domingo, 18 de octubre de 2020

¿Y AHORA QUÉ?

 

la nueva obsesión de su padre, ahora que estaba jubilado, era ponerle el cuarto bonito,

- por qué no cerramos esta etapa de una vez-

Yo tenía claro la historia que quería escribir, una historia de reconciliación, pero ¡es tan difícil a veces escribir! Todo lo que escribiera parecería fruto de una pataleta infantil, el llanto de un niño consentido, que protesta porque su padre le tira las revistas de cotilleo y los libros que él ha acarreado. mi abuela me había dicho con ironía: ¡tenía que estar aquí tu abuelo para verlo!, para ver las colecciones que durante toda mi vida he ido recopilando. siempre está con el don. mamá decía que mis dibujos parecían monstruos, pero que ahora los dibujaba con más cariño.

EL CURSI ROMÁNTICO DELIRIO DE ROSITA

 

El cursi- romántico delirio de RositaROSITA EN SU BALCONADA  Soñé que mi príncipe azul escalaría esta tapia, subiría por mis trencitas y tirabuzones y me besaría en los labios. Cada noche lo esperaba en este balcón. Por las mañanas regaba los geranios de la terracita y hablaba con las vecinas. Unas iban a la compra, con la bolsa en la mano, cargadas con el carrito, y me contaban del tiempo que hacía, hablaban de dietas, del papa, del condón, del aborto, del maltrato de género y de la unión europea, mujeres enfundadas en chándales que hacían footing para bajar un poco los michelines que sobresalían a través de su chándal. Parecían un poco resentidas de que conservara esta delgadez, pero mi delgadez es la de las almas idealistas, un estado del alma de natural nervioso y melancólico que nos impide engordar pues siempre estamos en tensión, con los nervios a flor de piel, tanta actividad cerebral y sentimental nos impide engordar. Pero ya quisiera yo ser grande, hacerme notar, no obesa, pero si una mujer fuerte, musculosa, corpulenta, como si fuera en relación la talla corporal y la tranquilidad de espíritu, esa laxitud y ese humor que tienen las gorditas. Siempre felicianas de la vida o eso al menos aparentan. También hablaba desde mi balcón con los vejestorios que salían de misa o de largas listas de espera en el ambulatorio. Estas me contaban sus largas listas de enfermedades, siempre quejosas, urracas parecían...Pero de mi príncipe azul ni rastro. Hasta que una noche lo vi, él vino a recibirme al balcón. Bajaba de un corcel dorado con crines lapislazú, y hacia gestos galantes y corteses con su sombrero de plumas.  Pero sólo era un sueño, debía despertar... la luz, la luz me cegaba los ojos, yo no quería abandonarle, Noooo, gritaba, pero la luz se iba haciendo y de pronto ante mí surgía la figura siniestra de mi aya, hecha en las sombras, recogida entre silencios, encorvada ante las cuatro paredes de mi alcoba.

EL PEREGRINO A SANTIAGO DE COMPOSTELA

Peregrino – Niña, sal a los balcones. Quiero ver como la dulce Eo, la aurora, besa tu piel, y Helios, el sol, baña tus cabellos con su hálito primaveral trayendo en sus efluvios emanaciones de Vida.

Rosita - ¿quién así me llama y despierta? ¿Acaso no sabe que hay palabras que arden, palabras de amor bajo la estopa, palabras más calurosas que estepa o sol? 

Peregrino– Las palabras topan con tu belleza y se sienten cohibidas. Ante tu presencia los poetas enmudecen y las musas quedan afónicas.

Rosita  – Cierto es que hay momentos en que toda palabra sobra, y otras, como dice el señor cura, en que una sola palabra bastara para sanarnos.

Peregrino– yo he ido buscando esa palabra por el mundo. Dios no gusta de dormir en los retablos de las iglesias, pero aún no sé donde reposa en su sueño eterno.

Rosita - ¡ay, que herejía! ¿Dónde esperas, pues, hallar a Dios? ¿en tus borracheras de vino triste, en tus malas compañías, en las mujeres de mala vida que a tu brazo se aferran, muletas de tus desvaríos?

Peregrino- Veo que sabes leer en la faz el rostro del alma. Veo que conoces mi interior o al menos te atreves a pre- juzgarlo. Aquí me tienes, eccehomo, esto el dolor y la pasión han hecho de mí, cebándose un rato largo, y sin embargo... si volviera a vivir volvería a hacer todo lo que hice, seguiría errando en mi santa compaña si así me lo permitieras, dulce Rosita. Sé tu mi error, mi más sublime error fatal en esta vida. 

Rosita- Muerta hará años que estoy. Me hastía este calabozo, aquí ni la luz del sol entre y el viento malo del desierto me penetra... y siento sobre mis brazos posarse una sombra caliente, que me trae ecos de lejanas playas, de lenguas beréberes y pasiones inconfesadas. ¡pesan tantos los pasos de los transeúntes! Desde aquí observo, sin ser vista, como las viejas chismosas. Observo y espero, paciencia engendra ciencia, paciente e indolente, mientras la vida pasa ¡y aquí no pasa nada!

Veo la vida pasar: parejas, bifurcas, borrachos... y todo es tan ajeno a la melancolía de este torreón como a un muerto puede serle el reino de los vivos.

Peregrino - no, Rosita, no digas cosas tan tristes, que no estás muerta, que también al pétalo de rosa lo confunden con una espina marchita. El capullito de alelí es más bonito sin abrir aunque a sí mismo se parezca mustio.  

Rosita  escóndete tras el matorro de brezo, oigo pasos en la escalera, mi aya no tardará en abrir esa puerta. Por favor, sigue tu camino y déjame en el mío, no te detengas ante el dolor de una estatua, ni muerta ni viva, sino muerta en vida y que no merece más compasión que la que el baño de la luna que la besa su cara.

Peregrino – Dulce niña, también Diana o Venus eran estatuas, y sin embargo ardían por dentro de desenfrenada voluptuosidad. Te has atrevido a pre-enjuiciarme, has intentado vislumbrar mi interior, y yo me permito a su vez conocer lo que preservas en tu corazón. Pronto descubriré el néctar que se esconde tras tus pétalos. Adiós, dulce Blanca Flor. 

Rosita  – adiós, bravucón y loco soñador.

(entra Aya)

AYA - ¿Puede saberse con quien hablabas? Ay hija, mira que no ganamos para sustos. Ahora no nos salgas caprichosa, nunca has dado de que hablar en el pueblo pero si persistes en tu cerrazón a casarte pronto vas a ser la solterona de este pueblo, y solteras de oro sólo pueden serlo las excéntricas literatas y porque ellas nacieron entre algodones y no entre cochineras y porquerizos como es tu caso.

