unas cadenas; televisivas, deportivas, laborales, políticas...

Los posmodernos ven que “el mundo es muy complejo”. En vez de intentar cambiar el sistema “hay que intentar que el Sistema no te cambie a ti”. En vez de mover el mundo hay que contentarse sólo “con cambiar tu micro mundo, tu parcelita de vida”, ese reducto que nos queda dentro de la telaraña que es el entramado de la Globalización. Vivimos en ratoneras, edificios inteligentes, hormigueros funcionales, barrios dormitorios. Somos tecno- esclavos.  Nos movemos más que el antiguo pero en movimientos pendulares (de casa al curro, de casa al curro, pasando por el atasco) o en un turismo masivo y deshumanizado.

No nos hemos emancipado ni alcanzado la mayoría de edad ni la madurez ilustrada. El proyecto moderno ha fracasado. Han muerto los ideales y las creencias (reflejo de las ideas y formas) y los meta relatos y discursos y lo han sustituido las imágenes de una cultura audiovisual basada en los signos naturales y augurios. Es por eso esta una época oscura, de oscurantismo de pantalla de TV, de penumbrosa caverna con sofá y ordenador, de desinformación en nuestro ordenador o en wikipedia, el facebook y el google.   Históricamente una época oscura es aquella en que desaparecen los signos humanos (los alfabetos) como la etapa doria del 1400 al 800 en Grecia (dominada por la guerra, y sin escritura) o como la baja edad media. Y esta desinformación y fragmentación del saber lo que hace es regresar al monje copista que copia miméticamente los signos humanos sin procesarlos, hoy lo llamaríamos intertextualidad. El nihilismo negativo nos asola y este es por naturaleza inmovilista (un angustiado sólo se preocupa de su propia congoja, Unamuno era muy insolidario, el nihilismo es un pozo oscuro en el que la persona puede hundirse si no sabe salir a flote y escuchar el dolor de los demás) De este nihilismo y apatía vigente se aprovecha el positivismo tecnocratico y el neo- capitalismo pragmático. Los intelectuales, nihilistas, desencantados, descreídos y desengañados, ya no creen poder cambiar nada. Retornamos a las supercherías y supersticiones del antiguo, la “new age” es en realidad la vuelta a nuestra caverna de oscura ignorancia. El Sistema se ve como algo determinista e inamovible, ósea; como pathos, como nuevo Dios. Y la tecnología y el dinero sus profetas.

Capitulo 6

EL EROS Y THANATOS DE HEBERT MARCUSE

En el malestar de la cultura Freud dice que esta civilización y cultura se rige por un “decadente principio de muerte”. No obstante, no confía en derrocarla porque el Eros es una fuerza destructiva y primitiva que sólo nos llevaría a la anarquía y a la destrucción de todos los avances culturales. Freud acabó sus días de nihilista negativo e inmovilista y muerto de cáncer.  Marcuse es más optimista, cree que el problema esta en la sublimación incorrecta del Eros, ha de desasociarse de la angustia de la muerte, del dolor... ¡y alimentarse de la fantasía!. Es mejor quedarse en la fantasía erótica que  llevar a la práctica la depravación sexual, es lo que Marcuse aconsejaría, me supongo, a los pacientes necrófilos que acudían a su diván

 Esta es una sociedad alineada donde el proletario se reprime sexualmente, condenado al onanismo (que no es condenable, pero sí lamentable porque el sexo se hizo para compartirse), las perversiones sexuales, las patologías clínicas y los crímenes sexuales. Pero este hombre unidimensional podría dar rienda suelta a sus instintos naturales de placer y dolor desahogándose en el Arte, matando a personajes en la ficción por ejemplo o recreándose en las fantasías sexuales. Así, opina Marcuse, él hombre se descarga de su represión pacíficamente, creativamente, sublimándola. Marcuse sabe que la imaginación es la que originó la represión (en este caso sexual), a través de ella también llegará la liberación. ¡¡¡Imaginación al poder!!!. 

El postmoderno intuye que sólo viviendo la vida artística y fantásticamente el hombre será libre de sus cadenas y grilletes. La carga de libido de nuestro organismo es reprimida en el trabajo, pero podría aprovecharse para crear y no sólo para limitarse a producir en ese puesto laboral. Al producir crónicamente (rebaños de Dolly clonadas balando el  pensamiento único) se pierde el sentimiento lúdico del niño interior. Nos angustiamos por un sentimiento de culpa muy dentro, en el inconsciente, que convierte el sexo en algo oscuro y sucio. Lo que hoy parece una liberalización sexual no es más que una incorrecta expulsión de instintos, sin sublimarlos en sentimientos y por tanto una patología sicológica; la ninfomanía, la obsesión sexual... El sexo sigue viéndose sucio ya que los “liberados” reconocen cometer una trasgresión, no lo ven como algo natural, como principio de vida, sino como forma catártica de expulsión de las tensiones a las que le somete esta sociedad represora, estresante y en fin....thanatica, decadente hasta el extremo de ser mortuoria y más nociva que el tabaco.

La actual no es una verdadera liberación sexual sino todo lo contrario; una obligación casi a la promiscuidad, un incitamiento a reprimir no ya el sexo (como en épocas pasadas) sino el amor. Si antes de Nietzsche condenaban al dionisiaco y reprimían el sexo, ahora se condena al apolíneo romántico. Es más fácil en la sociedad actual conseguir un rollito de una noche o un minuto de placer que una pareja estable. Por eso esta época se parece al barroco y al romanticismo. No es la nuestra una época de estabilidad precisamente, sino de miedo al terrorismo, a la locura, al sida, a la muerte, al amor, a los fanáticos, a meterse en política, a salir de la trinchera- bunker que tenemos en nuestra casa (caverna televisiva), a vivir... Miedos, miedos y miedos disfrazados de libertad, democracia y demás cosas que nadie se cree.

Lo triste es que todas las cosas que reprocho a la sociedad actual todo el mundo las sabe y ha vivido, no es nada nuevo, pero corremos un tupido velo, se ve pero no se mira, se racionaliza o intelectualiza pero no se siente. Y yo eso es lo que más siento; su insensibilidad. 

Ella dijo que salía a por tabaco. Desde entonces estoy aquí, esperándola. Empezó a llover, diluvió, caía nieve... y yo sigo aquí esperándola. Esperando y desesperando. Fumando espero a mi alma gemela. Pero quizá tanto ser almas gemelas la agobió. Imagínense. Todo el día cosido a ella. El uno fusionado en el cuerpo del otro. No éramos dos personas éramos una persona en dos. Un cuerpo con dos cabezas como una hidra, ese es el andrógino platónico. O quizá el andrógino platónico sea un ser hermafrodita con genitales de ambos sexos. El masturbador de sí mismo. El andrógino que así mismo se sacia.

Capitulo 7   


Tratado de la Pasión de Eugenio TriasDel amor un palpito, Del universo entero, Misteriosa delicia del corazón (De la Traviata de Verdi) Él escritor se propone una “ontología de la pasión- amorosa” (Según definió el romántico Sthendal el verdadero amor) Para él sus tres arquetipos del amor son:

Tristan- Isolda  El amor verdadero y romántico. El amor pasión a diferencia del platónico es reciproco.  Y lo ilustra la obra Tristán e Isolda del varón Gottfried Von Straussburg quien se la dedica a los nobles de corazón.

Don Giovanni o Don Juan- Doña Inés. El amor vanidoso, cortés, pasivo- activo, sádico- masoquista.

Fausto, Hamlet o Segismundo.  El filos al sophos, al saber. El amor intelectual.

EL AMOR EN LA ÉTICA

Para Trias las bases de la Razón teórica o práctica de Kant sólo pueden fundarse en el corazón y toda ética ha de venir desde el corazón, desde los buenos sentimientos (Pascal) o buenos propósitos a los que Kant ya se refería. Y esto es porque “toda filosofía que se precie parte del hecho empírico fenomenológico de la experiencia vital” Toda ética parte de la vida concreta. Spinoza es de los pocos filósofos que intentan poner el amor- pasión como base de toda ética. Pero para la mayoría de filósofos el amor enajena y por tanto va contra la libertad individual.

(Ortega piensa esto del enamoramiento, aunque no del amor) Aceptar al amor platónico como base de toda ética sería más bien una patética pues el verdadero amor- pasión es determinista – pathos- .

EL OBJETO DE AMOR (idealización- cristalización y marginación de la mujer)

En el amor desde el platonismo de Platón hasta el romanticismo de Sthendal el sujeto amador es eso; sujeto activo, mientras que el sujeto amado es un objeto del amor, de la cristalización y de la idealización, ósea un sujeto pasivo, un sujeto del que alguien se enamora porque estaban destinados. Y en último ratio; un objeto de compra- venta, un objeto del deseo y del consumo como lo que de un tiempo a esta parte se han convertido las y los modelos. (¿y modelas?)

LA PASIÓN Y DOLOR DEL AMOR

El amor- pasión o romántico va impregnado de dolor, como ya hemos dicho en este ensayo muchas veces. “De todos los males el del amor nos gusta. Encontramos goce en ese dolor, este mal brota de mi voluntad por lo que puedo quejarme ya que yo quiero seguir sufriendo de amor. Gano tanta alegría en mi dolor que estoy enfermo de delicia” Chrétien de Troyes, un romántico.

El amor platónico romántico significa amar el amor o querer querer. La pasión es contraria a la felicidad y al placer; Tristan e Isolda no buscan la felicidad ni la libertad sino el amor y llegan a morir el uno por el otro, buscan ese dolor de la pasión. De hecho BlancaFlor sella el destino de su hijo Tristan al llamarlo “El triste”. Quieren trascender el suicidio en el dúo- cidio, compartir la muerte. Hegel decía que la muerte nos hace iguales a todos pero ya Heraclito abvirtió que no es lo mismo morir enfermo que en el combate.

Los románticos prefieren la muerte a la muerte en vida; la muerte en vida es ese “no Ser en el Ser” de Heidegger, esa apatía burguesa, ese “spleen” o tedio de vivir. (es mejor morir porque se ha vivido que seguir viviendo porque ya se ha muerto versó Holderling) morir de rodillas no.  La muerte es la resolución misma de la pasión, el juez que permite al hombre saber si aquello era verdadero amor pasión. Quien a la pasión se entrega  también lo hace a la muerte. Eros thanatos, el orgasmo, la pequeña muerte...

La pasión se juega al borde mismo del abismo y no tiene marcha atrás ya que nos determina, y no nos permite elegir ni decidir ni discernir y por tanto tampoco deja lugar a la conciencia, o al remordimiento que siempre brotar del error en tu electiva libertad. La pasión hace al sujeto como el hábito al monje. La pasión puede llevar a la muerte, a la locura, a la trasgresión final.

La pasión es lo que al sujeto le pasa, lo que el sujeto padece. Y la mayor pasión de todas somos nosotros mismos. La pasión es lo más parecido a una fogata que desde dentro de nosotros nos inflama las vísceras, es una luz interior, una hoguera que nos alumbra. La pasión es lo que sujeta al sujeto para que no pueda librarse de ello. Desde la antigüedad estoica se entiende por pasión la conmotio y pertubatio de la justa medida aristotélica, del punto medio y la templanza. Para Kant las pasiones son enfermedades del alma que hay que reprimir, una locura clínica (Y no divina, como veía Platón). La pasión enajena al sujeto pero paradójicamente le hace más subjetivo, más humano. Demasiado. A pesar de todos los pesares algo somos, aunque es más fácil concebir la nada que nuestras vidas. La pasión es la cuerda suspendida entre el abismo que media el Ser y el No Ser. La duda de Hamlet es también su pasión o como gustaban de decir los de la generación del 98; su preocupación (Hoy diremos; su obsesión intelectual y personal).

El amador siempre desea el deseo del Otro, un anhelo de un deseo que le lleva a otro deseo y al no corresponderse su realidad con su deseo el hombre se desilusiona de esa mujer y busca a otra.  Ese es el mito que subyace tras Don Juan; el del Manrique perseguidor del rayo lunático. Mito de Narciso. Me deseo a mí mismo en cuanto sujeto de deseo pero me consumo a mí mismo en cuanto objeto de ese deseo voraz (el gran masturbador de Dalí, el onanismo, el Dorian Gray)

En su introducción al narcisismo o caso Schreber Freud ve que en el deseo sexual entran en juego siempre tres componentes; Tristán, Isolda y el rey Market. Ginebra, Lancerot y Arturo. Siempre hay un represor en el deseo. Antagonista, protagonista y objeto del deseo. El sujeto paranoico o obsesionado es aquel que proyecta en el otro su propio yo, su alter ego, su forma o ideal del súper- yo. Ame lo que ame en el fondo se ama a sí mismo.

  • En el delirio paranoico; no le amo, le odio
  • En la erotomanía u obsesión sexual, en la histeria; le amo porque me ama
  • En los celos; no soy yo quien le ama a él, es ella quien le ama.
  • En el amor racional uno ama y es amado. Es recipocro:  

Mis ojos en el espejo

Son ojos ciegos que miran

Los ojos con los que veo.   (Y los ojos con que me miran, le añado a Machado)

Cuando no se acepta que en la pasión hay tres componentes, que es un trío (el, ella y la presión social) se cae en un falso dualismo romántico que en realidad es la proyección del uno en el otro. En Hegel por ejemplo subyace una tesis idealista- romántica y en el fondo solipista sobre el amor- deseo. Como decía Eric Fromm aislarse dos individuos del mundo, tal como hicieron Tristán e Isolda, sólo puede ser tildado de un “narcisismo a dos”, un “dúo narcisista”

Y como amor y muerte están interrelacionados (Eros y Thanatos en sus nupcias) también el duelo a muerte es una forma de narcisismo. Y este narcisismo de los enamorados puede llevar al “dúo- cidio” por amor.

El tercer componente del amor, para Eugenio Trias, es “ese ojo que todo lo ve” que sí bien ya no es Dios si es la sociedad y seguirá siéndolo, el “qué dirán”, la infernal presión social de los Otros. Hoy diríamos el Gran Hermano te vigila o el Show de Truman A veces nos enamoramos de quien desde la sociedad se nos invita a ello; los objetos de deseo de la Tv o la mujer mujer políticamente correcta o bien no nos enamoramos de quien no debemos. O ese Eros griego, ese “amor que no osa pronunciar su nombre” de los seguidores de Oscar Wilde y Safo de Lesbos.

La conclusión de este autor no me gusta mucho. Eugenio Trias, desde su cristianismo, llega a decirnos que la pasión debe domarse por el auriga de la Razón y que hay un buen camino en la pasión que nos lleva al edén y otro, el camino de la perdición (a veces disfrazado de falsa salvación) que nos arrastra al abismo y al mal. El deseo es siempre adolescente y juvenil mientras que la pasión acontece en eso que Hegel, en su historia de las edades del hombre, llamó “la crisis de los treinta años” (Coincidente con el momento en que se produce el matrimonio) “la dulce seducción nos la envían los dioses para tentarnos pero nosotros somos culpablemente libres de escogerla o no y aunque no la escojamos, el amor nos seguirá persiguiendo” Safo sólo amó sexualmente, amores físicos y sensuales, sensibles (en el sentido platónico), ósea sexuales. El epicúreo  Anacreonte también lo veía como un recreo de los sentidos. Los antiguos no vivieron un amor pasional. (Aunque Platón inventó lo del amor uránico- romántico sabemos que él no lo vivió, sólo fue el fundador de este club de los in correspondidos) 

Arte de amar de Ovidio

Capitulo 8


Reseña biográfica de Ovidio.

Publio Ovidio nasón, el narizón, escribe este tratado durante la republicana octaviana, en los tiempos de pax romana. Conoció en vida a otros poetas palatinos como Virgilio, Galo, Propercio, Horacio o Tibulo. De escribir elegías pasa a poeta épico con su famosa obra la metamorfosis. Es un poeta agusteo preocupado por los versos alejandrinos, símbolos, simetrías y ordenación y composición arquitectónica. Puede verse la obra históricamente (sociología o antropología romana) o por su temática. Y nosotros hemos optado en este ensayo sobre el amor en analizar su temática de la erótica.  Tibulo y Propercio crean la figura del poeta amante que relata sus conquistas. (aunque es tan vieja como el Ulises y ya se veía en Safo o Anacreonte)

Y en esta tradición poética situamos a Ovidio.

El lector inocente puede verlo como biografía del autor y el docto como una serie de tópicos de su época.  Ovidio se distancia de lo autobiográfico para hacerlo más ensayístico y universal. Él mismo dice que se considera al poeta un mentiroso según el imaginario colectivo, cuando en realidad plasma la realidad de su época. Y dice que consideremos todo lo que relata una ficción, una mentira, en uno de sus poemas.

 Esta claro que lo que relata no le sucedió a él sino que se basa en muchos hombres de su época a los que si le sucedían. Por eso en el fondo es un tratado que intenta ser objetivo. Por eso es más filosofía que poesía. 

Los tópicos romanos y clásicos sobre el amor (que aún no hemos decostruído y han estado presentes en toda la historia)

  • Exclusus amator ------ las calabazas del amor platónico.
  • Militia amoris------- la visión del amor como una guerra y al amador como soldado
  • La visión económica del amor como la necesidad de él y la economía de besos de ella (el dadir amator y la puella amada)
  • Servitiun amoris---- la visión del amor como una esclavitud entre siervo y dueño
  • Locus amoneus o lugar ideal y bucólico. 
  • El carpe diem o vivir el dia, el presente instante
  • El ludus, iucuss. Disfrutar y divertiros. 
  • Collige virgo rosae (coge las rosas doncella) Ovidio lo aplica a la belleza masculina que también se destruye con el paso del tiempo.
  • Contraposición entre orbe/ urbe Habla del amor urbanita y del rural- natural.

 LA RETORICA DEL TRATADO DE OVIDIO

El discurso poético se eleva con artificios varios:

  • Tópicos o loci comunes de su sociedad (los antes mencionados) Son los signos sociales como diría Umberto Eco y los semiólogos actuales.
  • Aliteraciones, onomatopeyas, paronomasias, rimas internas, geminaciones, anadiplosis, anáforas, paralelismos, quiasmos, reiteraciones y repeticiones, epiforas, hipérbaton, hipérboles, metáforas, asídenton, polisidenton, perífrasis, lítotes, gradaciones, neologismo, hipérbole, hendíais, enálage, preguntas retóricas, personificación, alegorías, anfibologías, metonimias.
  • Exordium y peroratio, inauguración y clausura del discurso.
  • Sententatie o sentencias
  • Exempluns
  • Narratios de la acción

 

Penélope es el modelo de felicidad conyugal.

Se celebra a los urbanitas y refinamiento de la vida civilizada.

La Roma ideal de Virgilio/ La Roma real de Ovidio

La recusatio es la defensa del poeta por dedicarse a la poesía amorosa y no a la épica

El decorum o la adecuación lingüística

Ovidio acepta el sistema, no es un poeta social, no es revolucionario ni trasgresor y busca felicidad sólo personal

Artes ingenuae, liberales y bonae artes Artes mechanicaes, mecánicos o manuales

El triunfo del amor de Petrarca (influencia de Ovidio en el renacimiento) y en el barroco (autor preferido de Shakespeare y Marlowe) Quevedo lo interpreta. 

Ovidio ama a Corina, una mujer casada.. Cintia es el primer amor de Prospercio, una mujer muy deshonrosa que se liaba con todos.  Ambos poetas son dos libertinos infieles sexualmente pero nunca inconstantes en sus verdaderos amores pues para ellos no estaba reñido amar idealmente a su amada y acostarse con otras. (y sin embargo lo ven impúdico en ellas) Tibulo ama a Delia, su primer amor, casada con un marido celoso. Némesis es una mujer avara que se vende y entrega al mejor postor. 

 Una historia de amor- vanité en Ñoñosti como otra cualquiera.

 O SIMPLEMENTE “UN ROLLITO DE PRIMAVERA”

CAPITULO I               LA RELACIÓN

La conocí a orillas de la bahía de la Contxa y juntos conquistamos la utópica isla de Santa Clara. San Sebastián. 2004.

    Una lamía con gafas de sol de pasta gucci  inadvertida entre tanto guiri y  familias alemanas alojadas en el Hotel Londres. Entre aquellos rubicundos y arios turistas me esperaba Galadriel, blanquecina, celtica, etérea, luminosa, pálida, iridiscente, feerica, elfica, onírica, como recién salida de una balada de Keats o wiliam blake. Totalmente cristalizada e idealizada. Se presentó mientras se peinaba su sedoso cabello con un peine de hebras de oro. Melena prerrafaelista: rizada, pelirroja y alborotada. Tenía por pies ancas de pato o quizá una cola de sirena (sumergida estaba toda ella), por boca un pico de oro, por ojos dos estrellas de mar y el corazón... el corazón enterrado en la arena, y frío como el fondo del mar, una autentica femme fatal.   Me dijo que quien desenterrara ese tesoro, su corazón, quedaría maldito pero yo besé su concha dorada, hundí mis dedos en su mar cubierto de algas, roce su lengua salada a salitre de mar.

Y lo peor de todo; escuche su canto de sirena, me anegue en ella y para siempre compartimos el naufragio, brazada junto a brazada, hundiéndonos más y más en avernos de arrecifes de coral, sacando nuestras branquias a respirar, nuestras escamas a airear. Éramos de esa clase de peces saltarines que salen a que les bese el sol y a salpicar sobre las olas.

El viento borró nuestra piel, se llevó toda la arena, y los castillos en ella

El viento deshizo nuestras pisadas en la arena...

Los nombres que en arena se escriben... el siroco se los lleva, magíster dixit. (Esto nos dijo un tuareg cuando nos cargó a lomos de un camello, o como el lo llamaba; una barcaza del desierto)

- I have come for the San Sebastian’s film festival. My name is Galadriel, I am actress.

- Y yo me llamo Marino, escribo guiones de cine y criticas teatrales.

Encantado. Dos besos a la francesa. Y encantados, prendidos, quedamos el uno del otro. Actriz conoce critico cinematográfico. Critico escribe una columna apoyando su interpretación y lanzándola a estrellarse en la fama.

Actriz planta al critico. Argumento típico- tópico de una serie con guión malo y barato. Podía haberlo escrito yo.  Yo acepté escribir para ella una película y ella quedo en actuar en privado en mi honor. Ella interpretó para mí todo lo que duró nuestra relación e incluso fingió los orgasmos. Fue su mejor papel. Yo ahora escribo el guión de la película que ella me improvisó, así, por amor al (séptimo) arte. Soy un artista del desengaño amoroso, que le vamos a hacer.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------El amor es la mariposa que fluye sobre el río de la vida. El amor es un gusano en larva que se va gestando y que un día se echa a volar, tras desprenderse de su crisálida, y tan rápido como vino se va. Esa es la púa, la espina del amor. Pues el amor es rosa y mortal y al ser una flor con alas es también mariposa, tximileta, voluble veleta movida a tenor de los vientos que soplen.  Intenten cazar mariposas, a seguro que se les escaparan. Pues así el amor, y cuando no sales a buscarlo es cuando por azar cae en tus redes esta mariposa, pero buscarlo es la manera más sencilla de no encontrarlo jamás.

El amor es fugaz, como viene se va, las mariposas sólo viven un efímero día (aunque para ellas es La Eternidad) y muchos piensan que por apresarlas y clavarlas en el álbum la mariposa va a seguir brillando, pero enseguida pierden su color y su magia de “hadas del día”, la chispa, el hálito de vida que despertó a Atenea de su pétrea condición, ese soplo vital que nos hace humanos, quizá demasiado. El amor es eterno mientras dura. Por disecar el amor este no va a durar más, como esos matrimonios que se alargan ya por pura desidia o por una nociva dependencia emocional. El enamorado es una mariposa de luz, una polilla, que va detrás del fuego que la extinguirá y matará. Suelta y libre la mariposa alza el vuelo hacía la llama... abrasándose el alma. Cuando de verdad amas a alguien o a algo (más allá del amor inmaduro y posesivo) has de dejarlo libre, que aletee libre la mariposa lejos de tu bolsillo. Es la diferencia entre admirar una flor- mariposa y cortarla de raíz las alas. Es la teoría de Buda del distanciamiento o del estoicismo y misticismo con el desapego a las personas y cosas.

No significa que no ames a la otra persona, la amas tanto que no la coartas su libertad, no la cortas sus alas. Las mariposas no son sino flores con alas. El amor; corta vida, largas alas, volando en una intensa perpetuidad. El amor en todo recuerda a una mariposa. Por eso cuando te enamoras alegas ver mariposas. 

Fitzerald (el escritor, no la cantante de jazz) decía que el mundo lo movía el amor porque la roca del mundo esta fuertemente asentado en las alas de un hada.

¿y que son las hadas sino mágicas mariposas? Mariposas, hadas y flores... tales cosas ves estando enamorado, pffff.. mundos ideales y apolíneos como el de la abeja Maya, los osos amorosos o Pitufo- landia.  ¡cursi verdad!. (en este caso Platón tenía razón y la verdad del amor es bonita, bella y verdadera, mientras dura)  ----------------------------------------------------------------------------------------

Nos amamos recostados en la arena, nos amamos bajo el espumoso mar. Nos amamos surcando la brisa como dos gaviotas que vienen a morir al mismo cementerio marino, tras quedar sus alas manchadas por un petrolero. Como dos delfines que dan a morir al mismo bancal, y se tienden en la arena, y besan su tierra, y expiran juntos. Aletean los tórtolos, anidan las cigüeñas, siempre en bandadas de dos. Por algo será. El amor no se puede explicar. El viento azotaba nuestro pelo, se llevaba las palabras de amor escritas en la arena, nos dejaba desnudos en una playa muerta, persiguiéndonos bajo el vespertino sol para salpicarnos y hacernos aguadillas. Nos tumbábamos, tostándonos al sol. Escuchábamos a través de una caracola, cantos de sirena que el eco traía de horizontes remotos.

Trotamos en caballito de mar por un mundo sumergido. - That city is very bored…  It had only beaches and sun… and “the party”? Ella, acostumbrada a las noches locas por los matinales y discotecas londinenses se aburría en esta aldeana y provinciana capital de provincia llamada San Sebastián. No hacíamos más que tomar el sol, untarnos de crema solar y salir luego a beber por los cuatro bares de la parte vieja. Uno se enamora de una ciudad pero llega el día de partir y se te pasa pronto el enamoramiento, y a ella el mágico encanto que despierta San Sebastián ya se le había pasado, y de igual forma yo empecé a aburrirla. Nuestro amor ya sólo era esa resaca con que las olas fenecen en las rocas y la espuma que dejan, babilla de burbujas, restos de algas y  trozos de madera escollados en tierra, los restos de este naufragio que fue nuestra ruptura. Algo de viento se me mete en los ojos y me hace llorar y agridulcemente saboreo estas lágrimas, dulces si me pongo a recordar, agrias si me da por añorar.

Amar es saborear el placer y padecer todo el dolor que entraña la palabra “pasión”. Quien lo probó lo sabe que dijo el otro. El amor es, a las duras y a las maduras, en su pobreza y en su riqueza, un plato agridulce. Pero pobre del que jamás lo cató. El amor es una rosa con espinas, ¡una mariposa que dura tan poco en nuestras manos!.

