martes, 5 de febrero de 2019

LA MOVIDA MADRILEÑA


LA MOVIDA MADRILEÑA 

Resumen / Abstract


Ubico las creaciones de la contracorriente estética la Movida en el tiempo de Transición (entre el Tardofranquismo-los 90) y en sus escenarios, describiéndola socialmente por sus tribus urbanas,  ideológicamente (una lucha antifranquista anhelante de la democracia), sus usos y costumbres (incluso cosméticos) y su recepción de fenómenos culturales (foráneos, internacionales) centrándome en los musicales-literarios (en menor grado teatrales, cinematográficos, pictóricos y prensa satírica, gráfica, sentimental, erótica..) con una perspectiva al género (místicas femenina/ masculina y otras identidades) Y finalmente relaciono su ocaso con las muertes de algunos músicos del periodo, fruto de su drogadicción. Enfatizo la mercantilización del periodo final, otro factor en la extinción de su contrapoder. La Movida solo existe ya en el recuerdo vivo de quienes la protagonizaron.   

Índice.

Introducción: Motivación del tema, objetivo: búsqueda de síntesis. Metodología inductiva: trabajo de campo y justificación de la selección bibliográfica.    

Tiempo y espacio: el Madrid de La transición

Personajes protagonistas: las tribus urbanas. 

Hipótesis sobre el origen de La Movida.

El compromiso político. 

Los cenáculos intelectuales a modo de superestructura ideologica.

Los fenómenos culturales “Francisco Umbral, Antonio López (análisis del arte pictórico), Pedro Almodóvar y Alaska” 

El cine franquista, el destape, el intelectual, de autor, el social. 

El teatro independiente.

La televisión. 

El feminismo plasmado en la música y otras manifestaciones de arte. 

El mundo LGTB en su gestación hacía una cultura aislada. 

Las revistas de corazón, satíricas, de humor gráfico y eróticas. 

El fenómeno musical. 

Conclusión de La Movida: la droga, la mercantilización y asimilación del “Sistema” de estas creaciones. 

Obras citadas y bibliografía

Introducción. La motivación para estudiar los fenómenos culturales en la Movida madrileña me permite seguir la línea de investigación iniciada con mi Trabajo Final de Grado de periodismo. He de aclarar que no se trata de un auto-plagio: sí bien recopilé mucha información sobre ella, finalmente no la desarrollé y mi tesis versó sobre La Generación Kronen y todo el entramado publicitario gestado en torno al grupo por parte de editoriales y medios comunicativos (analizando las novelas de Mañas, Loriga y entrevistando a B. Gopegui, L. Etxebarria o Espido. Y aunque el grupo proviene o se influyó de este movimiento, al final me parecieron historias comunicantes, pero distintas.). He aprovechado aquel material, completándolo con nuevas fuentes y enfocándolo al tema musical. Quizá al tratarse de una corriente literaria habría tenido más sentido presentar a los kronen en este posgrado, defendiendo el otro tema allí, aunque ambos están muy relacionados con la comunicación y mundos literarios y musicales. Esta asignatura me permite ahora aplicar conocimientos aprendidos en clase (sobre todo los referentes a las letras de amor y la mujer en el punk, por ejemplo al analizar la figura de Ana Curra) a un tema que me he hallado investigando durante los dos últimos años.

He encontrado una amplia bibliografía crítica; obras de ficción, revistas y fanzines del momento; páginas especializadas y otras investigaciones en la red: noticias y artículos de prensa; películas claves de La Transición (por ejemplo el cine de Almodóvar)….Incluso he escuchado muchos grupos que ya conocía o que con este proyecto he descubierto. Sin restar valor a las fuentes documentales, creo que las testimoniales aportan la humanidad que a las otras aqueja. Por esta razón y por tratarse de un encargo académico periodístico, decidí realizar una serie de entrevistas personales a sus protagonistas: camareros, clientes, escritores…que no he incluido en este, pues no debía seguir una metodología periodística sino crítica. Me trasladé así a su escenario en Malasaña y barrios colindantes. Mi objetivo era concluir una síntesis satisfactoria del momento mediante una metodología de análisis inductiva, experiencial, para que la investigación no partiera de ningún prejuicio. La tesis sería esa imagen tópica de una épica de lucha antifranquista por la libertad y consecución democrática, en colores e ilusionada. La antitesis: la droga tiñendo el barrio con la muerte de músicos como E. Urquijo y A. Vega, la represión y la neutralización de la “bomba revolucionaria” por el sistema incorporándola al discurso oficial, con la comercialización, frivolización y dramatización de esta parte trágica. La síntesis de esta dialéctica me la ha dado el propio barrio, los resquicios de sus manifestaciones culturales y de sus seres humanos. He tenido que aceptarla ambivalente.     

Sería ingenuo pensar que La Movida nace en la lenta agonía de Franco en el 75, en que muchos intelectuales descorchan el champán. Un cambio cultural, incluso revolucionario como este, se gesta paulatinamente y sería abstruso buscar unas fechas perfectamente delimitadas. La imagen que tenemos ha venido fundamentalmente por la televisión, la prensa generalista y las revistas musicales, pero no se ha tratado lo suficiente ni lo suficientemente en serio en las diferentes academias. Constituyó un periodo histórico, con todo lo que este permite estudiar a la sociología, la ciencia política…pero quiero centrar este análisis en los paradigmas culturales y sobre todo literarios y musicales, aunque no pueden-o no deberían- segmentarse los objetos de estudio para que las ramas no nos despisten del bosque; del corpus interrelacionado en lo vital de esta realidad. Primero situamos el espacio y tiempo: Los barrios centrales de Madrid (Malasaña sobretodo, Chueca, Hortalezas, Huertas; los marginales de La Latina, Lavapiés, Vallecas, Carabanchel) empezaron a llenarse de gente rara, de “modernos” (algo desconocedores del prefijo “posmo”)) El país no estaba “a la altura de los tiempos” respecto a Europa. Los años 80 acababan de sufrir el oscurantismo religioso, un régimen militar, el proteccionismo autárquico y toda una dictadura. Se podría analizar La Movida como una “República” cultural, una política social casera, un ecosistema con sus propias reglas de juego, sus victorias, fracasos y sus exclusiones (aunque el Rock Radical Vasco se ha influido de estas bandas: no sólo acontece una “movida” en el Gran Bilbao sino interrelacionada con esta.) Las calles San Bernardo, Fuencarral, Del Perro, los bajos de Aurrera, San Francisco, Tirso de Molina… comenzaron a llenarse de tascas, cervecerías, restaurantes, pubs, discotecas, recintos culturales, galerías de arte, salas de concierto… En las calles Vicente Ferrer y la calle del Ritmo es donde se concentraba mayor cantidad de bares por m² de la ciudad, y del país. Había un local por cada dos casas. (Más adelante analizaré algunos de estos bares sobre los que he hecho este trabajo de campo in situ.) Y a poblarse de tribus urbanas, a las que Radio Futura ya cantó: “Vienen tribus desde el rio”, “enamoradas de la moda juvenil”.

La tribu indígena, la original, fue “la del Rollo”: “progres” reunidos en cafés-restaurantes como Las Noches de Moscú sin más drogadicción que el alcoholismo, el tabaco o 100 gramos de marihuana (en los 80 legal.) Quizá por eso han sobrevivido muchos más que en la Movida (Rosendo cometió la heroicidad de solo fumar.) A Malasaña la apodaban “La pequeña Rusia”: todos eran más comunistas que Gorki y le daban al vodka. Aún se pueden ver las pintadas de Mariscal, “el Capitán”: “¡Viva el rollo!” El café Comercial, el Faro, los bares de la calle Ruiz atendían a estos jóvenes madrileños: varones blancos, reformistas e hijos de obrero. Quienes vivieron La Movida, en cambio, pertenecían a una clase media alta que se juntaba con una clase muy marginal (aunque fuera por el tráfico de drogas.) Los 90, la época kronen, la protagonizaron muchos hijos de estos individuos, aburguesados tras aprobar unas oposiciones en la administración pública, viviendo en la periferia residencial alta (La moraleja del libro de Mañas) que también se relacionaba por motivos pragmáticos con clases menos agraciadas. La Movida fue más revolucionaria y en ella la mujer tuvo más protagonismo que en los movimientos del Rollo o del kronen.  Les diferencia también que “el rollo” empezó siendo más intelectual, pero La Movida fue ante todo musical (básicamente porque la masa no pisaba el café Manuela y desconocía su superestructura.) Las novelas sobre ella llegaron después (Madrid ha muerto de Antonio de Villena, Días contados de J. Madrid), quizá porque se trataba más de vivirlo que de contarlo. El Kronen fue más que nada una campaña de ventas editorial, donde la música tuvo casi tanto protagonismo como lo novelesco. Los documentos que han llegado de La Movida son fanzines, revistas musicales-culturales (Vibraciones, MadriZ, Disco Exprés, Madrid me mata, La Luna de Madrid, La liviandad del imperdible), subvencionadas muchas por el propio ayuntamiento, con bajo presupuesto, sin profesionalización y estética comic underground, pop. Se podían encontrar gratis por ejemplo en la travesía de San Mateo y en quioscos, bares, casas culturales… Se escribió más poesía que novela, bastante filosofía desconocida por la mayoría, mucho periodismo (entrevistas antaño humanas, distendidas entre copas y amigos.) Se creó mucha y gran cultura (también auténticos bodrios.)  


Los más musicales consideran el inicio de La Movida el concierto homenaje a “Canito” (José Enrique Cano Real, del grupo Tos juntó a los hermanos Urquijo) en el 80 en la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid, pues reunió a Nacha Pop, Alaska y Los Pegamoides, Paraíso o Mermelada de Lentejas (cuyo líder Javier Teixidor era paradójicamente ejecutivo de la Coca-Cola.), rindiendo tributo a este héroe del movimiento (entiéndase el que realmente se movía), caído en un accidente de tráfico. Quizá fue más bien su punto álgido. Para los más intelectuales empezó en El Rastro, en la cuesta de Moyano, dónde se compraban los libros prohibidos por la censura: El Capital, El Manifiesto Comunista de Marx; Bakunin; Kropovich; Nietzsche; los poetas del 27 o La forja de un rebelde de Barea. El término “movida madrileña” lo acuñó Francisco Umbral. De lo que hay más dudas es de cómo, dónde y cuándo acabó (o sí aún seguimos en ella.) Seguramente en el sótano oscuro de cualquier “antro” o “garito” (así los dividían) donde tras una noche de vomitada musical llegó un “pingüino” a prohibir fumar hachís dentro del bar. (En los últimos años se podía ver a ejecutivos desentonando allí, ejemplo de cómo se fue comercializando e integrando en el sistema.)
Política. Barrio de Maravillas, además de una novela de memorias de Rosa Chacel, es el nombre de su convento y del barrio en el franquismo. Pasó a llamarse Malasaña en honor al apellido de Manolita, heroína de La Guerra de la Independencia por haber sido asesinada (a sus 16 años no le dio tiempo a más.) El barrio celebra fiestas en esas fechas, autogestionadas (como en Bilbao la Vieja), Franco prohibió todo carnaval o fiesta. Se han llevado la cabeza de la estatua a la feminista Clara Campoamor en la Plaza del 2 de Mayo, corazón del distrito. Sigue en pie la fuente dedicada a Daoiz y Velarde, otros dos héroes de esta guerra fusilados no sólo en el cuadro de Goya. En ella se bañaron desnudos estudiantes de la Complutense para protestar por la expulsión de los catedráticos A. García Calvo, J.L. Aranguren y E. Tierno Galván. Esto con Franco sí pasaba: en aquel tardofranquismo se aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes a todo “ocioso, sin oficio ni beneficio”: lo mismo a un menesteroso pidiendo que a un juglar de marionetas, a un borracho o a un catedrático incómodo. J.M. Valverde dimitió de su cátedra en la Universidad de Barcelona en solidaridad. Los estudiantes se organizaban en sindicatos, clandestinamente, como los partidos políticos, (se tardó en legalizar el PCE.) Estaban prohibidas las asociaciones de más de cuatro, y todo lo que no fuera el Sindicato Vertical o las instituciones oficiales. Los jóvenes ocuparon las universidades y calles siguiendo El Mayo francés, un sesentayochismo contagiado por toda Europa. Había muchas manifestaciones y algarabía constante en la calle; las famosas carreras escapando de los grises, que ilustran esta mística y épica de la Transición. 

