sábado, 30 de enero de 2016

Rosa Montero; LA LOCA DE LA CASA

Rosa Montero ocupa un papel importante en la transición española y en el feminismo en una época aun machista. Ha escrito novelas policiacas, de ciencia ficción, filosóficas, de amor, de aventuras y de fantasía. En sus novelas mezcla la realidad y parte lógica y racional del ser humano con la fantástica, el surrealismo, el inconsciente. “La realidad no es sólo lo tangible y tocable sino los sueños, fantasmas, delirios…eso también es real. El nazismo fue un delirio y cambió el siglo xx. Lo intangible y trascendente es a veces más real que lo inmanente.”, explicó la también psicóloga.   

Rosa Montero ha publicado 14 novelas, traducidas a 20 idiomas. Hace 37 años publicó su primera novela. Actualmente colabora con artículos y reportajes en el País. Tiene el premio Nacional de Periodismo, el Primavera y el Que Leer. Estudió psicología y periodismo en la complutense de Madrid y perteneció al grupo de teatro Tábano. Hoy nos visita en la conferencia que ha tenido lugar en la Alhóndiga, espacio Azcuna, en Indautxu- Bilbao. A Rosa Montero le ha gustado Bilbao siempre, incluso cuando decían que era feo. Le gusta el Guggenheim y nuestra arquitectura. Como una turista japonesa saca miles de fotos. Nos habla de sus últimas novelas, dónde se atreve con la ciencia ficción; lágrimas en la lluvia y el peso del corazón (y una tercera en preparación). Estas novelas se dan un aire a Blade Runner y trata de unas replicantes que quieren desprogramarse.

Rosa nos habla de lo inabarcable que es la literatura. “Aunque leamos un libro a la semana solo leeríamos 3mil libros en toda nuestra vida. Eso es muy poco si nos acabamos de bajar una biblioteca digital de diez mil libros. ¡Ya los leeremos cuando nos jubilemos! Y que de entre toda la literatura existente alguien elija un libro suyo es todo un orgullo. “, dijo con alegría.

Los escritores somos la mayoría lectores voraces, letra heridos.”, confesó la oradora. Nos habla Rosa Montero de la mala suerte del escritor: “o es tuberculoso, o se suicida, o se exilia, o se exilia interiormente, o es huérfano, o pierde al hijo como Umbral, o entra en depresión como la Matute o le fusilan, o se divorcia o muere borracho en la calle como un poeta maldito o no vende un libro en su vida, o le reconocen ya muerto”. La escritora nos remite a un estudio de Clara Obligado sobre la desgracia del escritor. Obligado leerlo.

El escritor no tiene por qué ser buena persona, muchos pegaban a su mujer. Los escritores, en el fondo, son niños que no han crecido o se niegan a crecer. Niños que esperan el reconocimiento de su profesora y que les den muchos premios. Niños a veces mal criados y con mala educación como Cela o Fernando Fernán Gómez. ¡A la mierda! Por eso los escritores dicen que no hay más patria que la infancia y se pasan la vida, como Proust, intentando recuperar el tiempo perdido. El jardín mágico de la infancia, ese paraíso antes de ser expulsados de él al morder la manzana de la madurez”, opina la autora. La manzana de la madurez yo la imagino como la que le cayó a Newton, una manzana envenenada como la Blanca Nieves, una manzana reineta podrida. La manzana que le pusieron en la cabeza al padre de Guillermo Tell para ser objeto de sus flechas. “Los escritores son niños perdidos en los jardines de Kensington de Peter Pan

