martes, 19 de abril de 2016

Movy Dick, la busqueda de la Ballena Blanca

Movy Dick es la búsqueda de la ballena Blanca. Es un libro de filosofía sin serlo donde la reflexión e Ismael son los verdaderos protagonistas. Como las nivolas de Unamuno o la literatura moralizante de Hesse se trata de una novela filosófica, que da sentido a la palabra con el lenguaje de la reflexión. Su autor vivió de 1819 a 1891. Melville ejerció como maestro de escuela y estuvo enrolado en varios barcos como marinero. En 1851 publica Movy Dick. La novela empieza con un marinero que se enrola en un buque, llamarme Ismael es la primera frase. Los protagonistas son la filosofía, la ballena, Ismael y un capitán obsesionado con matarla pues esta le ha quitado la pierna.
La novela se puede analizar desde el punto de vista de la filosofía vitalista de Nietzsche. En la novela se ve la psicología y la obsesión del capitán. La ballena negra es algo más q el mal, la metáfora del mal, es lo que el ser humano ha perseguido. El ser humano busca a Dios o a lo misterioso, lo que no tiene respuesta. Es el objeto de deseo, el tesoro o la princesa del cuento pero es también lo que destruye al ser humano. El misterio destruye al Fausto que quiere conocerlo, al místico que se pasa la vida persiguiendo a Dios, o al saber, perdiéndose la vida. La ballena es el algo enigmático del ser que implica su propia destrucción. La obsesión empieza por la no aceptación de la realidad y el deseo de cambiarla o de buscar lo insondable. La pasión del odio del capitán es la obsesión por la destrucción y la venganza de lo que a su vez destruye. Prevalece el orgullo y el resentimiento en el sujeto que busca el objeto de destrucción. El objeto que destruye al hombre pero que el hombre siempre busca es el absoluto, el todo, lo metafísico. La novela habla de biología, de pasiones sentimentales, de teología... el objeto de las pasiones pertenece a cada uno, cada uno sabrá que ballena persigue. El verdadero antagonista deja de ser la ballena para ser el capitán. Quiero matar a la ballena, matar la pasión y la vida porque me hace dependiente obsesivo con su presencia. La cultura, la civilización, el saber o lo apolíneo mata la vida, lo dionisiaco. El cura hace del odio a la vida o al hombre razón de su existencia y lo sustituye por la búsqueda de la esencia, perdiéndose así la vida en su apariencia. El amor o el odio al absoluto (al todo, a la nada, al estado o a la cultura en mayúscula) se convierten en razón de su existencia. El capitán cree que la meta es la ballena, el fin y olvida los medios y que lo importante es el viaje, la tripulación que con él viajan en el barco. El odio o el amor al absoluto es lo que nos pierde. Sin ese odio el capitán, el yo racional del capitán, no sería nada. Necesita justificar su búsqueda de Saber o de Dios o de Venganza para no aniquilarse así mismo, repetirse muchas veces que es un ser racional y cartesiano que no cree en el Misterio. El odio configura su contacto y relación con el otro. Un odio destructivo, un resentimiento autodestructivo. El odio a la humanidad no es algo individual que solo me concierne a mi sino que se extiende como un virus a los demás, a los otros. Porque el hombre es un ser social y los demás quedan impregnados en mi odio. Y el capitán implica a sus tripulantes en su delirio y locura. El deseo de ser le lleva a la destrucción. El infierno son los otros o nosotros mismos. No hay necesidad de parrillas. La ballena es el infierno. Cuando la vida se convierte en infierno. El capitán da monedas de oro si consiguen vislumbrar y  aniquilar o dar noticia de la ballena blanca. De nuevo habla del capitalismo y el cuarto poder de los medios de comunicación. En la potencialidad del odio el capitán sólo se perjudica así mismo. Al final aparece la ballena blanca. El psicoanálisis entra aquí a colación, cual es la ballena blanca de cada cual o los molinos de viento que son gigantes en Alonso Quijano o el mar de Ítaca en Ulises.