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Paseamos por el paseo de la Contxa, por laberínticas calles y melancólicos malecones, por soleadas avenidas y angostos callejones. Allá arriba brillan centellas fugaces e incluso parece que toda la ciudad se principia a tocar un solo de jazz. A veces los momentos de tu vida tienen banda sonora y esta relación tenía de música de fondo el jazz de San Sebastián. Vimos en el Kursaal y en el Teatro principal y en el Victoria Eugenia y en Anoeta todas las proyecciones del festival; películas coreanas subtituladas (verdaderos rollos), americanadas con algo de sustancia y cine argentino y español por un tubo (¿por qué será que durante las crisis de pareja te encanta el cine en crisis?). Veíamos dos pelis a la mañana, dos a la tarde.

Acabamos con los ojos como platos y el resto del día comíamos en un vegetariano que hay a orillas del Urumea, vegetábamos en la playa de la Zurriola o salíamos de marcha por Iiumbe. Apenas nos alimentábamos, sólo de sueños, de ilusión vivíamos (de esa ilusión de la “dream factory”),  bebiendo más de lo que cenábamos (y muchos días sin comer)...

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    CAPITULO II       LA RUPTURA

En nuestro café empezó la primera de nuestras discusiones.

Marino - Pues yo aún creo en el amor platónico.- 

Galadriel - querrás decir plato- único. (ya a esas alturas de Septiembre no sólo chaporreaba castellano, sino que se permitía juegos verbales)

Marino - no lo pillo.

Galadriel - pues que los románticos por esperar al plato fuerte, al amor “bello- bueno- verdadero”, al amor eterno y al príncipe azul y todas esas patrañas de las que os convencen los anuncios de la Tv... os perdéis los aperitivos, los platos entrantes.-  Galadriel era partidaria del amor libre, de los menuax sex trua (o como se escriba), de las orgías y bacanales, de los cambios de pareja y muchas otras cosas que me parecieron aberrantes. Además, descreída ya del amor, se entregaba a ligar con cualquier adolescente, simplemente para ver la cara de lelo que se le ponía al darme celos. Y sí, tuve tubos, cuernos y casco de vikingo al completo. Jugó conmigo como de niña con las barbys que luego tiraba a la basura.

Fui diana de sus maquiavélicas armas de mujer fatal y cobaya de sus experimentos amorosos. Fui su cacho perro faldero pues la muy perra del hortelano ni comía ni dejaba comer, dándome una de cal y otra de arena, lo mismo poniendo una mirada dulce que de pronto pasando de mí e ignorándome toda la velada.

Las mujeres que van de malas son como las gatas; modosas si quieren algo y con las uñas afiladas si algo se les tuerce en sus maquiavélicos planes. A las tías no hay quien las entienda. No vean las que me armaba y todo me lo aguantaba, bilis trágame. Ya decía algo machistamente mamá que a las mujeres hay que atarlas en corto, pero yo peco de blando a pesar de mi mascara, de mi dura coraza que me cubre por fuera, y me ablanda por dentro, como un huevo, exactamente como un “huevón”. Ella me usó, me utilizó y después me desechó todo deshecho, hecho un eccehomo, un cristo, un cromo, un klinex.  Pero no quedo ahí la cosa pues encima, tras arrojarme a la basura, me recicló. Quiero decir que cuando yo ya estaba hundido en la peor de las desolaciones y había aceptado la ruptura, volvió a darme “otra oportunidad”, casi como una monja de la caridad (deberían beatificarla), y tan avispado como soy... piqué de nuevo en esa flor del mal.

Media culpa fue mía por acudir a esa miel que sólo dejó en mi un regusto en el hígado a hiel. Mordí la manzana, y la víbora viperina de ella me hincó bien el diente con su veneno fatal. No puedo seguir contando la historia, me da hasta vergüenza lo patética que es, ¿cómo pude caer tan bajo? ¿rebajarme al mismo fango por una mujer que aún hoy sigue siendo para mí un autentico misterio?

Quizá ni siquiera se llamase Galadriel, quizás ni siquiera haya existido jamás y todo haya consistido en un mal sueño. Se avergonzaba de mí cuando los paparazzi venían a inmortalizarla en sus flashes, no me presentaba a sus grupos de amigos, me decía que era muy posesivo, para ella sólo fui un rollito de primavera (como el de los chinos), un amor de verano. Y un día tocó despertar de ese sueño de una noche de verano.

Yo podía haberte inmortalizado, la solté un día, ella podía haber sido mi musa, haber posado como maja desvestida por mí, y aunque envejeciera jamás lo haría en mi poema. La literatura es un espejo irisado, y al igual que el retrato de Dorian Gray, puede ser una memoria que perdura cuando ya al que se quería recordar hace tiempo que nos ha dejado. Paseaba por las calles y en todos los letreros de los pubs irlandeses de Ulises creía adivinar su nombre, me chocaba con las farolas, caía en los charcos y las palomas me cagaban en el hombro cuando me quedaba esperándola en el banco.

Sabía que esta vez no acudiría a la cita, pero estaba ahí, mojándome con el calabobos o xirimiri, cantando bajo la lluvia, todo plantado, y regado, ósea como un vegetal mismamente. Paseo sólo, a altas horas de la noche por la playa de la contxa. Bañarse ahora es un placer. La luna brilla con su cara pálida y lúgubre, representando al clásico “eterno femenino”.

 Iluminada por este pálido halito lunar mi ciudad parece otra, se diría distinta, congelada en un silencio y paz sepulcral, en oscuridad total. Es la quietud de las naturalezas muertas. El vendaval arremolina mi melena. En el cielo arrecia tormenta. Y el mar anda encrespado, se baten las olas desafiando al cielo. Me dejo caer en la rugosa arena, voy formando montoncitos en ella, entreteniéndome con los bichos o los trozos de envoltorios. Me desprendo de mi ropa, el viento se cuela en mi interior con fuerza huracanada y me llena por dentro de inmensa serenidad. El volátil viento (aire en movimiento) surca las playas celestes mientras yo braceo un largo, nadando a lo perro, haciéndome el muerto aunque esto es la forma más fácil de nadar.  Así me siento, completamente muerto, movido por las olas, a tenor de los vientos, chapoteando, ahogándome, gritando ahora que nadie puede oírnos y que duerme la ciudad y aletean las gaviotas por la Contxa, como esa canción de Mikel Erentxun.  El mar me va arrastrando al interior y aunque esquivo las olas e intento volver a la orilla, la mar me mece con la suavidad de una madre, y ¡sería tan sencillo dejarse llevar! ¡tan sencillo desaparecer en la línea del horizonte, cerrar los ojos y dejar de respirar!  La muerte por ahogamiento es una de las peores muertes que hay, no se lo aconsejo como forma de suicidio y encima las probabilidades de estrellarme contra las rocas del acantilado son muy empíricamente considerables. El suicidio sólo queda bien en las novelas. Las gaviotas, que en el norte llaman gabais, bailan sobre las olas, y rastrean la línea del mar buscando pececillos para comérselos. Salgo del agua tan cansado como entré, la espuma no me ha renacido como a la Venus aquella sino que me ha dejado aún más “plof”. Mis pezones se han erizado por el contacto caliente del agua, mi pelo se halla revuelto y mojado, y salgo del agua a recobrar el aliento de vida. Una vida sin ella.  --------------------

Soy de los que quisieran creer que el amor mueve el mundo. Para aquellos que piensen que no deben existir tratados subjetivos, o tratados del amor, les diré que de la física del amor debería haber tantos libros como de la física corriente existen. Estoy de acuerdo en que “el que lo probó lo sabe” y que el amor hay que vivirlo y experimentarlo en las propias carnes, pero el amor es un arte. Y como buen arte requiere de un aprendizaje.

No nacemos sabidos, y no nacemos amando racionalmente (Pascal dice que la Razón y el Amor han de equilibrarse mutuamente). Podemos amar perniciosamente para nosotros y nuestro entorno. El amor como siempre puede ser también un arma de doble filo, como en los sádicos que quieren a aquella persona que maltratan. Y en nombre del amor también pueden cometerse crímenes pasionales.

Pero en un plano más cercano a nosotros, este tratado intenta ser una teoría del amor que después ustedes puedan llevar a la práctica. Aunque no se trata de un libro de “consejitos para ligar”, y aunque hablo de las diferencias entre machos y hembras (lo natural) y entre lo femenino y masculino (lo cultural) no es este uno de esos libros en plan “las mujeres son de Venus y los hombres son todos iguales”.

El amor, insisto, hay que hacerlo. Hay que hacer el amor y no la guerra. El amor no brota por ciencia infusa (lo que brota espontáneamente, instintivamente, es sólo el enamoramiento o la atracción física), y hemos de entrenarnos en este arte, guiados por este Cupidillo halado llamado Uranio que quisiera ser vuestro más fiel consejero. Como un Tírano de Berberac, uno de esos faunos que ayudan a los enamorados a alcanzar su objeto de deseo. Soy bastante escéptico y descreído de todo (¡soy postmoderno!) pero aún así entre las pocas cosas en las que aún creo está el amor. El amor como forma trasformadora del mundo, como continuación de la vida humana, como sentimiento de creación (aunque a veces, mezclado con instintos thanaticos, también destructivo o autodestructivo) El amor, en un sentido clásico, como engendrador de belleza. El amor como fuente de inspiración y musa de los poetas. El amor como sentimiento sublime en los artistas (tal y como Freud lo vio). Vivimos en esta vida por amor a la vida y este sentimiento de amor hacía la vida es el principal que la madre nos inculca. No nos suicidamos porque amamos la vida, a nosotros mismos y a los demás. El amor mueve el mundo. El amor religioso hace de la trascendencia humana un impulso siempre hacía arriba, siempre hacía más altas esferas, sublimizando esta vida. Incluso tenemos “hobbis” o “aficiones” que etimológicamente vienen de la “afección” que sentimos hacía esas aficiones. El diletante griego o renacentista era el “amante” de esta vida. Creamos, los artistas, por amor al arte.  Como dijo Sófocles: Hay una palabra que nos libera de todo el peso y el dolor de la vida, esta palabra es amor. O como cantaron los Beatles; lo único que necesitas es amor. Ya dijo Thomas Man: sólo una cosa trasciende la muerte y es el Amor. Ya aparece en el cantar de los cantares; sólo el amor puede vencer a la muerte. El amor es todo el mensaje de Jesús y los demás profetas y de la mayoría de religiones.

El amor nos sobrevive y eterniza sobre la dinámica, mutable y cambiante vida porque es la más poderosa de todas las fuerzas -o el más fuerte de los poderes-.  El amor es la lava del Vesubio que nos petrifica y eterniza cual Pompeya, la fuerza que nos concede esa victoria moral sobre la muerte que es el recuerdo de nuestros seres queridos. Por todo ello: ¡VIVA EL LOCO AMOR!

Elogiemos el Amor con alegría, que es la fuerza que siempre ha movido al GAY SABER (al saber de los trovadores, de los cortejadores de doncellas. La literatura hasta el siglo XVIII significa el conjunto de saberes del hombre porque el hombre es impulsado hacía el conocimiento por curiosidad, por amor hacía el mundo y hacía el hombre) Por literatura se ha entendido hasta el siglo XVIII el conjunto de saberes, tanto humanísticos como científicos. Y aunque hoy la especialización ha reducido toda visión unitaria o meta relato a mí me gusta llamar a la cultura o al saber “literatura” y para mí en esa concepción cabe la historia del arte, de las ideas, la filosofía, la poesía... pero la sociología, la sicología, la economía también. Todo lo humano no me es ajeno. Y una visión global o unificada de todo lo humano y lo social es lo que hemos de revindicar por “Literatura”.Y yo siento que esta literatura debería hacerse desde los libres sentimientos, y siento mucho que haya estado siempre más vinculada a la represora Razón y no a la Imaginación. Casi podría decir que todo pensamiento surge antes de un sentimiento que se intenta racionalizar, aunque sólo sea el sentimiento de afiliación (de filia) con ese pensamiento. Por eso la literatura (en mi opinión) se hace de sentimientos, no de “buenos o malos”, sino de diferentes y variopintos sentimientos, conscientes o inconscientes- inocentes. (y de sentimientos inocentes se escribe lo más sincero)

A mí me parece igual de sentida la poesía de Fray Luis de León que la de Badulaire o Rimbaud, si bien una sea hecha de “buenos” sentimientos y la otra de ”malos y demoníacos” sentimientos.

Eso de “malos” o “buenos” ya te lo ponen los críticos pues si bien un poeta adjetiva los críticos no saben poner epítetos, y por eso encasillan en istmos e incluso juegan a juzgar como Dioses donde esta lo bueno o lo malo (¡Sade es una lectura inmoral! ¡los evangelios son una lectura edificante y piadosa!). Lo importante es que el escrito brote de lo sentido y vivido, de la emoción, del sentimiento, eso es lo que hará al lector darse cuenta de tu sinceridad, de tu autenticidad. Y lo mismo puedo pedirle a la ciencia, a la filosofía, a la sociología... honestidad, intelectual, sinceridad sentimientos, humanidad.   

No se sabe de donde brotan los sentimientos: en la antigüedad se creía que del estomago, en la modernidad que del corazón y actualmente parece que surgen del cerebro y por eso se les da más relevancia. Ya son más “científicos” Siento, luego existo es lo que hoy domina.  Hoy por suerte se habla de “inteligencia emocional”. Ya no somos esos cerebros con patas de los ilustrados racionalistas ni nos creemos tan divinos y solapistas por el hecho de pensar (todos pensamos).

Ahora sabemos que los buenos sentimientos son la base de toda ética. (La buena intención que decía Kant, tus fines y tus medios han de ser bien intencionados) aunque a esto se puede objetar que de buenos sentimientos están llenas las cárceles y que Lucrecia Borgía podía tener en el fondo una buena intención. Con un buen propósito se puede también hacer grandes catástrofes; el invento de la bomba atómica fue fortuito, no se realizó expresamente con el fin de asesinar. (aunque Einstein sabía lo que se hacía) Los déspotas ilustrados respetaban las ideas pero no a las personas (todo para el pueblo pero sin el pueblo) mientras que hoy Savater nos dice que todas las personas son respetables pero sus ideas rebatibles. Ese es el giro romántico: Los pensamientos son sólo sentimientos hechos palabras. Hay que cultivar más los sentimientos ya que los pensamientos brotaran de ellos, por sí mismos. Es una especie de EMOCIONALISMO MORAL lo que yo propongo frente a tantos siglos de Intelectualismo Moral. (el hombre más culto no por ello ha de ser más bueno moralmente). Hoy ser bueno, tener buenos sentimientos, es sinónimo de ser tonto. “Eres tan bueno que eres tonto”. Pero no es así, la bondad es natural, todos nacemos inocentes- inconscientes, mientras que la inteligencia se va despertando, concienciándose, desarrollándose, nunca dejamos de aprender. ¿Cuantos profesionales aman su?. Ya no hay que “ser bueno” sino estar bueno. la estética se impone sobre la ética, olvidando que ambas están unidas. El Estar y el Tener se imponen sobre el Ser. (“Tanto tienes tanto eres” es la filosofía del pragmático “teniente”.)   Y frente a eso yo reivindico los buenos sentimientos, lo emocional, lo más humano que tenemos. Con buenos sentimientos se harían mejores cosas en el mundo.

Capitulo 9

Paso del amor- pasión o pasivo al amor- acción o activo

La tesis central de este ensayo es que hay dos clasificaciones del amor históricamente (sexo y amor ideal). Hemos pasado del amor- pasión (el amor platónico- romántico, uránico y apolíneo) al amor- activo, el amor libre, pragmático, realista, racional y propio del capitalista postmoderno.

Lo primero que distingamos en el amor es que hay dos modos de enfocarlo; amor- PASIÓN o amor- ACCIÓN. Y esto se corresponde a su vez con dos amantes; EL ACTIVO Y EL PASIVO, el AMADOR Y el AMADO. Esta clasificación es la clásica que inician Platón y Aristóteles. El actio y el passio, potencia y acto. Sujeto y objeto del amor.

El de hoy es un amor Acción y no un amor Pasión, fruto del mundo capitalista en el que vivimos. Se ha desligado amor y pasión y de esta forma se le ha librado del dolor (pasión de Cristo o del anticristo de Nietzsche. Pasión de Hitler o del Ché son las “pasiones” humanas a evitar. No son tiempos estos de “Pasionarias”) Pasión es el pathos, lo que pasa y sucede, sin intervención de la libertad, voluntad. Pero el capitalista todo ha de controlar, hasta el amor. Por eso el amor romántico da paso al amor realista, al racional, equilibrado, al matrimonio burgués como forma de cohesión social, a las relaciones libres de sexo como una promiscuidad permitida, una pequeña anarquía dentro del amplio sistema social. Hemos pasado del amor pasivo al amor activo. De que nos pasara enamorarnos a enamorarnos según queramos, como si el amor fuera solamente acto volitivo. Como si el empresario eligiera su amor igual que elige acción en la bolsa. El amor cada día tiende menos al platonismo, idealismo, divinización, magificación. Consecuencia de esta autonomía de lo temporal que vivimos desde que Dios nos dejó.

La magnificación, sacralización o re- encantamiento del mundo... ¿contribuirá a que vuelva a haber chispa, magia, en el amor? Todas las personas, salvando a algunos masoquistas que puedan querer sufrir, queremos sólo la cara bonita del amor, lo placentero,  y no soportamos su cruz; el desengaño amoroso y demás dolores. Y por eso hemos rebajado a un minimun el amor, llamando así a muchas relaciones que igual sólo se sostienen en una base sexual o en una dependencia emocional, hasta el extremo de que el postmoderno cree al amor un invento cultural (desde este relativismo se cree que el amor es propio sólo de una determinada época y zona occidental y no una constante con muchas variantes como en realidad fue, es y será el amor) En nuestra sociedad mercantilista el amor se ha convertido en la excepción que confirma una regla de sexo y comercialización de las personas que confirma aquello de que usamos a las personas como objetos  (por eso nos hallamos en el giro anti- humanista donde importa más la realidad del Sistema que el hombre concreto y aislado). Por ejemplo “la amistad con derecho a roce” tan vigente actualmente me remite a aquello que Aristóteles dice en su Ética sobre lo de usamos a ciertas personas, a los llamados “amigos útiles”, categoría donde incluiría este tipo de relación capitalista donde se intercambian dos cuerpos. (una prostitucion de las dos personas)

Por ese miedo a sufrir la pasión el amor se ha rebajado, edulcorado, rosificado, suavizado, hecho leve, suave, liviano, propio del hombre Light o blando que el psicólogo Rojas define como principales características del postmoderno.

Sensiblerías baratasSi bien se ha desdramatizado al amor también se lo ha frivolizado y es tan superfluo que no es amor. El “amor”actual, por llamarlo de alguna forma, no merece tal elevado nombre. No hay que renunciar a enamorarse vehementemente (de forma romántica) por miedo a sufrir el dolor, por miedo a la pasión, ya que el miedo puede paralizarte toda la vida y ese miedo puede incluso hacer que te mueras sin haber vivido. Pero hay que ver este cambio que ha sufrido la concepción del amor como una característica más del paso de lo determinista y patético a la supuesta libertad ética que en realidad es otra suerte de determinismo, una condena a ser “libres” en este sistema liberal.   Este paso del amor pasivo al amor activo tiene que ver con el paso de una sociedad económicamente mercantilista y proteccionista a una liberalista. Tiene que ver así mismo con la secularización del mundo y en fin,,, se le podrían buscar muchísimas más causas dentro de este armazón del Proyecto Moderno que hoy se desestructura. Este edificio que hoy, como furias griegas, desmembramos para poder erigir, en su sustitución, un mundo nuevo.

Capitulo 10

El amor ha muerto en la postmodernidad. Y nosotros lo hemos matado.

El amor ha sido el gran olvidado de la filosofía, pero siempre ha estado en el pueblo. En la época en que los racionalistas censuraban y reprimían las pasiones los poetas románticos las estaban cantando y sublimando. En el barroco en que los curas atacan las bajas pasiones, los dramaturgos las exaltan (Lope de Vega, Shakespeare y demás). Por tanto, el amor, el sexo, los sentimientos, las sensaciones, las pasiones, instintos y deseos han sido una constante histórica, una realidad, aunque estos escritores no quisieran reflejarnos la realidad que había sino la que debiera haber en su mundo “racional o religioso”.

Ese mundo de los bata blancas de los científicos y de los bata blanca de los curas. Actualmente hemos pasado de una cultura masculina y falocratica a una femenina, simplemente porque las mujeres han accedido al poder, han empezado a existir no sólo como “potencia” sino también como “acto”. Lo “femenino”, más allá de lo natural o genético o biológico que es ser hembra es un conjunto de características culturales. Es lo que los poetas llamaban un “eterno femenino”. Pero hemos de ser conscientes que este eterno femenino era la visión masculina hacía la mujer, y es por tanto un retrato embellecido, ideal, utópico de la mujer. No pintaban a la mujer como realmente era, sino como debía ser; vista desde el hombre siempre, desde su prisma.

El sexo débil, el tradicionalmente sexo pasivo, es hoy un sexo activo. Y claro, yo en mi inocencia, después de leer tantos poetas románticos, tenía idealizada a las mujeres y me pensaba que este mundo femenino se correspondería a una “nueva aurora”, a una utópica “era de Acuario”, azul, rosa y verde, los colores de la poesía. Pero no es así. Hay que bajarse de la parra.

El Eón “masculino” es el de la guerra, los coches, lo violento, lo irascible, lo destructivo, la contaminación, los crímenes, el machismo, los toros, el fútbol, la razón, la represión, la censura, la política retórica, y otro tipo de fenómenos falocraticos. Y yo me pregunto, ¿Las mujeres van a repetir lo que ya han hecho los hombres? Quiero decir... ¿estamos ante una paulatina victoria del feminismo y de la igualdad de sexos o ante una hibridación por parte de las mujeres de los valores masculinos?

Nuestra niña se pone a jugar fútbol, dice tacos, se va de discotecas, se pelea a puñetazo limpio con otras niñas, juega a vaqueros y a la guerra, va enamorando a hombres que luego deja plantados, entregada al sexo libre sin compromisos (va de Don Juanesca, de Calienta pollas)...

¿Es eso una liberación de la mujer? No, eso es un cambio de “roles” o “funciones” entre lo masculino y lo femenino, pero no una trasmutación de sus valores. Deberíamos coger los valores “femeninos” más éticos y los valores “masculinos” más aprovechables moralmente.  ¿Son los metro sexuales hombres más sensibles? No, son hombres más frívolos. Han adaptado de lo “eternamente femenino” los peores valores; la superficialidad, la pasividad, echarse cosméticos por la cara...   No es lo mismo sentimental que sensiblero. No es lo mismo intimista o romántico que prensa rosa actual. En la época del cotilleo televisivo (en el que a todos nos preocupan los “asuntos de corazón”) se nos han dormido los sentimientos.

La hipocresía social, la hipocresía de clases, la falta de sentimientos, se disfraza de ñoñería y de cursilería. Un símbolo ilustrador de lo que esta pasando en nuestra sociedad es la Ane Igartiburu cruzada de piernas y con una sonrisita falsa e hipócrita en su jeta. Corazón, corazones. Eso hace que desvaloremos los sentimientos. Pero es que los sentimientos no son eso, ni por asomo. ¡yo no aguanto la sonrisita falsa de la Julia Robert de las comedías románticas! No confundamos sentimientos con ñoñería, , España va bien, sonrisita de compromiso y libros editados sobre “buenos modales en tus cenas con las amistades”. Vemos el telediario sin inmutarnos, sedados del dolor de los demás. Hay frialdad de clases.

He escuchado comentarios entre mis compañeros de que los pobres pedían para emborracharse, porque querían, porque les gustaba la vida bohemia o porque no querían trabajar. Y ante este tipo de comentarios uno siente asco, un asco sentimental.  La ética es cuestión de estética, de buen o mal gusto. Y estos comentarios son de un mal gusto asqueroso. Antes al menos se decía que pedían por no robar. Ahora, por no haber, ya no hay ni falsa caridad cristiana. (porque se persigue fanáticamente a los curas, que es lo que siempre se ha hecho en España, en vez de preocuparnos de la secularización. En vez de construir repúblicas; destruimos conventos. Somos así)  Y la solidaridad institucional, la de los famosillos en sus saraos contra el cáncer, asquea, nos revuelve los sentimientos. La ética es una estética, cosa de buen gusto, y esta burguesía es una hortera y tiene el gusto en donde yo les diga. Su ñoño corazón es de plástico, y nos lo enseñan a través de nuestro televisor. Pum, pum, el corazón ya no nos late. ¿dónde estás corazón? A un niño le recorren las moscas las costillas y a nosotros sólo se nos ocurre “apadrinarlo”. Sentimiento Light y débil pero no fuertes sentimientos. No, por ¡San Freud!; los fuertes sentimientos son patológicos, son “misteriosas obsesiones”.

Capitulo 11

El amor hippie y gay, herededos del romanticismo 

El amor hippie es des- institucionalizado porque creen en un amor más sublime, herederos del romanticismo, un amor de absoluto y unicidad, andrógino y demás. No creen en anillos grilletes pero sí el compromiso. La falsa imagen que nos venden de “hipíes =melenudos zaparrastrosos o niños bien que hacen la revolución o burguesitos metidos a redentores del mudo” se la pueden meter los funcionalistas por sus funcionales nalgas. No, señora, no, ser hippie no es hacer orgías comunitarias.

Ni es sexo con buen rollito ni es amistad con derecho a roce ni son todas estas alineaciones y enajenaciones del sistema capitalista actual. Esa imagen frívola de los hipíes y prejuiciosa tiene que servir para que no queramos cambiar nunca más el mundo (aunque el mundo constantemente se cambia)El ideal epicúreo y freudiano “haz el amor y no la guerra” se pervirtió en creencia e ideal trasnochado que los revisionistas marxistas censuran como promiscuidad a secas: - Aquella era otra época, edad joven e idealista y ahora vivimos (como diría Comte) en la edad adulta de la tecnocracia- dice el empresario en su mesa de trabajo. Se ha renunciado a la lucha. Se han hecho concesiones y renuncias. Se ha abandonado la barricada.

Y lo peor de todo, lo peor peor de todo; SE HA RECICLADO empresarial- políticamente LO CONTRA- SISTEMA .y se ha hecho Establisment lo CONTRACULTURAL (¡Vivan las camisetas del Ché!)

Las criticas sirven precisamente como legitimización de autoridad. Y eso, señores, es hipocresía y cinismo. El flower power o espíritu festivo y florido lo ha heredado el gay power, el girl power del feminismo y todas las vanguardias contraculturales (rastas, punks, neorrománticos, borrokas, anarkos, góticos y demás tribus urbanas) pero ya no tienen fuerza sino debilidad, son lights y pensamientos débiles, conciencias alienadas (Hay más viejos que jóvenes en este mundo actual, al menos en la zona Norte, en la zona rica) Y es que lo romántico molesta, es inoportuno en todo sitio, es tan inocente en su forma de pensar que resulta trasgresor y peligroso para los poderes fácticos reinantes. El romántico afirma esta vida pero sobretodo se afirma a sí mismo, y por ello lo tildan de egocéntrico y narcisista para crearle represión interna o autocensura, pero sobretodo lo etiquetan al romántico de rebelde, de inconformista, de anti-social.  Al afirmarse a si mismo lo hace en contra de la sociedad.

El romántico cree en un amor desinstitucionalizado y lejos del que dirán social. Y un amor espiritual, no pedestre.