Rosa Montero confesó que las historias la surgían de dentro, del inconsciente, de sus sueños: “Algo te emociona y no te cabe en pecho y cabeza y deseas compartirlo. Escribimos para que nos quieran. La inspiración es la salida del inconsciente en sueños o despierta, sacas lo de dentro a flote. Todas las preguntas tienen su respuesta pero tardas en darte cuenta que lo tenías dentro. Por eso a veces en sueño se aclaran neuras y salen cosas que tu misma no te dices estando despierta”. Rosa Montero sacó la psicóloga que lleva dentro: “El escritor tiene cierto desorden mental, siempre, está muy relacionado la creación artística con la ambigüedad sexual, con el trauma psicológico. Es la educación recibida y las consecuencias del entorno social, son los problemas familiares y sociales los que acrecientan el mundo interior. Porque cuando somos felices nadie crea, estamos demasiado entretenidos en vivir la felicidad”. Rosa puso de ejemplo el trauma de Dalí: su hermano gemelo murió en el parto. Se sentía el asesino de su hermano. Esto es “el estigma de Caín”. Enterraron el feto muerto del hermano y en la tumba dejaron espacio para cuando muriera Salvador Dalí. Mark Twain relató a un periodista que su hermano gemelo murió ahogado mientras se bañaba, pero al no tener el lazo diferenciador, no sabían bien quién de los hermanos había muerto. Rosa Montero habló de la monstruosidad de esos hermanos siameses que conviven en un mismo cuerpo. Trabajaban en un circo de EEUU y uno de ellos murió. Y habló de las siamesas de Pakistán a las que separaron y que han muerto ambas. Son esas crueldades sádicas con las que a veces la vida saca su lado monstruoso.
Rosa Montero mezcla la novela de ciencia ficción con la negra y policiaca. “Antes la novela era muy cerrada. Debía ser verosímil y encerrada en jaulas y cajetillas estanco que encasillaban la literatura. Hoy en día los géneros se hibridan y la novela está viva, cambia, se inicia, muere, se inventan nuevas formas de creación”, aseguró la conferenciante.  

En la novela el Peso del Corazón hay varias plataformas flotantes (en el espacio) donde viven sociedades democráticas y otras más tiránicas, hiper religiosas, todas con un gran avance tecnológico como en la novela de Orwell o en mundo feliz. La protagonista Bruna Kaskin busca desesperadamente su corazón de hojalata; ser humana. Sólo está programada para vivir 10 años y lleva ya 4. La imaginamos con su cabeza rapada, sus ojos felinos y sus tatuajes por todo el cuerpo. Ella no es un robot sino un androide orgánico. Todos saben que van a morir. “La muerte; lo terrible de ella es que después de un par de generaciones seremos olvidados y nadie nos recordará. Y será como no haber existido. Por eso escondemos la muerte como la asistenta que oculta la suciedad bajo la alfombra” dijo la escritora. Rosa de niña (hay muchos relatos de su infancia en su novela la Loca de la Casa) se decía así misma: “disfruta porque pronto llegará la noche, serás mayor y habrás muerto. La vida es lo que sucede mientras perdemos el tiempo. Cumplirás 10, 20, y a los 44… ¡Rosa deja de contar!”. Por eso escribimos siempre contra la muerte. El tiempo corre en nuestra contra. La escritora tarda de media 3 años en escribir una novela. Eso significa menos horas de estar con tus amigos o mascotas o ir al cine. ¿Pará que sentarse en un rincón a inventar mentiras? “Porque no puedo hacer otra cosa”, nos confiesa. “Por eso escribimos memorias y diarios, y autobiografías; nos da la ilusión de que nuestra vida permanecerá cuando nosotros ya no estemos. Perdemos la infancia de forma traumática. El escritor se ve obligado a madurar antes de tiempo, es un niño viejo, forzado por las circunstancias. Y ¡claro!, no quiere, uno se resiste y se rebela a perder el niño interior, a crecer” nos explicó. Rosa habló de que muchos escritores habían empezado a leer y escribir a consecuencia de una enfermedad. “Los divanes de los sicoanalistas se llenan de personas que han perdido algo tan esencial como es la infancia. Dijo H Hesse que aferrase al sueño de la niñez es el peor de los refugios. Por eso el escritor se obsesiona con el paso del tiempo y combate la decadencia de esa perdida de cosas; sean amigos, padres, familia, la infancia, recuerdos, o peluches que queríamos mucho. (y empieza así el complejo de Diógenes también, no queremos perder los recuerdos)”

