LA MOVIDA MADRILEÑA
Resumen / Abstract
Ubico las
creaciones de la contracorriente estética la
Movida en el tiempo de Transición (entre el Tardofranquismo-los 90) y en
sus escenarios, describiéndola socialmente por sus tribus urbanas, ideológicamente (una lucha antifranquista anhelante
de la democracia), sus usos y costumbres (incluso cosméticos) y su recepción de
fenómenos culturales (foráneos, internacionales) centrándome en los
musicales-literarios (en menor grado teatrales, cinematográficos, pictóricos y
prensa satírica, gráfica, sentimental, erótica..) con una perspectiva al género
(místicas femenina/ masculina y otras identidades) Y finalmente relaciono su
ocaso con las muertes de algunos músicos del periodo, fruto de su drogadicción.
Enfatizo la mercantilización del periodo final, otro factor en la extinción de
su contrapoder. La Movida solo existe ya en el recuerdo vivo de quienes la
protagonizaron.
Índice.
Introducción: Motivación del tema, objetivo: búsqueda
de síntesis. Metodología inductiva: trabajo de campo y justificación de la
selección bibliográfica.
Tiempo y espacio: el Madrid de La transición
Personajes protagonistas: las tribus urbanas.
Hipótesis sobre el origen de La Movida.
El compromiso político.
Los cenáculos intelectuales a modo de superestructura
ideologica.
Los fenómenos culturales “Francisco Umbral, Antonio
López (análisis del arte pictórico), Pedro Almodóvar y Alaska”
El cine franquista, el destape, el intelectual, de
autor, el social.
El teatro independiente.
La televisión.
El feminismo plasmado en la música y otras
manifestaciones de arte.
El mundo LGTB en su gestación hacía una cultura
aislada.
Las revistas de corazón, satíricas, de humor gráfico
y eróticas.
El fenómeno musical.
Conclusión de La Movida: la droga, la
mercantilización y asimilación del “Sistema” de estas creaciones.
Obras citadas y bibliografía
Introducción. La
motivación para estudiar los fenómenos culturales en la Movida madrileña me
permite seguir la línea de investigación iniciada con mi Trabajo Final de Grado
de periodismo. He de aclarar que no se trata de un auto-plagio: sí bien
recopilé mucha información sobre ella, finalmente no la desarrollé y mi tesis
versó sobre La Generación Kronen y
todo el entramado publicitario gestado en torno al grupo por parte de
editoriales y medios comunicativos (analizando las novelas de Mañas, Loriga y
entrevistando a B. Gopegui, L. Etxebarria o Espido. Y aunque el grupo proviene
o se influyó de este movimiento, al final me parecieron historias comunicantes,
pero distintas.). He aprovechado aquel material, completándolo con nuevas fuentes
y enfocándolo al tema musical. Quizá al tratarse de una corriente literaria
habría tenido más sentido presentar a los kronen en este posgrado, defendiendo
el otro tema allí, aunque ambos están muy relacionados con la comunicación y mundos
literarios y musicales. Esta asignatura me permite ahora aplicar conocimientos aprendidos
en clase (sobre todo los referentes a las letras de amor y la mujer en el punk,
por ejemplo al analizar la figura de Ana Curra) a un tema que me he hallado
investigando durante los dos últimos años.
He
encontrado una amplia bibliografía crítica; obras de ficción, revistas y fanzines
del momento; páginas especializadas y otras investigaciones en la red: noticias
y artículos de prensa; películas claves de La Transición (por ejemplo el cine
de Almodóvar)….Incluso he escuchado muchos grupos que ya conocía o que con este
proyecto he descubierto. Sin restar valor a las fuentes documentales, creo que
las testimoniales aportan la humanidad que a las otras aqueja. Por esta razón y
por tratarse de un encargo académico periodístico, decidí realizar una serie de
entrevistas personales a sus protagonistas: camareros, clientes, escritores…que
no he incluido en este, pues no debía seguir una metodología periodística sino
crítica. Me trasladé así a su escenario en Malasaña y barrios colindantes. Mi
objetivo era concluir una síntesis satisfactoria del momento mediante una
metodología de análisis inductiva, experiencial, para que la investigación no
partiera de ningún prejuicio. La tesis sería esa imagen tópica de una épica de lucha
antifranquista por la libertad y consecución democrática, en colores e
ilusionada. La antitesis: la droga tiñendo el barrio con la muerte de músicos
como E. Urquijo y A. Vega, la represión y la neutralización de la “bomba
revolucionaria” por el sistema incorporándola al discurso oficial, con la
comercialización, frivolización y dramatización de esta parte trágica. La
síntesis de esta dialéctica me la ha dado el propio barrio, los resquicios de
sus manifestaciones culturales y de sus seres humanos. He tenido que aceptarla
ambivalente.
Sería ingenuo
pensar que La Movida nace en la lenta agonía de Franco en el 75, en que muchos
intelectuales descorchan el champán. Un cambio cultural, incluso revolucionario
como este, se gesta paulatinamente y sería abstruso buscar unas fechas
perfectamente delimitadas. La imagen que tenemos ha venido fundamentalmente por
la televisión, la prensa generalista y las revistas musicales, pero no se ha
tratado lo suficiente ni lo suficientemente en serio en las diferentes
academias. Constituyó un periodo histórico, con todo lo que este permite
estudiar a la sociología, la ciencia política…pero quiero centrar este análisis
en los paradigmas culturales y sobre todo literarios y musicales, aunque no
pueden-o no deberían- segmentarse los objetos de estudio para que las ramas no
nos despisten del bosque; del corpus interrelacionado en lo vital de esta
realidad. Primero situamos el espacio y
tiempo: Los barrios centrales de Madrid (Malasaña sobretodo, Chueca,
Hortalezas, Huertas; los marginales de La Latina, Lavapiés, Vallecas,
Carabanchel) empezaron a llenarse de gente rara, de “modernos” (algo
desconocedores del prefijo “posmo”)) El país no estaba “a la altura de los tiempos” respecto a Europa. Los años 80 acababan
de sufrir el oscurantismo religioso, un régimen militar, el proteccionismo
autárquico y toda una dictadura. Se podría analizar La Movida como una “República” cultural, una política social
casera, un ecosistema con sus propias reglas de juego, sus victorias, fracasos
y sus exclusiones (aunque el Rock Radical
Vasco se ha influido de estas bandas: no sólo acontece una “movida” en el
Gran Bilbao sino interrelacionada con esta.) Las calles San Bernardo,
Fuencarral, Del Perro, los bajos de Aurrera, San Francisco, Tirso de Molina…
comenzaron a llenarse de tascas, cervecerías, restaurantes, pubs, discotecas, recintos
culturales, galerías de arte, salas de concierto… En las calles Vicente Ferrer
y la calle del Ritmo es donde se concentraba mayor cantidad de bares por m² de la ciudad, y del país. Había un local por cada dos casas.
(Más adelante analizaré algunos de estos bares sobre los que he hecho este
trabajo de campo in situ.) Y a poblarse de tribus urbanas, a las que Radio Futura
ya cantó: “Vienen tribus desde el rio”, “enamoradas
de la moda juvenil”.
La
tribu indígena, la original, fue “la del
Rollo”: “progres” reunidos en cafés-restaurantes como Las Noches de Moscú
sin más drogadicción que el alcoholismo, el tabaco o 100 gramos de marihuana
(en los 80 legal.) Quizá por eso han sobrevivido muchos más que en la Movida
(Rosendo cometió la heroicidad de solo fumar.) A Malasaña la apodaban “La pequeña Rusia”: todos eran más
comunistas que Gorki y le daban al vodka. Aún se pueden ver las pintadas de Mariscal,
“el Capitán”: “¡Viva el rollo!” El
café Comercial, el Faro, los bares de la calle Ruiz atendían a estos jóvenes
madrileños: varones blancos, reformistas e hijos de obrero. Quienes vivieron La
Movida, en cambio, pertenecían a una clase media alta que se juntaba con una
clase muy marginal (aunque fuera por el tráfico de drogas.) Los 90, la época kronen,
la protagonizaron muchos hijos de estos individuos, aburguesados tras aprobar
unas oposiciones en la administración pública, viviendo en la periferia
residencial alta (La moraleja del
libro de Mañas) que también se relacionaba por motivos pragmáticos con clases
menos agraciadas. La Movida fue más revolucionaria y en ella la mujer tuvo más
protagonismo que en los movimientos del Rollo
o del kronen. Les diferencia también que “el rollo” empezó siendo más intelectual,
pero La Movida fue ante todo musical (básicamente porque la masa no pisaba el café
Manuela y desconocía su superestructura.) Las novelas sobre ella llegaron
después (Madrid ha muerto de Antonio
de Villena, Días contados de J.
Madrid), quizá porque se trataba más de vivirlo que de contarlo. El Kronen fue
más que nada una campaña de ventas editorial, donde la música tuvo casi tanto
protagonismo como lo novelesco. Los documentos que han llegado de La Movida son
fanzines, revistas musicales-culturales (Vibraciones,
MadriZ, Disco Exprés, Madrid me mata, La Luna de Madrid, La liviandad del imperdible),
subvencionadas muchas por el propio ayuntamiento, con bajo presupuesto, sin
profesionalización y estética comic underground,
pop. Se podían encontrar gratis por
ejemplo en la travesía de San Mateo y en quioscos, bares, casas culturales… Se
escribió más poesía que novela, bastante filosofía desconocida por la mayoría, mucho
periodismo (entrevistas antaño humanas, distendidas entre copas y amigos.) Se
creó mucha y gran cultura (también auténticos bodrios.)
Los más
musicales consideran el inicio de La Movida el concierto homenaje a “Canito” (José Enrique Cano Real, del grupo
Tos juntó a los hermanos Urquijo) en
el 80 en la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de
Madrid, pues reunió a Nacha Pop, Alaska y Los Pegamoides, Paraíso o Mermelada
de Lentejas (cuyo líder Javier Teixidor era paradójicamente ejecutivo de la
Coca-Cola.), rindiendo tributo a este héroe del movimiento (entiéndase el que
realmente se movía), caído en un accidente de tráfico. Quizá fue más bien su
punto álgido. Para los más intelectuales empezó en El Rastro, en la cuesta de
Moyano, dónde se compraban los libros prohibidos por la censura: El Capital, El Manifiesto Comunista de Marx; Bakunin; Kropovich; Nietzsche; los
poetas del 27 o La forja de un rebelde de
Barea. El término “movida madrileña” lo acuñó Francisco Umbral. De lo que hay
más dudas es de cómo, dónde y cuándo acabó (o sí aún seguimos en ella.)
Seguramente en el sótano oscuro de cualquier “antro” o “garito” (así los
dividían) donde tras una noche de vomitada musical llegó un “pingüino” a
prohibir fumar hachís dentro del bar. (En los últimos años se podía ver a
ejecutivos desentonando allí, ejemplo de cómo se fue comercializando e
integrando en el sistema.)
