Goya ha alcanzado una dimensión universal, en su doble perfil como
pintor de lo concreto y lo realista. En estos cuadros que ahora se exponen el
pintor se debatía entre sus orígenes aragoneses y su vida en Madrid. Estuvo 50
años en la corte. Esta exposición ha surgido reuniendo un conjunto de obras del
Prado, el museo bellas artes de Bilbao, la fundación la Caixa y la aragonesa de
amigos del país y la colección Ibercaja museo arte Ponce (Puerto rico) retratos
de Martin Zapater y colecciones privadas con dos retratos y una miniatura. Son
pinturas, objetos, miniaturas, estampas y ejemplos de arte decorativo. Goya unió
vida y arte en sus oleos, según los presupuestos estéticos y los temas tratados
de la época. Forma parte de los artistas del XVIII que estaban en la corte, y
creaban para los reyes o una clientela privada. Hay retratos de Martin Zapater
amigo de infancia, que murió en 1803. Hay retratos de sus cuñados aragoneses
Francisco y Ramón Bayeau y de los reyes Carlos 3 y Carlos IV. Las cartas
autógrafas entre 1775 y 1799 entre Zapater y Goya estaban en el Prado y no han
sido expuestas nunca al público.
Goya ansió el éxito en su brillante carrera cortesana. Recibió encargos de los poderosos de su tiempo. Con su riqueza y magnitud impulsaron la imaginación creativa del pintor, despertando la competitividad entre artistas. Goya tomó decisiones acertadas que le llevaron de Zaragoza a Madrid en 1775. Estuvo dos años en Italia, allí pasó experiencias artísticas en la ciudad de su infancia y temprana juventud. Ahora se desvelan periodos de su ausencia en esta ciudad. La exposición confronta su arte, técnica y su visión de la realidad. Rompió con la pintura del siglo XVIIII, pero tiene elementos de contacto con todos ellos. Tenia una gran capacidad expresiva, una maestría incuestionable y se ve su evolución a lo largo de los años en la corte. La gallina ciega, el pelele, o los retratos de los reyes.
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