LIBROS VERANIEGOS (2018-2021)
Hola, amantes de la cultura. Este blog cumplirá la tiple función de informar, entretener y divulgar contenidos humanísticos. Servirá como agenda de las distintas actividades en el panorama cultural. Publicaré relatos propios, entrevistas a escritores, fotos con ellos, conferencias, presentaciones de libros, artículos sobre filósofos o artistas... https://about.me/gonzalovillar
martes, 27 de julio de 2021
miércoles, 21 de julio de 2021
PALIZA POR NO SACAR EL DNI EN UNA ESTACION ABANDONADA CON "SEGURATAS" FRANQUISTAS Y HOMOFOBOS
ALEGATO DE DEFENSA ANTE EL ACUERDO DE EXPEDIENTE SANCIONADOR ES20190402.
Los hechos no suceden
como han redactado en sus informes de incidencia los dos vigilantes de seguridad
y paso a explicarlos tal como yo los viví. Quiero alegar que me parece inmoral tener
que sufrir esta sanción cuando en esta infracción administrativa leve se oculta
y/o maquilla intencionadamente una agresión física grave por parte del vigilante
M. Álvarez González hacía J.J. Gil Campo, además de violencia verbal y simbólica
hacía ambos por causas discriminatorias de homofobia. El abogado que me ha
defendido en otros momentos me ayudará en la vía contencioso-administrativa si
no se resuelve en este acuerdo esta infracción leve sancionada con 350 e con un30%
de descuento incluido. Está abierto un proceso penal: la patrulla de la Ertzaintza
H4368, en su actuación policial con referencia al atestado 594A1904906, informó
esa noche de sábado del 16 de marzo al juzgado de guardia de Bilbao que al
presenciarse en el lugar del altercado ninguno de los agentes presentaba indicio
de agresión, mientras mi amigo se hallaba tendido en el suelo con las
consecuencias de la violencia ejercida por el agente Álvarez. En el acuerdo de
inicio de expediente sancionador ES20190402 contra mi persona se miente al
afirmar “fue necesaria asistencia
sanitaria para un vigilante” pues la ambulancia vino para recoger al herido
Juan José Gil Campo y a esta persona únicamente trasladó de Urgencias al
Hospital de Basurto. Sí se requirió esta asistencia sanitaria obviamente fue
por el estado en que este chico había quedado en el suelo sangrando de nariz y
labio y quejándose del costado; y no por la tortita que el vigilante se pega
así mismo en la mejilla; pero todo esto se confunde en la forma de redactarse
el parte, y en el acuerdo al inicio de expediente sancionador se da ya por hecho
que la víctima fue el vigilante cuando fue al contrario. La patrulla viene
enseguida para formalizar los datos cara a nuestra sanción económica. La
humanidad de la ambulancia tarda mucho más. No sé precisar sí una hora, me
pareció bastante más, pero no estaba contando el reloj en tan dramática
situación. Nos obligan a separarnos, sin poder acompañarle en el vehículo pues
fui prácticamente echado de allí, despedido con un “larga ya, pesado” tras una dialéctica incomoda por su parte.
Intenté que me explicaran qué delito cometíamos por pasar por una franja sin
circulación ferroviaria habitual y menos a esas horas de la noche de un sábado,
y sí todo esto no era más un juicio connotativo a la orientación sexual por
parte de estos vigilantes que una infracción leve en seguridad
ferroviaria.
