El bodegón agitanado hasta huele.
Porcinos emanan de su cuerpo graso perfume de jamón; bacalaos exhiben sus
saladas gracias a mar; aceitunas chorrean una mezcla de ajo y Andalucía. Quesos incrustándose en la nariz para quedarse; los muy cabrones de Cabrales, fuertes y pegajosos, no quieren irse. Hasta el hielo huele a los residuos sanguíneos del cuerpo
roto del besugo. Los productos quieren salirse de las celdas de este mercado de
abastos, no les gustan ser solo naturalezas muertas de un literato jugando a
naturalista del surrealismo, pues en otra vida fueron animales vivos y eso era vital. Los ojos de los pescados,
brillantes y vivos, se clavan en los tuyos grises y tampoco se quieren ir por
pura indolencia ya. Algunos te miran como gatitos, pero otros mantienen su
condición de clase pescada y su orgullo de "muertos y pobres pero con el honor de “a 9,9 el kilo.” Voluptuosos
tomates hacen el amor, “los verdes” sobre “los rojos” y algunos pochos solo
sirven ya para zumo los pobres. Una lechuga espachurrada, con su faja de
esponjosa y verde montaña de rugosidades carnales que solo huelen a agua. Gritos:
“un eurito menos” El calamar se cuela en la balanza. Lloran las cebollas y quisquillan
las quisquillas. A la señora se le han caído ya tres bolsas, las tira adrede
para ser el centro de atención esa mañana de lunes en el mercado en que se
siente tan sola sin los nietos. Me marea el olor aceitoso, no he dormido nada... ¡y los efluvios y
hedores y la gente hablando más alto de lo habitua..l!, 'los vendedores mirándome como
si no hubieran visto a nadie escribir mientras pasea por un mercado municipal
de abastos! Saboreo tres aceitunas, salado caramelo machacado de ajo y agua. Siguen
gritando y las luces de león agresivas ciegan mis ojos que no han dormido hoy. Siguen
gritando, suenan como petardos, me gritan “cuidado, quillo” a la oreja pues he debido
caerme, así que me recompongo. Todos han girado sus cuellos y cabezas, que
por determinismo suelen anndar acompañados, para mirarme. La señora también me mira,
con envidia de que yo consiga sin pretenderlo ser siempre el centro de atención.
Al fin hallo la paz interior poniéndole ojos tortolitos al besugo, y el me devuelve semicerrados los ojitos de besugo, dormidito
entre los hielos como un niño bueno. Solo el blanco me calma. Entiendo que sea
el color de la pureza. ¡Es ahora el mercado tan puro y además casi todo a
un 1 eurito!
Hola, amantes de la cultura. Este blog cumplirá la tiple función de informar, entretener y divulgar contenidos humanísticos. Servirá como agenda de las distintas actividades en el panorama cultural. Publicaré relatos propios, entrevistas a escritores, fotos con ellos, conferencias, presentaciones de libros, artículos sobre filósofos o artistas... https://about.me/gonzalovillar
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