sábado, 15 de septiembre de 2018

FERNANDO ARAMBURU, PATRIA Y EL EXITO LITERARIO


El escritor y el editor. Lo imprevisible de los éxitos literarios.

Aramburu sube a Facebook el 6 de setiembre de hace dos años su publicación de Patria. No imaginaba el éxito que iba a tener. Tenía ya una carrera impecable, solida. Premio nacional, el de la Crítica, el de Euskadi…Autorretrato sin mí es su novela de este año, 192 páginas de prosas poéticas, en las que hay humor. Habla con su editor de Tusquets y con María Eugenia Salaberri, presidenta de la Asociación de escritores y Roberto Herrero, otro escritor de la misma asociación. 


Le impresionó así mismo el éxito, no se lo esperaba. El escribe textos, los combina, y luego recibe ilusiones. Pero lo suyo ha sido una excepción entre la norma de los escritores, pues las ilusiones rara vez se cumplen. Hablando con Rafael Chirbes comentó que él nunca había generado debate como escritor y cómo todo esto le vino de improviso, de la noche a la mañana. El libro no se escribió para el éxito, pero es una novela extraordinaria. Ha vendido casi 500 mil libros. 
¿De qué personas de la editorial depende el éxito literario? Fernando Aramburu no tiene agente literario, aunque reconoce su labor, a veces no hay una interrelación correcta y por eso prefiere defenderse así mismo.  No hay una fórmula mágica para triunfar. Aramburu no quiere dispersar su obra en varias editoriales. Y estos le han publicado todo, incluso los cuentos primeros cuando nadie le conocía. Le han sacado varias veces las castañas del fuego si por ejemplo un ayuntamiento no le pagaba lo acordado cuando iba a una conferencia. Le pagan hoteles y viajes. 

 

¿Qué ha pasado para que haya este bum de novelas del terrorismo¿ ¿Por qué ha sido un éxito top ventas un libro tan duro? En su trayectoria ha ido pasando de los cuentos cortos a novelas cortas y al final a esta, una novela completa. No se lee así mismo, pero reconoce que es un libro de vibración reflexiva. El autor terminó su tarea tras escribirlo. La fortuna ayuda, pero el boom se da porque ETA ha dejado las armas. La gente reclama experiencias personales. No el qué pasó sino el cómo se vivió en un determinado lugar y época. Parece deliberado, pero los editores no son tan inteligentes de haberlo planeado, y le han acusado de oportunista. La novela tiene la virtud de convencer a cualquier lector. Contenta a catedráticos, sociólogos, políticos y también a los que se acercan por primera vez a la literatura, o al lector ocasional de Bestsellers. Es un fenómeno solo en España, pero no es solo una novela local. Han hecho 4 ediciones. 50 mil libros. Ediciones de 10 mil libros cada una (Las mías son de 300, y sí se venden, ¡aich…!) Al editor Juan Cerezo le reciben como al descubridor de Messi y esta gran novela ha servido para publicar a autores  noveles, jóvenes, y novelas modestas, minoritarias. No le han hecho la ola pero le han agradecido mucho escribir esta novela y a Fernando le han regalado un vino más viejo que él, que estaba malo. 

 
Antes no generaba beneficios pero confiaban en él. Su primera novela la hace en Alemania, trabajando en la docencia (daba clases de castellano) y a las 4 de la mañana escribía su párrafo para salvar el día (o ganarlo). Mandó tres copias a tres editoriales distintas y Tusquets sin conocerle de nada le empezó a publicar todo, cuentos de 312 páginas. Había publicado de joven, pero esta editorial le dejaba intervenir en la elección de portada de cubierta. La primera novela Seis Barral no la aceptó por un informe interno y también la presentó a Anagrama. En la feria de Frankfurt firmando libros aparecían muchos lectores agradecidos. También ha recibido muchas citicas y hasta amigos novelistas le bromearon que lo siguiente era hablar de los talibanes. Aparte de la alegría e ilusión del premio, sigue escribiendo y quizá le suponga un peso el premio recibido, una presión. Las repercusiones le llegaban de forma indirecta, cada vez llamaban más o venían a visitarle a su casa. Le paraban por la calle si le reconocían. Es un hombre hogareño con muchos ritos y disfruta sentado al escritorio y lo demás son añadidos. No se va a quejar de la fama. ¡Si le va a pasar una vez en la vida y ya está! Le abordan, pero a un futbolista más, se contenta. Cuando se pone a escribir solo existe el trabajo y se olvida del premio y de seguir manteniendo las expectativas generadas en su siguiente novela. Puede escribir en cualquier parte. Ha escrito en habitaciones de hotel, trenes… Necesita que a la noche haya algo escrito con lo que despertar, para poder dormir. Le piden una segunda parte y si va a ser la continuación de Patria. 