Los románticos son los últimos cristianos o últimos trascendentes de la era moderna por su misticismo, lo cual también los hace conservadores. Sólo hay que fijarse en el final del Don Juan del reaccionario de Zorrilla. El libertino, mefistofélico, el enfant terrible demoníaco, acaba REDIMIDO por la virginal, pura y angelical Doña Inés. En la obra se repite mucho que, gracias a esta beata, Don Juan se gana el cielo. Un happy end rosáceo y made in Holywood este del Don Juan con moraleja cristiana, machista, y gustosa del status quo que “un libero” no puede romper así como así. (Don Juan al conocer a Doña Inés debió exclamar “¡Con la iglesia hemos topado!.) 

El movimiento gay – alegre- todavía conserva algo de ese espíritu trasgresor aunque peligra al comercializarse y volverse tan exquisito, frívolo y superficial, al volverse en definitiva un getho de roles y mascaras sociales (también de estos hay que tener prejuicio e imagen superflua de pervertidos camioneros o muscu- locas metro sexuales).    

A los auténticos románticos no les bastaba el “hasta que la muerte nos separe” del cura y pretendían que el amor trasgrediera el límite de la experiencia, trascendiera la muerte.

Capitulo 12

 ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

Una de las distinciones clásicas ha sido entre el amor y el sexo. Y es que, nos pongamos como nos pongamos, no podemos caer en el materialismo relativista de que el amor es sólo sexo sublimado.

Aunque dentro del amor se engloba el sexo (o no, puede que no, puede ser platónico), no en todas las relaciones sexuales se da amor. Cierto es que el sexo nunca es frío del todo, apático o a- sentimental, siempre se da una especie de calor humano y afectivo entre el amado/ a y amador, pero se trata de un sentimiento simplemente de admiración y una sensación meramente de atracción, un deseo de posesión del otro, una voluntad de poder, un amor en el sentido renacentista como apetito de belleza y perfección y sublimidad. Al amador le apetece la belleza de su amado/ a y de ahí que Platón dijera que el amador es siempre feo mientras que el objeto de deseo, lo amado, es siempre bello. El amador es feo y pobre porque le falta el objeto de su amor. Y el amado es rico si se muestra virtuoso; si se resiste al amador. En hacerse un poco de rogar consiste la sublimidad o el juego preliminar de la amada/ amado (efebo) y en conquistar al otro, cortejarle, consiste la sublimidad por parte del amador. Aunque esto lo veremos con más detenimiento cuando lleguemos al capitulo del EROS clásico y de Platón.

El tema del sexo es polémico actualmente. ¿Nos hallamos ante una liberalización sexual o ante una promiscuidad censurable moralmente? Una pregunta que no es única de nuestra civilización y que ya muchas otras se ha preguntado. Es innegable que en muchos momentos de la historia de nuestra civilización occidental se ha reprimido el sexo, pero tampoco ha estado siempre reprimido. Pensemos un ejemplo de que en otras épocas ya se daba esta liberación sexual: antes del Corán (que reprime muy severamente el acto carnal) se habían escrito las mil y una noches, una obra preciosa en la que la sensual Shereshade nos va narrando cada noche un cuento, cuentos picantes en ocasiones, muchos eróticos (que no pornográficos, pues existe clara diferencia entre insinuar y explicitar, sublimar o simplemente materializar el acto. Y al ser el sexo mental preferimos los placeres sublimes) O pensemos que en el antiguo testamento por ejemplo ya aparecen los escarceos amorosos entre David y Beshabé.

Nada nos hace suponer que el sexo no halla estado siempre presente en nuestra cultura, ¡de hecho gracias al sexo estamos hoy aquí!

Sólo pensemos en las civilizaciones clásicas, entre las cuales sólo para los judíos era pecado la homosexualidad o la bisexualidad. (Y muchas han sido poligámicas como las orientales)

           En el libro del buen amor, nuestro Arcipestre de Hita defiende la heterodoxa idea – para un cristiano como él-  de que el acto sexual es un derecho natural, ósea que el copular es tan necesario como el comer. “El hombre sólo por dos cosas trabaja; para hallar sustento y para copular con hembra siempre nueva y placentera”

El Acipestre es un moralista descriptivo y bastante objetivo. Retrata lo que veía, lo que había. Y en su época denotaba que los hombres iban detrás del mayor número posible de mujeres. ¡aunque estuviéramos en la edad medía hay cosas, constantes, eones, que nunca cambian! Y es que, al margen de lo propio de cada época, el sexo es un instinto natural en el hombre que siempre aflora, por mucho que se lo intente reprimir. En el hombre o en la mujer. Biológicamente dicen que el hombre tiende más a la diversidad sexual que la mujer porque tal es su naturaleza, pero esto no me satisface, lo considero un pensamiento quizá sospechoso de “machismo” o de pensamiento “falo- cratico” (cultura en torno a los hombres, menospreciando a las mujeres).Frente a la explicación “cientificista” o “geneticista” yo prefiero la clásica del medio o el entorno; la mujer interioriza un “rol” o “función” de sumisión y se la educa para buscar protección y seguridad en un sólo hombre mientras que a este se le da más libertad y posibilidad de buscar siempre nuevas hembras. Eso que dicen de que la mujer prefiere la calidad y el hombre la cantidad no es cierto; yo soy hombre y prefiero la calidad.

Seguramente sean ambas cosas; la explicación natural y la social: en todas las culturas se ha dado más promiscuidad en hombres que en mujeres y quizá de ahí haya que dar en algo la razón a los científicos que estudian las diferencias sexuales genéticas entre machos y hembras. Pero aunque la mujer fuera menos promiscua por su propia genética, esta en su derecho natural a ser tan promiscua como el hombre por su cultura, por una cultura más abierta.  Muchos antropólogos sostienen la tesis de que el hombre (o mujer) es por su naturaleza un animal poligámico. Esta es la oposición clásica entre naturaleza/ civilización o cultura. El género humano buscaría en principio el mayor número posible de relaciones sexuales. Sin embargo, pronto descubriría que esto podía saldarse en enfermedades venéreas, en hijos no deseados (más bocas que alimentar) e incluso despertaría celos por parte de otras personas de la tribu o clan.

Y es que los sentimientos, aunque sea el sentimiento primario de posesión sobre el otro, son tan naturales en el hombre como es el instinto sexual.

La sociedad al ir refinándose, al ir civilizándose, iría pasando paulatinamente de la promiscuidad poligámica a relaciones monogámicas, estableciéndose de esa forma – por prefecto de cohesionar su sociedad- familias y otras estructuras socio- político- económicas, con fuertes vínculos emocionales que también han de analizarse y no olvidarse (no reducir todo a la infraestructura económica como el materialismo científico o el positivismo y funcionalismo). Para Freud el instinto de Eros, el sexual, es natural y es el que engendra vida, el que continua la especie engendrando hijos.

Pero este sentimiento se halla inconscientemente en todo hombre y él se conciencia de él, se percata, se da cuenta de su propia sexualidad. La auto- conciencia es una de las características que nos separan de los animales. El animal es autómata de su deseo, de su instinto y a él no puede rebelarse, mientras que el hombre al ser consciente de su capacidad sexual – o libidinosa- tenderá a “sublimarlo”, a ascender algo material como es el sexo al limbo de los placeres sublimes. De algo natural y material y físico como es el sexo el hombre hará algo sentimental, civilizado, refinado, como es el arte sexual. De hecho toda creación humana es, en un sentido griego; una forma de arte. Desde el Obrero hasta el Homero. Así es como concebía Aristóteles la Thecké, el arte como técnica del hombre. Y las técnicas sexuales del Kama Sutra, por ejemplo, constituyen un monumento literario, además de concebir el sexo como un arte, que es lo que realmente es. (como arte es la ética que es una forma de estética. Como arte es la ciencia. Como arte es la “literatura” o saber) Y esta llamada de la selva y de nuestras feromonas (testosterona masculina, serotonina femenina), junto a los sentimientos humanos, es lo que engendraría el amor entre dos seres humanos.  Esto se corresponde con la clásica pirámide de las necesidades de Maslow. Según este psicólogo y economista, el hombre más natural tiene necesidades naturales, como pudieran ser las de comida, techo, afecto inmediato, calor humano, sexo... Este hombre en estado natural nunca lo ha existido, es sólo una visión abstracta o teórica del hombre en un estado original y primario que viene de la concepción del “buen salvaje” de Rosseau.

Esta visión de un hombre natural es concebir al hombre en términos de absolutos ideales para así poder estudiarle, pero hemos de pensar que un africano no es un hombre natural; tiene su propia cultura, su propia civilización. (Allá donde hay orden social se da la presencia ya de una civilización) Salvaje no me parece el término correcto porque supone un juicio moral, al igual que bárbaro. Prehistórico tampoco es la palabra.

Porque prehistórico significa “lo anterior a la historia” y la historia humana no empieza cuando empieza la escritura, como hasta ahora se ha dicho, sino cuando denotamos signos humanos. Ante una vasija, un poema sumerio o un código de leyes el investigador dice: ¡hete aquí el hombre! ¡he aquí su huella, su indicio, su signo en la historia, la señal que nos deja en este sendero para que nosotros, sus herederos, podamos seguirle!. Y estos signos pueden ser de muy diversos tipos, no sólo gráficos, visuales o lingüísticos. Excluyendo los indicios atmosféricos y los signos animales, la historia empieza cuando se dan signos de humanidad.

Por eso Unamuno, Ortega, Eugenio Dór y muchos otros recomiendan sustituir el término “Pre- historia” por el de “sub- historia” o “Intra- historia”. Los paleógrafos constantemente nos están descubriendo hallazgos de vida humana en épocas lejanas que nosotros considerábamos prehistóricas o oscurecidas; clarifican las eras oscuras. Además no hay una fecha, una fecha a partir de la que pueda pasarse de la prehistoria a la historia, la sub- historia convive con todas las épocas históricas porque la sub- historia es la parte “inconsciente”, la parte “oscura” de la historia, inconsciente. Irracional. la parte misteriosa o desconocida, el noúmeno.

Y la labor de arqueólogos, paleólogos o filólogos sería esclarecernos, iluminarnos, aclararnos, las zonas oscuras en la historia (de las que aún no hay muchos indicios), paralela a la labor del psicólogo, el poeta o el filosofo que aclara la parte oscura e inconsciente de la sique humana. El oscurantismo de una época significa, ni más ni menos, que no poseemos signos para juzgarla. Por ejemplo, cuando los ilustrados franceses llaman a la edad medía “noche oscura de los tiempos” lo hacen en tres sentidos;

1)     es una referencia a la caverna platónica (edad de la ignorancia e inconsciencia).

2)     es un juicio moral negativo (culpable minoría de edad).

3)     denota que de esta época no hay documentos fiables (quizá hay más historiográfia sagrada que historia objetiva que es de lo que Voltaire censuraba de la edad media)

Y esa parte oscura, velada, inconsciente, ha pervivido durante toda la historia. Se trata de una intra historia o sub historia; la historia jamás contada, la historia de miles de personas anónimas de las que no conocemos su vida. Porque la historia es la suma de todas las pequeñas historias personales.

No sólo la de los grandes políticos o reyezuelos o personas “importantes” (como si no lo fuéramos todos) Por debajo de la historia oficial que nos cuentan, de la que tenemos conciencia, vaga una historia oscura que desconocemos, inconsciente, personas que sólo podemos imaginarnos y cuyos usos y costumbres nos han llegado más por las fuentes literarias que por las históricas. (Esto es lo que hace hoy en día de la novela histórica o de la historia novelada un best seller que nos encanta leer, siempre que estén bien documentados y no sean como el código Da Vinci que es una autentica bazofia)

El inconsciente colectivo se ha dado en todas las épocas, aunque lo nominalizara Jung.

A este inconsciente colectivo se le puede llamar también lluvia o tormenta de ideas de la época o altura de los tiempos, o wetahausen, o cosmovisión social.  Bien, no obstante no me explayaré sobre este tema que nos llevaría demasiado lejos de mi propósito. Lo cierto es que en todas las épocas ha convivido una concepción del sexo más primaria y otra más sublimizada, una más conciente de su sexo y otra más ignorante de su propio sexo y capacidad de sublimar su libido. En toda sociedad hay personas más sensibles o cultas que otras y son estas las que subliman el sexo. A mayor cultura, mayor civilización y mayor refinamiento, las necesidades primarias van dejando lugar a los deseos.

Por ejemplo; un pobre tiene necesidad de comer, o pide por necesidad. Un rico en cambio desea tal manjar o tiene apetito. Creo que es sencilla la distinción entre necesidad y deseo. Un animal necesita copular, un hombre desea “hacer el amor”. A menor nivel de concienciación y civilización; sexo más primario, animal, rudimentario. Aquí cuando llueve uno se siente poéticamente melancólico o quizá inestable emocionalmente y escribe un poema o se va al psicólogo.

En África sencillamente cuando hay sequía pasan hambre. No tienen estomago para sentir sentimientos más sublimes. ¿entienden la diferencia entre necesitar y desear?

Por eso digo que la subhistoría convive en toda época histórica; la subhistoria o inconsciencia de estas personas con respecto a nuestra historia, nuestra cultura y nuestro nivel de conciencia. Por ejemplo en el Sur viven en el nivel de conciencia más primario que el nuestro; este es; el de la auto- conservación a ultranza, el de la supervivencia física. No emito ningún juicio de valor sino que constato una realidad objetiva. En las sociedad más primitivas, (respecto a las nuestras, más terciarizadas) la existencia para ellos es una lucha darwiniana, una lucha de la especie con el medio natural, expuestos y sujetos a más peligros con el entorno que ellos no dominan del todo.

No viven, sobreviven, en plena lucha por la vida, como aquí durante el antiguo régimen en que la agricultura era de subsistencia. Pero esta intrahistoria esta dentro también de nuestra historia. ¿No se dan casos de sicópatas y salvajes dentro de nuestra civilización? ¿No hay personas que subliman el sexo más que otras? ¿No hay personas en nuestro mundo viviendo como en la edad medía, como esclavas apegadas a la tierra? El deseo sería una necesidad sublimada. Por ello, nuestra sociedad actual, al tener las necesidades más básicas ya cubiertas, se convierte en desiderativa. Del sexo, necesidad natural, hacemos un deseo, un apetito, un antojo. El sexo lo sublimamos a arte sexual o amatorio. La comida se refina a arte culinario.

Las patologías siquiátricas se refinan a literatura. Todo así se sublima, se hace arte, se eleva de lo material a lo espiritual (Sin olvidar que parte de lo material)

Es por ello que en nuestra sociedad los vendedores nos preguntan que deseamos y no que necesitamos. La economía surge ante la necesidad humana, y cuando se ha superado una necesidad esta va llamando a otra, y cuando esta se haya satisfecha se busca otra y otra, hasta que se da la paradoja de que “lo tenemos todo” y la publicidad ha de crearnos deseos ficticios para que sigamos consumiendo; como es el deseo de coche, televisión, móvil o de fama, por ejemplo. Eric Fromm en su arte de amar pone un ejemplo muy sencillo e ilustrador; un bebe necesita afecto o alimentos, pero el juguete lo desea. Se les enseña a desear ese juguete (¿quiénes? La publicidad, sus padres, el condicionamiento social del mundo adulto...).

Una persona que simplemente desea decimos de ella que es caprichosa, que tiene antojos, que es una pija, una burguesa, y en cambio la gente que ha de trabajar o pedir por necesidad, por necesidad de comer, es digna de todos nuestros respetos en primer lugar, y en segundo; habría que posibilitarla- si ella acepta y sin caer en caridad cristiana, paternalismos ilustrados etc- suplir sus necesidades básicas. Se olvida esta sociedad muy fácilmente de sus mayores, de sus niños, de sus adolescentes, de sus proletarios, de los pobres, y de todos aquellos que no tienen aún ni las necesidades primarias cubiertas . (necesidades que supuestamente la economía, debería paliar, claro que la asistencia social siempre la llevan más los estados de economía planificada que los neocapitalistas, y sólo hay que fijarse en la seguridad social de los EEUU) Por eso los misioneros o los solidarios de las ONGS nos dicen que antes de llevarles educación hay que llevarles comida. Cuando uno tiene lleno el estomago y sus necesidades materiales cubiertas se dedica a filosofar o a lo trascendente.

Antes de llevarles una cultura (o de imponérsela a- culturizándolos, marginando su propio sistema de valores, creencias, usos, costumbres, religiones, formas políticas e institucionales...) llevémosle ayudas, para que estas zonas puedan potenciar su propio desarrollo de forma endógena, en el mismo lugar, y sin imponerles nuestra “way of live” o nuestra propia cultura. Proponiendo pero no imponiendo. Ayudando en lo posible pero ni “conquistando” ni “salvando”. No ir allí ni como misionero de Biblia Envenenada, ni como estudiante con ganas de vivir una aventura multi- cultural, ni como redentores de la humanidad ni por supuesto como esas empresas que van allí a crear “impacto social” (es decir; traduzco; creando una nueva forma de colonialismo encubierto que tiene a muchos niños explotados en sus fábricas por ejemplo) 

Una vez que el hombre tiene el cuerpo sano, se dedica a cultivar la mente. De esta forma, el hombre puede desocuparse de sus necesidades básicas e inmanentes, de las fisiológicas, y puede entregarse a reflexiones más trascendentes. Pasa de lo físico a lo metafísico, de lo material- corporal a lo espiritual- cultural. Y así es como es posible la técnica, la filosofía, las ciencias y todas las demás artes de nuestra civilización. Pero no olvidemos que estas súper- estructuras mentales necesitan de infraestructuras materiales, igual que nuestra mente necesita de un cuerpo que la sustente y mantenga. Todo lo espiritual precisa de lo material para poder sobrevivir, y al revés. Esta distinción entre necesidad y deseo es vital para entender la promiscuidad actual. El sexo deja de ser una necesidad natural y se convierte en un deseo volitivo e imaginativo. El deseo sexual brota de nuestra voluntad y de nuestra imaginación. En el habla coloquial se lo califica de “fantasía sexual”. Las personas más concientes, con más nivel de concienciación, sabemos que el sexo en el fondo es cosa de la mente.

El placer no esta en los genitales, sino en nuestra mente. Inconscientemente en el sexo se dan voluntades de poder y de poseer. El amante quiere poseer el cuerpo del amado, conquistar su territorio, erguirse sobre él. Y esto llega a su deformación patológica en las desviaciones (y diversiones) del sadismo o del masoquismo; Don Juan goza de ver rebajada a Doña Inés, de verla sumisa a él, fundiéndose en su cuerpo haciéndose nada para que él lo sea todo. (Y este sadismo y masoquismo, si nos libramos del prejuicio de látex y el látigo y demás, se da en muchas relaciones inmaduras actuales) 

Nos fusionamos en el cuerpo de la otra persona buscando un absoluto o unidad imposible, haciendo el amor casi como religión, intentando “salirnos de nosotros mismos y entrar en el otro o que el otro entre en nosotros”.

Intentando así escapar del sentimiento de soledad o separatividad (buscando una unidad imposible) y del miedo a morirnos (o conciencia de mortalidad).  El sexo es por tanto una forma de enajenación transitoria, de perdida de la atención en nosotros mismos y concentración- (obsesiva quizá, pero desde luego muy fija y detenida)- en el otro. En esos momentos sentimos frenesí, locura, parece que escapamos del propio cuerpo y llegamos a irrumpir dentro del cuerpo ajeno, al igual que en el amor empatico y simpático tenemos la falsa ilusión de llegar a conocer a la otra persona del todo. Los franceses por ejemplo llaman al orgasmo “la pettit mort”, la pequeña muertecita, una forma cursi de referirse a que dos personas se intentan fusionarse para así intentar escapar de sus propios cuerpos mortales.

  No en vano los románticos asociaban tanto el sexo con la conciencia de la propia mortalidad, lo que se da también en muchas otras culturas (como en algunas tribus africanas, donde el sexo es algo religioso, espiritual, trascendente, de comunicación con el espíritu presente en la naturaleza, con el inconsciente colectivo) En el sexo el deseo de poseer el cuerpo ajeno y de salirse del propio cuerpo lleva a la persona a intentar escapar de la alienación personal mediante la enajenación en el otro. Es por tanto una huida hacía el otro. Y así hemos de entender la promiscuidad o la obsesión sexual como llamadas de socorro, de personas que naufragan y se ahogan en su propia vida personal y ya sólo hallan en el sexo una forma de socialización bastante cerrada. La dependencia sexual esconde en el fondo muchos problemas de falta de autoestima y problemas con el ego (don juanismo es el sadismo y doña Inés el masoquismo) y es producida entre otros factores por la enajenación o alineación capitalista. Desde las series de ficción, desde las canciones pop, desde la publicidad se esta incitando por ejemplo a muchas niñas a perder la virginidad a edades que nos alarman. (Aunque pensemos que en la Polinesia se casan con 16 años y Laura, la amante de Dante, no tenía ni 14)

A  mi me parece que la actual “liberalización sexual” en el fondo no sublima nada, y sigue viendo el sexo como algo oscuro, pecaminoso. Los que practican este amor libre o estas amistades con derecho a roce sienten en el fondo que son trasgresores, que lo que hacen esta mal. Y sin embargo no hay nada malo en las relaciones sexuales siempre que tomemos conciencia de ellas. A mí me parece que la liberalización sexual esta reduciendo la sublimación sexual. Un niño o niña actual te dice que es dueño de su cuerpo (un pensamiento muy capitalista, lockiano) y que con él hace lo que le da la gana. Bien, muy bien. Pero luego nos viene la niña embarazada y esto es superior a nuestras fuerzas.

El verdadero liberado sexual es conciente de su sexualidad, esta a gusto con su cuerpo (muchas de estas niñas y niños de ahora no lo están, sufriendo patologías de anorexia, de bulimia o simplemente el culto desaforado al cuerpo moldeado en el gimnasio o el culto frívolo y metrosexual al aspecto exterior) Si verdaderamente se diera buena educación sexual en los colegios y una cultura de amor al cuerpo, como en muchas corrientes orientales, las personas gozarían más de su propia sexualidad. Irían descubriendo el cuerpo del otro, sublimando el sexo en caricias, en juegos preliminares, en besos y en todos los demás placeres sexuales. Porque el sexo no puede reducirse a la mera penetración primitiva y animal que se pierde muchos otros placeres.

El secreto en el sexo es dilatar mediante los juegos y las fantasías el placer lo máximo posible, retardar el momento de la eyaculación o del orgasmo para disfrutar más del sexo, con más conciencia, con más afecto; buscando en el cuerpo propio o en el del otro todas las zonas erógenas de placer. Todo nuestro cuerpo es sensitivo, interconectado con el sistema cerebral y con el sistema sensorial. 

Los “aquí te pillo, aquí te mato” pueden tener una especie de morbosidad animal, nos reconcilian con nuestra dormida parte animal, pero acaban cansando, hastiando. Y así es como muchos matrimonios actuales se quejan de no disfrutar del sexo, de que el sexo se vuelve algo rutinario, repetitivo, monótono y cansino. Por falta de imaginación, de juego, de fantasía, de sublimación. Porque el sexo, como el amor, es un arte y hay que aprenderlo. No nacemos sabidos. El capitalismo intenta hacer de la persona un objeto, una mercancía, porque la objetiviza, aliena, enajena (el positivismo es la forma científica de capitalismo) Hace de la persona medio o canal (contacto decimos hoy, como los contactos laborales o los del periodista o los de la sección de relax del periódico) y no fin en si misma.

De esta forma la dependencia sexual puede tacharse de un narcisismo a dos, como dijo Eric Fromm y en el fondo late en ella un impulso thanatico, autodestructivo, destructor; el del duocidio, el suicidio a dúo, mediante el sexo. El sexo como forma hibrica de escapar a la conciencia de la muerte, como forma de salirse del propio cuerpo y elevarse a un estado mágico y celeste como es el orgasmo. El sexo como huida. El sexo como evasión.  Una forma de escapar al sentimiento de separatividad y soledad de todo sujeto convirtiéndose por momentos en objeto; en objeto sexual, en oscuro objeto del deseo. La trasgresora novela de Bukomsky “la máquina de follar” es un ejemplo de esta objetivización de las personas, que mediante el sexo compulsivo se mercantilizan, se convierten en objetos autómatas, en máquinas.

Y sin duda este sex máchine esta muy lejos de la concepción de “hombre con conciencia sentimental” que yo del romanticismo quisiera rescatar.

El sexo es una necesidad, sí. Todos necesitamos sexo, pero es también un deseo de placer en cuanto sólo placer. Pero el mucho placer repetido cansa, se vuelve monótono, lo que han dicho todos los éticos hasta el utilitarismo e incluso los hedonistas epicúreos.

Tanto sexo libre acaba cansando. Sin duda, hay que optar por la sublimación sexual, echándole imaginación al sexo, alejándonos de la copulación animal- natural y buscando un sexo ideal, un sexo divino, el sexo de los ángeles (que haberlo haylo, se trata de encontrar ese punto G de espiritualidad sexual)

Debemos de sacralizar el sexo y volverlo más espiritual, más sublime, más perfecto, más soñador. Un sexo en el cual podemos jugar y experimentar con los deseos sexuales de cada imaginación siempre que ello no provoque vínculos emocionales nocivos (como el trueque de sexo a cambio de cariño, que tanto se da tristemente en nuestros días).El hombre, por otra parte, es el único animal capaz de negarse a hacer sexo. Esta en su Noluntad de no hacerlo. Es libre de negarse. El hombre es el único animal capaz del ascetismo sexual. No creo que ninguna persona nazca asexuada (tampoco lo creía Freud). El hombre tiene siempre instintos sexuales aunque él los niegue o reprima (puede estar reprimiéndolos inconscientemente) Ser “estrecho” o “frígida” me parecen más algo propio de la educación de cada persona, que algo natural. Porque -como todo animal- somos sexuales, sensitivos, pasionales, instintivos... Nadie nace sin instintos sexuales. Pero por cultura, por civilización, puede llegar a reprimirlos o bien sublimarlos. En la cultura cristiana por ejemplo se obliga a los sacerdotes que se ordenan a un “voto de abstinencia”: Este voto, como la misma palabra “voto” denota, viene de un acto de Voluntad en esa persona. Esa persona elige no realizar sexo, porque esta en su Noluntad de negarse. Sin embargo hay que distinguir entre aquellos que simplemente reprimían el sexo por un mandato exterior (por una ética heterónoma) de aquellos que sublimaban sus instintos sexuales por ejemplo en la creación literaria o en el misticismo, o en muchas aficiones porque les da la real gana (por ética autónoma). La persona que sublima el instinto sexual en creación artística o devoción religiosa es consciente de su sexo, cosa que el reprimido o el neutorico no; este reprimido se “esconde”, se “oscurece” así mismo el sexo, ve el sexo como algo oscuro y prohibido, y no como un instinto natural que se da en todas las personas por el mero hecho de ser animales.

No estoy afirmando, desde luego, que el misticismo sea una sublimación sexual, como han aventurado algunos teóricos, pero sí que por ejemplo hay que tener en cuenta que en la poesía amorosa de los místicos españoles se describen muchas sensaciones parecidas a las que se experimentan con el sexo. (dudo que haya poesía más erótica y romántica que la de Santa Teresa y Fray Luis de León)

Pero desde luego el misticismo brota de lo sensorial, de lo sensual, y también de lo afectivo o emocional y de lo intelectual, y han de englobarse todos esos aspectos en su totalidad, y no sólo la visión freudiana que yo criticaría como demasiado “inmanientista” y  materialista. Nietszche, tan critico de la religión, practicaba también el ascetismo sexual. Hoy en día debe respetarse esta opción sexual tanto como las demás.