Su libro se basa en el sueñan androides con ovejas eléctricas de Filipi Dik, llevado al cine como Blade Runner por Ritley Scott, con Harrison Ford de protagonista y música de Vangelis. La película no tuvo éxito en su estreno pero con el paso del tiempo se ha convertido en una peli de culto. No sólo por su guion original y sus actores, sino por un vestuario y escenografía increíble. Incluso se ha creado un videojuego, una aventura gráfica, sobre la película.  En la novela de Rosa al protagonista le encargan el caso de un robo de diamantes que destapa una trama de corrupción energética internacional. Además de una novela de ciencia ficción también es un thyler y una novela política y filosófica sobre el sentido de la vida.

A los replicantes les insertar una memoria con 500 recuerdos. (Suena un poco a la película Abre los Ojos de Amenábar); tú estás muerto pero crees que vives porque tienes recuerdos. “Lo que nos asusta de la muerte es perder la conciencia, la memoria, el cerebro”, dijo Rosa. Estos recuerdos de 25 años de vida las escriben los memoristas. Rosa habla de escritores memoristas como Juan Marse que siempre habla del pasado, la infancia. Como Proust o Tolstoi. Y otros escritores amnésicos, sin memoria, como Conrad.La memoria depende de cómo la imaginamos, o qué recordamos, es una mentira y cuento que vamos construyendo, el recuerdo ya no es el mismo, va cambiando: los padres de mi hermano no son mis padres ni la casa es la misma para los dos. Nunca es el baño en el mismo río. La imaginación reconstruye e inventa nuestro pasado dándole apariencia de que tiene un sentido. La vida es absurdo ruido y furia, decía Faulkner. La realidad es múltiple, variable, depende del prisma, de la perspectiva. Quizá lo que le da sentido es la necesidad del otro, ser animales sociales”, explicó Rosa.  

Hay escritores erizo como Proust que siempre escriben el mismo libro y escritores zorro que buscan e investigan nuevos caminos”. Rosa Montero siempre escribe de las mismas obsesiones pero con lenguajes, formas diferentes, intentando innovar e experimentar. “Se escribe para aprender de ello, no para enseñar. La misma historia ¿con qué estilo la cuento? Hallar cada vez la forma más bella de narrarla.” Rosa toda su vida pensó que escribía de perdedores, el lugar común y típico- tópico de los antihéroes y ahora cree que escribe sobre súper vivientes. En la loca de la casa y ridícula idea de no verte mezcla el género novelesco con el nuevo periodismo. Sus personajes son marginales, al principio de la novela no se perdonan así mismo y se culpabilizan, no se quieren, son solitarios. Están hechos polvo. Y tras la prueba iniciática, consiguen quererse más así mismo.   

Ahora por fin se atreve con la ciencia ficción. Aunque es de letras pura le gusta la ciencia, que es más mágica que un libro de hadas. En la feria del libro de Madrid muchos se acercaron a su estand para comentarla lo mucho que les había encantado su novela a pesar de que odiaban la ciencia ficción. “La mayoría de esas personas no habían leído nunca un libro de ciencia ficción. Es más el prejuicio que tenemos en este país a científico. La ciencia ficción no habla de esoterismo y cosas raras y a veces es una excusa para hablar de anti utopías como en el mundo feliz de Huxley o en Walden 2 de Skinner o en el Gran Hermano de Orwell”.

