INFORME DE LECTURA
LOS 10 INGOBERNABLES.
Editorial: Pikara magazine.
Publicación: Un relato entre los diez que
componen Los 10 ingobernables
Orientación: Sección literaria con vocación divulgativa y de entretenimiento.
Mercado: Público potencial femenino de clase-nivel intelectual medio, cualquier
edad.
Contextualización: June
Fernández (Bilbao, 1984) es periodista por la U.P.V, con sección fija en El País edición vasca hasta 2009 y eventual
en su edición nacional. Trabajó en El
Correo, El Deia, El Digital, El
diario.es, Argia, entre otros periódicos y en muchas revistas de diversas
temáticas. Desde una izquierda critica social, practica un periodismo autónomo,
fronterizo, al modo del corresponsal Alfonso Armada. En Diagonal escribe reseñas de personajes con un estilo más narrativo,
excusa para abrir debate social, siempre polémico. En 2014 rodó un documental
sobre mujeres indígenas en Guatemala. Comprometida con tantas causas, su pluma
contracorriente/contrapoder no peca de proselitista. Además de entretener e
informar, sus artículos van a la raíz, mueven a reflexión. Los ha reconocido subjetivos,
no quiere distanciar emociones al cubrir dramas humanos. Ha recibido el premio
de la Unión Europea Juntos contra la
Discriminación por su artículo sobre intersexualidad ¿Será niña o niño?; y el premio Colombine
de la asociación de periodistas de Almería por un artículo contra la violencia
sexual Yo quería sexo, pero no así.
Su fama vino con su artículo Si no puedo
perrear no es mi revolución asociándola con un feminismo posmoderno de
masas y reguetones que poco tiene que ver con la profundidad de su pensamiento.
Funda la revista Pikara en 2010, año que El País no renovó su contrato, y es la codirectora junto a su expareja Andrea Momoitio. Este fancine es el único con esta cualidad de visión de género en el ámbito vasco, y de los más destacados del estado. Gran éxito en su edición en papel y digital, maquetación encomiable, al precio de 5 euros. El formato sigue el modelo estadounidense y trata de romper estereotipos sexistas. Lucía Martínez, su exprofesora de periodismo en la U.P.V a quien dedica la obra, es la principal socia honorifica y también la acompaña en la Asociación Vasca de Prensa con Visión de Género (AVPVG), que se principió en gestar en la reunión de periodistas intergenero de Oviedo. L. Martínez, también decana de la Asociación y Colegio Vasco de Periodistas (y anterior vicepresidenta de la FAPE), dirige este organismo. Antes de su conocido activismo feminista y en colectivos LGTB por sexualidades libres y perfomatividad de género militó en partidos políticos y asociaciones ecologistas y antirracistas. (Su libro abarca toda causa de izquierdas, no solo la Queer, o habla de mujeres que juegan juntas a las cartas sin más en un pueblo gallego) Susana Martín es la ilustradora.
Apreciación general: 261 páginas repartidas en 10 relatos.
Prosa atípica a medio camino del ensayo periodístico y la narrativa. Destaca la
exhaustividad en la documentación, la humanidad en los perfiles (entrevistas
personales trasladándose a estos lugares, una experiencia en primera persona) y
el gran valor narrativo de este su debut literario. June viene del periodismo diario, del artículo de
opinión, colabora en revistas y su originalidad ha sido tachada de un exceso de
transgresión, recibiendo incluso insultos, amenazas de violación, acoso
machista y homofobo por redes y asaltos a la redacción en la C/ Lomana de Pikara, también mucho apoyo del público en
las redes. En cuanto a críticas de
verdad: El Diario.es alaba su prosa y
ha recibido elogios en varias reseñas literarias en El correo de María Bengoa (conocida más por su defensa a la mujer
que por viuda de Ramiro Pinilla, premio Nacional 2005):”Recomendable no ya solo
por el mensaje plural sino por su calidad formal”. El ABC llamó a June
“periodista lesbiana de izquierdas vascas” (La autora protestó: entiende a
medias la contextualización, no que tasen su rol sexual. Teme atraer lectores
por morbo erótico). Sin embargo, en sus últimas críticas el diario se sorbe sus
prejuicios definiendo la obra como “galería de lo extraño para unos, llave de
libertad para otros”. Se prevé a corto plazo segunda parte: monja lesbiana de
Managua, tarotista gitana con hijo negro, y otros personajes curiosos difíciles
de gobernar.
Tema: Diez retratos de héroes anónimos rebeldes, trasgresores,
con “ganas de complicarse la vida” defendiendo los D.D.H.H, y la identidad
sexual, mirados con simpatía por la autora.