Ha hecho una novela sin tomar partido, ni buenos ni malos ni una caricatura abertzale. Todo es susceptible de hacerse novela. Huyó de la idea de que fuera un relato, pues ya lo había intentado esto en Los peces de la amargura. Tampoco quería estirar el éxito pero a sus lectores les ha convencido con su siguiente novela. 

 
En abril de 2015 Patria estaba acabada y tuvo la aprobación de 4 personas a las que dejó la novela para que le aconsejaran y en febrero del 2016 lo mandó a la editorial. Lo primero que diseñó es la portada. Busca personas que le hagan una crítica en privado (que es señal de amistad) y le señalan erratas tipo ortográficas. Se lo pasa a un amigo académico de la lengua vasca Irazoke y le señala este los galicismos, por ejemplo.  Juan Manuel Díaz de Gereñu, catedrático y profeso en Deusto de San Sebastián, le acompaña en todos sus escritos. Es una ayuda impagable, le prestan una ayuda externa, porque la crítica oficial suele ser de menos ayuda cuando ya está publicado y más destructiva. Le dicen hasta si el final es soso o lo que puede suprimir o las repeticiones o si no pasa nada en un montón de páginas digresivas. Patria está relacionada con una realidad que hemos tenido. Consultó a un historiador de la historia de Euskadi y a un experto en patriotismo. Le hicieron sugerencias y por eso es una historia colectiva. La estuvo corrigiendo en varias pruebas y versiones. Pule mucho la obra y hasta que no está acabada y corregida no pública. 

 
Afirma que se ha beneficiado de la crisis económica e España. Es un autor más caro que los demás, si se le invita a un sarao hay que pagarle un viaje en avión y al menos tres noches de hotel. En 2012 y 2014 no le invitaban a nada por este tema. Eso le dio mucho tiempo para escribir nuevas novelas, ya que no le traían porque era caro. El lector necesita una mirada externa. Alguna vez ha cambiado el título del libro porque tenía razón el editor. Reman en la misma dirección y no se siente humillado, le dejan mucha libertad. Hay criterios no estrictamente literarios con los que sí puede entrar en conflicto. Le hacen sugerencias.  Hay escritores que esperan que les inviten a sitios y que la editorial les haga casi la novela, pero a él no le dicen “suprime esto o incorpora grandes párrafos”,  porque el mismo se exige mucho y confían en él. Una de sus novelas le recomendaron titularlo Los trompetistas de utopía. Cambió el título, pero al final lo dejó como decía el editor. Sin embargo, no permitió que le cambiaran Fuegos con limón. (Su primera novela importante) Mandó diez posibilidades y eran todas el mismo. Comprendieron que el autor estaba convencido de su título. 

 
A Umberto Eco le atribuyen la frase de que el mundo está lleno de libros maravillosos que nadie lee. Necesita el libro una calidad intrínseca por encima de la media para que se destine a ser publicado. No es frecuente que aparezcan estos hallazgos y hay una masa de libreros, lectores y críticos deseando descubrir un ave nueva, un libro original, una historia fascinante, algo que nunca hayan leído. El editor no quiere ser derrotista sino optimista, como lo ha demostrado Patria, pero es una excepción a la regla, un caso excepcional. Este libro no se parecía a nada, se veía que tenía talento. Cada escritor tiene una relación sentimental con su libro, muestra sus preferencias, su formación cultural, opiniones y posición ideológica. Aramburu vuelve periódicamente a los libros de niño y se reencuentra con el que fue (La infancia recuperada de Savater), aproximándose al origen.  Le gusta escribir lo que le gustaría leer y ha formado un criterio. Patria no es como una despedida para él, piensa seguir escribiendo. No todo es digno de publicarse. Va a una tertulia de personas sencillas no relacionadas directamente con la literatura que argumentan si les gusta un libro o no. A veces el escritor se aleja del gusto del público. El lector tiene que creerse la historia, los diálogos y hacer suya la obra. 

