miércoles, 28 de noviembre de 2018

La mano izquierda de la oscuridad.

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  LA MANO izquierdA de la oscuridad 

Las 140 páginas de esta novela parten de una idea del género muy interesante e innovadora en nuestra cosmovisión, y de una estructura peculiar en la forma de organizar la tensión de la trama. Sus puntos débiles son el estilo narrativo, la descripción de los personajes o su lentitud en el ritmo, pausado e interrumpido por digresiones e hipotextos antiguos. Está escrita en 1969 (un año después de mayo del 68), probablemente influida por las religiones sincréticas (unión de creencias panteístas que ven la naturaleza como un todo y no dividido en contradicciones dualistas), por el feminismo desde los años 30 a partir de Simone de Beavouir, por las corrientes existencialistas y estructuralistas propias de su momento histórico. Incluso se denota ya cierto tímido asomo a las corrientes metaliterarias de posmodernidad y a las teorías deconstructivistas, por ejemplo en el tema del género al plantear una revisión del concepto, que es una construcción cultural (Simone), y de la performartividad o rol sexual asumido en la situación (Derrida). El mensaje también es pacifista (al abolirse el género no hay violaciones, ni guerra ni tortura ni pena de muerte. Este constructo social, cultural y político provoca diferenciales sociales y una mística de masculinidad con voluntad imperialista que desemboca en conflictos bélicos).  

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Utiliza el nombre genérico masculino para referirse a estos seres, algo de lo que posteriormente se arrepentiría, pero quiere dejar claro que sus habitantes no se consideran cosas objetuales. No tendría sentido referirse a ellos con el pronombre “it”, “esos”, no encontrando un equivalente en su idioma que englobe a los dos géneros-sexos.  “No puedes pensarse en los guederianos como neutros. Son sujetos potenciales y equivalentes”. Por todo ello, al final la autora usa el genérico del país propio del investigador y le carga a él la responsabilidad de no haber encontrado mejor forma de denominarlos. No se inventa un pronombre específico. 
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Dentro de toda esta excepcionalidad física y sexual de estos seres, y de esta heterogénea civilización; hay muchas similitudes con el mundo humano: comparten la misma tecnología, los mismos problemas existenciales, la muerte, el amor, las necesidades primarias de alimentación, refugio, sexualidad, protección y afecto y los deseos y sublimaciones que posibilitan nuestra cultura. Incluso el periodo de gestación del embrión es el mismo que en las mujeres terrícolas, o el ciclo menstrual. Para tratarse de unos fallos genéticos causados por seres humanos en un espacio y un tiempo muy distintos al nuestro, nos remiten bastante a nosotros mismos. (Incluso en los planos intelectuales y sicoafectivos) Tampoco aceptan a todos los seres, pues aquellos que tratan de prevalecer uno de sus aspectos masculinos o femeninos sobre el otro son vistos como bicho raros. También está el desprecio e indiferencia con que se trata a los esquizofrénicos, aquellos que trastocan el lenguaje y rechazan las costumbres, el honor y la religión común.   

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La autora no rechaza el dualismo, la diferencia está en que no lo contradice sino que acepta las dos “manos”, la de la luz y la de la oscuridad, como ambivalencia, sin prevalecer una sobre otra negándola. Parece no anular ninguna de las posibilidades del mundo. Todas estas se resumirían en dos, no siendo antagónicas sino necesariamente compatibles. De hecho, toda la novela se establece gracias a estos dualismos y ve la autora la necesidad de definir la unidad a través de la suma de partes que, aunque diferentes, están cohesionadas, como la propia novela que mantiene la coherencia, la concordancia y el sentido unitario en todo momento. Juega constantemente la autora con lo dual: ya desde que describe las regiones de Karhide y Orgoreyn y sus diferencias, el origen fundacional en los dos hermanos, los dos protagonistas (son varones, pues apenas tiene presencia la mujer, a pesar de tratarse de una autora que además quiere plantear la trasformación del concepto del género, aunque Straven sí que es descrito como un personaje de aspecto andrógino ambiguo) o el resto de elementos que se definen por su diferencia con su otro polo. 
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La autora emplea un un lenguaje sencillo, aunque aparezca terminología propia de la política, la religión, o un registro seudo tecno-científico y sociológico que puede despistar al lector, aunque obedezca al tono objetivo de informe científico de investigación en el que se expresa el diplomático en su misión pacifica de estudiar y lograr la alianza con el planeta. Trata de mantenerse como un testigo fidedigno, objetivo, y mimetizar la realidad del lugar, para conseguir científicamente y rigurosamente la veracidad. Pero constantemente conjetura, opina, no se limita a describir los hechos y costumbres, sino que hace hincapié en unos, se adhiere a usos locales, rechaza o se extraña e impresiona de otras. Finalmente acaba involucrado incluso emocionalmente, vitalmente, por lo que ya es imposible mantenerse neutro. Acaba aceptando y ejerciendo las prácticas sexuales de Kremer que en el prejuicio inicial había cuestionado. Con su investigación lanza constantemente la comparación con nuestro mundo y la pregunta de si esta sociedad que plantea sería posible, viable, o meramente utópica. Al final y al cabo, es fruto de una intervención genética humana fallida, y en muchos aspectos estos sistemas sociales son hasta deseables, y más en el contexto de la autora. Es una novela metareflexiva, en el sentido de que plantea un experimento mental y continuamente se refiere a sí misma y al conjunto de hipotextos como pudieran ser estos textos míticos que se incrustan, jugando con la intertextualidad, y con ello, como ya hemos indicado antes, adelantándose a los metarelatos posmodernos. 