Ignoraba completamente
que fuera delito salir de la estación de Abando por esta vía de trenes
estacionados, camino al bar a donde nos dirigíamos, quizá debido a que tengo
reconocida una minusvalía síquica del 67 % o a que debería informarse de esto
mejor a la ciudadanía, aunque sé que desconocer un ley no exime de su
cumplimiento. Fueron escasos minutos los que permanecimos en la zona a esas
horas de la noche. Nos apeteció encariñarnos, como podríamos habernos escondido
entre unos coches, temíamos que aún pueda resultar extraño un contacto
homosexual (sí lo presencia un menor creo que puede sancionarse como delito de
escándalo público.) Y efectivamente: sigue siendo recibido con extrañamiento; los
vigilantes afirman que “nos sorprendieron realizando conductas lascivas
(sexo)”por vernos abrazados, y este tono en el parte de incidencia es
discriminatorio por razón de orientación sexual, sí se hubiera tratado de una
relación heterosexual no lo habrían censurado de “acto lascivo”, con sus sinónimos en la RAE de “libidinoso, lúbrico, obsceno, lujurioso o vicioso.” En este parte, número
de incidencia 215/920,M. Álvarez González afirma que “J. J. Gil Campo no presenta documentación”: tarda
en encontrarla entre su ropa, pero la presenta sin ejercer violencia. Yo saco
mi DNI al instante y él no “se negó a dar
su documentación” sino que la busca nervioso por la situación. Miente el
vigilante al declarar que “sin mediar
palabra se revuelve y me golpea en el pómulo y mejilla derecha.” La
tardanza en encontrar su DNI provoca que el vigilante M. Álvarez se impaciente,
le golpee en la cara, y le lesiónese así la nariz. Luego “se procede a reducir al suelo”, lo afirman palabras textuales de su
parte de incidencias. El vigilante le empuja y este chico se marea de la sangre
que se le desprende por boca y nariz y se desvanece al suelo. Comprendan que
no pueda testimoniar con absoluta fidelidad hechos que sucedían rápido,
conmocionándome, y en los que me preocupaba más de mi propia integridad física.
En todo caso he presenciado una agresión y no un simple “golpe” en el que J.J. Gil Campo se cause él solo las heridas, tal
como insinúa el parte con los verbos “golpeándose”
y “se golpea”, en las dos versiones
que ambos compañeros de profesión se secundan. Después el vigilante(supongo que
para alegar autodefensa, o que solo intervenían en el protocolo de “reducirle al suelo” o Dios sabe si por un
humano sentimiento de culpabilidad) acercó la mano del lesionado a su cara para
simular que este le había abofeteado previamente, y esto sí recuerdo advertirlo
con nitidez porque me impresionó tal cinismo.
Los informes médicos
tras ser tratado de urgencia en el hospital de Basurto dan parten de rotura del
labio y dislocación en el hombro, y en la nariz, por lo que ha tenido que ser
operado a lo largo de estos meses. Aún sigue en recuperación y en espera de
otras operaciones de cirugía, en espera también de que el agresor corra con
estos gastos, tal como Gil Campo me ha ido informando, hasta que ha cortado la
comunicación por teléfono sin dar motivo. La Ertzaintza me ha notificado que no
ha puesto aún denuncia y que yo no podía presentarla en su nombre, limitándome
a testificar cuando la ponga o me llamen al juicio que la propia patrulla de la
Ertzaintza ha requerido. Se me ha implicado en esta presunta infracción según el artículo 108, pero no he obstaculizado
los mecanismos de apertura/ cierre de puertas ni de parada o socorro en unos trenes
inoperativos a la circulación y más en esa medianoche de sábado.
No se ha impedido el
tráfico ferroviario de estos trenes estacionados ni la circulación de viandantes
ni hemos puesto en peligro a otros usuarios ni deteriorado el material de estos
vehículos emplazados en esta infraestructura ni al tramo en sí. Por todo lo
cual considero que no hemos atentado contra el sistema de seguridad ferroviaria;
por el contrario es una infracción muy grave la violencia del vigilante de
seguridad agrediendo a este chico y la hostilidad mostrada a ambos usuarios
dentro de su propiedad, cuyo Código Deontológico no he encontrado investigando
en la Ley del 2015. Mas sí uno de los propósitos principales de la Ley 38del 29
de septiembre de 2015 es evitar un accidente; la irregularidad de estos
vigilantes ha provocado justo lo contrario con todo este penoso incidente.