La ballena es un animal marino de grandes dimensiones que aparece y desaparece en un mar trágico que engulle, Darwin en su viaje como naturalista las describía como un monstruo (del doctor Franky friki). En la época había terror y miedo de estos animales. La ballena o el absoluto provoca terror y temblor. En el año 56 Jon Huston lleva al cine Movy Dick con gregory peck como capitán. Destaca la capacidad de introspección del personaje oficial primero de bordo y del propio capitán. El capitán va con tanta pasión y su única obsesión o fin es matar a la ballena. La ballena destruirá el barco y el capitán, solo se salva Ismael, recogido por otro barco. En la intentona de destrucción, todos fallecen. Aquello que nos obsesiona nos destruye. La Verdad verdadera nos destruye. Hay que buscar la ambivalencia, equilibrio y relatividad en las cosas, buscar el punto medio que es ya otro absoluto inalcanzable y utópico. Una lectura de Movy Dick es frente a la Totalidad, el Todo, la humildad de lo pequeño. Del individuo, del yo. Pero el orgullo narcisista del Yo, la excesiva razón o el ego evitan también la ambivalencia pues consideran el yo individual como absoluto olvidando el colectivo. Dos contrarios equilibran la balanza dialéctica. Lo que no es, es mentira pero la ambivalencia nos dice que no hay verdad y mentira, hay verdades y hay mentiras. El absoluto dios no existe. El silencio puede convertirse en cobardía o complicidad con esa situación. Nadie que posea la verdad verdadera se le dice que está en un error. Pero el hombre se equivoca, no hay Verdad con mayúscula. El capitán defiende su verdad con tanta potencia y exageración que se la acaba creyendo él mismo. La figura de los Otros sirve como contrapunto de la racionalidad objeto de análisis. El otro sirve para ser un palmero de alguien que posee la verdad verdadera. Ismael y el capitán son racionalistas, entienden la realidad sólo desde el ego y el Yo. Ismael entiende al capitán pero se da cuenta de la exageración y exceso de potencia en su odio. Poner en Razón la figura pasional del capitán. Cuando un marinero le critica es amonestado por el capitán. Es un libro filosófico, psicológico que nos habla de la pasión del odio que no es racional pero lo pretende. La razón de su ser, su personalidad es el odio. Con el odio es todo, sin el es nada. Es por tanto el Odio otro absoluto. El capitán tiene el ego muy subido. Pasaran los siglos y esta novela seguirá siendo un clásico no porque sea una novela de aventuras sino por qué nos habla del límite de la razón, del límite del Yo. Dónde acaba lo racional de buscar a la ballena y donde empieza el reconocer que jamás la encontrará, o que cuando la encuentre esta le matará. La ballena es la razón y también la vida. Nos pasamos la vida intentando llegar a la razón y cuando la encontramos esta nos aniquila. El capitán se resiste a abandonar su verdad verdadera canalizada desde el odio. Busca la protección de los otros y ellos no se la dan y piensan que es un chalado. Es un libro polisémico de muchas estructuras y muchas interpretaciones. Más que un marinero Ismael es un Sico nauta. Melville era marino, sabía bien que era un arpón, conocía las cuerdas y utensilios con que se trabaja en el mar y ese rigor en la novela se nota porque la novela está bien construida y resulta creíble, verosímil, ese pacto de creerme tu ficción entre escritor y lector.
La novela habla del abuso de poder dogmático, anti democrático. La filosofía suele ser más difícil de entender y expresar que otras disciplinas hasta que nos damos cuenta de que nos habla siempre de la propia vida. Como el idealismo alemán, que nos habla del yo individual, de la Vida en mayúsculas que cada cual vive. El dialogo con el lector es a través de un lenguaje muy sencillo, no simple. La novela no te lo hace difícil a pesar de lo profundo que es el tema. La expresión explicación no es profunda pero el tema, el contenido sí lo es.
Es un libro tan sencillo y tan duro que hay que entenderlo con otro lenguaje de profundidad. Nos habla de filosofía existencialista con sencillez. Su lectura no es tan dura ni tan sencilla como parece y termina en profundidad. Se puede vender como otra novela de aventuras más para niños. Como Heidi o Marcos, al pie de la montaña vive nuestro amigo Marcos. Las novelas de aventuras fueron los libros de nuestra infancia; julio Verne y Salgari. Los libros de los 5. Los folletines de Dumas los mosqueteros o el jorobado de Notre Dame o los comics del capitán Trueno, América o Cortés. Incluso esos libros que debías elegir tú el final.
