domingo, 29 de abril de 2018

MICROMACHISMOS E IGUALDAD DE GENERO

Hoy en un bar de Bilbao la Vieja nos dan una charla sobre igualdad de género entre hombres y mujeres, como una actividad dentro de la asociación LGTB Aldarte. El ponente habla de que los hombres necesitan contar en alto sus sentimientos para recuperar así las relaciones entre los hombres que siempre han estado mal vistas. Al hombre sentimental se le ha estado tildando siempre de homosexual.  La igualdad ha de verse por ejemplo a la hora de cuidar a nuestras criaturas. La paternidad es un efecto de cambio importante dentro de este planteamiento de género. Habla de una paternidad corresponsable. Los hombres tenemos que repartir las tareas de cuidado y crianza con las compañeras a partes iguales. Todos somos personas dependientes, debemos cuidar a nuestras familias, padres y madres y mujeres, los cuidados no solo son a los hijos. Hay facetas que aun no asumimos. Él da también charlas a adolescentes. Los padres jugamos con los niños, hacemos los deberes con ellos. Llega la noche, y el bebe se despierta y se levanta la madre. Pero las tareas de cuidado y la responsabilidad son de todos. Jugar con los niños es la parte divertida, bonita, pero hay mucho más. La coeducación empieza en casa. Cuando hay reuniones con tutores van las amas. Se preocupan más de la educación de los hijos. 

 




Hay que repartir las tareas a partes iguales y asumir las que no acabamos de asumir. Hay que introducir un nuevo parámetro, conciliar vida laboral y personal, no solo las mujeres. La segunda oleada feminista considera también lo político. La conciliación se carga sobre las mujeres. Mejor hablar de corresponsabilidad que de conciliación, de responsabilidad compartida. El reparto de tareas domesticas debe ser igualitario. Lo personal es político. A ellas las obligamos a hacer dobles jornadas. Hay mujeres con problemas de estrés por ello. Cuando pasamos del trabajo al salón de casa cambiamos y nos hacemos dueños del mando a distancia. Es nuestro cetro el mando. Tenemos una imagen fuera de igualitaristas, pero llegas cansado del trabajo y es la mujer la que hace la cena cuando es un trabajo personal que tenemos que hacer todos. No cuenta nada que él no haya experimentado también. Es importante ser conscientes de ello. 

Una pata vertebral de este trabajo es juntarse los hombres para discutir sobre ello. Los grupos de hombres crean espacios de comunicación con especialidad y complicidad y se hace el cambio necesario en los participantes. En esos grupos encontraos los referentes. Son grupos pequeños que rompen con los esquemas tradicionales. No es un grupo para teorizar o un grupo de terapia (lo parece porque nos desnudamos con otros hombres) Identificamos los roles machistas, somos conscientes de ello para exponerlo a los compañeros. Parece algo endogámico, pero en un comienzo hace falta esta concienciación. No juzgamos, sino que compartimos sentimientos, dolores, esperanzas y nos ayuda si un compañero plantea un problema serio con su pareja que le ha hecho mucho daño porque nos permite a los demás mirarnos en ese espejo y decir que también nos afecta. El miedo a la homosexualidad nos puede más de lo que debiera. Los hombres se juntan para hablar de tópicos futbol coches chicas, pero no estamos acostumbrados a hablar de cómo nos sentimos. Hay que incluir la perspectiva de género en estos temas. Una vez superado el primer miedo o vergüenza el poder nos influye de mala manera. Podemos hablar de la sexualidad, de la relación con parejas hijos familia, con el mundo afectivo y emocional. El grupo nos ayuda en muchos sentidos, nos apoya en momentos de dudas, no ratifica en los avances. Es un motor de cambio tremendo y nos impulsa a nuevos escenarios de búsqueda de libertad y desarrollo personal. No hacemos chistes con eso. Empatizamos. Es necesario confiabilidad, lo que entra en grupo no sale de él, estamos compartiendo cosas personales e íntimas. 

Hay que deconstruir ese modelo patriarcal. Conocerse a uno mismo y controlar nuestra propia vida. Que no la controle el machismo o la sociedad patriarcal. Ganamos en autoestima y seguridad, aunque no lo parezca tenemos falta de ella, tenemos muchas carencias que no admitimos ante los demás o no las reconocemos. Una vez conocidos las podemos afrontar. Descubrimos relaciones de complicidad con otros hombres. A través de las relaciones con otros hombres feministas se nos abren abanicos de posibilidades de apoyo y ayuda mutua, complicidad y de compartir muchas cosas. De poder abrazarnos (tenemos miedo a la desnudez masculina, incluso la del corazón) La igualdad nos permite disfrutar de relaciones de cariño, ternura, con otros hombres. Tenemos miedo a abrirnos con los hombres por ser tildados de gays. Puedes dar un beso a un amigo sin que te tachen de gay. Ganamos en autonomía personal. 

 

No somos autosuficientes sino muy dependientes de las mujeres; cocinar, planchar, coser la ropa, curar unas heridas… no son solo tareas de mujeres. La relación de pareja ahora cambia. Aprendemos a relacionarnos con nosotros mismos en estos grupos y gestionar nuestro mundo personal y con la pareja, ganamos una sexualidad más completa y satisfactoria. Somos muy agresivos con nuestra sexualidad. Y con nosotros mismos. Necesitamos vivir de otra forma la sexualidad, el deseo sexual, identificar los roles sexuales, en un permanente examen de nuestras relaciones sociales. Hay más, pero los tres grandes retos que nos toca a los hombres igualitarios son; identificar y eliminar los neo-machismos. A través del feminismo la sociedad ha cambiado, no es igual que hace 40 años. El patriarcado se esta recomponiendo, adaptándose a estas formas. Hay actitudes que debemos ser conscientes de ellas para contrarrestarlas. Hay que desmontar la idea de que estamos en una sociedad plenamente igualitaria. Tenemos leyes contra la violencia de género, y a favor de la igualdad, hay empresas que abogan por eliminar el techo de cristal, pero no estamos en una sociedad igualitaria. Sigue habiendo discriminación, actitudes en que actuamos despreciando a las mujeres. 


Los micromachismos son las actitudes, una violencia de baja intensidad, aunque sea grande. Todo el mundo está contra los asesinatos, pero las instituciones han hecho tanto hincapié en reducir la violencia machista a los asesinatos que se dejan violencias más encubiertas, desde los famosos chistes machistas hasta actitudes de insultos, o menosprecios psicológicos. Luis Bodino escribió un artículo, Micromachismos, donde hace una relación exhaustiva de qué tipos hay; micromachismos coercitivos (de intimidación, que obedezca la mujer, que están en el limite con la violencia machista.) En casa el hombre saca el dinero y la mujer se lo pide para hacer la compra. El hombre hace un uso expansivo abusivo del espacio físico y del tiempo, el abuso del tiempo personal se ve cuando el hombre está siempre ocupado, llega tarde a casa… Eso se ve mismamente en las reuniones de activistas políticas que se hacían a las 6 de la tarde, en el sindicato. Se ponía de escusa para no ir a casa. Las mujeres hacen las tareas porque el hombre no sabe hacerlas, es otra escusa que se emplea. Se encarga la mujer del uso de electrodomésticos, porque el marido no sabe poner una lavadora. Ahora hay nuevas masculinidades y activismo político, en partidos y sindicatos, y todo ello nos hace seguir abogando por una sociedad más justa e igualitaria entre sexos. 

 

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