la metamorfosis de Kafka habla del individualismo
frente a la totalidad, el absoluto encarnado en su Trabajo, su jefe. Cuando Gregorio
samsa despierta se haya convertido en insecto. Las nivolas de Unamuno son relatos
que trascienden la narración como tal y se convierte en filosofía y ficción.
o el árbol de la ciencia de Baroja. Esta es una de esas novelas, en las que
hay una filosofía detrás y de la que nadie sale sin cambiar su mentalidad. Gregorio
Samnsa siente enajenación y extrañeza con su familia. Ese extrañamiento del que
hablaban los formalistas, la enajenación y alienación de un mundo que no se comprende
y oprime. Es un relato que nos habla de la introspección sicológica. El
protagonista no se levanta al trabajo,
no se incorpora a la realidad. En la pagina 63 aparece el nombre y apellido del
hermano pero el padre, la madre, son seres en abstracto. El sujeto de si mismo
siente la presencia del otro, el pesimismo del otro, el infierno son los otros.
El existencialismo de Kafka expresa el malestar intelectual, el malestar y alienación
del sujeto que se “objetiviza” y convierte en objeto. El padre de Kafka no se
llevaba bien con el hijo, como se ve en la carta al padre, sentía un rechazo
visceral, no apoyaba a su hijo, le obligaba a trabajar de abogado. (como la
carta de Dalí, te devuelvo tu semen y estamos en paz) La obra de Kafka es un
puerta abierta a la esperanza, el hermano es el que nos saca del Edipo. La
familia de Gregorio se horroriza al ver al bicho en que se ha convertido. La
obra de Kafka nos habla del vacío interior, del silencio y la incomunicación y
de una sociedad que empezaba a ser de masas. La estructura, el jefe del
protagonista, no entiende al individuo “friki”, convertido en insecto,
rechazado y marginal. Al final del relato aparece la esperanza cuando la
negritud del bicho ya no está. Kafka también escribió el relato del artista del
hambre y el trapecio, que vive en una jaula de un circo y no quiere comer. La
gente pulula por la jaula, pero nadie tiene un alegato mínimo de acercamiento,
fallece en la jaula y se pone un animal de circo para q todo continúe con
normalidad. No hay posibilidad de cambio, reforma, humanismo o revolución,
la historia se repite de forma reaccionaria y reiterativa, no hay finales
felices sino un eterno retorno, el relato se cierra sobre si mismo de forma
perfecta. Es un final cerrado. El individuo marcado por las estructuras nunca
volverá a ser el de antes, el mundo le marca y le malea y le pasa factura. Le convierte
en insecto. Kafka veía el mundo con gran desolación. Quiere entender la realidad
desde la defensiva. El mundo es algo hostil, una lucha diaria en el mundo
laboral. la noche del desierto de Marcelo Mastroniani nos habla del exilio
personal. Se puede considerar a Kafka un autor de distopia como orwell en el gran hermano o huxley en el
mundo feliz. nos hablan de sociedades incomunicadas a pesar de tener toda
la tecnología y el dinero, son avanzadas tecnológicamente, en sus
infraestructuras pero fallan en el humanismo, falla la súper estructura ideológica
que siempre es absoluto, totalitarismo. El
ente del sistema abstracto, como nuevo dios, que no vemos sino que intuimos,
que nombramos pero no conocemos. Toda la literatura existencialista de mediados
del siglo pasado hablaban de esto. Camus es el arquetipo de hombre rebelde, su
alter ego está en el extranjero que no siente pena cuando su madre muere, que
camina por el desierto de playas y asesina a un extranjero. O en el doctor de
la Peste que ve todo un pueblo contaminado por la enfermedad. Esta obra nos
recuerda el ensayo de la ceguera de Saramago. Camus y Sartre retratan el malestar
existencial, la asfixia y el frio de la vida. El arte cubista nos habla del vacío y la frialdad, de un arte creado
casi tecnológicamente, matemático, perfecto pero vacío. El arte abstracto habla de un mundo hecho de signos y metáforas, que
no es figurativo, que no toma rostro ni figura pero que expresa algo.