Otra lectura que se puede hacer de Movy Dick es la economicista y política o marxista. El capitán es el poder establecido, el estado, cuya misión es buscar la ballena que es el dinero, el capital. El capitán invierte en esa ballena, por nada del mundo la dejará marchar de rositas. El capitán odia el trabajo de buscar a la ballena pero es necesario. Su infraestructura o tierra es el barco, su fuerza de trabajo o mano de obra el obrero marinero, la súper estructura es su necesidad de matarla. Esa súper estructura es el odio que siente hacía la ballena, el delirio del capitalismo, que lo engulle todo como la ballena. El capitán es la estructura de poder (o su herramienta, su intermediario) para destruir el obstáculo (la ballena) que entorpece el funcionamiento del sistema o estructura. Esta es la lectura marxista. El capitán debe matar a la ballena que es el diferente, el rojo, el negro, el homosexual, el minusválido o el judío, la eterna lucha de clases; dominante y dominado, el amor masoquista del agresor y la víctima. Es Mac Carthy persiguiendo en su lista negra a los artistas o escritores o directores de cine comunistas durante la caza de brujas. Es Hitler y su holocausto. Es la persecución al enemigo invisible de los comunistas, y ahora de los árabes y terroristas. La ballena blanca es una metáfora que nos sirve para matar a Carlos Marx, a los liberales “que están por todos sitios”...a destrozar a los nacionalismos en cualquiera de sus manifestaciones, destrozar el anarquismo puro y puro q no se puede destruir, derrocar los gobiernos de izquierda o todo lo que imposibilite el mercantilismo y proteccionismo estatal o el liberalismo del neo capitalismo. Ismael es el único que se mantiene crítico con el poder absoluto porque Ismael es el niño que dice que el emperador va desnudo. La ballena es el estado y el capital. Y alguien tiene que decirle al capitán lo absurdo de su objetivo, lo loco de su propósito. El capitán gobierna sobre la tripulación y usa de herramienta el barco armado. El capitán es el mal emisor que no encuentra al receptor, a la ballena. Es la metáfora de la imposibilidad de comunicar. E Ismael la posibilidad del dialogo, del encuentro emisor receptor. En la novela se descubre parte del pasado del capitán, como ha llegado a este estado y por qué Ismael se enrola en la marina. El capitán pone el capital financiero para sacar el barco pero oprime reprime a los tripulantes, pueblo obrero.
Nosotros decidimos si continuar con la obsesión de la captura de la ballena o no. Si sumarnos al resto de la tripulación y a la masa que sigue ciega las ordenes de su intendente. Donde manda capitán no manda marinero, es un refrán popular y hemos de reconocer que las experiencias anarquistas han fracasado, que siempre en toda comunidad alguien desea destacar como jefe o lucrarse y aprovecharse de la situación. La ballena es la lucha de cada persona consigo misma. Un bello animal aunque le digan monstruo. Es el monstruo que alberga en nuestro interior, el salvaje animal que todos llevamos dentro. La ballena nos permite odiarnos a nosotros mismos, o intentar por el contrario cambiarnos.
La naturaleza del hombre es bipolar, reflejo del bien y del mal, de lo bueno y malo, del lobo y el cordero. Esa ballena es él mismo porque también se puede hacer una lectura psicoanalítica freudiana de la obra. El yo del capitán, su parte consciente y racional, quiere reprimir y templar y amaestrar su parte salvaje, indómita, natural que es la ballena. El yo intenta reprimir duramente el inconsciente pero este siempre acaba saliendo a flote. La obsesión del racionalismo de acabar con las pasiones humanas, con los sentimientos, con lo carnal, con la naturaleza humana salvaje. Con el Zaratrusta y el Calibán, con el monstruo o niño interior. El capitán o ego o yo o razón quiere mermarla en intensidad pero la ballena, el inconsciente, ocupa el 90% de nuestra sique. El Yo tiene esa necesidad de matar el inconsciente por culpa del subconsciente, del entorno y la cultura. Nos han enseñado a no eructar en público, a ir vestidos, a seguir unas normas sociales. El yo no existiría si no recibiese la presión del súper yo, de los otros, de los demás, de templar su parte animal. Y esta parte animal inconsciente sólo la sacamos al soñar, o al crear, al sublimar, al escribir o pintar. Entra en conflicto lo que quiere ser, con lo que le dicen que sea, con lo que realmente es. Ósea el yo ego, el súper yo y el id, el inconsciente, el ello.  Es el entorno y la cultura en que se ha criado la que le provoca esa obsesión por matarla. El escribe su Verdad con mayúsculas pero ya decía Machado: ¿tu verdad? no, la Verdad. ven conmigo a buscarla, la tuya guárdatela. Y es que la verdad molesta, tienes necesidad de matarla pero la verdad no es ni centro ni absoluto y es inmortal.