El peligro es que la liberación sexual, como democrática que es, quizá no respeta a este tipo de “minorías absolutas”. Tenemos que respetar que los curas no deseen tener relaciones sexuales, aunque ellos no respeten a los sacerdotes que si las quieran tener. Hay que darles ese ejercicio de “talante democrático”, ponerle a la iglesia nuestra otra mejilla con más respeto que él que ellos nos dan. ¿El amor a Dios es incompatible con el amor mundano a los hombres? ¡si lo oyera Jesús! Todo esto viene de las teorías mal interpretadas de Platón. Platón era un idealista, intentaba escapar de su cuerpo mediante el conocimiento intelectual pero también mediante los placeres sensuales, como hacía con sus discípulos y “erotos”.

¿O acaso viene esta concepción censuradora del sexo de San Agustín? Este pensador en sus Confesiones y Retractaciones reconoce haber amado a una mujer de forma pasional y vehemente, aunque después se arrepintiera de su “pecado”. No, yo creo que viene esta censura al sexo de la visión cerrada de los judíos que dividían claramente entre los rabís (los hombres santos), los profetas, los Mesías... y los matrimonios canónicos. El hombre santo no podía tener relaciones sexuales, estaba dentro de su aureola de divinidad con el que le ungían. Y esto vendría de la visión orientalista de los vedhas, los lamas y los hombres santos (estos tampoco pueden ni quieren tener relaciones sexuales hoy en día) El Mystes griego, el iniciado en la filosofía platónica, no debía renunciar a su parte sexual pero sí que debía sublimarla y por ello distinguían ellos entre el Eros uránico y el Eros pandémico que después veremos. Y al igual que la creencia en que sólo es valido el matrimonio canónico proviene de Israel, así mismo de allí proviene el prejuicio contra la homosexualidad o la bisexualidad. Los evangelios apócrifos aventuran presuntas relaciones de Jesús con María Magdalena.

Los primeros cristianos vivían en comunidades y podían perfectamente casarse. Este odio hacía el sexo esconde en el fondo un odio hacía la mujer, que viene de San Pedro, que sentía celos de que Jesús prestará tanta atención a la Magdalena (al menos su amiga). Durante toda la edad medía la “barragana” ha sido una realidad. Los sacerdotes “vivían en pecado” con mujeres a las que incluso embarazaban (¡y cuantos crímenes de niños inocentes por culpa del que dirán social!) Aunque esto se haya siempre censurado desde la iglesia pontifica romana como por ejemplo en los concilios lateranenses de Inocencio III (que de inocente tenía el nombre) o en el concilio de Letrán de 1215. Muchas ramas del cristianísimo, como las reformistas, aceptan el matrimonio en el sacerdote, y quizá llegue un día en que la mujer pueda también profesar los santos sacramentos.

La visión del sexo como algo “oscuro” obedece a ignorancia y desconocimiento del propio cuerpo; el sexo esta oscurecido, inconsciente, velado, y por ello se le considera “pecado”. Por ello las campañas de orientación sexual deberían darse no sólo en los colegios sino incluso dentro de las ordenes religiosas. La única visión valida del sexo para el cristianismo es como poscreación de la especie, pero nunca como fuente de placer. Y esto obedece a la persistencia del estoicismo en la religión cristiana; a este valle de lágrimas hemos venido a sufrir, a reprimirnos, conformarnos, resignarnos etc (en este sentido toda religión es una moral de la esclavitud, de la heterónoma ética, de la inmadurez y de la dependencia hacía la autoridad, de la culpable minoría de edad)

 Los nihilistas llevarán este estoicismo al máximo, diciendo que esta vida es dolor pero además un dolor angustioso y llevado al esperpento, al extremo (como el cuadro del grito de Munch). Ha de entenderse este nihilismo fatalista, pesimista y desengañado, escéptico y plañidero como fruto de las dos guerras mundiales y como pervivencia del romanticismo llevado al máximo de su sentimiento; al mayor de sus sufrimientos (por algo ambos movimientos veían en el suicidio una salida. De la influencia romántica en el nihilismo hablaré más tarde) Shopenhauer por ejemplo recomendaba no tener hijos para no malograr más la especie, tal era su concepción pesimista (o demasiado realista, hiperbólica, exagerada)del hombre “lobo para el hombre”. Y Nietzshce tan desengañado de la política y sociedad de su tiempo, no concebirá al hombre con mayor optimismo, salvo, claro esta, al artista, excepción que confirma esa regla de la voluntad de poder.! ¿Cómo estos dos pensadores que tenían tan mala concepción de la especie humana iban a creer en razas supremas?

¿cómo este par de apolíticos “en las nubes” iban a estar pensando en pedestrerias como su Alemania, de la que se aislaron? ¿Por qué al esteta, súper hombre, pacifista, librepensador y amigo de judíos de Nietzshce se le demonizo como nazi?

¿qué jesuitas andaban detrás de esto? (es una broma, no se ofendan, porque la alegría e ironía es la forma más refinada de inteligencia) Hoy en día hemos superado esta noción del sexo como señal de “decadencia”. Spengler interpretó las orgías y bacanales romanas como señal de la decadencia imperial, lo que bebía ya del mismo San Agustín que decía que sólo lo espiritual permanece y lo material es efímero. Por eso yo propongo espiritualizar el sexo, sublimarlo, para que permanezca. Para que no sea tan efímero.  El sexo, por tanto, tiene muchas aspiraciones y entre ellas destacan:

A) continuar la especie, crear vida (los cristianos no ven más allá de esto)

B) fuente epicúrea de placer (sin olvidar que el placer, como el perfume, ha de darse en pequeñas gotas. Todo en exceso es defecto, diría Aristóteles. Todo en su justa medida es virtud. No hay que engancharse a las dependencias sexuales o a la obsesión sexual que nos convierte en animales y olvida la sublimación- idealización- cristalización angelical, apolínea o platónica. Y sin olvidar que hay muchos más placeres que los corporales, porque para Epicúreo por ejemplo el amor intelectual es de los más fructíferos que hay, los que mejor te hacen sentir contigo mismo)

C) la aspiración unitiva. A esto lo he llamado antes “escapar del propio cuerpo hacía el cuerpo del otro”, una forma de huida de la enajenación “en sí mismos” hacía la enajenación “en el otro” . Es un acto de socialización, podríamos decir, pero también de asimilación. Un acto de socialización con el Otro y a su vez de asimilación del Otro como Objeto (como objeto sexual, del deseo) El Otro es el mundo. Sales de ti mismo, de tu Yo, hacía el mundo. Abres tu mente,  tu cuerpo. Invitas al otro a entrar en él o entras tú en el otro. Es por tanto una abertura de mente y de cuerpo, interrelacionados. Es un intento de fusión entre dos polos o fuerzas que se atraen (la femenina y masculina, ánodo y cátodo, aunque sea en la homosexualidad, porque “femenino” o “masculino” son conceptos culturales o espirituales al margen de la distinción física “macho- hembra”) Es un intento por tanto de engendrar vida en el otro, de robarle el amador la belleza al amado y el amado ofrecérsela. Pero siempre se trata de una aspiración frustrada. El sexo acaba y no se han fusionado los cuerpos de los amantes. Y siempre nos queda una sensación de insatisfacción. Hubiéramos querido permanecer eternamente dentro del otro.

Que las dos medias naranjas se fusionaran en un andrógino y volvieran a su estado angelical y puro y apolíneo, pero el sexo acaba... y tu te fumas tu cigarrito sintiendo al otro de nuevo una presencia ausente, desconocida.

La ilusión platónica del encuentro amoroso, la falsa esperanza de la fusión amorosa (de la física del amor) es sólo eso; una ilusión. Al igual que “el conócete a ti mismo o al otro” no es más que otra ilusión. Cést le vite. No obstante Platón y San Agustín dicen que aunque dos no puedan nunca hacerse uno, dos pueden engendrar a un tercero. El hijo es por tanto fruto de este amor. El hijo es el amor de los padres encarnado, hecho vida. Lo cual nos lleva a la noción se sexo como dador de vida, como el Eros freudiano que es ante todo vital. D) La huida de la corporalidad, de la inmanencia, de lo físico, de la conciencia de muerte. En el sexo se busca un estado alterado de conciencia como es el orgasmo, fuente de placer intenso aunque efímero. Este termino “estado alterado de conciencia” es un estado mínimo de conciencia y máximo de inconciencia, de irracionalismo, de estallido pasional, de explosión, del cenit o “clímax” del acto sexual. Por supuesto que se produce una alteración del sistema nervioso pero este nos lleva acto seguido a una relajación de todo el cuerpo, a la calma mental y a las sensaciones placenteras que se experimentan tras el acto sexual. 

Y ese estado podríamos definirlo como de “infra- conciencia”, logramos eliminar el pensamiento- e incluso el sentimiento- y nos hacemos sólo sentido, sensación, sólo fuerza, manantial desbocado, torrente apasionado. Nos hacemos inconciencia. Nos reconciliamos con nuestra parte animal. Los animales no son conscientes de su propia muerte, y nosotros en ese momento logramos mediante la “pettit muerte” sentirnos sólo vida. Nos hacemos animales. Inmortales. Dioses. Como Urania en el Olimpo de las artes amatorias con su corte de efebillos halados, de faunos barbudos y de musas complacientes.

Creo haber respondido a la pregunta anterior; la liberación sexual actual no es más que una nueva forma de represión capitalista, enajenadora y alienante, que convierte a los sujetos en objetos. Al sexo hay que echarle imaginación. Como dice Reich en su Revolución Sexual (un libro “rojillo” que recomiendo leer); sólo con la fantasía uno logra salir de las represiones y autocensuras. Como dice Marcuse; la imaginación puede servir tanto para la represión como para la liberación de las personas. ¡Imaginación al poder!

Capitulo 13 Aquí va un resumen del Banquete de Platón. Esta muy vigente el platonismo y el romanticismo actualmente debido a los mass media que ya digo que nos dan una imagen ideal- una forma- de amor que no se corresponde con las sombras que constatamos constantemente en nuestras relaciones de pareja. En esta sociedad de la simulación lo platónico e ideal de la muerte la viene que ni pintado. 

El banquete de Platón

 

El cristianismo se basa principalmente en el platonismo y aristotelismo griego, en el estoicismo romano y en la tradición hebrea. La idea de la homosexualidad como pecado viene del judaísmo. (Sócrates era bisexual y Platón homosexual.)  Es abstrusa de leer esta obra porque mezcla los mitos con la lógica especulación racional – la dialéctica- . Según Hegel en su estudio general de la filosofía, estos mitos Platón sólo los ponía como ejemplos para que el pueblo, creyente, le entendiera, pero a la larga sólo ha servido para dificultar la lectura de esta obra a quien no este familiarizado con las genealogías enrevesadas de unos dioses incestuosos y envueltos en tragicomedias turbulentas y tremendistas, parricidios, matricidios, fratricidios y truculentas historias muy “gore”.

El romanticismo debe tanto al platonismo que el propio Sheley o Shiller o Holderling lo reconocieron en muchas ocasiones. (Diotina también aparece en el Hyperión)  

La Episteme, la dialéctica platónica, se basó en la contraposición de términos (En poesía los simbolistas lo llamaron oxímoron). Cuerpo- alma, por ejemplo. Y esos dos términos están reñidos como el agua y el aceite. O Cielo e Infierno. Y la filosófica dialéctica o sistémica (hacer una raya entre dos mundos; inteligible- sensible) acabó en Hegel, aunque hay que darse cuenta que esto de contrastar dos términos opuestos lo llevamos muy dentro de nosotros y siempre que juzgamos estamos comparando entre dos realidades. Hegel o Marx también creen que el mundo se rige por su tesis y su antitesis (la lucha de opuestos que no sé que presocrático ya veía, burgués- obreros en el caso de Marx) pero al menos reconocen que la tesis y antitesis  acaban fundiéndose en una síntesis. Por ejemplo la sique y el soma hoy sabemos que están interrelacionados, el cuerpo y “lo otro” están conectados, la física y la metafísica están – o deberían estar- unidas. Platón también divide en dos el amor. Veamos su bipolaridad:

EROS PANDEMICO Comúnmente llamado Sexo. Mitológicamente Pandemos nace de una infidelidad sexual de Zeus. Etimológicamente “Pandemos” significaba “El Caos” frente al que los griegos superponen el “Cosmos o Urano” (Mitológicamente Urano es el padre cósmico del Universo, y sicológicamente representa “la Autoridad” hasta que un acomplejado de Edipo – Zeus- revoluciona todo)

El sexo es un instinto animal y por tanto es patológico y determinista, esta dentro del “pathos” griego. Los animales no pueden frenarse cuando quieren saciar lo concupiscible o corporal. (Freud dice que la libido te presiona. Es la llamada de la naturaleza. Un animal no es libre de hacer sexo o de no hacerlo) Aristóteles llama a este Eros – Pandemo-  Hybris, que es otro sinónimo de Caos, de Mezcla heterogénea, que al fin y al cabo eran sólo formas de censurar la pulsión sexual y las orgías tan extendidas en la época. El sexo por el sexo, a Platón le parece excesivo, vulgar, inmanente, terrenal. Además la hybris puede entenderse también como “querer salirse del límite”, del límite del cuerpo (cárcel del alma), salirse de los límites y esquemas, llevado por esa sed de infinito. En ese sentido el amor hibrico: las orgías, las bacanales... no buscaban sino enajenarse grupalmente y fundirse en un Inconsciente Colectivo, en el Ello, en lo animal.  

EL EROS URANICO. Comúnmente llamado Amor. Eros, ese efebo cupidillo del amor, nació fecundado de la espuma de Venus, tal y como lo pintó Boticceli. Este amor es el Verdadero, el Bueno y el Bello. A esto de Verdad, Bondad y Belleza se le conoce como la –santa- trinidad platónica, lo de santa lo añado yo en clara alusión al misterio de la trinidad cristiana. Sócrates y Platón buscaban la verdad- objetivo de la filosofía- que siempre sería ética y estética – intelectualismo moral-.

La trinidad platónica es trina y una a la vez (Igual que Isis, Osiris y Anubis para los egipcios o Dios, Jesús y el espíritu Santo para los cristianos) Quiere decir esto que en realidad su sistema bipolar (– cielo- tierra-) o su trío de bonito, bueno y cierto (Y barato barato, ¡chiste malo mío!) se resumían en una unidad excluyente: en el caso egipcio Rá, en el caso de Platón el Demiurgo, en el caso cristiano Dios.

La santa trinidad actual quizá sea la tecnociencia, la economía global y el lenguaje del ciber-ingles, trinidad fusionada en la unidad excluyente llamada Sistema. A Platón también debemos la creencia en las almas gemelas con su teoría del hombre andrógino, partido en este par de medias naranjas:

§  Eros paiderastes (pederasta, si, han traducido bien), activo y amador. Paradigma del Don Juan.

§  Eros filerasta (Históricamente vinculada a féminas y efebos mancebos), pasiva/ o- sumisa/ o que se deja amar. Inocente novicia que da su consentimiento, mero objeto del deseo. Paradigma de Doña Inés.

EROS vence a ARES. ¡Las voliciones reinarán sobre las apetencias sexuales! El instinto sexual – y amoroso- en el hombre siempre prevalece sobre el de irascibilidad, dice Platón, como luego vendría a decir Freud con eso de que Eros vence  a Thanatos. (lo que por otra parte ya decían los románticos con su “amor más allá de la muerte” o “llama eterna que prende los hilos de las parcas”) Platón cree en el amor uránico, un amor templado, racional, maduro, extasico, comedido y contemplativo (de ahí viene lo que entendemos por amor platónico: aunque in correspondido uno se deleita ante su objeto de adoración, como el cura que amaba a la Regenta o el Petrarca que amaba a Laura)

El amor para Platón es hijo de la virtud, talento y riqueza espiritual, pero también de la pobreza –Penia- de instintos y de la austeridad sexual. El gran amor es el que busca la verdad, la estética y la ordenada unidad de almas. Me parece que este amor ideal es sólo eso; amor a las ideas, a los imagos, al intelecto (que yo llamaría imaginación), es un amor a las palabras, a la mera idealización. Se contenta en ese platonismo in- correspondido, sin aspirar a su realización. No comparto su visión del amor como algo ---estático, estético y “extasico”---.  Este amor esta lleno de pre- juicios, de concepciones ya hechas, de prototipos, esteorotipos y tópicos, de un canon estético y ético kitzh, apolíneo. El amor no tiende al Orden, a la Unidad y a la contemplación estética del ser amado. Esta fuerza dinámica y devenir caótico del amor fluye tan constructivo como destructivo, obsesivo o incluso patológico (Por eso se le llama “amor loco” en la Celestina o en la novela de Andre Bretón o en Pascal y Espinoza que decían que “El corazón tiene razones que la Razón no entiende”). La Filia, para Platón, es esa chispa que aviva la llama del conocimiento, ósea; la curiosidad como principio intelectual y artístico. En eso estoy de acuerdo. La religare religiosa es un éxtasis fuera de si, de su esencia hybrica, un salirse del cuerpo para comulgar con lo espiritual. En eso también creo estar de acuerdo y entraría dentro de lo que Platón llama Ágape o Mántica (religión).

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ESCENAS DEL SYMPOSIUM DE PLATON. (sigo un orden esquemático y cronológico y me ahorro muchas apreciaciones personales que ya he escrito para no repetirme)

Introducción. A Apolodoro le aborda Glaucón (No el de la República) con preguntas sobre el Symposium al que asistió recientemente en casa de Sócrates con motivo de una efeméride: el triunfo de Agatón en la batalla de Panateneas.   Glaucón, el comerciante, es de los que piensan que “cuanto más sabes peor duermes” y que los filósofos son unos pobres desgraciados e infelices, a lo que Apolodoro replica que él se emborrachó y se lo pasó pipa en el banquete. Y Glaucón le dice que no bebe por placer sino para fundirse en Dionisos – ósease; para perder la conciencia y fundirse en el inconsciente colectivo- Apolodoro le dice que se calle de una vez y le deje relatar el banquete.

El relato de Apolodoro. El banquete.

Sócrates invita a Aristodemo a una “orgía del cuerpo y el alma” (sique/soma) en casa del laureado Agatón. Ya en casa de este, ofrecen dadivas a los dioses y libidaciones (desparramar vino por el suelo en homenaje a los dioses y  ponerse ciegos de vino mezclado con agua).  Los discípulos Eríximaco y Fredo quieren oír a su maestro Sócrates divagar sobre el Eros. Y este dice que se retracta de su famosa frase “sólo sé que nada sé” pues sobre el arte amatorio sabe un rato largo. (Algo fantasma ya era)

A) TESIS DE FREDO: EROS VENCE A THANATOS

Fredo dice que Eros no nació de Afrodita y de Hefestos, eso sólo es un mito en que cree el populacho. Eros es un Titán, uno de los más antiguos de la humanidad. Eros, el amor, ha estado desde que el mundo es mundo, ya que es hijo del CAOS y de GEA, de la Tierra. Fredo se esta refiriendo a que todos los hombres nacemos con el poder de amar y que este es un sentimiento siempre caótico. Y le pregunta al magíster o master si el amor puede vencer a la muerte. Por ejemplo Alcetis logró sacar del Hades a su amado pero Orfeo no logró salvar a su Euridice. (léase la metamorfosis del narizón de Ovidio) Otro que muere por amor es Aquiles, pues sucumbe en la batalla vengando a Patroclo. Y la respuesta de Sócrates es que el amor sobrevive a la muerte física. 

 B) MATIZACIÓN DE PAUSANIAS; ¡DISTINGUE EL SEXO DEL AMOR!

A veces el deseo sexual puede equivocarse con el verdadero amor. Hay dos tipos de EROS; Urano (amor) y Pandemos (sexo). ¿Y eso por qué? Pues porque mitológicamente hay dos versiones.

1-Eros nace de Afrodita, la belleza. Todos discuten porque ¿acaso algo que engendra vida puede ser engendrado por alguien?

El eterno tema de si fue antes el huevo o la gallina o quien creó a Dios si es que existe. Pausanias cuenta el mito de que Kronos (dios del tiempo) le cortó los huevos (hablando en plata) a Urano (dios del Cosmos y el Orden), y  arrojó los genitales al mar donde se bañaba la bella Afrodita. Al emerger la virginal Venus de la espuma concibió a Eros, y por tanto ese Eros tiene el sobrenombre de Urano, su padre. Y ese Eros es como su padre; ordenado, comedido, templado, racional etc. 

2- El otro mito cuenta que Eros nació de una de las múltiples infidelidades de Zeus, en este caso con Dione. Es un Eros hybreos, excesivo, caótico, desordenado, vulgar, placentero como los epicúreos pero a la larga esa voluptuosidad perjudica hasta el físico. Frente a ese sexo hybrico que censura, Urano es el amor verdadero, bello, bueno, cósmico, el amor celeste, el amor kosmios (ordenado, templado y sin excesos). Tanto el Eros Urano (amor) como el Eros Pandemos (Sexo) no entiende de géneros (masculino/femenino), razas o edades ya que Eros tiene los ojos vendados y dispara indiscriminadamente sus flechas de amor. De su culaj salen lo mismo “flechazos” instantáneos, fugaces y efímeros como amores a primera vista. En el banquete ninguno se escandaliza con lo de que Eros no entienda de géneros ya que la bisexualidad era lo corriente pero sí critican al efebo que se aprovecha de su maestro para ascender en la academia o en el maestro que abusa por la fuerza de su condiscípulo.

C) CLASIFICACION DE LOS TIPOS DE AMOR POR ERIXIMACO

·        Misantropía. Amor a uno mismo. “Mens sana in corpore sano”. Es medico y habla por él el dios Asclepio

·        El amor artístico- musical que se basa en la armonía; una sinfonía ordenada y bella equilibra bien los graves con los agudos. Es la templanza- kosmios o uranio-  quien ha de mediar en el arte.

·        El amor de las estaciones. Las sequías o epidemias las mueve el Pandemo, el caos (el que se entreguen los griegos a demasiadas orgías) y las estaciones templadas y fructíferas para la agricultura Uranio, el Orden, Cosmos.

·        La mantica (la Religare divina, el amor espiritual) busca la Themis, la Justicia divina, la piedad, la redención celeste del mundo uránico.

A todo esto al comediógrafo Aristófanes le da el hipo y estornuda. Aristofanes interrumpe la sistematización de Eriximaco al parecer por la risa que le da escuchar tamaña hipocresía pues no debía haber mucha justicia social – Themis- en aquella Atenas de Pericles. Ya que ha estornudado, toma la palabra.

D) EL MITO DE LAS ALMAS GEMELAS CONTADO POR ARISTOFANES

El Eros Pandemos, el deseo sexual, es sólo un instinto connatural al hombre que tiende a satisfacerse él sólo. El Eros sexual tiende a la misantropía y al egoísmo, bien descargándose en el onanismo o masturbación o bien usando a la otra persona como simple objeto de placer. Sin embargo el Eros Urano tiende a la filantropía. Empieza a hablar del Ágape o amor Universal que es el que nos lleva a la filantropía y a la solidaridad y el que tiende a la justicia y equilibrio social.

En el mundo ideal existía un hombre perfecto, un andrógino saciado a si mismo pero al caerse del auriga celeste y cortarles en dos el Dios-Zeus,  los hombres se hallan en el oprobio.  Les cortó en dos y de ahí la marca del ombligo. Desde ese día (Paralelismo con la expulsión de Adán y Eva del paraíso) los hombres medio vacíos necesitan llenarse y encontrar a su media naranja, a su otra mitad, a su otra mitad de alma- sique. El verdadero amor, el Eros Uranos, busca su otra mitad, su symbolo, su “forma ideal”. El hombre tiene una especie de reminiscencias o recuerdos de ese periodo intrauterino que Dalí veía con nitidez, de ese paraíso infantil del que lo han expulsado, de ese mundo celeste del que le ha arrojado Zeus o una cigüeña... (mezclo las creencias para que se vea que en toda cultura existe esa tendencia a creernos “caídos del manzano”, arrojados a la tierra contra nuestra voluntad que es lo que nos hace la comadrona socrática  al sacarnos del útero.)

Una vez que las dos almas gemelas se hallan, Hefestos los fundirá en una fragua común y los reconvertirá en un todo.  Aunque eso pasará en el mundo celeste de las ideas tan sólo, ósea que la muerte no separará a los enamorados, sino que los devolverá a su cuerpo andrógino, uni vitelino. Eso sí, esta unión ultraterrena nosotros no la hemos visto, sólo podemos creer en ella. 

E) ODA AL EROS DE AGATON

Para Agaton Eros no es uno de los titanes más viejos de la mitología griega sino el más joven y fermoso pero es una especie de sátiro “enfant terrible” (salvando anacronismos), de niño endiablado, que gusta de hacer trastadas, de disparar flechazos efímeros. Eros siempre vencerá a Ares en un duelo de flechas. El amor, cuando es verdadero amor y no impulso corporal, es un sentimiento que vuelve justo y sabio (o al menos poeta) al enamorado. Es decir; le vuelve bueno- justo- verdadero- sabio- y poeta- bello-. De nuevo la trinidad platónica. Ya decía Eurípides que Eros es la quinta esencia misma de la poesía. “Eros reposa en los vientos y ensueña en la melancolía”

Nos imaginamos a un cínico Sócrates que aplaude al poeta con su voz socarrona, diciendo que su apología es bella pero falsa, dulce e hipócrita cual Gorgías el sofista.

A Sócrates no le gustaba nada la retórica poética de Agaton (No así a Platón)  Y emplea la mayéutica (Como hijo de comadrona concebía, daba a luz, cual ilustrado) Esta es un juego consistente en preguntas retóricas hasta hartar al personal y de paso hacerle dudar de su propio discurso, como en este caso en que le hace reconocer la ambigüedad del termino Eros.

Resumimos su increíble rollo; el amor es el deseo de algo y a la vez de lo que se carece, por eso si afirma que Eros es bello no puede desear una belleza que ya tiene, con lo cual le hace reconocer que Eros es feo, no sé bien con qué propósito. Es decir; que el amor in correspondido es una M. Eros es desear de lo que se carece para el futuro a la par que mantener lo que ya tenemos en el presente. 

F) Discurso de Sócrates sobre lo que le contó Diotina (FilosofA del amor)

Eros no es un Dios, sino un daimón (héroe o demonio interior; entre lo divino y humano) ya que no es tan bello como un Dios ni tan feo como el mortal. Es como Hermes, el “periodista del Olimpo”,los lares, vestales, faunos... Intercede entre el mortal y el Dios. Es hijo de Poros (Poros etimológicamente es “salida”, tener salidas recursivas, ingenio o talento. De ahí viene lo del poro de la piel que es por donde sale el sudor). Al ser hijo de Poros, Eros es muy rico – no en sentido monetario- y frondoso, pero también es hijo de Penia, la penuria y la pobreza. El amor es por tales padres: pobre pero virtuoso y siempre intenta ser rico.

El poeta que ama platónicamente, in correspondido, es un pobre hombre que sufre pero es talentoso, tiene virtudes, y en su musa ve motivo para escribir.  El amor, al ser pobre, siempre quiere lo que no tiene. Por eso deseamos y amamos lo que no tenemos, de lo que carecemos. (Eso es el amor platónico o idealista; Amar lo que nunca tendremos.) El amor no es sabio ni ignorante, sino filosofo, ósea; ignorante que ama el saber. Han estado alabando al amor confundiendo al amor con la figura del amado. El Eros no es sólo el bello filerasta amado sino también el feo pederasta amador, el no correspondido; el amor frustrado también es amor.  El amor es feo ya que es una insatisfacción, una carencia, una pobre penia (¡que penia más grande!), pero tiende a buscar lo bello(Amor al arte –estética- o a la verdad- filosofía- o a lo bueno –ética- ) De nuevo evidenciamos en estas palabras su trinidad; bueno, bello y verdadero que nos lleva al intelectualismo moral como búsqueda de la felicidad suprema. ¿Por qué bueno?

