miércoles, 31 de agosto de 2016

JOSE ANTONIO MARINA ÉTICA PARA NAUFRAGOS


José Antonio Marina (Elogio y refutación del ingenio, Teoría de la Inteligencia Creadora) pretende despertar con esta novela ética la astucia de la Razón (Hegel); la victoria de la voluntad sobre el determinismo, como dijo Séneca “Naufrago fui antes que navegante”. En este libro han colaborado sus alumnos de 2º de bachiller. Marina dialoga, cual Platón, con su diácona Marta (Trasunto de su curso)  

Inteligencia y Deseo


Nuestras vida son ríos que van a dar a la mar que es el morir, no es del todo cierto (ya se sabe que los poetas mienten mucho) nuestras vidas son narraciones mitad deterministas, mitad invención. “La vida es darme cuenta, enterarme de que soy naufrago, sumergido en un elemento extraño a mi donde me mojo para mantenerme a flote. No me he dado a la vida, me encuentro en ella sin quererlo” Ortega. “Ahora me veo a mi mismo por debajo de mi” Nietzsche. Nos encontramos, pues, náufragos.  “Ser sabio es reírse del destino y la fortuna” Epicúreo. “Hay mucho que saber y poco vivir y no se vive sino se sabe”  Gracian. ¡Basta ya de citas!. La inteligencia siempre tiende a la libertad, dice Marina, nos diferencia del animal, pero se antepone y complementa al Deseo, que para Spinoza es la esencia del hombre. Decía Aristóteles; Nous Orektikós – inteligencia deseante-  y Orexis Dianoetike – deseo inteligente- Marina lo llama Sentimentalidad Inteligente.

Los robots pueden estar programados para no dañar, pero será por determinismo. Si se carece de sentimiento también de motivación. Al pretender la felicidad pensamos en un estado sentimental. Los deseos, la motivación, son la elaboración cognitiva de las necesidades. Necesidades que el economista hippie Maslow clasificó en 1) fisiológicas (Concupiscibles, animales), 2) de seguridad y estabilidad, 3) de integración afectiva o amor 4) De Estimación, respeto y aprobación 5) De autorrealización.  Una vez satisfecha una, surge la otra, y esto explica que en la cultura de la miseria no abunden los idealistas. En mi opinión se resumirían en dos necesidades; la exterior (Necesita supeditarse a autoridad, precisa seguridad, afecto y aprobación) y la interior(retos, sueños, autorealización) En nuestra avanzada sociedad la comida o el sexo son sentimentalizados; Nos convertimos en Gourmets. Los sentimientos nacen como ferencias donde el hombre debe pre- ferir según sus deseos. Al satisfacerse las necesidades primarias (sube la renta) la burguesa ya no se siente triste, sino apática, melancólica, añorante, nostálgica... (Marina ofrece datos de la fecha en que nacen tales términos en la lengua) pues los sentimientos son 1 construcción cultural, el amor es un invento de Occidente, algo aprendido inconscientemente y no natural como pudiera ser el sexo o la protección hacía las crías. No nos atrevemos a definir los sentimientos como entelelequia de poeta, pero al menos hemos de reconocer que el amor romántico si lo es, surgió en el barroco y va a desaparecer al involucionar hacía lo natural y sexual en nuestra época. 

Un colega de marina, Carlos Castilla del Pino, define un modelo heterogéneo del sujeto en tres niveles; pasional (Deseo sexual) sentimental (Actitud de amor) e imaginativo o intelectual (Elucubraciones sobre el amor) Los dos primeros pertenecen al Yo ejecutivo, sujeto que no puede controlar ni sus impulsos físicos ni sus emociones, y sólo el nivel intelectual corresponde a un Yo ocurrente. Si ahora Marina toma una actitud poética sobre el amor creeríamos ver en su texto sentimientos cuando bien podría ser sólo juego intelectual del yo recurrente(esos poemas perfectos y nada sentidos por el burócrata que los fabrica cual longanizas). Lo correcto para Marina es una fusión entre el nivel sentimental y el intelectual; La Inteligencia emocional o el sentimiento inteligente.

Definición de Marina del Hombre; organismo físico que a través de los sentidos descubre necesidades que elabora cognostivamente como deseos que a su vez sentimentaliza inteligentemente. La inteligencia nace ante el fracaso de la realidad de satisfacer nuestras necesidades espirituales. La economía soluciona las necesidades primarias de Maslow, pero no las secundarias que precisan economía del intelecto creador e imaginativo. La inteligencia inventa posibilidades reales practicas o abstractas; Traza nuevas sendas vitales, abre mentes.  Por eso la inteligencia tiende a la libertad, al aire libre de las puertas abiertas. Y también 2)a la perfección, al alcance del infinito, de lo imposible y 3) A la felicidad.

El problema de la búsqueda de la felicidad es que es una utopía al no existir tal sino simples momentos de felicidad, además es una idea subjetiva y por último cuando se cree labrada los inconformistas pensaran que pueden ser más felices. La felicidad es momentánea, relativa e infinita. Y la moral nos ayuda a actuar correctamente (¿Como debo actuar?) y a ser felices (¿Qué me cabe esperar -actuando “bien”- ?), aunque hoy cumplir con el deber y ser feliz parecen antagónicos. Cicerón o san Agustín escribían libros éticos que tenían como objetivo la felicidad del lector.  

NOTAS COMENTARIOS Y OTRAS COSAS MÁS

“DIOS HA MUERTO, EL SUJETO HA MUERTO Y YO NO ME ENCUENTRO NADA BIEN”


Marina pretende resucitar al sujeto, porque si lo anulamos y con él sus responsabilidades morales realmente esto puede ser un circo de relativismo. Condenado a ser libre responsablemente, luego existo.    La ética no trata de deberes y derechos sino de modelos (Igual que las terapias conductivistas premio-  castigo no son las idóneas mientras el niño no vea en sus padres un modelo) El hombre necesita un modelo a seguir en su futuro, un modelo ético que ponga en marcha su inteligencia creadora. Marina, como Bergson, Nietzsche, Ortega o Sartre (Con títulos tan sugerentes como La Imaginación) esbozaron la ética creativa que pretende Marina.  “Un hombre desmoralizado no crea ni fecunda ni inventa ni hincha su destino, no podemos contentarnos con la corrección moral, logremos la perfección moral” Ortega

Saint Exusperi (el principito) define la civilización como todo lo creado con fervor. Como decía Ortega “No hay maldad creadora” ¿Es esto un nuevo intelectualismo moral? Cuanto más creas más “bien” haces.

(Mr Guillotin usó su inteligencia creadora para disfrute de la cabeza de Luis XVIII)
 
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