En Galería de Robles, y luego en C/ Desengaño y C/ Malasaña se instaló la Oficina de Objetores de Conciencia. Pedían la Amnistía de presos políticos, la Insumisión militar y no sumarse a la OTAN (F. González entró, a pesar de prometer que no. Su mandato lo parodiaba Umbral de social-felipismo.) No todos eran ácratas y libertarios: había progres de extrema derecha, moderados, y guerrilleros de Cristo Rey, skin que te podían matar por racismo, xenofobia, misoginia u homofobia. Los políticos inmovilistas del régimen (“el Búnker”) creían que Franco había dejado todo “atado y bien atado” colocando al rey de sucesor. El último gobierno de “los aperturistas”, unos ministros llamados tecnócratas (por proceder de universidades jesuitas y del Opus y proponer reformas económicas pragmáticas, técnicas) había ido acompañando del “milagro económico” de los 60-70. Este regeneración económica se explica por la entrada del turismo (el ministro de Turismo y Prensa, Fraga, se bañó en una playa contaminada para fomentar la imagen del “topical spanish”. Se denota a su vez en el cine de landismo la costumbre de Paco Martínez Soria de perseguir suecas al haberse quedado de “Rodríguez” en una casa que usaba de “picadero”) y por la irrupción del capital estadounidense, que instaló empresas y bases militares (las parodia Berlanga en Bienvenido Mr. Marshall), la praxis este plan desarrollista Marshall de los años 50. 

Se celebran también los acuerdos del Vaticano. Algunos sectores de la iglesia tratan de reformarla “desde dentro”, otros tornan más reaccionarios y se da una fuerte escisión en los “curas obreros”. Tras varias excomulgaciones, muchos trabajan como profesores universitarios, incluso se casan, y ejercen una función evangélica o social en locales anexionados a la parroquia, desde una ideología cristo-marxista (guardan equivalencias el cristianismo originario y el ideario comunista.) X. Zubiri y Aranguren eran los nuevos Aristóteles-Tomas de Aquino y Platón-San Agustín de aquel tardofranquismo. Su retórica (bastante hermética, retorcida de términos oscuros, alambicada, y árida) proponía una neo-teología resperanzada. En una dictadura la religión suele ser la forma represiva más dura y directa (junto a la propia familia) al atacar lo más íntimo del ser humano: la fe, lo sicosentimental, la sexualidad… pero también era más fácil que la transición se abriera paso por allí que dentro del ejército (siempre es más sencillo convencer a la abuelita beata de “amar al prójimo” que al general condecorado.) 

En el Nodo aparecía un dictador abuelito, pero a quien no le temblaba el pulso firmando las últimas ejecuciones a modo de estertores del régimen, dando una imagen patética en los discursos y exportando el fascismo contra el que se luchaba en la 2ª Guerra Mundial donde este país se mantuvo neutral. Tras el gobierno provisional e inestable de Arias Navarro, en las primeras elecciones democráticas Adolfo Suarez pidió y consiguió el voto femenino (con una seducción personal que despertaba culto a la personalidad.) Se firma la Constitución en el 78 y aunque jura las Leyes Fundamentales del Régimen, de Espíritu Nacional-Católico, los Pactos de la Moncloa logran la normalización política, incluso se legalizará el PCE, con Carrillo y la Pasionaria volviendo al Congreso tras su exilio. Enrique Tierno Galván, del PSOE, fue el alcalde de esta movida. “Ni duro ni blando; tierno”, le decían. Famosas son sus frases “España tiene demasiado Sentido Trágico de La Vida, montemos una Movida” y “¡Roqueros, al loro y a colocarse! y quienes no lo estén ¡que se coloquen!”. El ayuntamiento colocó a muchos de estos universitarios (que aprobaron oposiciones en las nuevas estructuras democráticas) y dio carta libre a toda propuesta cultural. Tierno era un filósofo mayor y gris, pero a todos cayó bien; le consideraban “su profesor” (a otros alcaldes les han motejado “faraón”.) 

Hay que comprender que paralelos a estos guateques privados de los estudiantes en sus pisos con estética “Almodóvar”, de los conciertos y drogadicción aletargada de la masa; había unos cenáculos intelectuales notables. El 13 de marzo de 1984 se celebró una Tertulia de Creadores, con fuerte repercusión, en las que varios narradores reflexionaron sobre cómo debía ser la literatura posmoderna. Cela reinaba “zángano” en su “Colmena” del Gijón. La noche que llegué al café Gijón, parece fanfarronear Umbral: empezó La Movida. En realidad, nada habían inventado. Barcelona se presentaba una ciudad más abierta y europea que la capital provinciana. La Gauche Divine o “Izquierda Caviar” se reunía en el Bocaccio: A.M. Matute, J. Marsé, M. Torres, R. Regás… No olvidemos que en la Ciudad Condal se concentra el mayor feudo editorial. Seix Barral, Destino, (y luego Planeta con Lara) publicaban a los autores del 36 y del 50 (que empiezan a consagrarse); a los novelistas del Realismo Mágico Sudamericano (G. Márquez, I. Allende, Cortázar, Borges, A. Carpentier…) editados ya en Sudamérica. (Los exiliados allí seguían escribiendo. De Argentina y otros países llegaban al país clandestinamente muchos libros vetados por la censura, o “Servicio de Lectura” en su eufemismo); a los jóvenes novísimos Terenci y A.M. Moix, Montalbán, De Villena, Gimferrer, y otros ya no tan jóvenes como Gil de Biedma (a quien no sabría en qué grupo etiquetar) y a todos los autores demócratas.

Carlos Barral (gracias a los contactos tan amistosos que establecía su agente Carmen Balcells con su pueblerina forma profesional) editaba y era amigo de los novelistas del 50: A. Sastre, J. Benet, J. Fernández Santos, Juan Goytisolo, J. G. Hortelano, C. Laforet, C. Martín Gaite “Carmiña”, su esposo R. Sánchez Ferlosio…; venidos de Salamanca u otras provincias al café Manuela. En este grupo del 50 se suele incluir a los poetas sociales: J.A Goytisolo, Blas de Otero, G. Fuertes, J. Hierro, C. Rodríguez, A. Gamoneda, Á. González, J.A. Valente, C. Bonald,…); culpables en parte (junto al 27, la tradición popular y el deseo de cambiar el régimen) de las letras de los cantautores. La izquierda tenía a un poeta etarra en la cárcel (J. Sarrionandia) y a L.M. Panero con su diferencia mental censurada como esquizofrénica en el psiquiátrico de Mondragón. Ambos levantaban el puño cada vez que salían de su presidio. Su hermano Michi, en cambio, sin haber escrito una sola línea (o cierta crítica de cine) formó un grupúsculo intelectual en su bar, viviendo de la fama del Desencanto, única renta, junto a una casa decadente en Astorga, que le quedó como hijo de poeta del régimen. A estos intelectuales se les incorporan estos años el grupo del 68: Fernando Savater, Félix Grande, Juan Madrid (Días contados, crónica de la heroína del periodo final), J. J. Millas, Manuel Vicent, Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Rosa Montero…El filósofo Agustín García Calvo y su compañera Isabel Escudero encarnaban la pareja de “amor libre” J.P. Sartre-Simone de Beavouir a lo castellano. En el Manuela cantaba Chicho, hermano de R. Sánchez Ferlosio y Moncho Alpuente, del grupo musical Las Madres del Cordero y de otras bandas: “Hombre del 600 la carretera es tuya”. Este agitador cultural del café y de la SGAE, subastaba objetos a precios simbólicos en rifas como divertimento. La poesía del momento es de línea clara, poesía concreta, avant la lettre y se celebran muchos recitales. Ana Rossetti vivía en Malasaña y escritores extranjeros (como Iab Gibson) se trasladaron allí.  Blanca Andreu era “una niña de provincias que se vino a un cuadro de Chagall”. Estos poetas se auto editaban, publicaban en revistas fanzines y muchos componían letras para cantantes (Álvaro de Cuenca para La Orquesta Mondragón y para Loquillo; aunando clasicismo y Tintín posmoderno.) Había programas de tertulias intelectuales (La Clave), de entrevistas a clásicos vivos (A Fondo), revistas literarias (Ajoblanco, Babelia, El cultural. Qué leer es más moderna.)

Junto a todos estos autores mencionados, se leía la prosa estadounidense: los góticos sureños americanos Faulkner, Carson Mc Cullers, Flannery O'Connor, Truman Capote, los dramas rurales de Tennessee Williams tan parecidos a los de Lorca, La desobediencia civil y el Walden utópico de Henry David Thoreau … Idolatraban a La Generación Beat quienes se quedaban En el camino de Kerouac, con El almuerzo desnudo de William Buroughs (ósea con hambre), y veían “muchos cerebros de su generación muertos por la droga” (Aullido de Ginsberg) También mistifican el realismo sucio de Bukowsky y Raymond Carver que influirá en los kronen, las novelas policiacas de Raymond Chandler con su personaje duro de Bogart (mitifican también el cine negro), Los tipos duros no bailan de Norman Mailer, Manhattan Transfer de John Dos Passos, La naranja mecánica de Anthony Burgess, las novelas de psicópatas de Bret Easton Ellis, El guardián entre el Centeno de Salinger y otras bildursromans de iniciación en la vida, buscando siempre Un mundo feliz de Huxley. Se denota recepción del posfeminismo de tercera ola (Judith Butler, la perfomatividad), de las novelas de los jóvenes airados ingleses, de los ensayos existencialistas (Kinkegaard, Heidegger y su “Ser para la Nada”, Hannah Arendt con su explicación sin justificación de los nazis, Sartre y S. de Beavouir, Camus…) Se leía la vanguardia francesa (los Nuevo Romance de M. Duras o Françoise Sagan; los poetas malditos, los simbolistas, la poesía pura, surrealista, dadá…); al grupo Oulipo y sus juegos matemáticos en prosa, la literatura poscolonial, desterritorial y todo lo que oliese a intercultural (a veces confundido con multicultural): la novela del trauma alemán (Heinrich Böll, Günter Grass...); la poesía social más desenraizada, de ausencia; el 27…Se revindicaba la cultura sudamericana: muchos cantantes proceden de allí (Alaska de México, los miembros de Tequila de la dictadura argentina de Pinochet) y hay una rubia argentina que les vuelve locos a todos: Ruby. En un concierto en la UCM enseñó media Argentina y al final cayó todo, al público parecían importarle más sus zapatos y camisa azul trasparente que su arte. Se idealiza la muerte de Allende, a su sobrina Isabel Allende, a Neruda; a los cantautores Silvio rodríguez, Chávela Vargas o Violeta Parra (se indignan porque a Víctor Jara le corten los dedos); la figura legendaria del Ché; y a los exiliados retornados (Alberti, María Zambrano a quien el Estado ayudó a salir de la miseria económica con el premio Cervantes y la compra simbólica de su biblioteca) El nuevo periodismo de Gay Talese, Norman Mailer, Tom Wolfe lo puso de moda en el país y en El País Rosa Montero, Pilar Urbano, J.J. Millás o Maruja Torres. 

