ALMUDENA GRANDES
Almudena Grandes ha sacado nuevo libro, el lector de Julio Verne. Una novela
donde el hijo de un guardia civil en pleno franquismo estudia en la casa de una
roja, enamorándose de la nieta de la profesora. Rencores de familias, la
posguerra de los años 40, hambre, miseria e ignorancia. De eso habla este
libro. La época de las cartillas del paro y el racionamiento, de las traiciones
entre vecinos, los chivatazos, el presidio, el exilio. Un pueblo que escucha a través
de las paredes y donde está prohibido hasta salir con chicas. Un niño de 9 años
que descubre leyendo a Julio Verne como era la España real de los años 40.
La novelista habló de su última
novela: el lector de Julio Verne. Es otra novela de la guerra civil, sí, otra
más, por si teníamos pocas. Desde que apareció Un Millón de Muertos de
Gironella, y sus contra replicas, la novela sobre la guerra civil constituye ya
casi un género propio e independiente. Una novela en la que aparecen los maquis
y los guerrilleros y como siempre los buenos son los republicanos.
El protagonista es el hijo de un
guardiacivil, Nino y una mujer desconsolada. Nino ha crecido en una casa
cuartel. El chaval piensa que su padre guardiacivil, Antonino, es un buen
hombre pero atrapado en una mala vida. Un padre que repite como un mantra “esto
es una guerra y no se va a acabar nunca”. El niño a sus 9 años ya sabe que no quiere
ser guardia civil como su padre. El padre no le deja al niño que atraviese el
monte por miedo a “los rojos”. Pero él niño está dando clases de taquigrafía y
para juntarse con su maestra tiene que pasar por zona republicana y
guerrillera. Allí, en el cortijo de las
Rubias, le espera Helena,
maestra de la república represaliada por los nacionales de Franco. Ella vive
con otras mujeres todas republicanas. En la novela se ve la frontera tácita
entre el pueblo llano y la gente de orden. La novela habla de la pobreza de
posguerra y también de la burguesía institucionalista para la que hubo progreso
en el país.
Pero los que perdieron la guerra
lo perdieron todo. La maestra perdió la guerra, perdió todo menos tres cosas:
una cama donde soñar, una mesa donde escribir y 300 libros en cajas de cartón
de guardar fruta. Entre esos papeles y libros se encontraban 15 novelas de
Julio Verne. Con estos libros la maestra enseña a leer al hijo del
guardiacivil. Son los libros que a la maestra le gustaban de niña, libros de
aventuras como los Hijos del capitán Grant. Ella sigue leyendo. Los libros se
los presta Pepe “el Portugués”. Los libros
son una puerta abierta a la libertad en un mundo dominado por la pobre inocencia
de la gente. La pobre ignorancia. El niño pasa de admirar a su padre a odiarle
por lo que representa. El niño encuentra otra referencia paterna en Pepe “el
portugués”, que es el hombre en que el niño quiere convertirse de mayor. Es el
modelo para la vida adulta que coge el niño. El niño va descubriendo Escuela de Robinsones, el viaje al Centro
de la Tierra, la Isla Misteriosa o las Aventuras del Capitán Gran. Su propia
vida se convierte en una novela como las de Verne. El niño ha de enfrentarse al
mal, a las amenazas. Es una novela de educación sentimental, una bildursroman o novela de iniciación en la vida adulta, una novela de búsqueda y
orientación de un adolescente que descubre la vida y sus partes feas e
injustas. Pero también es la novela de terror narrada por un niño de 9 años. Su
padre no ha podido elegir su vida, su trabajo, y él quiere rebelarse a su
destino que le espera. El narrador de la historia es un narrador testimonial,
es el niño que vive las aventuras, es la voz de la inocencia, es el testigo
fiable del que nos creemos su ficción. El niño se ve obligado a llevar una
doble vida. Almudena Grandes retrata una época dominada por el miedo. La vida
tras la guerra ya no es la misma aunque la familia del protagonista haga el
simulacro de normalidad yendo de tiendas. Las cosas no son como parecen. Una
época en la que todo está prohibido y había privación de todo. Una época en la
que se comía si tenías cartilla de racionamiento (esto desaparece en el 53) Prohibido
cantar la canción de la vaca lechera. La policía los detiene cuando cantan: ¡vaya
vaca más salada, tolón tolon, un cencerro lo he aparcado y mata moscas con el
rabo!
El niño se enamora de la nieta
de la profesora Helena. Helena vive en un cortijo, el de las Rubías, donde
tiene una biblioteca casi clandestina. La nieta era la destinataria de los
libros de su abuela pero a la nieta no le gusta leer. Los libros sin amor la
aburren. Sin embargo Nino disfruta con la isla del tesoro; un pirata mentiroso con
un loro en el hombro. Novelas de terror, aventuras, historias de amor van
cayendo en manos del niño. Y es que Almudena Grandes considera esta novela
sobretodo una novela de aventuras. El niño hereda la biblioteca y acaba odiando
lo que simboliza su padre. Es una novela de buenos y malos. Para el tribunal
supremo o para los juristas no está claro dónde está el límite del bien y el
mal, donde empieza uno y acaba otro. Para Nietzsche no está claro la frontera
entre el bien y el mal y el placer y el dolor. Pero para Almudena está muy
claro. Es su ética y código deontológico, su conciencia, la que se lo dicta. Almudena
no quiere pecar de panfletaria aunque “lo que está claro”- dice ella misma- “lo
que está claro es que aquí en España ha habido un bando demócrata y otro
fascista, ilegal”.
La novela está basada en hechos
reales y enmarcada en un contexto histórico pues se pretende realista. Con la
excusa de un niño que lee a Julio Verne Almudena Grandes nos ofrece OTRA NOVELA
SOBRE LA GUERRA CIVIL y una novela sobre el amor a los libros. El libro
pertenece a la serie de libros sobre la guerra civil que la autora está
escribiendo y publicando; Inés y la
alegría, las tres bodas de Manolita... bajo el titulo; Episodios de una guerra interminable. La autora se propone imitar los episodios nacionales de Benito Pérez
Galdós, guardando las distancias. Quizá por eso en todas sus novelas
aparece citado al menos un libro de Galdós, en una especie de homenaje
personal.
La historia se le ocurrió a
Almudena por las anécdotas que le contó una señora que se acercó un día a la mesa
donde daba la conferencia. El padre de esta lectora estuvo 9 años en la cárcel.
Todos en el pueblo le llamaban cornudo y decían que el hijo no era de él sino
de un buhonero. Así empezó Almudena Grandes a imaginar en su mente la historia
de un chaval que comienza a distanciarse de su padre. Una señora contó cómo
tenían una habitación escondida, a la que se acedía por un horno de leña, dónde
escondían a los republicanos huidos y a los refugiados perseguidos. Como una cotilla,
Almudena escucha las historias de la gente para sacar los temas de sus novelas.
“Para ser escritor hay que tener mucha memoria, acumular los cotilleos. Quiero recordar
a la gente a través de los libros lo que fue el exilio (y el exilio interior),
la guerra (y la posguerra)”, confiesa la escritora. Almudena mezcla la memoria y
la ficción. Fernand caballero ya escribía novelas de recuerdos y esto se hizo incluso
en el franquismo. Los cuadernos de Almudena están llenos de postis, subrayados,
correcciones y anotaciones. Desde que la inspiración la visita hasta que corrige
el último manuscrito pueden pasar meses, años. “desde luego soy escritora
porque soy lectora. A mí lo que me gusta es leer. Y que me paguen por lo que
más me gusta en el mundo, por leer, es increíble. No entiendo a esos escritores
que dicen que no leen nunca. Yo soy escritora por culpa de la lectura” Las
novelas de Almudena Grandes se han llevado muchas al cine, como Atlas de
geografía humana, Malena es un nombre de tango, las edades de lulú o castillos
de cartón.
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