viernes, 27 de abril de 2018

LA CIUDAD Y LA DOMUS ROMANA


Tito era emperador de Roma por entonces. La Fundación La Caixa nos permite ver ahora en la Herriko Plaza de Baracaldo cómo eran las ciudades romanas, su comercio, cómo vestían, con una reproducción de las calles romanas, las domus o casas de los patricios y la gente adinerada. Estará de abril a mayo en Baracaldo esta exposición que consiste en dos videos y varias reproducciones de unas calles y casas romanas. 
 
Pompeya Herculano fueron devorados por el volcán Vesubio cuando este erupciona sobre estas dos ciudades. A pesar de ello, los arqueólogos e historiadores han investigado cómo vivían los romanos en el siglo I, en la época de Jesús.  La ciudad era el centro religioso y administrativo. Roma se toma como modelo, pues allí vivían los ricos y los senadores del senados, los patricios y los magistrados y hombres libres que tenían en su propiedad a los esclavos. Las calles estaban pavimentadas y tenían ya alcantarillado y agua corriente. Se notaba en las ciudades la presión demográfica, la explosión del suelo. En el mercado se vendían los productos del campo, la artesanía y los productos de los comerciantes, hacían demás ceremonias en las vías públicas donde trascurría la vida romana

 En las letrinas, que eran los baños públicos, hacían las necesidades ricos y pobres. Todos defecaban igual. Usaban esponjas para limpiarse, y tras usarse estas las pasaban por agua, y volvían a usarse. En las letrinas hablaban de negocios y cotilleos, el asesinato de Julio Cesar se planea en una letrina de esas. Limpiaban con una mezcla de tierra y orina la ropa. En la taberna lanai vendían ropa, los ricos llevaban túnicas hasta el suelo, la túnica morada y purpura junto a la roja y azul eran las más caras. Llevaban túnicas cortas más cómodas. Los que no tenían dinero vestían túnicas sin color. 

 A través de los acueductos traían agua de los montes a la ciudad. Había fuentes púbicas gratuitas, la calzada tenía restos de excrementos de animales, lodo y barro, y pasaban por las piedras para no mancharse. A través de esas piedras conductoras frenaban la velocidad de los carros y las ruedas y las piedras evitaban accidentes. Eran construcciones de mala calidad todas las referentes a pobres y esclavos. Las ínfulas eran edificios de 8 alturas, donde compraban la comida. No tenían cocina por riesgo de incendio. Las casas eran de madera y adobe, y tiraban los escombros en mitad de la calle. No cocinaban en casa, iban a las glauconas, o hostales. Comían en recipientes como el “fast food” de ahora. Cada clase social comía un tipo de comida.

Cuando se hace de noche, las 5 de la mañana de una noche cerrada, un edicto del Cesar prohíbe la circulación diurna de carros para evitar accidentes. Se hacían las cargas y descargas de productos de los carros. Había disputas de borrachos. No era fácil dormir en una ciudad romana. Había guardias nocturnos. Un poeta espera en la casa del patrono, podía ser Marcial o Juvenal, para que le dé algo de comer. O libertos esclavos que han adquirido su libertad. Los hombres ricos tienen un circulo de clientes, ofrecen fidelidad a cambio de dinero, manutención o asesoramiento legal. Había cierta hospitalidad del señor con el peregrino (la teresa hospitalis era un pacto entre dos familias que se prometen ayuda) En la ciudad había problemas de superpoblación, ruidos y olores y disputas entre tenderos y artesanos. Caucone era el establecimiento de comida, comida caliente y rápida; legumbre, gachas, pollo, pescado, huevos duros, pan y queso. La especialidad figura en el menú. En los altares tenían esculturas con las divinidades a las que ofrecían ofrendas y sacrificios. El pan era el alimento básico. En el molino manual se usaba mosto con levadura hacer pan, un pan duro como una piedra, pero que se conserva mucho tiempo. Vino, miel, pimienta, sésamo y fruta se le añade el pan. 

Llega un hombre en litera. El senador va en litera, para apoyar al señor de la casa que va a ser el nuevo alcalde de la urbe. Hay que solucionar el voto de los ciudadanos. El voto depende del carisma del candidato y las relaciones y contacto con la gente. El nomblecator o asesor personal controla todos los destalles. Hay que mostrar popularidad, tener amigos próximos. Todo le acompañan al foro.
Domus es la casa del patricio, tiene las puertas abiertas para que el pueblo viera la riqueza y el poder dentro de la casa. Están las puertas abiertas, pero no puede entrar todo el mundo. “Cuidado con el perro” se señala en la puerta. Hay un pozo, para recolectar agua como uso doméstico. Sirve de iluminación. No había ventanas para así evitar los robos. Hay un extractor de humos, que regula los vientos y humos. Huele a estofado de carne, a la letrina o orinal que limpian los esclavos. En el comedor litrinem hay tres divanes donde hablan, comen y charlan. Comían tumbados, creían que así la tripa digería más, podían comer lo que quisieran. Huele también a azafrán, una especie cara que queman. El Tablinium es el despacho del dueño de la casa donde recibe a la gente importante y tiene sus utensilios sobre la mesa del escritorio. Hay unas mascaras con los fallecidos recordados. El jardín del atrio interior está decorado y hay árboles, flores y pájaros y esculturas. El domun tiene un dormitorio o sala de dormir, con una cama y una mesa y altares religiosos. En los grafitis de la época, ponían María por Ander. Para ganar las elecciones un partido político se metía con el otro. Los dormitorios estaban en el segundo piso. Aquí acaba la visita de las calles y casas de una ciudad romana.
  

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