Rosita. No, aya, ¡que equivocada está usted! El amor no entiende de dinero ni de géneros, ni de lugares, edades ni chismorreos. El amor está por encima de todo, erguido sobre este pueblo podrido, y baña los cementerios y se corona por todo lo alto pero no en las cúpulas de las iglesias sino hasta en el más humilde de los pesebres. Allí nace el amor, el amor puede engendrarse también en una flor, que de pronto se siente bella.

AYA. No, la errada eres tú. Aquí te casas con el que tienes a mano. Aquí se casan entre primos o por la ley de hermandad, si muere el cónyuge te quedas en manos del cuñado. Aquí te casas por dinero. Te casas con el del pueblo y con el pueblo, para que no se diga el qué dirán. El amor no es como en las novelas, niña, desengáñate. ¡ay, la adolescencia! ¡qué prepotente! Cree conocer todo sobre el mundo cuando en realidad nada sabe ni de sí misma. Que atrevida es la ignorancia, y te lo dice una que estudios no tiene, pero que sabe lo que es la vida, y tan cierto como que el gallo acaba de cantar... es que tú te casaras con Onofre Buenoscuartos antes de que la noche caiga sobre esta villa. Palabra de aya que no se calla. Así escrito está, y nada puede hacerse contra una ley que mana del altísimo como maná celestial sobre su Biblia dorada.

Rosita. ¡Palabras fatales! ¡está escrito mi sino! ¿quién en tinta indeleble sella así mi Destino? Ni siquiera puedo imaginarme que la crueldad de mí tía abuela raye en este sadismo. Me quiere casar con el hombre más feo de esta ciudad, con un corazón oscuro que le ennegrece por dentro y por fuera. ¡Aunque se vista de seda puerco se queda!.

Ya me han contado que le pretenden por su dinero y que él tampoco hace ascos a sus eventuales amantes. ¡Qué asco! ¡qué autentica grima me inspira ese nombre y lo que a él se le empareja! Mal cuarto siempre me esperará al lado de Buenos cuartos. ¡mal rayo lo parta en dos! 

AYA. Al menos es un hombre liberal, libre- pensador de esos, que ha hecho las Italias, con más cultura que la que guarda el cura en su biblioteca. Y creo que es de esos que consienten que la mujer goce de parecidos placeres a los del hombre

Rosita. ¡Ah, un cabrón! Él que gusta de ver a su mujer prostituida en brazos de otro, el que consiente la infidelidad y el que cree en esa patraña de la libertad sexual.... no tiene otro sustantivo el que gusta de sus cuernos. Pues sí que es  extraño... ¿Y qué es pues para este hombre el amor? ¿tener una esposa para la noche y despertar entre concubinas a la mañana? Por favor, aya, déjame sola, me hundiré en mi propia congoja. No puedo soportar el peso insoportable, toda la gravedad funesta, de esta realidad.

Dile a Doña Visitación que acato el matrimonio con la firme condición de que ese hombre jamás ose besarme. Ni siquiera en la iglesia mezclaré mis labios con los de ese engendro horrendo. (Se va Aya mofándose de los desvaríos de su amita)

 

Rosita: ¡ay, Luna, tú sí que existes aunque digan que has muerto! Tú, oh luna, acompañas a las mujeres desde su primera regla hasta su último parto, eres mi fiel consejera, quizá porque no me saldrás nunca con lo que me sale esa torpe aya. Callas y eso me gusta, porque callas y otorgas, porque callas ausente sintiendo el dolor que tanto me aflige en mi pecho. Lo comprendes y lo compadeces envuelta en tu sereno silencio. Cuando te miro, luna, creo ver en tus ojos el brillo argentino de mi madre muerta.

Ay, apiádate ahora, mamá, y desde allá arriba lánzame un conjuro que me salve de este destino adverso. Enséñame, luna, tu reverso. 

 

CONTINUARÁ

AYA – Quítate, niña, de los balcones, no vayan a verte llorar los hombres.-

ROSITA (soñadora) - perdón, aya, no puedo evitarlo. Siento que las nubes rosadas me acarician la cara, en mis ojos centellea todo un firmamento. Mis labios un día se comerán la luna anaranjada.

AYA- ay, hija, que sandeces dices, a veces me asustas... ¡ni que tuvieras un amante escondido bajo el alfeizar! Es tu manía esa de creerte una enamorada o así, que las habladurías... que los chismorreos... las malas lenguas.... se rumorea.... las paredes que ya se sabe que hablan...

ROSITA – ay, calla, aya, dirán las paredes lo que tengan que decir pero mis labios están sellados como una tumba, sepulcro en que me pudro, infierno en el que ardo por dentro. Y por fuera... templanza, ver, oír, callar y santas pascuas. Resignación, hija, resignación. ¿No es eso lo que venías a aconsejarme? 

AYA – la soberbia es la peor de las indecencias. Te vas en agua y resultas presa fácil para los hombres... ellos ven a una desvalida y la que amanece doncella se acuesta matrona, para que nos entendamos... que a medias palabras orejas no faltan.

ROSITA - yo no he cometido pecado carneo, doña Eustaquia

AYA - pecado no, ángel de candor, eso ya son palabras mayores, pero sí pecatas minutas, pecadillos, que a veces te las das de listilla, de marisabidilla, leyendo libros por la calle, y la gente murmura y la gente comenta y se dice por ahí... que te exhibes como una mujer pública, vamos, no me gusta rumorear pero ante esto nunca orejas faltan....

ROSITA  Ay, no, no, por Dios, si me paso la noche con el devocionario, y susurro el rosario para el cuello de la camisa mientras repaso cuentas... cumplo con todos los prefectos que yaya ordena y jamás falté un sólo día a la cita con el señor.

AYA Sí, hija, pero los hombres no quieren ni perdidas ni beatas, hablando en plata, y tu a este paso, si ahora te las das de monjita acabas para vestir santos o de aya, como yo, y quiera el cielo guardarte mejor destino. Y ahora, chita, que viene abuela y esa si que se las gasta.

(Entra Doña Visitación)

TÍA VISI Buenos mañanitas de la virgen, niña, nos de Dios. ¿has recogido tu cuarto? Aya, te he dicho que no hagas su cama, que tiene que habituarse ya a las labores de una mujer, van para 18 si no me equivoco, ¿verdad, hija mía de mi arma? Me gustaría hablar a solas contigo, ¡aya! ¡evapórate como alimaña a su rinconada! (se va Aya)

Podría extenderte fardos de paja... pero vayamos al grano... sabes que desde que murieron tus padres, en santa gloria el Señor espiritual les guarde, me he desvivido por darte una educación decente, porque jamás te faltara que llevarte al estomago e incluso has estudiado y me has ayudado en el telar... ¡mas libertad no ha podido faltarte!

