El surrealista fue el movimiento más
revolucionario e innovador de todas las vanguardias. Nace en París, la que
había sido ciudad de la luz es ahora ciudad del mundo oscuro de los sueños, del
mundo onírico. Surge con las nuevas teorías de Freud sobre el inconsciente, esa
parte de nuestro interior que nos reprimimos y que se libera al dormir. Los
surrealistas se desengañan del concepto de razón, esa razón teórica y práctica
de Kant, la diosa razón de los ilustrados. Frente a esa razón represora,
opresora, ellos proponen la imaginación, el mundo interior, la fantasía. Por
eso los surrealistas son los herederos, los nietos, de los románticos. Pero
superan el romanticismo. El surrealismo está lleno de contradicciones; por un
lado elevan el mundo de la esencia, de los sueños y del alma pero por otro
revaloran la importancia del cuerpo físico, de la materia. Otra contradicción
es que por un lado son individualistas (importa el mundo interior propio, la
subjetividad) pero por otro lado se constituyen en comunidad. La mayoría de
artistas surrealistas militaban en el partido comunista. El surrealismo es una
escisión del grupo dadaísta o dadá que había surgido en el cabaret Voltaire de Zúrich.
Abrieron un diccionario con una pluma y al azar encontraron la palabra dadá que
significa balbuceo de bebé. El padre del surrealismo es André Breton, hubo
surrealismo en Francia, en parís la ciudad de los bohemios de principios de
siglo y del siglo xx. Esta bohemia es relatada en la obra parís es una fiesta
de Hemingway. El surrealismo llegó parcial y tardíamente a España.
El término surrealismo lo acuña
Guillaume Apolinaire en 1917 (revolución rusa); un nuevo sentir de nuevas
mentes paralelo al desarrollo científico tecnológico. Es la reproducción
creativa de un objeto, para transformarlo según el inconsciente. El Bosco, el
romanticismo o el dadaísmo son sus precedentes pero también el erotismo del
marqués de Sade o el barroco o los presocráticos. Bretón en 1916 descubre las
teorías de Freud y Alfred Jarru y conoce a Vaché y a Apollinaire. Surge de la
destrucción nihilista del dadá de Tristan Tzara pero se propone la construcción
romántica de un nuevo mundo, una nueva forma de hacer arte. En el 24 escribe
Betrón el primer manifiesto surrealista. El surrealismo se define como el automatismo
psíquico puro por el que se intenta expresar el funcionamiento real del
pensamiento. No interviene en ello la razón, ajena a toda preocupación estética
o moral. Crear una realidad superior con formas de asolación desdeñadas
anteriormente. Libro ejercicio del flujo mental. Sustituir los mecanismos
psíquicos por los inconscientes en nuestro día a día cotidiano. Breton cita en
su manifiesto a Aragon, Baron,
Boiffard, Breton, Carrive, Crevel, Delteil, Desnos, Eluard, Gerard, Limbour,
Malkine, Morise, Naville, Noll, Peret, Picon, Soupault, Vitrac."
La pintura es la conclusión plástica de la poesía. En el 28 Breton escribe
el surrealismo y la pintura. El arte no es representación figurativa sino
comunicación vital e individual. Se trata de expresar el interior del artista,
no de impresionar sobre el paisaje. El surrealismo no se basa en el destino,
sino en el azar objetivo, en las casualidades y causalidades. Se basa en el
deseo que se manifiesta a través del sueño. En ellos los elementos más dispares
se revelan unidos por relaciones secretas.
El surrealismo lo que hace es trasladar esas imágenes al mundo del arte.
De esta forma surge el matrimonio de
palabras, las metáforas sin sentido, unir dos objetos que no tienen que ver
entre sí… es la asociación mental libre sin que se entrometa la censura de
la conciencia. El automatismo se basa en las prácticas de médiums y
espiritistas. No habla el espíritu sino el inconsciente. En los Campos
magnéticos del 21 se habla ya de escritura
automática. Se basa en las técnicas de
los médiums y espiritistas, aunque
cambiando radicalmente su interpretación: lo que habla a través del médium no
son los espíritus, sino el inconsciente. Publica Breton los cientos del pez
salubre.
