"¿Y el Paraíso? ¿Existe un paraíso?".
"Creo que sí, señora, pero los vinos dulces ya no los quiere nadie".
Prosternémonos cuando sale el sol
y cada cual se vuelva hacia su Meca.
Si algo nos queda aún, un sí apenas,
digámoslo, aunque sea con los ojos cerrados.
He bajado, de tu brazo, al menos un millón de escaleras
y ahora que no estás hay el vacío en cada escalón.
Aun así ha sido breve nuestro largo viaje.
El mío dura todavía, y ya no necesito
los enlaces, las reservas,
las trampas, los oprobios de quien cree
que la realidad es la que se ve.
He bajado millones de escaleras de tu brazo
y no porque con cuatro ojos quizá se vea más.
Contigo las he bajado porque sabía que de los dos
las únicas pupilas verdaderas, aunque tan ofuscadas,
eran las tuyas.
De mirarte tanto y tanto,
de horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre; los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de lo tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron,
el contemplado, el constante
Contemplado.
de horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre; los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Por las noches,
soñando que te miraba,
al abrigo de los párpados
maduró, sin yo saberlo,
este nombre tan redondo
que hoy me descendió a los labios.
Y lo dicen asombrados
de lo tarde que lo dicen.
¡Si era fatal el llamártelo!
¡Si antes de la voz, ya estaba
en el silencio tan claro!
¡Si tú has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron,
el contemplado, el constante
Contemplado.
Cuando el amor es gesto del amor y queda
vacío un signo solo.
Cuando está el leño en el hogar,
mas no la llama viva.
Cuando es el rito más que el hombre.
Cuando acaso empezamos
a repetir palabras que no pueden
conjurar lo perdido.
Cuando tú y yo estamos frente a frente
y una extensión desierta nos separa.
Cuando la noche cae.
Cuando nos damos
desesperadamente a la esperanza
de que solo el amor
abra tus labios a la luz del día.
vacío un signo solo.
Cuando está el leño en el hogar,
mas no la llama viva.
Cuando es el rito más que el hombre.
Cuando acaso empezamos
a repetir palabras que no pueden
conjurar lo perdido.
Cuando tú y yo estamos frente a frente
y una extensión desierta nos separa.
Cuando la noche cae.
Cuando nos damos
desesperadamente a la esperanza
de que solo el amor
abra tus labios a la luz del día.
Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.
enamorado de su transparencia.
La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.
en su quieto vaivén se mece el mundo.
Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.
todo está cerca y todo es intocable.
Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.
reposan a la sombra de sus nombres.
Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.
la misma terca sílaba de sangre.
La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.
un espectral teatro de reflejos.
En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.
no me mira, me miro en su mirada.
Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.
yo me quedo y me voy: soy una pausa.
Te están echando en falta tantas cosas.
Así llenan los días
instantes hechos de esperar tus manos,
de echar de menos tus pequeñas manos,
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbramos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también habrá de acostumbrarse.
Tu calle, aún durante mucho tiempo,
esperará, delante de tu puerta,
con paciencia, tus pasos.
No se cansará nunca de esperar:
nadie sabe esperar como una calle.
Y a mí me colma esta voluntad
de que me toques y de que me mires,
de que me digas qué hago con mi vida,
mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
organizando ya la soledad.
Así llenan los días
instantes hechos de esperar tus manos,
de echar de menos tus pequeñas manos,
que cogieron las mías tantas veces.
Hemos de acostumbramos a tu ausencia.
Ya ha pasado un verano sin tus ojos
y el mar también habrá de acostumbrarse.
Tu calle, aún durante mucho tiempo,
esperará, delante de tu puerta,
con paciencia, tus pasos.
No se cansará nunca de esperar:
nadie sabe esperar como una calle.
Y a mí me colma esta voluntad
de que me toques y de que me mires,
de que me digas qué hago con mi vida,
mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
organizando ya la soledad.
"Hay que poner límites a nuestros anhelos, frenar nuestros deseos,
moderar nuestro enojo, recordando siempre que un individuo puede
alcanzar solamente una parte infinitesimal de todo lo que vale la pena
tener; y que, por otra parte, todo el mundo incurre en muchos de los
males de la vida.
El placer nunca es tan agradable como se esperaba y el dolor es siempre
más doloroso. El dolor en el mundo siempre tiene mayor peso que el
placer. Si no lo crees, compara los respectivos sentimientos de dos
animales, uno de los cuales está comiéndose al otro".
(Arthur Schopenhauer).
https://www.youtube.com/watch?
AL FINAL DE LA JORNADA,DESPUES DE TANTO TEXTO Y APARENTE SABIDURIA, ¿DONDE QUEDA LA HONESTIDAD, METAFORA DE LA VERDAD/BELLEZA?
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