 ¿Se puede ser amigo de los editores? Se puede ser socio. A Juan Cerezo le tiene aprecio y mucha lealtad. Puede haber relaciones de amistad o no, pero ante todos son socios, afirma el editor. “Yo pensaba que me querías”, protesta en bromas Aramburu. Hay cosas que discuten y le rebate con respeto. Le han invitado a ir a muchos lugares. Llama a Juan cuando le han propuesto algo y necesita su opinión. La relación no es solo comercial sino humana, no solo profesional. Llevan muchos años. Había publicado Los años lentos y Los peces de la amargura que ya trataba el terrorismo. Con esta novela muchos lectores descubren los otros tonos y palos que Aramburu toca. 

La novela no necesita una introducción histórica, la atmosfera política, el lugar, la época…son localizables. Refleja el odio, violencia, el silencio, la fractura social, la depresión y el dolor. Lo aceptan todos los periódicos, los argentinos, los de todo el mundo. A mucha gente que ha vivido la guerra civil le ha llegado también. ¿Van a cambiar las formas de editar y publicar? Aunque se editara en papiros no va a cambiar su forma de escribir. Ahora se publica en ebooks. Éramos reacios a escuchar audiolibros, pero ahora hay mucho consumo de ellos. Y la posibilidad de bajarse podcast desde casa. Con palabras Aramburu nos tiene sujetos a la página y lo maravilloso es que puedes leerla y tomar notas de las maneras fuertes de contar una historia. Lo han leído en todos los países. Puede provocar un gran dolor en el lector. Puede conseguir una dosis de suspense y tensión, como en el cine de Hiscoth. No está perdido el arte de crear historias sino que hay muchas posibilidades. Viene esta historia y luego le siguen todos los demás escritores en un bum de novelas sobre el terrorismo. 

 
No ha perdido amigos con la novela, sino que ha ganado conocidos. La clase política vino a él con el libro y no él a los políticos. Hay una lectura política pero no es la única. Hay episodios relacionados con el terrorismo pero también amor, viajes, relaciones laborales, algo de sexo. Ha conocido personalmente victimas del terrorismo que le han abrazado y políticos oportunistas. Ha conocido personas que le han reconocido que estuvieron equivocadas. Hay ciertos rincones ideológicos donde ya sabía que no lo iba a aceptar, pero como escritor está obligado a aceptar la crítica siempre que sea constructiva y productiva y respetuosa. Ha ampliado su círculo de conocidos, que no de amigos. 

¿Cómo ha sido la reacción en su ciudad natal de San Sebastián? No ha visto grandes carteles. No va mucho allí. Le han felicitado a su madre. Ha vivido cenas entrañables. En un autobús urbano le preguntan si es Aramburu aunque saben que lo es. Se toma unos segundos porque no sabe en qué condiciones le abordan, pero les da la mano a todos. Le han solicitado en muchas bibliotecas de Euskadi. No estamos en la situación que vivimos antes. Se puede debatir sin amenazas, sin violencia. Es un balance muy positivo. 

 

El personaje de la madre del preso a mucha gente le parece poco creíble o verosímil. El final es abierto, con intención para que reflexiones. ¿Había más finales posibles? ¿Qué te han dicho de él? El final ha dado lugar a muchas interpretaciones de todo tipo y apuestas. Él quería llevar al lector a ese final, y si acude allí o no es otra cosa. El lector acede con sus conocimientos humanos y juzga a partir de ellos. Puede que no cuadre el final con sus deseos y convicciones e ideologías. Cuando analizan la novela suelen evitar hablar del final. Además le ha prohibido Juan Cerezo hablar del final para no destripar la novela. Es un final muy cincelado. Tenía que haber lo mínimo racional y que fuera emocional. No quiere traicionar su ciudad y no habrá Patria dos. Le quiere dejar al lector con ese final. Poniéndose en el lugar del lector, tiene también deseo de repatriarse y de coexistir pacíficamente en Euskadi. Nos quiere dejar con esa posibilidad. No es un final dramático ni cierra nada. El texto es un soporte narrativo que queda abierto a más lecturas. El hecho de que al final se encuentren y no se digan nada le parece realista. Pero la madre abertzale no acaba con el castigo moral que cierto lector hubiera deseado. Aramburu da la razón a todos y luego lo acaba cómo le da la gana. 