En el 25 con la guerra del rif el surrealismo se política. El surrealismo
es comunista como Bretón. Entre 1925 y
1930 aparece un nuevo periódico titulado El Surrealismo al servicio de la
Revolución con Louis Aragón, Buñuel, Paul Éluard, Yves Tanguy y Tristan Tzara. Dalí, Max Ernst, Jean Arp y Miró serán pintores surrealistas. Se
incorporan Magritte (1930),
Masson (1931),
Giacometti
y Brauner en 1933 y también Matta (que conoce a Breton en 1937
por mediación de Dalí) y Lam; el movimiento
se hizo internacional apareciendo grupos surrealistas en los EEUU, Dinamarca, Londres, Checoslovaquia y Japón. Habrá una disputa entre los
surrealistas puros del arte por el arte y los que viran a la izquierda del comunismo. En 1929
Breton publica el Segundo Manifiesto Surrealista, en el que condena a
los artistas Masson y Francis Picabia. En 1936
expulsa a Dalí por querer mantenerse neutral frente a la politización del
movimiento y no condenar el nazismo alemán, y a Paul Éluard. En 1938
Breton firma en México junto con León Trotski y Diego Rivera el Manifiesto por un Arte
Revolucionario Independiente.
PINTURA El surrealismo tomó del
dadaísmo algunas técnicas de fotografía y cinematografía así como la
fabricación de objetos. Extendieron el principio del collage (el "objeto encontrado") al ensamblaje de
objetos incongruentes, como en los poemas visibles de Max Ernst. Este último
inventó el frottage (dibujos
compuestos por el roce de superficies rugosas contra el papel o el lienzo) y lo
aplicó en grandes obras como Historia Natural, pintada en París en 1926. Crearon el cadáver
exquisito, en el cual varios artistas dibujaban las distintas
partes de una figura o de un texto sin ver lo que el anterior había hecho
pasándose el papel doblado. Las criaturas resultantes inspiraban a Miró. Masson adoptó enseguida las técnicas del automatismo,
hacia 1923-1924, poco después de conocer a Breton. Hacia 1929 las abandonó para
volver a un estilo cubista.
Dalí abusaba de la
fijación de imágenes tomadas de los sueños. Algo que daba mala prensa al
movimiento. Su método paranoico crítico seguía el método racional empírico de
Descartes dándole la vuelta, coronando no a la Razón sino a la imaginación. Se
basó en las túnicas de observación de Da Vinci. Usaba formas y técnicas del
frottage; dos imágenes en una sola configuración. Oscar Domínguez inventa la decalcomanía (aplicar gouache negro sobre
un papel el cual se coloca encima de otra hoja sobre la que se ejerce una
ligera presión, luego se despegan antes de que se sequen). Otras técnicas
fueron el raspado, el fumage y la distribución de arena sobre el lienzo encolado.
Miró fue para Breton el
más surrealista de todos, por su automatismo psíquico puro. Su surrealismo se
desenvuelve entre las primeras obras donde explora sus sueños y fantasías
infantiles (El Campo labrado), las obras de automatismo predominante (Nacimiento
del mundo) y las obras en que desarrolla su lenguaje de signos y formas
biomorfas (Personaje lanzando una piedra). Arp combina las
técnicas de automatismo y las oníricas en la misma obra desarrollando una
iconografía de formas orgánicas que se ha dado en llamar escultura
biomórfica, en la que se trata de representar lo orgánico como principio
formativo de la realidad. René Magritte dotó al
surrealismo de una carga conceptual basada en el juego de imágenes ambiguas y
su significado denotado a través de palabras poniendo en cuestión la relación
entre un objeto pintado y el real. Por ejemplo en la pipa, ¿es esto una pipa? O
la lluvia de ejecutivos con paragua. Paul Delvaux carga a
sus obras de un espeso erotismo basado en su carácter de extrañamiento en los
espacios de Giorgio
de Chirico, el metafísico y futurista italiano. Marn Ernest crea
obras surrealistas, entre ellas el retrato del grupo surrealista al completo.
Las mujeres del surrealismo fueron Frida Kalho, o Leonora Carrigton que tuvo un
idilio con Paul Eduard o Gala amante de MArn Ernst y de Paul Eluard que luego
será la musa de Dalí. Muchos artistas copiaban el surrealismo. Picasso se alía
con ellos en el 35. Era un surrealista dentro del cubismo. En sus obras del
periodo Finard (1928-1930) combinando lo monstruoso y lo sublime, componiendo
figuras y máquinas de aspecto gigantesco y terrorífico. Henry More hacía cosas
parecidas. Otros movimientos pictóricos
nacieron del surrealismo o lo prefiguran, como por ejemplo el Art brut.