Y el arte pop habla del arte al que nos obligan los medios, la política
y sobretodo el mercado económico. En literatura este arte cubista pop y
abstracto es la literatura
existencialista. La filosofía de esta época es la del nihilismo. Termino inventado
por Kinkegaard, el sacerdote que veía bien el suicidio, que no entendía a Dios
y que nos ha dejado obras angustiosas como Temblor, la Angustia…títulos ya de
por si escalofriantes. El nihilismo tiene dos padres; Nietzsche y Heidegger. Uno es el filósofo del nihilismo positivo, reírnos
de la Nada. Y el otro del nihilismo negativo, ser seres hacía el no ser, una
sociedad sin futuro ni sentido. Ambos maestros se discute si influenciaron en
el nazismo. Pero este es el contexto; una Europa destrozada por las dos guerras
mundiales, que pasa de crisis en crisis. No es una filosofía cálida ni cómoda,
no busca el abrazo del otro sino el enfrentamiento y la dialéctica marxista de
la lucha de clases. Es una filosofía en la izquierda, sartriana, desde las
barricadas, molesta, que pide compromiso, trasgresora. Una filosofía de “duros”.
El sistema nos persigue, no tiene nombre ni apellidos, pero esta ahí, escondido
bajo la burocracia del Castillo o el
Proceso. Para Kafka la existencia (antes que la esencia) no tiene sentido,
el absurdo nos persigue, y es imposible la comunicación humana o la solución de
la dialéctica. No hay entendimiento posible. A Kafka no le interesa el lenguaje
poético, no es lo importante el lenguaje sino sólo como medio para trasmitir el
mensaje interesado y políticamente correcto del poder. A través de la palabra
hay una filosofía escondida, latente. Y es la filosofía de la selva o de la
guerra entre lobos, la lucha de la vida de la que hablaba Schopenhauer y que titula la trilogía de Baroja. A través del lenguaje hacemos el discurso filosófico. Las vanguardias (surrealismo, futurismo,
dadaísmo) estaban mas preocupado por el lenguaje q por la idea en sí. Cuando
uno se hace con el lenguaje de una disciplina empieza a dominarla. Pero el
lenguaje no se puede quedar en el mero juego estético, como en el arte dadá;
juegos de palabras, lluvia o tormenta de ideas, el cadáver exquisito, los
matrimonios de palabras…detrás del lenguaje hay manipulación y voluntad de
poder y de representación. Don Quijote es el paradigma del perdedor
existencialista. Sólo le faltaba el pitillo en la boca. Para la contracultura,
que empieza con Nietzsche y con el dadá, la verdad con minúsculas la tenían los
niños, los borrachos, los artistas y sobretodo los locos. Imaginación al poder,
se baja de su pedestal a la vieja Razón divinizada para entronizar a la diosa imaginación.
El existencialismo es fiel continuador del romanticismo que había creado unos estereotipos,
arquetipos y mitos; el heroe y el antihéroe, la mujer ángel y la mujer diablo. El
antihéroe romántico es el calavera, el don juan, el estudiante de salamanca, el
lord byron que va a la guerra greiga, el dandy o gentleman inglés a lo Oscar Wilde
o Dorian Gray. Y el antihéroe existencialista es el hombre desengañado de todo,
el pasota, el irónico, marginado por su sociedad o marginal por su propia elección.
Así es el personaje de la Nausea o muchos del teatro del absurdo y sobretodo
del cine que en esa época empieza a desarrollarse. Gabardina cerrada, pitillo
en la boca, un asco existencial por todo. Ese asco es la nausea, la angustia,
algo que les quema y desazona por dentro, el hartazgo y hastío por este mundo,
el descreimiento de todo, suelen ser personajes ateos o agnósticos,
desengañados, maduros, pasados de vuelta que saben todo sobre la vida. Es el
mismo héroe pasional del romanticismo pero teñido del color negro de la tragedia,
las dos guerras mundiales y las crisis estadounidenses. La luz entra cuando
todo ya ha acabado. El teatro del mundo ha apagado sus luces y los últimos
vellones de las farolas. La luz de los renacentistas o los ilustrados se ha
apagado y queda la oscuridad como denuncia de esa falta de razón.