Aquí a cuerpo de rey, bonita, te tratamos como una reina, queja alguna jamás podrás increparme. Ya ves que nunca favor te pedí... y sin embargo ahora paso racha mala, ¡con decirte que nos han cortado la luz y el agua...! ¡Ni María, la del ultramarinos, me fía ya, toda cuenta a crédito tiene sus límites! ¡Ay que deshonra, hija, ay que vergüenza pública! Eso sí, seremos más pobres que las ratas... pero la cabeza te la quiero ver siempre alta, que no se diga. Te he arreglado un matrimonio ya, de momento sólo apalabrado y palabras sobran pues se las lleva el viento, pero palabra de caballero es garantía de buen dinero y palabra de castellano nunca engaña al aldeano... y honor nunca falta pero en estos tiempos.. el dinero no surge de las piedras, mi candorosa niña novelera. En resumidas cuentas: sólo falta que asientes con la cabeza pues no queda otra, por más empeño, que casarse con el rico del pueblo.

ROSITA ¿Un matrimonio? Jamás hombre alguno conocí, ni en sus redes caí.

TÍA VISI Hija, esto es lo que hay, no hay más, Santo Tomas, lo tomas o lo dejas, aquí no podemos andarnos con escrúpulos ni medias tintas. Su padre tiene buenos cuartos. Así que aquí te dejo a solas, con la luz de los vellones y de este quinqué medio apagado. Hija, no me mires así, que la pela es la pela y Barcelona es bona si la bolsa sona, así que... con tu pan.. tumaca... te lo comas. Adeú, niña.

ROSITA No, Doña Visitación de La Virgen Inmaculada en su santa Concepción, no me deje así, a medias ascuas, a mi: ¡palabras claras!. No se vaya, se lo ruego, y responda, no me salga con misterios e intrigas... dígame, ¿quién? ¿Quién es él? Ya temo lo peor..

TÍA VISI Pues témelo, hija, témelo, el temor de Dios serena a una, y así cuando mañana te diga su nombre estarás preparada para lo peor y no te llevaras disgusto.

¡No llores que no te servirá de nada! A mí no me das ninguna pena, que vives como una reina y este te va a tratar a las mil maravillas. Y si lloras, ya sabes, descorre la cortinas, tapia las ventanas, ¡aya!, venga y apague ya la luz de esta casa, que la oscuridad se cierna al compás del corazón de mi nieta. Cierra con candado el balcón para que asomarse no pueda ya a contar las estrellas. Si llora se verá que pasamos hambre, se creerá que busca marido esta buscona, o que la tenemos aquí encerrada a cal y canto llorando su pena. Estate dichosa pues señora serás ante el Señor, una dona, de la noche a la mañana, sin comerlo ni beberlo. Serás la esposa del rico del pueblo, pasearas en sus brazos por el espolón y las plazas, pues.... ¿de qué sirve ahora la buena cuna si tu santo padre sólo nos dejó deudas y los malditos pagarés de su entierro?. ¡¡¡que ya son ganas de morirse y matarnos a todos!!!

AYA – Ay, parece que estamos invitando a que entren las moscas a esta casa, cerremos todas las ventanas, apaguemos todas las luces. Ya es hora de dormir, niñita, ¡ay, quien pudiera acunarte como antaño!, el tiempo pasa tan igual para todos.... la noche va cayendo su manto de muerte dulce sobre todos nosotros... Ya todas las luces de esta casa se apagan. ¡grillos! ¡váyanse con la música a otra parte!, ¡silencio!, ¡A callar!, ¡A dormir!, ¡silencio he dicho! Que la niña duerme, que la niña sueña, que la niña.... ¡calla!

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Rosita. No, aya, ¡que equivocada esta usted! El amor no entiende de dinero ni de géneros, ni de lugares, edades ni chismorreos. El amor esta por encima de todo, erguido sobre este pueblo podrido, y baña los cementerios y se corona por todo lo alto pero no en las cúpulas de las iglesias sino hasta en el más humilde de los pesebres. Allí nace el amor, el amor puede engendrarse también en una flor, que de pronto se siente bella.

AYA. No, la errada eres tu. Aquí te casas con el que tienes a mano. Aquí se casan entre primos o por la ley de hermandad, si muere el cónyuge te quedas en manos del cuñado. Aquí te casas por dinero. Te casas con el del pueblo y con el pueblo, para que no se diga el que dirán. El amor no es como en las novelas, niña, desengáñate. ¡ay, la adolescencia! ¡que prepotente! Cree conocer todo sobre el mundo cuando en realidad nada sabe ni de sí misma. Que atrevida es la ignorancia, y te lo dice una que estudios no tiene, pero que sabe lo que es la vida, y tan cierto como que el gallo acaba de cantar... es que tu te casaras con Onofre Buenoscuartos antes de que la noche caiga sobre esta villa. Palabra de aya que no se calla. Así escrito está, y nada puede hacerse contra una ley que mana del altísimo como maná celestial sobre su Biblia dorada.

Rosita. ¡Palabras fatales! ¡esta escrito mi sino! ¿quién en tinta indeleble sella así mi Destino? Ni siquiera puedo imaginarme que la crueldad de mí tía abuela raye en este sadismo. Me quiere casar con el hombre más feo de esta ciudad, con un corazón oscuro que le ennegrece por dentro y por fuera. ¡Aunque se vista de seda puerco se queda!.

Ya me han contado que le pretenden por su dinero y que él tampoco hace ascos a sus eventuales amantes. ¡Que asco! ¡que autentica grima me inspira ese nombre y lo que a él se le empareja! Mal cuarto siempre me esperará al lado de Buenos cuartos. ¡mal rayo lo parta en dos! 

AYA. Al menos es un hombre liberal, libre- pensador de esos, que ha hecho las Italias, con más cultura que la que guarda el cura en su biblioteca. Y creo que es de esos que consienten que la mujer goce de parecidos placeres a los del hombre.

Rosita. ¡Ah, un cabrón entonces! Él que gusta de ver a su mujer prostituida en brazos de otro, el que consiente la infidelidad y el que cree en esa patraña de la libertad sexual.... no tiene otro sustantivo el que gusta de sus cuernos. Pues sí que es  extraño... ¿Y qué es pues para este hombre el amor? ¿tener una esposa para la noche y despertar entre concubinas a la mañana? Por favor, aya, déjame sola, me hundiré en mi propia congoja. No puedo soportar el peso insoportable, toda la gravedad funesta, de esta realidad. Dile a Doña Visitación que acato el matrimonio con la firme condición de que ese hombre jamás ose besarme. Ni siquiera en la iglesia mezclaré mis labios con los de ese engendro horrendo. (Se va Aya mofándose de los desvaríos de su amita)

 

Rosita: ¡ay, Luna, tú si que existes aunque digan que has muerto! Tú, oh luna, acompañas a las mujeres desde su primera regla hasta su último parto, eres mi fiel consejera, quizá porque no me saldrás nunca con lo que me sale esa torpe aya. Callas y eso me gusta, porque callas y otorgas, porque callas ausente sintiendo el dolor que tanto me aflige en mi pecho. Lo comprendes y lo compadeces envuelta en tu sereno silencio. Cuando te miro, luna, creo ver en tus ojos el brillo argentino de mi madre muerta.