Había in surrealismo abstracto y otro figurativo. En 1938 tuvo lugar en París la Exposición
Internacional del Surrealismo que marcó el apogeo de este movimiento antes de
la guerra. Participaron entre otros, Marcel Duchamp, Arp, Dalí, Ernst, Masson, Man Ray, Óscar
Domínguez y Meret
Oppenheim. La exposición ofreció al público sobre todo una excelente
muestra de lo que el surrealismo había producido en la fabricación de objetos.
Con el estallido de la Segunda
Guerra Mundial, los surrealistas se dispersan, algunos de ellos
(Dalí, Breton, Ernst, Masson) abandonan París y se trasladan a los Estados
Unidos, donde siembran el germen para los futuros movimientos americanos de
posguerra (expresionismo
abstracto y Arte Pop).
En España el surrealismo
aparece en torno a los años 20
no solo como vanguardia sino mezclado con el modernismo, el simbolismo. Miró, Dalí, Maruja Mallo, Gregorio Prieto,
José Moreno Villa, Benjamón Palencia, José Caballero y los neocubistas Alberto
Sanchez y Ángel Ferrant. En las islas canarias surge un grupo en torno a la
gaceta del arte de Eduardo
Westerdahl; Óscar
Domínguez, Juan Ismael…Breton vendría a conocerlos en el 35. En Latinoamérica se
consideran surrealistas a los pintores Roberto Matta (Chile) y Lam, a Remedios Varo y Leonora
Carrington (inmigrantes europeas nacionalizadas mexicanas). LA primera
expo surrealista allí se hace en Lima en el 35 por iniciativa de Cesar Moró y
Westplahen, que son de allí. En Enero del 40 en México estos y Paeelen
presentan en la galería de arte mexicano 40 obras, entre ellas las de Frida que
no “pinta sueños… pinta su realidad”
Entre los artistas
plásticos hay una dualidad: los abstractos, aplican el automatismo
puro, como Masson
o Miró, que inventan universos figurativos propios; y los figurativos,
interesados por la vía onírica, entre ellos Magritte, Paul Delvaux, o Dalí, que se sirven de
un realismo
minucioso y de medios técnicos tradicionales, pero que se apartan de la pintura
tradicional por la inusitada asociación de objetos y las monstruosas
deformaciones, así como por la atmósfera onírica y delirante que se desprende
de sus obras. Max Ernst
es uno de los pocos surrealistas que se mueve entre las dos vías. La obra de
Ernst ha influido particularmente en un epígono tardío del surrealismo en Alemania que es Stefan
von Reiswitz.
Al principio el surrealismo era
un movimiento fundamentalmente literario, y hasta un poco más tarde no
produciría grandes resultados en las artes plásticas. Surge un concepto
fundamental, el automatismo,
basado en una suerte de dictado mágico, procedente del inconsciente, gracias al
cual surgían poemas, ensayos, etc., y que más tarde sería recogido por pintores
y escultores. La primera exposición surrealista se celebró en la Galerie Pierre
de París en 1925, y en ella, además
de Jean Arp, Giorgio
de Chirico y Max Ernst,
participaron artistas como André Masson, Picasso, Man Ray, Pierre Roy, P. Klee y Joan Miró, que
posteriormente se separarían del movimiento o se mantendrían unidos a él
adoptando únicamente algunos de sus principios. A ellos se adhirieron Yves Tanguy, René Magritte, Salvador Dalí y Alberto
Giacometti.
LITERATURA el surrealismo
supuso una gran revolución en el lenguaje y la aportación de nuevas técnicas de
composición. Como no asumía tradición cultural alguna, ni desde el punto de
vista temático ni formal, prescindió de la métrica y adoptó el tipo de
expresión poética denominado como versículo: verso de
extensión indefinida sin rima
que se sostiene únicamente por la cohesión interna de su ritmo. No se asumía la
temática consagrada, y se busca en las
fuentes de la represión psicológica; sueños, sexualidad, rebeldía… el
surrealismo se debatía entonces entre la deshumanización
del arte (cubismo, estructuralismo, formalismo analizados por Ortega) y la
poesía y el arte social y humano. Fue algo más que un ismo de vanguardia.
Fue el más importante de los ismos junto al expresionismo. Trascribían sueños,
escribían automáticamente, crearon metáforas e imágenes visionarias. Nuevos
campos semánticos en el lenguaje, enriqueciendo la retórica.