Rosa Montero construye la novela en la cabeza, toma notas en cuadernitos. En su vida es caótica pero escribiendo la importa mucho la estructura, la arquitectura y esqueleto interno de la novela. Por eso idea organigramas, mapas de cartulina a colorines, mapas de un lugar mágico como en su novela del Rey trasparente. Va haciendo montones, mapas con capítulos, poniendo fechas, avanzando, cambia orden capítulos…mezclar ingredientes para guisar una buena novela, el desarrollo psicológico del personaje, el movimiento, acción y cráteres y el punto central donde todo converge. “Traspasar lo de tu cabeza al papel, como un ebanista montando una pieza. La escritura es como el amor pero tu te lo guisas tu te lo comes. La estructura de una novela es como una matriusca o una cajita dentro de otra que hay que ir abriendo”.

Ella escribía a los 5 años cuentitos de ratitas q hablan: “eso es ser escritor pero no buen escritor. Escritor es el que escribe y buen escritor el que encuentra su voz. Se puede aprender a escribir (aunque a veces se aprenda de forma auto didacta)”. Rosa Montero tiene formación universitaria y académica pero es bastante escéptica de los talleres de literatura si te intentan cambiar el estilo y forma de escribir. Ella misma dirige uno desde hace 15 años. Ella no fue a ninguno. “El taller está bien porque pone en contacto a gente que quiere escribir y se leen mutuamente, es un buen caldo de cultivo para desarrollar luego nuestro propio camino. Nadie te enseña a escribir y no se debe imponer la manera de ver la literatura. Cada cual tiene su estilo, su tono, su voz, su ritmo. A mi el genial Márquez no me gusta, por ejemplo. Nadie te puede imponer un tipo de literatura”. Rosa Montero desengañó a los que quieren escribir: ”No vais a ganar dinero ni fama, os llevará mucho tiempo y a veces lo pasareis fatal pero si necesitas escribir podrás con todo” aconsejó la escritora.  “No se puede escribir por envidia o recelo a otro escritor. O para ganar dinero, público o premios, sino escribir porque lo necesitas. En la novela sale el inconsciente, no el Yo personal. El ego tiene que morir, la razón esta subestimada, el narrador debe pasar inadvertido en la novela. Que parezca que se ha escrito sola”, advirtió la autora de la hija caníbal y el corazón del tártaro.    Recomendó leer muchísimo, mejor que ir a clases de literatura. Y leer clásicos y releer. “Al principio no sabes cómo va a ser la novela, se va descubriendo. Se te puede ocurrir en un avión o en el cuarto de baño. Corregir y rehacer y leer y leer” Le da tal ansiedad los libros que nunca leerá que no suele repetir lecturas, no hay tiempo de releer. Rosa nunca ha dejado de escribir por el que dirán. Ni se ha auto censurado. Su primera novela, testimonio de juventud, Crónica del desamor la escribió a los 29 y habla del sexo sin tapujos. (Aunque no le gustan las autobiografías habló de su marido muerto) En Ridícula idea de no volver a verte reflexiona sobre Madam Curie.

La novela no es tan fantástica e irreal. Seguramente en el futuro haya clones. Y plataformas”. Se plantea aquí el debate ético y moral de los límites de la tecnología. Igual que estallaron las bombas atómicas en Hiroshima Nagasaki. “El problema de los residuos radiactivos es que pueden durar 100 mil años. Ahora se ponen en agua para que no contaminen pero ¿dentro de 100 mil años nuestros descendientes seguirán poniéndolas en agua? Otra opción es meterlos en una tumba sellada y avisar a las nuevas generaciones que no lo abran. Quizá a través de un mito; decir que esa tumba está maldita para que no lo abran”, propuso la novelista.

Rosa Montero es una defensora de los derechos de los animales y en su twitter critica esa animalidad salvaje de matar a los toros. En su última trilogía aparece una mascota alienígena; Bartolo el tragón, que come libros. “Los animales nos reconcilian con el animal que todos somos.  Anatole France dijo que quién no ha amado un animal tiene una parte de su vida dormida”.


Rosa Montero nos ha recordado en esta conferencia la importancia del inconsciente para gestar cualquier creación artística, pero además de la inspiración, detrás hay mucho trabajo. 

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