miércoles, 13 de abril de 2016

La metamorfosis de Kafka

la metamorfosis de Kafka habla del individualismo frente a la totalidad, el absoluto encarnado en su Trabajo, su jefe. Cuando Gregorio samsa despierta se haya convertido en insecto. Las nivolas de Unamuno son relatos que trascienden la narración como tal y se convierte en filosofía y ficción. o el árbol de la ciencia de Baroja. Esta es una de esas novelas, en las que hay una filosofía detrás y de la que nadie sale sin cambiar su mentalidad. Gregorio Samnsa siente enajenación y extrañeza con su familia. Ese extrañamiento del que hablaban los formalistas, la enajenación y alienación de un mundo que no se comprende y oprime. Es un relato que nos habla de la introspección sicológica. El protagonista  no se levanta al trabajo, no se incorpora a la realidad. En la pagina 63 aparece el nombre y apellido del hermano pero el padre, la madre, son seres en abstracto. El sujeto de si mismo siente la presencia del otro, el pesimismo del otro, el infierno son los otros. El existencialismo de Kafka expresa el malestar intelectual, el malestar y alienación del sujeto que se “objetiviza” y convierte en objeto. El padre de Kafka no se llevaba bien con el hijo, como se ve en la carta al padre, sentía un rechazo visceral, no apoyaba a su hijo, le obligaba a trabajar de abogado. (como la carta de Dalí, te devuelvo tu semen y estamos en paz) La obra de Kafka es un puerta abierta a la esperanza, el hermano es el que nos saca del Edipo. La familia de Gregorio se horroriza al ver al bicho en que se ha convertido. La obra de Kafka nos habla del vacío interior, del silencio y la incomunicación y de una sociedad que empezaba a ser de masas. La estructura, el jefe del protagonista, no entiende al individuo “friki”, convertido en insecto, rechazado y marginal. Al final del relato aparece la esperanza cuando la negritud del bicho ya no está. Kafka también escribió el relato del artista del hambre y el trapecio, que vive en una jaula de un circo y no quiere comer. La gente pulula por la jaula, pero nadie tiene un alegato mínimo de acercamiento, fallece en la jaula y se pone un animal de circo para q todo continúe con normalidad. No hay posibilidad de cambio, reforma, humanismo o revolución, la historia se repite de forma reaccionaria y reiterativa, no hay finales felices sino un eterno retorno, el relato se cierra sobre si mismo de forma perfecta. Es un final cerrado. El individuo marcado por las estructuras nunca volverá a ser el de antes, el mundo le marca y le malea y le pasa factura. Le convierte en insecto. Kafka veía el mundo con gran desolación. Quiere entender la realidad desde la defensiva. El mundo es algo hostil, una lucha diaria en el mundo laboral. la noche del desierto de Marcelo Mastroniani nos habla del exilio personal. Se puede considerar a Kafka un autor de distopia como orwell en el gran hermano o huxley en el mundo feliz. nos hablan de sociedades incomunicadas a pesar de tener toda la tecnología y el dinero, son avanzadas tecnológicamente, en sus infraestructuras pero fallan en el humanismo, falla la súper estructura ideológica que siempre es absoluto, totalitarismo.  El ente del sistema abstracto, como nuevo dios, que no vemos sino que intuimos, que nombramos pero no conocemos. Toda la literatura existencialista de mediados del siglo pasado hablaban de esto. Camus es el arquetipo de hombre rebelde, su alter ego está en el extranjero que no siente pena cuando su madre muere, que camina por el desierto de playas y asesina a un extranjero. O en el doctor de la Peste que ve todo un pueblo contaminado por la enfermedad. Esta obra nos recuerda el ensayo de la ceguera de Saramago. Camus y Sartre retratan el malestar existencial, la asfixia y el frio de la vida. El arte cubista nos habla del vacío y la frialdad, de un arte creado casi tecnológicamente, matemático, perfecto pero vacío. El arte abstracto habla de un mundo hecho de signos y metáforas, que no es figurativo, que no toma rostro ni figura pero que expresa algo.