El surrealismo empieza en los
años 30. La greguería de Ramón Gómez de la Serna es un antecedente. Se vincula
con el 27. José
María Hinojosa, autor de La flor de Californía (1928), hace
un libro pionero de prosas narrativas y oníricas. Es surrealista Sobre los
ángeles y Sermones y moradas de Rafael Alberti; Poeta
en Nueva York de Federico
García Lorca y Un río, un amor y Los placeres prohibidos
de Luis Cernuda. Vicente
Aleixandre era surrealista pero su literatura no viene de la escritura
automática. Miguel
Hernández tuvo una efímera etapa surrealista. En la posguerra hacen
surrealismo los del Postismo y Juan
Eduardo Cirlot. El surrealismo llega hasta ahora en el movimiento
pánico (Bretón, Alejandro Jodorowsky, Fernando Arrabal, Topor) o en poetas como
Blanca Andreu.
Fue en Canarias de nuevo donde el surrealismo estaba vinculado con el de
París. En la Facción Surrealista de
Tenerife, de Domingo Pérez Minik.
Sus componentes, eran liderados por Agustín Espinosa
y vinculados a París por el pintor Óscar Domínguez.
Crean la revista La Rosa de los
Vientos, en 1926, y Gaceta de Arte, revista de la vanguardia
hispánica. Allí colaboran Domingo Pérez Minik
y Eduardo Westerdahl.
Aparte de Espinosa, Pedro García
Cabrera, Emeterio
Gutiérrez Albelo, Domingo López
Torres y José
María de la Rosa. Obras como Crimen (1934) - la mejor prosa
surrealista en lengua castellana7
-, Romanticismo y cuenta nueva (1933), Enigma del invitado
(1936), Dársena con despertadores (1936), Lo imprevisto (1937) y Vértice
de sombra (1936). Juan
Ismael se uniría a Óscar Domínguez
en la plástica, pintando en las islas. La guerra acabó con el grupo y con la
vida de López Torres al que los nacionales ahogaron o Espinosa o García Cabrera
que huyó de su detención. En el 35 Bretón visita la isla. Y firma el segundo
boletín Internacional del Surrealismo, intentando proyectar La Edad de Oro de Luis Buñuel -prohibida por el gobierno de
la isla- y dejando en Breton un recuerdo que constituirá el contenido del
capítulo V de su L'amour
fou (1937) Aunque no se le
pueda considerar un surrealista estricto, el poeta y pensador Juan Larrea
vivió de primera mano la eclosión del movimiento en París y reflexionó más
tarde sobre su valor y trascendencia en obras como Surrealismo entre viejo y
nuevo mundo (1944). En la actualidad existe una corriente de neosurrealismo
en la poesía. El español Fernando Arrabal tuvo una asistencia diaria
al "café surrealista" La
Promenade de Vénus de 1960 a 1963. André Breton publicó su teatro,
su "Piedra de la locura" y algunos de sus cuadros. En Hispanoamérica
el surrealismo contó con la adhesión entusiasta de poetas como el chileno Braulio Arenas y los peruanos César Moro, Xavier Abril y Emilio Adolfo
Westphalen, además de influir en la obra del escritor cubano Alejo Carpentier y de los poetas chilenos Pablo Neruda, Gonzalo Rojas y el peruano César Vallejo. En Argentina, pese al desdén
de Jorge Luis Borges,
el surrealismo sedujo aún al joven Julio Cortázar y produjo un fruto tardío en
la obra de Alejandra Pizarnik.
El poeta y pensador mexicano Octavio Paz ocupa
un lugar particular en la historia del movimiento: amigo personal de Breton,
dedicó al surrealismo varios ensayos esclarecedores.
El surrealismo tuvo como antecedente la patafísica de Alfred Jarry, y el movimiento dadaísta fundado en Zúrich en 1916 por T.
Tzara, H. Ball y H. Arp. Animados por idéntico espíritu de provocación, André Breton, Louis Aragon y Philippe Soupault fundaron en París la
revista Littérature
(1919), mientras en EE. UU. manifestaban actitudes similares Man Ray, Marcel Duchamp y Francis Picabia, y en Alemania, Max Ernst y Hugo Ball. A esta fase sucedió una actitud
más metódica de investigación del inconsciente, emprendida por Breton, junto a Aragon, Paul Éluard, Soupault,
Robert Desnos, Max Ernst, etc. La primera obra de esta
tendencia, que cabe calificar de primera obra literaria surrealista, fue Los
campos magnéticos (1921), escrita conjuntamente por Breton y Soupault.
