domingo, 12 de septiembre de 2021

NATHALIE SARRAUTE (1900-1999).

 NATHALIE SARRAUTE (1900-1999).


                              SIGNOS DE ORO.

                                     Inolvidable/inconfundible la música de Mikis Theodorakis en "Serpico" de Sydney Lumet. (1973).

           
                                                    (Melindre y Chafalonía del DUQUE DE MARZANA).  




 Recordaba J.L. Godard("Adiós al lenguaje") que la imagen destronaba el
 poder omnímodo del discurso verbal consiguiendo que la representación
 en el receptor fuera un hecho prioritario y que desde ese estadío  de conciencia la descodificación relegaba al lenguaje directo/principal a un segundo plano. El director de cine se engalonaba con un corporativismo lícito que, desde su definición, iba a condicionar los mecanismos de una comunicación alejada de infantilismo interpretativo. N.Sarraute("El señor Martereau"), a la inversa del creativo intelectual francés, cambia de tercio su concepción de capacidad interpretativa/interrelacional y pone la PALABRA en el centro de análisis en el proceso de exposición/explicación, siendo ella y sólo ella la que despierta la capacidad de entrar/digerir un número indeterminado de IMAGENES  que envuelven la novela en una mezcla de volver al LENGUAJE como necesidad imperiosa para abordar el complicado/plural estamento de la Realidad(subjetiva/sentimental).No hay normas prefabricadas, decálogos a seguir, purismos establecidos que seducen al lector, no, quien habla es el sentir introspectivo del autor que se desdobla en unos personajes que hablan como si de soliloquio se tratara y dejan, más que reflexiones, voces surgidas del alma con necesidad de ser expresadas/ANUNCIADAS.Observar y crear.Deducir y plasmar ese mundo interior que sale a borbotones en el silencio,ajeno en primera instancia a la complicidad,de un acto creativo alumbrado desde un mundo interior que lucha por no quedar en un ejercicio de interpretación/deducción vivido/percibido en la soledad del ser que encuentra dificultades en el acto formativo. Fonemas como luminosidad en un esfuerzo para que la tiniebla del no acto gane y aniquile el lícito deseo de expansión comunicativa. Deslizarse por el texto sin interrupción que entorpezca su comprensión desde esa interioridad fruto del trabajo creador.
                    "Sólo puedo tener jirones y traducir torpemente con palabras lo que esos signos representan: impresiones fugitivas, pensamientos, sentimientos con frecuencia olvidados que se han acumulado en el transcurso de los años y que ahora, reunidos como un numeroso y potente ejército detrás de sus estandartes, se reagrupan, se desordenan, van a embestir".
Somnolencias que no palpan la IDEA pero que incitan a ésta a permanecer atenta a cualquier novedad en aras de un fortalecimiento del flujo narrativo.
"Las palabras decían acudir solas, seguramente no tuvo que buscarlas, sólo tomarse la molestia de elegirlas".
El cauce lento de las ensoñaciones se convierte en el ARGUMENTO de la trama, imágenes intensas en el preciso color del registro linguístico.Meandros impactantes que se unifican en el río(novela) con su agua cristalina de significados propicios para el cometido descodificador del receptor en un afán por reivindicar la riqueza literaria.
"Deliciosa tibieza de invernadero, luces rosadas discretamente tamizadas, reflejos, ligeros tintineos, rumor.....".
NO PESAN las palabras, están siempre holgadas en un lujo formal de presencia necesaria. Nada hay cargante en una rectilínea  expresiva que se enriquece con esos recovecos de historias  que multiplican el interés por los sucesos/monólogos. Escribir(hablar con precisión) es enumerar aconteceres con la docta sabiduría de cristal no empañado. Se suceden las páginas del libro y más que el apartado de contenido lo que de verdad marca la lectura es el descubrimiento del VOCABLO  que no fenece.Un yo en primera persona recrea/responde. Los otros se amoldan a sus precisiones. Familiares próximos y nombre propio de encuadre.Gallardía, compra de tierras, casa. Son(todos) protagonistas secundarios. Se puede prescindir de ellos, NUNCA de su aportación que incide en psicología/motor semántico como excusa para camuflar raudales literarios de semiótica no compleja.
"¿ Por qué me has mirado así?".
"¡Oh!, no sé , no me acuerdo, no sé qué estás imaginando siempre.....".
Una vez más, y es una constante, INQUIRIR/BARRUNTAR como base sólida de un "NOUVEAU ROMAN"(Nueva Novela) paradigma de vanguardia en la Francia de los años 60 (siglo de revoluciones contenidas).



                      Prosternémonos cuando sale el sol

                     y cada cual se vuelva hacia su Meca.

                     Si algo nos queda aún, un sí  apenas,

                     digámoslo, aunque sea con los ojos cerrados.

                                                                                                            (Eugenio Montale).


Sarraute, Nathalie. El Señor Martereau

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