Ay, apiádate ahora, mamá, y desde allá arriba lánzame un conjuro que me salve de este destino adverso. Enséñame, luna, tu reverso. 

 

Ya suenan campanas. Ya tocan a boda. Ya los niños tiran flores y coronas. ...  ¿ande andará Rosita, la más bella flor del rosal?,¿ande andará la niña?

Ramón, un pretendiente nuevo del pueblo, se acerca a la ventana de Rosita y ella se pone tan nerviosa que se le caen los anillos. Ramón quiere ascender a su ventana para hacerla el amor y a ella se le cae una maceta al suelo. 

UN TEATRO DONDE NO PASA NADA, COMO LA VIDA

 

Un Teatro donde nada pasa, como la vida mismaClown hombre    - Tengo que escribir. Tengo que ser escritor. –

Clown mujer- vaya, nos salió raro el hijo. Rana. Príncipe. ¿por qué escritor?

Clown hombre-  ¿por qué? ¿No es una profesión absurda como todas las demás? Es el único trabajo, el artístico, que dignifica al hombre. Cuando Herodoto dijo esa mentira estaba pensando en su propio trabajo y no en el peón que se levanta a currar a las 6 de la mañana para ser explotado en una obra. No podía estar pensando en ese peón.

Clown mujer-  vaya, que cosas más feas y tristes dices. ¡pesimista y comunista!

Clown hombre- no, simplemente humano. A veces sueño que soy un peón cabezón y me despierto sudoroso de esa pesadilla. ¡tiene tan poco glamour, chic y cool ser peón cabezón!

Clown mujer- pero dime, ¿por qué quieres ser escritor?

Clown hombre- ¿y por qué nadie te pregunta a ti por qué quieres ser empresaria?

Clown mujer-  se da por supuesto. Ganar dinero, comer bien, tener una mansión y un coche con una modela dentro

Clown hombre – será modelo, tío

Clown mujer- no, soy lesbiana, postmoderna y metrosexual, liberada sexual.

Y feminista porque estuve en el ejercito.

Clown hombre- ah, interesante, ¿mataste mucha gente?

Clown mujer- no, era un master en gestión y técnica militar y servicio de sistemas funcionales en el organismo institucional de las empresas verticales

Clown hombre- ahí, queda

Clown mujer- No entendí nada pero me aprobaron. Resulté útil. Y pagué. Ya olvidé todo. Así que no dolió. No ser no duele. Estaba sedada. Se me olvidó. (silencio)

Clown hombre- ¿sabes? Por eso quiero ser escritor. Para no ganar dinero y comer mal. Para que todos me insulten y me miren mal, para que los políticos me echen de mi país y también para morirme borracho en la calle y sobretodo para no trabajar. Para ser población inactiva e inútil productivamente. Así trabajo 24 horas. Hasta cuando sueño. Me obsesiona la realidad, por eso me llaman soñador. O loco. O esquizo. O yo que sé, es envidia, ¿sabes?

Clown mujer- ¡pos vaya pardillo! Currar 24 horas

Clown hombre- soy poli- idiota, imbecil, con muletas de varios idiomas. Estuve de Erasmus

Clown mujer- ¡que interesante!, ¿dónde?

Clown hombre- en una ciudad con edificios altos y un mac donald

Clown mujer- yo también estuve allí

Clown hombre- todos estuvimos ahí, pero ya lo olvidamos. El mundo es un pañuelo

Clown mujer- no, el mundo es una estructura orgánica muy compleja llena de interrelaciones entre fuerzas del Sistema y que nunca podremos entender aunque nos esforcemos.

Clown hombre- se nota que no has viajado. Todo es lo mismo. La Verdad se intuye. Todos la sabemos aunque no queramos escucharla. La verdad la dice un niño y siempre resulta impertinente. La Verdad no es bonita y es buena o mala, según la juzguemos. Pero son hombres, no máquinas ni sistemas ni objetos, lo que hay detrás. Eso no hay que olvidarlo.

Clown mujer- ¡ay, es que la filosofía es muy difícil de entender!

Clown hombre- claro, sólo la entienden los hombres. La matemática la pueden procesar las maquinas, hacer sus cálculos binarios. Y los autómatas también pueden memorizar idiomas.

Clown mujer – es que todo eso de las letras es muy subjetivo

Clown hombre- si, cosa de sujetos, que hacen el amor, comen, defecan, viven y mueren. No es perfecto ni positivo como las maquinas, como los dioses. Deux ex machinas.

Clown mujer- el sistema es perfecto. Si falla una parte fallaría todo el engranaje.

Clown hombre- yo quiero ser esa rueda que falle y destruya todo. Una tuerca mal engrasada y todo se irá a donde partió, a la nada.  Ellos lo saben. Nos temen. Somos caos. Si nosotros, pueblo, gobernásemos seríamos “una turba desordenada que se expresa en la algarabía”. Platón lo dijo. Bush también. Somos ocklos, masa, plebe, basura.  ¿cómo te sientes, tía, sabiendo que no eres nada? Nada eres para ellos. Y ellos por eso nos temen.

Clown mujer. – pero nosotros, el Pueblo, los tememos a ellos, al Sistema.

Clown hombre- sí, miedo llama a miedo. Es miedo recipocro. Somos hijos de su ira y  ellos son hijos de nuestro resentimiento. Nosotros somos más, pero da igual... ellos siempre ganarán. Son más listos y resentidos que nosotros y ese es el motor del mundo.

Clown mujer- ¿el dinero?

Clown hombre- no, la estupidez humana. El odio. La falta de sentimientos. La maldad.

Clown mujer- ellos son pequeños pero matones, dices.

Clown hombre- y además siempre son los mismos. En todas las épocas. Y los que tragan siempre son los mismos también. Y además se ponen de parte de los que los explotan por ignorancia. Y siempre sucederá así. A nadie le gusta crear monstruos o perros rabiosos que ataquen a quienes les sirvan la comida.

Clown mujer- no es ético atacar a quien te da de comer.

Clown hombre- sí es ético, porque cada uno ha de buscarse su comida y no depender de otro. Así que cada cual se arrime el ascua a su sardina que nadie da duros a cuatro pelas.