La locura de las
vanguardias es locura pero también critica a esa locura. El ateísmo de Nietzsche
es ateísmo pero también critica a un mundo sin Dios. La oscuridad nihilista es
oscuridad pero también critica a ese mundo oscuro, lleno de sombras como el
teatro chinesco de la Caverna de Platón. Una sociedad no future donde la
familia, los amigos y las estructuras sociales y burocráticas te rechazan. La corrupción
capitalista de jueces, políticos, periodistas… no hay respuestas, la incomunicación
con el otro y con uno mismo es imposible y eso crea la angustia de que va a
acontecer algo y nunca acontece. Parece que sueltan a los existencialistas del psiquiátrico
de Zamudio pero que nadie cura su locura. No creen en Dios ni en los beatles,
el existencialismo es el subjetivismo de cada cual. La verdad no es Verdad sino
que esta fragmentada y dispersa. Es una literatura del yo, como la romántica. Según
el planteamiento kafkiano, a nadie le interesa por qué has estado en Zamudio,
sino si lo has superado. La violencia, la hostilidad, no sirve para nada. El existencialismo
es pacifista precisamente porque es individualista. El conflicto surge cuando
hay dos. Pero si hay violencia, hay odio contra la sociedad, resentimiento, y
auto destrucción en todos ellos. Emborracharse hasta el exceso, fumar, ir a
fiestas, morir joven como James Dean o Marylin Monroe, las estrellas del celuloide…
los existencialistas se concentran en si mismos como el insecto, como el ratón
de la polea conductista que da vueltas buscando quién le robado su queso, o
como el pato Donald que va detrás del oro del tío Gilito. Los existencialistas,
como los románticos, son grandes viajeros, hacían el gran tour romántico los
estudiantes de bellas artes porque eran hijos de nobles pero sobretodo estaban
exiliados interiormente, eran hijos de la ira, hijos de ninguna parte. Un cosmo
politismo, una especie de ser ciudadano del mundo, errabundo que trota por el
mundo y sus circunstancias, un viajero globalizado diríamos hoy con ironía. Enfrente
hay una hostilidad, el malestar con el mundo por lo que rechazan el exterior
(la guerra, la violencia) y se van a lo interior (la fantasía los sentimientos)
para trasformar la realidad. Quedarse recluido en si mismo no es una falta de
activismo social sino todo lo contrario; crear un mundo de fantasía para
criticar esto se ha hecho desde los viajes de Gulliver hasta el cándido de
Voltaire etc… No participan socialmente porque saben que hay hostilidad. Esto hace
por ejemplo que Camus rechace el Nobel, o que Sartre lo gaste. Pertenecen a este
combate dentro de si mismos, no están en la realidad y a la vez están en
primera fila, en la primera línea de la vanguardia trasformadora. En la
retaguardia se hacen cosas, menos conocidas, menos publicitarias, y que no
buscan el aplauso. La solidaridad deja de serlo cuando se practica la bondad
para un fin y no como medio, cuando se pide el agradecimiento. Los últimos de
la fila hacen tantas o mejores cosas que los libros best seller que se
encuentran en la balda de libros más cercana al escaparate. Gregorio no se
convierte en un bicho, se despierta convertido en él. Es diferente, no es su
voluntad sino su destino, su determinismo y no su libertad. El existencialista
pide a gritos libertad, que implica siempre soledad. Nadie se preguntaba por
qué se despertaba así, simplemente le rechazan porque sus valores sociales, sus
enfermedades no encajan en lo establecido. En ese sentido todos somos bichos. La
propia familia margina a Samsa, el periodo histórico de esa estructura es
siempre hostilidad. El pone en marcha los mecanismos de defensa contra la
estructura pero a veces tiene miedo a quedarse solo. Ese aparente miedo es también
hartazgo hacia las estructuras q producen asco. El protagonista de Sartre se
contamina por la nausea, le viene el asco existencial en un café donde siente a
los objetos con vida propia, animados. La guerra del individuo ciudadano es una
defensa contra la hostilidad, donde ganan los que son fuertes sicológicos.
