Vargas llosa recibió el premio Nobel de mano del rey de Suecia,
pronunciando un discurso que llenó de lágrimas y sonrisas a sus interlocutores.
Aprendió a leer a los cinco años en el colegio la Salle, con el hermano
Justiniano en Cochabamba Bolivia. 70 años después afirma que la literatura convierte
el sueño en vida y la vida en sueño. Inventaba finales para las novelas de Verne.
Su madre leía a Neruda, y sus familiares le animaban a seguir escribiendo. Ahora
tiene 4 hijos y 6 nietos. Y una mujer que cocina, soporta sus manías y neurosis
y decide sus viajes y citas con periodistas y le riñe; Marío sólo sirves para
escribir. Sin ella su vida sería un caos.
En su
Juventud fue marxista, el socialismo era la solución de América latina y del 3
mundo. Militó en el comunismo hasta ser un demócrata liberal. Un tránsito
paulatino al desencantarse de la revolución cubana, rusa y la cultural china,
aquelarre de sangre. Defiende el idealismo del quijote frente a las dictaduras.
Nuestra era es la de los camicaces suicidas pues todas las épocas han tenido
sus espantos. Los fanáticos creen que matando ganan el cielo, aferrados a sus
verdades absolutas. Él quiere paz, pluralismo, derechos humanos en un mundo de
y guerras de exterminio. La democracia liberal de las elecciones libres que
también tiene sus limitaciones.
Vargas
Llosa tuvo muchos trabajos “alimenticios” antes de dedicarse de lleno en la
literatura. Huye de su país analfabeto donde la cultura era patrimonio de minorías,
y se va al París de la libertad y los ideales. Respiró el aire de Sthendal,
Baudelaire, Proust, Rimbaud. Conoció a Sartre y Camus (y el compromiso moral de
que las palabras son actos), a Ionesco, Beckett, Cioran, Bataille... el teatro
de Brecht y el cine de Ingrid Bergman, la novele vage y el nuevo roman, las
piezas literarias de Malraux…. Aprendió de los maestros; la disciplina,
talento y paciencia en Flaubert; la importancia de la forma y la estructura en
Faulkner… y Dickens, Tolstoi, Cervantes. Malraux le enseñó que la épica y el heroísmo caben en la actualidad
tanto como en el tiempo de la odisea e Ilíada. En pequeñas circunstancias hay
esperanza, merece la pena vivir y fantasear e inventar historias.
El boom latinoamericano
y el realismo mágico fue un invento comercial de las editoriales españolas
durante la transición. Borges, cortazar, Benedetti, el recién fallecido García
Márquez, Octavio paz, Carlos fuentes,
Cabrera Infante, Rulfo, Onneti Carpentier, Edward donoso. Estas novelas
denunciaban la América de guerrilleros barbudos. Hoy en día hay dictadura en
Cuba y Venezuela. Y crisis democrática en Argentina, Bolivia y Nicaragua,
chile, uruguay peru, México, centro América. Los tiranos han llenado el mundo
de infiernos. La literatura nos sume en el cielo de la libertad, la belleza y
la felicidad, nos alerta contra la opresión. Los caudillos controlan la
conducta de los ciudadanos y establecen sistemas de censura para reprimirla,
vigilan con suspicacia a los escritores independientes. La imaginación discurre
por los libros, ilumina el oscurantismo. La fantasía vuelve al ciudadano más
libre. Prende puentes, rompe fronteras, y nos encoje el corazón.
En sus
viajes por Ny o Brasil siempre se sintió como en casa. Siempre ha tenido
amigos, lecturas y temas para escribir. Habla del exilio y la nostalgia. Amar
su país. Pidió que sancionaran la dictadura de Perú, se puso en contra de
Pinochet y los talibanes en Afganistán, los imanes en Irán, áfrica del sur,
armenia, la cuba de Fidel. Siempre en contra del resentimiento, cerrando
heridas. Heredero de las culturas pre hispánicas (el machu pichu) y la multi
culturalidad pero también de la tradición judeocristiana y española. Peru como
el aleph de Borges es el mundo entero, No tiene identidad porque las tiene todas.
