El sueño- juego del principio ordenador:
Un niño ha sido encargado de decírselo
a los otros niños que asombrados, asustados, curiosos, aterrados…va cayendo un
niño tras otro, se van arrojando a la inmanencia de un agujero negro, devorador
de todo tiempo y espacio. Los niños van haciendo preguntas al niño iluminado, o
que quizá solo está triste. En el primer acto los niños gatean por una huerta permitida
y no tienen siquiera fuerza para hablar, se arrastran y agarran las manos con
miedo. Van irguiéndose sobre sí mismos y
cada vez sus manos se separan más hasta que necesitan aplastarse para pedir la
palabra. El último acto es una subasta donde compran ideas, cada uno se ha
especializado en una palabra rara y solo escuchan su interés, solo ven lo que
quieren ver y cada uno llama logo al gogo que más les gusta, mientras siguen
jugando a las tabas e intercambiando cromos. Otros se toman la palabra. Y a
otras se la da “alguien o algo”.
El juego de mi sueño siempre es el mismo:
ellos caen a lo más hondo de la cosa micro-atómica y sus palabras se evaporan en
el humo de la noche, hasta el más brillante mundo de galaxias. Todo está oscuro, arriba, abajo, no hay principio ni
fin: ideas y personas son succionados por el agujero de Alicia donde nada es
racional, ni siquiera sensible. Solo cambia el ordenante, quizá lo cuente más
dulce, tal vez más duro; ellos son ya otros, pero se parecen a los que ya no están. Quieren oír que no hay todo ni nada pero que hay
algo; que salen de su caverna de ignorancia para entrar a nuevas cavernas donde entretenerse, se
preguntan por la meta-caverna infinita, origen y final y la creen la misma. Otro niño juega con sus bit-as a este juego de rol. El sueño se repite
en otros escenarios otras noches: es el fumadero de mi colegio, es el fumadero
del psiquiátrico, y solo se queda dentro el que logra espantar a los demás niños
fuera, a la muerte, con la palabra más bella, buena y verdadera; o con el humo y anima más espantosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario