Ramiro Pinilla resucita en el recuerdo a la Revista Galea y en las calles de Algorta
Se cumple un año de la muerte
de Ramiro Pinilla. Durante él se han celebrado muchos homenajes. El primero, al
poco de fallecer, en la casa de cultura de Algorta, luego una lectura de su
obra “una edad inolvidable” en la plaza de Algorta y otra lectura de fragmentos
en la escuela de teatro. Almudena Grandes le recordó en Bidebarrieta. Ayer, de
nuevo en la casa de cultura, se reunieron muchos periodistas de la revista
Galea que él fundó. Al día siguiente asisto a una de las rutas literarias, organizadas
por el ayuntamiento, para visitar los lugares en que se inspiró para sus
novelas.
Quedamos en la plaza de san Nicolás en
Algorta; la biblioteca y el frontón. En una lonja de un bar daba su taller
literario. Por él han pasado más de 400 escritores. Unai elorriaga, Jon Bilbao,
Willy Uribe, Blanca Sarasua.. A todo el que pasaba por allí le animaba a
escribir, copiar de los grandes hasta descubrir su estilo propio. Sus
influencias; Faulkner, Márquez, Hemingay, la literatura americana de la vida
rural. El taller se reunía en la librería Antares donde ubicó las oficinas de
Manuel Esparta, su original detective. Y luego en casa de Víctor Abad, otro
miembro del taller. Ramiro se sentaba en su butacón verde, cerraba los ojos y
absorbía el relato. Cualquier junta letras se cree con derecho de hacer un
taller literario o por fascículos y cobrar millonadas, pero él de Ramiro era
humilde y gratuito. Había gente que al recibir una crítica destructiva dejaba
de ir. El taller funcionó 37 años y ha habido premios Euskadi y nacionales
entre sus miembros, muchas jóvenes promesas. Era un maestro sincero, y no
hipócrita, te decía lo que pensaba como en un concurso de talentos, así
recuerda Blanca Sarasua su taller. Hay escritores que escriben para vivir,
pagar la luz y otros que viven para escribir, estos son los mejores
Visitamos la torre de los trinitarios,
aparece en muchas de sus novelas, así como el cementerio. Ramiro era ateo, y
dijo en una ocasión; a estas alturas qué más da creer o no. Encontramos la casa
de la marquesa y la escuela de doña Mercedes y el maestro don Manuel
(estereotipo de profe nacionalista) y la casa de la maestra. Asier Altube, su
discípulo, aprende a pensar libremente. Ramiro no era nacionalista ni
derechista, ni nada acabado en ista. ETA bombardeó su revista Galea, donde
escribían gratuitamente en un ambiente de libertad cargado de humo.
Con el guía llegamos a Cuatro Caminos,
punto neurálgico que aparece en casi todas sus novelas. Y a la rotonda de
Benanzio y paseo de Ereaga. Pero el lugar donde Ramiro encontraba la paz y la
libertad era su playa de Arrigunaga. El murmullo de las olas, bruscas sobre las
rocas, el aire a salitre… inundaba a Ramiro hinchiéndole de libertad. En su
cuento Andanzas de Txiki Baskardo afirma que allí se originó el mundo. Y allí
esparcieron sus cenizas (si le hubieran enterrado se hubiera escapado al mar
igualmente). Luego visitamos caseríos (Olga, Arrune, Kolosaude) y el molino
quijotesco.
Ramiro empezó muy joven a escribir, tuvo
éxito muy pronto pero luego hubo un gran silencio, dejó de publicar muchas
décadas. Estos años en la sombra se debieron a una discusión con la editorial
Destino. Luego se presenta al Planeta pero no gana. Animado por Víctor Abad y
Fernando Aramburu volvió a publicar, en la editorial Tusquets, en el 2004. Aramburu
ya había escrito una tesis sobre él. Allí le llegaría su verdadero reconocimiento;
Verdes Valles.
Llegarían los homenajes; en el 2000, al
cumplir 90 años, le pusieron una placa en una roca de la playa que rezaba; aquí
empezó todo. (Aseguraba que la humanidad surgió de esta playa) La última
ramirada fue quedarse a beber cubatas el día de su cumple hasta tarde. Pinilla
al principio tuvo que trabajar de ingeniero naval, no vivió de la literatura
hasta mayor. Nació en Bilbao donde tuvo varios hijos con su primera mujer,
Begoña. En sus inicios Ramiro creó su propia editorial, Libro Pueblo, y además
de editarse, él mismo vendía sus ejemplares en la plaza nueva.
Luego llegaría el éxito y el dinero, su
casa de piedra en Algorta imitando el Walden de Thoreau. Y su internamiento en
ella para escribir los tres tomos de Verdes Valles, su obra cumbre. Novela rio
en que confluyen todas sus novelas. La infancia es la patria del escritor y en
Algorta veraneaba con su familia de niño. Por eso vino a vivir aquí. La higuera
es el árbol de Guernica de Algorta. La de su casa, la del colegio, la de la
novela. Él era un roble vasco; bien
asentado, serio y sereno. La gente obsesiva, tenaz y testadura, es así.
Ramiro creó un mundo literario propio
con sitios y personajes que existieron o quizá sólo en su recuerdo e
imaginación. El guía nos comentó el proyecto de realizar una película con la
novela Ciegas Hormigas. Habló de los vaskardos, diferentes familias (piratas de
tierra que robaban barcos, aristócratas de Algorta, primitivos que vivían
alejados del progreso tecnológico).El mismo era un baskardo. Un prehistórico
contrario a toda innovación. Vask es el ruido gutural al beber vino que es
ardo. De ahí bask ardo. Ramiro no tenía ni móvil y quedó impresionado con su
primera lavadora. Terminamos la visita invitándonos a un pincho pote en un bar.
Los periodistas subieron al proscenio.
Emocionados al ver fotos viejas como un periodista que vio a su mujer con la oliveti sobre su espalda. En esta
revista aprendieron la parte práctica que la UPV no daba, decepcionados del
periodismo universitario, recobraban la ilusión de escribir. El Partido Comunista
financió la revista medio año. La bomba destrozó el equipamiento informático,
los baños y dormitorios. Aquellos cocteles Molotov iban contra la libertad de
expresión en esta extensa obra teatral llamada problema vasco. Fue un fracaso económico pero no cultural
aunque dejaron de publicar la revista.
Solo fueron 100 personas a la
manifestación de protesta por el atentado, los amigos más próximos, dando una
idea de cómo es este pueblo. Nadie, fuera de la cuerda ideológica que fuera, se
disculpó ante Pinilla, pues yo pienso como el de la bomba.
Los periodistas hablaron del
nacionalismo, de Arana (al que aseguraron estaba enterrado en un txoko en
zalla), criticaron también todo fundamentalismo, sea de la orden de cristo como
de las damas del té. Recordaron la utopía juvenil que perseguía un fin pero no
tenía final. Lo que no fue pero podía haber sido. Un periodista recordó que la
poesía es un arma cargada de futuro, apostillando después; ¡que viejos os veo a
todos!. La bibliotecaria comentó de un blog abierto sobre las rutas literarias,
un titer del acto y del proceso de escanear la revista Galea para verla en
internet, y evitar que arrancaran más páginas. La biblioteca es divulgadora y
difusora de la obra y no guardiana del tesoro.
El homenaje era armonizado con música de
Sabina, Serrat, Paco lucia, Kepa Junquera, Silvio Rodríguez y fotografías de
escritores; atxaga, S. Puértolas… Habló una profesora de primaria, de literatura,
que lo fue de muchos del taller. La obra
de Ramiro se la considera sucesora de la de Baroja y su novela comparable a
tiempo de silencio. Limpieza en su escritura, y humildad, no dice en cada
página que bien escribo. Equilibrio entre la sabiduría y la ironía, no sobra ni
falta nada. Ramiro no contaba chistes pero tenía mucho humor. En su biblioteca
tiene la foto de los hermanos Marx y el gordo y el flaco. Como cuando parece que los gritos son del
parto de Isidora y en realidad se deben
a un mitin. Ramiro tiene ternura y
es leal con sus personajes queridos, se compadece de los inocentes.