Política. Barrio de Maravillas, además de una
novela de memorias de Rosa Chacel, es el nombre de su convento y del barrio en
el franquismo. Pasó a llamarse Malasaña en honor al apellido de Manolita, heroína
de La Guerra de la Independencia por haber sido asesinada (a sus 16 años no le
dio tiempo a más.) El barrio celebra fiestas en esas fechas, autogestionadas (como
en Bilbao la Vieja), Franco prohibió todo carnaval o fiesta. Se han llevado la
cabeza de la estatua a la feminista Clara Campoamor en la Plaza del 2 de Mayo, corazón
del distrito. Sigue en pie la fuente dedicada a Daoiz y Velarde, otros dos
héroes de esta guerra fusilados no sólo en el cuadro de Goya. En ella se
bañaron desnudos estudiantes de la Complutense para protestar por la expulsión
de los catedráticos A. García Calvo, J.L. Aranguren y E. Tierno Galván. Esto
con Franco sí pasaba: en aquel tardofranquismo se aplicaba la Ley de Vagos y
Maleantes a todo “ocioso, sin oficio ni
beneficio”: lo mismo a un menesteroso pidiendo que a un juglar de
marionetas, a un borracho o a un catedrático incómodo. J.M. Valverde dimitió de
su cátedra en la Universidad de Barcelona en solidaridad. Los estudiantes se
organizaban en sindicatos, clandestinamente, como los partidos políticos, (se
tardó en legalizar el PCE.) Estaban prohibidas las asociaciones de más de
cuatro, y todo lo que no fuera el Sindicato Vertical o las instituciones
oficiales. Los jóvenes ocuparon las universidades y calles siguiendo El Mayo francés, un sesentayochismo contagiado por toda Europa. Había muchas
manifestaciones y algarabía constante en la calle; las famosas carreras
escapando de los grises, que ilustran esta mística y épica de la Transición.
En
Galería de Robles, y luego en C/ Desengaño y C/ Malasaña se instaló la Oficina
de Objetores de Conciencia. Pedían la Amnistía de presos políticos, la Insumisión
militar y no sumarse a la OTAN (F. González entró, a pesar de prometer que no.
Su mandato lo parodiaba Umbral de social-felipismo.)
No todos eran ácratas y libertarios: había progres de extrema derecha,
moderados, y guerrilleros de Cristo Rey,
skin que te podían matar por racismo, xenofobia, misoginia u homofobia. Los
políticos inmovilistas del régimen (“el
Búnker”) creían que Franco había dejado todo “atado y bien atado” colocando al rey de sucesor. El último gobierno
de “los aperturistas”, unos ministros
llamados tecnócratas (por proceder de universidades jesuitas y del Opus y
proponer reformas económicas pragmáticas, técnicas) había ido acompañando del “milagro económico” de los 60-70. Este
regeneración económica se explica por la entrada del turismo (el ministro de
Turismo y Prensa, Fraga, se bañó en una playa contaminada para fomentar la
imagen del “topical spanish”. Se
denota a su vez en el cine de landismo
la costumbre de Paco Martínez Soria de perseguir suecas al haberse quedado de “Rodríguez” en una casa que usaba de “picadero”) y por la irrupción del
capital estadounidense, que instaló empresas y bases militares (las parodia
Berlanga en Bienvenido Mr. Marshall),
la praxis este plan desarrollista Marshall de los años 50.
Se
celebran también los acuerdos del Vaticano. Algunos sectores de la iglesia
tratan de reformarla “desde dentro”,
otros tornan más reaccionarios y se da una fuerte escisión en los “curas obreros”. Tras varias
excomulgaciones, muchos trabajan como profesores universitarios, incluso se
casan, y ejercen una función evangélica o social en locales anexionados a la
parroquia, desde una ideología cristo-marxista
(guardan equivalencias el cristianismo originario y el ideario comunista.) X.
Zubiri y Aranguren eran los nuevos Aristóteles-Tomas de Aquino y Platón-San
Agustín de aquel tardofranquismo. Su retórica (bastante hermética, retorcida de
términos oscuros, alambicada, y árida) proponía una neo-teología resperanzada.
En una dictadura la religión suele ser la forma represiva más dura y directa
(junto a la propia familia) al atacar lo más íntimo del ser humano: la fe, lo
sicosentimental, la sexualidad… pero también era más fácil que la transición se
abriera paso por allí que dentro del ejército (siempre es más sencillo
convencer a la abuelita beata de “amar al prójimo” que al general condecorado.)
En
el Nodo aparecía un dictador abuelito, pero a quien no le temblaba el pulso
firmando las últimas ejecuciones a modo de estertores del régimen, dando una
imagen patética en los discursos y exportando el fascismo contra el que se
luchaba en la 2ª Guerra Mundial donde este país se mantuvo neutral. Tras el
gobierno provisional e inestable de Arias Navarro, en las primeras elecciones
democráticas Adolfo Suarez pidió y consiguió el voto femenino (con una
seducción personal que despertaba culto a
la personalidad.) Se firma la Constitución en el 78 y aunque jura las Leyes
Fundamentales del Régimen, de Espíritu Nacional-Católico, los Pactos de la
Moncloa logran la normalización política, incluso se legalizará el PCE, con
Carrillo y la Pasionaria volviendo al Congreso tras su exilio. Enrique Tierno
Galván, del PSOE, fue el alcalde de esta movida. “Ni duro ni blando; tierno”, le decían. Famosas son sus frases “España tiene demasiado Sentido Trágico de La
Vida, montemos una Movida” y “¡Roqueros,
al loro y a colocarse! y quienes no lo estén ¡que se coloquen!”. El
ayuntamiento colocó a muchos de estos universitarios (que aprobaron oposiciones
en las nuevas estructuras democráticas) y dio carta libre a toda propuesta
cultural. Tierno era un filósofo mayor y gris, pero a todos cayó bien; le
consideraban “su profesor” (a otros alcaldes les han motejado “faraón”.)
Hay
que comprender que paralelos a estos guateques privados de los estudiantes en
sus pisos con estética “Almodóvar”, de los conciertos y drogadicción aletargada
de la masa; había unos cenáculos
intelectuales notables. El 13 de marzo de 1984 se
celebró una Tertulia de Creadores, con fuerte repercusión, en las que varios
narradores reflexionaron sobre cómo debía ser la literatura posmoderna. Cela
reinaba “zángano” en su “Colmena” del
Gijón. La noche que llegué al café Gijón,
parece fanfarronear Umbral: empezó La
Movida. En realidad, nada habían inventado. Barcelona se presentaba una
ciudad más abierta y europea que la capital provinciana. La Gauche Divine o “Izquierda
Caviar” se reunía en el Bocaccio: A.M. Matute, J. Marsé, M. Torres, R.
Regás… No olvidemos que en la Ciudad Condal se concentra el mayor feudo
editorial. Seix Barral, Destino, (y luego Planeta con Lara) publicaban a los autores del 36 y del 50 (que empiezan a
consagrarse); a los novelistas del Realismo
Mágico Sudamericano (G. Márquez, I. Allende, Cortázar, Borges, A.
Carpentier…) editados ya en Sudamérica. (Los exiliados allí seguían
escribiendo. De Argentina y otros países llegaban al país clandestinamente
muchos libros vetados por la censura, o “Servicio
de Lectura” en su eufemismo); a
los jóvenes novísimos Terenci y A.M.
Moix, Montalbán, De Villena, Gimferrer, y otros ya no tan jóvenes como Gil de
Biedma (a quien no sabría en qué grupo etiquetar) y a todos los autores
demócratas.
Carlos
Barral (gracias a los contactos tan amistosos que establecía su agente Carmen Balcells
con su pueblerina forma profesional) editaba y era amigo de los novelistas del
50: A. Sastre, J. Benet, J. Fernández Santos, Juan Goytisolo, J. G. Hortelano, C.
Laforet, C. Martín Gaite “Carmiña”, su esposo R. Sánchez Ferlosio…; venidos de
Salamanca u otras provincias al café Manuela. En este grupo del 50 se suele
incluir a los poetas sociales: J.A
Goytisolo, Blas de Otero, G. Fuertes, J. Hierro, C. Rodríguez, A. Gamoneda, Á.
González, J.A. Valente, C. Bonald,…); culpables en parte (junto al 27, la
tradición popular y el deseo de cambiar el régimen) de las letras de los
cantautores. La izquierda tenía a un poeta etarra en la cárcel (J. Sarrionandia)
y a L.M. Panero con su diferencia mental censurada como esquizofrénica en el
psiquiátrico de Mondragón. Ambos levantaban el puño cada vez que salían de su
presidio. Su hermano Michi, en cambio, sin haber escrito una sola línea (o cierta
crítica de cine) formó un grupúsculo intelectual en su bar, viviendo de la fama
del Desencanto, única renta, junto a
una casa decadente en Astorga, que le quedó como hijo de poeta del régimen. A
estos intelectuales se les incorporan estos años el grupo del 68: Fernando Savater, Félix Grande, Juan Madrid (Días contados, crónica de la heroína del
periodo final), J. J. Millas, Manuel Vicent, Javier Marías, Antonio Muñoz
Molina, Elvira Lindo, Rosa Montero…El filósofo Agustín García Calvo y su
compañera Isabel Escudero encarnaban la pareja de “amor libre” J.P. Sartre-Simone
de Beavouir a lo castellano. En el Manuela
cantaba Chicho, hermano de R. Sánchez Ferlosio y Moncho Alpuente, del grupo
musical Las Madres del Cordero y de otras bandas: “Hombre del 600 la carretera es tuya”. Este agitador cultural del
café y de la SGAE, subastaba objetos a precios simbólicos en rifas como
divertimento. La poesía del momento es de
línea clara, poesía concreta, “avant la lettre” y se celebran
muchos recitales. Ana Rossetti vivía en Malasaña y escritores extranjeros (como
Iab Gibson) se trasladaron allí. Blanca Andreu
era “una niña de provincias que se vino a
un cuadro de Chagall”. Estos poetas se auto editaban, publicaban en
revistas fanzines y muchos componían letras para cantantes (Álvaro de Cuenca
para La Orquesta Mondragón y para Loquillo; aunando clasicismo y Tintín
posmoderno.) Había programas de tertulias intelectuales (La Clave), de
entrevistas a clásicos vivos (A Fondo), revistas literarias (Ajoblanco, Babelia, El cultural. Qué leer es
más moderna.)
Junto a todos estos autores mencionados,
se leía la prosa estadounidense: los góticos
sureños americanos Faulkner, Carson
Mc Cullers, Flannery
O'Connor, Truman Capote, los dramas rurales de Tennessee Williams
tan parecidos a los de Lorca, La
desobediencia civil y el Walden
utópico de Henry David Thoreau … Idolatraban a La Generación Beat quienes se quedaban En el camino de Kerouac, con El
almuerzo desnudo de William Buroughs (ósea con hambre), y veían “muchos cerebros de su generación muertos por
la droga” (Aullido de Ginsberg)
También mistifican el realismo sucio de Bukowsky y Raymond Carver que
influirá en los kronen, las novelas policiacas de Raymond Chandler con su
personaje duro de Bogart (mitifican también el cine negro), Los tipos duros no bailan de Norman
Mailer, Manhattan Transfer de John
Dos Passos, La naranja mecánica de Anthony Burgess, las novelas de psicópatas de Bret Easton Ellis, El guardián entre el Centeno de Salinger
y otras bildursromans de
iniciación en la vida, buscando siempre Un
mundo feliz de Huxley. Se denota recepción del posfeminismo de tercera ola
(Judith Butler, la perfomatividad),
de las novelas de los jóvenes airados
ingleses,
de los ensayos existencialistas
(Kinkegaard, Heidegger y su “Ser para la
Nada”, Hannah
Arendt con su explicación sin justificación de los nazis, Sartre y S. de Beavouir, Camus…) Se leía la vanguardia
francesa (los Nuevo Romance de M.