Clown mujer- pero eso es anarquismo

Clown hombre – entonces Bill Gates es anarquista. Se buscó su propia comida.

Clown mujer- anarco capitalista entonces

Clown hombre- si, libertad de comprar, vender, de elegir, entre muchos productos pero el producto que queremos no lo hallamos. A mí me gusta comprar coca cola y cigarros y mirar a la luna. Fumar sin parar y beber coca cola. ¡si pudiera vivir siempre así! En una torre de marfil. Vivimos para evadirnos de la vida.

Clown mujer. Sí, igual es cierto. Yo trabajo para evadirme de la vida.

Clown hombre- es lo de siempre, ¿qué es la vida?

Clown mujer. Todo o nada. Lo que queramos. O lo que no queramos. Lo que hagamos y lo que dejamos de hacer. Nuestra Voluntad y también nuestra Noluntad. Lo activo o lo pasivo. La acción o la reacción. Moverse o estarse quieto. Dinámico o estático. Dormir o soñar.

Clown hombre- ¿y entonces por que queremos evadirnos de la vida si es libertad?

Clown mujer- La vida de mucha gente no es libertad, es una condena, una noluntad, pasividad, un determinismo, un fatalismo y no llegan ni a fin de mes. Nos controla la empresa, el sistema, la economía, el gobierno y los mass medías. El determinismo social y todo nos controla, oprime, reprime, constriñe y estriñe.

Clown hombre- ¿si? ¿Y que haremos?

Clown mujer- ah, ¿hay que hacer algo? No sé. No lo había pensado. Basta con saberlo

Clown Hombre- ah, bien, entonces eres socialista de cátedra, ¿no?

Clown mujer- no, soy de derechas, ya lo sabes, pero conozco a la izquierda y a los humanistas. Conozco lo que quieren los hombres. por eso soy sicóloga- economista- y controlo sus necesidades potenciales (ósea deseos). Por eso sé engañarlos y manipularlos. Controlo todos los lenguajes. Desde el binario hasta la neo- lengua.  

Clown hombre- jooo, pero siendo tan lista no puedes ser mala

Clown mujer. Yo antes era buena pero las mujeres buenas van al cielo y las demás a todas partes. Nací inocente pero la gente es mala, así que me hice mala.

Clown hombre – pues ¡que falta de personalidad!

Clown mujer- claro, por eso soy de derechas. Es lo mayoritario, lo cuerdo y lo sano.

Lo otro es preocuparse a lo tonto. Es negativista. Pesimista. ¿y tu que haces por el mundo? Es tener el cabezón lleno de “pensamientos negativos”. Aunque para muchos “pogres” para ser de izquierdas basta con decir “soy de izquierdas”. Creen que basta.

Clown hombre- ah, yo no hago nada por el mundo. Escribirlo, trascribirlo...sin cobrar sueldo de funcionario, ¿te parece poco? Yo nada, beber coca cola y fumar, pero a mí no me basta con saber que todo esta mal y es lo que hay. Y tampoco me basta con decírselo a la gente. Yo quiero vivir y viajar.

Clown mujer- ¡que bohemio burgués! ¿y a donde?

Clown hombre- Es bohemio proletariado, o bohemio clase medía, pero... siempre me preguntas lo mismo. ¿qué más da? Tengo carnet europeo y esto es la globalización. A cualquier sitio menos a este.

Clown mujer. – eso lo dijo Rimbaud

Clown hombre- eso lo dice todo realista que observa su realidad y quiere cambiarla. Todo soñador. Y yo quiero un mundo que aquí no existe y sólo esta dentro de mi mente. Allí me siento bien. Allí me encuentro con la verdad, conmigo mismo y con la realidad.

Clown mujer- pero eso no es realidad ni es racionalidad. Eso es introversión. Eso sólo acaba en esquizofrenia, demasiado monologo y mundo interior.

Clown hombre- sí, así acabas pensando libre, abres tu mente hasta que se rompe, porque no soportas tu conciencia sentimental (sexual, proletaria o del tipo que sea).

Mi sueño es perder la conciencia. Morir sicológicamente. Ósea soñar. Morirme en un enorme sueño de bello durmiente.  Escapar del cuerpo abriendo la mente. ¿No pretendía eso Platón? Tu te evades en tu trabajo y vida social. Y yo lo hago dentro de mi mismo. En el fondo, ¿quién vive? ¿qué es vivir? ¿en que momento el ser humano dejó de vivir?

Clown mujer- bueno, en el Sur aún viven: hay revoluciones, se mueren de hambre, luchan por un empleo, se casan aunque no tengan trabajo, viven en la naturaleza

Clown hombre- sí, nosotros sólo vivimos en nuestra mente

Clown mujer – claro, ¡por eso África es un continente menos neurotizante!

Clown hombre- ¿sabes? ¡Me dan envidia los africanos!

Clown mujer- ¿sabes? Me acabas de demostrar que el pensamiento conservador es el tuyo. Tu no quieres que no haya victimas en el mundo; tu quieres convertirte en otra victima.

Clown hombre. – es que aún soy cristiano y aún creo en el Ché. Supongo que ambos tenemos que aprender mucho todavía. Por cierto, te felicito. Nunca había tenido una jefa que fuera mujer y negra. Quizá la única solución de la victima sea hacerse ella agresora. Convertirse en intolerante, en jefa, vengarse de lo que la hicieron como has hecho tú.

Clown mujer- sí, hace mucho que no creo en que haya un punto medio entre amos o esclavos. O das o te dan.

Clown hombre- el punto medio es el andrógino, el que da y recibe, el hermético, el mercuriano, el canalizador de ambas fuerzas, destructiva y constructiva. Si nos “fusionamos”, tú masculina, y yo femenino, quizá lo lográsemos.

Clown mujer- ¿toda esa filosofía simplemente tenía como teleología ligarme?

Clown hombre- Jaja. Es que siempre será más ético usar el lenguaje para conquistar mujeres y hacerlas el amor, que no la guerra. Conquistar mujeres es más ético que conquistar o salvar, liberar victoriosamente, pueblos, personas y tierras.

Clown mujer- ¡ya te he calado! Eres un romántico

Clown hombre- sí, como Rimbaud. Como todos los que aún quedan humanos, capaces de sentir, de llorar, emocionarse o gritar.  (pega un grito a la luna)

Clown mujer- yo ya soy incapaz de llorar. O de reír de verdad. Veo la vida como en una pantalla de televisión y me comporto como un personaje de ficción.

Clown hombre- quizá seamos la ficción de un Dios, de un Demiurgo

Clown Mujer. Luego la vida es teatro, apariencia, sombra, nivola. Una divina comedía. Una tragedia humana. Somos marionetas en nuestra caverna de sombras, pero ¿de quien? ¿de un demiurgo? ¿de Dios? ¿del autor de este dialogo teatral? ¿de Unamuno?