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Quizá haya una cantidad excesiva de palabras inventadas en nuestra opinión, aunque esto caracteriza la ciencia ficción, y también obliga a rellenar muchos espacios vacíos o de indeterminación por parte del lector, que reconstruye la historia y construye en su mente el paraje y sus particulares vecinos. El receptor va significando los lugares más ambiguos de la novela, a la par que el protagonista, compartiendo su extrañamiento ante este mundo y sus costumbres diferentes a las que nos vamos habituando. La novela va explicándose a medida que se lee, pues empieza incluso en media rex, dos años después de haber llegado el diplomático al lugar, se omite el primer contacto con la región extraterricola, y la mayoría de datos. 

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Sin embargo, el primer capítulo; describiendo el protocolo del desfile con el rey, su sequito y súbditos; sirve ya desde el inicio para poner al lector en situación y presentar los temas principales de la novela, ubicarla en un tiempo y espacio concreto (1491 de su era, Planeta de Invierno en invierno), y empezar a definir su particular organización política, social, económica, religiosa y cultural que empieza a desgranarse así. Quizá se echa en falta un glosario final describiendo estas palabras, aunque tampoco agradecería el lector tener que recurrir a este diccionario de términos cada dos páginas, en cuanto se introduce un personaje o un concepto propio de la zona. Un mapa no sería necesario al tratarse tan solo de tres zonas (dos regiones de poder disputándose otra) y ubicándose, e incluso nombrándose, según su localización geográfica: norte, sur, este…pues los topónimos refieren a su localización geográfica y son meramente funcionales. La elección de los nombres también parece arbitraria, aunque el protagonista tenga un nombre que suena parecido a “eye” (ojo en inglés), pues nos hace de cicerón por este lado izquierdo de la oscuridad. Es nuestros ojos observando el extraño mundo y por ende a nosotros mismos. También puede referir a “cojo”, agrandando la descripción física del personaje. Algunos nombres parodian nombres propios de la teología tradicional (concretamente nos llama la atención el nombre de Tumass Song Angot. Parece una alusión a Santo Tomás de Aquino o incluso a San Agustín-Angot), aunque sería aventurada tal afirmación por nuestra parte.  (Y en efecto, como opina Tumass Song Angot, consideran la guerra una actividad de desplazamiento puramente masculina, violación, desembocante en la guerra) 

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En cuanto al estilo de prosa no nos parece muy cuidado o elaborado, sino más bien falto de recursos literarios, con un lenguaje excesivamente sencillo, que no excede en cultismos. Las descripciones son escuetas y funcionales (salvo el hielo que puede hiperbolizar en este juego de metáforas, exageraciones y alegorías hasta el hartazgo) No ocupan sus páginas grandes introspecciones psicológicas de los personajes, tampoco son planos, como matizaremos en el análisis de personajes. Sin embargo las digresiones por parte del narrador abundan, no delimitándose bien las partes accesorias o de relleno de las partes fundamentales en pensamiento o para el desarrollo de la trama. Creemos que obedece a una intención consciente de describir detalladamente este mundo, verosímil gracias a estas notas casi al margen que va apuntando el estudioso o el político, y para no desvelar la trama, a bien de mantener la tensión y la expectación en el lector hasta las últimas páginas. 
 