Duras o Françoise Sagan; los poetas
malditos, los simbolistas, la poesía pura, surrealista, dadá…); al grupo Oulipo y sus juegos matemáticos en
prosa, la literatura poscolonial,
desterritorial y todo lo que oliese a intercultural
(a veces confundido con multicultural):
la novela del trauma alemán (Heinrich
Böll, Günter Grass...); la poesía social más desenraizada, de ausencia; el 27…Se revindicaba la cultura
sudamericana: muchos cantantes proceden de allí (Alaska de México, los miembros
de Tequila de la dictadura argentina de Pinochet) y hay una rubia argentina que
les vuelve locos a todos: Ruby. En un concierto en la UCM enseñó media Argentina
y al final cayó todo, al público parecían importarle más sus zapatos y camisa
azul trasparente que su arte. Se idealiza la muerte de Allende, a su sobrina
Isabel Allende, a Neruda; a los cantautores Silvio rodríguez, Chávela Vargas o
Violeta Parra (se indignan porque a Víctor Jara le corten los dedos); la figura
legendaria del Ché; y a los exiliados retornados (Alberti, María Zambrano a
quien el Estado ayudó a salir de la miseria económica con el premio Cervantes y
la compra simbólica de su biblioteca) El nuevo periodismo de Gay Talese, Norman
Mailer, Tom Wolfe lo puso de moda en el país y en El País Rosa Montero, Pilar
Urbano, J.J. Millás o Maruja Torres.
Se
leía a los filósofos de la sospecha
(Freud, Marx, Nietzsche) y su revisión en los
sico-marxistas/ escuela de Frankfurt: Adorno, Marcuse, Habermas,
Horkheimer, el historiador Hobsbawm, Eric Fromm con su Miedo a la libertad y Arte de amar, Max
Weber y su La ética protestante, el
espíritu del capitalismo, Lukács, Althuser…; A los deconstructivistas franceses (Derrida, Barthes, Foucault); a los posestructuralistas y semióticos lingüísticos
(U. Eco más integrado, menos apocalíptico que la teoría de La Recepción), a los
primeros posmodernos (Bautrillard,
Lyottard, Vattimo) Todos revelados a formalistas,
funcionalistas, estructuralistas y esencialistas. Entre tanta variedad de creadores
y corrientes influyentes en La Movida, destacaría a Francisco Umbral, Antonio
López y Pedro Almodóvar, los tres “genios” de la época. Solo mezclando
estas crónicas, tan diferentes entre sí, nos aproximaremos a la heterogeneidad
del momento.
Alaska es otra alegoría de La Movida,
pero personalmente no me parece más creadora que de sí misma: metamorfoseándose
en moderna enrollada, gótica-dark-emo-siniestra, indie-nueva romántica, pop,
heavy, hípster, musa “mariliendre” del ambiente o el look alternativo que la
discográfica mandase, en sus grupos KaKa de Luxe (Sit the Lux), Alaska y los
Pegamoides, Alaska y Dinarama, Fangoria… siguiendo a su admirada Madonna. Esta
cría, a sus 16 años, vino de tal región polar mexicana, tras cargarse freudianamente
a su madre, y se hizo famosa por orinar en Pepi,
Luci, Bom y otras chicas del montón. Fernando Márquez, “el zurdo” fundó el
primer grupo pop en el país (Paraíso,
del que surge Mamá) y sale de él, para
crear Sit the Luxe. Empezaba el punk
en el país. Los otros miembros de la agrupación musical fueron Nacho Canut,
Enrique Sierra, Carlos Berlanga, Manolo Campoamor y esta chica pizpireta y
rechonchona, de cuestionable calidad musical, que sin embargo ha triunfado en
la música de masas. Jaime Urrutia, líder de Gabinete Caligari, en su primer concierto provocaba a su público: “Nos llamamos así porque somos fascistas.”
Tras tirarles botellas y vasos, escupirles e insultarles, pasaron a conocerse
por “Gabinete Calagera”. Sus letras
más conocidas versan sobre “el calor del
amor en un bar” o “Camino de Soria”.
Anteriormente había formado Los Pegamoides
con los hermanos Canut, los Benavente y Ana Curra (la chica de Eduardo
Benavente). Olvido quizá sintió que se olvidaban de ella; y muy enemistada con
A. Curra por envidias profesionales y celos personales se adueña de “Quiero ser santa” (compuesta juntas),
añadiendo “Alaska y” al grupo.
Así
surge Alaska y los Pegamoides, con
los mismos integrantes de KaKa de Luxe, a quienes se resta Enrique Sierra (formará
Radio Futura con los hermanos
Auserón, Calvo Santiago y Emilio Romero. Los Auserón habían estudiado Filosofía
Pura en La Sorbona, lo más progre y caro entonces, solo para niños bien. Los acordes electrónicos pronto
se sustituyeron por guitarras, y ahora Santiago Auserón es Juan Perro en
solitario. Sus letras hablaban de una “escuela de calor”, de hallar “la bella
flor” por la estación de la Rambla madrileña.) Casi todos los personajes de La
Movida venían de familias aburguesadas, con poder, que se juntaban con la
barriada. Curra, “la guapa de La Movida”,
era una pianista de talento, con diploma del conservatorio, de clase alta, del
barrio de Salamanca (Alaska, que apenas toca la guitarra y canta como canta,
sigue en el calderero y candelabro con sus canciones de moda pegadiza. A. Curra,
más talentosa, no.) Llegan sus éxitos “Bailando”,
“Horror en el hipermercado” (en el
homenaje a Canito.) Curra y su chico Eduardo Benavente, de 19 años, abandonan Pegamoides
para formar un grupo rock-punk-dark: Parálisis
Permanente. (Como no podían estar en dos grupos a la vez se ponían pelucas
para parecer distintas personas.) Sólo graban juntos un disco; El acto. Sufren un acto accidentado de
coche; bebieron más de la cuenta, y debía conducir ella. El hermano de Eduardo
la denunció por asesinato y desde entonces la llaman “la viuda de La Movida”,
retirada por depresión y sicoanalizada.
Vuelve
al grupo Seres Vacíos, sin él (lo
habían creado juntos.)Ya no será lo mismo. Tampoco triunfó su lanzamiento en
solitario como la Madona o Edith Piaf española. Dejó de vender discos y aprobó
oposiciones de profesora en el Conservatorio de El Escorial, retirada de la
parafernalia. En el concierto El acto
se homenajeó a la banda, 30 años después, tratando de expurgar fantasmas. Carlos
Berlanga y Nacho Canut forman Dinarama.
Alaska se añade cambiando el nombre de nuevo, para marcar protagonismo. Los
éxitos de este grupo (“A quién le
importa”, “Ni tu ni nadie”, “La
funcionaria asesina”, “Mi novio es un zombi”, “Descongélate”) no se
entenderían sin la magia mediática de la bruja Avería en el trasgresor programa
juvenil La Bola de Cristal, un show políticamente incorrecto en el que incluso
se aludía a la droga (“¿vienes fumado?”)
Este reality mezclaba teatro, dibujos animados, marionetas, entrevistas y
actuaciones musicales. Fue paralelo a La
Edad de Oro de Paloma Chamorro, periodista cultural que entrevistaba a
estos cantantes y gente del arte tras su número musical.) Luego llegaría la
gloria total para Alaska con Fangoria,
acentuando la parte electrónica, con su incondicional Nacho Canut.
Son
casi himnos “Sálvame”, “No sé qué me das”, “Más que una bendición”, “El
infierno son los demás”, “La mano en el fuego”, “Absolutamente” “Miro la vida
pasar” que parecen propios de la mística de Teresa (“Quiero ser santa”) y el resto de sencillos que todos conocemos, con
los que se redimió al fin en su Gloria de “divina”,
tan anhelada. El piso superior de su casa amarilla la habita Bibiana Fernández y
en el de abajo, empapelado de rosa, viven (de eso) Alaska y su “marido” Mario
Vaquerizo, lugar de peregrinación religiosa de sus fans. (No es “Criticar por Criticar”.)
Francisco Umbral, a quien Lola
Flores llamaba “Paquito”, era
invitado a todos los saraos, presentaciones de libros, conferencias o
inauguraciones de bares. Nadie sabía cómo podía estar en todos los sitios y
ajos, como una especie de demiurgo omnisciente. (Una marquesa siempre iba donde
él a pedirle que le contara en primicia sus artículos.) Su estilo de escritura
es original y transgresor sin perder su clasicismo tan leído de simbolistas
franceses; sus entrevistas personales resultan muy distendidas y cercanas, su
mejor novela Mortal y rosa se siente tan
humana como acabar de perder un hijo; y en lo personal nadie habla bien de
semejante ego. Reparte el resto de su creación entre un añoro distorsionado del
franquismo (en que lo mismo se recuerda en Memorias
de un niño de derechas que a la Capital
del dolor, o La Trilogía de Madrid)
y entre ser Guía de la posmodernidad.
Podía escribir tanto una Carta abierta a
una chica progre que una Carta a mi
mujer (María España permitía a todas aquellas estudiantes entrevistar al
esposo para su tesis final de grado); ídem podía escribir Crónica de esa guapa gente de derechas que de La década Roja en El
social-felipismo. Los noveles iban al Gijón a pedirle consejo sobre sus
manuscritos: cada cual con pinta más rara y obra más vanguardista. Acabó
haciendo una especie de crónica rosa para El Mundo (con sus musas
particulares), plagada de referencias eruditas. Mezcló así los dos niveles de La
Movida: la burguesía ilustrada y una clase media devorando sus artículos de cotilleo
intelectual.
Artes visuales. Antoñito López, ¡el pobre!, se
levantaba cada alborada a pintar esa Gran Vía que cantó Ana Belén, aunque se
rieran de su hiperrealismo madrugón,
todo el día ocupado pintando con lentitud y maestría sus Membrillos y el retrato del Madrid de estos modernos que corría a
velocidad supersónica. Junto a esta Escuela
de Madrid; el Grupo Crónica de
Eduardo Arroyo y compañía imitaba el dadá con fotocollages y cuadros con recortes de periódico y revistas,
satirizando las instituciones (militares, clero, burgueses) tal cómo hicieran
en el cabaret Voltaire Tristán Tzara, Hugo Ball etc. Tratan de traer a este
contexto sus cadáveres exquisitos, poemas objeto, lluvias o tormentas de ideas
(también aprovechadas para idear una publicidad primitiva, menos agresiva que
ahora), manifiestos político-estéticos, matrimonios poéticos de antónimos y
oximorones… O las innovaciones formales de los artistas surrealistas liderados por “el
Papa” André Bretón con su escritura
automática para desautomatizar,
desalinear, desenajenar “un lenguaje
burgués contaminado” a través del extrañamiento
y la liberación del flujo mental de asociaciones. Tapies, Saura, Barceló
crean arte abstracto. Alberto García Alíx recibe el Premio Nacional de
Fotografía por inmortalizar a muchos personajes de este momento. Javier
Mariscal, Maribi Ibarrola, Miguel Trillo mezclan lo pop, la fotografía y otras
artes. Pablo Pérez-Mínguez o Bárbara Allende (Ouka Leele) también testimonian
con su cámara estos años de colorín.