Se leía a los filósofos de la sospecha (Freud, Marx, Nietzsche) y su revisión en los sico-marxistas/ escuela de Frankfurt: Adorno, Marcuse, Habermas, Horkheimer, el historiador Hobsbawm, Eric Fromm con su Miedo a la libertad y Arte de amar, Max Weber y su La ética protestante, el espíritu del capitalismo, Lukács, Althuser…; A los deconstructivistas franceses (Derrida, Barthes, Foucault); a los posestructuralistas y semióticos lingüísticos (U. Eco más integrado, menos apocalíptico que la teoría de La Recepción), a los primeros posmodernos (Bautrillard, Lyottard, Vattimo) Todos revelados a formalistas, funcionalistas, estructuralistas y esencialistas. Entre tanta variedad de creadores y corrientes influyentes en La Movida, destacaría a Francisco Umbral, Antonio López y Pedro Almodóvar, los tres “genios” de la época. Solo mezclando estas crónicas, tan diferentes entre sí, nos aproximaremos a la heterogeneidad del momento.  

Alaska es otra alegoría de La Movida, pero personalmente no me parece más creadora que de sí misma: metamorfoseándose en moderna enrollada, gótica-dark-emo-siniestra, indie-nueva romántica, pop, heavy, hípster, musa “mariliendre” del ambiente o el look alternativo que la discográfica mandase, en sus grupos KaKa de Luxe (Sit the Lux), Alaska y los Pegamoides, Alaska y Dinarama, Fangoria… siguiendo a su admirada Madonna. Esta cría, a sus 16 años, vino de tal región polar mexicana, tras cargarse freudianamente a su madre, y se hizo famosa por orinar en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón. Fernando Márquez, “el zurdo” fundó el primer grupo pop en el país (Paraíso, del que surge Mamá) y sale de él, para crear Sit the Luxe. Empezaba el punk en el país. Los otros miembros de la agrupación musical fueron Nacho Canut, Enrique Sierra, Carlos Berlanga, Manolo Campoamor y esta chica pizpireta y rechonchona, de cuestionable calidad musical, que sin embargo ha triunfado en la música de masas. Jaime Urrutia, líder de Gabinete Caligari, en su primer concierto provocaba a su público: “Nos llamamos así porque somos fascistas.” Tras tirarles botellas y vasos, escupirles e insultarles, pasaron a conocerse por “Gabinete Calagera”. Sus letras más conocidas versan sobre “el calor del amor en un bar” o “Camino de Soria”. Anteriormente había formado Los Pegamoides con los hermanos Canut, los Benavente y Ana Curra (la chica de Eduardo Benavente). Olvido quizá sintió que se olvidaban de ella; y muy enemistada con A. Curra por envidias profesionales y celos personales se adueña de “Quiero ser santa” (compuesta juntas), añadiendo “Alaska y” al grupo.

Así surge Alaska y los Pegamoides, con los mismos integrantes de KaKa de Luxe, a quienes se resta Enrique Sierra (formará Radio Futura con los hermanos Auserón, Calvo Santiago y Emilio Romero. Los Auserón habían estudiado Filosofía Pura en La Sorbona, lo más progre y caro entonces, solo para niños bien. Los acordes electrónicos pronto se sustituyeron por guitarras, y ahora Santiago Auserón es Juan Perro en solitario. Sus letras hablaban de una “escuela de calor”, de hallar “la bella flor” por la estación de la Rambla madrileña.) Casi todos los personajes de La Movida venían de familias aburguesadas, con poder, que se juntaban con la barriada. Curra, “la guapa de La Movida”, era una pianista de talento, con diploma del conservatorio, de clase alta, del barrio de Salamanca (Alaska, que apenas toca la guitarra y canta como canta, sigue en el calderero y candelabro con sus canciones de moda pegadiza. A. Curra, más talentosa, no.) Llegan sus éxitos “Bailando”, “Horror en el hipermercado” (en el homenaje a Canito.) Curra y su chico Eduardo Benavente, de 19 años, abandonan Pegamoides para formar un grupo rock-punk-dark: Parálisis Permanente. (Como no podían estar en dos grupos a la vez se ponían pelucas para parecer distintas personas.) Sólo graban juntos un disco; El acto. Sufren un acto accidentado de coche; bebieron más de la cuenta, y debía conducir ella. El hermano de Eduardo la denunció por asesinato y desde entonces la llaman “la viuda de La Movida”, retirada por depresión y sicoanalizada.

Vuelve al grupo Seres Vacíos, sin él (lo habían creado juntos.)Ya no será lo mismo. Tampoco triunfó su lanzamiento en solitario como la Madona o Edith Piaf española. Dejó de vender discos y aprobó oposiciones de profesora en el Conservatorio de El Escorial, retirada de la parafernalia. En el concierto El acto se homenajeó a la banda, 30 años después, tratando de expurgar fantasmas. Carlos Berlanga y Nacho Canut forman Dinarama. Alaska se añade cambiando el nombre de nuevo, para marcar protagonismo. Los éxitos de este grupo (“A quién le importa”, Ni tu ni nadie”, “La funcionaria asesina”, “Mi novio es un zombi”, “Descongélate”) no se entenderían sin la magia mediática de la bruja Avería en el trasgresor programa juvenil La Bola de Cristal, un show políticamente incorrecto en el que incluso se aludía a la droga (“¿vienes fumado?”) Este reality mezclaba teatro, dibujos animados, marionetas, entrevistas y actuaciones musicales.  Fue paralelo a La Edad de Oro de Paloma Chamorro, periodista cultural que entrevistaba a estos cantantes y gente del arte tras su número musical.) Luego llegaría la gloria total para Alaska con Fangoria, acentuando la parte electrónica, con su incondicional Nacho Canut. 

Son casi himnos “Sálvame”, “No sé qué me das”, “Más que una bendición”, El infierno son los demás”, “La mano en el fuego”, “Absolutamente” “Miro la vida pasar” que parecen propios de la mística de Teresa (“Quiero ser santa”) y el resto de sencillos que todos conocemos, con los que se redimió al fin en su Gloria de “divina”, tan anhelada. El piso superior de su casa amarilla la habita Bibiana Fernández y en el de abajo, empapelado de rosa, viven (de eso) Alaska y su “marido” Mario Vaquerizo, lugar de peregrinación religiosa de sus fans. (No es “Criticar por Criticar”.)

Francisco Umbral, a quien Lola Flores llamaba “Paquito”, era invitado a todos los saraos, presentaciones de libros, conferencias o inauguraciones de bares. Nadie sabía cómo podía estar en todos los sitios y ajos, como una especie de demiurgo omnisciente. (Una marquesa siempre iba donde él a pedirle que le contara en primicia sus artículos.) Su estilo de escritura es original y transgresor sin perder su clasicismo tan leído de simbolistas franceses; sus entrevistas personales resultan muy distendidas y cercanas, su mejor novela Mortal y rosa se siente tan humana como acabar de perder un hijo; y en lo personal nadie habla bien de semejante ego. Reparte el resto de su creación entre un añoro distorsionado del franquismo (en que lo mismo se recuerda en Memorias de un niño de derechas que a la Capital del dolor, o La Trilogía de Madrid) y entre ser Guía de la posmodernidad. Podía escribir tanto una Carta abierta a una chica progre que una Carta a mi mujer (María España permitía a todas aquellas estudiantes entrevistar al esposo para su tesis final de grado); ídem podía escribir Crónica de esa guapa gente de derechas que de La década Roja en El social-felipismo. Los noveles iban al Gijón a pedirle consejo sobre sus manuscritos: cada cual con pinta más rara y obra más vanguardista. Acabó haciendo una especie de crónica rosa para El Mundo (con sus musas particulares), plagada de referencias eruditas. Mezcló así los dos niveles de La Movida: la burguesía ilustrada y una clase media devorando sus artículos de cotilleo intelectual.   

Artes visuales. Antoñito López, ¡el pobre!, se levantaba cada alborada a pintar esa Gran Vía que cantó Ana Belén, aunque se rieran de su hiperrealismo madrugón, todo el día ocupado pintando con lentitud y maestría sus Membrillos y el retrato del Madrid de estos modernos que corría a velocidad supersónica. Junto a esta Escuela de Madrid; el Grupo Crónica de Eduardo Arroyo y compañía imitaba el dadá con fotocollages y cuadros con recortes de periódico y revistas, satirizando las instituciones (militares, clero, burgueses) tal cómo hicieran en el cabaret Voltaire Tristán Tzara, Hugo Ball etc. Tratan de traer a este contexto sus cadáveres exquisitos, poemas objeto, lluvias o tormentas de ideas (también aprovechadas para idear una publicidad primitiva, menos agresiva que ahora), manifiestos político-estéticos, matrimonios poéticos de antónimos y oximorones… O las innovaciones formales de los artistas surrealistas liderados por “el Papa” André Bretón con su escritura automática para desautomatizar, desalinear, desenajenar “un lenguaje burgués contaminado” a través del extrañamiento y la liberación del flujo mental de asociaciones. Tapies, Saura, Barceló crean arte abstracto. Alberto García Alíx recibe el Premio Nacional de Fotografía por inmortalizar a muchos personajes de este momento. Javier Mariscal, Maribi Ibarrola, Miguel Trillo mezclan lo pop, la fotografía y otras artes. Pablo Pérez-Mínguez o Bárbara Allende (Ouka Leele) también testimonian con su cámara estos años de colorín. 

Muchas de estas obras de arte se hallan ahora expuestas en el Museo de la Movida Madrid me mata (“acaba conmigo” es el subtítulo, eran títulos de fanzines.) Este antiguo bar La Autora, donde empezó a actuar El Brujo o El Gran Wyoming, es hoy una especie de Harold café, museo-bar. Se exponen, venden y alquilan en sus vitrinas discos y otros objetos de la Movida: casetes; caratulas; la chupa con chapas de Antonio Vega; varios carteles de conciertos indicando grupo, lugar y hora (algunos conciertos se celebraban casi de madrugada); cuadros de pop-flamenco; guantes de piel de leopardo; sofás psicodélicos en forma de labio… Los camareros suelen ser universitarios que sacan de esta forma un dinero extra. Poco queda de La Movida sin comercializar, todo parece postureo y se ha convertido el barrio en otro destino turístico, organizando paseos por “La Movida de Almodóvar”, “La Movida de Alaska”… “de los kronen”… “de Joaquín Sabina”.  