Argumento: Muestra la realidad cotidiana sudamericana: violaciones,
linchamientos a la orden del día, incluso por parte del cuerpo policial; repasa
la política zapatista y al comandante Marcos en México; la Nicaragua de Daniel
Ortega o la Venezuela de Chávez a Maduro. Sin alejarse a la Palestina de Arafat
de otra de sus crónicas, encontramos aquí a más héroes de June: Julio, ajero en
el mercado de La ribera, de 86 años, no oculta su pluma en la bilbaína residencia
de monjas donde vive, ni lo hizo con Franco. (En este relato, el preferido de
la autora, no omite el racismo hacía gitanos y pakistaníes de su personaje
autodefinido como “marika”) Muestra las asociaciones LGTB por dentro. Da una vuelta
de tuerca al mundo trans dejando hablar a la mariquita de Mediona en este mini
pueblo de Barcelona, donde también nació la ilustradora. Allí Joan pudo ser
Juanita y ahora un Juan (de) nuevo, sin arrepentimiento cristiano, pero con
mucho sufrimiento. Profesoras universitarias, intelectuales, sexólogas, Nicole,
Sebastiana, Nelida, ancianas gallegas jugando a la brisca… desfilan por sus
páginas, por asociaciones de artistas y escritores, talleres culturales, reflejando
el proyecto Arcoíris, el movimiento CDR o el CENESEX.
El libro se escribe entre el primer
viaje a Cuba en 2012 hasta la última entrevista- compra de ajos a Julio en 2016.
En julio del 2015 El País la propuso
recopilar sus artículos de opinión más feministas, pero a ella le apetecía más
este libro, fruto del esfuerzo de un año reuniendo material, pero que costó
cinco años gestarse. En 2012 se financia por crowdfunding un vuelo turista a
Cuba, para entrevistar a Jazmín, la sierva múltiple que conoció en redes: clase
baja, árabe musulmana, marxista anticastrista, mujer feminista bisexual, velada
no sólo por su velo voluntario. Los medios generalistas exageran esta cruenta dictadura,
muchos intelectuales siguen creyéndose el mito de la revolución socialista del
Ché y otra izquierda propone alternativas críticas antifascistas, con las que
se identifica la periodista. Irina es comunista, admira a tiro fijo a la FRAC, la
escritora juzga éticamente que apoye a una guerrilla criminal paramilitar, pero
retrata también sus sombras. Allí la homofobia se une a la aporofobia y al
racismo: a Irina le duele más no tener barba que trabajo; allí nadie lo tiene.
(En el libro se retratan clases bajas, las altas pueden permitirse la operación
y otros privilegios) Irina acaba saltando de su silla de ruedas, liándose a
tiros fingidos con la Managua opresora y corta de vista.
Dámaso no necesita operarse el pecho
o una vagina para sentirse mujer. Este relato surgió al corregir unas crónicas
del congreso Identidad Trans en la
Nicaragua de 2013. El libro recoge todos
los intentos frustrados de otros libros y los aún no escritos por la autora.
Por ejemplo trasformó en relato las entrevistas para su revista Pikara a Irina
y Nelida en el Congreso de artistas e intelectuales de Venezuela. Y una de sus
becarias, que realizaba una tesis doctoral sobre pueblos de Orense, la invitó
allí un finde, antes de que estas ancianas
jugadoras de mus convirtieran en fantasma el pueblo. Sebastiana participaba en el documental de
mujeres indígenas. A Nikole la fue conociendo durante tres viajes por
Suchichoto, Ecuador. Primero recopiló estas entrevistas y diarios de viajes por
Centroamérica y Cuba publicados en sus blogs. La otra mitad de los relatos los
escribe aquí, son más recientes. Incluso aparecen colegas de la cuadrilla de
June que hacen la revolución a su forma. Con la ilustradora y con Antar (Laudel)
mantuvo relaciones sentimentales. Por eso tiene mayor feedback y es la única
con seudónimo.
Cerdapunk, de la asociación Ramonak de gordas, la invitó a un café
en el Lamiak y unos pincho-potes por el casco del Botxo. En este libro cabe su propia
infancia, sus relaciones familiares, amorosas y sexuales. Todo lo que ha ido escribiendo en su vida le
ha servido para este libro. Los protagonistas tienen maneras de ser sentir diferentes
y las entrevistas tampoco se pensaron al modo habitual de preguntas-respuestas
vaciando una hora, sino como charlas testimoniales de desnudo íntimo,
distendidas y cercanas, sacando la parte más humana, ganándose su confianza y
hasta su amistad. Muchas de estas personas aparecen con seudónimos, por miedo a
la discriminación, y deseo de seguir anónimas, pero no se avergüenzan de lo que
son, ni fingen ser otras.
Rechazan lo normal: la heteronorma
binaria, el credo, la salud mental y física impuesta, la política convencional,
el capitalismo… Nadie gobierna el cuerpo/mente de estos diez héroes que han
enamorado a la reportera, aunque no salgan en los libros de texto. A través de
sus historias comparte sus rutinas y juegos, en la “para-noia” de lo extra-normal.