Muchas
de estas obras de arte se hallan ahora expuestas en el Museo de la Movida Madrid me mata (“acaba conmigo” es el subtítulo,
eran títulos de fanzines.) Este
antiguo bar La Autora, donde empezó a actuar El Brujo o El Gran Wyoming, es hoy
una especie de Harold café, museo-bar. Se exponen, venden y alquilan en sus
vitrinas discos y otros objetos de la Movida: casetes; caratulas; la chupa con
chapas de Antonio Vega; varios carteles de conciertos indicando grupo, lugar y
hora (algunos conciertos se celebraban casi de madrugada); cuadros de
pop-flamenco; guantes de piel de leopardo; sofás psicodélicos en forma de labio…
Los camareros suelen ser universitarios que sacan de esta forma un dinero
extra. Poco queda de La Movida sin comercializar, todo parece postureo y se ha
convertido el barrio en otro destino turístico, organizando paseos por “La
Movida de Almodóvar”, “La Movida de Alaska”… “de los kronen”… “de Joaquín
Sabina”.
Porque
la reina “glam” de la Movida no fue
Alaska sino Almodóvar. Un “marica de pueblo” (como a veces se ha
definido) de la España profunda, que con su edípico “amor de Madre” Patria, vino a comerse Madrid y a jugar con sus
compañeras explotadas de La Telefónica, en los descansos para el café, a
parodiar telenovelas venezolanas. Trasladó “lo rural” a La Movida de una clase
alta autocriticada. Sus
escenarios son esos inmuebles llenos de arte moderno y benzodiacepinas para
dormir. O casas humildes donde Carmen Maura acaba de matar a su marido con una
pata de jamón. Un
cine aniñado, cómico y cómic, de estética colorista y underground, grotesco, sarcástico, satírico-burlesco, exagerado, afeminado,
violento, con el que ha retratado como nadie a esa burguesía progre jugando al
trasviste, la droga, el ateísmo, la sublimación de la profesionalización y
siempre “Al borde del ataque de nervios”.
Plantea la
autoparodia gay y del dragquen, del travestismo, transexualismo; del sadomaso (Átame, La Piel que habito); en su
defensa a la mujer y denuncia del machismo a través de personajes neuróticos a
lo Woody Allen. También está en su cine siempre presente la crítica a la
iglesia (La mala educación, Entre
Tinieblas…); el mundo del teatro, pues actuaba en compañías
independientes (Todo sobre mi madre); el mundo literario,
pues escribe (La flor de mi secreto
parodiando las novelas rosas), la ironía con el folk, la copla y lo andaluz,
pues canta (Volver) y todo amenizado
con la música de su noviete Mac Namara y otros grupos de la Movida. Es autocritico con la propia Movida (Kika, La ley del deseo, Laberinto de
pasiones, Pepi Luci…) Critica el mundo de las telenovelas, el cine
comercial, la novela rosa… basándose en sus mismos recursos pero exagerados. Su cine hay que
relacionarlo con la Nueva Ola y
vanguardia francesa (paralela al Nouveau Romans en narrativa) o el neorrealismo
italiano. Empezó filmando pelis de bajo presupuesto con su súper 8. Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón
se rodó entre amigos: uno le dejaba la casa, otro la cámara, otro servía de
maquillador... Fue una película espontanea, fresca e improvisada, nada que ver
con su cine sofisticado, burgués y complicado posterior.
Escribía
también en revistas y fancine de humor con el seudónimo de Pathy Difusa, “la venus de
los lavabos” en su columna “Escroto está
en el viento”, parodiando a Bob Dylan. (Recopilados luego en un libro,
imitando Los Diarios de Andy Warhol.)
Hacía storyboards de comics y diseñaba revistas y fotonovelas. Rodó una serie sobre
el valle de Los Caídos donde aparece Carmen Polo con peineta (muy retratada en
este arte Pop). Es un mitómano del
cine, la música y la literatura. Carmen Maura, Victoria Abril, Bibiana
Fernández, Marisa Paredes, Loles León, María Barranco, Enma Suarez… fueron “chicas Almodóvar”. También tuvo sus
efebos: Antonio Banderas, Imanol Arias (el
Gran Ganga o Príncipe Persa), Javier Bardem, Ernesto Noriega o Jorge Sanz.
Su pareja, Fabio o la “Satanasa”, cantaba: “cañamares
por ahí”, “quiero ser mama”… Entre tinieblas es la historia de una prostituta,
que protagoniza Cecilia Roth, hermana de Ariel Rot, del grupo Tequila. Chus
Lampreave era aquella anciana divertida, entrañable; y Carmen Maura quedó como
alegoría de la “maruja” de barrio-bajo sin saber aún ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Con Fabio McNamara compuso el
disco Suck it to me, “Chúpamela”, un
desvarío que quedaba mejor sin traducir. En el barrio de Palma recogió a una
camarera fea, pero con belleza picassiana: Rosy de Palma, del grupo Peor
imposible. (La calle aparece en el videoclip “Hoy no me puedo levantar” de Mecano,) Su cine hoy es sinónimo de
vanguardia, progresismo, lavado de imagen del país. Un genio a la altura de
Goya, incluso del Óscar.
El cine franquista había
seguido en sus tópicos, virando a un cierto aperturismo durante los años del
desarrollismo, en los 60 (de andar con alpargatas a ir a veranear en el 600) reflejado
en las películas del landismo: Un
paleto A. Landa recibido del éxodo rural con el timo de la estampita de un cine
castizo interpretado también por J. López Vázquez, José Sacristán, Pajares,
Esteso, Ozores, Florinda Chico, Paquita Rico, Rafaela Aparicio, Concha Velasco,
F. F. Gómez; Manolo Escobar... Este cine está lleno de sexualidad cosificante,
cada vez más atrevida, y ya estaba adelantando la revolución del Destape:
películas psicodélicas grabadas con un zoom lento y fluctuante que enseñaban la
carne de Nadiuska, Susana y Blanca Estrada, Esperanza Roy, M.J. Cantudo, Bárbara
Rey o alguna amante del rey. Siempre estaba justificado el desnudo de Ana Belén,
salvo para la actriz misma. Sigue pesando esta herencia erótica en el cine de
la Transición (Bigas Luna o la versión de La
Celestina.) Se evoluciona hacía un cine intelectual, de autor: Bardem,
C. Saura, Jesús y Ricardo Franco, Fernando Colomo (Tigres de papel, el musical
Las cosas del querer u Opera prima),
Garci, Trueba, Pedro Olea, J. L. Borau, Vicente Aranda, las adaptaciones
literarias de Mario Camus o Pilar Miró (El
perro de Hortelano) o de Gonzalo Suarez, que darán lugar a un cine más
surrealista: el de Luis García Berlanga (su hijo Carlos Berlanga, tan
protagonista en La Movida.), Julio Medem, Víctor Erice, Alex de La Iglesia o
Amenábar. Y al cine social, con Elías Querejeta de productor. Los pillos de
Eloy de La Iglesia pueden explicar a Montxo Armendáriz, Elías Querejeta, Gracia
Querejeta, Achero Mañas o a León de Aranoa, y sus barriadas posindustriales
dañadas por la reconversión, el paro, la droga y la crisis.
Marlene
Dietrich, Bette Davis, Ava Gardner, Sofía Loren, Llina Llogobrida, Brigit
Bardom, Marilyn, Audrey Hepburn, Catherine Hepburn eran reinas glam que inmortaliza Terenci Moix en Mis Inmortales del cine. Aparte
de esta enciclopedia de mitomanía cinematográfica en varios tomos tan personal,
también tenía su programa de cine y de entrevistas.) En la sala San Pol se
construyeron los estudios Griffith; allí se repuso El gran dictador de Chaplin, provocación dirigida a Franco.
Proyectaban películas tipo Cuerno de
cabra, lo más underground entonces, que “había que ver”, un film turco
sobre una violación, un ladrillo raro, denso... Visionaban en versión original
subtitulada, películas de la Nouvelle
Vague (tan relacionadas con el Nouveau
Roman) de Romher, Truffault, Tati…; neorrealismo
italiano de Visconti, Fellini, Pasolini, Rossellini, Castellani, Vittorio
de Sica….y las de Ingmar Bergman o Woody Allen. El último tango en París solo se podía ver en Francia, así que todo
progre que se preciara de serlo viajó clandestinamente a Biarritz a analizar
epistemológicamente la violación con
mantequilla.
No
existían cines en Callao o Gran vía entonces, En el Café 2 y el café Pepe
Botella, Alejandro Amenábar daría una década después retoques al guion de su ópera
prima Tesis. Solía acudir Amenábar al
salir de la Complutense con Eduardo Noriega, actor en su film, que vive al
lado, en la calle Santa León. En el sótano del Palentino, que acaba de cerrar
el año pasado por fallecimiento de su dueño, encontró inspiración Alex de La
Iglesia para El Bar, (última vez que
vimos a Terele Pávez). El día de la
Bestia (el capitalismo) se rodó por estos barrios del centro madrileño. El
bar la Milana ha dedicado sus paredes al libro de Delibes y a la película de
Mario Camus Los santos inocentes. Los
videoclubs eran templos de culto para alquilar films frikis.
Teatro En Barcelona se
creó la compañía Tábano en los 70, que se trasladó a Madrid (a ella perteneció
Rosa Montero.) Muchos universitarios formaban parte de compañías de teatro-estudio independiente: Las madres
del cordero, TAME, ATEA o TEI. La
Sala de Teatro Off Alternativo era un micro teatro en calle Vallecano, en
Vallecas. En la sala Cadalso, en calle Cadalso, se representaban obras del teatro del absurdo (Esperando a Godot de
Becket, El Rinoceronte de Ionesco, Seis personajes en busca de autor de Pirandello), o las de la crueldad de
Antonin Artaud, del teatro pobre-minimalista
de Grotowsky, del social de Beltor
Brecht, de Peter Grull, del neo-expresionista
alemán, del simbolista, surrealista y
dadá
francés. En 1975, actores (como Petra Martínez o su esposo Juan Margallo) inician
una huelga contra la doble función impuesta. Tina Sainz acabó en la cárcel (Los
actores siempre se llevan mal con la política.) Peter Shaffer escribió su drama
X, sobre esta generación perdida (La Generación X de Douglas Coupland.) Tricicle, Le Joglars en
Cataluña; en Euskadi: Cómicos de la legua, Akelarre, Karraka, Mascarada, Geroa,
Denok...