Un agente de seguridad
me aseguró que generalmente no se multaba económicamente sino que solía llegar
una carta con una amonestación ética por escrito cuando nunca ha habido
antecedentes como afirma el mismo acuerdo ES2090402, o dicho de otra forma y sí
se permite la ironía (ya que se ha permitido la homofobia):sí se trataba de
“nuestra primera vez”. Ahora entiendo que me tranquilizara así el vigilante
para que no fuera tomando medidas preventivas a esta sanción monetaria que me
llega tres meses después de aquel 16 de marzo. Con medidas preventivas me
refiero por ejemplo a que, a los dos días de la agresión, volví allí a preguntar
a un agente de seguridad cómo se podía acceder a estas grabaciones con objeto
de presentar en una oficina de policía la filmación. Aunque yo no haya sido el
agredido sino el testigo creo que estaría en derecho de solicitarla: según la
letrada que me representa “todo ciudadano
que presencie una agresión puede y debe comunicarlo en comisaría.” Este
agente no me facilitó ninguna trasparencia sobre este asunto, alegando que no
era su competencia la sala de videos, incluso bromeó que le estaba “acosando de nuevo” y que me iba a
denunciar, fingiendo llamar a la policía por su móvil. Todo esto me parece un
abuso de autoridad y una infracción a la seguridad cívica, pero no por parte
nuestra sino por quienes profesionalmente deberían dedicarse a defenderla. ¡Sí
hay un video en que se nos ve pasando por esta franja la misma cámara ha tenido
que registrar el ataque ocurrido a medio metro de distancia, este video no
desparece “misteriosamente” grabando solo la parte que interesa a la parte
denunciante! Es extraño que la cámara 15 grabe solo el matiz 17, de 23:28 a
23:34, es decir; se corte cinco minutos después, el tiempo entre “sorprendernos” tras seguirnos
directamente, violentarnos verbalmente y a él agredirle físicamente. Sí hubiera
sido consciente de que constituía un delito pasar por esta zona no lo habría
hecho, máxime cuando estos vigilantes venían persiguiéndonos tras amonestarnos
por una conducta ¿lasciva? en la zona pública de la estación Abando. Pero al
ser franja pública y nuestra sexualidad respetada en una democracia no podían
llamara la policía, su intención desde un primer momento, como prueba que se
llame antes y llegue antes la Ertzaintza para tomar datos cara a la multa que
la ambulancia, lo humanamente prioritario.
Actualmente no tengo
trabajo ni ningún tipo de ingresos más que los que me aportan mi pensión de
discapacitado, y no paso un buen momento económico. Esa misma noche perdí mis
gafas que acababa de comprar la semana anterior, pienso que ya me salió bastante cara la noche,
y más a Juan José Gil Campos. Por todo ello les suplico en este acuerdo previo a
un expediente sancionador y a un juicio penal por agresión del vigilante a esta
persona (en la que testificaré esto mismo), y a un potencial proceso por el
contencioso, que no nos sancionen ya más. Desconozco qué significan 350 euros para
su empresa; sé lo que suponen para mí, que apenas he tenido un recorrido
laboral (me pagaban menos de 100 e al mes en una empresa de trabajo protegido)
y no recibo siquiera la ayuda de la RGI ante mi situación “en riesgo de exclusión” según los trabajadores sociales. Estoy
intentando tramitarla, pero por el momento sólo cuento con la pensión no
contributiva para afrontar yo solo el alquiler del piso con todos sus
consiguientes gastos. No ha habido ningún deterioro material a la
infraestructura y sí daños físicos y morales a un ser humano. Un trabajador autorizado al acceso a esta vía
ha sido quién ha causado paradójicamente este peligro para la vida y salud de los usuarios de su servicio, al que
se refiere la Ley, y no nosotros. No ha habido más intencionalidad que la de “escondernos”,
como si aún hubiera de esconderse la libertad y performatividad sexual “en la oscuridad” que subraya la
denuncia, yen el oscurantismo que añado yo, informando de esta agresión a la
asociación LGTB+ de Bilbao en la que milito. La tarea “lúdica” de estos
empleados, denotada ensu parte laboral, parece ser “sorprendernos”, en el año casi 2020 del siglo XXI, insisto. No he
obtenido ningún beneficio y como ven
suficiente perjuicio, y mi participación
no ha sido del todo consciente dada mi minusvalía siguiendo a este chico que simplemente
me atraía, sin que tenga de dar más explicaciones de esto en mi alegato. No cuadra
en la balanza de justicia, ética, o simplemente de humanidad…que tras una
agresión ¡encima nos multen! Se solucione esto como se solucione tengan por
certeza mi promesa sincera de que no volveré a pisar esta franja, regulada como
propiedad privada desde2015, dentro de la estación de Abando.