Porque la reina “glam” de la Movida no fue Alaska sino Almodóvar. Un “marica de pueblo” (como a veces se ha definido) de la España profunda, que con su edípico “amor de Madre” Patria, vino a comerse Madrid y a jugar con sus compañeras explotadas de La Telefónica, en los descansos para el café, a parodiar telenovelas venezolanas. Trasladó “lo rural” a La Movida de una clase alta autocriticada. Sus escenarios son esos inmuebles llenos de arte moderno y benzodiacepinas para dormir. O casas humildes donde Carmen Maura acaba de matar a su marido con una pata de jamón. Un cine aniñado, cómico y cómic, de estética colorista y underground, grotesco, sarcástico, satírico-burlesco, exagerado, afeminado, violento, con el que ha retratado como nadie a esa burguesía progre jugando al trasviste, la droga, el ateísmo, la sublimación de la profesionalización y siempre “Al borde del ataque de nervios”. Plantea la autoparodia gay y del dragquen, del travestismo, transexualismo; del sadomaso (Átame, La Piel que habito); en su defensa a la mujer y denuncia del machismo a través de personajes neuróticos a lo Woody Allen. También está en su cine siempre presente la crítica a la iglesia (La mala educación, Entre Tinieblas…); el mundo del teatro, pues actuaba en compañías independientes (Todo sobre mi madre); el mundo literario, pues escribe (La flor de mi secreto parodiando las novelas rosas), la ironía con el folk, la copla y lo andaluz, pues canta (Volver) y todo amenizado con la música de su noviete Mac Namara y otros grupos de la Movida.  Es autocritico con la propia Movida (Kika, La ley del deseo, Laberinto de pasiones, Pepi Luci…) Critica el mundo de las telenovelas, el cine comercial, la novela rosa… basándose en sus mismos recursos pero exagerados. Su cine hay que relacionarlo con la Nueva Ola y vanguardia francesa (paralela al Nouveau Romans en narrativa) o el neorrealismo italiano. Empezó filmando pelis de bajo presupuesto con su súper 8. Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón se rodó entre amigos: uno le dejaba la casa, otro la cámara, otro servía de maquillador... Fue una película espontanea, fresca e improvisada, nada que ver con su cine sofisticado, burgués y complicado posterior. 
 
Escribía también en revistas y fancine de humor con el seudónimo de Pathy Difusa, “la venus de los lavabos” en su columna “Escroto está en el viento”, parodiando a Bob Dylan. (Recopilados luego en un libro, imitando Los Diarios de Andy Warhol.) Hacía storyboards de comics y diseñaba revistas y fotonovelas. Rodó una serie sobre el valle de Los Caídos donde aparece Carmen Polo con peineta (muy retratada en este arte Pop). Es un mitómano del cine, la música y la literatura. Carmen Maura, Victoria Abril, Bibiana Fernández, Marisa Paredes, Loles León, María Barranco, Enma Suarez… fueron “chicas Almodóvar”. También tuvo sus efebos: Antonio Banderas, Imanol Arias (el Gran Ganga o Príncipe Persa), Javier Bardem, Ernesto Noriega o Jorge Sanz. Su pareja, Fabio o la “Satanasa”, cantaba: “cañamares por ahí”, “quiero ser mama”… Entre tinieblas es la historia de una prostituta, que protagoniza Cecilia Roth, hermana de Ariel Rot, del grupo Tequila. Chus Lampreave era aquella anciana divertida, entrañable; y Carmen Maura quedó como alegoría de la “maruja” de barrio-bajo sin saber aún ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Con Fabio McNamara compuso el disco Suck it to me, “Chúpamela”, un desvarío que quedaba mejor sin traducir. En el barrio de Palma recogió a una camarera fea, pero con belleza picassiana: Rosy de Palma, del grupo Peor imposible. (La calle aparece en el videoclip “Hoy no me puedo levantar” de Mecano,) Su cine hoy es sinónimo de vanguardia, progresismo, lavado de imagen del país. Un genio a la altura de Goya, incluso del Óscar. 
 
El cine franquista había seguido en sus tópicos, virando a un cierto aperturismo durante los años del desarrollismo, en los 60 (de andar con alpargatas a ir a veranear en el 600) reflejado en las películas del landismo: Un paleto A. Landa recibido del éxodo rural con el timo de la estampita de un cine castizo interpretado también por J. López Vázquez, José Sacristán, Pajares, Esteso, Ozores, Florinda Chico, Paquita Rico, Rafaela Aparicio, Concha Velasco, F. F. Gómez; Manolo Escobar... Este cine está lleno de sexualidad cosificante, cada vez más atrevida, y ya estaba adelantando la revolución del Destape: películas psicodélicas grabadas con un zoom lento y fluctuante que enseñaban la carne de Nadiuska, Susana y Blanca Estrada, Esperanza Roy, M.J. Cantudo, Bárbara Rey o alguna amante del rey. Siempre estaba justificado el desnudo de Ana Belén, salvo para la actriz misma. Sigue pesando esta herencia erótica en el cine de la Transición (Bigas Luna o la versión de La Celestina.) Se evoluciona hacía un cine intelectual, de autor: Bardem, C. Saura, Jesús y Ricardo Franco, Fernando Colomo (Tigres de papel, el musical Las cosas del querer u Opera prima), Garci, Trueba, Pedro Olea, J. L. Borau, Vicente Aranda, las adaptaciones literarias de Mario Camus o Pilar Miró (El perro de Hortelano) o de Gonzalo Suarez, que darán lugar a un cine más surrealista: el de Luis García Berlanga (su hijo Carlos Berlanga, tan protagonista en La Movida.), Julio Medem, Víctor Erice, Alex de La Iglesia o Amenábar. Y al cine social, con Elías Querejeta de productor. Los pillos de Eloy de La Iglesia pueden explicar a Montxo Armendáriz, Elías Querejeta, Gracia Querejeta, Achero Mañas o a León de Aranoa, y sus barriadas posindustriales dañadas por la reconversión, el paro, la droga y la crisis. 

Marlene Dietrich, Bette Davis, Ava Gardner, Sofía Loren, Llina Llogobrida, Brigit Bardom, Marilyn, Audrey Hepburn, Catherine Hepburn eran reinas glam que inmortaliza Terenci Moix en Mis Inmortales del cine. Aparte de esta enciclopedia de mitomanía cinematográfica en varios tomos tan personal, también tenía su programa de cine y de entrevistas.) En la sala San Pol se construyeron los estudios Griffith; allí se repuso El gran dictador de Chaplin, provocación dirigida a Franco. Proyectaban películas tipo Cuerno de cabra, lo más underground entonces, que “había que ver”, un film turco sobre una violación, un ladrillo raro, denso... Visionaban en versión original subtitulada, películas de la Nouvelle Vague (tan relacionadas con el Nouveau Roman) de Romher, Truffault, Tati…; neorrealismo italiano de Visconti, Fellini, Pasolini, Rossellini, Castellani, Vittorio de Sica….y las de Ingmar Bergman o Woody Allen. El último tango en París solo se podía ver en Francia, así que todo progre que se preciara de serlo viajó clandestinamente a Biarritz a analizar epistemológicamente la violación con mantequilla. 
 
No existían cines en Callao o Gran vía entonces, En el Café 2 y el café Pepe Botella, Alejandro Amenábar daría una década después retoques al guion de su ópera prima Tesis. Solía acudir Amenábar al salir de la Complutense con Eduardo Noriega, actor en su film, que vive al lado, en la calle Santa León. En el sótano del Palentino, que acaba de cerrar el año pasado por fallecimiento de su dueño, encontró inspiración Alex de La Iglesia para El Bar, (última vez que vimos a Terele Pávez). El día de la Bestia (el capitalismo) se rodó por estos barrios del centro madrileño. El bar la Milana ha dedicado sus paredes al libro de Delibes y a la película de Mario Camus Los santos inocentes. Los videoclubs eran templos de culto para alquilar films frikis.  

Teatro En Barcelona se creó la compañía Tábano en los 70, que se trasladó a Madrid (a ella perteneció Rosa Montero.) Muchos universitarios formaban parte de compañías de teatro-estudio independiente: Las madres del cordero, TAME, ATEA o TEI. La Sala de Teatro Off Alternativo era un micro teatro en calle Vallecano, en Vallecas. En la sala Cadalso, en calle Cadalso, se representaban obras del teatro del absurdo (Esperando a Godot de Becket, El Rinoceronte de Ionesco, Seis personajes en busca de autor de Pirandello), o las de la crueldad de Antonin Artaud, del teatro pobre-minimalista de Grotowsky, del social de Beltor Brecht, de Peter Grull, del neo-expresionista alemán, del simbolista, surrealista y dadá francés. En 1975, actores (como Petra Martínez o su esposo Juan Margallo) inician una huelga contra la doble función impuesta. Tina Sainz acabó en la cárcel (Los actores siempre se llevan mal con la política.) Peter Shaffer escribió su drama X, sobre esta generación perdida (La Generación X de Douglas Coupland.) Tricicle, Le Joglars en Cataluña; en Euskadi: Cómicos de la legua, Akelarre, Karraka, Mascarada, Geroa, Denok...

No todos los actores presentaban un discurso tan irreverente y contrapoder, ni funcionaban de forma comunitaria en compañías marginadas de los circuitos oficiales. En televisión se reponía un humor más “blanco”: El Gran Wyoming, Moncho Borrajo, Las Virtudes, Martes y 13, Faemino y Cansado, Gila, Eugenio, La Orquesta Mondragón de Javier Gurutxaga y “los payasos de la tele”: los chiripitifláuticos (Miliki, Gaby, Milikito, Fofito) haciendo algo parecido a Darío Fo en la RAI, pero en este país, y ahí lo dejo. Valentina, el Capitán Tan, los hermanos Malasombra, las series infantiles Cometa Blanca, Barrio Sésamo, los mundos de Yupis con Espinete, la gallina Caponata; los dibujos americanos de Mazinger Z (¡puños fuera!) y la Disney; o el manga nipón (Heidi, Oliver-Benjí, Dragón Ball) acompañan a los niños en la merienda antes de “los deberes”, en una televisión de solo dos canales, donde no habían llegado aún las privadas y el color se había hecho de rogar. Vainica Doble y Sabina crean la sintonía del programa Con las manos en la masa y empiezan las tertulias de corazón y la publicidad a ser agresivas. 

La mujer consigue bastante protagonismo en La Movida, reclamando ya un feminismo de tercera ola: posfeminista, liberal, radical, transfeminista… Se ven normal grupos mixtos con lideresa (Rubi y los Casinos, a quienes se apoda “Cansinos”) Ana Torroja de Mecano, Sole Jiménez de Presuntos Implicados, llevan la voz cantante en ellos. Se dan bandas formadas exclusivamente por señoras (Vulpes.) Otras artistas se relacionan sentimentalmente con miembros del grupo (La zurda era novia del Zurdo.) Se lanzan cantantes en solitario (Luz Casal.) Su música, la de Mecano, se considera suave, blanda, light, dulce… Por más que revindique Torroja el lesbianismo (Mujer contra mujer) o el antirracismo (Hijo de la luna) seguía viéndose a la cantante cosificada por una Mística de absoluto femenino (lo critica en su artículo Viñuela.) Amistades Peligrosas, Danza Invisible, Cómplices, Hombres G, Duran Duran…son percibidas melodías “new romántic”, de pijos del barrio de Salamanca, indignas de La Movida. 