La novela, como todas las del XIX, usa la introspección psicológica como una técnica más de aquello que se llamó realismo. El narrador sabe todo de Ismael, le sigue en sus movimientos, es un narrador omnisciente que sabe lo que hace, lo que dice, incluso lo que piensa. La novela se mete en la cabeza de Ismael. Muchos de los tripulantes del barco tenían escorbuto por la falta de leche, y estaban desnutridos y bebían agua con sal. La ballena es metáfora de muchas cosas, puede ser lo q quieras. El absoluto eclipsa al individuo ciudadano, el Objeto se impone encima del Sujeto y ahí empieza el error, porque el individuo es la realidad sagrada por encima de Dios. La ballena mata al verdadero absoluto que es el ciudadano libre. La ballena nos advierte que la humanidad se está destruyendo. El neo liberalismo ha sustituido el tercer ojo de dios por el ojo del gran hermano que todo lo ve. El ser humano quiere la libertad, en las comunas o en el pensamiento de Marx pero al final el poder corrompe. 




Hemos visto como la ballena de Movi Dick se puede analizar según los filósofos de la sospecha, según Marx, Nietzsche y Freud. Wiliam Reich en escucha hombrecito menta el discurso del hombre normal. El hombre teme la libertad y clama al cielo unas cadenas (Fromm) pues piensa, con Dostoyesky, que si Dios ha muerto todo esta permitido. Reich en su libro viene a decir que tu negrero eres tu mismo, que el que te esclavizas eres tu mismo
Entre Barrabás y Jesús salvan al más cruel, al ladrón y condenan al “preso político”. Entre Danton y Robespierre elegiste a Robespierre, al más cruel. Cain y Abel. Y esto nos hace acordarnos del asesinato de García Lorca y en lo que Oscar Wilde solía decir; se perdona al criminal pero nunca al soñador. Estos pesimistas antropológicos que ven al hombre como lobo para el hombre eligen entre la luz y la oscuridad la oscuridad. El nihilismo negativo nos abruma de pesimismo, parece que no hay sentido en la vida ni salida en el hombre. Movimientos oscuros han sido el barroco o el romanticismo o la edad media y movimientos luminosos, de luz, la ilustración o el renacimiento.  Nosotros somos los que encendemos la lámpara de la mesilla de noche y calibramos la luz, más clara o más oscura, nosotros los que elegimos. La dialéctica es infinitiva, inmortal, podemos prolongar al infinito este combate entre el sujeto ciudadano y el absoluto objeto, entre el capitán y su ballena.
Pa pa, ma ma y yo me di cuenta. Soy Edipo y yo me dí cuenta. El drama de Edipo no es matar al padre y amar a la madre es darse cuenta de que lo ha hecho. La tragedia empieza con la conciencia, con el saber, con el darse cuenta. Nos damos cuenta del matriarcado de Mamá Iglesia y el patriarcado de Papa Estado, y queremos como Kant salir de nuestra culpable minoría de edad. Queremos dejar de ser Peter Pan. El contrapoder a ese poder representado en papá y mamá es ser conscientes de la realidad. Soñar sabiendo que soñamos, como decía Nietzsche. Los padres son personas que intentan protegernos y cuidarnos pero que a veces se equivocan. Esta protección garantiza que una mayoría se sentirá segura, protegida como los nobles que protegían militarmente a los aldeanos. Protegidos en esta paranoia de la seguridad colectiva, del “por su propia seguridad” o “por su propio bien”. Protegidos y refugiados en un GH, una sociedad grabada en cámaras para evitar robos, violaciones, asesinatos pero que quizá atenta contra nuestra intimidad. O un mundo feliz donde seremos protegidos, cuidados pero dónde quizá no nos sintamos libres. El libre te quiero de García Calvo nos hace considerar estas dos formas de estado como mundos sin libertad. Son sociedades que nos garantizan el estado de bienestar, nuestro principio de placer pero también hay en el ser humano un principio de muerte. Además del eros, el thanatos nos hace recordar que el ser humano tiene una parte perversa y que muchos gobiernos que empezaron como democráticos (léase los nazis) se convirtieron en verdaderos infiernos. El ser humano puede componer los más bello poemas o destruir la civilización si sigue su principio de angustia. La edad medía garantizaba la seguridad de todos los miembros de la cristiandad pero en la práctica eran los hijos de campesinos y del tercer estado o pueblo llano los que iban a las cruzadas. Con el diezmo intentaron garantizar la economía y seguridad de sus súbditos pero en la práctica el sistema feudal era un sistema de esclavitud. Muchas referencias al Apocalipsis y la destrucción del mundo que había entre los mileniaristas se repiten ahora en nuestra sociedad, tras el cambio de milenio. Nos rebelamos a ser niños probetas formados en los laboratorios del capital. Actualmente estamos huérfanos. Ya no es mamá iglesia y papá noble- estado el que nos protege sino que intentan crearnos en laboratorios siniestros del dinero. Ser niños perfectamente diseñados, mejorar la raza creando el prototipo ario.