Y el arte pop habla del arte al que nos obligan los medios, la política y sobretodo el mercado económico. En literatura este arte cubista pop y abstracto es la literatura existencialista. La filosofía de esta época es la del nihilismo. Termino inventado por Kinkegaard, el sacerdote que veía bien el suicidio, que no entendía a Dios y que nos ha dejado obras angustiosas como Temblor, la Angustia…títulos ya de por si escalofriantes. El nihilismo tiene dos padres; Nietzsche y Heidegger. Uno es el filósofo del nihilismo positivo, reírnos de la Nada. Y el otro del nihilismo negativo, ser seres hacía el no ser, una sociedad sin futuro ni sentido. Ambos maestros se discute si influenciaron en el nazismo. Pero este es el contexto; una Europa destrozada por las dos guerras mundiales, que pasa de crisis en crisis. No es una filosofía cálida ni cómoda, no busca el abrazo del otro sino el enfrentamiento y la dialéctica marxista de la lucha de clases. Es una filosofía en la izquierda, sartriana, desde las barricadas, molesta, que pide compromiso, trasgresora. Una filosofía de “duros”. El sistema nos persigue, no tiene nombre ni apellidos, pero esta ahí, escondido bajo la burocracia del Castillo o el Proceso. Para Kafka la existencia (antes que la esencia) no tiene sentido, el absurdo nos persigue, y es imposible la comunicación humana o la solución de la dialéctica. No hay entendimiento posible. A Kafka no le interesa el lenguaje poético, no es lo importante el lenguaje sino sólo como medio para trasmitir el mensaje interesado y políticamente correcto del poder. A través de la palabra hay una filosofía escondida, latente. Y es la filosofía de la selva o de la guerra entre lobos, la lucha de la vida de la que hablaba Schopenhauer y que titula la trilogía de Baroja. A través del lenguaje hacemos el discurso filosófico. Las vanguardias (surrealismo, futurismo, dadaísmo) estaban mas preocupado por el lenguaje q por la idea en sí. Cuando uno se hace con el lenguaje de una disciplina empieza a dominarla. Pero el lenguaje no se puede quedar en el mero juego estético, como en el arte dadá; juegos de palabras, lluvia o tormenta de ideas, el cadáver exquisito, los matrimonios de palabras…detrás del lenguaje hay manipulación y voluntad de poder y de representación. Don Quijote es el paradigma del perdedor existencialista. Sólo le faltaba el pitillo en la boca. Para la contracultura, que empieza con Nietzsche y con el dadá, la verdad con minúsculas la tenían los niños, los borrachos, los artistas y sobretodo los locos. Imaginación al poder, se baja de su pedestal a la vieja Razón divinizada para entronizar a la diosa imaginación. El existencialismo es fiel continuador del romanticismo que había creado unos estereotipos, arquetipos y mitos; el heroe y el antihéroe, la mujer ángel y la mujer diablo. El antihéroe romántico es el calavera, el don juan, el estudiante de salamanca, el lord byron que va a la guerra greiga, el dandy o gentleman inglés a lo Oscar Wilde o Dorian Gray. Y el antihéroe existencialista es el hombre desengañado de todo, el pasota, el irónico, marginado por su sociedad o marginal por su propia elección. Así es el personaje de la Nausea o muchos del teatro del absurdo y sobretodo del cine que en esa época empieza a desarrollarse. Gabardina cerrada, pitillo en la boca, un asco existencial por todo. Ese asco es la nausea, la angustia, algo que les quema y desazona por dentro, el hartazgo y hastío por este mundo, el descreimiento de todo, suelen ser personajes ateos o agnósticos, desengañados, maduros, pasados de vuelta que saben todo sobre la vida. Es el mismo héroe pasional del romanticismo pero teñido del color negro de la tragedia, las dos guerras mundiales y las crisis estadounidenses. La luz entra cuando todo ya ha acabado. El teatro del mundo ha apagado sus luces y los últimos vellones de las farolas. La luz de los renacentistas o los ilustrados se ha apagado y queda la oscuridad como denuncia de esa falta de razón.