El mundo LGTB en sus manifestaciones culturales. “Las Costus”, Juan y Enrique, eran una pareja liberal gay de artistas plásticos (se llamarón así al sentirse parte del gremio costurero.) Su “casa-convento” en la calle 14 de Parma recogía a “los colgados” que habían bebido mucho o desfasado con la droga y no querían esperar al metro 6 A.M. O coger bus en Cibeles (los taxis eran caros) e iban allí “a dormirla”. Almodóvar, Nacho Canut, Alaska, A. Curra, Fabio, C. Berlanga…la bautizaron su centro del “Chochonismo Ilustrado” queriendo escolastizar al pueblo de “Cutre-Luz.” Aparece el piso en la película Lucy, Bom…Laberinto de Pasiones comenzó a rodarse en la tercera residencia de ambos en Madrid, antes de emigrar a México, regresar a su Andalucía natal y del final trágico: Enrique Naya muere de VIH y al mes Juan se suicida. Empezaban los bares de Ambiente y se fue conduciendo a gays y lesbianas al gueto comercial elitista de Chueca, a medida que el barrio se capitalizaba y poblaba de negocios (sexshops y tiendas especializadas en líneas de mercado homosexual.) Se fue popularizando la prostitución masculina, los cuartos oscuros y formas sexuales abiertas (tríos, camas redondas, orgías, ménage à trois, chemical sex) y zonas de cruising. Había bastante libertad sexual, un deseo de experimentar imitando la premisa del amor libre existencialista. Se jugaba con la ambigüedad como ya he analizado en la vestimenta. Julián Infantes, de La Unión, canta “Hombre lobo en París” basado en el libro de Boris Vian, tan aficionado al jazz. El otro vocalista del grupo, Rafa, salía con Miguel Bosé antes de que se fuera con Nacho Duato, el bailarín hermano de Ana Duato, la madre de Cuéntame. Eduardo Aro Ilais era hijo de un crítico del País y salió del metafórico armario con su chico “La Lidia” cuando no había ni armario. Gurutxaga cantaba en La Orquesta Mondragón: “Ellos las prefieren gordas”: no se refiere a mujeres...ahí lo dejo. 
 
Otra canción se dirige a las chicas del drugstore, tiendas multiservicio abiertas las 24 horas del día (como también los locales El Iberia, Tupperware o La Vaca Austera en Vicente Ferrer) en la calle Fuencarral, donde ahora hay un vip. En realidad se dirigía a los travestis. “Van como putas”, farfullaban los franquistas. El camionero Manolo Fernández se pagaba su operación en Bibiana Fernández, “Bibi Andersen”. Empezaban las revistas cardiacas (Hola, Diez Minutos, Pronto) Carolina de Mónaco estaba en todos los saraos. Ava Gardner se relacionaba con el torero Dominguín, casado con Lucía Bosé, trasgresora en el tinte, y su hijo Miguel Bosé, icono de la ambigüedad sexual, especie de David Bowie español. Emilio López Botín, sobrino del banquero era todo un personaje de la noche urbana. O el arquitecto Ricardo Bofill. “La” Presley se acompañaba de maridos acaudalados. Pipita Ridruejo era una dama de la alta sociedad que confesaba ver fantasmas en los tés a sus amigas aristócratas. Para las “clases bajas” de “bajos deseos” surgían las revistas pornográficas (Interviú), relacionadas con el fenómeno del destape cinematográfico ya descrito. No se cuestionaba la cosificación de la mujer porque la libertad venía de la mano de estas trasparencias: “María José Gallego enseña el pecho y María José Cantudo enseña el felpudo”. Juan Ribo también apareció en pelotas. “La veneno” o Poli Díaz eran algunos de estos mitos eróticos. La actriz Susana Estrada había empezado todo, recogiendo de la mano del alcalde Tierno y “tierno” un premio cultural, devolviéndoselo con el premio visual de enseñarle un pecho. 

Leño de Rosendo o Asfalto cantaban al Capitán Trueno, al Guerrero del antifaz del tebeo (aún no se decía comic.) El TBO, los Mortadelo, coronan a F. Ibáñez rey de la historieta gráfica, junto a Escobar y su Zipizape, Jan con Súper López. Mingote, Forges, Chummy Chúmez, Ceesepe, Perich, Peridis…publican caricaturas en revistas satíricas (La Codorniz, El Papús, Hermano Lobo, Por Favor, el Jueves…) junto a los artículos de Jardiel Poncela, Mihura, Buero Vallejo, Alejandro Casona o Álvaro de La iglesia. Se repartían fotocopias, revistas universitarias o panfletos políticos, con unas grapas, impresos en blanco y negro en el ciclostil. 

MUSICA Muchos grupos pasaban de la política y buscaban solo la provocación, y otros “la música por la música”, pero en la mayoría es clara la denuncia. “Grunch” se llamaba a quienes rendían culto a grupos ingleses castellanizados o en un spanglish macarrónico. Traducían a los Sex Pistol como “Los pistoleros del sexo”. “Never mind the bollocks” era “No me toques los cojones”, The Doors “los Puertas” y Joni Roter: “Juanito el podrido”. Había peleas diarias, nocturnas, entre rockers, hards y heavies. Poperos, nuevos románticos e indies se comportaban más pacíficos. Había muchos pretendientes, pero solo un rey: Elvis. Y no se podía discutir. Se empezó a extender una jerga propia: el cheli, un argot macarra donde decían “Peluco, mola mazo tu chorba” como el “Tu pava va en plan piba” de ahora. Se iniciaron usos cosméticos trasgresores, y enseguida desfasados, renovándose continuamente, se volvía el consumo una necesidad: chapas y pines sobre chalecos y chupas roqueras de cuero o piel. Se empezó a llamar “mods” a quienes iban a la moda: barba a lo Marx, desmelenas imitando a aquellos hippies de Woodstock que admiraban, “pintas” de “colgados”. Preferían el pensamiento de sus abuelos republicanos aún no relegados a residencias y a veces buscaban en sus armarios una falda vieja que acentuara el contraste generacional. 

El atuendo juega con la ambigüedad sexual: piel de leopardo, pantalones ceñidos o en campana, algún componente de la ropa destinada a la chica, maquillaje facial y rímel en los ojos, purpurinas, brillantinas, esmalte de uñas, glitter y gomina en pelo teñido, en crestas…Se trataba de llamar la atención sobre sí mismos, gritar su hybris, su transgresión heroica y estrambótica. Tino Casal se duchaba con champú de huevo. Todos se inventaban así mismos; hacían su propio vestuario o decoraban ellos mismos sus casas estilo Almodóvar. Paco Clavel “daba la nota” con su chupa a colorines confeccionada de chapas y Agatha Ruiz de la Prada se hacía de oro con sus vestidos psicodélicos, naifs y cursis en forma de corazón, mientras su esposo P.J. hacía lo propio en la prensa auto categorizada de liberal y antifranquista (Surgía El País, El Diario16, El Mundo…) Los grupos musicales también jugaron con estas nuevas estéticas (Los Sex Victius empezaron a provocar con esvásticas nazis), trasformando sus atuendos según el look que se estilara ese año. Había locales de ropa y atrezo para escenificar el drama de La Movida (Cutreluz, el Guarripop, el Hulahoop en Alcalá o El Rincón de los Hippis por Surtidores) Unos colgantes hacían creerte en Greenwich Village. En el rodaje de Laberinto de pasiones se escucha la eterna cantinela de “los viejos” de entonces: “como vaya así mi nieta la mato.” 

El Free/Cool/lounge jazz, el blues, el funk eran músicas libres y minoritarias (las escuchan los universitarios), que provenían de grupos intelectuales de Nueva York, París y Centroeuropa, un grito africano contra la explotación occidental. Se grababan muchos discos: vinilos, singles, elepés y casetes… iban añadiéndose a las formas tradicionales de grabación, permitiéndose la copia y por tanto mayor difusión. El cartucho de 4 pistas era un casete más grande: cabían de 4 a 8 canciones y en aquellos viajes largos hacía las zonas costeras de turismo masivo o hacía unas vacaciones al pueblo o a La sierra podían poner una y otra vez el de Pink Floyd. En la radio del régimen aún se escuchaba la canción popular española o las baladas melodramáticas de Perales, Nino Bravo, Julio Iglesias; pero el rock, pop, new romantic, indie, heavy, punk… empiezan a revolucionar las ondas. Se gestan radios anarquistas, libres, ilegalizadas (había que pagar para poner un tema musical en la radio), cerrándose muchas emisoras okupas que en unos días se volvían a abrir. Muchos grupos se auto censuran. (La locutora no podía dejar a Kortatu cantar “Sangro en mi casa por la nariz”.) Se inician discográficas alternativas: Onda Verde, Radio libertad, Carcoma, La Voz de la Experiencia (la sintonía de la emisora era el sonido de una cadena de váter.) Camilo Sesto escandalizó a la Iglesia con su versión hippie de Jesucristo Superstar (imitando la versión estadounidense) y su “Ya no puedo más” con la represión. 

Camarón, Tomatito; grupos como Triana Rock Sinfónico, Medina Azahara… revisionan la canción aflamencada andaluza. Martirio le da un giro de 360 grados a la copla tradicional, al cuplé y canción española. Se pone unas gafas de sol y unas peinetas atrevidas para estos “Suspiros de España” que en La República cantaba Pastora Imperio o Estrellita Castro; y en el franquismo Marifé de Triana, Imperio de Triana, Pastora Imperio, Concha Piquer, Manolo Escobar (“su carro robado”), Juanita Reina, Juanito Valderrama, Marujita Díaz, Paquita Rico, Manolo Caracol, Antonio y Miguel de Molina, Juanito Valderrama. Pimpinela, Mocedades, y las folclóricas (imitadas en el mundo homosexual) I. Pantoja, Lola Flores “la faraona”, Rocío Jurado, Sara Montiel, Carmen Sevilla, Raphael… Dejaron de formar parte del discurso patriótico rumbo al anhelo republicano y de modernidad democrática. Bambino, Carlos Cano, Antonio Cortés, Paco Clavel (“Paco España”), El Fary, El Príncipe Gitano, María Jiménez… renovaron esta forma folclórica, que tanto inspiró las coplas de algunos poetas del 27. Las podían interpretar también los cantautores o el propio Antonio Vega. Este folk ha llegado a nuestros días en forma de Pasión Vega, Pastora Soler, Diana Navarro, Concha Buika, Estrella Morente, María Dolores Pradera u Operaciones Triunfo. 

Pero los verdaderos triunfadores en La Transición fueron los cantautores: Aute, Serrat, Paco Ibáñez, Labordeta, Albert Pla, Joaquín Sabina, Javier Krahe…que cantan a veces poemas del 27 (Lorca, Hernández, Alberti) y lanzan la canción-protesta. Sin olvidar a Víctor Manuel; Ana Belén cantó a la puerta de Alcalá, testigo de estos cambios en las calles de Carlos III, “el buen alcalde”. Miguel Ríos quizá renovó el rock más profundamente que los grupos que mimetizaban los ingleses y estadounidenses. Era la música de los “progres-retros”. Siempre con alusiones a “Va a estallar el obús” o “Tiene que llover a cántaros” (las calles del barrio estaban muy sucias y los “fachas” acusaba a los hippies de ser unos mugrientos sin higiene.) Jeannette cantaba “Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así.” Y Cecilia “Dama- dama”, al poeta o “Mi querida España” (murió en plena joventud en accidente de coche por Toro, Zamora.) Lo cierto es que hubo una saturación de ellos y popularmente se los empezó a llamar “Los plasta-autores.” Loquillo con su aspecto de duro era otro icono, menos intelectual y más de la calle, un look macarra imitado por Ramoncin, dándoselas en televisión de periodista, crítico de todo y cronista del tiempo. El rock se iba camuflando en aquel pop de mesa camilla.