La gente le recuerda con cariño. Para
mucha gente Ramiro fue una especie de oráculo que aconsejaba sobre el futuro y
un ejemplo y báculo moral. Pocos valores pero muy firmes, que se han contagiado
a sus discípulos. Todos se peleaban por la página de opinión del periódico. Escribir no para cambiar el mundo sino como
ya estuviéramos en ese mundo ideal. Un socialismo utópico. Su sencillez, sabiduría,
saber estar. La redacción hedía a nicotina mientras maquetaban con un vaso de
leche. Mucha gente se fue sin despedirse, sin decirle cuanto le quisieron.
Era un hombre de los de antes, un hombre
bueno, con una inocencia desconcertante en un adulto. Te apretaba y besaba como
niño grande con su juguete nuevo. A una periodista que quería escribir pero
literariamente (no datos fríos), Ramiro la regaló un diccionario de seudónimos
de la Rae. En aquella redacción muchos periodistas fueron felices. No había
discrepancias. Ayudó a otra periodista a escribir reportaje de investigación y
sobre todo dio a todos más de una lección de ética. En la carrera, en eitb, la
periodista estaba con los hombres grises de Momo pero con Ramiro en su salsa. Ese
padre con el que poder hablar de todo. Vivir el periodismo con la cámara al
hombro, la escritura libre y creativa, entrevistando las fuentes, ilusionados
con la grabadora.
Almudena asegura que el escritor siempre
novela sobre la identidad vasca, se inventa leyendas y los mezcla con
personajes reales, según la memoria colectiva. Un microcosmos; pueblo, caserío,
playa. En Madrid no se le conocía. Su editor dijo que iba a publicar a un vasco
loco de 80 años una novela de 3 mil páginas.
Los premios llegan tarde pero Ramiro disfruto diez años de su éxito.
Ramiro ganó el Nadal con Ciegas Hormigas
junto a primera memoria de Ana María Matute. Nunca he intercambiado una palabra
con esa mujer, me confesó. Pero nos ha
dejado después de dejarnos ella, parece como si fueran cayendo un escritor tras
otro como piezas del domino, porque la muerte y el tiempo siempre ganan. Sólo nos queda el recuerdo, para vencer al
tiempo. Aquí empezó todo, pone en la placa de la roca, y aquí no acaba porque
sigue, siempre seguirá mientras siga la literatura y el recuerdo de Ramiro Pinilla.
Aquí empezó todo, y ahora aquí
acaba. Así le pusimos en la placa de la roca de la playa de arrigunaga en
Algorta, “aquí empezó todo” es el comienzo de una de sus novelas.
El día que murió Ana maria matute
le hicimos un homenaje en la playa. Ramiro ganó el Nadal con ciegas hormigas
junto a primera memoria de Ana Maria Matute. Nunca he intercambiado una palabra
con esa mujer, me dijo. Pero nos ha
dejado después de dejarnos ella, parece como si fueran cayendo un escritor tras
otro como piezas del domino, porque la muerte y el tiempo siempre ganan. Sólo nos queda el recuerdo, para vencer al
tiempo. Aquí empezó todo, pone en la placa de la roca, y aquí no acaba porque
sigue, porque siempre seguirá mientras siga la literatura y el recuerdo de Ramiro Pinilla.
Primer
homenaje a Ramiro Pinilla en la casa de cultura de Algorta:
https://www.youtube.com/watch?v=yv_syblzwJg
Ramiro Pinilla, un gran escritor, no lo suficiententemente reconocido fuera de Euskadi
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