Son modelos de épica de trasgresión pues no quería exponerlas como seres débiles
o frágiles sino como luchadoras: “Si me mata la guerrilla recuerden que luché
por mi pueblo” le lloró la sudamericana ahora exiliada. Historias duras mezcladas con otras
cotidianas en heterogéneas cosmovisiones: en un capitulo te entra “bajón” y en
el siguiente vuelves a henchirte de primavera. Acaba con la imagen de doña
Sebastiana llenando una botella de agua del mar y su vestido con arena.
Valoración: Divulgativo, ameno, interesante, profundo,
en registro culto mas no especializado, jergas callejeras y coloquialismos (el deslenguado
Julio el ajero), regionalismos (las
gallegas), nunca vulgar. Hay un (ab)
uso de referencias bibliográficas y a colectivos, notas a pie de página y citas,
más propio del ensayo que de la narrativa (por ejemplo explica el concepto de violencia
simbólica). Cada afirmación la basa en fuentes documentales/testimoniales, con
ayuda del reportero Sánchez Miribilla y de esta forma no resulta panfletario.
Se nota que viene del periodismo digital: hipervincula a links, blogs, videos y
canciones de YouTube como la de Juanita… ¡formas amenas de llegar al logos!
Además de ilustrada, al texto lo acompañan fotografías y una portada simbólica
con un buscador de oro (metáfora del literato) y representativa de la
pluralidad de personajes, en un rollo Tarantino-
Western.
Se ve un gran trabajo de
investigación detrás: bibliográfica y de fuentes personales. No es habitual
encontrar en un libro confesión tan detallada de la propia autora sobre la obtención
de información buceando por google y en archivos digitales y físicos. El libro
se abre a lecturas polisémicas: puedes quedarte sólo con las historias protagonistas
o profundizar en otras miradas al lesbianismo, al feminismo, a la nueva
izquierda y a los colectivos activistas y artísticos. Llama la atención la
forma tan realista en que refleja a estos seres humanizados gracias a la
introspección tan lírica y de mirada limpia y abierta, describiendo muchos de
los objetos fetiches y mágicos de las heroínas: libros, la música que escuchan
o sí en la pared han colgado un poster de Nelson Mandela o un retrato de
Virginia Woolf. Se adivina en la autora cierta mitomanía que ha sabido
trasladar a sus criaturas. Hay partes más agiles que otras, dependiendo de qué
horizonte de expectativas tenga el lector y si se acerca buscando un relato
literario o un ensayo más político social. Explica concisamente la historia de
los feminismos y se agradece, pues sus aclaraciones lo acercan a un lector
primerizo en el tema. Entrevista a intersexuales orgullosos de su condición
ambigua. Y aparecen lugares reconocibles de Bilbao: el Triángulo y los bares de
ambiente, la calle Ronda, la asociación LGTB Hegoak o Bilbao la Vieja (Bilvi) en su proyecto municipal y
comunitario vecinal de rehabilitación y regeneración cultural. El libro emana
multiculturalidad y un feminismo de intersección poscolonial, interracial,
periférico, no eurocentrista ni anglófilo. Se considera posfeminista, pero no
liberal-capitalista ni radical, tampoco burgués elitista al provenir de una
familia obrera, ni academicista en exceso. Simpatiza con los transfeminismos y
hasta las ciberidentidades y géneros zoomórficos, definiéndose como queer y visible poli y pansexual. Deconstruye
el amor al modo de Derrida (Judith
Butler, Beatriz Delgado), los muros erigidos en sexo y género y otras murallas
con las que estos quijotes topan en su día a día. Denuncia latente y explícitamente
el machismo, el maltrato, la violación, la cosificación y toda violencia ofreciendo
la alternativa, más viable que utópica, de un género ambiguo no definido y la
apertura al sexo como juego de rol. La afirmación de la identidad sexual, en
cambio, le parece más que un juego de “me quito y me pongo bigote” al que se
entretenga una burguesía excéntrica con necesidades básicas cubierta: un instrumento
de poder/saber a lo Foucault. Comunica claro y cumple
su intención divulgativa pues los relatos conciencian pero también entretienen
y mantienen tensión en la trama, por lo que se abren a un público sin estudios
superiores. Por todo lo argumentado, creemos más que conveniente la publicación
de una de estas diez historias. Téngase en cuenta que la novela ya está editada,
en 2016 por Libros del K.O. (Mas
siendo la propia June directora-editora de esta revista y la persona que, entre
las tres únicas redactoras, probablemente lea este informe no atisbo problema
en reditar uno de sus cuentos.) El hermano de 13 años preguntó a la
cuentista qué superhéroes admiraba. Ella (aunque no esconda su mitomanía) respondió:
“solo a mis ingobernables”.
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