No puedes saltarte nada, no sabes en qué momento va a meter un poema precioso, un nuevo giro a la historia o una nueva forma de pensar un concepto. De esta forma satisface a medias las ilusiones que se va haciendo el lector, y otras quedan traicionadas, y bien son rellenadas por el lector, o se mantienen sin respuesta, pues como dice uno de los profetas: “sólo tiene sentido preguntar aquello que tiene respuesta”. Quizá los fallos en cuanto a estilo se deban a la traducción. La novela, por lo demás, engancha, va aumentando en intensidad e interés por parte del lector, a medida que descubre más aspectos de este micro mundo y se va adentrando en el viaje iniciático de los dos personajes. La novela se engloba dentro del subgénero de la ciencia ficción, no distinguiéndose bien sí trata de una utopía, una distopia, o una mezcla de ambas, pues juega con la ambivalencia de la vida en todo momento.  La idea central es una sociedad sin género o con género neutro, lo cual plantea la sexualidad ambigua, un aspecto físico andrógino, la abolición de la guerra, la propiedad privada, la esclavitud, la misoginia, la homofobia… 

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Y otra forma de pensar la religión, la política, la economía y la sociedad, un deseo colectivo que compartían muchos de los autores de esta generación del mayo del 68.  Puede considerarse también una novela iniciativa y de viaje, de road movie,  de tránsito (en esta época se escriben o al menos consiguen su público las novelas de la generación beat. Se trata de un viaje, aunque sea en trineo, por un desierto, aunque sea de hielo) O puede verse como una novela de formación, una bildursroman, en la que ambos protagonistas descubren la sexualidad o algo más de sí mismos y de su interior (en esta época hippie y de psicodelia tenían mucho éxito las novelas de Herman Hesse, y los ensayos que planteaban una sexualidad más oriental o tántrica, una antisicología más mística, corrientes budistas y taoístas o los trabajos de la escuela de Frankfurt que cuestionaban de raíz la democracia, el capitalismo y los esencialismos de la religión.) Los temas de la droga tampoco son ajenos a esta novela, o el intento de hacer una ingeniería social a través del género de la ciencia ficción que importa no en cuanto a posibilidad de futuro sino en la medida en que nos hace reflexionar sobre la sociedad en la que vivimos.  


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2- Estructura

La novela está presentada primeramente en forma de informe, describiendo los usos y costumbres del país a colonizar-convencer, señalando ya los hitos temáticos que se repetirán a lo largo de la novela. Termina con parte de los diarios de Straven, notas tomadas por él, recopiladas luego por Genly. Además se intercalan leyendas épicas fundacionales de cada localidad. Por tanto, hay constantes cambios de narrador y punto de vista, jugando con diferentes perspectivas y una polifonía de voces. La novela comienza con el ceremonial del desfile del rey y sigue con la audiencia ante él. El tercer capítulo se dedica a la visita a los profetas, encargados de explicarle la religión. Y hasta el capítulo 7 no entra en la verdadera materia del libro que sería el género o su ausencia, lo cual podría frustrar al lector que haya llegado a esta novela buscando esa lectura feminista o al menos tolerante. Te tienes que “tragar” la descripción del rey y los profetas para llegar al meollo.  Va describiendo la pluralidad de las interrelaciones del país a medida que el enviado se adentra en los diferentes espacios, pues cada lugar tiene su propia idiosincrasia que se explica al principio, centrándose luego en la parte narrativa. Para apoyar esta contextualización de las regiones se insertan una serie de textos mitológicos: algunos relatos tradicionales de la localidad, otros recogidos supuestamente de la épica y epopeya tradicional. De esta forma van tomando forma las primeras referencias y concretándose. Straven marcha al exilio, considerado un traidor a la patria. El propio enviado en misión especial es encarcelado, con lo que tampoco se omiten los aspectos oscuros del país como la granja penitenciaria, o la pobreza, enfatizando en todo momento la diferencia con nuestro sistema y prevaleciendo siempre la imaginería de esta estructura social frente a la nuestra. Lo que desconcierta y extraña al investigador acaba siendo aceptado, e incluso valorado, buscándose un sentimiento homólogo de identificación en el lector. La parte final sería este viaje a través del duro y frio desierto de hielo, como metáfora de la parte oscura de la realidad, que es también un viaje de iniciación interior en ambos protagonistas y en el lector. 