La locura de las vanguardias es locura pero también critica a esa locura. El ateísmo de Nietzsche es ateísmo pero también critica a un mundo sin Dios. La oscuridad nihilista es oscuridad pero también critica a ese mundo oscuro, lleno de sombras como el teatro chinesco de la Caverna de Platón. Una sociedad no future donde la familia, los amigos y las estructuras sociales y burocráticas te rechazan. La corrupción capitalista de jueces, políticos, periodistas… no hay respuestas, la incomunicación con el otro y con uno mismo es imposible y eso crea la angustia de que va a acontecer algo y nunca acontece. Parece que sueltan a los existencialistas del psiquiátrico de Zamudio pero que nadie cura su locura. No creen en Dios ni en los beatles, el existencialismo es el subjetivismo de cada cual. La verdad no es Verdad sino que esta fragmentada y dispersa. Es una literatura del yo, como la romántica. Según el planteamiento kafkiano, a nadie le interesa por qué has estado en Zamudio, sino si lo has superado. La violencia, la hostilidad, no sirve para nada. El existencialismo es pacifista precisamente porque es individualista. El conflicto surge cuando hay dos. Pero si hay violencia, hay odio contra la sociedad, resentimiento, y auto destrucción en todos ellos. Emborracharse hasta el exceso, fumar, ir a fiestas, morir joven como James Dean o Marylin Monroe, las estrellas del celuloide… los existencialistas se concentran en si mismos como el insecto, como el ratón de la polea conductista que da vueltas buscando quién le robado su queso, o como el pato Donald que va detrás del oro del tío Gilito. Los existencialistas, como los románticos, son grandes viajeros, hacían el gran tour romántico los estudiantes de bellas artes porque eran hijos de nobles pero sobretodo estaban exiliados interiormente, eran hijos de la ira, hijos de ninguna parte. Un cosmo politismo, una especie de ser ciudadano del mundo, errabundo que trota por el mundo y sus circunstancias, un viajero globalizado diríamos hoy con ironía. Enfrente hay una hostilidad, el malestar con el mundo por lo que rechazan el exterior (la guerra, la violencia) y se van a lo interior (la fantasía los sentimientos) para trasformar la realidad. Quedarse recluido en si mismo no es una falta de activismo social sino todo lo contrario; crear un mundo de fantasía para criticar esto se ha hecho desde los viajes de Gulliver hasta el cándido de Voltaire etc… No participan socialmente porque saben que hay hostilidad. Esto hace por ejemplo que Camus rechace el Nobel, o que Sartre lo gaste. Pertenecen a este combate dentro de si mismos, no están en la realidad y a la vez están en primera fila, en la primera línea de la vanguardia trasformadora. En la retaguardia se hacen cosas, menos conocidas, menos publicitarias, y que no buscan el aplauso. La solidaridad deja de serlo cuando se practica la bondad para un fin y no como medio, cuando se pide el agradecimiento. Los últimos de la fila hacen tantas o mejores cosas que los libros best seller que se encuentran en la balda de libros más cercana al escaparate. Gregorio no se convierte en un bicho, se despierta convertido en él. Es diferente, no es su voluntad sino su destino, su determinismo y no su libertad. El existencialista pide a gritos libertad, que implica siempre soledad. Nadie se preguntaba por qué se despertaba así, simplemente le rechazan porque sus valores sociales, sus enfermedades no encajan en lo establecido. En ese sentido todos somos bichos. La propia familia margina a Samsa, el periodo histórico de esa estructura es siempre hostilidad. El pone en marcha los mecanismos de defensa contra la estructura pero a veces tiene miedo a quedarse solo. Ese aparente miedo es también hartazgo hacia las estructuras q producen asco. El protagonista de Sartre se contamina por la nausea, le viene el asco existencial en un café donde siente a los objetos con vida propia, animados. La guerra del individuo ciudadano es una defensa contra la hostilidad, donde ganan los que son fuertes sicológicos.