Porque el pederasta reconoce ser la mitad mala y busca su mitad buena, la del filerasta (El amante se sabe imperfecto y demoníaco sin su amada angelical y pura) ¿Por qué bello? La belleza es Moira (destino; Muerte) e Ilitia (alumbramiento; Nacimiento) El Eros es también amor a la Inmortalidad, de ahí que sea más poderoso que la muerte. Hay un Eros que busca la inmortalidad y la eterna juventud, y a su vez ese Eros es parto (Sócrates era hijo de una comadrona), creación, alumbramiento, luz, pues el fruto del amor es la procreación. Al tener un hijo, te perpetuas. Suelen decir que hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Este es el objeto del arte para su creador; alumbrar un hijo que le superará, libro o cuadro que se hará inmortal mientras su autor fallece. Y este es el sentido del intelecto, la imaginación, la abstracción; perpetuarse allá donde no llegue el cuerpo. El Eros, cómo la búsqueda de la verdad, requiere de un proceso, una iniciación y una culminación. Esa culminación sería la contemplación extática y estática de la estética belleza creada. Ese es el misterio último. Poder contemplar la mayor obra de arte; a ti mismo, esculpida con la fuerza del amor hacía ti mismo y hacía el universo (Ágape).

G) Interrupción y plática de Alciabes todo mamado perdido.

Sócrates nunca se emborracha ni pierde su mesura y esto enamora a Alciabes, quien pronuncia un discurso en alabanza a Sócrates, aunque difícil en su situación (No por estar borracho, sino porque Sócrates ama a Agatón, el anfitrión, que a Sócrates le gusta Agatón se ve a ojos legua) Alciabes, beodo perdido y cegado de amor, compara a Sócrates con un sileno o un sátiro Marsias, con un flautista de palabras mágicas. Sócrates es tan retórico como un sofista, “encantador” en el sentido de manipulador. Resulta ambivalente la relación de amor- odio entre Alciabes y Sócrates puesto que Alciabes lo mismo le demoniza como le idealiza ya que se siente despechado y repudiado por su maestro que pasa de él, que no le quiere. Alciabes relata sus intentos por conquistar a Sócrates y lo arduo que resultó, hasta que una noche “esa víbora de Sócrates” le picó. Esta parte es más erótica y no la contaría salvo porque el vino le hace decir la verdad. Le quiere porque en él ve el amor que Sócrates siente hacía Agatón, a quien Alciaes en realidad quiere y no se atreve a confesárselo a si mismo. Alciabes ama en lo más profundo de su inconsciente a Agatón y ve en Sócrates un rival pero a su vez ha racionalizado en su conciencia que quiere a Sócrates, le quiere porque proyecta en Sócrates el amor que siente por Agatón. A Alciabes amar a Agatón en vez de a Sócrates le parece cambiar oro por bronce.

Cuenta lo raro que es Socrates, que no tiene parangón o comparación más que con un sileno y cómo le rechazó en el lecho carnal. Esto tiene por objeto dar celos a Agatón e interponerse en su relación, sin éxito. Alciabes queda fatal en el banquete y ni consigue dar celos a Agatón ni evita que Sócrates y Agatón se líen.

Al final todo deriva a una orgía dionisiaca, el vino corre, se van quedando dormidos, todo se envuelve en una cortina onírica y al fin se despiden para dormir la mona y la resaca en casa de la parienta, con lo cual; el dialogo queda inconcluso pues la filosofía es, dice Platón a modo de cierre de telón, un “Seguir mañana”,  infinita como la vida o la fuerza del amor.

CAPITULO 14    CLASES DE AMOR; EROS, FILIO Y ÁGAPE.

Platón distinguió 3 clases de amor: EL EROS, LA FILIO Y EL ÁGAPE. Vayamos por partes, como dijo Jack el destripador cuchillo en mano:

1- El Eros, o Amor de pareja 

No estoy muy de acuerdo con eso del Eros de la erótica de Sócrates y del Fedón de Platón. Si bien el amor es una lucha, es una lucha común, y no es una batalla CONTRA sino una pugna CON. Con tu hermano, con tu igual y a la vez eterno misterio aún por desentrañar, cuyo velo jamás desvelaras. No conoces ni a tu mujer con la que llevas años casado ¡como para que Maya se quite su velo! “Filosofo que no te conoces ni a ti mismo... ¿qué mundo quieres conocer?”. En conclusión, si jugara con esa persona al ajedrez sólo podríamos quedar en tablas, en el amor no debiera haber vencedores y vencidos.(“No debiera” es sólo un utópico imperativo ético.) 

Pero los hay, ya lo creo que hay desequilibrios en el amor. Nunca aman dos personas de la misma manera, en la misma proporción. Y buscar ese equilibrio del ying y el yang, un amor equilibrado y racional, es una utopía. (no existe esa situación pero hay aproximaciones, como en matemáticas. Es posible pero no probable) El amor es una lucha de contrarios, de opuestos, de amador y amado, tal como veía Platón y esto viene a coincidir con lo del ying y el yang de los taoístas.

Suponiendo que A (Pepito) sea el semicírculo – el ying- blanco.

Suponiendo que B  (Pepita) sea el semicírculo – el yang- negro.

                  Si A ama a B pero B no-------- el ying blanco tendría dentro un circulo negro y el ying negro nada

                  Si B ama a A pero A no-------- el ying negro tendría dentro un circulo blanco y el ying blanco nada

                 Si ninguno se ama............. el ying y el yang no tendrían bolitas dentro.

                  Si uno de los dos ama al otro desproporcionalmente a como es amado------- el uno tendría bolita pequeña y el otro bolita enorme del color opuesto.

                 Si ambos se aman desmedidamente (dependencia emocional) ...... ambos tendrían un circulo enorme del color opuesto dentro de su color. (Anulan su “color” en aras del otro)

El amor, Eros, es más que la atracción sexual tal como Platón lo veía. Lo que pasa es que el cristianismo hizo una división entre sexo y amor, igual que entre cuerpo y alma, entre Eros Urano y Eros Pandemo (pero estos se dan mezclados). Y Freud hace otro tanto pues el ve el Eros sólo como una carga orgasmica- libidinosa inconsciente e irracional que hay que sublimar, mal interpretando Eros como sinónimo de erótico cuando Eros era también la forma griega de referirse al amor. Ahora sabemos que cuerpo y cerebro están interrelacionados y que las feromonas del sexo (la testosterona masculina, la serotonina femenina) o las voliciones del Amor (actos de nuestra voluntad) son producidas por el cerebro.

La sexualidad no esta en los genitales sino en la cabeza, igual que el amor no reposa en el corazón sino en el cerebro. De todas formas no soy neurólogo y no puedo precisar más estas apreciaciones.

     Pero siempre que me refiera al Eros quede claro que hablo del Amor entre dos seres humanos, no sólo de atracción “erótica”. El amor entre dos seres humanos (sin discriminar género pues Platón considera la homosexualidad igual que la heterosexualidad o la bisexualidad) es siempre una batalla al ajedrez entre dos contendientes, una guerra de voluntades, una dialéctica entre opuestos, una lucha de contrarios. Pero este amor puede ser decadentemente culpable y condicional, vanidoso y aparente o bien inocente, incondicional, ilusionado e infantil en la más pura de sus significaciones. El amor envejecido y decadente, encarnado en Don Juan, es la proyección en el otro de tu propio Ego, el otro sólo actúa como espejo de tu yo, de ti mismo, de tu egocentrismo y narcisismo: Conquistan para sentirse bien consigo mismos, es un amor vanité, de orgullo, amor propio y narcisismo a dos. Conquistan y para ello luchan CONTRA la mujer que quieren ver caer y rebajarse.

Y una vez, caída, la abandonan. A por otro reto, a por otro imposible. Para estos decadentes conquistadores es un juego de simulación y apariencias, una partida de ritz, un juego de estrategia y conquistas, un “meter fichas” en la maquina a ver si hay suerte.

Conquistan como el colonizador in culturizaba en las tierras “vírgenes” o el yanqui invade hoy Irak. Es la misma voluntad de poder. El amor inocente es una lucha (porque el Amor- Eros siempre es dinámica, no como el Filos o el Ágape que pueden ser estáticos y contemplativos) pero no CONTRA, sino CON. Una lucha compartida, común, entre dos idealistas “camaradas” que batallan para que la llama de su amor no se extinga. Los contrarios o opuestos se complementan, como en el ying y el yang se ilustra. Se suma, no se resta.  Dos personas (y esta es la paradoja) se unen en una unidad y a la vez conservan su individualidad y su libertad. Y dicho matemáticamente:

El amor maduro y por tanto infantil e inocente es 1+1= 2 (cada uno conserva su unidad dentro de su unión) Son dos y a la vez siguen siendo unos.

El amor inmaduro (posesivo, dependiente emocional)

Si uno ama + q el otro 1+ 0, X =  1, X.... No llega a 2, no llega a ser amor. (uno ama platónicamente al otro) Si los dos se aman con dependencia emocional y excesivo romanticismo.  2 - 1= O (ósea que si un miembro falta el otro se hunde. Si Romeo ingiere un veneno del boticario, Julieta se clava la daga)

2- El amor filial.  

El amor filial es un amor intelectual o emocional- volitivo- afectivo entre dos seres humanos, pero sin presencia de sexo. Nunca se presenta un amor filial puro (excepto el intelectual) pues siempre puede inmiscuirse el sexo que por ejemplo puede llegar a estropear una amistad.

AMOR MATERNAL

El amor maternal es teóricamente incondicional pues ella es “el poli bueno” y quiere a su hijo aunque no apruebe su conducta. Una madre supuestamente nunca te va a fallar. Por eso el cristianismo enfatizaba tanto el papel de la Virgen veladora como madre de la Humanidad, lo que se basa en cultos antiquísimos a Gea, Demeter, Isis... y las diosas Tierras o Naturalezas de la fertilidad. De todas formas la madre siente predilección por el hijo del sexo opuesto ya que la hija despierta su competencia y las odiosas comparaciones. (De ahí el complejo de Electra; las niñas quieren más a papá que a mamá)

La madre siempre verá en el niño, aunque sea hombre de pelo en pecho, al bebé que ha parido con el dolor de sus entrañas. Le quiere porque ha sido parte de ella misma, le ha concebido y dado a la luz de este mundo, y siempre estarán unidos por un cordón umbilical invisible.

A veces esta madre se puede volver sobre- protectora, una Bernarda Alba, estrangulando la libertad de su hijo (lo mismo que el padre hace con su niña), aunque ahora con la supuesta “liberalización de la mujer” esta asume el rol masculino y el pasotismo hacía el hijo, requerida en su puesto laboral. Este tipo de super- woman, (profesional y a la par ama de casa y niñera), antepone su carrera profesional o académica a sus hijos.  Esta reprimiendo su parte natural, su instinto natural, por los roles que la civilización capitalista la obliga a ejercer. (si lo hace libremente allá ella pero sí lo hace por la presión externa, como la de su trabajo, debería plantearse sus prioridades. El calificativo de “maruja” hacía la que se queda en casa es totalmente machista y es un epíteto que se lo oigo tanto a hombres como a mujeres, porque mujeres machistas ha habido y habrá siempre) Además la madre debe inculcar a su hijo el Ágape, el amor por esta vida. A diferencia del amor sexual en que dos individuos se fusionan, aquí dos individuos se separan y esta separación puede ser traumática si no se sabe llevar con tacto y delicadeza pero con firmeza. El cordón umbilical ha de unir pero no estrangular (no agobiar), igual que en las demás relaciones amorosas.

Y si es así el cordón nunca se romperá y el polluelo abandonará el nido, romperá el cascarón de “Kalimero” y emprenderá el vuelo con sus propias alas, pero sabiendo que mamá polla (por mal que suene) esta ahí para ayudarle en su vuelo. 

AMOR PATERNAL

El amor paternal es condicional pues él es “poli malo”. Generalmente, y que conste que esto es por herencia cultural y educativa y no por nada natural que tenga el varón, el padre siempre se encarga de reprender y castigar a su hijo, y envolver entre algodones y mimar a su niña, cuidando de su inmaculada pureza. El padre es la autoridad represiva en el hijo y la autoridad sobre proteccionista en la hija. (Igual que Dios que es el padre celestial protege pero también reprime a sus fieles. Igual que papá Estado vela pero también castiga a sus súbditos rebeldes. El paternalismo tiene una cara de proteccionionismo y seguridad para sus buenos ciudadanos y otra de represión para los hijos perdidos de su sociedad) El padre instintivamente también compite con el hijo (igual que madre e hija). El padre quiere a su hijo pero no por haberlo parido sino si este resulta buen hijo y cumple sus expectativas.

Una madre puede querer a todos sus hijos por igual pero en el padre siempre hay preferencias (el machista prefiere un varón y luego esta el antiquísimo derecho de primogenitura, de “mayorazgo y menorazgo” en Euskadi o del “heredeú” en Cataluña)

Tenemos de arquetipo al padre de Kafka; el primogénito (y único varón) de los Kafka denegaba de ser abogado o de asumir la dirección de la empresa paterna y se hizo escritor, lo cual enfureció a su progenitor.  De ahí el complejo de Edipo; el niño quiere a su mamá que a su papá. Debido a que el padre representa la autoridad, los que lastramos un complejo de Edipo no superado tornamos rebelde y no acatamos ninguna autoridad (ni la divina ni la humana). El paradigma del huérfano de autoridad o acomplejado edípico es Hamlet (el espectro o la sombra paterna le atormenta) o Peter Pan que al no tener autoridad jamás crecerá, nunca jamás será un hombre gris como papá. Muchos escritores pueden meterse en el saco de acomplejados de Edipo como hizo Lacan con Honderling, por no sacar más ejemplos (yo mismo me confieso un poco Edipo).

Unamuno buscaba en dios a un padre. Anais nin o louise borgeus amaban con incesto al padre, obsesionadas sexualmente con él (la madre araña, los penes esculturas)

La relación con la madre es de idealización (derrida, Borges, Sócrates, Almodóvar, gorki, lorca, conjura necios, s agustin, larrea, olvidado rey gudú, yo claudio, proust....)

Todos los rebeldes, según me suelta mi psicólogo, tenemos algo de “ausencia paterna”.

Por eso no creemos en ese Papá Estado orwelliano que vela por nosotros o en un Dios paternal, no creemos ni en autoridades divinas ni humanas porque la política somos cada uno de nosotros (ciudadanos de la polis) y la religión cada uno dentro de su fe (misticismo personal) sin mediación institucional patriarcal y proteccionista.   

EL AMOR FRATERNAL y la AMISTAD

El amor fraternal casi podríamos clasificarlo dentro del Ágape o amor universal, con la salvedad de que es un amor a un hermano concreto, a una persona de carne y hueso. Por tanto el amor fraternal no es el amor al prójimo cristiano que sería el Ágape. El amor fraternal y la amistad es un amor con condiciones y el ágape el amor incondicional. Cuando un cristiano dice “ama a tu hermano” no se refiere a un amor fraternal sino a un ágape. El primer amor fraternal es hacía tu hermano carnal. El hijo único al que por Navidad le cae de regalo un hermano al principio intenta protegerlo y mimarlo como a otro de sus muñecos, mas pronto empieza a sentir el complejo de “príncipe feliz destronado” . Se ve desposeído del cetro de rey de casa, del centro de atención. Se establece una competencia entre ellos. Caín y Abel también eran hermanos.

O Esaú y su hermano Jacob que le trucó el derecho de primogenitura a cambio de un plato de lentejas.  Al mayor siempre le acompaña ese complejo de sentirse menos querido y de haber quedado superado por el pequeño. El príncipe destronado de delibes, el niño egoísta.

Pero a la larga el amor por un hermano es uno de los más profundos y además siempre acabas pareciéndote a tu hermano porque ambos se tienen como modelos de imitación. 

(Para formar el súper yo no sólo tienes de modelos a los padres y de ahí el peligro que la Tv y los videojuegos ejercen en tan temprana edad donde  aún no han formado un Yo que pueda juzgar las influencias de su súper- yo) Se han dado caso de hermanos siameses separados por circunstancias vitales que después se han encontrado y se parecían como uña y carne, podemos decir:  “llevan la misma sangre y son como dos gotas de agua”. Y otros hermanos que no se parecen en nada y se dirían de distintos padres o como si uno fuera adoptado. Y viene el complejo de ser “el garbanzo negro, el hijo pródigo o la oveja descarriada” de ese núcleo familiar. Pero ese ya es otro complejo. La amistad es otro tipo de sentimiento fraternal o filial. Me refiero a la verdadera amistad, pues ha de distinguirse del simple colegueo o la camarería. La amistad se comprueba en los momentos difíciles porque el padecimiento compartido es lo que más une.  La com- pasión y com- prensión y el con- moverse es la forma de moverse hacía el otro, de ponerse en su lugar, un ejercicio de sim-patía y em-patía..

(y ya hemos dicho que etimológicamente significa “compartir la pasión”) Ante una catástrofe todos se aúnan, como Fuente Ovejuna. Y en los malos momentos es donde se comprueba la amistad o la traición. Los colegas están sólo para las farras, para los placeres, para los buenos rollos. Los amigos están a las duras y a las maduras. Cuando a Jesús le crucifican Pedro le niega 7 veces pero San Juán, al que llama “hermano”,  le acompaña hasta el pie de la cruz.  (Y sobre la relación de Jesús y Juan el “amadísimo apóstol” existe la misma ambigüedad que entre Aquiles y Patroclo: ¿amigo, hermano carnal o algo más? Husmear en los evangelios apócrifos para saber si Jesús era gay o estaba casado con la Magdalena me parece de cotilla de portal y no viene al caso)

EL AMOR INTELECTUAL

La Filia o amor intelectual, a diferencia de los otros sentimientos, jamás puede tener connotaciones sexuales. Para Freud el niño ve en sus padres vínculos sexuales (la envidia del pene, la fase anal etc, aunque ahora ya la sicología ha superado esa visión excesivamente sexual e inmanente que tenía un Freud obsesionado con que el origen de todo malestar era sexual)

Hay casos de incesto. La tragedia griega con sus incestos, sus dramas, sus parricidios...  

Hay casos de amigos que pasan del amor filial- fraternal a una relación erótica (sexual o amorosa) estropeando a veces esa amistad. Sin embargo, el que ama el saber es el Filo- Shopo etc y no siente nada carnal por esa disciplina.

El amor intelectual, al conocimiento y al saber, brota de la duda (la duda de Sócrates o Descartes) o el asombro (Aristóteles) o de la curiosidad. La afición etimológicamente viene de la afección y los que tienen aficiones aman esos hobbys.

El erudito o diletante es el amante de la vida. Afiliarte a un partido o a una idea es también un acto de amor. Se puede resumir en este epígrafe de Paracelso que le he fusilado a Fromm: “Cuanto más grande es el conocimiento de una cosa más grande es el amor que sientes por ella. Hay que conocer y comprender para poder amar y cuanto mas conocimiento tengo mas grande es el amor. Y te das cuenta que cuanto más sabes más ignoras” Y lo mismo vale para el Amor al Arte que es sólo el deseo una vez tu te has conocido a ti mismo y al mundo de que lo conozcan los demás (por eso la ética o la filosofía es tan arte o más como la literatura o la pintura, y a la vez toda pintura lleva dentro la propia filosofía del autor o de su época y todo escritor tiene una carga ética que ningún escritor puede quitarse de encima, aunque juegue a ir de a-moral.).Se ha sustituido el sentido de la amistad por la sensación de camarería y colegueo hipócrita y meramente formalista.

Un colega, un compañero de farras, depende de cosas tan pragmáticas como si compartís pupitre o vive en tu misma ciudad. Ahora con Internet se puede mantener amistades en la distancia al igual que antes pasaba con la correspondencia epistolar pero por lo general uno tiene amigos en su circulo más cercano, al igual que antes se casaban dentro de su entorno e incluso entre primos o entre familiares. (según la ley gitana, si moría el marido, ella debía casarse con su hermano, ósea con su cuñado) Podemos conformarnos con estos colegas torrenciales que las circunstancias vitales nos brindan, con este pathos que no depende de nosotros, o podemos buscar libremente los amigos que más afines nos sean, estén donde estén. Eso ya se lo dejamos a ustedes en su libre voluntad o noluntad, capacidad de decir sí o no a nuestra propuesta. Tienen todo el derecho del mundo a no querer buscar amigos de verdad ya que buscar esos amigos auténticos resulta más fatigoso que conformarse con lo hay, contigo Tomás,  resignarse y persignarse.  Los modelos de pareja perfecta de la televisión o el cine, herederos todos de una visión romántica edulcorada, nos hacen aspirar a algo que nunca se corresponderá con lo que experimentemos en propias carnes.

Los verdaderos románticos, los del siglo XVIII, sí que hablan del desengaño amoroso, de la frustración, de la perdida o del dolor y sin embargo en las series americanas “happy family” no hay ni rastro de sufrimiento, todo es rosa y pastelón.

El amor se ha vulgarizado debido a series como “sensación de vivir” (analicen el amor en las series que se tragan, desde los vigilantes de la playa hasta los Serrano). Se ha confundido de tal forma el amor con el deseo sexual que nos lleva a cuestionarnos hasta que exista el verdadero amor. 

3- Ágape o el Amor Universal 

Hay otra clase de amor; el universal y panteísta, religioso, taoísta, solidario. Es la Charitas- la caridad o la Gracia divina-.   Amar al prójimo es un sentimiento fraternal pero no hacía tus hermanos y amigos, sino hacía toda la Humanité en genérico. Es amar al hombre por el hecho de ser hombre, al hombre per sé, sin usarlo, por el fin del hombre en si mismo, sin ver al hombre como un fin para tu objetivo, sin utilizarlo para tus trepadores y maquiavélicos objetivos como hacen los bussines- mans o los self- mans (los hechos a sí mismos), los yuppies y los hombres de negocios que luego acaban como el Ciudadano Kane; más solos que la una. El Ágape pocas personas logran sentirlo en su vida. Es ese sentirse humano y por tanto que nada del hombre te sea ajeno y compadecerte cuando ves a un africano muriéndose de hambre por tu televisor (moverse hacía él)  Amar a cada bicho viviente sobre la superficie de esta tierra e incluso añorar a tus muertos y a tus ancestros o a los antepasados de la humanidad (tal y como hacen culturas menos “civilizadas” como la gitana o algunas tribus africanas o en zonas sudamericanas)

El verdadero amador universal debería querer y perdonar hasta a Hitler. Un filántropo llevado por el Ágape perdona hasta al violador de su hija o al peor de sus enemigos y por eso los hombres de esta ralea noble pueden contarse con la palma de la mano. Un ejemplo es Jesús (pongo la coletilla de “Jesús como personaje histórico” y no como Cristo).    Jesús amó hasta a sus enemigos que le llevaron a la Cruz y pidió a Dios que les perdonase pues no sabían lo que hacían (intelectualismo moral; hacen el mal por ignorancia). Ese es el amor al prójimo llevado a las últimas circunstancias y al extremo, igual que Sócrates al ingerir veneno en vez de optar por el ostracismo. (sabido es que la figura de Cristo tiene antecedentes en Sócrates, en el Osiris resucitado, en Baco resucitado etc)  Otro ejemplo es Buda al que también se le acercaban los niños, los pobres, los leprosos y los de castas inferiores que llevaban el peso de su karma. O Gandhi. Gandhi devolvía el odio de los ingleses con amor porque el odio es nocivo hasta para el cuerpo mientras que el amor, aún el in correspondido, aún este amor “panteísta” hacía Todo, el amor per sé, es saludable física y mentalmente.

Ágape es amar cada pequeña cosa de esta vida como si fuera el Todo. Amar cada partícula de átomo como al mismo Infinito. Amor universal sienten los místicos al hablar de la Conciencia Universal, los ecologistas y panteístas con la Diosa Naturaleza o los poetas que nos sienten a todos sus iguales, sus hermanos.

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CAPITULO 15    UN PAR DE REFLEXIONES SOBRE CINE Y LOLITAS

Mi “cristalización” a priori.

Mi mente esta poblada de eternos femeninos: Helenas, Venus, Ateneas, Ofelias, Margaritas, Anas... Para mí no son sólo nombres, esas mujeres del papel tienen cuerpo, rostro, en cualquier momento puedo ver a la Regenta acudiendo a rezar a la catedral  de Vetusta o a la boba de la Bovary desesperada ingiriendo veneno, a la Salomé bailando su danza o a la casta Doña Inés sollozando en su roca prisionera. Mi imaginación llega a visionar hasta la triste celdilla de Santa Teresa. Y del mismo modo tengo el coco lleno de las divas del technicolor, Ava Gadner, Dietrich, la malvada Bette Davis, la voluptuosa Marylin Monroe, la inocente Audrey, la Catherine Herpburn....  En una neblina las veo aparecer a todas peleándose por la manzana de la discordia y yo soy su París y todas, nínfas, nínfulas, lolitas, ondinas, lamías, hadas, sirenas, arpías o silvas... se rinden a mis pies. Estas fantasías las solemos tener mucho los platónicos que por inconformistas nunca encuentran a su alma gemela. Con mi media naranja han exprimido algún zumo por ahí.

El amor a las lolitas y efebos.

Al menos no llego a la patología de Humbert Humbert por las “Lolitas” o la que tantos escritores tuvieron por las “Evitas”. Petrarca amaba a una Laura menor de edad. Dante amaba también a una Laura de 16 años en la Florencia renacentista y se la llevaba de paseo en góndola. Lewis Carrol escribió Alicia en el país de las maravillas maravillado por una niña rubia y de ojos azules, una ninfa de unos 12 años que le acompañaba en sus paseos en barca.  Y como estos hay mil ejemplos más en la literatura de pederastia. Y los efebos no se libran tampoco porque sabido es que Thomas Mann amó a un adolescente que le recordaba mucho a él (esto no es husmear en su vida privada pues escribió un relato sobre ese amor que se quedó en mera contemplación estática) Lo que no se quedó en mera contemplación es la pasión que un estudiante de Oxford despertó en Oscar Wilde y que le costó un juicio contra el “amor que no osa pronunciar su nombre”, la cárcel en Reading, el De Profundis para olvidarse de esa obsesión y la muerte en una pensión de mala muerte parisina, alcoholizado.

El amor es un invento cultural – propio de la civilización- , pero el sexo es un instinto animal y natural.  Pongamos el ejemplo de un beso. Creemos que es lo más natural del mundo y sin embargo los esquimales se frotan la nariz y en África sencillamente no tiene ninguna significación besarse. La significación se lo ha dado nuestro lacaniano inconsciente colectivo; los prototipos y arquetipos que tenemos en nuestro edificio mental. Al principio inquietó la moda de los piercing en la lengua porque esto iba contra la herencia cultural. ¿Dónde se ha visto a un príncipe azul con la oreja agujereada? El beso tiene el valor y la simbología que le hemos dado y el que le demos. Y si el beso es aprendido, sospechamos que todas los demás procesos del amor también. Y sin embargo hay en el hombre una tendencia a enamorarse, tanto como un instinto sexual. Más desarrolladas en unas personas que en otras, claro esta, pues algunas jamás llegan a enamorarse y otras nos pillamos hasta del aire que respiramos.