LA PANDEMIA Y EL MIEDO INVISIBLE ¿EN UNA O DOS DOSIS?
No sé si creerme que vivimos en la mayor pandemia de la historia, no sé hasta qué punto es tan grave este virus que asola el mundo entero y ha hecho que vacunemos hasta a los niños más pequeños. Quizá lo hayan creado en un laboratorio siniestro de Japón para alienarnos y asustarnos aún más en esta sociedad neurótica y capitalista en que vivimos, para que no salgamos de casa y nos hagamos más pequeño burgueses o grande burgueses acomodados en casa viendo la tele con una birra en la mano ni veamos a nuestros amigos, para que los ancianos en las residencias no vean otra semana más a sus hijos y nietos o para qué. Muchos nos hemos puesto la vacuna por borreguismo, porque sí no se sigue lo que diga Vicente que vaya la gente se es marginado y acusado de negacionista o reaccionario o contracorriente y porque ir contra el rebaño nos puede ahogar. O nos la hemos puesto por rutina, por costumbre y porque ¡total¡ no duele. Muchos se o nos la hemos puesto para poder viajar, aunque no sea al extranjero este verano porque no llegan los cuartos y quizá sea el siguiente. Aunque sea viajar a nuestro pueblo de infancia o a un pueblo cercano. Muchos otros se la han puesto por miedo, porque el miedo es el arma más dañina con que nos reeducan y conducen. Hay sanitarios que no se la ponen y otros médicos les llaman la atención, ¡qué irresponsabilidad!, también es una irresponsabilidad ponerles la vacuna a los que estamos sanos o crear esta situación de alarmismo e inseguridad desde los medios de comunicación. Y porque estar vacunado no te garantiza al 100% estar inmune a este horrendo virus. quizá sí al 90% como piensan los buenistas. Se supone que hay libertad, que la vacuna es optativa pero en muchos trabajos te obligan a vacunarte o para viajar y no quedarte confinado en un hotel una semana que es un rollo y sin libros y tabaco se hace insoportable. Hay libertad pero sí no te vacunas te llaman negacionista o reaccionario, como si aún quedarán residuos del franquismo o de la lucha contra él en un tema aparentemente tan liviano como ponerse o no ponerse una vacuna. Todos los años se pone la de la gripe y no hay tanta polémica, ¿dónde está la opción de vacunarte o no?, qué eufemismo. No, digamos que es obligatorio vacunarte porque si no te miran mal en la cola del pescado y en tus reuniones sociales. Y te señalarán con el dedo, y te llamarán irresponsable. Es obligatorio y una vez vacunados sigues llevando la mascarilla por rutina, igual que se lastra una vida infeliz o preciosa. Con la escusa del coronavirus han cerrado páginas webs culturales, públicas o privadas. Con la escusa de esta pandemia enfermiza no he podido chapotear en el agua de unas piscinas públicas porque siempre me ponían la excusa; está cerrado por el virus, está cerrado por la huelga…y así he pagado un año entero las piscinas públicas de mi pueblo y las he disfrutado 5 días, además siempre con mi miedo e inseguridades a que me robarían las chanclas y la toalla, o la sensación de que los demás bañistas se reían de mis pasos de pato mareado por el polideportivo, o con el miedo a no saber en qué taquilla he dejado todos estos bártulos y tener que nadar memorizando el número de cajón en unos vestuarios laberinticos por los que me pierdo. No es tan grave la situación como nos la pintan, muchos peluqueros o profesionales siguen haciendo su trabajo humano de tocar a otras personas para ganarse un salario sin llevar esa braga decorativa o ese trozo de gasa hospitalaria llamada mascarilla. Sin embargo, cuando empezó la pandemía se me ocurrió salir a la calle a comprarme una coca cola en un chino. La gente hacía sus compras rutinaria y borregamente y nadie les decía nada. pero a mí me tuvo que parar la benemérita, la ertxantxa, la policía, y pedirme todos