No
todos los actores presentaban un discurso tan irreverente y contrapoder, ni
funcionaban de forma comunitaria en compañías marginadas de los circuitos
oficiales. En televisión se reponía
un humor más “blanco”: El Gran Wyoming, Moncho Borrajo, Las Virtudes, Martes y
13, Faemino y Cansado, Gila, Eugenio, La Orquesta Mondragón de Javier Gurutxaga
y “los payasos de la tele”: los chiripitifláuticos (Miliki, Gaby, Milikito,
Fofito) haciendo algo parecido a Darío Fo en la RAI, pero en este país, y ahí
lo dejo. Valentina, el Capitán Tan, los hermanos Malasombra, las series
infantiles Cometa Blanca, Barrio Sésamo, los mundos de Yupis con Espinete, la
gallina Caponata; los dibujos americanos de Mazinger Z (¡puños fuera!) y la
Disney; o el manga nipón (Heidi, Oliver-Benjí, Dragón Ball) acompañan a los
niños en la merienda antes de “los deberes”, en una televisión de solo dos
canales, donde no habían llegado aún las privadas y el color se había hecho de
rogar. Vainica Doble y Sabina crean la sintonía del programa Con las manos en la masa y empiezan las
tertulias de corazón y la publicidad a ser agresivas.
La
mujer consigue bastante protagonismo en La Movida, reclamando ya un feminismo de tercera ola: posfeminista, liberal, radical, transfeminista… Se
ven normal grupos mixtos con lideresa (Rubi y los Casinos, a quienes se apoda
“Cansinos”) Ana Torroja de Mecano, Sole Jiménez de Presuntos Implicados, llevan
la voz cantante en ellos. Se dan bandas formadas exclusivamente por señoras
(Vulpes.) Otras artistas se relacionan sentimentalmente con miembros del grupo
(La zurda era novia del Zurdo.) Se lanzan cantantes en solitario (Luz Casal.)
Su música, la de Mecano, se considera suave, blanda, light, dulce… Por más que
revindique Torroja el lesbianismo (Mujer
contra mujer) o el antirracismo (Hijo
de la luna) seguía viéndose a la cantante cosificada por una Mística de absoluto femenino (lo critica
en su artículo Viñuela.) Amistades Peligrosas, Danza Invisible, Cómplices, Hombres
G, Duran Duran…son percibidas melodías “new
romántic”, de pijos del barrio de Salamanca, indignas de La Movida.
El mundo LGTB en sus manifestaciones
culturales. “Las
Costus”, Juan y Enrique, eran una pareja liberal gay de artistas plásticos (se
llamarón así al sentirse parte del gremio costurero.) Su
“casa-convento” en la calle 14 de Parma recogía a “los colgados” que habían
bebido mucho o desfasado con la droga y no querían esperar al metro 6 A.M. O
coger bus en Cibeles (los taxis eran caros) e iban allí “a dormirla”.
Almodóvar, Nacho Canut, Alaska, A. Curra, Fabio, C. Berlanga…la bautizaron su
centro del “Chochonismo Ilustrado”
queriendo escolastizar al pueblo de “Cutre-Luz.”
Aparece el piso en la película Lucy,
Bom…Laberinto de Pasiones comenzó a rodarse en la tercera residencia de
ambos en Madrid, antes de emigrar a México, regresar a su Andalucía natal y del
final trágico: Enrique Naya muere de VIH y al mes Juan se
suicida. Empezaban los bares de Ambiente y se fue conduciendo a gays y
lesbianas al gueto comercial elitista de Chueca, a medida que el barrio se
capitalizaba y poblaba de negocios (sexshops y tiendas especializadas en líneas
de mercado homosexual.) Se fue popularizando la prostitución masculina, los
cuartos oscuros y formas sexuales abiertas (tríos, camas redondas, orgías, ménage à trois, chemical sex) y zonas de cruising. Había bastante libertad sexual,
un deseo de experimentar imitando la premisa del amor libre existencialista. Se
jugaba con la ambigüedad como ya he analizado en la vestimenta. Julián
Infantes, de La Unión, canta “Hombre lobo
en París” basado en el libro de Boris Vian, tan aficionado al jazz. El otro
vocalista del grupo, Rafa, salía con Miguel Bosé antes de que se fuera con
Nacho Duato, el bailarín hermano de Ana Duato, la madre de Cuéntame. Eduardo Aro Ilais era hijo de un crítico del País y salió
del metafórico armario con su chico “La Lidia” cuando no había ni armario.
Gurutxaga cantaba en La Orquesta Mondragón: “Ellos las prefieren gordas”: no se refiere a mujeres...ahí lo dejo.
Otra
canción se dirige a las chicas del drugstore, tiendas multiservicio abiertas
las 24 horas del día (como también los locales El Iberia, Tupperware o La Vaca
Austera en Vicente Ferrer) en la calle Fuencarral, donde ahora hay un vip. En
realidad se dirigía a los travestis. “Van
como putas”, farfullaban los franquistas. El camionero Manolo Fernández se pagaba
su operación en Bibiana Fernández, “Bibi Andersen”. Empezaban las revistas cardiacas (Hola, Diez Minutos, Pronto) Carolina de
Mónaco estaba en todos los saraos. Ava Gardner se relacionaba con el torero
Dominguín, casado con Lucía Bosé, trasgresora en el tinte, y su hijo Miguel
Bosé, icono de la ambigüedad sexual, especie de David Bowie español. Emilio López
Botín, sobrino del banquero era todo un personaje de la noche urbana. O el
arquitecto Ricardo Bofill. “La” Presley se acompañaba de maridos acaudalados. Pipita
Ridruejo era una dama de la alta sociedad que confesaba ver fantasmas en los
tés a sus amigas aristócratas. Para las “clases bajas” de “bajos deseos”
surgían las revistas pornográficas
(Interviú), relacionadas con el fenómeno del destape cinematográfico ya descrito. No se cuestionaba la
cosificación de la mujer porque la libertad venía de la mano de estas
trasparencias: “María José Gallego enseña
el pecho y María José Cantudo enseña el felpudo”. Juan Ribo también
apareció en pelotas. “La veneno” o Poli Díaz eran algunos de estos mitos
eróticos. La actriz Susana Estrada había empezado todo, recogiendo de la mano
del alcalde Tierno y “tierno” un premio cultural, devolviéndoselo con el premio
visual de enseñarle un pecho.
Leño
de Rosendo o Asfalto cantaban al Capitán Trueno, al Guerrero del antifaz del tebeo (aún no se decía comic.) El TBO, los
Mortadelo, coronan a F. Ibáñez rey de la historieta gráfica, junto a Escobar y
su Zipizape, Jan con Súper López. Mingote, Forges, Chummy Chúmez, Ceesepe, Perich,
Peridis…publican caricaturas en revistas satíricas (La Codorniz, El
Papús, Hermano Lobo, Por Favor, el Jueves…) junto a los artículos de Jardiel
Poncela, Mihura, Buero Vallejo, Alejandro Casona o Álvaro de La iglesia. Se
repartían fotocopias, revistas universitarias o panfletos políticos, con unas
grapas, impresos en blanco y negro en el ciclostil.
MUSICA Muchos grupos pasaban de la
política y buscaban solo la provocación, y otros “la música por la música”, pero en la mayoría es clara la denuncia. “Grunch” se llamaba a quienes rendían
culto a grupos ingleses castellanizados o en un spanglish macarrónico.
Traducían a los Sex Pistol como “Los
pistoleros del sexo”. “Never mind the
bollocks” era “No me toques los
cojones”, The Doors “los Puertas” y Joni Roter: “Juanito el podrido”. Había peleas diarias, nocturnas,
entre rockers, hards y heavies. Poperos, nuevos románticos e indies se
comportaban más pacíficos. Había muchos pretendientes, pero solo un rey: Elvis.
Y no se podía discutir. Se empezó a extender una jerga propia: el cheli, un
argot macarra donde decían “Peluco, mola
mazo tu chorba” como el “Tu pava va
en plan piba” de ahora. Se iniciaron usos cosméticos trasgresores, y
enseguida desfasados, renovándose continuamente, se volvía el consumo una
necesidad: chapas y pines sobre chalecos y chupas roqueras de cuero o piel. Se
empezó a llamar “mods” a quienes
iban a la moda: barba a lo Marx, desmelenas imitando a aquellos hippies de
Woodstock que admiraban, “pintas” de “colgados”. Preferían el pensamiento de
sus abuelos republicanos aún no relegados a residencias y a veces buscaban en
sus armarios una falda vieja que acentuara el contraste generacional.
El
atuendo juega con la ambigüedad sexual: piel de leopardo, pantalones ceñidos o
en campana, algún componente de la ropa destinada a la chica, maquillaje facial
y rímel en los ojos, purpurinas, brillantinas, esmalte de uñas, glitter y
gomina en pelo teñido, en crestas…Se trataba de llamar la atención sobre sí
mismos, gritar su hybris, su transgresión heroica y estrambótica. Tino Casal se
duchaba con champú de huevo. Todos se inventaban así mismos; hacían su propio
vestuario o decoraban ellos mismos sus casas estilo Almodóvar. Paco Clavel “daba la nota” con su chupa a colorines
confeccionada de chapas y Agatha Ruiz de la Prada se hacía de oro con sus
vestidos psicodélicos, naifs y cursis en forma de corazón, mientras su esposo
P.J. hacía lo propio en la prensa auto categorizada de liberal y antifranquista
(Surgía El País, El Diario16, El Mundo…) Los grupos musicales también jugaron con
estas nuevas estéticas (Los Sex Victius empezaron a provocar con esvásticas
nazis), trasformando sus atuendos según el look
que se estilara ese año. Había locales de ropa y atrezo para escenificar el
drama de La Movida (Cutreluz, el
Guarripop, el Hulahoop en Alcalá o El
Rincón de los Hippis por Surtidores) Unos colgantes hacían creerte en
Greenwich Village. En el rodaje de Laberinto
de pasiones se escucha la eterna cantinela de “los viejos” de entonces: “como vaya así mi nieta la mato.”
El
Free/Cool/lounge jazz, el blues, el funk eran músicas libres y minoritarias (las
escuchan los universitarios), que provenían de grupos intelectuales de Nueva
York, París y Centroeuropa, un grito africano contra la explotación occidental.
Se grababan muchos discos: vinilos, singles, elepés y casetes… iban añadiéndose
a las formas tradicionales de grabación, permitiéndose la copia y por tanto
mayor difusión. El cartucho de 4 pistas era un casete más grande: cabían de 4 a
8 canciones y en aquellos viajes largos hacía las zonas costeras de turismo
masivo o hacía unas vacaciones al pueblo o a La sierra podían poner una y otra
vez el de Pink Floyd. En la radio del régimen aún se escuchaba la canción
popular española o las baladas melodramáticas de Perales, Nino Bravo, Julio
Iglesias; pero el rock, pop, new romantic,
indie, heavy, punk… empiezan a revolucionar las ondas. Se gestan radios
anarquistas, libres, ilegalizadas (había que pagar para poner un tema musical
en la radio), cerrándose muchas emisoras okupas que en unos días se volvían a
abrir. Muchos grupos se auto censuran. (La locutora no podía dejar a Kortatu
cantar “Sangro en mi casa por la nariz”.)
Se inician discográficas alternativas: Onda
Verde, Radio libertad, Carcoma, La Voz de la Experiencia (la sintonía de la
emisora era el sonido de una cadena de váter.) Camilo Sesto escandalizó a la
Iglesia con su versión hippie de Jesucristo Superstar (imitando la versión
estadounidense) y su “Ya no puedo más”
con la represión.