Pero en esta lucha por la vida la mayoría cae y se convierte en bicho o en lobo para el hombre. El hombre se encuentra panzarriba y está indefenso, pero resiste los golpes como el escarabajo pelotero. Los familiares se alejan de la cucaracha, imposible comunicar lo que el otro siente. No se trata de convencer o vencer de que tienes de tu parte la verdad verdadera sino de escuchar al otro, su verdad, su forma de ver la realidad. Ser oído es un proceso de comunicación entre emisor y receptor dónde no funcionan los códigos porque son distintos. Hemos de configurar el lugar y la figura del otro como el boceto de un pintor. Con empatía tratar de comprender y entender y escuchar y no sólo oír. La realidad acepta muchas versiones, muchos puntos de vista desde el perspectivismo. La comunicación no es convertir al otro, sino convertirse en el otro y que la comunicación vaya fluida como un río. Los libros alejados de los escaparates son un proceso de comunicación y difusión, desde la imaginación hasta objetivarse y convertirse en producto.  La esencia es la verdad de lo que es mientras que el producto es algo circunstancial, no esencial, considerado como venta. Sabemos que la existencia precede a la esencia pero tenemos placer y gozo en buscar la esencia, por eso aún tenemos criterio al elegir los libros y no lo hacemos por su portada sino por su interior, su contenido, su esencia, su olor. Ni Platón ni nadie ha sabido definir lo que es la esencia o el absoluto. Se venda o no el libro, el placer de creatividad del lector y el autor es lo que hace que siga existiendo literatura. Lo importante es la calidad y concreción del libro. Son dos partes diferentes, no antagónicas, de ver la literatura. A unos les vale solo el producto o la forma externa, el contenido y otros buscan la esencia, el contenido. Contenido, continente. Significado, significante. Para el arte reversista o fónico o para los dadaístas lo importante es la forma, el sonido de las palabras, la cadencia y musicalidad de los versos, los juegos de palabras. En cambio la literatura de Herman Hesse apela a nuestra inteligencia. Lo importante es el fondo. Forma y fondo se funden como en la Metamorfosis de Ovidio y Apuleyo. El termino kafkiano o quijotesco se refiere actualmente al loco, a lo que es surrealista, a lo que escapa a la racionalidad y realidad acostumbrada. La metamorfosis de Kafka es la historia de una trasformación, como en la metamorfosis de Ovidio, el proceso de cambio del hombre sujeto convertido en la cucaracha objeto. La obra de Kafka nos habla del paso del Logos al Mitos donde el hombre racional ilustrado o renacentista o romántico o existencialista no es nada. Y el sistema (sea el sistema bárbaro, medieval teocrático o el tecnocrático actual) lo es todo. La obra de Kafka nos habla del individuo ciudadano enfrentado al sistema, del Yo o Sujeto o Razón cuyo drama es fundirse en la comunidad por miedo a ser marginado. Por miedo a la soledad el hombre renuncia a su libertad personal. Grita al cielo unas cadenas y dije con miedo citando a Dostoyesky; Si Dios ha muerto todo esta permitido. Este hombre cobarde renuncia a su yo y ese asesinato del ego, ese ego cidio, le hace sufrir. El Yo se funde en el Sistema, renuncia a ser hombre y su lugar lo ocupa Dios. Es decir, deja de ser súper hombre dionisíaco para convertirse en esclavo apolíneo. Y ese es el drama del que nos advierte Kafka. La metamorfosis no acaba con Gregorio convertido de nuevo en hombre. Eso nos lo deja a nuestra imaginación. El príncipe se convierte en mendigo. El mendigo en príncipe. Pero ¿hasta cuándo? Hasta el infinito. La metamorfosis habla del sujeto y el objeto, del hombre convertido en producto y cadena de montaje. De la acción reacción de los acontecimientos en Xubiri. De la clonación que nos convierte en seres de probeta todos iguales, homogenización de la globalización, seres clonados todos iguales y repetitivos donde se pierde la esencia, la identidad, la originalidad del ser concreto e individual. Sujeto y objeto.
La lucha dialéctica de dos contrarios, pero no del todo antagónicos ni del todo iguales. Jamás podremos nivelar el día y la noche. Solo quiero frio, o solo quiero calor, pero la vida nos dice que no hay noche sin día ni yelmo sin vaciyelmo (en el quijote) Por eso hemos de rendirnos a la ambivalencia de que somos hombres e insectos. Animales y hombres.  

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