El primer día lo pasamos viajando (en autobús a Madrid y de Madrid a Turquía en avión) Conocemos al grupo con el que viajamos, está formado por parejas con hijas que hablan de series de moda y grupos musicales actuales como Sebastián Yatra o Ana Mena o D vicio. El hotel es muy bonito, de estilo inglés, continental, donde la gente no hace más que fumar y tomar cafés, en otros hoteles la gente baila en las salas de música, hay bodas y cantantes cantando canciones tradicionales turcas que suenan como fados comerciales. Paseamos en barco donde te van enseñando diferentes mansiones abandonadas, que ahora reutilizan para centros comerciales o donde van grupos de música a tocar. Un chico vende fotografías para los turistas. y también venden zumos y bebidas.
El segundo día visitamos el Hipódromo romano, la columna serpentina, la columna de Constantino y la mezquita azul. Visitamos el bazar de las especias, donde nos dan a probar chocolate, higos y compramos recuerdos como unas zapatillas indias o una tela, tenemos la tarde libre en Estambul para visitar el museo arqueológico o el museo de los Hammam pero no hacemos nada de eso porque a mi padre no se la pone y perdemos toda la tarde libre en comprar un zumo y tabaco y en revisitar las mezquitas que ya habíamos visto por la mañana.
El tercer día nos llevan al Cuerno de oro donde se divisa Europa a un lado y Asía al otro, son unas visitas panorámicas muy bonitas, conocemos la gran mezquita de Eyup, subimos al famoso café Pierre Totti donde tomamos un café turco, visitamos el monumento bizantino de Estambul, la iglesia de san Salvador en Chora, cenamos y dormimos en el hotel donde un guía nos trata en inglés muy borde y no nos responde sobre donde podemos encontrar el museo arqueológico o el museo de los baños turcos. Pero por la tarde compramos unos bañadores que no usamos en el Hammam, aunque sí los usaremos en los pequeños lagos de la Capadocia. El hammam es barato pero de menos calidad que las saunas de Bilbao o Madrid, nos llevan a un cuarto donde quitarse la ropa y ponerse la toalla, luego te dan un masaje tan "relajante" que dolía, luego te tumban en la sauna y después te dan una ducha fría.
El cuarto día visitamos el palacio de Topkapi, antigua residencia de los sultanes, donde nos cuentan de la vida sexual de estos sultanes, que tenían harenes con chicas que debían mantenerse vírgenes para el, y una chica nos habla del libro De parte de la princesa muerta de Mourad Kenize, y la historia me recuerda a la de Scherezade de las Mil y una noches que le leía cuentos hasta que dejó de interesar al sistema (sultán) y se la cargó. Visitamos salas de museo donde no se puede sacar fotos pero las sacamos igual, como hace todo el mundo. Visitamos la basílica de Santa Sofía, llena de almizcles e inciensos y muy iluminada, es una iglesia bizantina del siglo VI, construida por Justiniano el grande. Pero lo más impresionante y lo que más me gustó del viaje fue la Cisterna Bizancio con el suelo con su aire a mojado, su escasa iluminación que le da un brillo nocturno a cerrado y sus representaciones de la gran Medusa con su cabeza llena de serpientes, paseamos a pie por el gran bazar donde venden alfombras, ropa, tabaco, perfumes, comida como higos, chocolate, frutos secos, vayas donde vayas todo es un gran negocio, nada escapa del capitalismo, aunque sean pequeños negocios.
El quinto día viajamos en avión de Estambul a la Capadocia, fue el día que nos calamos de lluvia en la mezquita corriendo de un lado a otro, hay que ponerse unas pantuflas impermeables para entrar a las mezquitas para no ensuciarlas, otro de los protocolos absurdos, como el no poder sacar fotos a muchas de las obras de arte muy bellas que hay.
El sexto día visitamos el castillo Uchinar, y los valles de Guvercinlik y Goreme y el valle de Cavusin, donde vemos cuevas con pinturas bizantinas que la guía nos explica, las debían ocupar los nómadas del desierto.
el séptimo día visitamos las ciudades subterráneas de Seratli, Kaymakli o Ozkonak construidas por las comunidades cristianas para protegerse de los ataques árabes, paramos con el autobús en varios mercadillos de carretera donde compro un subvenir de la capadocia o el recuerdo de un globo. Hay camellos muy bonitos. Una de las chicas del matrimonio con dinero tiene el capricho de montar en globo, pero en general es un lujo caro que no nos podemos permitir, además que ya he subido en globo de niño y también en Algorta visitando la ciudad desde las alturas desde un parapente paracaídas. Luego vamos a Konya, con azulejos de un verde llamativo, con su peculiar cúpula turquesa. Nos dirigimos ahora a Pamukkale.
el octavo día visitamos Pamukkale, la ciudad conocida como el castillo de algodón por la impresionante formación natural compuesta por piscinas blancas sobre las laderas de las colinas. Visitamos las ruinas de la ciudad romana de Hierápolis conocida por su gigantesca Necrópolis. Visitamos Esmirna, segundo puerto más importante de Turquía. Allí a la noche vamos a un parque de atracciones donde nos subimos a una noria gigante que da mucho vértigo subir y donde se divisa la ciudad desde las alturas, hay barracas, puestos de feria, autos de choque donde se montan mi hermano y mi padre.
el noveno día visitamos Éfeso, impresionante por su arqueología griega romana bizantina, la guía nos lleva a zonas comerciales donde venden pieles, y ropa cara, no compramos nada. Hacen un desfile de moda en la que salen algunos espontáneos como mi hermano a desfilar. La guía en el autobús nos va explicando lo que después veremos, la piscina de cleopatra que es un nombre comercial del hotel donde en realidad no se bañaba Cleopatra, o la tumba de Alejandro que en realidad no se sabe donde está. o el grafiti de los años 70 que no logramos encontrar, pero sí vemos la biblioteca de Heráclito, el pequeño y gran teatro, el burdel tampoco existe, es una leyenda urbana. Al final del viaje hay una fiesta con danzas de mujeres bailando, donde bebemos cocacola y refrescos. En general la comida en Turquía es muy mala, nos ponen cosas típicas de allí como carne escasa o una cerveza mala pero con marca autóctona. Un viejo nos armoniza la velada cantando una canción tradicional de allí. En los restaurantes de los hoteles y en los que nos lleva la guía hablamos de otros viajes que hemos hecho, de los recuerdos que nos llevamos, no solo físicos sino también emocionales. Lo que más me ha impresionado del viaje es el cuerno de oro con sus vistas panorámicas, las fiestas con sus danzas árabes, la cisterna basílica con su aire a mojado y la luz impresionante que se traza, subir a la noria para ver la ciudad desde arriba o los baños turcos y hacer compras por los bazares y por las cuevas de la capadocia.
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