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Aun así, el hielo es indiferente a estas metamorfosis de los personajes, pues finalmente Straven es asesinado. Su amigo se lo comunica a su familia (al hijo que este ha tenido con su hermano antes de ser asesinado) Al narrarles la historia, según ha ido recogiendo las notas del político, parece involucrar también al lector a que trasmita él mismo el relato. Al final nos sentimos participes: oyentes, como el hijo de Straven, que debemos continuar la historia. Atrasa este final conscientemente: el viaje en hielo se hace interminable, retardando la trama y manteniendo el suspense. Ralentiza la historia, las preguntas no son respondidas hasta el final, si es que lo son realmente. La novela se cierra en anillo más que en círculo, la conclusión parece recordar a la forma con que empezó: reconociendo la dificultad de mantenerse objetivo investigando la localidad y cómo se mezcla lo racional y lo imaginativo tanto en el relato como en el propio mundo paralelo. Sin embargo, no sigue una estructura lineal cronológica, pues cualquier momento se puede interrumpir con una de las 7 historias legendarias y hay saltos al futuro y al pasado, ya que propiamente se trata de un viaje al futuro, y tampoco tiene gran importancia el espacio diacrónico, al pretenderse universalizar estas singularidades y contraponerlas a nuestro mundo, o al mundo contemporáneo de la autora en 1969. 
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3-Valoración de los personajes

Estraven. Es el diplomático exiliado por el rey, acusado de traición. Pertenecía a la Comensalía y tiene que pretender este penoso viaje de ostracismo, hablando un idioma distinto al suyo y señalado con el dedo por haber faltado al honor de la región. Se le describe físicamente como un niño viejo de aspecto andrógino, más femenino que masculino. Se le presupone una intertextualidad en sus órganos. Aparece a los ojos de su amante como un ser oscuro y reservado: No puede empatizar del todo con el trauma que le produjo la muerte de su hermano. Ejerce un rol de maestro sobre su amigo, también el de guía de viaje e iniciador sexual. 

Genly Ai. La autora le describe con un color de piel oscura, que contrasta con la tez más pálida, pero también negra, de los grederianos, aunque no explota este elemento con el tema de la integración racial. Es enviado por la alianza de planetas Ekumen en misión de embajador para conseguir la adhesión del país por medios pacíficos. Se queda impresionado de la organización de este planeta y no puede mantenerse objetivo pues el país le cambia la forma de pensar e incluso de experimentar su sexualidad. Acaba sintiendo algo más que amistad por Estraven (afirma que se busca en el amigo lo que tiene de nosotros mismos y del amante nos atrae la diferencia que nos completa. El amor es una mezcla de ambos sentimientos) La autora le hace pasarlo mal a su personaje durante toda la reclusión en la granja, y en el viaje por el hielo, la parte dónde más conocemos la sicología profunda de ambos personajes, y se responden algunas de las preguntas que nos habíamos hecho. Se centra en describir la marginalidad a la que estos dos seres han sido expulsados, que les unirá aún más en este viaje interior compartido.

El rey Argaven V. Se le describe como un loco que no molesta mucho, pues le manejan como quieren los ministros y el kiorremi, los comensales. Su primo Tibe, sin embargo, es descrito como un rey calculador, pero cruento, que quiere usurpar el poder, cuyo mayor problema es no saber cuándo parar. Quiere llevar el planeta a la guerra, potenciando el comercio y la burocracia. El rey maneja el reino con mano izquierda, nunca mejor dicho, pero su primo tiene otro proyecto para el país.  
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4-TEMAS

Simbología de la mano izquierda completaría de la derecha, luz/ oscuridad, vida/ muerte, feminidad /masculinidad… y aceptación de la dualidad sin oponerla. 

El no género, la sexualidad libre, “el estado de kremer determina toda la administración política, social del planeta Gueden, junto al código de honor, los valores shifgredor.” Plantea una sexualidad no heteronormativa binaria sino ambisexual, que no se identifica con un género específico. Estos seres intersexuales (o hermafroditas) adquieren un rol o performatividad sexual según las necesidades del encuentro sexual.
El kremer obedece a la necesidad reproductiva, pero plantea abolir la familia tradicional, la discriminación por cuestión de sexo o género (nadie te señala con el dedo), la cultura de la violación, de dominación-sumisión, la misoginia, la homofobia e incluso la guerra, causada por valores masculinos, los incapaces de integrar su parte femenina, natural y creativa. La guerra parece haberla causado una mística de masculinidad, en nombre de un eterno femenino (desde la excusa de invadir Troya por Helena hasta el premio final de las epopeyas consistente en la princesa como trofeo y objeto de deseo sexual, o de inspiración, pero nunca reconocida como sujeto activo) No existe el concepto de enemigo o extranjero. No hay tampoco discriminaciones étnicas o en cuanto a raza, pues le mismo protagonista lo describe la autora como de tez oscura, más negro que estos extraterrestres, aunque no explota el tema. Tampoco tiene sentido hablar de instinto maternal, al investigador le sorprende la ternura con que ambos progenitores tratan a sus vástagos, sin que prime un instinto u otro. El hijo ya no es una propiedad más del padre, como el resto de propiedades que en este planeta tienen un sentido colectivo, de comunidad. Resultado de imagen de El lado izquierdo de la oscuridad
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Sistema económico basado en la propiedad colectiva en las cooperativas agrarias, en las fábricas y en el sistema de funcionariado administrativo que garantiza que haya trabajo para todos. La tecnología ha llegado, impuesta por los Hainis y los ceteanos, los gremios comerciantes y el partido político Comercio Libre, pero es la misma que la humana: el motor, la televisión, la radio, los esquís, armas básicas de saqueo…Se comunica el estado con sus súbditos a través sobre todo de la radio, hecho que nos remite constantemente a la otra distopía lanzada por George Orwell: la de un Gran hermano tecnológico que controla a sus ciudadanos a través de los constantes y repetitivos mensajes de radio de su líder, y también a El mundo feliz de Adoux Huxley, en el que la sociedad también vive mejor supuestamente gracias al progreso tecno científico. Téngase en cuenta el éxito, hasta casi convertirse en mitos, que tuvo esta ciencia ficción de ingeniería social en los años 60 y 70 de revoluciones estudiantiles. Las novelas de Ray Bradbury, como Farenheitt y otras, el Blade Runner que en su momento fue un fracaso de taquilla o La naranja mecánica de Anthony Burgess, que cuestionaban de raíz los principios democráticos, militaristas y capitalistas en que se asentaba el mundo de la autora. Vendría a completar esta serie de reflexiones hacía el futuro el Walden de Skinner, que plantea una sociedad conductista, como la que ahora sufrimos.  La autora trata de darle una visión tecnocientificista a estas descripciones, algo que caracteriza a la ciencia ficción: su necesidad interna de verosimilitud, de resultar creíble. La crítica al sistema político y a lo tecnocentrico es obvia y se hace explicita durante toda la novela, más aún si entendemos el contexto en que se escribe la novela: en pleno mayo del 68, con un fuerte desengaño universitario hacía el capitalismo, la guerra de Vietnam, la invención de la bomba y la guerra atómica, la política conservadora de EEUU y por ende de la cultura angloamericana europea. 

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A pesar de esto, el planeta de Invierno también tiene un duro sistema penal y carcelario, como se denota cuando el protagonista es encarcelado en la granja, en la que le dejan morir de hambre y frio, además de administrarle inhibidores sexuales para impedir el estado de kremer ya que es engorroso que en ese momento de deseo primario no tengan pareja con la que fundirse.  La autora sugiere que también hay manipulación política a través de la radio, pero ese sentido comunitario y de respeto al código de honor no escrito (shifgredor) inunda todo el gobierno de un aire democrático, incluso en el mandato más arbitrario del rey loco. Tampoco se elimina el asesinato, pero sin el sentido bélico o nacionalista que le connota nuestro sistema.  No hay esclavitud ni pena de muerte (bastante pena es ya la natural), ni torturas.    
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Sistema político. Treinta y tres cabezas de distrito forman el cuerpo de gobierno (ejecutivo, judicial y legislativo) Se refiere a la Gran Comensalía de Orgoreyn, pero también a los ciudadanos, al pueblo. No se hace distinción entre individuo y estado, historia y progreso, familia y comunidad. Por más dispersos que estén y más plurales que sean estas regiones, todo está integrado en este sistema monárquico con un profundo sentido unitario. Se entrevé cierto municipalismo de inspiración anarquista, como en la comuna campesina agrícola o en la forma de gestionar la fábrica. Tiene gran importancia la burocracia y el sistema de funcionariado, en torno a este parlamento y en el resto de administración estatal. Se garantiza el pleno empleo. Con una tecnología bastante básica, muchos recursos naturales en materias primas, unas infraestructuras sencillas, una superestructura basada en el código de honor y unas estructuras controladas popularmente, parece que no tiene sentido hablar de plusvalía, burguesías (aunque existan zonas portuarias comerciales y pequeños gremios comerciantes, artesanos y de profesionales liberales) y el trabajo parece ser voluntario. Todo ello permite hablar de un sistema más democrático que el nuestro, aunque haya cárcel, exilio, asesinatos y guerras. La política solo se entiende y vive comunitariamente, desde ese respeto a la tradición, al pasado, a los valores como el honor y a la religión que posibilita que nadie pueda reírse de la muerte de un niño, ¡por la leche de Meshe! 