los datos. La mayoría de personas normales no salen a la calle con el DNI pero sí no lo llevas puesto en tu bolsillo te pueden dar una paliza por homofobia con la excusa de que no has sacado tu carné de identidad (al que le interese profundizar en este tema puede leer mi artículo alegato en contra de las palizas por homofobia en una estación de tren de Renfe.) Por salir a la calle en plena pandemia a por una cocacola me han puesto una multa de 600e, ¡nunca una pepsi ha salido tan cara! Pero lo que más me fastidió es que la gente seguía haciendo sus compras y solo se fijaron en mí. Lo cual me recuerda otros embargos judiciales como el del tren, la denuncia por machismo de una compañera de clase por decir irónicamente que me tendría que hacer tía y bollera para poder ir a una charla de literatura femenina del XIX, o mis problemas con profesores por mis ironías románticas o la inconveniencia de llamar a una compañera de clase solterona por gustarle las novelas de Jane Austen. Con la excusa de la pandemia también me han timado en internet, comprando artículos de decoración que no han llegado por vagancia, falta de rutina o demasiada rutina administrativa de los trasportistas. Con la excusa de la pandemia no han defendido en una LGTB+ a mi amigo víctima de la paliza por unos vigilantes de seguridad que parecían de otros tiempos pretéritos. Con la excusa de la pandemia mundial nos hemos hecho todos más vagos, con la excusa de este juego social y de chinos (con perdón de los chinos) el sistema (sanitario) me ha obligado a hacerme un test de Cobid ya que mi padre lo había contraído en esas clases de idiomas a las que va cuando bien sabido es que no tengo apenas relación con él y dormimos en camas separadas. Ha sido bastante engorroso lo de meterte un instrumental por la nariz aunque me haya librado de que me hayan hecho una PCR en mis partes pudientes traseras. Estoy frivolizando y tomándolo con humor, pero entiendo la gravedad de la situación, aunque no llego a los extremos hipocondriacos a lo Woody Allen de mi padre. Este texto trata de ser humorístico para restar gravedad al asunto e intentar que esos adolescentes confinados en sus cuchitriles se independicen de sus videojuegos y salgan a la calle a respirar, o para que esos ancianos en residencias olvidados se tomen un mosto tranquilamente en el bar sin estar preocupados de los horarios de cierre que tanto importan a los adolescentes para planear sus botellones, que son como liberaciones de la opresión familiar para recluirles en una nueva opresión; la del juego social del coleguismo y la ocurrente y original pregunta de ¿te has vacunado con astraZeneca o con moderna, (cuando nadie te pregunta por tu orientación sexual o tu partido político. Miento, es lo primero que se pregunta en las redes de contactos gays o heteros (siempre versatil y con condón) o lo primero que se pregunta en los sindicatos. Porque esta pandemia nos está volviendo acomodicios y vagos y sobretodo solitarios y asociales pues ya se sabe que hasta las abejas tienen sus sistemas de marginación, de clases y de pérdida de contacto humano y afectuoso. He escrito este artículo para cabrear a todos esos ciudadanos bien pensantes que enseguida llaman negacionista o sólo se interesan por sí te has vacunado o no, como con rabia de no poder ellos mismos ir contra corriente. Son los mismos que te reprochan hablar de política o sacar el tema catalán en las comidas familiares y que parecen estar siempre cabreados con todo lo que se salga de lo convencional. He escrito este artículo para poder tomarme un café con leche sin el miedo y las prisas de cuándo cerrarán el comercio hostelero. Un virus que con su excusa nos está reafirmando en la pérdida de contacto humano, sexual, amoroso y amistoso.
martes, 20 de julio de 2021
INTERTEXTUALIDAD Y PLAGIO