Camarón,
Tomatito; grupos como Triana Rock Sinfónico, Medina Azahara… revisionan la
canción aflamencada andaluza. Martirio le da un giro de 360 grados a la copla tradicional, al cuplé y canción
española. Se pone unas gafas de sol y unas peinetas atrevidas para estos “Suspiros de España” que en La República
cantaba Pastora Imperio o Estrellita Castro; y en el franquismo Marifé de
Triana, Imperio de Triana, Pastora Imperio, Concha Piquer, Manolo Escobar (“su
carro robado”), Juanita Reina, Juanito Valderrama, Marujita Díaz, Paquita Rico,
Manolo Caracol, Antonio y Miguel de Molina, Juanito Valderrama. Pimpinela,
Mocedades, y las folclóricas (imitadas en el mundo homosexual) I. Pantoja, Lola
Flores “la faraona”, Rocío Jurado, Sara Montiel, Carmen Sevilla, Raphael…
Dejaron de formar parte del discurso patriótico rumbo al anhelo republicano y
de modernidad democrática. Bambino, Carlos Cano, Antonio Cortés, Paco Clavel (“Paco
España”), El Fary, El Príncipe Gitano, María Jiménez… renovaron esta forma
folclórica, que tanto inspiró las coplas de algunos poetas del 27. Las podían
interpretar también los cantautores o el propio Antonio Vega. Este folk ha llegado a nuestros días en forma
de Pasión Vega, Pastora Soler, Diana Navarro, Concha Buika, Estrella Morente,
María Dolores Pradera u Operaciones Triunfo.
Pero
los verdaderos triunfadores en La Transición fueron los cantautores: Aute, Serrat, Paco Ibáñez, Labordeta, Albert Pla,
Joaquín Sabina, Javier Krahe…que cantan a veces poemas del 27 (Lorca,
Hernández, Alberti) y lanzan la canción-protesta. Sin olvidar a Víctor Manuel; Ana
Belén cantó a la puerta de Alcalá, testigo de estos cambios en las calles de
Carlos III, “el buen alcalde”. Miguel Ríos quizá renovó el rock más profundamente
que los grupos que mimetizaban los ingleses y estadounidenses. Era la música de
los “progres-retros”. Siempre con
alusiones a “Va a estallar el obús” o
“Tiene que llover a cántaros” (las
calles del barrio estaban muy sucias y los “fachas” acusaba a los hippies de
ser unos mugrientos sin higiene.) Jeannette cantaba “Soy rebelde porque el mundo me ha hecho así.” Y Cecilia “Dama- dama”, al poeta o “Mi querida España” (murió en plena joventud en accidente
de coche por Toro, Zamora.) Lo cierto es que hubo una saturación de ellos y
popularmente se los empezó a llamar “Los plasta-autores.”
Loquillo con su aspecto de duro era otro icono, menos intelectual y más de la
calle, un look macarra imitado por Ramoncin, dándoselas en televisión de
periodista, crítico de todo y cronista del tiempo. El rock se iba camuflando en
aquel pop de mesa camilla.
Los
Burning cantaban “Mueve tus caderas”,
o “¿Qué hace una chica como tú en un
lugar como este?, (¿Qué has venido a
buscar?) Fernando Colomo rueda con Carmen Maura película con el mismo
título. A finales de los 70 se produce un terremoto con el movimiento punk (Ya
se ha analizado Parálisis Permanente.) Fueron tantos los grupos y son tan pocas
las páginas permitidas para este análisis diacrónico que (junto a los grupos más
representativos, vistos con más detenimiento) me limitaré a mencionar grupos
como Polansky y el Ardor, Séptimo Sello o Fahrenheit 451 que nos muestran esa
interrelación de la música con el cine. Hay que citar a su vez a La Mode,
Depeche Mode, Led Zeppelin, Deep Purple, Alphavilla, Los Nikis, La Polla
record, Los Ramones, Metálica, Marillion (su disco Fugazi); Héroes del Silencio
con Enrique Bunbury, El Último de la Fila con Manolo García, Guapin Sobrone y
el cura, Los Toreros Muertos, Las Cabras con José María Santiago, Zoquillos, Clavel y Jazmín, Derribos Arias,
Sindicate Malone, Glutamato Ye-Yé, Asfalto, Las Madres del Invento, Las Madres
del Cordero (mezclando música y teatro), Mamá, Pistones, Ejecutivos Agresivos,
Los Elegantes con su primer líder “El Chicarrón”; Los Helicópteros; Los Lobos
Negros de Talavera de La Reina…Al comienzo del Kronen: Los Pixies, Guns N'
Roses, Simply Red, Dave Grohl… En Euskadi brota posteriormente el Rock Radical
Vasco; Kortatu, Escorbuto, Doctor Deseo…
Grupos
actuales como Celtas Cortos, Extremoduro, El Leño de Rosendo, Fito y los
Fitipaldis, Marea, Platero y Tú, Skape, Estopa, La Cabra Mecánica, Pereza, La
Bien Querida, los Suaves, Reincidentes, Revolver, Los Elefantes o incluso
Melendi e Ismael Serrano se han influido también por estos grupos de La Movida.
Empezaba el indie en los 90 imitando Nirvana: el grupo Los Planetas y
cantautores estilo Nacho Vegas, siguiendo estas vanguardias de Londres y Nueva
York. Y la música revival, con un
proto Tecno también rompedor (y todas sus divisiones en Dance, Trance, Hardcore, Techhouse,
Techstep, Minimal, Ghettotech, Acid, House, Progresive, Bumpy, Ambient, Inditecno…)
y la ruta del bacalao de Valencia e Ibiza. La canción de “exta sí, extasís” refiere al tráfico de “pirulas”, pastilla. Les
acompañaban en ese “viaje de ácido” sustancias químicas psicotrópicas; o el
“Ole olé, no controles”. Las letras hacen referencia casi explicita a la droga.
Se empezaba a tocar música electrónica y las salas se pueblan de los primeros Dj,
Dijeís, Disc Jockeyrs o Pinchadiscos, en plan psicodélico, que posibilitarán
las sesiones Jam en los afterawers de los 90. Triunfaba el sonido garaje o garage y en inglés. Los guateques
eran fiestas privadas en pisos de amigos. No existía la cultura del botellón. Y
habrá que esperar a los 90 para que aparezca la tribu urbana chuntera, choni,
bacala.
Locales
de música. Se dividían
entre los llamados “garitos” y los “antros”. Se cantaba en la propia calle,
muchos conciertos eran al aire libre, en casas culturales o en la propia
universidad. También había salas ex proceso para conciertos: el Rock Ola se
halla en Padre Sifero, por Avenida América y su promotor fue José Abasal. No
dejó entrar a tanta gente como se decía en su andadura entre el 81 y el 85. (Al
contrario que del Kronen, un fenómeno comercial del que sus propios
protagonistas se avergüenzan; todos afirman haber vivido La Movida, igual que
estuvieron en el Mayo del 68 y en este local, ahora reformado.) El Avión Club
tenía aforo para 100 personas y duró 35 años, del 50 al 90, y allí sí entró más
gente. Carlos Santos, periodista de Radio Nacional, escribió en su barra la
crónica “Pianista, espejos cuatro, pipas
con aperitivo” en estado etílico. La Sala Sol en la calle Jardines fue escenario
de los video-clips de Extremoduro, Revolver o María Jiménez y recibió a Nacha
Pop, La Unión o Radio Futura; la sala Paraíso; Cornell; Siroco en San Bernardo
(se escuchaba hip-hop, funk, indie pop,
house y break-beat); La Pachá, El Yoeslavia, el New Glob, La Boca del Lobo
en el barrio de Huertas (donde también se proyectaba cine); Hebe (abierta en el
80, escenario de las primeras actuaciones de El Gran Wyoming y el Reverendo; y
posteriormente de Ska-P, Mago de Oz o Boikot); Honky Tonk (allí tocó Sabina y
Urquijo por primera vez su ranchera al alimón Y nos dieron las 10… y Ojos de gata y Alejandro Sanz su Viviendo deprisa)...
la Moby Dick (última actuación de Pepe
Risi en Burning); El Café Berlín cerca de Callao; la sala Caracol
(Embajadores); Universal; Nueva Visión (sede de los fans de Los Ramones);
Marquee; Morasol; Astoria en el Paseo de Extremadura; Imperio en Carabanchel, el
Suristán (música étnica); Jácara (a esta discoteca en Avenida América acudió
David Bowie, Joan Báez o James Brown); Y‘asta (con las primeras jamsessions);
Revólver; Escalibur (ya en los 90, de rock y heavy, en Vallecas.) Muchas de
estas salas las cierran los gobiernos de derecha por protestas vecinales ante
el ruido nocturno y por lo que de subversivas tenían. Pocas han permanecido. La
vía Láctea fue uno de los locales
más míticos. Nos recibe con su alfombra roja de entrega de Óscar, sus luces de
neón, colorín y sus litografías de ciencia ficción (Alíen, Blade Runner o La
Guerra de las Galaxias.) En la puerta, durante 25 años, el
“segurata” fue un señor mayor (apodado “El Puertas” o “El Sheriff”) que se
había colgado una estrella de sheriff en la solapa a falta de acreditación y no
te dejaba entrar: “El pañuelo es
discutible, pero con esos pantalones pareces un hippy.” A la madrugada la
música se ponía tan alta que ya no se podía hablar como en los cafés y su luz
psicodélica violeta te hacía ver la vida con el color que quisieras. Fue La
Movida una cultura consumista: cafés, copas de cubatas (llamados combinados) y
demás droga (coka, speed, marihuana, anfetaminas, heroína…) Este bar, como tantos, celebraba conciertos acústicos en
inglés y tenía un billar. En el bar se conservan vinilos originales y fotos
de Billie Holiday, Tom Petty, Johnny Cash, Elvis Costello, Nancy Sinatra “la
chica que camina con botas” hija de Fran Sinatra. Joaquín Sabina es dueño de
varias salas: Tabú, la TAF, The Artist Factory, de los años 90.
Droga, La Movida fue un periodo de
transgresión revolucionaria y suponía por tanto una amenaza política para las
facciones más conservadoras del país (hay quien considera que el PSOE toleró “gamberradas” artísticas y sociales solo
a esos sectores aparentemente menos peligrosos, silenciando propuestas más
radicales y mientras se consumiera) Ante este miedo a su potencial
transformador; periódicos como el ABC o La Razón vieron la oportunidad de
asociar La Movida con la droga, aunque lo cierto es que fue una realidad
dramática que acabó con la vida de muchas personas. Aún no “se hacían litros” y estaban inventado el
kalimotxo las destilerías vascas, pero en el bar Diplodocus servían Leche de
Brontosaurio o de Pantera; el Semáforo era negrita con coca cola y otros
combinados que ahora diríamos cubatas
por extensión del Cuba Libre: dyc o segoviano con Coca-Cola. Solían pasar las
noches de “gaupasa”, empalmaban con
la madrugada y acababan bebiendo carajillos de ron o wiski o Coca-Cola con café
(a este lo llamaban “la bomba”.) Se
servía el Jäger monster o Sander beach, whisky con picante y canela. El hada
verde era la absenta de la época, que ya tomaban los primeros bohemios de París
(los impresionistas) y las siguientes vanguardias (los malditos Rimbaud, Verlaine, Bataille, Apollinaire, Baudelaire,
Marcel Schwob… posteriormente Picasso Hemingway, FitzGerald,
Thomas Wolfe, Gertrude Stein, Leonora Carrington, Juan Larrea, Paul Edward, el
papa Bretón y demás surrealistas.)