La forma de revelarse a la globalización que intenta homogeneizarnos es acentuar y reclamar nuestra diferencia. Y ser solidario, generoso, donde no eliges entre el tu y yo sino que abarcas ambos. No quedarnos en el yo-yo de la infancia ni “matar por el otro” sino darse a los demás, con generosidad. Claro que la filantropía empieza por la misantropía y  siempre hay algo de egoísmo al darnos a los demás, porque siempre hay un fin en el medio. Tampoco nos fustiguemos por el mal del mundo, por la desgracia del otro porque ese auto castigo tampoco va a solucionar el conflicto del otro. De esto reflexiona Max Stimer en su ensayo El único y su propiedad.
Y el amor es egoísta y posesivo también, pero por ambas partes. Hay que intentar amar sin renunciar a la individualidad y libertad de los dos miembros. El egoísmo del amor es amar como quisiéramos ser amados, como decía Jesús. Yo hago por el otro lo que hago por mí. Si uno tiene baja auto estima o no se quiere así mismo difícilmente podrá querer al otro. El dolor del otro recuerda mi propio dolor y a veces lo relativiza. Mal de muchos, consuelo de tontos. Si evito q tengas dolor en la pierna, me ayudo a mí mismo, el dolor de tu rodilla recuerda el dolor q tenía yo. Gracias a mí mismo, que he evitado q te duela, que me duela a mí mismo. Me doy a los demás sin límite de angustia. Eso es el egoísmo del amor. Solo he hecho lo que tenía que hacer. Solo he obrado como quisiera que obraran conmigo, dice Kant en su imperativo categórico. Actúa como si mil ojos te observaran y tu forma ética de actuar fuera a convertirse en ley universal. El amor a veces se llena de crueldad, egoísmo, falta compromiso y miedo al compromiso. Disfraces del amor que juega a veces a ser dependencia emocional, o sadomasoquismo de la víctima y el agresor. Y de la violencia doméstica. El otro me recuerda el dolor presente en la sociedad y me hace sentir menos afligido pues siempre hay alguien peor. Otra forma de amar errónea es negar los problemas, mirar para otro lado, evadirse, ojos que no ven corazón que no siente. Decir no existe tu dolor es como decir; no existes tu. Sólo queremos del amor lo bonito y la alegría de vivir se erige soberana; la chispa de la vida, el goce, la mujer o el hombre perfecto. Buscamos al alma gemela, a nuestra otra mitad de la naranja mecánica, pero parece que alguien ha exprimido un zumo con ella. A veces nos perdemos los aperitivos por esperar al plato fuerte. Son estos los que yo llamo “plato únicos”. Podemos pasarnos la vida buscando a nuestro amor eterno, ideal, cristalizado, pero como todo ideal o utopía nunca lo encontraremos. Queremos del amor sólo lo bonito y a veces tenemos miedo al compromiso, a casarnos, a formar una familia. Negamos la parte chunga del amor pero el dolor y la tragedia existen en la vida y hay que regocijarse en el dolor, lo que no me mata me hace más fuerte, reírse de lo terrible con una sonrisa de Baco borracho. El poder conoce bien nuestra sociedad epicúrea y hedonista y por eso ofrece una cultura del placer por el placer. Muchas veces ese placer es efímero, temporal, frugal. Pero hay placeres que duran más tiempo que el orgasmo, como por ejemplo el placer intelectual. O la solidaridad, mirar en el pozo si alguien más se ha caído aparte de nosotros. Sólo así lograremos salir del pozo, apoyándonos en el otro, haciendo una escalera humana para salir del pozo. Amar al otro, o al menos comprenderle con empatía, en el lugar del otro, poniéndonos en el pathos del otro, en aquello chungo que por ser determinista es muy difícil de cambiar. Este es el sentido de la solidaridad. No podemos negar el dolor aunque sean estas circunstancias psicológicas terribles para nosotros. En momentos determinados parece que la vida nos da golpes y ostias, tal es el pathos, el destino, lo que no se puede cambiar en la vida. Para todo lo demás Master card, para todo lo demás; voluntad, ethos, Libertad. Xabier