Clown hombre- No sé, ahora lo llamamos Sistema. Nos ha dado por ahí. 

Clown mujer- claro, el Sistema todo lo explica. Echémosle las culpas de todo.

Clown hombre- eso es, y no hagamos nada. Sigamos sabiéndolo, callándolo y no moviéndonos. Sin libertad de pensamiento tampoco tendremos libertad de movimientos. Y así seguiremos estáticos y evadidos. Y no dolerá. No sufriremos. No dolerá.

Clown mujer- Claro, eliminemos nuestra conciencia. Pensar es preocuparse. Sentir es sinónimo de sufrir. Eso ya pasó de moda. Sálvate. Aún estas a tiempo. Cambia tu aptitud, tú que no tienes conciencia, tu cuya mente es una pantalla en blanco.

Clown hombre- sí, una pantalla en blanco, una pantalla llena de informaciones procesadas mentalmente, un enorme vacío, un hueco oscuro, una enorme ausencia de todo y de absoluto, una enorme mancha de NADA. Por eso no pensar es lo mejor para ser feliz, y  para bien- estar (aunque no seamos) Aunque sólo estemos y hagamos bulto, aparentando ser, teniendo cosas y objetos, pero sin ser sujetos.

Clown mujer- sí, hagamos bulto hasta que nos muramos. ¿qué más da? Somos ser hacía el no ser. Abracémonos a esa nada, aneguémonos en la nada, no hagamos nada. Nademos en nadas. La nada no duele, es incolora, inmaterial, insípida, como un enorme río para el vivo. Nada hagamos. No vivamos de verdad, ni suframos ni gocemos. Así no dolerá. No ser no duele. Las ficciones de la televisión no duelen, son sólo teatro.

Clown hombre- la vida es puro teatro. Míralos. Se han quedado de piedra en su sillón, el público burgués tiene rostro serio y no nos aplaude. Les hemos ofendido. Han venido a ver unos payasos y se han encontrado a unos clowns tristes, llorando. ¡greca Tragedia!

 

El payaso deja caer una flor marchita al escenario, mientras la payasa toca el violín con las manos, y al payaso le sale una lagrimilla obscena del ojo, pintada con maquillaje fosforito. Se oye un lamento de un gato y se cierra el telón.

 

(me he influido en el teatro del absurdo, en especial Beckett y Beltor Bretch para escribir este dialogo)

 EL TREN DE CERCANIAS:

Laura mira por la ventana. Enfrente de ella, un peregrino mira por la ventana. Ella viste un traje chaqueta rosa y una falda tubo de color verde. Él viste informal, un jersey de cuello alto y unos pantalones anchos, la ropa algo raída, una vieira en un palo de Santiago y lleva a un perro al que llama Pan.

 Peregrino - Hace bueno-

Laura - Sí, pero ya no hace tan bueno como antes-

Peregrino G - ¿Cómo antes? ¿Cómo cuando?-

Laura (Espabilándose de su ensoñación) – perdone, ¿qué dice?-

Peregrino G - Nada, sólo era un recursivo comentario fático sobre el tiempo-

Ella le mira con ojos irritados. Él se calla. Al poco, ella irrumpe a llorar.

Peregrino G - pero... ¿Qué la sucede? ¿se puede saber, señorita, por qué llora?-

Laura - nada, por favor, siga mirando por la ventana. Es sólo que... bueno, estos campos me traen muchos recuerdos... – recomponiéndose-  y a veces a una le da por llorar.

Peregrino G - comprendo, usted se crio en Villa Clara, ¿verdad?-

Laura (Sonriendo.) – lo ha adivinado. Sí, pero me vine muy jovencita a la ciudad. Ahora tengo que volver por asuntos laborales. Quieren construir en este pueblo una especie de comuna, sí, no se asuste usted, se trata de una comuna para empresarios, no para melenudos. Intento reciclar muchas de las prácticas anarquistas en el moderno entorno laboral-

Peregrino G (con ironía) - ah, entonces la cosa cambia. Será una de esas campañas de repoblar la zona rural. Los estresados yuppies de las empresas hallan por fin la serenidad lejos del agobio de la metrópoli. Peces gordos pescando truchas y matando gavilanes. ¡Una estampa bucólica! ¡un locus armonius!-

Laura – Usted sí que esta locus. Yo en políticas no me meto. Es una oportunidad de auto realizarme desarrollando mi carrera, no me planteo más.

Peregrino G - ¿su carrera?-

Laura -  Sí, soy abogada por los jesuitas. He estado un tiempo formándome en especializaciones sobre microeconomía neuronal, pero...

Peregrino G - Querrá usted decir en el paro, ¿no?-

Laura - un tiempo de asueto empresarial diría yo, preparando la trayectoria curricular. Ahora tenemos este proyecto y yo soy la intermediaria entre la constructora y el ayuntamiento. No hablemos de mí, se lo ruego, hay poco que contar... en cambio usted parece un hombre tan enigmático e interesante... ¿vive en Villa Clara?-

Peregrino G - Vivir sólo se vive en la vida, yo peregrino todos los años hasta Santiago.

Laura - ojalá tuviera yo ese tiempo para ser una desocupada inactiva -

Peregrino G - ¿desocupado? No, digamos que soy un pre- ocupado, en mi juventud era oKupa pero ahora me he retraído al pre, como ve-

Laura - oh, dios mío, usted es filólogo, filosofo, escritor o alguna otra cosa peor-

Peregrino G - me temo que sí. Soy un emocional-

Laura -  ¿un qué? (se levanta del asiento con miedo a la locura)

Peregrino G- Sí, yo no soy un intelectual sino un emocional. Existo porque siento, ósea que siento, palpo, me río, sufro, sudo, gozo... hago cosas humanas, de esas que usted ya no hace, y sobretodo me siento vivo. Así es como me siento, ya siento ser así, pero tome asiento... tome asiento... ¿por qué asiente a mis palabras como a las de un loco?. 

Laura - ¡Mi parada! – se levanta del asiento confundida.

Peregrino- pero sí esto es Villa Oscura, ¿dónde se baja usted, buena mujer?

Ella se pierde entre las sombras del tren y él se sumerge en la poética de Colerigde.

MONOLOGO SOBRE LA VIDA

- ¡Dios, Dios!. Te busco y no te encuentro. Muerto Dios, el resto es silencio. Todo lo demás es silencio. Estoy aquí, hablando sólo. Si Dios existe es un loco sádico que juega sicológicamente con nosotros, nos da una de cal y otra de arena y aprieta pero no ahoga. Pero si Dios no existe... eso significa que estoy aquí, pensando en voz alta, es decir; hablando sólo, y que el único loco en este teatro soy yo. Pienso, luego estoy loco. Loco porque hablo todo con una presencia ausente que en otros tiempos se llamó Dios.