Tras la ruptura con Tzara, se adhirieron al movimiento Antonin Artaud, André Masson y Pierre Naville.
Breton redactó
la primera definición del movimiento en su Manifiesto
del surrealismo (1924), texto que dio cohesión a los postulados
y propósitos del movimiento. Entre los autores que citaba como precursores del
movimiento figuran Freud, Lautréamont, Edward Young, Matthew Lewis, Gérard de Nerval,
Jonathan Swift, Marqués de Sade,
François-René
de Chateaubriand, Victor Hugo, Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire,
Arthur Rimbaud, Mallarmé y Jarry.
En el mismo año se fundó el Bureau de recherches surréalistes y la revista La
Révolution Surréaliste, que sustituyó a Littérature, de
cuya dirección se hizo cargo el propio Breton en 1925 y que se convirtió en el
órgano de expresión común del grupo. La producción surrealista se caracterizó
por una vocación libertaria sin límites y la exaltación de los procesos
oníricos, del humor corrosivo y de la pasión erótica, concebidos como armas de
lucha contra la tradición cultural burguesa. Las ideas del grupo se expresaron
a través de provocaciones pictóricas y las ruidosas tomas de posición públicas.
El acercamiento operado a fines de los años veinte con los comunistas produjo
las primeras querellas y cismas en el movimiento.
En 1930 Breton publicó su Segundo manifiesto del surrealismo, en el
que excomulgaba a Joseph Delteil, Antonin Artaud, Philippe Soupault,
Robert Desnos, Georges Limbour, André Masson, Roger Vitrac, Georges
Ribemont-Dessaignes y Francis Picabia. El mismo año apareció el nuevo órgano
del movimiento, la revista Le Surréalisme au Service de la Révolution,
que suplantó al anterior, La Révolution Surréaliste, y paralelamente,
Aragon (tras su viaje a la URSS), Éluard, Péret y Breton ingresaron en el
Partido Comunista. A fines de 1933, Breton, Éluard y Crevel fueron expulsados
del partido. En los años treinta se sumaron al movimiento Salvador Dalí, Luis
Buñuel, Yves Tanguy, René Char y Georges Sadoul. Tras los años previos a la II
Guerra Mundial, marcados por la militancia activa de Breton, y los años de
exilio neoyorquino de la mayoría de sus miembros, durante la ocupación alemana
de Francia, el movimiento siguió manteniendo cierta cohesión y vitalidad, pero
a partir de 1946, cuando Breton regresó a París, el surrealismo era ya parte de
la historia.
La rebelión del surrealismo contra la tradición cultural burguesa y el
orden moral establecido tuvo su cariz político. Un sector del surrealismo no
consideraba suficientes los tumultos de sus manifestaciones culturales, y se
afilió al Partido Comunista
Francés. Nacieron violentas discrepancias en el seno del grupo a
propósito del debate sobre la relación entre arte y política; se sucedieron
manifiestos contradictorios y el movimiento tendió a disgregarse. Es
significativo, a este respecto, que la revista La revolución surrealista pase a
llamarse, en 1930, el surrealismo al servicio de la
revolución. Se celebró en 1938 en París la Exposición Surrealista
Internacional. La segunda guerra
mundial paralizó toda actividad en Europa. Bretón y todos marcharon a los EE. UU. Allí surgió una asociación de
surrealistas alemanes y franceses en torno a la revista VVV. Estos surrealistas
emigrados a EE. UU. influyeron en el arte estadounidense, en el expresionismo
abstracto de los 1940. Breton regresa a Europa en 1946,
el movimiento estaba acabado.
En la vertiente cinematográfica, el surrealismo dio lugar a varios intentos
enmarcados en el cine de las vanguardias históricas, como 'La caracola y el
clérigo' del 26, de Germaine Dulac
o La estrella de mar' del 28, de Man Ray y Robert Desnos, un cortometraje dadaísta. Luis Buñuel, en colaboración con Dalí,
realizó las obras más revolucionarias: Un perro andaluz en el 28) y La edad de oro
en el 30. Alfred Hitchcock y Salvador Dalí
colaboraron cuando el primero encargó al artista catalán parte de la escenografía de Recuerda (Spellbound). Cineastas
contemporáneos, como David Lynch, Jean-Pierre Jeunet,
Julio Médem, o Carlos Atanes, entre otros, muestran la
influencia del surrealismo.
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