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Religión no dualista, más práctica que mística, más clara que oscurantista, sin textos inaccesibles para el fiel cuestionados en bibliotecas privadas, ni credos institucionales, ni dogma, ni ideología y casi sin dios. Se basa en la fe personal. Los profetas tienen la función de responder las preguntas concretas de los creyentes, no de encriptar la doctrina ni de sembrar más preguntas y dudas teleológicas (al no tener respuesta la certeza de la muerte; no conciben estas mentes tan abiertas las histerias de culpa, perdón, confesión, redención.) La creencia en un todo panteísta no está reñida con el deseo sexual, sino que se apoya en esta religión casi tántrica y con sentido oriental, de sublimación y enajenación en el inconsciente colectivo. (La influencia de las teorías de Jung en la autora es más que notable) 

Esa divinidad de Meshe en la que se funden ambos amantes sin género parece ser andrógina. Se trata, en definitiva, de una filosofía concreta y sencilla que acepta la pluralidad de la vida, sin contradicciones en los dualismos, sin sembrar divisiones en el individuo entre su razón y sus sentimientos o pulsiones animales. Puede inspirarse en el budismo que, sin dios ni ídolos, aspira a un estado de meditación y contemplación del universo llamada nirvana, en la que el problemático mundo y el ego se relativizan para abordar este problema con distanciamiento, objetividad y serenidad y así superarlo, y no reprimirlo sino sublimarlo o trascenderlo. La otra referencia es el taoísmo, que se basa en la paradoja de que los polos duales del mundo no se contradicen sino que se complementan en esta unidad conjuntiva que es el todo. La muerte forma parte del ciclo vital (¿de qué se muere uno más que de muerte natural?). Se acepta con sereno estoicismo el dolor, se busca el epicúreo placer, sublimándolo al infinito. No se renuncia a la búsqueda de los absolutos, tampoco se niega la ambivalencia de la vida. Lo metafísico no puede negar lo físico. Todo se basa en esa unión de contrarios (oscuridad/ luz) Se elimina el dualismo por ejemplo del género, volviéndose más ambiguo y cambiante

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Todo se estructura en torno a esta dualidad, incluso las regiones, o la fundación mítica de las ciudades, con esa lucha de los dos hermanos que acaban fundiéndose en un todo y teniendo a un hijo en común. Es la imagen del Ying/yang. Meshe, la divinidad principal, se explica al pueblo en las cosmogonías y mitologías y textos sagrados, pero forma parte también del refranero popular. No hay jerarquías ni enriquecimiento de la cúpula o casta sacerdotal. No creen hasta no ver, como Santo Tomás. No hay respuesta para la muerte, único misterio que seguirá sin responderse y del que no pueden culpar a dios, como tampoco matar en su nombre. La novela tiene una intención profundamente pacifista, que no un mensaje nihilista sino henchido de valores democráticos y unidades de sentido en un proyecto de futuro. Los ritos están más relacionados con lo báquico, órfico, dionisiaco que con lo apolíneo. Se trata de danzas, cantos, elegías, acompañadas de cervezas y drogas suaves y legales, con un sentido comunitario y lúdico. Aparecen liturgias como las proféticas o las adivinatorias, pero no son “ciencias” especulativas sino empíricas. El azar parece ser lo único que determina el destino trágico: “el hielo ignora todo el viaje iniciático que compartimos” La metáfora del hielo como lo duro de la vida, el frio de la muerte que no se endulza ocultándola, negándola, reprimiéndola.  Si se conocieran las respuestas a los misterios no habría dios, la gente pregunta solo lo que sabe que tiene respuesta, quien pregunta algo paga el precio de su respuesta.  
Esperemos de la misma forma, a lo largo de este trabajo, algunas preguntas que la novela haya podido suscitar (en su comienzo, nudo o final) sí hayan encontrado respuesta.