Ustedes no piensan para no acabar locos. Piensen un momento... han venido a este teatro por pasar el tiempo, me supongo, y ahora resulta que pasa el tiempo pero no pasa nada, sólo un parla baratos que les suelta esta chapa. En este soliloquio no hay acción (ni me muevo, como ven), sólo reflexión. Acaban exhausto, con agujetas neuronales, igual que mis pies con callosidades y juanetes de tanto vagar el camino. Yo no soy un actor ni me he puesto ninguna mascara al salir aquí, soy sinceramente un ser de carne y hueso, como ustedes, uno de esos locos que les increpan a gritos por la calle cuando salen a divertirse.... Siempre hay un loco por la calle que va gritando cosas a los viandantes, no me digan que no. ¿Y nunca se han parado a escuchar a uno por la calle? Muchos están dementes clínicamente, pero otros muchos son... ¿cómo llamarlos? iluminados, alumbrados, videntes, profetas... Hacen la calle y su filosofía de la calle no se distingue a la de un filosofo académico más que en el estilo, porque ¿saben? todos somos filósofos. No tiene ningún merito. Todos somos uno. No es que Dios sea uno y a la par trino, no, el misterio no es el de la santa trinidad, el misterio es que por qué toda la humanidad es infinita en su diferencia y a la vez somos todos tan iguales entre nosotros. Todos lloramos ante la misma puesta de sol. Todos monologamos con nosotros mismos. ¿con quien hablamos cuando pensamos?

No me vayan a responder que es nuestra conciencia la que nos habla. La conciencia no la manejamos nosotros, es un Pepito Grillo que nos martiriza ella a nosotros. Si fuéramos conscientes y racionales en el sentido ilustrado y moderno de estas palabras... ahora mismo podríamos dejar de pensar a nuestro libre antojo. Los modernos creían que éramos libres de pensar o de no pensar, pero no lo somos, estamos condenados a pensar, sea consciente o inconscientemente, ya sea por nosotros mismos o por los designios del inconsciente colectivo y la última canción escuchada cuya cantinela repetimos subliminalmente. Sales de fiesta y luego no puedes dormirte porque se te pega a las sabanas ese ritmo. ¿Lo oyen? (suena una música de pachanga)

Y la tarareas aunque no quieras, y no puedes dormirte, ni con media tableta de tranquilizantes, se te mete una canción en la cabeza y oye, ya te obsesiona media noche.

Una noche pasada en vela, y no hay ovejitas que valgan en estos lances del insomnio porque esto te emparanoía aún más, empiezas a pensar en la trashumancia española, te vienen estadísticas a la cabeza, o quizá piensas en las ovejas como metáfora del rebaño social o en las ovejas clonadas de los científicos siniestros de bata blanca, o en la lana Argentina y su crisis, y un pensamiento te va llevando a otro, te va llevando a otro... y ese a otro, como mil cajones que cada cual abre otro mágico compartimiento.

Así es el cerebro humano; un autentico guirigay desordenado, un agujero negro y profundo dominado por el caos. Ustedes y yo somos neuróticos, no dominamos la conciencia sino que ella nos domina, reprime y oprime a nosotros.

Un neurótico es aquel cuya conciencia reprime su inconsciente, tiene un conflicto entre el yo real y el yo soñado (su alter ego, su súper yo) y en conclusión... da vueltas una y otra vez obsesivamente a los mismos temas.

Soy un “pasado de rosca”, el subconsciente y lo que de animal hay en mí me domina.

Ya no vivo en la conciencia de andar por casa, en esta moral bien/ mal de los mortales, sino en una conciencia mayor, supraconciencia superior y divina. Las drogas o el arte o la literatura o el yoga provocan estados alterados de conciencia, aunque esto de alterado es un termino desafortunado pues parece que te altera los nervios, te angustia... y resulta todo lo contrario. El estado alterado de conciencia es lo más parecido al nirvana budista o a la ataraxia y los éxtasis místicos. Es la eliminación estoica del deseo y por tanto del dolor. Es un estado superior de la conciencia, en la cual domina la laxitud, la calma y la paz interior, la contemplación extática, estética de la realidad. (véase la lámpara maravillosa de Valle Inclán) 

La conciencia es como una mosca zumbona, un runrún, un comezón continuo en la cabeza. ¡que dolor de cabeza! Me estoy comiendo demasiado la quijotesca, ¿alguien, entre el público, tiene un valium o un serotine para calmarme y sedarme?

¡les envidio! ¡vaya que sí! Cuantas menos palabras tienes menos piensas, porque pensamos en palabras igual que imaginamos en imágenes. Los límites de mi razón son los límites de mi lenguaje. Pienso, luego tengo vocabulario, nada más, porque hay quien no piensa y existe aún así. No hay más diferencia entre vivir y existir que la que hay entre hacer algo y tomar conciencia de eso que se hace. Existir simplemente es percatarse de vivir. ¿los animales son conscientes de su existencia? Cuando muere uno del clan la manada se entristece. No sé. ¡que pena dan los cachorritos de perro huérfanos! ¡pobres animales! El antropocentrismo de Descartes le llevó a decir que no tenían ni sentimientos ni alma y me dan ganas de abrazar a un caballo, como Nietzsche, y susurrarle en la oreja que nos perdone por años de dominación y de someterles a nuestra voluntad de poder. Nietzsche era el loco que susurraba a los caballos pero Descartes no estaba menos loco al creer que los animales no se sentían vivos al carecer de conciencia y razón. Me inquieta, ¿de donde nacer el pensar?, del asombro y la curiosidad intelectual es la respuesta que desde Aristóteles se emplea, pero no es un interés intelectual lo que me mueve hoy a preguntarme quien soy y con quien hablo cuando pienso... y tampoco es que me paguen por hacer este monologo teatral en medio de la obra, es un desgarro vital, sentimental, afectivo y volitivo (brota de mi voluntad y libertad), sensual, filial.. Quiero quererme a mí mismo y para ello tengo que conocerme, y sé que el conócete a ti mismo es un timo de los libros de autoayuda o de la academia platónica, no hay oráculos que valgan, ni sicólogos ni pitonisas ni nada, nunca llegamos a conocernos del todo. ¿Y entonces para que seguir buscándonos? Muchos entre el público ya habéis desistido de buscaros y encontraros a vosotros mismos, y hacéis bien.

Porque nunca podremos encontrarnos. La humanidad es un desencuentro. Y la comunicación humana un malentendido. 