Pero en esta lucha por la
vida la mayoría cae y se convierte en bicho o en lobo para el hombre. El hombre
se encuentra panzarriba y está indefenso, pero resiste los golpes como el
escarabajo pelotero. Los familiares se alejan de la cucaracha, imposible
comunicar lo que el otro siente. No se trata de convencer o vencer de que tienes
de tu parte la verdad verdadera sino de escuchar al otro, su verdad, su forma
de ver la realidad. Ser oído es un proceso de comunicación entre emisor y receptor
dónde no funcionan los códigos porque son distintos. Hemos de configurar el
lugar y la figura del otro como el boceto de un pintor. Con empatía tratar de
comprender y entender y escuchar y no sólo oír. La realidad acepta muchas
versiones, muchos puntos de vista desde el perspectivismo. La comunicación no
es convertir al otro, sino convertirse en el otro y que la comunicación vaya
fluida como un río. Los libros alejados de los escaparates son un proceso de
comunicación y difusión, desde la imaginación hasta objetivarse y convertirse
en producto. La esencia es la verdad de
lo que es mientras que el producto es algo circunstancial, no esencial,
considerado como venta. Sabemos que la existencia precede a la esencia pero
tenemos placer y gozo en buscar la esencia, por eso aún tenemos criterio al
elegir los libros y no lo hacemos por su portada sino por su interior, su
contenido, su esencia, su olor. Ni Platón ni nadie ha sabido definir lo que es
la esencia o el absoluto. Se venda o no el libro, el placer de creatividad del
lector y el autor es lo que hace que siga existiendo literatura. Lo importante
es la calidad y concreción del libro. Son dos partes diferentes, no antagónicas,
de ver la literatura. A unos les vale solo el producto o la forma externa, el
contenido y otros buscan la esencia, el contenido. Contenido, continente. Significado,
significante. Para el arte reversista o fónico o para los dadaístas lo
importante es la forma, el sonido de las palabras, la cadencia y musicalidad de
los versos, los juegos de palabras. En cambio la literatura de Herman Hesse
apela a nuestra inteligencia. Lo importante es el fondo. Forma y fondo se
funden como en la Metamorfosis de Ovidio y Apuleyo. El termino kafkiano o
quijotesco se refiere actualmente al loco, a lo que es surrealista, a lo que
escapa a la racionalidad y realidad acostumbrada. La metamorfosis de Kafka es
la historia de una trasformación, como en la metamorfosis de Ovidio, el proceso
de cambio del hombre sujeto convertido en la cucaracha objeto. La obra de Kafka
nos habla del paso del Logos al Mitos donde el hombre racional ilustrado o
renacentista o romántico o existencialista no es nada. Y el sistema (sea el
sistema bárbaro, medieval teocrático o el tecnocrático actual) lo es todo. La obra
de Kafka nos habla del individuo ciudadano enfrentado al sistema, del Yo o
Sujeto o Razón cuyo drama es fundirse en la comunidad por miedo a ser
marginado. Por miedo a la soledad el hombre renuncia a su libertad personal. Grita
al cielo unas cadenas y dije con miedo citando a Dostoyesky; Si Dios ha muerto
todo esta permitido. Este hombre cobarde renuncia a su yo y ese asesinato del
ego, ese ego cidio, le hace sufrir. El Yo se funde en el Sistema, renuncia a
ser hombre y su lugar lo ocupa Dios. Es decir, deja de ser súper hombre
dionisíaco para convertirse en esclavo apolíneo. Y ese es el drama del que nos
advierte Kafka. La metamorfosis no acaba con Gregorio convertido de nuevo en
hombre. Eso nos lo deja a nuestra imaginación. El príncipe se convierte en
mendigo. El mendigo en príncipe. Pero ¿hasta cuándo? Hasta el infinito. La metamorfosis
habla del sujeto y el objeto, del hombre convertido en producto y cadena de
montaje. De la acción reacción de los acontecimientos en Xubiri. De la
clonación que nos convierte en seres de probeta todos iguales, homogenización
de la globalización, seres clonados todos iguales y repetitivos donde se pierde
la esencia, la identidad, la originalidad del ser concreto e individual. Sujeto
y objeto.
La lucha dialéctica de
dos contrarios, pero no del todo antagónicos ni del todo iguales. Jamás podremos
nivelar el día y la noche. Solo quiero frio, o solo quiero calor, pero la vida
nos dice que no hay noche sin día ni yelmo sin vaciyelmo (en el quijote) Por
eso hemos de rendirnos a la ambivalencia de que somos hombres e insectos. Animales
y hombres.
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