Pero esto no es hereditario, un romántico se hace, no se nace. Los más enamoradizos son los que han tenido una educación sentimental y artística, los que son patológicamente hipersensibles e inestables emocionalmente, los que menos cariño han tenido en su vida familiar, en sus padres o amigos, y por tanto más cariño demandan. (Garcia Marquez decía que escribía para que lo quieran) Todo el amor, aseguran por ahí los críticos postmodernos, es un invento de la sociedad occidental surgido en la época de la Cortezía (época de la baja edad media europea dominada por la mujer – pues el hombre estaba en la cruzada- y donde entra en escena el amor trovadoresco, el amor cortés que por ejemplo satiriza la Celestina o la Trotaconventos)

El amor varía en la fenomenología histórica, espacio- temporalmente. Cada época, cada cultura, tiene su propia forma de amar – cultural, aprendida- Esto no significa que debamos caer en el relativismo y pensar que como hoy amar es distinto al amar de ayer no existe el amor. No, el amor siempre ha existido de una forma u otra informando a la aristotélica materia amorosa, pero hay que percatarse desde que perspectiva lo juzgamos (de nuevo Ortega). Es decir que el amor permanece como constante histórica entre todas las variantes históricas. El amor es una verdad universal y eterna. Cada lugar y tiempo histórico tiene su forma de amor, eso es el perceptivismo; entender a cada escritor como hijo de su tiempo y a la vez con una parte humana que lo universaliza y eterniza a pesar del tiempo trascurrido. ¿Nunca al leer sobre el amor han sentido que ese tema es intemporal, que es lo que más nos constituye como seres humanos?

En Europa el matrimonio burgués funcionó como una forma de organización social, de cohesionar las estructuras económicas, de juntar los patrimonios familiares.

El matrimonio viene de las primeras colectividades sumerias pero se implanta definitivamente con el oikos griego. No obstante, reducir el matrimonio a una infraestructura económica es quedarse en una visión materialista (marxista), pues el amor siempre ha ido acompañado de una súper- estructura ideológica, por seguir con estos términos. El amor no sólo afectaba los bolsillos de los nobles, tenía repercusión en las mentes de las personas. Se casaban por interés económico, la niña daba el sí a la boda concertada por sus papás, pero eso no significa que no albergara sentimientos y pensamientos contrarios. Sería pretencioso creer que todas aceptaban su rol de esposas de forma sumisa, por muy edad media en que estuvieran, y no hay más que leer el Decamerón o las 1001 noches o el libro del Buen Amor para saber que ellas tenían sus propias fantasías amorosas.

Siempre las han tenido y si recibieran un tipo de educación más igualitaria respecto a la del hombre tendrían las mismas que nosotros y no auto censuradas.

Eso de que el hombre es por instinto animal sexual y la mujer un ser cariñoso y amoroso porque así la hizo Dios es una visión machista y absurda. El genero humano es sexual por naturaleza y amoroso por educación y cultura, así que sí la mujer aspira más al amor es porque esta más mal educada, más reprimida civilizadamente.  Ahora se esta educando de otra forma, cambian los roles, nos llega la moda del andrógino y el metro- sexual aniñado, y el hombre se vuelve más frívolo, cariñoso, femenino (lo femenino o masculino son conceptos culturales e históricos y hay que distinguirlos de los géneros naturales macho- hembra) a la par que se masculiniza la mujer.

Intercambio de sexos para que todo siga igual, que todo cambie en todos sitios para que todo siga igual, reformar para no revolucionar de verdad; la misma relación activo- pasivo (ahora es “victim boy” y super woman, mujer agresiva que se quiere comer el mundo profesional y afectivamente.) Hombres y mujeres no son iguales biológicamente pero las diferencias de las que hablan este tipo de libros sobre si ella es más creativa y por eso le gustan más las letras y él es más lógico y por eso le tira más la mecánica... son diferencias culturales, nada más. Hemos tenido educaciones diferentes y distintos modelos educativos;  ellas barbys para poner vestiditos y maquillajes y ellos maquinas de matar (antes soldaditos de plomo o coches, ahora mata- marcianos interactivos).A ellas se las ha “civilizado” más, se las ha reprimido y educado más, y por eso ahora las feministas reprochan al hombre comportarse como un animal trípode (que piensa con la tercera pata)

Vivimos en una sociedad falocratica, dominada por el falo y la cultura que de él se desprende (fútbol, tauromaquia, lo español, los automóviles, la guerra...), y por tanto irascible y concupiscible, pero seguramente si a los hombres se nos educara igual que a las mujeres tendríamos un mundo más civilizado y pacifico, menos oscurantista y cavernario.  A la par que más reprimido. (por su súper- yo), menos natural, menos primario, menos inocente, menos “puro” (en el sentido de Rosseau, Nietzche, Bakunin y todos los que ilusamente creyeron en la bondad natural del hombre que la sociedad corrompe y malea).

Capitulo 16 

El enamoramiento y Sthendal. Ortega y Gasset 

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Gasset, dice que Stendhal (como Baroja) tiene cargada la cabeza de sistemas y teorías filosóficas con lo que dan una imagen de filósofo metido por error en la literatura. Para Ortega el filósofo sólo tiene un sistema y por eso Sthendal o Baroja sólo son teorizadores literarios. (en esto disiento con el maestro pues no hay ningún sistema, único y cerrado, ni verdadero. Tanto las opiniones o doxas como las grandes y sacras verdades son en el fondo teorías literarias, aunque hayas verdades eternas en plan “no mataras” que aquí nadie ha discutido. Y puedes tener un sistema pero luego soltar una opinión que contradice ese sistema, como seguramente le pasaría a Ortega en algún momento de su vida. Puede pasarle por ejemplo que tenga una hija que quiera casarse y él no la deja, y aunque esto contradice su esquema o sistema mental no se puede pensar siempre en lo mismo, en la misma creencia. Si Ortega hubiera vivido nuestra época actual habría evolucionado su sistema único mejorándolo. ¿No decía él que el pensamiento no puede tomar asiento y que siempre naufraga por su mar de dudas? Hay que comprender a Baroja o a Sthendal como pequeños filósofos que no llegaron a sistematizar del todo sus ideas, pues para mí filósofo simplemente es el que reflexiona con ideas propias.)

Sthendal se tomó muy en serio el primer tema sobre el que Sócrates teoriza; el amor, la erótica. Para Sthendal el amor es ciego, una “idealización” o “cristalización” (hace del Objeto externo y real una proyección de su Yo) Es decir, no nos basta el amor terrenal, el que hay en la realidad y nos enamoramos del amor, de la ficción o simulación aparente, de evanescencias que nos creamos, de ideales de amor. Sthendal sustituye la palabra ideal (acuñada por Platón) por la del iridiscente “cristal”.

(Para librarlo de las connotaciones políticas que la palabra “ideal” tiene) En vez de idealización, escribe cristalización pero significa lo mismo.

Sthendal distingue entre el amour- gout (físico, sexo), el amour vanité (vanidoso) y el amour- pasión que para él es el verdadero. (creo haber aclarado ya que el término “pasión”  comporta tanto placer como dolor. La pasión de Cristo por ejemplo es un calvario para hallar el goce y la dicha divina) Para Ortega y Gasset el Don Juan (un tema tan de moda en su época) no es el que hace el amor a las mujeres, sino que las mujeres se enamoran de él y le hacen el amor a él. Don Juan es un pobre hombre, un pobre diablo, que se cree burlador y resulta burlado. Don Juan aspira inconscientemente a un amor verdadero pero sólo encuentra conquistas efímeras y pasajeras y Doña Inés se apiada de él, lo compadece, padece junto a él hasta el punto de que él la merma su propia salud, casi la vuelve loca (mata a su padre Gonzalo) y la hace huir a una roca- prisionera.

Él la saca de sus casillas, la enajena, la hace ajena a sí misma, la enloquece, la trasforma, la hace otra y esta metamorfosis o crisis puede ser para mejor o peor. Sthendal cree que el amor se “hace” (Igual que Eric Fromm o Ortega, cree en un amor activo, aunque el de Sthendal aún es el amor- pasión y no el apático de nuestra época) Sthendal cree también que el amor “se va” (pero amor que se fue no fue verdadero amor, versó Lope de Vega)

De ahí que Ortega y Gasset diga que Sthendal nunca fue amado (lo ha leído en la vida amorosa de Sthendal de Abel Bonnard) Por eso Gasset dice que “un amor pleno, que brote de la raíz de la persona, no puede como tal morir” La teoría de la cristalización de Sthendal se resume en que “la imagen real del sujeto amado cae en la retina del sujeto amador y este la va recamando en superposiciones imaginarias, la va idealizando, la hace perfecta y sublime” Fitse decía que filosofar es propiamente no vivir y que vivir es propiamente no filosofar, no pensar en lo que se vive. Y aplicado al campo del amor, todos los que sobre él postulan en la teoría poco lo han vivido en la práctica, en su propia experiencia, en sus carnes. Y esto le pasa al poeta platónico, petrarquista o al filósofo con ganas de sistematizar algo tan evanescente como es el amor, siempre se escapará esta mariposilla aleteando de ese afán de categorizar y sistematizar que a los filósofos les entra. Ortega ve que no es tan fácil distinguir el Eros solamente sexual del

Eros amoroso. Sthendal es de los pocos que aceptan que hay un instinto sexual y por otro lado un amor sexual, pues en el sexo también hay una carga afectiva implicada- por pequeña que esta sea-; admiración a la belleza y perfección del cuerpo del otro, simpatía etc.

(creo que admirar el cuerpo del otro es más un fenómeno artístico que amoroso, admiras un cuerpo atlético y musculoso  como el de una escultura griega, pero no creo que eso pueda ser calificado de “amor sexual”)Platón decía que el amor es el deseo de engendrar belleza y perfección (amor al arte, tener un hijo, fusionarse dos cuerpos..) Lorenzo de Medicis lo llamó apetito de belleza. (¡Pero es tan relativa la belleza! Históricamente ha ido cambiando y uno puede hallar bello lo que para otro es feo, de ahí la ceguera del amor y que Cupido lleve vendados los ojos)

Para Ortega y Gasset la teoría de la cristalización es aplicable a todos los campos vitales; ya que idealizamos el mundo en general. Esa cristalización del romántico viene a seguir con el idealismo platónico; te enamoras de las “formas”, de los ideales. Del amor da Gasset su definición; actividad sentimental de un sujeto hacía un objeto o persona. Y por tanto ya lo calificado como amor- acción, amor ethos, amor- activo.

Para Sthendal el enamoramiento es una hiperactividad del espíritu (concibe el eros del enamoramiento como activo, ethos libre, como si él decidiera de quien enamorarse y de quien no, pero luego se convirtiera en un amor- pasional y pathos del que ya no pudiera librarse.) pero para Gasset es lo contrario; un atrofiamiento de la mente que nos paraliza en la vida. (concibe el eros del enamoramiento como pasivo, como pathos que determina y sin embargo concibe el amor como lo ethos y activo)  Podríamos decir  que Sthendal “picotea” de flor en flor enamorándose y una vez que se enamora ya lo vive de forma patológica, como amor fatal (fatalista y romántico). Y en cambio, Ortega, se enamora sin quererlo, de forma patológica, y luego ya, al decidir que quiere ese amor, lo crea de forma activa y realista, lo va gestando lentamente para mantenerlo. (De ahí que el escritor fuera lo que se dice un libertino y romántico “picaflor” que nunca se casó, y el filósofo en cambio creyera en un amor más familiar, más institucional, en el matrimonio)

Un enamorado se aísla del mundo, ya sólo vela por su amado/ a. Cuando te enamoras pierdes facultades mentales, sufres una especie de locura transitoria y pasajera (el amor loco) Para Gasset al enamorarte te obsesionas siempre. Y sí para Platón esta locura amorosa era algo divino (todo enamorado escribe poesía) en cambio para Ortega es una patología clínica, diagnosticable.

Los hombres – filósofos, políticos, escritores..- han vivido obsesionados por una idea fija – o varias- Todos somos por tanto obsesivos y maniáticos, máxime al enamorarnos. Sólo que algunas obsesiones de ciertas personas resultan servir luego como creencias, teorías políticas, cuadros o novelas.

Newton, por ejemplo, al descubrir lo de la gravedad y el sistema mecánico del mundo vivía nocte dieque incubando (pensando en ello día y noche) Un juez se acuesta con los remordimientos de la condena que acaba de procesar, igual que un psicólogo se lleva por deformación profesional las paranoias de sus pacientes a casa o un escritor se acuesta con su literatura o la ajena en la cabeza dando vueltas. (y no con la gramática como se suele decir; se acostará con la gramática mi profesora de gramática que yo gusto de tener mejores compañeras de cama) El enamoramiento es un acto de nuestra conciencia, de la atención. Atiendes a una persona en concreto y hasta llegar a vivir obsesionada por ella. El enamoramiento es la atención anómala y detenida en una persona. Y ya sólo ves por esa persona enajenándote de tu realidad circundante (pierdes el apetito, el interés por otras filias, te distancias de los amigos...)  “Amor pondus meum” (Mi amor es mi peso) dice Ortega. El enamoramiento es siempre una enajenación, una locura, para Ortega.

Balzac cortó una conversación con un amigo diciéndole “basta, volvamos a la realidad. Hablemos de mi novela” y el místico llega a sentir a Dios como una “presencia”. Es una especie de imbecilidad transitoria (imbécil del latín baculus, apoyándote en la muleta o bastón del otro) El enamoramiento, para nuestro Ortega y Gasset, es una angostura mental, una estrechez del pensar o una angina psíquica. Todo enamoramiento tiende al frenesí místico; a abandonarnos a nosotros para perdernos en el otro y allí hallar la ataraxia o nirvana o estado alterado de conciencia. Sin embargo Ortega sí que distingue entre el amor y la obsesión porque él que se enamora en el fondo – aunque inconsciente- es porque quiere. El obsesionado, aunque no quiere, no tiene voluntad de negar al sujeto amado (en este caso Noluntad o capacidad de decir No) El enamorado se halla más distraído que de costumbre, lunático, soñador, evadido, “encantado”, como hipnotizado. Es el símbolo del filtro mágico que Tristan hace beber a Isolda para enamorarla y que la encanta. Encanto viene de cantus, carmen, charme, que significó siempre tanto canto como conjuro. De ahí que el enamorarse sea como un canto de sirenas o un hechizo de Circe que nos desvía la atención. Para Gasset místico y enamorado comparten mismos síntomas, aunque el amor de uno sea filia y religare hacía Dios y el del otro un amor erótico.

Todos los libros místicos, sea hindú, taoísta, teutónico, árabe o alejandrino, empiezan diciéndonos que pongamos fija la atención en un punto. El yoga por ejemplo consiste en que fijes la vista en algo, en lo que sea, para distanciarte de todo lo demás. (un desasimiento grande de todo decía Santa Teresa), una renuncia al mundo.

Ya decía San Pablo que los místicos no tienen nada y lo poseen todo o San Francisco de Asís que sólo quería una cosa pero la quería muy fervientemente. Y aunque Dios no se les aparece ellos hablan de su “presencia ausente” de su Dios “aletargado” o de “la noche oscura del alma” o “el silencio desértico de  Dios”.  Santa Teresa distingue entre poseer a Dios y que Dios te posea a ti. En la primera es como si dos velas dieran misma luz pero una siempre puede apagarse y en cambio si Dios irrumpe en ti sois como dos gotas de agua fundidas en un mismo río.  Para el embobado o enamorado y para el místico o el abstraído el mundo deja de tener sentido y se refugia en su “séptima morada” o en su “casa sosegada”, o en esa escala espiritual de otros místicos.

Al llegar a la ataraxia, al nirvana o al estado de gracia, de charites (ausencia de dolor) – hoy llamado estado alterado de conciencia- la vida pierde todo su sentido y atractivo de tan evadidos. Por eso los lamas se desapegan tanto del mundo y tienen tanta autoconciencia (con la atención volcada dentro de sí mismos) que todo lo humano les es ajeno.

Éxtasis significa estar fuera de sí, y eso es lo que le ocurre al enajenado o al enamorado, se sale de sí mismo para hallarse en su amada. ( o amado Dios en el caso del místico)

Baudelaire quería vivir “en cualquier parte con tal de que sea fuera del mundo.” Era también un místico extasico. El siquiatra Schilder ve una correlación entre el estado de hipnotismo y el de enamorado, ambos están hechizados o encantados por ese inconsciente o ello. Ambos implican el deseo de la entrega, de entregarse en brazos del otro. El trance místico, el sueño hipnótico y el enamoramiento comparten parecidos síntomas, los de la enajenación, uno se vuelve ajeno a sí mismo, pierde la conciencia personal. EL enamoramiento y el misticismo y la hipnosis comparten síntomas, pero eso no significa que el misticismo venga de una sublimación sexual (algo que negó el siquiatra Allers) Ortega acaba diciendo que él sólo ha abordado “el enamoramiento” y que este sólo es una parte del amor, porque al enamoramiento le puede suceder amor o no. Por eso nos dice al final que “no confundamos la parte con el todo”

Capitulo 17 VIDA AMOROSA DE STHENDAL

DEL AMOR DE STHENDAL

 

Sthendal en sus memorias hace una LISTA de sus amantes y amores. Concretamente son doce (guardaremos decoro sobre sus nombres, aunque poco pueda importarlas ya a estas damas agusanadas que las citemos o no) Dice: primero fueron ellas, y después mis obras. Lo que diría todo gentleman vividor.

Si no se puede asegurar que Sthendal fue amado, como ha dicho Gasset,  al menos es seguro que él amó si nos fiamos de los diarios y memorias de este escritor. Sthendal tuvo conquistas fatuas o amores fugaces (vanité o gout como él los calificó) con “catines” o pelanduscas (De Angiola o de Beyle dijo que eran catines sublimes) En estas relaciones ni amó ni fue amado. El verdadero amor de Sthendal ocurrió mientras redactaba precisamente este ensayo sobre el amor, se enamoró perdidamente de madam Matilde Visconti- Dembowsky (el segundo apellido es el de casada aunque ella acaba de divorciarse cuando se conocen) Nunca llegaron a consumar su amor más que en sus famosas cartas. Ella se hace de rogar y le va dando largas y calabazas. Sthendal se basó en Matilde para recrear a la cartuja de Parma o para ambientar el personaje femenino de Rojo y Negro. Y la mujer que más amó a Shendal – aunque no fue correspondida- fue Clementina Curial, quien le admiraba mucho como escritor.

Cuando ella le ama Sthendal ya no es el joven soldado napoleónico sino un gordo, feo y cuarentón escritor que no ve nada publicado. Y aún así ella logró vislumbrar su interior. Sthendal nunca pudo amarla, atormentado por el recuerdo idealizado – la obsesión cristalizada-  de su Matilde que acababa de morir y que le perseguiría fantasmalmente en sus noches de insomnio. Este libro en la época en que se público tuvo tan poco éxito que los amigos del escritor se mofaban diciéndole que era un “libro sagrado que nadie toca”  Antes de morir el autor releyó su ensayo y dijo que seguía pensando lo mismo sobre el amor. Era un hombre de creencias firmes. Para Sthendal la persona amada es un catalizador de la reacción amorosa, del poder que el amador tiene de idealizarla o cristalizarla. “ a medida que vas descubriendo a la otra persona la imaginación va elucubrándola y aderezándola de perfecciones inexistentes” concibe el objeto amado sólo de forma pasiva, esto es; que no le importa demasiado sí su amada le corresponde o no, porque a él le basta estar enamorado platónicamente.

Y esta idealización a la mujer es la que por otra parte le ha costado su marginación; ella sólo era objeto de amor, no se cuestionaban si podía ser también sujeto activo de amor, ósea amadora. De ahí viene la visión de la mujer como objeto- florero del deseo masculino. 

PROLOGO DE STHENDAL

Sthendal empieza diciendo que mientras que a un viajero se le excusan todos los Yo, los Mis etc, toda su subjetividad, a un escritor que sólo habla de sí mismo se le califica de egotista o egocéntrico. Se califica este ensayo de abstruso y difícil y a pesar de sus esfuerzos por divulgarlo y hacerlo ameno e inteligible el prepotente Sthendal (que se llama a sí mismo durante el prologo “el autor” y habla de sí mismo en tercera persona) dice que “no se puede dar oídos a los sordos ni inteligencia a los que no entienden mi obra”  Para entender este libro hace falta más que inteligencia en el lector, hace falta que el lector haya vivido y sentido un amor. Para explicar un poliedro primero tiene que existir en la pizarra dibujado ese poliedro.

“Al autor” le han llamado inmoral, grosero, populachero y peligroso tanto la crítica como el público. “Yo escribo solamente para unos cien lectores que se hayan atrevido a hacer locuras y a sentir las flaquezas de esa enfermedad del alma llamada amor” Este libro fue escrito en un cuaderno, anotaciones tomadas entre amor y amor, a salto de mata, en los descansos, en las servilletas, en legajos ilegibles... y luego fue dictado a un tipógrafo.

I CLASES DE EROS

El amor- pasión o verdadero amor (El amor uránico en Platón, el amor romántico) el amor maduro. “las mujeres -tiernas y delicadas- conciben el sexo como algo bajo y sólo creen en el amor pasión, en el verdadero amor”

El amor- placer o vano sexo Gout (el amor pandémico en Platón) o amor físico. (a los dieciséis años todo el mundo halla una fresca campesina para saciar sus instintos, se atreve a fanfarronear Sthendal)

El amor vanidad- vanité. El amor egocéntrico, el amor don juanesco. (Tener una mujer bonita como se tiene un cortijo; para exhibirla, como mero objeto decorativo, para aumentar el amor propio de uno) “Hay hombres que no pueden sentir ni placer erótico ni verdadera pasión, sólo necesitan alimentar su amor propio con nuevas conquistas para acrecentar su vanidad y moral propia”

I EL NACIMIENTO DEL AMOR y DE LA CRISTALIZACION O IDEALIZACIÓN

El fenómeno de la cristalización simplemente es “la operación del espíritu de descubrir siempre nuevas perfecciones en el objeto amado” y pobre del que no amó “porque se pierde media vida” en palabras del escritor. El salvaje trata a la hembra como bestia de carga a la que arremete sexualmente mientras que el civilizado tiende más a la idealización y cristalización de la amada.

La primera cristalización es la duda de ser amado. No se puede uno “creer más adelantado” de lo que se esta en la conquista amorosa porque eso asusta a la mujer. La mujer es la que más dudas tiene en las relaciones.  La segunda cristalización es la confirmación de sabernos amados. Si es recipocro el amor deja de ser platónico y se convierte en correspondido, en amor pasión, gout o vanité.

La esperanza de consumar el amor puede cesar sin que por ello cese el amor (en ese caso preferirá o se contentará con la cristalización, el amador se conformará con un amor platónico) Lo que quiere decir Sthendal es que aunque sabe que Matilde le ama, nunca podrá llevársela a la cama (ella es fruto de la mentalidad de su época y no le parece decente este tipo de cosas y además se siente insegura en el amor y piensa, como tantas mujeres de su época, que cuando él “tenga lo que quiere”, la dejará repudiada y humillada) En las personas más frías o de más edad el amor necesita de más garantías, de más esperanzas y estas personas tienden menos a la idealización- cristalización. Entre esas mujeres frías o fatales estaba Matilde. “El amor es una enfermedad patológica. Una locura.

El amor es como la fiebre; nace y se extingue sin que la voluntad intervenga en absoluto. El amor- pasión es una enfermedad que raya la locura, una tiranía que esclaviza la razón” A esto me refería entre la forma de entender el amor para un romántico como Sthendal y para un realista como Ortega: el romántico ve el amor como el pathos determinista al que no puede imponerse y el realista antepone su libertad y su voluntad a la pasión, él decide enamorarse, si es que el amor puede decidirse y no surgir. Es la imaginación la que produce el proceso de cristalización- idealización. Si el objeto amado se muestra lejano o incluso nos da calabazas es cuando más se pone en funcionamiento la idealización que se nutre en la distancia, en las cartas... Al no ver a la otra persona es cuando la inventas con tu imaginación. Queremos lo que no podemos tener. Por eso amamos las utopías, los sueños, los retos y los imposibles. Y si ella te deja te negaras un tiempo a volver a sentir los goces y dolores del amor.

Para Sthendal la mujer es más celosa que el hombre y duda más de su amor y por eso le pide constantemente que la recuerde su amor. La mujer necesita más que el hombre esa formula del “I love you”. La segunda cristalización, que es la de la duda, se ceba más en la mujer que por cultura educación es más miedosa y piensa que el hombre “sólo va a lo que va”. En la primera juventud es cuando más se idealiza (sobretodo el primer amor) pero poco a poco vamos desengañándonos, viendo a la persona de forma más realista y abandonando la cristalización.

DIFERENCIAS QUE STHENDAL CONSTANTA ENTRE ENAMORADOS Y ENAMORADAS

La diferencia de género en el amor es la misma que veía Platón; un pederastias y un filerastas; él que “ataca” y ella que se “defiende”, él atrevido y ella tímida y modosa. (Esto es por educación y cultura de nuestra civilización ya que en especies naturales como la de la mantis religiosa no es sólo ella la que ataca sino que lo hace literalmente y devora al macho) Para el hombre “la prueba de su amor” es que la mujer accede a hacer sexo con ellos mientras que para la mujer “la prueba de su amor” es que el hombre las respete y no las humille invitándolas a hacer sexo. En esa contradicción viven sumidos los enamorados. Los hombres sufren si ella se resiste y las mujeres sufren si se entregan demasiado pronto, ambos presionados por un exterior que le dice a él “ve” “ataca” y a ella “réhuyele”. (ahora pueden tornarse los roles y ser él hombre el duro que se haga de rogar ante la nueva Eva ninfómana.) La mujer puede amar en silencio (toda una vida sin confesarlo por miedo al ¿que dirán?) mientras que el fantasma del hombre pregona a los cuatro vientos lo mismo su conquista sexual que su amor de verdad.

(las batallitas de los tenorios. Me imagino a Ulises fantaseando con tanta sirena y tanta Calipso en una taberna de Ítaca y poniendo los dientes largos a sus amigos)

EL BELLEO AMOUR

Para que nazca el amor es necesario belleza tanto física (la primera que entra por la retina) como interior. Esta tesis se ve en el cuento de Mario Benedetti “la noche de los feos” de dos feos que se aman a oscuras, porque no todos los enamorados viven en Beberly Hills y uno se enamora de la persona y no del cuerpo. O ese cuento de Bukomsky donde la puta tenía más reparo en enseñar sus ojos que su cuerpo.  Y es que el canon de belleza es relativo y varia históricamente y además depende de cada persona. El amor entra por los ojos, pues el enamoramiento, como vio Ortega, es sólo concentrar la atención en un objeto concreto de la realidad. (y el sentido básico del hombre es la vista, lo que ya vio Aristóteles) 

Cada belleza o perfección descubierta en la persona amada nos satisface un deseo, casi una necesidad ficticia que nuestro yo se ha creado. Cuanto más pura, mística, cristalina sea ella más la amaremos pues los corazones románticos buscan en el fondo la belleza cristiana, dice Sthendal (ósea la platónica). El primer paso es el más peligroso y cauteloso y es la odisea, el atrevimiento, la audacia de amar. Al recordar no recordamos nítidamente siquiera a nuestra amada, quizá porque en ese momento nuestros sentidos estaban ofuscados y enajenados al contemplarla. Una novela sirve para dos cosas; como conocimiento del hombre y como evasión o ensueño, despertar la capacidad de soñar, educar deleitando. Y el placer del amor romántico tiene más que ver con la evasión al mundo onírico que con la voluntad de querer conocer realmente a la otra persona. Te dejas sumergir en su atmósfera, en su halo de nubes.  La belleza es ciega y depende de su sociedad. Cuando en un liceo las jóvenes exclaman que el actor es muy guapo, todas las muchachas tenderán a pensar igual, por contagio e imitación. De todas formas la belleza sólo da posibilidades y probabilidades al amador, la última palabra siempre la tiene la amada. Sthendal reprocha la mojigatería y la moral papista de la época. “Antes del matrimonio la joven ha de conservarse virgen. Luego se casa a la niña con un viejo asquerosamente multimillonario y achacoso y tras haberlo visto sólo en dos ocasiones, ella da el sí a la boda y hasta se acuesta con él. ¿no es menos impúdico ceder ante el amante al que se lleva amando en secreto muchos años?” Y además en muchos países se prohíbe el divorcio. De ahí todas esas tragedias de celos e infidelidades que enturbian las pequeñas infelicidades conyugales.