Así que ya que no podré nunca conocerme ni encontrarme a mí mismo.... me voy a querer aún sin conocerme del todo, me voy a querer como sé ha de querer a Dios... sin preguntarse si existe o no, porque a Dios se le debe querer sin intentar conocerle. Antiguamente a los dioses no se les podía representar ni mentar siquiera, era lo impronunciable, lo misterioso, el noúmeno, lo inaprensible... y nosotros somos igual que Dios: incognoscibles.  La sique no es más que un constructo teórico, ficticio, igual que antes era el alma o el corazón (donde se pensaba reposaban los sentimientos) o la razón. Todo eso no son más que palabras. Los idolatras intentan conocer a Dios y para ello llenan su casa de cruces y de retratos y retablos de dios, y efigies de la virgen y así, pero los verdaderos religiosos (los místicos) aman lo que nunca pueden llegar a conocer. Y es que aman con el corazón y no con la cabeza.

Y nosotros, viva imagen de Dios (ya que lo hemos creado a nuestra imagen y semejanza), le tenemos recelo, resentimiento y envidia y siempre andamos jugando a emularle. Hemos de querernos a nosotros mismos con el corazón y no con la cabeza, nos falta fe en nosotros mismos y autoestima a todos los neuróticos reprimidos por el Sistema. Hemos de desistir de sicoanalizarnos y de tratar de conocernos a nosotros mismos, porque esto es imposible.

Lo del súper hombre ha de entenderse como una subida de la moral: SOMOS DIOSES, entendiéndose sólo como metáfora, como una mentira sedante que nos gusta creernos.

Ser o No ser... Nuestras vidas son ríos que dan a las aguas del morir, y esta aguas son las de la laguna Estigia; un pantano cenagoso donde habita el olvido, donde se pierde el eco de nuestras voces, donde por más que gritemos nadie podrá oírnos. Un desierto en el que se nos apaga la cobertura del móvil y no hay más salida que la que cada cual se busque. No hay buenos o malos caminos, el camino se hace al andar y no hay más sendas que la que cada cual se haya de buscar. Cada vez que soñamos ensayamos un poco la muerte que es el acto final, la representación de nuestras vidas. La vida más que teatro son ensayos hacía la muerte y en esta interpretación final acaparas toda la atención, no sólo te dan vela sino que eres el muerto en el entierro. Ser o No Ser. ¿son nuestras vidas sueños? ¿somos juguetes del destino? Y en tal caso... ¿Por qué se nos acaban las pilas tan pronto? En fin... a mí ya se me han acabado las pilas y el rollo metafísico no da para más. Ya no tengo más pensamiento porque se me ha acabado el lenguaje. No hay palabras. Por eso aquí se acaba mi competencia lingüística y empieza la incompetencia de mis sentimientos, que es lo que hoy verdaderamente les quería contar.

sábado, 17 de octubre de 2020

ELEGÍA A MI MADRE MÁGICA

Prometí que no escribiría tu historia, porque es una historia llena de ruido y de furia. Quizá la vida es más sencilla de lo que parece y nosotros la complicamos. Me acuerdo de las cosas que solías decirme, como que disfrutara de las pequeñas cosas, que no pensara en futuros sino que viviera el ahora, que cada día es nuevo y tiene su afán, aunque sea salir a la calle a tomar un café. Quizá solo pueda decir que fuiste enfermera, que tenías la mirada de loca, y a veces estabas triste, o viendo el sálvame o una película y no me prestabas atención. Recuerdo contigo haber visto mucho cine, tambien esconderme en la casa del perro en el camarote, oler una flor de abuelito y que el ruido de una avispa o de una mosca zumbando me distraía. Te recuerdo mojada en la playa, en la arena haciendo castillos con papá, leyendo una novela tumbada en la cama. Tú me decías que llorando o cabreado no se solucionaba nada, que fuera al siquiátrico a descansar y también el día que me escapé de él que yo creía que la solución era salir de allí. No te gustaba que hiciera espectáculos como la Presley, cuantos menos hagas de esos más nos ayudas, que lo barato sale caro, que cada cual gesta su propia historia. Y la tuya fue de una madre que trabajó para sacar adelante a la familia. Todos te conocían en tu trabajo, y cuando a una amiga lesbiana le dije que mi madre se moría dijo ¡coño! la Visi, porque todos te conocían; los adolescentes a los que trababas, muchos de ellos de usoa, o los viejos que viste morir, que asististe en sus últimos momentos. Hasta bromeabas que tachabas uno más de la lista. Veías morir a gente que se resistía patéticamente a hacerlo y otros que se iban serenos. Y tú te fuiste con la mayor de las dignidades, solo te quejaste de que no habían logrado quitarte todos los dolores. En el hospital nos abrazamos y nos echamos a llorar. A mi hermano le ponía nervioso que llorara porque te asustaba. no llores, que me haces llorar a mí. Recuerdo que mi padre me escribió un mail: no estás tomando la medicación y vas a ingresar, es serio, y lo de tu madre tambien es serio. Por supuesto fui el último en enterarme, como siempre en esta familia surrealista. Mi padre dice que bailando se le quita las penas, que no hay mejor sicoanálisis pero a mí no me basta, necesito poner en claro aquellos días. Oía voces, fantasmas, no podía dormir, porque la abuela y tú hablabais, discutíais, gritabais y se oía todo porque las paredes son de chicle y la abuela grita mucho. A través de los visillos espiabas como la madre de sicosis mis conversaciones con mi amigo, y como para remediarlo llamaste a la puerta con unas fresas envenenadas. No te gustaba que bromeara con que me iban a dar el premio Nobel, ni aceptabas del todo mi orientación, decías que ya no lloraba de verdad desde hacía mucho tiempo, no te gustaban mis extravagancias, censurabas mi forma de escribir, me atacaste mucho, me insultaste, llamé a tu puerta varias veces como un sicópata, no me abrías la puerta, eras mi vecina cotilla pero también mi madre. Aquellas noches en que oía vuestra conversación a través de la ventana no podía dormir, nadie me lo había dicho pero lo presentía. Me puse a leer a Heidegger, sobre la angustia de muerte, y a filosofar que la vida se basa siempre en una trinidad aristotélica, que hay que equilibrar cuerpo mente y corazón o alma. Es un mito el africano que no tiene estudios y solo piensa con la polla, la monja que no se hace dedos, o el empollón racionalista que tiene el corazón congelado. Me decías que no escribiera, que ya había habido un Ramiro Pinilla describiendo el país vasco industrial. Cuando murió Matute me encargaste ir a por un pollo y así lo celebrábamos, de esa forma tan sencilla. a mi padre le dijiste que encargara un pollo cuando murieras, que bastaba con un poco de comida, así de prosaico y me diste unos cacahuetes. Para este niño unos cacahuetes. Me llamaste chorizo, sin ningún significado filosófico, puedo ver en ello que me llamabas ladrón o simplemente que me comiera mi bocata de chorizo.