Los Burning cantaban “Mueve tus caderas”, o “¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?, (¿Qué has venido a buscar?) Fernando Colomo rueda con Carmen Maura película con el mismo título. A finales de los 70 se produce un terremoto con el movimiento punk (Ya se ha analizado Parálisis Permanente.) Fueron tantos los grupos y son tan pocas las páginas permitidas para este análisis diacrónico que (junto a los grupos más representativos, vistos con más detenimiento) me limitaré a mencionar grupos como Polansky y el Ardor, Séptimo Sello o Fahrenheit 451 que nos muestran esa interrelación de la música con el cine. Hay que citar a su vez a La Mode, Depeche Mode, Led Zeppelin, Deep Purple, Alphavilla, Los Nikis, La Polla record, Los Ramones, Metálica, Marillion (su disco Fugazi); Héroes del Silencio con Enrique Bunbury, El Último de la Fila con Manolo García, Guapin Sobrone y el cura, Los Toreros Muertos, Las Cabras con José María Santiago,  Zoquillos, Clavel y Jazmín, Derribos Arias, Sindicate Malone, Glutamato Ye-Yé, Asfalto, Las Madres del Invento, Las Madres del Cordero (mezclando música y teatro), Mamá, Pistones, Ejecutivos Agresivos, Los Elegantes con su primer líder “El Chicarrón”; Los Helicópteros; Los Lobos Negros de Talavera de La Reina…Al comienzo del Kronen: Los Pixies, Guns N' Roses, Simply Red, Dave Grohl… En Euskadi brota posteriormente el Rock Radical Vasco; Kortatu, Escorbuto, Doctor Deseo…

Grupos actuales como Celtas Cortos, Extremoduro, El Leño de Rosendo, Fito y los Fitipaldis, Marea, Platero y Tú, Skape, Estopa, La Cabra Mecánica, Pereza, La Bien Querida, los Suaves, Reincidentes, Revolver, Los Elefantes o incluso Melendi e Ismael Serrano se han influido también por estos grupos de La Movida. Empezaba el indie en los 90 imitando Nirvana: el grupo Los Planetas y cantautores estilo Nacho Vegas, siguiendo estas vanguardias de Londres y Nueva York. Y la música revival, con un proto Tecno también rompedor (y todas sus divisiones en Dance, Trance, Hardcore, Techhouse, Techstep, Minimal, Ghettotech, Acid, House, Progresive, Bumpy, Ambient, Inditecno…) y la ruta del bacalao de Valencia e Ibiza. La canción de “exta sí, extasís” refiere al tráfico de “pirulas”, pastilla. Les acompañaban en ese “viaje de ácido” sustancias químicas psicotrópicas; o el “Ole olé, no controles”. Las letras hacen referencia casi explicita a la droga. Se empezaba a tocar música electrónica y las salas se pueblan de los primeros Dj, Dijeís, Disc Jockeyrs o Pinchadiscos, en plan psicodélico, que posibilitarán las sesiones Jam en los afterawers de los 90. Triunfaba el sonido garaje o garage y en inglés. Los guateques eran fiestas privadas en pisos de amigos. No existía la cultura del botellón. Y habrá que esperar a los 90 para que aparezca la tribu urbana chuntera, choni, bacala. 


Locales de música. Se dividían entre los llamados “garitos” y los “antros”. Se cantaba en la propia calle, muchos conciertos eran al aire libre, en casas culturales o en la propia universidad. También había salas ex proceso para conciertos: el Rock Ola se halla en Padre Sifero, por Avenida América y su promotor fue José Abasal. No dejó entrar a tanta gente como se decía en su andadura entre el 81 y el 85. (Al contrario que del Kronen, un fenómeno comercial del que sus propios protagonistas se avergüenzan; todos afirman haber vivido La Movida, igual que estuvieron en el Mayo del 68 y en este local, ahora reformado.) El Avión Club tenía aforo para 100 personas y duró 35 años, del 50 al 90, y allí sí entró más gente. Carlos Santos, periodista de Radio Nacional, escribió en su barra la crónica “Pianista, espejos cuatro, pipas con aperitivo” en estado etílico. La Sala Sol en la calle Jardines fue escenario de los video-clips de Extremoduro, Revolver o María Jiménez y recibió a Nacha Pop, La Unión o Radio Futura; la sala Paraíso; Cornell; Siroco en San Bernardo (se escuchaba hip-hop, funk, indie pop, house y break-beat); La Pachá, El Yoeslavia, el New Glob, La Boca del Lobo en el barrio de Huertas (donde también se proyectaba cine); Hebe (abierta en el 80, escenario de las primeras actuaciones de El Gran Wyoming y el Reverendo; y posteriormente de Ska-P, Mago de Oz o Boikot); Honky Tonk (allí tocó Sabina y Urquijo por primera vez su ranchera al alimón Y nos dieron las 10… y Ojos de gata y Alejandro Sanz su Viviendo deprisa)...

la Moby Dick (última actuación de Pepe Risi en Burning); El Café Berlín cerca de Callao; la sala Caracol (Embajadores); Universal; Nueva Visión (sede de los fans de Los Ramones); Marquee; Morasol; Astoria en el Paseo de Extremadura; Imperio en Carabanchel, el Suristán (música étnica); Jácara (a esta discoteca en Avenida América acudió David Bowie, Joan Báez o James Brown); Y‘asta (con las primeras jamsessions); Revólver; Escalibur (ya en los 90, de rock y heavy, en Vallecas.) Muchas de estas salas las cierran los gobiernos de derecha por protestas vecinales ante el ruido nocturno y por lo que de subversivas tenían. Pocas han permanecido. La vía Láctea fue uno de los locales más míticos. Nos recibe con su alfombra roja de entrega de Óscar, sus luces de neón, colorín y sus litografías de ciencia ficción (Alíen, Blade Runner o La Guerra de las Galaxias.) En la puerta, durante 25 años, el “segurata” fue un señor mayor (apodado “El Puertas” o “El Sheriff”) que se había colgado una estrella de sheriff en la solapa a falta de acreditación y no te dejaba entrar: “El pañuelo es discutible, pero con esos pantalones pareces un hippy.” A la madrugada la música se ponía tan alta que ya no se podía hablar como en los cafés y su luz psicodélica violeta te hacía ver la vida con el color que quisieras. Fue La Movida una cultura consumista: cafés, copas de cubatas (llamados combinados) y demás droga (coka, speed, marihuana, anfetaminas, heroína…) Este bar, como tantos, celebraba conciertos acústicos en inglés y tenía un billar. En el bar se conservan vinilos originales y fotos de Billie Holiday, Tom Petty, Johnny Cash, Elvis Costello, Nancy Sinatra “la chica que camina con botas” hija de Fran Sinatra. Joaquín Sabina es dueño de varias salas: Tabú, la TAF, The Artist Factory, de los años 90.

Droga, La Movida fue un periodo de transgresión revolucionaria y suponía por tanto una amenaza política para las facciones más conservadoras del país (hay quien considera que el PSOE toleró “gamberradas” artísticas y sociales solo a esos sectores aparentemente menos peligrosos, silenciando propuestas más radicales y mientras se consumiera) Ante este miedo a su potencial transformador; periódicos como el ABC o La Razón vieron la oportunidad de asociar La Movida con la droga, aunque lo cierto es que fue una realidad dramática que acabó con la vida de muchas personas. Aún no “se hacían litros” y estaban inventado el kalimotxo las destilerías vascas, pero en el bar Diplodocus servían Leche de Brontosaurio o de Pantera; el Semáforo era negrita con coca cola y otros combinados que ahora diríamos cubatas por extensión del Cuba Libre: dyc o segoviano con Coca-Cola. Solían pasar las noches de “gaupasa”, empalmaban con la madrugada y acababan bebiendo carajillos de ron o wiski o Coca-Cola con café (a este lo llamaban “la bomba”.) Se servía el Jäger monster o Sander beach, whisky con picante y canela. El hada verde era la absenta de la época, que ya tomaban los primeros bohemios de París (los impresionistas) y las siguientes vanguardias (los malditos Rimbaud, Verlaine, Bataille, Apollinaire, Baudelaire, Marcel Schwob… posteriormente Picasso Hemingway, FitzGerald, Thomas Wolfe, Gertrude Stein, Leonora Carrington, Juan Larrea, Paul Edward, el papa Bretón y demás surrealistas.)

Se repartía centramina sin receta y la tomaban para estudiar ante un examen. Se recetaban anfetaminas para adelgazar, benzodiacepinas narcóticas o antidepresivas como si fueran caramelos. Algunas con permiso médico, otras de libre acceso en las farmacias. La sociedad se había obsesionado con la sicología y el psicoanálisis: se vendían las obras más ligeras de Freud (El malestar en la cultura), las de Jung sobre la mente colectiva y sus inconscientes y arquetipos, El héroe de las mil caras de Campbell…Empezaba la moda “New-Age”: espiritualidades orientales (budismo, taoísmo o hinduismo entendido occidentalmente: más consumo de objetos de superchería exotérica), el yoga en casa, el taichí en la oficina, el Don Juan de Castaneda, La historia de las drogas de Escohotado, los diccionarios hermenéuticos de Cirlot…Parecía que tras siglos de teología impuesta, el ser humano volvía a re-encantarse en un misticismo vendido en serie en las tiendas de Astrología, eligiendo Taos de marca blanca mezclados con un neocristianismo al gusto de una sociedad liquida como diría Zygmunt Bauman o burbuja Mañas. 

Meta-ahogado en su propia lucha de yos, el posmoderno se creía flotando en “Era de Acuario” y “Nueva Aurora”. Estas creencias irracionalistas venían a ser un nuevo “opio del pueblo” y por eso lo he incluido en el apartado de drogas. Los músicos supieron aprovecharlo; ilustraban sus portadas con símbolos mitológicos o de distintos ritos; todos afirmaban en sus entrevistas haber tenido viajes astrales, místicos; Los Beatles habían tenido que sacarse fotos en La India o en El Tíbet molestando la meditación de los monjes lamas…Sí la música ya tiene en sí mismo mucho de ritual sagrado colectivo o de práctica intima mística, y puede elevarnos a metafísicas noumenicas, todo el proceso de promoción de los discos aumentaba esta sensación de fe en unos ídolos y en unos mensajes metafóricos descontextualizados tomados literales. Alaska quería la santidad.      