Xubiri decía que somos animales de realidades e inteligencias sintientes. Es decir, que no somos el solipista cerebro con patas de los ilustrados. No sólo somos conciencia, Yo, Razón. También cuerpo. También hombre salvaje, también sentidos. Y en medio, entre el consciente y el inconsciente, está el sub consciente o súper consciente. Entre el yo y el ello está el súper Yo. Entre el sentido puro y la mente está el sentimiento que es sentido pasado, procesado, por la mente. El sentimiento es el sentido pasado por la mente que siempre nos miente. Somos seres sintientes, sin dientes, más que inteligentes. El dolor y goce son las dos realidades, las dos caras de la vida y el sentido de la realidad y lo natural en el hombre es convivir con el gozo y alejarse del dolor. Pero a veces el dolor es inevitable y debemos preparar nuestro duelo. A veces con una risa o sonrisa. El poder y el capital saben bien esta tendencia del hombre a sentir placer y a hacer daño y se emplea en publicidad, en política, en periodismo, en el arte. En nuestra sociedad del placer tendemos a lo cómodo y a lo fácil. Tenemos miedo a las profecías de Huxley ante el avance que está haciendo la clonación humana. ¿Llegará el día en que fabriquemos monstruos de Frankenstein?¿niños probetas¿¿máquinas de inteligencia artificial?¿replicantes con un chip de vivir x años? En el año 68 (del Mayo) se creó la primera niña probeta, vino al mundo un niño monísimo. ¿Nos convertiremos en diseños de una entidad bancaria, en tubos de precipitado de la banca y el capital? No mientras usemos nuestro raciocinio y capacidad crítica al servicio del sentimiento reposado. Cuando creen el primer ser humano artificial una voz protestará al fondo. Es el niño del traje nuevo del emperador que dirá; estamos creando un monstruo. El hombre está intentando emular a Dios y erigirse súper hombre. Mientras haya un Machado que diga; Dios nos salve de tanto súper hombre estaremos a salvo. La capacidad crítica, la capacidad de discernir entre el bien y el mal, el placer y el dolor, entre la verdad mentirosa y la mentira más verdadera. La dualidad y la ambivalencia están en todo. El arte es bello pero también feo, la fealdad es otro tipo de belleza dice Umberto Eco en su ensayo. En una sociedad “perfecta” como la del Mundo Feliz siempre habrá un salvaje que nos recuerde que esa civilización es un invento y que allá afuera hay una selva. En sociedades civilizadas el ser humano se sigue comportando grotescamente porque la crueldad va en la naturaleza humana. Ningún sistema será nunca perfecto aunque pretenda serlo. Ningún absoluto será absoluto del todo. Las nuevas tecnologías permiten que los pensamientos se trasmitan más rápidamente pero se baja el contenido o mensaje de ese pensamiento. Se divulgan más mensajes, es cierto, ¿pero de qué calidad esos mensajes? La mayoría son tonterías, fotos absurdas, que se pasan por el wasap o el facebook o el titer. Y cada vez hay más historias, más gente que escribe y menos gente que lee. Más sobre información que desinforma. Todos necesitamos contar nuestra historia. ¿Pero quién quiere oírla?¿a qué receptor la dirigimos? Los axiomas de otro nos hacen reflexionar. El pesimismo y el optimismo, la esperanza y la desesperación, como el día y la noche van juntos. No todo está perdido aunque lo parezca. Los intelectuales se quejan de la decadencia de este mundo, de la sociedad frívola de la imagen, de internet, la globalización, la muerte de las humanidades (la historia, la filosofía) pero ¿no es el mismo lamento funerario de Séneca cuando se derrumbaban los palacios y muros romanos? La civilización está en su caída, en su cénit pero la historia es cíclica y eterno retorno y tras la caída volverá a emerger para de nuevo derrumbarse. Una puerta abierta a la esperanza y la utopía. La esperanza es lo último que se pierde de la caja de Pandora. Y Ulises no muere ahogado sino que encuentra Itaca y a Penélope.