Se
repartía centramina sin receta y la tomaban para estudiar ante un examen. Se
recetaban anfetaminas para adelgazar, benzodiacepinas narcóticas o antidepresivas
como si fueran caramelos. Algunas con permiso médico, otras de libre acceso en las
farmacias. La sociedad se había obsesionado con la sicología y el psicoanálisis:
se vendían las obras más ligeras de Freud (El
malestar en la cultura), las de Jung sobre la mente colectiva y sus
inconscientes y arquetipos, El héroe de
las mil caras de Campbell…Empezaba la moda “New-Age”: espiritualidades orientales (budismo, taoísmo o hinduismo
entendido occidentalmente: más consumo de objetos de superchería exotérica), el
yoga en casa, el taichí en la oficina, el Don
Juan de Castaneda, La historia de las
drogas de Escohotado, los diccionarios hermenéuticos de Cirlot…Parecía que
tras siglos de teología impuesta, el ser humano volvía a re-encantarse en un
misticismo vendido en serie en las tiendas de Astrología, eligiendo Taos de
marca blanca mezclados con un neocristianismo al gusto de una sociedad liquida como diría Zygmunt Bauman
o burbuja Mañas.
Meta-ahogado en su propia lucha de yos, el posmoderno se creía flotando en
“Era de Acuario” y “Nueva Aurora”. Estas creencias irracionalistas
venían a ser un nuevo “opio del pueblo”
y por eso lo he incluido en el apartado de drogas. Los músicos supieron
aprovecharlo; ilustraban sus portadas con símbolos mitológicos o de distintos
ritos; todos afirmaban en sus entrevistas haber tenido viajes astrales,
místicos; Los Beatles habían tenido que sacarse fotos en La India o en El Tíbet
molestando la meditación de los monjes lamas…Sí la música ya tiene en sí mismo
mucho de ritual sagrado colectivo o de práctica intima mística, y puede
elevarnos a metafísicas noumenicas, todo el proceso de promoción de los discos
aumentaba esta sensación de fe en unos ídolos y en unos mensajes metafóricos
descontextualizados tomados literales. Alaska quería la santidad.
Oscuro
y tenebroso, como tantos años de escolasticismo tomista en los colegios
religiosos, era también el quiosco de Antonia. La heroína te la vendía como
pipas, las 24 horas del día abierta estaba la señora, proveyendo de polvo
blanco en papelina, papel de plata y jeringuillas. A veces la repartían gratis
“los camellos” a la salida de los colegios y se enganchaba muy deprisa y sin
conciencia: “Si a Lou Reed no le ha
pasado nada a nosotros tampoco”. Estaba claro que no era la misma
defecación que tomaba él. Muchos mueren de sida, no por ser gais como se creía
ingenuamente, sino por estos pinchazos compartidos. Alquilaban la cucharilla
por 10 pesetas. En Alcalá 20, la discoteca que sufrió su famoso incendio, murieron
muchas personas; pero las víctimas de la droga fueron incontables. En Días contados, novela Juan Madrid el fin
de la Movida con la droga de negro telón de fondo. Fue llevada al cine por
Imanol Uribe. Carmelo Gómez hace de terrorista de ETA. Y la hija de la poeta A.
Rossetti: ¡desnuda! La joven promesa Javier Barden y Candela Peña en su primera
actuación interpretan a unos “yonquis.” Arrebato
de Iván Zulueta es otro film sobre la heroína con Eusebio Poncela y Cecilia
Roth. A veces los actores se toman muy en serio su papel: Robert de Niro engorda
30 k para ser boxeador o Poncela se engancha. Había salido en Los gozos y las sombras de G. Torrente
Ballester, había hecho teatro en Estudio1 y mucho cine, pero ya no le querían
contratar por esto. Le habían encasillado. En Martin Hache vuelve a aparecer en su papel de heroinómano.
Muerte de Enrique Urquijo. Los Secretos. En noviembre
de 1999 una madrugada de frio, agua y nieve encuentran muerto a Enrique
Urquijo, 10 años antes que a Antonio Vega. Vivía en la calle Colón, junto a la
taberna La Cardosa. Su familia dirigía la banca Urquijo y había montado con su
hermano y Nacho Canut (batería de Tos) Los secretos. Enrique fumaba maría, esnifaba polvo blanco (cocaína)
y se metía heroína. Intenta desintoxicarse e ir a psicoanálisis y terapias,
pero el hermano le echa del grupo, aunque le ayuda a dejarlo. Entonces formó el
grupo “Enrique y los problemas”,
efectivamente los tenía y muchos. Esa noche acudió al quiosco de Antonia, se
pinchó y ahí se quedó. Otra versión es que murió en el sofá de su “camello” y
este le bajó al conteiner. “El líder del
grupo aparece muerto en la calle”, portada de ABC para el escarmiento de “vagos
y maleantes”. Todos los aniversarios vienen aquí los fans a poner flores y
velas; cantar sus canciones y pintar la puerta de dedicatorias, repintada de
nuevo por los dueños.
Muerte de Antonio Vega. Nacha Pop lo forman
Antonio y Nacho Vega (primos, de buena familia de Majadahonda), Carlos Bulli a
la guitarra y Nete a la batería. Graban “Chica
de ayer”, “Miedo al terror”, “Antes de que salga el sol”. Graves, altos,
que suenan diferente en cada disco. Tienen problemas con la discográfica de
Teddy Bautista (los ha tenido con muchos grupos, la SGAE y Hacienda.) Nacho
Vega introduce los vientos, el teclado. Antonio era más tradicional. En el 88
en la sala Jácara se despiden de su público. La mayoría de estos músicos
coqueteaba con la muerte pero su fallecimiento en mayo del 2009, podrido por la
droga, se convertía en símbolo de que algo acababa. Los fans siguen
homenajeándolo en la plazuela con su nombre y en su templo profano: El Pentagrama, diseñado por su primera
mujer. Llama la atención la pared emblemática, ilustrada con aquel colorismo de
los 80, donde siempre pedía que le realizaran las entrevistas y fotografías.
(Antes podías tratar de tú a tú con esta gente, sacarte fotos en los camerinos…
pero cómo excusaba Paco León su tardanza: “Estaba
a 30 fotos de fans de llegar puntual.” La iconoclastia sigue, la cercanía
se ha perdido.)
Ya
habían visto caer a unos cuantos por la droga en EEUU: Michael Jackson parecía
entonces negro y vivo, pero Fredy Mercury había muerto de sida y Jimi Hendrix,
Jim Morrison y Janis Joplin por la heroína, la mortis causa de Bob Marley era fácil de prever. Kurt Cobain, de
Nirvana (concierto mítico y multitudinario en Las Ventas), se suicidaba con 27
años convirtiéndose en leyenda, derechito a un cielo popstars reservado para “los
rebeldes sin causa” Marilyn Monroe o James Dean, dejando “una bonita calavera” y a su novia
Courtney Love más borracha que nunca, liándola en los aeropuertos y detenida
por escándalo público. Amy Winehouse parece más de La Movida que de nuestra
época por la vida que llevó y su fin trágico en plena juventud que da más halo
sobrenatural a su música, ya de por sí fantasmal. David Bowie será otro mito
heroico divinizado, mismamente por Ray Loriga (la pareja kronen de Christina
Rosenvinge, del grupo Los subterráneos) en su novela Héroes. Warhol representaba la bohemia pop, pero cuando vino al Prado
afirmó a la prensa que lo único que le había gustado era una postal de Goya.
La
trastornada Valery Solanas le disparó por rechazarla para una de sus películas
de travestis, vagabundos y gente rara recogidos por los hoteles de Greenwich
Village. (Es la madre del feminismo radical por su infumable Manifiesto Scumm, lleno de improperios
hacía el hombre e incoherencias formales, difundido a modo de panfleto La
Farola por la calle.) Se idealizaba el festival de Woodstock, a Bob Dylan,
Leonard Cohen, Stevie Wonder, Bob Marley, Bruce Springsteen,” The Boss”, los hippies,
los Rolling Stone, AC/DC… Se creía en Los Beatles (Los Cucarachas), en el
pastel americano de Don Mc Lean, en los EEUU homo-democráticos de Walt Whitman,
en su vegetarianismo… en sus “Hojas de hierba”.
Pero
se teme que el precio por la fama y la gloria inmortal sea tan alto. Se oía la
canción: “Los pechos de mi mama tienen
cáncer de mamá”. En el año 2000 muere Carlos Berlanga de cirrosis,
provocada por su alcoholismo. Quique Turmix había montado en la calle Vicente
Ferrer un sex museo, llevaba marcapasos por un problema de corazón, pero bebía
y fumaba. Cuando muere de cáncer, dejó orden de repartir sus cenizas por su
Deba natal y las restantes por la plaza 2 de mayo. No será legal para el Vaticano,
pero tirándolas a las 3 de la mañana nadie se entera. Y así se pone de moda
tirar cenizas a la plaza. Junto a esta droga que les va matando y que siguen
consumiendo sin ser conscientes de lo que se metían, llega una peste peor: La
Movida se empieza a llenar de ejecutivos progres intrusos, de una burguesía
llevada por la curiosidad: ¿qué pasará allí? Es el comienzo del fin.
La
cultura de La Movida se empieza a vulgarizar y a asociarse a lo cutreglam y frívolo,
los gustos empiezan a tornarse chabacanos y “españolistas” de “pachanga y pandereta.” Jaime Urrutia
dice cosas como que le gusta Manolete y los toros y Alaska confiesa; “Escucho a
La Pantoja”, o revindica a Marisol y
a Joselito. Se ponen de moda de nuevo las películas de Cine de barrio. Se pasa de los Sex Pistols a Rafael. Muchos lo ven
una involución. En las tiendas de discos se venden baladas de Luis Miguel, y el
pop parece ganarle la batalla al rock. Algo estaba cambiando. Los Ramones no
sabían quién era Rafael ni este inmortal, de aspecto, los conocía a ellos. La
cocaína es cara, pero la consumen esta gente que creció con la Movida pero que
habían encontrado trabajo y podían permitírsela, o los famosos de una emergente
industria del corazón y del televisor. Se popularizan las novelas de Boris
Izaguirre, Jaime Bayly, las autobiografías de showmans, Umbral pasa de las
crónicas de La Movida a las del corazón, y tras aquella mala literatura en los
90 del Kronen (un grito trasgresor pero vacío de forma y sin contenido la bala)
ya hay un nuevo estilo en los 2000: Los Mileuristas (un término acuñado por
Espido Freire para incluirse ella, la prosa castizo histórica de Juan Manuel de
Prada tan trabajada de buscar los sinónimos más enrevesados y a cuatro amigas
más.) Las novelas históricas, de serie negra, rosa, la ciencia ficción, los
ensayos esotéricos, los libros de autoayuda…parece que los lectores preferían
evadirse que una literatura comprometida, que hiciera pensar y sentir o que
describiera el tiempo presente, como intentó ser la de La Movida. La sociedad
se despolitiza, aburguesa, sofistica y La Movida se asocia al morbo de la noche
y no al cambio político, que seguía siendo necesariamente prioritario. Empiezan
los años del bacalao. Se pone de moda la calle Del Pez, del Marqués de Santa
Ana. Madona baja del cielo escénico “como
una virgen”, otra “santa”.