Oscuro y tenebroso, como tantos años de escolasticismo tomista en los colegios religiosos, era también el quiosco de Antonia. La heroína te la vendía como pipas, las 24 horas del día abierta estaba la señora, proveyendo de polvo blanco en papelina, papel de plata y jeringuillas. A veces la repartían gratis “los camellos” a la salida de los colegios y se enganchaba muy deprisa y sin conciencia: “Si a Lou Reed no le ha pasado nada a nosotros tampoco”. Estaba claro que no era la misma defecación que tomaba él. Muchos mueren de sida, no por ser gais como se creía ingenuamente, sino por estos pinchazos compartidos. Alquilaban la cucharilla por 10 pesetas. En Alcalá 20, la discoteca que sufrió su famoso incendio, murieron muchas personas; pero las víctimas de la droga fueron incontables. En Días contados, novela Juan Madrid el fin de la Movida con la droga de negro telón de fondo. Fue llevada al cine por Imanol Uribe. Carmelo Gómez hace de terrorista de ETA. Y la hija de la poeta A. Rossetti: ¡desnuda! La joven promesa Javier Barden y Candela Peña en su primera actuación interpretan a unos “yonquis.” Arrebato de Iván Zulueta es otro film sobre la heroína con Eusebio Poncela y Cecilia Roth. A veces los actores se toman muy en serio su papel: Robert de Niro engorda 30 k para ser boxeador o Poncela se engancha. Había salido en Los gozos y las sombras de G. Torrente Ballester, había hecho teatro en Estudio1 y mucho cine, pero ya no le querían contratar por esto. Le habían encasillado. En Martin Hache vuelve a aparecer en su papel de heroinómano. 

Muerte de Enrique Urquijo. Los Secretos. En noviembre de 1999 una madrugada de frio, agua y nieve encuentran muerto a Enrique Urquijo, 10 años antes que a Antonio Vega. Vivía en la calle Colón, junto a la taberna La Cardosa. Su familia dirigía la banca Urquijo y había montado con su hermano y Nacho Canut (batería de Tos) Los secretos.  Enrique fumaba maría, esnifaba polvo blanco (cocaína) y se metía heroína. Intenta desintoxicarse e ir a psicoanálisis y terapias, pero el hermano le echa del grupo, aunque le ayuda a dejarlo. Entonces formó el grupo “Enrique y los problemas”, efectivamente los tenía y muchos. Esa noche acudió al quiosco de Antonia, se pinchó y ahí se quedó. Otra versión es que murió en el sofá de su “camello” y este le bajó al conteiner. “El líder del grupo aparece muerto en la calle”, portada de ABC para el escarmiento de “vagos y maleantes”. Todos los aniversarios vienen aquí los fans a poner flores y velas; cantar sus canciones y pintar la puerta de dedicatorias, repintada de nuevo por los dueños.

Muerte de Antonio Vega. Nacha Pop lo forman Antonio y Nacho Vega (primos, de buena familia de Majadahonda), Carlos Bulli a la guitarra y Nete a la batería. Graban “Chica de ayer”, “Miedo al terror”, “Antes de que salga el sol”. Graves, altos, que suenan diferente en cada disco. Tienen problemas con la discográfica de Teddy Bautista (los ha tenido con muchos grupos, la SGAE y Hacienda.) Nacho Vega introduce los vientos, el teclado. Antonio era más tradicional. En el 88 en la sala Jácara se despiden de su público. La mayoría de estos músicos coqueteaba con la muerte pero su fallecimiento en mayo del 2009, podrido por la droga, se convertía en símbolo de que algo acababa. Los fans siguen homenajeándolo en la plazuela con su nombre y en su templo profano: El Pentagrama, diseñado por su primera mujer. Llama la atención la pared emblemática, ilustrada con aquel colorismo de los 80, donde siempre pedía que le realizaran las entrevistas y fotografías. (Antes podías tratar de tú a tú con esta gente, sacarte fotos en los camerinos… pero cómo excusaba Paco León su tardanza: “Estaba a 30 fotos de fans de llegar puntual.” La iconoclastia sigue, la cercanía se ha perdido.) 

Ya habían visto caer a unos cuantos por la droga en EEUU: Michael Jackson parecía entonces negro y vivo, pero Fredy Mercury había muerto de sida y Jimi Hendrix, Jim Morrison y Janis Joplin por la heroína, la mortis causa de Bob Marley era fácil de prever. Kurt Cobain, de Nirvana (concierto mítico y multitudinario en Las Ventas), se suicidaba con 27 años convirtiéndose en leyenda, derechito a un cielo popstars reservado para “los rebeldes sin causa” Marilyn Monroe o James Dean, dejando “una bonita calavera” y a su novia Courtney Love más borracha que nunca, liándola en los aeropuertos y detenida por escándalo público. Amy Winehouse parece más de La Movida que de nuestra época por la vida que llevó y su fin trágico en plena juventud que da más halo sobrenatural a su música, ya de por sí fantasmal. David Bowie será otro mito heroico divinizado, mismamente por Ray Loriga (la pareja kronen de Christina Rosenvinge, del grupo Los subterráneos) en su novela Héroes. Warhol representaba la bohemia pop, pero cuando vino al Prado afirmó a la prensa que lo único que le había gustado era una postal de Goya.

La trastornada Valery Solanas le disparó por rechazarla para una de sus películas de travestis, vagabundos y gente rara recogidos por los hoteles de Greenwich Village. (Es la madre del feminismo radical por su infumable Manifiesto Scumm, lleno de improperios hacía el hombre e incoherencias formales, difundido a modo de panfleto La Farola por la calle.) Se idealizaba el festival de Woodstock, a Bob Dylan, Leonard Cohen, Stevie Wonder, Bob Marley, Bruce Springsteen,” The Boss”, los hippies, los Rolling Stone, AC/DC… Se creía en Los Beatles (Los Cucarachas), en el pastel americano de Don Mc Lean, en los EEUU homo-democráticos de Walt Whitman, en su vegetarianismo… en sus “Hojas de hierba”.  

Pero se teme que el precio por la fama y la gloria inmortal sea tan alto. Se oía la canción: “Los pechos de mi mama tienen cáncer de mamá”. En el año 2000 muere Carlos Berlanga de cirrosis, provocada por su alcoholismo. Quique Turmix había montado en la calle Vicente Ferrer un sex museo, llevaba marcapasos por un problema de corazón, pero bebía y fumaba. Cuando muere de cáncer, dejó orden de repartir sus cenizas por su Deba natal y las restantes por la plaza 2 de mayo. No será legal para el Vaticano, pero tirándolas a las 3 de la mañana nadie se entera. Y así se pone de moda tirar cenizas a la plaza. Junto a esta droga que les va matando y que siguen consumiendo sin ser conscientes de lo que se metían, llega una peste peor: La Movida se empieza a llenar de ejecutivos progres intrusos, de una burguesía llevada por la curiosidad: ¿qué pasará allí? Es el comienzo del fin. 

La cultura de La Movida se empieza a vulgarizar y a asociarse a lo cutreglam y frívolo, los gustos empiezan a tornarse chabacanos y “españolistas” de “pachanga y pandereta.” Jaime Urrutia dice cosas como que le gusta Manolete y los toros y Alaska confiesa; “Escucho a La Pantoja”, o revindica a Marisol y a Joselito. Se ponen de moda de nuevo las películas de Cine de barrio. Se pasa de los Sex Pistols a Rafael. Muchos lo ven una involución. En las tiendas de discos se venden baladas de Luis Miguel, y el pop parece ganarle la batalla al rock. Algo estaba cambiando. Los Ramones no sabían quién era Rafael ni este inmortal, de aspecto, los conocía a ellos. La cocaína es cara, pero la consumen esta gente que creció con la Movida pero que habían encontrado trabajo y podían permitírsela, o los famosos de una emergente industria del corazón y del televisor. Se popularizan las novelas de Boris Izaguirre, Jaime Bayly, las autobiografías de showmans, Umbral pasa de las crónicas de La Movida a las del corazón, y tras aquella mala literatura en los 90 del Kronen (un grito trasgresor pero vacío de forma y sin contenido la bala) ya hay un nuevo estilo en los 2000: Los Mileuristas (un término acuñado por Espido Freire para incluirse ella, la prosa castizo histórica de Juan Manuel de Prada tan trabajada de buscar los sinónimos más enrevesados y a cuatro amigas más.) Las novelas históricas, de serie negra, rosa, la ciencia ficción, los ensayos esotéricos, los libros de autoayuda…parece que los lectores preferían evadirse que una literatura comprometida, que hiciera pensar y sentir o que describiera el tiempo presente, como intentó ser la de La Movida. La sociedad se despolitiza, aburguesa, sofistica y La Movida se asocia al morbo de la noche y no al cambio político, que seguía siendo necesariamente prioritario. Empiezan los años del bacalao. Se pone de moda la calle Del Pez, del Marqués de Santa Ana. Madona baja del cielo escénico “como una virgen”, otra “santa”.

En los años 90, los gobiernos de la derecha (Aznar, Rajoy) remplazan un socialfelipismo tolerante con estos barrios. Se produce “el pelotazo”: más y más funcionarios, tráfico de influencias, la corrupción de Mario Conde en Banesto, el defraude de Lola de España a Hacienda, los escándalos de Ruíz Mateos vestido de Súper Man pegando un puño al ministro de Economía Miguel Boyer y llamando “china” a su esposa Isabel Presley. España entra en la Unión Europea (Comunidad Económica Europea), en la OTAN con una fuerte oposición popular. Izquierda Unida tiene poca fuerza. En el 92; Los Juegos Olímpicos de Barcelona, La Exposición Mundial de Sevilla, la construcción de las Torres Kio inclinadas, El 500 Aniversario del Descubrimiento de América… simbolizan la regeneración y prosperidad económica, el triunfo del neocapitalismo, del sistema liberal. En el 82 se había celebrado el Mundial de futbol, ¡Kurro y Kobi no eran ya Naranjito...!

Los locales se vuelven más postureo; y la cultura punki, pop y roquera se vuelve hípster. Son los años del inmovilista y pasivo Kronen, una contrarreforma drogadicta jactada de apolítica. De esa época final son los afterawers la Guillotina donde despejarte de la borrachera de chupitos, el No-Fam (abría a las 4 A.M), el Más Allá, El Palo, el Warhol (ahora Bar Bohemia), el Flash, Riau Riaú, el Botas… (Los retrata Mañas en su libro.) En la calle de La Madera, Casa Julio servía croquetas antes y después de la cogorza, cada vez más decadente y nihilista, con menos alegría e ilusión de cambiar el mundo. Al bar Agapo se iba a las 3, local pensado para 60 personas al que entraban 80. 

Empiezan las Jams sesión. Se organizan festivales de conciertos programados más institucionalmente que popularmente, se pierde la capacidad de autogestión del barrio. Además estos macroconciertos siempre se acompañan del imperativo consumo. Los bares incorporan una mesa de billar, una librería, juegos y cartas de magia, parecía que en vez de a emborracharse debían jugar a la oca. Al bar Siger, en un callejón oscuro junto a un contenedor, lo llamaban el Cutre-Inglés. Subías por unas grandes escaleras mecánicas (de metro o centro comercial) muy kitsch; el ascensor no funcionaba pero un altavoz con voz femenina de lata iba anunciando; “Sección de jóvenes, planta segunda…” Habían aprovechado trastos del Corte-Inglés. Lo cerraron, la multinacional les denunció. Y crearon Guarrerías Preciadas. 

Una generación dura 10 años y esta tocaba a su fin. Ya no eran tan jóvenes, los Dorian Gray y Peter panes que habían jurado no crecer, se encontraban mayores y cansados. Y algo estaba cambiando en derredor. De la noche a la mañana, no dejaban ni fumar droga dentro del bar, y las medidas restrictivas aumentaban a medida que se sucedían los gobiernos conservadores de Gallardón, Esperanza Aguirre… hasta Cifuentes. Gil de Biedma escribe en su famoso verso; “De todo ha pasado ya 20 años. Entonces supe que la vida iba en serio: que envejecer y morir es el único argumento”.