Y parece cuando escribe que lo hace con doble intención pues si leemos entre líneas parece que estos reproches se los hace a su Matilde que no cedía a los encantos del gordo escritor. Las almas demasiado ardientes y enamoradizas no esperan al amor sino que a él se lanzan, a la aventura, y estos son los más idealistas, platónicos y los que más cristalizaciones crean en la mujer y por tal; los que más desengaños se llevan. La más virgen de todas las doncellas puede sucumbir al peor de los libertinos si de pronto ve en él una forma de su ideal, del perfecto amor que ella se ha prometido a sí misma, y cuando ve que no es así el oprobio la puede llevar hasta el suicidio. “escribir literatura es como hacer quinielas que la posteridad ya dirá si están o no premiadas, y el amor tiene esta igualmente sujeto a ese azaroso destino”

En la primera cristalización exageramos nuestros sentimientos (lo que a ella le parece ridículo) o decimos lo contrario a lo que quisiéramos expresar entre tímidos balbuceos.

La mujer debe saber distinguir el alma sensible del alma prosaica, quien de verdad la ama dirá muchas tonterías mientras que sus cortejadores oficiales la engalanaran de falsos piropos. (guardémonos del falso halago del arribista y trepador).

El enamorado habla mucho y sin escuchar y la mayoría de veces esta tan confuso que dice lo primero que se le ocurre, lo contrario a lo que quisiera decirla porque siempre se le quedan palabras en la boca.

Un enamorado sufriría menos si no volviera a ver a su amada pero el quiere sufrir y hará la posible por verla más.  El amor es el mayor logro cultural de la civilización occidental aunque nazcamos con instintos sexuales y necesidad afectiva. El pudor al sexo es aprendido pues en Madagascar se enseña lo que aquí se oculta y sin embargo sienten corte y vergüenza de mostrar un brazo. Es lo que las madres más enseñan a sus hijas; custodiar el tesoro de la vestal y dárselo a aquel que te lleve al altar. Por eso la mujer siempre ha sido más fría, prudente, siempre se ha reprimido más a sí misma los deseos... es tal ese pudor, tan intelectualizado y racionalizado, que una enamorada se descubre más por sus actos que palabras. El pudor lleva a la mujer hasta a mentir. La mujer se juega mucho (la honra familiar, el honor personal, la dote de su futuro matrimonio...) frente a lo poco que se juega el hombre (una aventura más) y por ello en el galanteo se muestra más seria y afectada, siempre bajo la sospecha, siempre desconfiando de las intenciones honestas.

Esto se ve en las cartas de hombres y mujeres; ellas eran pragmáticas y frías (¿cuándo vuelves de la guerra? ¿qué día será la boda?) mientras que ellos hacen poesía de esas cartas para demostrarles a sus novias lo literatos que son.

Las mujeres vanidosas, el amor fatuo y vanidoso, es aquel en que se sopesa si el otro ama (propio de las mujeres) y sí es así ella se deja amar. (o al revés) en cambio un alma pura daría todo su honor por un amor aún incorrespondido. (Napoleón perdió un imperio por salvar una aldea)

En el amor los hombres pierden la cabeza y de esto se sirven las mujeres. Un hombre enamorado es como un Sansón pelado. Cuando uno se enamora es indiferente a todo lo ajeno a su amada. Lo más triste es la puta que se quiere vender por virgen y el virginal ángel de candor al que falsamente se le relaciona con amantes. El enamorado recuerda más lo doloroso que lo placentero en su amor. Sthendal vivió un amor en el que sólo podía ver a su novia cada 15 días (aunque él dice que esto le ocurrió a un amigo suyo, yo creo que fue a él) Todo enamoramiento, para Sthendal, se reduce a escuchar el corazón o el alma las palabras que para ese momento guarde.

La mayoría de conquistadores que fracasan en el arte de amar es porque no son sinceros en su forma de expresar el amor, ni naturales ni auténticos.

Los celos. Si dos hombres rivalizan por una mujer pueden llegar hasta a un duelo de sangre o a muerte. Pero esto ha de llevarse con el mayor sigilo y amenazarlo casi jovialmente, para atemorizarle más. (Para Trias los celos o el duelo son formas de narcisismo a dos)  A una mujer para ganársela hay que dejarla siempre la duda de si de verdad la queremos o no, porque en esta inestabilidad ella goza de moverse y sin embargo si nos ve seguros, si nos ve perdidamente enamorados de ella y posesivos, se agobiará. Por eso el hombre, aunque sufra de cristalización, debe disimularla. La mujer disimula mejor el amor que siente, se la ha educado para eso, para que la razón frene a su corazón, para ser toda ella apariencia. Y por eso muchas veces dicen – o decían-  lo contrario a lo que sienten.

A las mujeres a veces les agrada que las den celos porque es una forma ellas de conquistar a su hombre, de tenerlo más difícil pero las mujeres son por educación mucho más celosas que los hombres. Su “orgullo femenino” las puede llevar hasta el suicidio. (leer Jaques el fatalista) Aunque por otra parte, una mujer apasionada y enamorada de verdad puede llegar a perdonar una infidelidad, cosa que el hombre no. (Sthendal dixit ¿Y el mito del marido celoso que “la mató porque era mía?”)

AMOR VANITÉ o CORTÉS. En el amor surgido de la vanidad el hombre o la mujer “se pican”, dice Sthendal, y aman más por amor propio que por amor de verdad. El hombre conquista para alardear, la mujer gusta de ver como gusta a otros hombres, necesita ser ama por inseguridad personal como si aún viviéramos en los años 40.

Y ama sólo si es amada. Le gusta que la quieran, subsanando de tal forma los vacíos y carencias emocionales de su educación sentimental y estética. Son todos amores fatuos, vanidosos, donde no importa el otro, sólo uno, es un narcisismo a dos, como decía Fromm. Por ejemplo este tipo de amor se ve en las cartas de las amistades peligrosas. Es una apuesta de vanidad a ver quien de los cede, es un juego psicológico en vez de una relación adulta. A las relaciones sadico- masoquistas Sthendal las llama “amor querellesco”, a ella le va que él le grite, le perdona todo, fiel y sumisa...a estas mujeres les gusta ser despreciadas por su amante y sólo le aman cuando es cruel.

Remedios para el amor in correspondido: Difícilmente hay cura. Los amigos que quieran sacar a un amante in correspondido de su pozo de sufrimiento no deben de ponerse de lado de él (que es lo que hacen) sino de lado de ella. Quitarle a esa mujer de su cabeza.

El amigo “curandero” debe hacerle reflexionar a su amigo, expresar en voz alta la idealización en que la sume para que así se de cuenta de cuan ridículo resulta amar sin ser amado. (amar siempre es bonito y estético, aunque se  quede en cristalización romántica o idealización platónica)

PROTOTIPOS DE AMORES NACIONALES aplicados a la teoría hipocrática de los tipos de humores.

Ver sólo como el guió humorístico que son y no se entiendan de forma “razi”- onalista. Neologismo con el que yo englobo a racistas, nazis, racionalistas sin sentimientos y nacionalistas que son la misma cosa.

           A) El sanguíneo o francés (las mujeres francesas son menos poderosas y amadas que las españolas o italianas) FRANCIA = VANIDAD  En Francia se da más el amor sexual o goté disfrazado de cortejeo, el amor vanidoso cortés etc. París, la ciudad del amor, es sin embargo para Sthendal una ciudad fría de introvertidos y temerosos de amar. París es el salón de Europa gracias a Napoleón. Los franceses son cínicos y no se admiran ni ilusionan por nada. Era como el amor apático de hoy.

A)   El bilioso o español ESPAÑA = SEXO

Andalucía, es para Sthendal, el paraíso de la voluptuosidad. Allí, a la sombra de el calor (nunca menos de 30 grados) los amantes se aman refrescados en los surtidores de los grandes jardines y templos moriscos con arabescos. ¡que de tópicos! Sthendal considera, como Dumas, que África empieza en los Pirineos y que es el pueblo donde más se pueden ver los resquicios de feudalismo, antiguo régimen y edad media y a una población quijotesca y fanática de la religión. Y por todo ello, por ser el país “rara avís”, por ese “Spain is diferent” es el único que resistió a Napoleón.

B)   El melancólico alemán. ALEMANIA = DEBER KANTIANO, MATRIMONIO.

Los vieneses y en general austriacos son más fieles. En Alemania impera el matrimonio y hay pocas infidelidades, el deber por el deber. Allí reposa toda la gran filosofía y otro tópico es el mal carácter y el temperamento de sus habitantes.

C)   El flemático o holandés

D)   El nervioso o Voltaire

E)    El atlético o italiano. ITALIA = PASIÓN El amor en Italia es sexual y pasional

cargado de pasión,. Un país más liberalizado en usos sociales, sin la hipocresía y frivolidad parisina, con sangre mediterránea, con historias rocambolescas de amores, de celos, de duelos (Otelo es el moro de Venecia) allí se ama más, al igual que en España, y también se ha vulgarizado más las relaciones sexuales.

Allí tener amantes no se lleva en secreto. En Italia no se lee sobre el amor o se refugia uno en juegos corteses de amor; se hace el amor. 

No hay alta sociedad ni ridículo allí.(aquí no es como en París, un cuarto de hora con la amante y el resto idealización, sino que están mucho tiempo juntos, y de tanta confianza se pierde el respeto, donde hay excesiva confianza asquea)

El ingles o racional, comedido. INGLATERRA = REPRESIÓN En Inglaterra, sin embargo, las mujeres están reprimidas, muy encorsetadas, muy sumisas al marido, a la regia doble moral victoriana... Allí se pasan el día escribiendo cartas o hablando de amor pero apenas lo hacen. En esa tierra fría, en esos castillos irlandeses,  no se hace el amor y las camas están también muy frías.  Es la tierra de los poetas platónicos e idealistas, precisamente por ser la tierra de la frustración amorosa, de la no- correspondencia. (Shakespeare, Byron, Sheley...)

El ingles se aburre y trota a caballo, la inglesa se “muere de hastío”, se muere en vida, y por eso es más blanquecina, más recogida, más abrigada, más recatada que toda mujer europea. Se acerca al ideal de la Ofelia lánguida. Y el dice que ni censura ni aprueba; observa. (por supuesto que censura, como general napoleónico enemigo de las ingleses, y además llevado por sus tópicos que vemos en cada uno de estos juicios de valor)Edimburgo, capital escocesa, enriquecida de oro, ajena a la crisis de la patata irlandesa y a la alta criminalidad y leyes inglesas, es la zona de la contemplación y la pedantería. Las mujeres allí se entregan a la lectura y a la melancolía desde sus torreones señoriales mientras el campesinado muere de hambre. (aquí es muy importante el amor entre la clase campesina, totalmente ajeno a la hipocresía y juegos de cama de la corte francesa)

AMOR EN EEUU

En los EEUU de la Libertad hay escasa creatividad, apenas hay artistas y es un país mucho más materialista y pragmático que la idealista y vieja Europa. Por todo ello es poco dado al romanticismo. Más topicazo.

AMOR ORIENTAL (LA PASIÓN TURCA)

Los bárbaros occidentales (esas “inversiones verticales” de Oriente)  conquistaron, colonizaron e in culturizaron una tierra donde hasta robar es lícito si se da a los pobres. En el siglo V surge Mahoma. La Caaba o la Meca se supone que es la casa de Abrahaam. El divorcio allí entre los beréberes es más sencillo pues ella simplemente cambia su lugar en la tienda de campaña. (¿??)

DIFERENCIAS EDUCATIVAS HOMBRES- MUJERES
Una mujer de cuarenta sabe lo mismo que un muchacho de 15 en esta época. La pedantería (él así llama a la de un tema intelectual que a la de una frivolidad) mata el encanto femenino. Es mejor hablar a las niñas del amor y el sexo y no que lo hagan los criados. A los 20 se alaba en sociedad a una mujer y a los 40 se la repele. La inteligencia da consideración a la vejez. Las mujeres van a la caza y captura del marido y luego se convierten en fabricas de niños, como si los hijos dieran garantía de que sus maridos no las van a repudiar. El divorcio las horroriza. Las infidelidades ni oír hablar. Ese era el miedo de la mujer; sentirse inútiles como esposas y madres, que se les fuera el marido.  Las mujeres no elegían a sus maridos, sino que lo hacían sus padres y por tanto para Sthendal la infidelidad es legítima. Si ellas eligen libremente entonces sí deberían ser fieles.

DON JUAN versus WERTHER ¿Hay que tomar a las mujeres como el Don Juan o el Werher?

Don Juan es el temperamental conquistador al cual le favorece más la cantidad que la calidad de sus conquistas. Es sólo una victoria cuantitativa. (a nada le hacen ascos) representan el vanidoso sexo pandémico, libidinoso, excesivo, inmanente, vulgar...

Don Juan reduce el amor a un juego, una empresa, un negocio vulgar, y ve a la mujer como el enemigo e incluso le gusta y disfruta si a la mujer le va mal. Mata el amor. Don juan sólo hace gala de pensar en sí mismo. “Todas las mujeres son iguales, vista una, vistas todas” es su frase. Los don juanes matan toda clase de amores mientras que los Werther los quintuplican. El amor vanidoso del don Juan es el de la caza. Y para el Don Juan el amor es mucho más pragmático y apático, mientras que el amor de Werther es un nuevo fin en la vida, un amor de colegial idealista.

Werther es el romántico, reflexivo, intelectual, idealista que ama a través de la palabra, la idealización y cristalización. Consiguen un amor más elevado. Representa el amor verdadero, uránico, platónico. El amor de Hamlet por Ofelia; intelectual y loco.

A Rosseau no le gustaba nada el amor- placer, el sexo por el sexo, y jamás se fue de prostitutas y no obstante se enamoraba hasta del aire que respiraba (leer sus Confesiones) y lo mantuvieron mujeres como a un tierno y tímido adolescente que las Madams educaban en el arte del amor. Era hipersensible, hiperestésico como poeta romántico que se precie. Al final de su vida ama a una de sus alumnas y no es correspondido, como en su obra Abelardo y Eloísa.

“El síntoma de que ya estas enamorado es que todo lo demás de la vida pierde para ti el interés, te pierdes toda la atención a las demás cosas de la vida.” (esa imbecilidad- báculo que dice Ortega, necesitas a tu pareja de “muleta”)

En el amor hay dos formas de ser; poético como el Quijote o prosaico como Sancho.

El Quijote es lo elevado, romántico, heroico, cortés, platónico, el pálido, débil, alto, nervioso, letrado,  fantasioso, imaginativo, idealista, trascendente, espiritual, místico y algo lunático y uránico, apolíneo...  es la quinta esencia del poeta. El Sancho es lo llano, lo bajo, vulgar, lo inmanente, el refranero popular, las creencias, la incultura, la lógica de Pero Grullo, la fortaleza física, las necesidades básicas, lo terrenal, lo realista, lo materialista, dionisiaco y pandemico “Hay que tener un marido Sancho, y un amante Quijote” recomienda Sthendal a las lectoras Dulcineas.  “Yo llamo pasión en el amor a la probada en largos sufrimientos” (lo que ya hemos dicho de la pasión = dolor)  En París las viudas son alegres y los viudos están desolados, no porque ellos las quisieran más que ellas a ellos, sino también porque sin ellas no saben ni hacerse la cena, se hallan perdidos. (antes se la hacía su mamá y luego su mujercita. Hay muchos vagabundos que simplemente vagan desconsolados por el mundo tras una separación, se les ha caído su mundo de creencias encima)

 CODIGO AMOROSO DEL SIGLO XII

1-     quien no sabe celar no sabe amar (mantener el amor)

2-     nadie puede entregarse a dos amores (siempre se ama a una sola persona)

3-     el amor aumenta o disminuye, es dinámico, mutable.

4-     Nadie puede ser privado de su derecho inalienable al amor

5-     El amor es desterrado por la avaricia (avaricia rompe el saco. Afán de muchos amores, pocos honores)

6-     Amor divulgado, pronto terminado (Amor a los cuatro vientos hondeado: amor asesinado)

7-     Amor nuevo desplaza y olvida el antiguo (Pena de amor con amor se quita)

8-     El enamorado siempre esta temeroso, con miedo a perderlo.

9-     El merito hace digno de amor

10- El amor no puede negar nada al amor, es caprichoso, tiene antojos

11- Demasiados placeres impiden el amor verdadero...

12- Todo acto del enamorado se reducen a amar y pensar en la amada

La cristalización es cubrir de diamantes- en un sentido metafórico- a la amada, o eflorecerla su capullo, orlarla de palabras, vestir con mil trajes su desnudez.

A partir de que te interesas y enamoras por ella esta deja de ser tal como es y se convierte en lo que aparenta ser para el amado. Exageras su belleza, la ven perfecta. (a su amada, Ghita, le hacía mucha gracia que Sthendal la cristalizara pues hiciera ella lo que hiciera, siempre estaría bien a sus ojos y siempre le preguntaba a ver con que cristal multicolor- o prisma irisado-  iba a contemplarla hoy)

PARTES DEL AMOR.

1-     contemplación o fijada de atención. El enamoramiento.

2-     La esperanza y las dudas de ser correspondidos.

3-     idealización o cristalización exagerando sus virtudes, divinizándola, haciéndola perfecta.

4-     La acción, el amor activo se hace. Se hace el amor.

El alma enamorada pasa por estos 4 estadios, aunque cuenta la anécdota de cómo la romántica Ernestina, cortejada todos los días por un misterioso galán que la dejaba flores en una roca, tardó en enamorarse y lo hizo en muchas más fases pues era de humor dubitativo.

Capitulo 18

El arte de amar de Eric Fromm 

INTRO Hay cierto reparo a escribir tratados del amor. Se entiende que deba haber ensayos de física pero no de la física amorosa pues esta sólo puede ser versada por poetas mientras que en la vida real la gente cree que el amor es sólo cosa de sentido común, esa lógica de Perogrullo del aldeano que piensa que no es necesario leer libros teniendo a mano el refranero popular o las creencias de su aldea “Villa Cerril”.  Y por si esto fuera poco, hay un brote machista de suponer al amor cosa de mujeres. (o de mariquitas)  En general, actualmente, se estima muy poco los estudios humanísticos en un mundo pragmático, utilitario, materialista...Las personas confunden el objeto del amor con la función del amor, piensan que el único problema es hallar a su alma gemela y que luego el amor vendrá sólo, por sí mismo.

Pero eso sólo es atracción sexual, deseo, vacuo enamoramiento llamado “flechazo”, pues si bien el amor es ciego (no entiende de razas, colores, edades, físicos o apariencias) el enamoramiento es muy selectivo, eso lo sabemos todos, y los objetos de deseo – sea un coche del que nos encaprichamos o de un amante- entra por el ojo.

Pues el enamoramiento es como dice Gasset sólo una perdida de atención hacía todas las cosas de la vida para concentrar la atención – obsesivamente- en un punto concreto.  Eso es el enamoramiento. Y cosa bien distinta es el amor.

El amor se tiene que ir gestando paulatinamente como todo buen arte, se tiene que aprender a amar, igual que se aprende a comer correctamente, civilizadamente, lo que no quita que hayamos nacido con instintos de comer o de amar. Además las personas creen que el amor consiste en ser amado y no en amar (así de egoístas nos han hecho).

Y por último las personas confunden el amor con ese enamoramiento, ese “pillarse”, ese “enchocharse” (mal dicho esto que tanto se mal- dice) Esa atracción o deseo – no sólo sexual, ciertamente- o ese “flechazo” de Cupido no es amor. La creencia en el amor a primera vista es también heredero del romanticismo, de esos jóvenes poetas tan impacientes.  Ese enamoramiento dura sólo los dos primeros años a lo sumo, la “luna de miel” del noviazgo, pero el amor- si es que lo es- dura toda la vida. Amor que se va no era amor, era otra cosa. Por eso dice Ortega que el que ama de veras no puede desenamorarse, pero este tipo de amor se fragua a fuego lento, como los buenos platos, requiere tiempo, esfuerzo, tesón etc. El amor, quede claro, necesita de un manual de aprendizaje (como el de Sthendal) teórico pero sobretodo basado en la praxis, eso de que “quien lo probó, lo sabe”

I CAPITULO Nacemos con un sentimiento de separatividad (conciencia de nuestra soledad) y poco a poco vamos percatándonos de nuestra individualidad, aprendemos a amar esa soledad e incluso a buscarla. Somos animales de costumbres y a lo primero que nos habituamos es a soportarnos a nosotros mismos, a saber que en este viaje de la vida estamos solos, por mucha gente que nos rodee. Somos Robinsones en la fatal escuela del hundimiento vital o Ulises en esa barca de la medusa en que todos nos ahogamos desde el momento de nacer.

El niño se siente unido a su madre pero va socializándose y desapegándose de su entorno inmediato y más cálido, se desprende de su periodo uterino, se desliga de la madre para hacerse hombre por sí mismo. Por miedo a la soledad muchas personas prefieran estar mal acompañadas a solas. Por miedo a la libertad (otro libro de Fromm) aceptamos pertenecer al rebaño social, al grupo que nos da el sentimiento de pertenencia. (la masa de SAs que apoyaron a Hitler por ejemplo, respaldadas por esa conciencia de grupo) Fromm al igual que he hecho yo antes de leer su libro separa dos tipos de amor; el maduro y el inmaduro.

LA DEPENDENCIA EMOCIONAL, SEXUAL           O AMOR- VANITÉ.

El pasivo, el amado, se torna sumiso y masoquista. (Doña Inés, la corderita degollada, tiene conciencia del daño que le hace ese demonio de Don Juán, pero en el fondo quiere verse “caída” en sus brazos, rendida a sus pies y sufrida y atada a él)

El activo, el amador, se vuelve agresivo y sádico. (El Don Juán quiere ver “caer” a Doña Inés y así dominarla, disfruta viéndola sufrir, quizá porque en su mente calenturienta de libertino asocia el sollozo de una mujer con un gemido orgásmico, y aunque parezca fruslería lo que digo, el amor en nuestra cultura se asocia mucho más al dolor judeocristiano que al placer)  Pero aunque Don Juan sea el activo frente a ella, pasiva, al final es ella la que le domina a él como ya hemos visto en la tesis de que la amada tiene el poder sobre el amado y no el amado sobre ella. 

Este tipo de amor se resume en la posición clásica del kamasutra, la del misionero; ella abajo y él arriba. No esta tan claro quien domina a quien, pues si él la domina físicamente, ella que es la amada puede manejarle a él emocionalmente. El amado o la amada es quien tiene el verdadero poder sobre la relación, sobre el amador. Si los dos se aman ambos tienen parecido poder pero cuando uno de los dos quiere menos al otro- y esto es lo más común en toda relación- ya esta él o ella en superioridad.  Este tipo de amor inmaduro se entreve al dejar caer frases como estas: “La amo porque la deseo” de él o bien: “le amo porque le necesito” de ella. (este “ella” y este “él”, roles femenino y masculino, roles pasivo y activo, es sólo algo cultural e histórico, unos roles que también repiten los homosexuales. Con el intercambio de los roles de géneros han cambiado también estos papeles.) Este tipo de “amor” Fromm  lo llama dependencia emocional en el caso de quien necesita a el otro y dependencia sexual en el caso de quien sólo desea a su pareja. El “conquistador” es llamado así porque conquista a las chicas como quien conquista un nuevo mundo o una tierra “virgen”.

Y a veces desemboca en relaciones sadomasoquistas. Y si logran quitarse de la cabeza la imagen que tenemos del látigo, el látex y el cuero verán que este tipo de relaciones amor- odio están a la orden del día. Huelga decir que esto no es verdadero amor.  

EL AMOR MADURO, VERDADERO, “LIBERADO” Y ACTIVO. AMOR  ETHOS. Al contrario de la visión romántica de la Pasión (sobre la que he hablado largo y tendido en todo este ensayo) el amor en el que Fromm cree – al igual que Ortega- es en el Amor activo. Cree en el Amor Libre (no en las orgías, sino en el amor en el cual las dos personas conservan su libertad y no se ahogan mutuamente y posesivamente)  "Se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos".

Para Fromm el amor es casi un acto puro de voluntad, una volición amorosa. Ama y serás amado. Dar es recibir. (Manos que no dais, ¿qué esperáis?) La mayoría de personas cuando fantasean con esto del amor quieren ser amadas pero no piensan en amar ellas, así de egoístas nos han hecho ser.

El Ágape es el sentimiento de amor universal y quienes viven dentro de él atraen el amor porque irradian la “energía positiva” del amor, una magia especial, un brillo en la mirada, una luz interior única. El amor universal (principio del altruismo, la filantropía y la solidaridad) empieza por uno mismo (misantropía), por quererse a sí mismo y subirse al moral como tanto recomiendan los libros de autoayuda. Si te amas a ti mismo atraes el amor de los demás. Si no te quieres a ti mismo espantarás a los demás pues se huye en esta época del dolor, de la pasión, del sufrimiento y de lo que hieda a libro o a muerte en vida (ósea cultura) y de igual forma asusta la muerte y se la oculta en cementerios, se la maquilla y se la frivoliza para restarla pasión. Hay que estar siempre contento y dicharachero, y si sufres o disimularlo o bien cambiar de aptitud y conducta como quien cambia de zapatos (los libros de autoayuda dicen “cambia de conducta” pero no te hablan de concienciarte, de interiorizarte y es que la aptitud es sólo el reflejo más somero y superficial de la sique humana). Hay que pensar siempre en verde, como recomienda el anuncio de cervezas, o tener unos buenos sentimientos cívicos como decía el hipócrita de Comte en su deontología del buen ciudadano que nunca debía protestar o revelarse al estatus quo. Amar es dar y darse (no en el sentido mercantil del término) y entonces se recibirá, pues amor llama a amor. (Circunscribidle también a todo lo demás, por ejemplo en la enseñanza el maestro aprende de sus alumnos)

EL AMOR AL SABER; EL FILO- SHOPO

Y sólo amando llegas a conocer aunque el sabio ya sepa que cuanto más intentas saber más te percatas de que no sabes nada. ¿Y por qué cuanto más aprendes menos sabes? “Nihil sctur. No se sabe nada.  En el mundo hay algunos que no saben nada y estudian para remediarlo pero todo el conocer les queda vetado e ignorado. Otros hay que no saben nada y creen saberlo todo y por eso no estudian. No tienen mucho seso y sí mucho ocio que les aburre. Otros dicen que sólo saben que no saben nada (– en clara alusión a Sócrates-) porque creen que reconocer esa falsa modestia es ya saber algo y acercarse a la verdad. A estos se les ha de castigar la hipocresía creyéndoles la confesión Y otros hay (que somos los peores, y que aquí ya entro yo) que ni saben nada ni quieren saber nada, y dicen que todos no saben nada y que tampoco importa mucho saberlo.