En
los años 90, los gobiernos de la derecha (Aznar, Rajoy) remplazan un socialfelipismo tolerante
con estos barrios. Se produce “el
pelotazo”: más y más funcionarios, tráfico de influencias, la corrupción de
Mario Conde en Banesto, el defraude de Lola de España a Hacienda, los
escándalos de Ruíz Mateos vestido de Súper Man pegando un puño al ministro de
Economía Miguel Boyer y llamando “china” a su esposa Isabel Presley. España
entra en la Unión Europea (Comunidad Económica Europea), en la OTAN con una
fuerte oposición popular. Izquierda Unida tiene poca fuerza. En el 92; Los Juegos
Olímpicos de Barcelona, La Exposición Mundial de Sevilla, la construcción de
las Torres Kio inclinadas, El 500 Aniversario del Descubrimiento de América…
simbolizan la regeneración y prosperidad económica, el triunfo del
neocapitalismo, del sistema liberal. En el 82 se había celebrado el Mundial de
futbol, ¡Kurro y Kobi no eran ya Naranjito...!
Los
locales se vuelven más postureo; y la cultura punki, pop y roquera se vuelve
hípster. Son los años del inmovilista y pasivo Kronen, una contrarreforma
drogadicta jactada de apolítica. De esa época final son los afterawers la
Guillotina donde despejarte de la borrachera de chupitos, el No-Fam (abría a
las 4 A.M), el Más Allá, El Palo, el Warhol (ahora Bar Bohemia), el Flash, Riau
Riaú, el Botas… (Los retrata Mañas en su libro.) En la calle de La Madera, Casa
Julio servía croquetas antes y después de la cogorza, cada vez más decadente y
nihilista, con menos alegría e ilusión de cambiar el mundo. Al bar Agapo se iba
a las 3, local pensado para 60 personas al que entraban 80.
Empiezan
las Jams sesión. Se organizan festivales de conciertos programados más
institucionalmente que popularmente, se pierde la capacidad de autogestión del
barrio. Además estos macroconciertos siempre se acompañan del imperativo
consumo. Los bares incorporan una mesa de billar, una librería, juegos y cartas
de magia, parecía que en vez de a emborracharse debían jugar a la oca. Al bar
Siger, en un callejón oscuro junto a un contenedor, lo llamaban el
Cutre-Inglés. Subías por unas grandes escaleras mecánicas (de metro o centro
comercial) muy kitsch; el ascensor no
funcionaba pero un altavoz con voz femenina de lata iba anunciando; “Sección de jóvenes, planta segunda…” Habían
aprovechado trastos del Corte-Inglés. Lo cerraron, la multinacional les
denunció. Y crearon Guarrerías Preciadas.
Una
generación dura 10 años y esta tocaba a su fin. Ya no eran tan jóvenes, los
Dorian Gray y Peter panes que habían jurado no crecer, se encontraban mayores y
cansados. Y algo estaba cambiando en derredor. De la noche a la mañana, no dejaban
ni fumar droga dentro del bar, y las medidas restrictivas aumentaban a medida
que se sucedían los gobiernos conservadores de Gallardón, Esperanza Aguirre… hasta
Cifuentes. Gil de Biedma escribe en su famoso verso; “De todo ha pasado ya 20 años. Entonces supe que la vida iba en serio: que
envejecer y morir es el único argumento”.
Algunos
protagonistas de “esta locura” se casan “de penalti” (no había anticonceptivos.)
Otros conseguían trabajo en un bar para siempre o aprobaban unas oposiciones.
La gente se disgrega, cada uno hace su vida, se separan los caminos de las
cuadrillas de toda la vida. No triunfa el mejor sino el que se vende bien.
Desaparecen las buenas agentes literarias como Balcells y las editoriales
imponen los best Seller. Con la
música pasa lo mismo: todo queda en manos de multinacionales discográficas: se
capitaliza, profesionaliza, y vulgariza al masificarse más. Cada uno toma un camino diferente y cambia el
sistema. La izquierda se fragmenta, se pelea entre ella. El Corte Ingles te
vende la chupa con imperdible o el último disco más transgresor y te demanda sí
te burlas de su marca en un bar.
El
sistema recicla, aprovecha, fagocita lo antisistema en su propia estructura; lo
conserva conservador para su temporada de primavera. Los bancos cuelgan en el Hall
de entrada los cuadros de los arruinados pintores abstractos, a los que han
marginado en vida y que ni entienden, por puro esnobismo y pragmatismo
decorativo. Los ayuntamientos pasan de su orquesta de pueblo a contratar a
estos músicos y acaban gritando su canto revolucionario para los paletos de
Villa Arriba del río. Los grupos se profesionalizan, al igual que las
discográficas, se pierde el sentido comunitario y amateur de estar compartiendo
“algo” juntos. Muchos grupos se rompen por celos como los de Alaska y Ana
Curra, tensiones personales o profesionales que causan que las voces cantantes
decidan seguir su carrera por separado, lanzándose en solitario. Económicamente
atraviesa el país una crisis peor que la de la reconversión industrial de los
80: esta. En los conciertos coinciden los músicos de La Movida con los políticos
en el tren, son invitados a recepciones, les dan premios, les invitan a
fastuosas comidas, se sacan fotos con ellos los que habían sido siempre sus
enemigos políticos, les piden autógrafos ministros del PP, les proponen salir
en publicidad, aumentar las promociones, la prensa y clubs de fans les
persigue... ¿Qué estaba pasando? Muchos ejecutivos de corbata o pajarita
acudían a los bares haciéndose los “guay” o “enrollados”.
“Algo
empezaba a oler mal en Dinamarca”, como olfatea Shakespeare en Hamlet: el humo del porro se había
prohibido; así que el olor debía provenir de aquellos hombres de traje y
maletín negro. Las letras simplonas y
machistas de la pachanga o Reguetón
(con esas danzas caóticas derivadas de salsas y merengues, primitivas y
tribales) o la ausencia de mensajes en el Tecno connotan el fracaso de los
metarelatos y las ideologías comunistas, del “mensaje social”, “la conciencia
obrera” que decían ellos. Aparecían los fantasmas del paro y la droga, quedando
ellos como los últimos románticos, existencialistas e idealistas. En este clima
de desasosiego y melancolía se respiraba un aire de derrota, que contrastaba
con la ilusión y la purpurina con que había empezado y se había vivido la
Movida Transición. El
Capital: un terrón dulce de azúcar disolviéndose, paulatinamente, en aquellos
últimos cafés de resaca en los afterawers, que sin embargo, iba sabiendo cada
vez más amargo a quienes sufrieron y disfrutaron su última noche en La Movida.
Obras
citadas
Libros
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en 1951. Alianza Editorial, 2010.
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THOREAU, HENRY DAVID Desobediencia civil. Errata Naturae Editores. Escrita en
1849.
etc (las referencias a libros en mi trabajo no son esenciales, solo ejemplos para ilustrar ideas)
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¿Qué he hecho yo para merecer esto?1984. La ley del deseo 1987. Átame; Mujeres
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15 años y un día. Gracia Querejeta. 2013.
El Bar. Alex de la iglesia. 2017.
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y página de Lucia Etxebarria. http://www.luciaetxebarria.es/index.php
RTVE: La Movida http://lab.rtve.es/la-movida. El reportaje de la 2 también se puede ver en https://www.youtube.com/watch?v=rS4ItejTGwo&feature=youtu.be
La Edad de Oro: http://www.rtve.es/television/archivo/la-edad-de-oro/.
La bola de cristal: http://www.rtve.es/television/la-bola-de-cristal/
La bola de cristal: http://www.rtve.es/television/la-bola-de-cristal/
Información
sobre el barrio www.somosmalasana.com. Por ejemplo el artículo http://www.somosmalasana.com/un-paseo-por-los-imprescindibles-de-la-movida-madrilena-el-rollo-el-chochonismo-y-las-cenizas-de-kike-turmix/
O este: http://www.somosmalasana.com/paseo-por-la-movida-de-malasana/
El Sol http://salaelsol.com/
El Pentagrama http://www.elpenta.com/
El
Siroco http://www.siroco.es
El Pacha http://www.pacha-madrid.com/
Madrid Me Mata (bar-museo) https://www.facebook.com/Madridmematabar/
Entrevista
al dueño del Agapo http://www.manerasdevivir.com/entrevistas/2011/agapo
Testimonio
de una asidua http://porquemepasaesto.blogspot.com.es/2009/01/desde-la-barra-del-agapo.html
El Botas https://www.facebook.com/ElBotas
Ruta
Asociación Carpetania Madrid (Con los que realicé la visita por el barrio de
Malasaña explicándome los bares y lugares más emblemáticos, con visita al Museo
de La Movida Madrid me mata y consumición final. correo@carpetaniamadrid.com 915314018 /
657847685 www.carpetaniamadrid.com https://www.facebook.com/Carpetania https://twitter.com/#!/CarpetaniaM
Un tour por la 'Movida Madrileña' con Juan Luis Cano
y Juan Carlos González Programa Ya
Veremos -M80 https://www.youtube.com/watch?v=l2Ci0jO_rmI
Programa
Aquí en la Onda 10 /10/2016- Onda Cero - http://www.ondacero.es/emisoras/comunidad-madrid/madrid/audios-podcast/aqui-en-la-onda-madrid/aqui-en-la-onda
10102016_2016101057fbd5350cf2fd8cc6aff1e8.html
Artículos de la Ruta “El Rollo, la Movida madrileña y otras hierbas” en
tres actos en Madrid actual
http://www.madridactual.es/20160301714099/ruta-el-rollo-la-movida-madrilena-y-otras-hierbas-i
http://www.madridactual.es/20160302714272/ruta-por-madrid-el-rollo-la-movida-madrilena-y-otras-hierbas-ii
http://www.madridactual.es/20160303714446/ruta-por-madrid-el-rollo-la-movida-madrilena-y-otras-hierbas-iii
http://www.madridactual.es/20160301714099/ruta-el-rollo-la-movida-madrilena-y-otras-hierbas-i
http://www.madridactual.es/20160302714272/ruta-por-madrid-el-rollo-la-movida-madrilena-y-otras-hierbas-ii
http://www.madridactual.es/20160303714446/ruta-por-madrid-el-rollo-la-movida-madrilena-y-otras-hierbas-iii
Grupo Facebook- El Rollo, la Movida y otras hiervas. https://www.facebook.com/groups/343194069118671/
Un
proyecto de la universidad Juan Carlos de Madrid:
http://tourlamovidamadrid.blogspot.com.es/p/paginas-de-interes-e-informacion.html
Desde allí se enlaza
a muchas páginas especializadas, entre ellas este blog temático sobre La Movida
http://lamovidamad.blogspot.com/
Una
página sobre música de los 80: http://www.nuevaola80.com/
La Movida en el
programa Callejeros: http://www.cuatro.com/callejeros/Archivotemporada-09/t09xp15-malasana/queda-movida_2_1715730205.html
La página de
Facebook de contacto de Ana Curra. http://www.anacurra.com/
Omito muchísimas páginas que han sido menos
esenciales, así como la innumerable música que he podido estar escuchando sobre
esta época. Se ha comprobado que los enlaces funcionan a fecha de entrega de
este encargo.
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