La conquista de América fue cruel y violenta. Nuestros abuelos se acriollaron
al independizarse de España hace 200 años. Se sigue explotando al indio
diezmándolo y exterminándolo, los indígenas deberían emanciparse.
En España
acogieron sus novelas, Carlos Barral y
Carmen Balcells le publicaron y empezó a tener lectores. Se siente tan español
como peruano. Sufrió la censura. En la Barcelona de los 70 se cocía el ambiente
bohemio de pintores y compositores. Igual que París, Bcn fue una ciudad
cosmopolita y universal, torre de Babel. Vivió la transición del autoritarismo
a la libertad, del subdesarrollo a la prosperidad, de la desigualdad
tercermundista a un país de clases medias integrado en la Europa moderna.
Detesta el nacionalismo, las ideologías y religiones excluyentes y el negocio
de las armas, las banderas, himnos, discursos heroicos y la violencia pero no
el patriotismo. Este es un sentimiento sano, amar a la tierra natal donde se
forjaron sus sueños.
La
infancia es un mito literario; su primer cigarrillo, sus amores, sus bailes.
Empezó en el periodismo a los 16. Su padre había muerto y él besaba la foto de
un señor con traje de marino. A los 11 años su madre le revela que estaba vivo
y se fueron a vivir con él a Lima. Perdió la inocencia y descubrió la adultez,
la soledad y el miedo. La literatura lo salvó, le permitió vivir mundos de
aventura, y escribir a escondidas, un vicio inconfesable, una pasión prohibida.
En sus libros meta literarios (la verdad de las mentiras) la ficción
es el refugio ante la adversidad pues vuelve extraordinario lo
ordinario. El escritor inconformista y desencantado crea la fantasía. Los contadores de historias humanizan un
mundo cruel con sus fabulas. El
espíritu crítico es el motor del progreso. Escribir y leer es protestar contra
las insuficiencias de la vida. Buscar en la ficción lo que uno no tiene. La
vida tal como es no colma la sed de absoluto, condición de la vida humana y en
la ficción vivimos varias vidas.
Una forma
de rebelarse, su razón para vivir y denunciar lo intolerable. Fue su tabla de
naufrago, la luz al final del túnel. Escribir le cuesta esfuerzo, sudar la gota
gorda, construir una historia, bucear en su memoria experiencias vividas.
Escribir es vivir, sacar una niebla de fantasmas, amaestrar y pelear con las
palabras díscolas, alimentar la pasión, gestar novelas donde los personajes
respiran y sienten y tienen libertad. Escribir es un hechizo, como hacer el
amor con su mujer amada. El teatro le apasiona desde que vio en Lima muerte de
un viajante de Arthur Miller. A sus 70 años acaba de interpretar un texto suyo
con Aitana Sánchez Gijón.
La literatura
es un laberinto, jeroglífico donde hay más dudas q certezas. Es sentirse
perplejo ante el sinsentido de la historia o la trascendencia irracional. Nuestros
antepasados prehistóricos inventaron cuentos en el fuego de las hogueras. En
aquellas noches de truenos los primitivos empezaron a escribir, y comenzó la
civilización. En esas tribus surgieron
los mitos y el logos. Superar la inmanencia de comer, matar y fornicar.
Desatarse de la inmanencia y levedad de la vida para elevarse, desear,
ambicionar y revolucionar. Escribir es un ejercicio intelectual, fomentar el espíritu
crítico, un entretenimiento, aguzar la sensibilidad. Eleva al ser humano sobre
su barbarie e incomunicación. Los especialistas ven las cosas pragmáticamente y
en profundidad pero no las relacionan. Nos estamos automatizando.
Y ser
humano es salirse de uno mismo, mudarse en otro. Hemos pasado de la caverna al
rascacielos y del garrote a las armas de destrucción masiva pero seguimos
preguntándonos las mismas cosas. La literatura nos hace vivir pasiones que en
la realidad no vivimos. Ser lo que no somos. Sentirnos dioses eternos y
terrenales. Ser inconformistas y rebeldes, derrotar la carcoma del tiempo, convertir
en posible lo imposible.
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