Hemos evolucionado tecnológicamente pero el sentir humano es el mismo. Y el mismo sistema de todas las épocas quiere decirnos lo que hay que hacer, le gustaría controlar hasta nuestro pensamiento, nuestra creatividad, y encauzar nuestras opiniones. No se puede salir del sistema pero se puede luchar contra el sistema dentro del sistema. Los anti sistemas somos la célula cancerosa para el poder, la pieza que no acaba de encajar en este puzle de idealismos rotos y ángeles caídos.
Por eso Norai es una agarradera para mucha gente, el barco tiene que anclarse en tierra, poner unos límites, y evitar que el sistema lo hunda. Norai, esta asociación en la calle Bailén, coge el nombre de las norais o amarras del barco que unen el barco con el puerto. Pero el capitán ha perdido el anclaje con la tierra, ha perdido amarras. Y por eso el barco está a punto de naufragar, decaer, descender, destruirse. Sabemos que Norai es un punto de encuentro o de unión cuando todo nos vaya mal con el grupo, con el otro, con la posibilidad de salir del pozo sólo fijándonos en el sufrimiento de los demás. 
Claro que la vida es menos light y cómoda dentro de la defensa de unos valores y solidarizándonos con los demás. La vida es más fácil para el que secunda al poder y al sistema y dice lo políticamente correcto. Esa persona no se mete en líos y prefiere comer Marmitako que luchar por lo que cree justo. Nadie quiere renunciar a su bienestar. Lo más fácil es quedarse en casa viendo la tv ignorando que la ballena está ahí fuera esperando. Que la ballena no es sólo el mal ni sólo el bien, que es lo que amamos y odiamos, lo que queremos conocer y es imposible, la utopía que nunca conseguiremos. La ballena es el inconsciente, es la parte animal y la vida que nos negamos. La ballena es también la parte a la que la razón no llega, el misterio, el noúmeno, lo incognoscible. La ballena es el dios interior de cada cual. Lo metafísico pero también el cuerpo que intentamos reprimir. La ballena es todo aquello a lo que no llegaremos; la sociedad justa de Marx, el ello de Freud, la Vida con mayúsculas de Nietzsche, la Razón ilustrada o Dios. No llegaremos a matar a la ballena porque moriremos al matarla. Destripo el final. Creemos que con la cultura o la razón o la civilización mataremos a la ballena, que domaremos a este monstruo marino de nuestro interior pero el monstruo del ser humano sigue ahí haciendo barbaridades. Seguimos matando la vida y la vida sigue ahí, vivita y coleando.    
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Hay quien se queda en casa viendo la tv y quien decide salir a encontrar su ballena. Para matarla o para amarla. Pero no la ignora. Esa persona que reconoce que existe una ballena, un inconsciente, un “sólo sé que no sé nada” saldrá a por ella en su barco. Claro que esa persona naufragará, recibirá golpes, se ahogará en el mar de dudas y circunstancias de Ortega. E incluso morirá. Destripo el final; el capitán muere al matar la ballena. Pero el que se quede en el puerto comiendo el marisco rico no habrá vivido la aventura, no habrá hecho la odisea de Ulises o el viaje del Quijote, no habrá vivido. Se habrá perdido a la ballena, su luz y su sombra, dentro de la caverna de sombras chinescas de Platón. Se habrá perdido esta vida. Claro que recibirá golpes hasta en el documento de identidad pero nadie dijo que este viaje iba a ser fácil. Una ballena es muy difícil de matar. Dicen que no existen estos seres casi mitológicos, que son una utopía.   