No obstante siguen intentando saber sin saber muy bien por qué lo hacen si nada van a sacar en claro.!”   QUEVEDO Ahora intentaré responder yo por qué creo que cuanto más estudio menos sé. Creo que por dos motivos.

1-Cuanto más aprendes, más se te abre el campo de lo que queda por aprender, el objeto de estudio para el amante o diletante autodidacta es el Todo, el caosmos humano.

Estos eruditos o “hombres orquesta” son bichos raros en especie de extinción en este mundo de la especialización y los masteres pues hemos dividido todas las disciplinas del hombre en parcelitas- estanco, para que no puedan unirse (ya se sabe que la unión hace la fuerza), para que al estar todo diseminado y desperdigado el hombre no llegue a ser sabio o culto. Sólo sabrá de su determinada profesión, no será un hombre completo, entero o total, sólo sabrá de lo que ese curso CEAC en concreto le ha formado. No se educará, sólo se formará. No será capaz de pensar por sí mismo, sólo repetirá lo que desde arriba han querido que repita. (como estos cursos empresariales que se dan desde dentro de las empresas, incluido los cursos formativos pedagógicos de los profesores)  por eso hoy en día vivimos en la desinformación y en la fragmentación del saber, se estudia en la wikipedia artículos dispersos pero no se sabe relacionar unos con otros, una visión general. Y el diletante sabe de todo (y al final de nada) pero es capaz de relacionarlo todo en un discurso coherente.

2-Cuanto más aprendes más confuso se vuelve esa disciplina. Por ejemplo quien intente conocerse a sí mismo del todo, se dará cuenta de lo fútil de su intención, siempre habrá partes de él mismo inconscientes y por tanto incognoscibles. Cuanto más intentes saber de historia, más te percataras de que no son sino efemérides unidas con más-menos hilo argumental. (como dice el postmoderno Lyottard) O si eres un apasionado de la filosofía te percataras de que todo queda en palabras y que la praxis... en fin.. todos se la saltan a la torera (falsa tole tolerancia e irenismo relativista dominante en nuestra época). 

Es lo que los religiosos llaman una crisis de vocación. Cuestionarse el sentido de la filosofía lo hacían hasta los primeros filósofos, llegando Aristóteles a la conclusión de que era un sin- sentido o un circulo cerrado pero del que ya no podía escapar. Ahora se cuestiona su “utilidad” instantánea de la filosofía como si esta tuviera que tener respuestas rápidas, fáciles como pastillas de saber fácilmente digestibles para tragarlas igual que succionamos comida basura. Además la Verdad a veces es difícil de digerir pues nadie dice que la verdad vaya a ser bonita (bueno, salvo platónicos y demás) Realmente la filosofía no sirve para nada pues sólo sirven los esclavos. 

Y la filosofía por suerte ya no es ancilla de la religión, que es cuando la filosofía servía para legitimizar el sistema. Quizá vivamos unos tiempos tan inciertos y dubitativos hacía las humanidades en que en vez de literatura se escribe meta- literatura y en vez de filosofía meta- filosofía, ósea que se escribe sobre “el que escribir?” y en vez de filosofar se escribe sobre el hecho de que haya muerto la filosofía.

Lo cual es un panorama bien triste, cualquier disciplina que se cuestione más el método que el objeto de estudio es una ciencia acabada, muerta o al menos agonizante.

En resumidas cuentas... la duda de Descartes surge de la curiosidad, extrañeza, asombro... ante esta realidad y a su vez de la filio que siente hacía la especulación. Nada del hombre me es ajeno ¿por qué? Simplemente porque soy hombre.

EL NATURAL AMOR SENSUAL Las culturas naturales y primitivas emplean drogas – coyote, mate, marihuana, opio, soma, costo, éter...- como forma de escapar de la separatividad (sentimiento de soledad) y en esta cultura civilizada el estado orgiástico se consigue a través del sexo compulsivo, pero estas uniones son transitorias, efímeras y periódicas. (Al igual que la unión por conformidad dentro de un grupo, anulándote como individuo y haciéndote masa)  Es un error confundir el objeto de deseo y el objeto del amor, la atracción y el enamoramiento son cosas distintas (aunque un enamorado puede sentir también deseo sexual, o no sentirlo. Dos vejetes pueden quererse y no hacer el amor por la artritis.) El erotismo es la forma de Eros más engañosa que existe, y no puede calificarse de amor.

Si crees conocer a esa persona por haber compartido con ella cama, estas en un error ya que el enamorado sabe que a la persona que intenta conocer la conocerá tan poco como él se conoce a sí mismo. El hombre siempre será un misterio para el humanista. (¿me atrevería a asegurar que incluso para el neurólogo?) AMOR A UNO MISMO Para muchos cristianos es pecado. Para Calvino una peste narcisista que excluye amar a los demás.

Pero el amor por los demás, la filantropía, empieza por uno mismo. "ama a tu prójimo como a ti mismo". Si sólo se ama a sí mismo (egoísmo) no amará a los demás. Pero si no se ama a sí mismo tampoco podrá amar. (una madre sobre protectora, una maltratada vinculada a su agresor...)

AMOR A DIOS El niño surge de la naturaleza materna pero se va desapegando. Ya de niño uno antropormiza a Dios, es capaz de moldearlo en arcilla “a su imagen y semejanza”. Por eso Jung quiso ver dos corrientes en las religiones superpuestas la una a la otra;

La natural- matriarcal vinculada a la tierra (sumerios) y el politeísmo de unos dioses con forma humana (grecolatinos) o animal (egipcios, salvo en el faraón al que también se le reviste de Dios) La virgen María vendría de esos antiquísimos cultos a las diosas de la fertilidad, de la tierra, a las Geas, a la Demeter, a Cerer, a Isis...La represora- paternal- “falocratica”.

El esclavo nace con tres padres entendidos como “autoridad”; el carnal, el estatal y el religioso. Un acomplejado de Edipo se revelerá al pastor religioso y a papá Estado porque tiene una crisis de autoridad dentro de sí, no acatará más ordenes que las suyas propias. En occidente el amor a dios es intelectual (lógica aristotélica; algo no puede Ser y a la vez No Ser, forma con la que Aristóteles niega la muerte) y en oriente experiencia- afectiva. A pesar del Dios- Amor de San Pedro del que ya hemos hablado casi al principio del ensayo. "El hombre contemporáneo es más bien como un niño de tres años, que llora llamando a su padre cuando lo necesita, o bien, se muestra completamente autosuficiente cuando puede jugar". Dice Fromm. Dios podría ser ese padre, o la madre que te ama sin condiciones, y el juego no es mas que nuestra aceptación y participación en un mundo donde prima el mercantilismo que nos hace creer que lo óptimo es participar en él acatando sus reglas de juego. Esto no anula el sentimiento de separatidad y soledad, sino que lo oculta dentro del rebaño social. Y así, es como paradójicamente, en la era de las telecomunicaciones, el postmoderno naufraga sintiéndose cada vez más y más sólo. El sujeto cada día más separado del objeto, del sistema. En política nos lavamos las manos a lo Pilatos y lo dejamos todo en manos de cuatro.

En economía que sea lo que el mercado quiera y el IBE35 designe, como consumistas consumimos lo que nos oferten y como productores ni protestamos porque la patronal haga lo que quiera; trabajos basura y precarios de becarios, paro, cierres multitudinarios de empresas.... 

Los autómatas no pueden amar, y nosotros ya ni sabemos que nos distingue de una maquina que gana al ajedrez a Kasparov o de una oveja a la que clonen. Hemos perdido la identidad, la colectiva y la personal, la dignidad, la humanidad, vendimos nuestra alma y ahora intentamos recobrarla a cachitos y desmenuzada en un cash converter. (Identidad desfragmentada o varias personalidades – roles- es lo propio de una sociedad esquizofrenica. Cara rol tiene una función y utilidad concreta en un momento puntual dado. Es decir; con el jefe hay que actuar así. Con este cliente hay que decirle lo que quiere oír. A  la mujer comprarla con unas vacaciones. Al niño tratarle de estúpido...) 

Se ha acabado con la personalidad y la originalidad pues confundimos el temperamento con el carácter, parece que el que más personalidad tiene es el que más grita en un programa rosa. El temperamento es con lo que nacemos pero el carácter se va adquiriendo, nos vamos educando, convirtiéndonos en personas.

Se ha desfragmentado la individualidad y a esto en sicología se le llama esquizofrenia, y es que esta sociedad roza la locura diariamente. (en los atascos urbanos, el estrés del trabajo, las relaciones rápidas usándonos mutuamente y mercantilizándonos, la comida rápida, el sexo rápido, los trenes rápidos.... todo es tan rápido y fugaz como inseguro, inestable, voluble y tambaleante)

Nos dividimos en clanes (en vez de clases) y tribus urbanas y la masa también se ha especializado y divido en “mass- groups”, cada una con sus señas de identidad, una identidad semi colectiva pero no individual. (separa a un nazi de su clew o clan y pregúntale si al menos ha leído el Mei Kraft) Si la clase social era lo propio de la civilización burguesa, el clan es lo propio del animal salvaje, primitivo y prehistórico. El amor llega a equiparse con las condiciones mercantilistas que rigen la sociedad, en unas relaciones que suelen ser artificiales. Se ha mantenido el error de pensar que el éxito del amor tan sólo radica en la satisfacción recíproca en el aspecto sexual, cuando en realidad el problema es el amor: está demostrado que los problemas sexuales más frecuentes no tienen su causa en el desconocimiento de la técnica adecuada (los libros sobre nuevas técnicas sexuales son los más vendidos) sino en las inhibiciones que impiden amar. El temor o el odio al otro sexo es la raíz de la dificultad de entregarse por completo. Fromm critica en Freud su concepto materialista del amor, del amor considerado básicamente un fenómeno sexual, de un sentimiento de unidad que Freud lo interpretaba como fenómeno patológico de regresión a un estado de temprano "narcisismo ilimitado", de no distinguir entre el amor donjuanesco e inmaduro del verdadero Amor.

Existe también el egoísmo a deux, dice Fromm, el de dos personas que se aman egoístamente en un mundo que clama su solidaridad y su Ágape universal. Una cosa es que al enamorarte sólo veas por tu amado/ a y te distancies algo de amigos o familia y otra que el amor sea también una droga para sedarnos ante el dolor de los demás.

Existe inmadurez emocional y afectiva, fruto de una relación infantil materna/ paterna no superada; por padres o madres fríos o excesivamente calientes. (pasotas- absentistas o sobre- protectores) Carencias emocionales subsanas en amores in correspondidos. Personas que temen el matrimonio por tener la experiencia de ser hijos de separados. 

 Capitulo 19

CONCLUSION; LA PRÁCTICA DEL AMOR. HAGAMOS EL AMOR (Y NO SÓLO EL SEXO)

La práctica del amor es una experiencia personal ante la cual no existen recetas mágicas, sólo consejos. Nadie puede hablar del amor sentando cátedra pues ni siquiera puede hacerlo de la física. Ya saben; ya no hay sacra Verdad, sólo doxa: Yo creo, en mi opinión, a mi parecer, en mi humilde entender....

Al hombre contemporáneo le falta concentración y aceptación de su propia soledad, nos dice el psicólogo, y también la empatía de saber escuchar a los demás (que no es lo mismo que oír) hay que superar la relaciones narcisistas que establecemos con otras personas (victimistas en el caso de Doña Inés o narcisistas en el caso de Don Juan)   Hace falta fe; en uno mismo, en la persona amada y en los demás. Otra condición necesaria para amar es la actividad, ser activo en el pensamiento- sentimiento. Fromm nos moviliza a ser activistas, a no quedarnos pasivos y sedados ante el amor, sino a afrontarlo. El amor en nuestros días es la excepción que confirma la regla entre un montón de dependencias afectivas y desahogos sexuales.

Y acaba diciendo que “el amor es la consecuencia última de toda la sicología y la única respuesta satisfactoria al problema de la existencia humana". Sus dos últimos consejos son muy prácticos, los que da a su hija: Huye de conversaciones triviales, frívolas, superficiales e hipócritas que te hagan perder tiempo- vida-.Evita malas compañías o sé consciente al menos de que no te vas a dejar envolver en su superfluidad.

 Capitulo 20 reflexión final

El amor es un invento cultural social. En otros países se da presencia de sexo pero no de amor. Es un condicionamiento cultural, en cada época ha habido distintas formas de amor según el contexto sociocultural de la época. Los animales no sienten amor, pero se da sexo, instintos, lo corporal. Aunque hay en el fondo un sentimiento pero más primario de lo que creemos.

El romanticismo fue un delirio, una obsesión patológica, una creencia en el pathos o en el destino, una forma de amar la idea de amor más que un amor real y activo. Muchos jóvenes se suicidaban imitando al joven Werther y las damas vivían sumisas al marido, esperando al príncipe azul. Princesa rosa. Luego la realidad es que la mujer va al cuarto de baño, al aceptar lo concupiscible e inmanente. Los adolescentes ahora se casan muy jóvenes y se separan al día siguiente. Una visión es que hoy en día no se tolera la promiscuidad sexual y otra que al sistema le interesa cierta promiscuidad, que los jóvenes tengan relaciones y consuman. Quijote o madam bobary tenían una locura pero no lucida, no controlable. Madam bobary estaba enferma de romanticismo, no veía que ese mundo ideal solo existía en su mente. El materialismo didáctico, estructuralista marxista, considera el romanticismo como época o historia económica. El romanticismo como movimiento no fue una enfermedad sino un gran movimiento (prerrafaelismo, novelas jane austen). El sistema regula nuestras formas de interrelación, los matrimonios con la falsa ilusión de que el amor es eterno (mientras dura) La diferencia estriba en ser consciente. El amor de Sartre como pacto liberal donde dos personas adultas juegan a sublimar sus instintos con un sentimiento. Los sentimientos existen, existe la amistad o camarería. O el amor pero desprendiéndolo de los mensajes subliminares que nos meten. El sexo libre está bien, el sida fue una forma de acabar con el descontrol o caos social, pero el sexo libre esta bien cuando se elige como opción personal. A veces al sistema también le interesa que consumamos sexo, pornografía. La diferencia está en ese percatarse, darse cuenta. Soñar sabiendo que soñamos, cuanto es nuestra visión del amor propia y cuanto adquirida por el súper yo social. Cuanto creamos el amor (el amor activo) y cuanto nos viene impuesto (el amor pasivo, del destino, determinista, pathos, patológico)

En el GH de Orwell se ve como las relaciones sexuales intelectuales son canalizadas por el sistema. Pero también se da la lectura de que un filósofo se siente frustrado al no poder hablar de sus pasiones humanísticas con su amante. Y la amante se siente frustrada a su vez de sentir que solo puede comunicarse con el sexo, una neumática, y que como una Marilin no puede estar a la altura de su amado dramaturgo. Y es que la mujer por condicionamiento cultural se siente sumisa al hombre. Ella Neumática y el Pastor. Ahora, mi amigo filóloga tiene cuatro másteres pero el novio solo la quiere para follar y solo ve en ella un coño. ¿Por qué?, porque culturalmente se educa a la mujer como inferior al hombre, ella busca al príncipe azul, el novio rico de las novelas de Jane Austen.

Culturalmente la mujer busca protección, matrimonio, el hombre sexo, expresarse porque desde la prehistoria ha funcionado así el sistema. Porque la mujer renuncia así misma y hace un pacto matrimonial, un contrato, donde se somete al hombre. Por culpa de ese romanticismo que tanto daño ha hecho en la sociedad.

Sin embargo, el romanticismo como movimiento, visto con perspectiva, está muy bien, igual que un ateo le gusta el románico, aislando el arte de la cultura de la religión como sometimiento. Al estado le interesa también que la sociedad este drogada, que tenga su soma y su pan et circum. Yo fumo, porque se pero soy consciente de ello, de que me ha influenciado el cine clásico donde fuman o porque lo considero de intelectual pero soy consciente de que lo hago porque me gusta. El problema del quijote o bobary es que no son conscientes de su locura, no saben están iluminados, de que la visión del amor es la que le han inculcado.

En realidad se  aprovecharan sexualmente de ella sus amantes pero ella en el fondo era feliz auto engañándose, al no aceptar lo inmanente escapa a lo trascendente, al no aceptar su dionisiaco inferior va a lo apolíneo, al no aceptar lo real el cuerpo se va a lo social matrimonio, pacto burgués, contrato de besos. No podemos separar la concepción del amor que tenemos de la última canción escuchada, sea canción ñoña de la oreja de van goth amor eterno, palabras enturbian un gesto tan sencillo como un beso.

Las novelas acaban con un final feliz, los dos casados, un pacto económico, un happy end pero nuestra realidad es más prosaica; la mujer le reprocha al hombre dejar la tapa del wáter levantada. El vals de bartholdy de los novios que comen perdices aún a riesgo de empacho. Bodas concertadas, impedimentos sociales. El romanticismo como enfermedad burguesa, visto por el realista de Flaubert.  Rindiendo culto a la muerte, a la calavera y a la sumisión de la mujer, la Ofelia ahogada de Mmillet. Quien no ha sentido el amor ve el amor una mentira, el poeta es fingidor de pesoa que finge el dolor que en verdad siente. Libro desasosiego escrito en servilletas. Una mentira de trovadores que maquilla el sexo y la continuidad de la raza. Pero ya decía Freud que necesitamos sublimar lo corporal pues hay parejas que viven sin tener sexo, que se aceptan como amigos, peli barbara streisard. Pasa con el amor como con dios, Voltaire, de que no existir habría que inventarlo. Los Plantónicos recibimos plantones. Los Plato - únicos esperamos el plato fuerte perdiéndonos los aperitivos; el sexo libre. Son paginas de desazón, un apego masoquista al valle lagrimas de nuestra frustración amorosa. El amor de tinta trasciende infinitos pero los fraguados al vapor del baño del día a día nos aburren soberanamente.

Por eso necesitamos fantasear, auto engañarnos, sublimar el día a día. El existencialismo es un fiel continuador del romanticismo, solo que ellos son conscientes de su ficción, el cine de James Dean, los Beatles... Liberalización sexual ha mermado de romanticismo el amor pero resurgen las baladas comerciales y la industria del cine, de esa mentira llamada amor. El amor entre feos que hacen el amor sin verse, luego existe el amor más allá del sexo, sin tampoco censurarlo a este.

¿Nuestra Globalización acabará con el romanticismo? ¿Se puede afirmar en estos tiempos de basura televisiva que existe el amor verdadero? La mayoría de novelas escritas giran en torno al gran tema universal. Ensalzado, cuestionado y criticado tanto en la Literatura como en la sociedad.

La literatura debe al amor cortés sus mejores folios sobre enamorados de papel. Madame BOBAry, por ejemplo, se describe como una burguesa soñadora que ve en sus “amantes” la constatación  de sus lecturas cuando en realidad los amantes se estaban riendo y aprovechando sexualmente de ella. El amor, como lo entendía Enma o nosotros, ha bebido de muchas y distintas fuentes culturales; Hasta el punto de no poder separar la concepción que de él tenemos a la última canción escuchada. Miles de sonetos y palabras enturbiando un gesto tan sencillo como un beso.

Por eso hay que diferenciar lo que nos viene impuesto de lo que decidimos libremente. Madambobary no era libre, estaba esclava de su locura, de su platonismo enfermizo y de su cristalización. Estaba enferma de romanticismo y no veía que ese ese mundo ideal sólo existía en su mente. No caigamos en el reduccionismo de que no existe el amor y todo es sexo pero tras reconocer que todo tiene una base corporal, “jugar al romanticismo”. En ese jugar al romanticismo el enamorado es consciente de un amor que él elige libremente, madambobary no era consciente, no se daba cuenta, ahí esta la clave. Era una locura pero no lúcida.

El romanticismo fue dañino en su época, se le consideraba el mal del siglo, muchos jóvenes se suicidaban imitando al joven Wether y las damiselas hacían un pacto de sumisión al hombre, quedándose recluidas en sus cuartos leyendo o cosiendo, por imitar las novelas de jane austen donde siempre había un príncipe azul rico que las salvaba y rescataba del tedio.  Por eso la crítica realista de Flaubert a la romántica es que en el fondo ella era una pobre víctima, igual que Don Quijote, víctima de sus libros. La crítica marxista llegó a considerar el romanticismo una enfermedad burguesa, pues los pobres no se la pueden permitir.

En esta literatura romántica no interesaban los amores correspondidos o felices, sino “desairadas pasiones entre los tempestuosos abarates del destino”. Unos duran un suspiro o se extienden más allá de gusanos y calaveras, pero todos se caracterizaban por su frugalidad e intensidad (casi casi como en la vida real – ironía-). El romanticismo en el fondo resultó el amor a una idea, amar a un tipo de mujer idealizada, que en la época era una mujer delgada y cadavérica, como la Ofelia ahogada perrafaelistadeMillais.  Fue un culto al thanatos, a la muerte, un amor a una fantasma y a una calavera.  Esto no quiere decir que el romanticismo como movimiento cultural no fuera genial, igual que un ateo puede admirar el arte del gótico o del románico.

Si nos fiamos de los libros, concluimos la imposibilidad de un amor sin bodas concertados e impedimentos sociales por medio, porque al llegar la consumación del amor perseguido por ambos amantes, generalmente el cuento termina. Dejamos a los amantes “muertos y juntitos”, o comiendo perdices a riesgo de empacho, y bailando el “bals de Bartholdi” (el de las bodas) eternamente, para volver a nuestro mundo de silencios en que la mujer te reprocha dejar levantada la tapa del váter y otras inmanencias pedestres como que el marido se tire pedos o ronque.

El amor se inventó en Occidente; En otras sociedades no sienten el deseo de besarse, aunque el sexo se presente en todas. Los animales no se enamoran pero sí experimentan algún tipo de sentimientos.

Generalmente quien no lo ha sentido ve en el amor una mentira de trovadores que maquilla el sexo y la continuidad de la raza

el romanticismo ha pasado a mejor vida. Cierto es que hoy en día Bécquer y las flores se consideran “cursiladas”, aunque colorearán los largos noviazgos de nuestros abuelos (Cuya única arma ante el juego femenino “hacerse de rogar” era la metralleta poética). Cierto parece también que tras el auge de los Beatles la liberalización sexual ha mermado de romanticismo las relaciones

Las nuevas generaciones han adoptado la cultura del desarraigo, del cine negro americano o los beats y son por tanto herederas del viejo romanticismo, acuñado en la industria del celuloide y las baladas comerciales.  El sistema sigue imponiéndonos un tipo de romanticismo políticamente correcto, las películas de julia Robert y las comedías románticas. Quizá por eso muchos matrimonios de ahora, inmaduros, se casan muy rápido y se separan al año siguiente.  Igual que en la época de madambobary, muchas enamoradas y enamorados siguen siendo víctimas del sistema al que interesa el matrimonio como forma de cohesión social.

Por otra parte, el cuento de Mario Bennedetti “La noche de los feos” contradice el amor como invento publicitario exclusivo para jóvenes y gente guapa o rica. Allí se aman dos feos con la luz apagada. También hay una película de barbaraestreisard en la que los protagonistas son dos adultos que se aman pero eligen no tener relaciones sexuales entre ellos. Esto quiere decir que aunque la pasión dure dos o tres años, al final tiene que haber algún sentimiento. El deseo sexual es efímero, el enamoramiento también, pero el sentimiento es eterno o al menos eterno mientras dura.

La pasión y los suspiros más allá de Sensación de vivir existen. No obstante, ¿cómo se plantean el amor los animales que no lo han contaminado de referencias culturales, y desnudan realmente su pasión de toda palabra?.Ahí está la clave de que los sentimientos existen, incluso en el mundo animal y son más importantes quizá que el sexo dionisiaco o pandémico y desde luego más importantes que la abstracción racional y la paja mental romántica.  El amor debe ser un amor libre, sin posesiones por ambas partes (la palabra pasión –posesión- patología viene de pathos, el determinismo romántico efímero, el padecimiento, el que te pase y es lo contrario al ethoso libertad) El amor como aquel pacto entre Sartre y simone debeavour, donde jugaban al amor y jugaban al sexo conscientemente.

BIBLIOGRAFIA    PARA AMPLIAR Estos libros tratan del amor (poética, prosaica o filosóficamente) Son solo los que he leído. 

EL arte de amar de Ovidio. Recopilación de poemas de Safo de Lesbos y de Anacreonte.

La Regenta, Madam Bobary, Ana Katherina, Jane Austen, Enma, Cumbres Borrascosas, Eugenia Grandet, el gatopardo, el sí de las niñas, el amor en tiempos de cólera de G. Márquez, la regla de tres de Gala, donde el corazón te lleve de Susana Tamaro, Justine del marques de Sade, los últimos días de Pompeya. 

Del amor de Sthendal

El decamerón de Boccacio y el heptamerón de Margarita de Valois.

Tratados del amor de Ortega y Gasset

Ética y psicoanálisis y el Arte de Amar de Eric Fromm

La insoportable levedad del ser, la levedad y el amor de Milan Kundera

El malestar de la cultura de Freud

El cantar de los cantares y las cartas de San Juan.

El hombre unidimensional de Hebert Marcuse

El banquete y el Fedón de Platón

El síndrome de Peter Pan y Wendy de Kilhey.

Primer Amor de Espido Freire

Las Obras de Shakespeare

El libro del Buen amor del arcipestre de Hita

La séptima morada de Santa Teresa y poesía de Fray Luis de León

La Celestina de Francisco de Rojas

Poesías completas de Espronceda, Bécquer, Rosalía de Castro, Sheley, Byron, Badulaire, Keats, Coledidge, y la estación en el infierno de Rimbaud, Garcilaso de la Vega, poemas de San Juan de la Cruz, la séptima morada de Santa Teresa, flores del mal de Badulaire, Kavafis, Cernuda, Lorca (y su teatro), Salinas, Alberti, Neruda (20 poemas de  amor). Análisis de la poesía amorosa española de Gil de Biedma.

Don Juan de Zorrilla, Moliere, Byron, el burlador de Tirso de Molina, ensayo sobre Don Juan de Gregorio Marañón, Don Alvaro o la fuerza del Sino, Don Giovanni, Don juan o¿Hubo alguna vez 10.000 vírgenes? de Jardiel Poncela.

Hyperion de Honderling.

Fausto y Werther de Goethe.

Una habitación propia de Virginia Wolf

En brazos de la mujer fetiche y la Eva Futura de Lucia Etxebarria

Tratados de la pasión de Eugenio Trias.

El sexo débil de Simone de Beauvouir

Realidad y deseo de Cernuda

De Profundis de Oscar Wilde          

Usos amorosos del XVII, XVIII y XIX de Carmen Martín Gaite

El mundo como representación y voluntad y apuntes de sicología de Shopenhauer.

Colydron de André Gidé o sobre la homosexualidad

Más Platón y menos Prozac.

El amor loco de André Bretón

Ética de Aristóteles. Pensamientos de Pascal

La revolución sexual de Reich

Eros y Thanatos de Adorno.

La princesa que creía en cuentos de hadas y el caballero de la armadura oxidada de Fisher. 

El héroe de las mil caras de Cambell

Necesidad del Mito de Álvarez de Cuenca.

Amor y pedagogía de Unamuno  La condición postmoderna de Lyottard

La educación sentimental de Flaubert o Rosseau (el Emilio)

La educación estética del hombre de Schiller. La tormentosa búsqueda del ser y cartas a Vanesa Etc.