 
Patria se lee tremendamente fácil y una lectora recomienda Bambi sin sombra, un cuento de Alicia perverso y Un piojo llamado Matías, un cuento infantil lleno de humor. Muchos críticos y lectores han protestado que les parecía injusto que Patria fuera la última palabra sobre el terrorismo. Le intriga cómo se recibe el libro fuera, internacionalmente. Es un libro tan grato, tan fácil de leer y tan buen artefacto literariamente que funciona muy bien.  No cree que un libro pueda abarcar todas las posturas y experiencias. Es un testimonio más y no el único. Ha intentado hacer un testimonio en grupo. Los periodistas y los publicistas le preguntan en cada entrevista por otras novelas que hablan del terrorismo y que igual él ni ha leído. La suya le parece perfecta, redonda. Se ha convertido en un fenómeno donde el más ajeno es el propio autor. Se le desborda el fenómeno. Todos dicen que han encontrado la inspiración ahora, pero quizá es que antes no se atrevían con tantas amenazas y listas negras etc. Caben opiniones y testimonios diversos, de todas las posturas. Patria ha abierto la veda sobre el tema y ha despertado el interés de los lectores por la cuestión. Incluso se baraja la posibilidad de hacer una película. 
  
¿El hecho de vivir en Alemania le ha facilitado hacer esta novela o hubiera sido diferente hacerlo en San Sebastián? Solo tiene su experiencia, pero intuye que el ángulo de visión y experiencia vital había sido distinta y se habría relacionado con otras personas. Se equivocó al pensar que la distancia de lugar sería un impedimento. ¿De qué se estaba alejando? ¿De la charla entre borrachos en una taberna rural? Albert Camus dice que para entender el mundo conviene a veces alejarse de él. Él viajaba continuamente y no existe distancia geográfica con internet y redes sociales y él todas las mañanas lee los periódicos de su ciudad y medios españoles. A partir de las 8 mira las esquelas. Necesitaba la reflexión reposada, porque uno no escribe bien en caliente. Es el jugador de ajedrez que mira la partida en general, lo que hace uno y otro, pero antiguamente solo veías lo que tenías cerca, el movimiento del alfil o la reina. Antiguamente mandabas un artículo por fax, y ahora todo va vertiginoso. Ha leído mucho, se ha documentado en bibliotecas y ha hablado con muchas personas.  Las vivencias humanas y testimonios personales son lo más valioso de su documentación. Nunca ha pretendido otra cosa que dejar un testimonio humano, frente al historiador o sociólogo que aportaría más datos. 
 
Como escritor no ha escrito ese libro que siempre quería escribir, ese está por venir, siempre es utópico. Cuando pone punto final la criatura desaparece, la borra de la cabeza y a por la siguiente. No puede vivir sin un proyecto, pero no se recrea delante del ordenador con autocomplacencia y satisfacción del ego. Tiene la conciencia de lo pasajeros que somos y de nuestro cupo de años por vivir. Ha aprendido en su casa (padre obrero y madre ama de casa) la conciencia del trabajo y de que todo lo que han conseguido ha sido por su propio esfuerzo. Siempre ha querido dejar una obra literaria para agradecer lo que han hecho otros. Hemos nacido en un siglo privilegiado, el XX, y nos hemos encontrado sinfonías y cuadros maravillosos y obras que nos han enriquecido la vida. Y hay que agradecer lo que otros hicieron de positivo por nosotros, tratando nosotros de dejar algo positivo para los siguientes. Le gusta mucho jugar con la cultura, es su juguete preferido. 
 

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