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el Quijote. Alonso Quijano y sancho salen de su pueblo remediando entuertos. La misión de Alonso Quijano es muy seria en esta vida, remediar entuertos. Hay amor menesteroso en el quijote, el amor a la libertad y el amor platónico a la sin par bella Dulcinea. Don Quijote ama a su dama princesa que en realidad es una campesina. Un hada que en realidad, en la edad media, era fea y gorda. Y el amor de Don Quijote es un amor romántico, cristalizado, una idealización platónica. Es un amor más racional e intelectual que real. Un amor uránico hacia una persona pandémica. Un amor como el amor de Madam Bobary que no es amor real por sus amantes sino amor al amor, amor a las novelas de amor de su época.
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O como el amor en la época de las hermanas Bronte y las Austen, como en las novelas de Richardson; esa enfermedad burguesa que se contagió en Europa durante el romanticismo. Pero en el fondo el amor de Don Quijote es el amor libre de García Calvo, te amo pero te dejo libre, respeto tu voluntad, no capturo la mariposa para el álbum. El odio es la ausencia del amor y el amor a la inversa es el odio. Las 4 estaciones de Vivaldi, o la música de Eskorbuto o los haikus de Lao tse en el libro Tao Te Kin nos hablan de lo mismo. Del amor. Ya sea el amor de pareja, el familiar, el filial, el paternal, el universal, el de amigo, el de hermano, el amor al saber (filosofía) o a dios (teología)… el amor que es luz y oscuridad para los místicos, carne del pueblo para los barrocos, delirio sublime para los románticos, contrato social y matrimonial para los realistas. El capitán ama a la ballena que quiere matar, es un amor encubierto. Él se ama así mismo, tiene mucho ego y odia a la ballena. Quiere morir matando a la ballena. Si no fuera por amor no arriesgaría su vida. Pero ese amor se acaba convirtiendo en odio hacía el mismo, auto destructivo ante la impotencia de no poder capturarla.
El tao que puede ser expresado no es verdadero tao. Ya hemos hablado antes de que en muchas sociedades antiguas estaba prohibido representar a Dios.  Y todos los filósofos han reconocido los límites de la razón y de lo que podemos conocer, de la epistemología o ciencia del conocimiento. Sin salir de casa te ves camino del cielo. El tao es comprensión a uno mismo y la realidad. Es renunciar al ego para fundirse en la naturaleza panteísta, en el vacío del escenario, un paisaje de un río, una montaña, el horizonte, un lago en el que tú eres el junco. Bellos sonidos acompañan al caminante. El tao representa la naturaleza. La música de Vivaldi también es bella pero representa la cultura, lo creado por el hombre que a veces es armonía y orden y a veces caos y desconcierto. Y por último los sonidos estridentes del grupo musical Eskorbuto, del rock radical vasco, que son preciosos de tan malos que son. El arte de la fealdad. La música clásica de Shubert, Handel, Bach, Mozart… son sonidos abiertos y globales de muchas interpretaciones, sonidos de menos estridencia. Esos sonidos a través del discurso musical dejan abierta una puerta al lenguaje.
La música abierta nos traslada a aun ambiente o situación a través de un lenguaje determinado con sus códigos, con sus normas. Los 14 poemas del libro del Tao son el silencio, el no ruido. La obra la Náusea de Sartre es el ruido, la estridencia, un grito existencialista a lo Munch, una consigna gritada en una manifestación en Mayo del 68. Y ambos son bellos. Lo claro y lo oscuro. La música o la literatura o el arte en general se componen de imágenes que reproducimos en la mente a través de la imaginación.
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¿qué hay más libertario que el libro que nos sale gratis? Alejado de políticas economicistas ya no compramos el libro por su precio, su color, su portada. Ya no tenemos excusa para no leer, el libro nos lo regalan. El estado debería hacer más iniciativas así, regalar de vez en cuando libros a la ciudadanía para alejarnos de la lógica del capital. Es una política más individual, de individuo a individuo, más federalista y cooperativista, más comunista y más democrática. Nada hay más libre que la propia lectura. El único coste es que nos lo llevamos porque nos da la gana. Por nuestra voluntad y libertad. Es cosa de república, de rex pública.
En próximas sesiones hablaremos de los cantautores y su filosofía y su tiempo histórico, así como de la Nueva historia de Mouchette de Georges Bernanos. En la página de Norai entre líneas encontraremos cuadros, traillers de películas y entrevistas a pensadores de hace un cuarto de siglo.  

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