Algunos protagonistas de “esta locura” se casan “de penalti” (no había anticonceptivos.) Otros conseguían trabajo en un bar para siempre o aprobaban unas oposiciones. La gente se disgrega, cada uno hace su vida, se separan los caminos de las cuadrillas de toda la vida. No triunfa el mejor sino el que se vende bien. Desaparecen las buenas agentes literarias como Balcells y las editoriales imponen los best Seller. Con la música pasa lo mismo: todo queda en manos de multinacionales discográficas: se capitaliza, profesionaliza, y vulgariza al masificarse más.  Cada uno toma un camino diferente y cambia el sistema. La izquierda se fragmenta, se pelea entre ella. El Corte Ingles te vende la chupa con imperdible o el último disco más transgresor y te demanda sí te burlas de su marca en un bar.

El sistema recicla, aprovecha, fagocita lo antisistema en su propia estructura; lo conserva conservador para su temporada de primavera. Los bancos cuelgan en el Hall de entrada los cuadros de los arruinados pintores abstractos, a los que han marginado en vida y que ni entienden, por puro esnobismo y pragmatismo decorativo. Los ayuntamientos pasan de su orquesta de pueblo a contratar a estos músicos y acaban gritando su canto revolucionario para los paletos de Villa Arriba del río. Los grupos se profesionalizan, al igual que las discográficas, se pierde el sentido comunitario y amateur de estar compartiendo “algo” juntos. Muchos grupos se rompen por celos como los de Alaska y Ana Curra, tensiones personales o profesionales que causan que las voces cantantes decidan seguir su carrera por separado, lanzándose en solitario. Económicamente atraviesa el país una crisis peor que la de la reconversión industrial de los 80: esta. En los conciertos coinciden los músicos de La Movida con los políticos en el tren, son invitados a recepciones, les dan premios, les invitan a fastuosas comidas, se sacan fotos con ellos los que habían sido siempre sus enemigos políticos, les piden autógrafos ministros del PP, les proponen salir en publicidad, aumentar las promociones, la prensa y clubs de fans les persigue... ¿Qué estaba pasando? Muchos ejecutivos de corbata o pajarita acudían a los bares haciéndose los “guay” o “enrollados”.

“Algo empezaba a oler mal en Dinamarca”, como olfatea Shakespeare en Hamlet: el humo del porro se había prohibido; así que el olor debía provenir de aquellos hombres de traje y maletín negro. Las letras simplonas y machistas de la pachanga o Reguetón (con esas danzas caóticas derivadas de salsas y merengues, primitivas y tribales) o la ausencia de mensajes en el Tecno connotan el fracaso de los metarelatos y las ideologías comunistas, del “mensaje social”, “la conciencia obrera” que decían ellos. Aparecían los fantasmas del paro y la droga, quedando ellos como los últimos románticos, existencialistas e idealistas. En este clima de desasosiego y melancolía se respiraba un aire de derrota, que contrastaba con la ilusión y la purpurina con que había empezado y se había vivido la Movida Transición. El Capital: un terrón dulce de azúcar disolviéndose, paulatinamente, en aquellos últimos cafés de resaca en los afterawers, que sin embargo, iba sabiendo cada vez más amargo a quienes sufrieron y disfrutaron su  última noche en La Movida. 

Obras citadas

Libros
MAÑAS, JOSÉ ÁNGEL. Mundo Kronen (recopilación de Historias del Kronen, Mensaka, La pella, Sonko95 y Ciudad rayada). Editorial Uno más uno, 2017.
MAÑAS, JOSÉ ÁNGEL. Mundo burbuja. Espasa narrativa, 2001.
MADRID, JUAN. Días contados. Alfaguara, 1993.
Almodovar, Pedro. Pathy Difusa. Anagrama. Ediciones B, 1998.
Warhol, Andy. Diarios. Anagrama.1989
COUPLAND, DOUGLAS. Generación X (ensayo novelado) Ediciones B, 1999.
DE VILLENA, LUIS ANTONIO.  Madrid ha muerto. Planeta, 1999.
BURROUGHS El almuerzo desnudo. Anagrama
Kerouac, Jack. En el camino. Escrita en 1949. Anagrama, 1989.
Salinger, J.S. El guardián entre el centeno. Escrita en 1951. Alianza Editorial, 2010. 
Burgess, Anthony. La naranja mecánica. Escrita en 1962. Unidad Editorial, 1999
THOREAU, HENRY DAVID Walden. Escrita en 1854.
THOREAU, HENRY DAVID Desobediencia civil. Errata Naturae Editores. Escrita en 1849.  

 etc (las referencias a libros en mi trabajo no son esenciales, solo ejemplos para ilustrar ideas)

Bibliografía 

Ficción 
ETXEBARRIA, LUCIA.  Amor, curiosidad, Prozac y dudas. Plaza Janes, 1997.
ETXEBARRIA, LUCIA. Beatriz y los cuerpos celestes. Destino, 1998.
ETXEBARRIA, LUCIA.  Nosotras que no somos como las demás. Destino, 1999.
ETXEBARRIA, LUCIA.  De todo lo visible e invisible. Espasa Calpe, 2001.
ETXEBARRIA, LUCIA. Lo verdadero es un momento de lo falso. Suma, 2010.
GOPEGUI, BELEN. La conquista del aire. Anagrama, 2007.
LORIGA, RAY. El hombre que inventó Manhattan. Editorial El Aleph, 2004.
WARHOL, ANDY Mi filosofía de A a B y de B a A. Tusquets, 1998.

Ensayos, no ficción

DE VILLENA, LUIS ANTONIO. La revolución cultural, desafío de una juventud.  Biblioteca cultural editorial Planeta, 1975.
UMBRAL, FRANSCISCO. Diccionario de la Literatura. España 1941-1995. De la Posguerra a la Modernidad.    Planeta, 1995.
GALLERO, JOSÉ LUIS. Solo se vive una vez, esplendor y ruina de la Movida madrileña. Ediciones Ardora, 1991.                         
ETXEBARRIA, LUCIA. La historia de Kurt y Courtney: aguanta esto. Editorial Midons en 1996, reedición en Espasa en 2004. 
ETXEBARRIA, LUCIA.  La Eva futura. La letra futura. Destino, 2001.
CERVERA, RAFA. Alaska y otras historias de la Movida. Editorial Plaza y Janes 2002.
BRIJALBA, SILVIA. Colaboración con Jesús Miguel Marcos. Dios salve la Movida. Editorial espejo de tinta S.L, 2006.                                                                                       
FREIRE, ESPIDO LAURA. Mileuristas. Editorial Ariel, 2006.                                                                                PEREZ-MINGUEZ, PABLO. Mi movida. Fotografías 1979-1985. Lunwerg, 2007                                                                                                                              IVARROLA, MARIVÍ. Yo disparé en los años 80. Editorial Munster, 2012.
ORDOVÁS, JESÚS. Viva el Pop. Editorial Lunwerg, 2013.
DALMAU, MIGUEL. PIÑA VALLS, ROMÁN. La mala puta, réquiem por la literatura española. Editorial Sloper, 2014.
VVAA. Sueños de la razón: Cuentos y dibujos de Pedro Almodóvar, Eduardo Haro Ibars, Javier Barquín, etc. Editorial Fernando de Polanco Titanic Madrid.1978
MOLINA, María; SANTOS, Nacho. La Movida. Catálogo editado por la Comunidad de Madrid. 2007.
VILLENA, LUIS ANTONIO La revolución cultural, desafío de una juventud Biblioteca cultural editorial planeta 1975                                                                                                                    

Películas

Documental Generación Kronen, Luis Mancha 2015.                        -                             
Tigres de papel. Fernando Colomo.1977.                                                                                   
¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? Fernando Colomo. 1978.                        
Ópera Prima. Fernando Trueba.1980.                                                                                     
Arrebato. Iván Zulueta.1979.                                                                                                              
Las películas de Pedro Almodóvar relacionadas con la Movida: Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón.1980. Laberinto de Pasiones.1982 Entre tinieblas.1983. ¿Qué he hecho yo para merecer esto?1984. La ley del deseo 1987. Átame; Mujeres al borde un ataque de nervios de 1989.Tacones lejanos. 1991. Kika. 1993.
Días Contados. Imanol Uribe.1994.
Tesis Alejandro Amenábar, 1996.
Martin Hache. Adolfo Aristarain. 1997.
Airbag. Juanma Bajo Ulloa.1997.
Barrio. Fernando León de Aranoa. 1998
Los lunes al sol. Fernando León de Aranoa, 2002.
Princesas. Fernando León de Aranoa. 2005. 
El Bola. Achero Mañas. 2000.   
Krámpack. Cest Gay 2000.
Yo soy la Juani. Bigas Luna. 2006.                                                                                                                            
15 años y un día. Gracia Querejeta. 2013.  
El Bar. Alex de la iglesia. 2017.
Trainspotting. Danny Boyle. 1996. Film.
Rebelde sin causa. Nicholas Ray.1955.
La naranja mecánica. Kubrick. 1971. 
Fiebre del sábado noche. John Badham. 1977.
Pulp Fiction. Quentin Tarantino. 1994. Film.

Web
joseangelmanas.com y página de Lucia Etxebarria. http://www.luciaetxebarria.es/index.php
RTVE: La Movida http://lab.rtve.es/la-movida.   El reportaje de la 2 también se puede ver en https://www.youtube.com/watch?v=rS4ItejTGwo&feature=youtu.be
La Edad de Oro: http://www.rtve.es/television/archivo/la-edad-de-oro/.
La bola de cristal: http://www.rtve.es/television/la-bola-de-cristal/                                          
El Sol    http://salaelsol.com/
El Pentagrama   http://www.elpenta.com/
Madrid Me Mata (bar-museo) https://www.facebook.com/Madridmematabar/

Ruta Asociación Carpetania Madrid (Con los que realicé la visita por el barrio de Malasaña explicándome los bares y lugares más emblemáticos, con visita al Museo de La Movida Madrid me mata y consumición final.   correo@carpetaniamadrid.com                            915314018 / 657847685  www.carpetaniamadrid.com  https://www.facebook.com/Carpetania    https://twitter.com/#!/CarpetaniaM
Un tour por la 'Movida Madrileña' con Juan Luis Cano y Juan Carlos González Programa Ya Veremos -M80 https://www.youtube.com/watch?v=l2Ci0jO_rmI
Grupo Facebook- El Rollo, la Movida y otras hiervas. https://www.facebook.com/groups/343194069118671/


Un proyecto de la universidad Juan Carlos de Madrid: http://tourlamovidamadrid.blogspot.com.es/p/paginas-de-interes-e-informacion.html
Desde allí se enlaza a muchas páginas especializadas, entre ellas este blog temático sobre La Movida http://lamovidamad.blogspot.com/                                                                                                   
Una página sobre música de los 80: http://www.nuevaola80.com/
La página de Facebook de contacto de Ana Curra. http://www.anacurra.com/
 Omito muchísimas páginas que han sido menos esenciales, así como la innumerable música que he podido estar escuchando sobre esta época. Se ha comprobado que los enlaces funcionan a fecha de entrega de este encargo.

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