sábado, 9 de abril de 2016

libros para reír y llorar

La sesión empezó con la lectura de unos poemas de Blas de Otero
. 1923
Llueve en Bilbao y llueve llueve llueve
livianamente, emborronando el aire,
las oscuras fachadas y las débiles
lomas de Archanda, mansamente llueve
sobre mi infancia colegial e inerme
( jugando con los chicos de la calle
reconcentrada y tímidamente)
Por Pagasarri trepan los pinares.
Llueve en la noche triste de noviembre,
el viento roza y moja los cristales,
y, entresoñando escucho... Llueve llueve
en mi villa de olvido memorable
-mademoiselle Isabel-, pálida frente
de niño absorto entre los soportales...
de Otero, Blas. Que trata de España.
Cuánto Bilbao en la memoria. Días
colegiales. Atardeceres grises,
lluviosos. Reprimidas alegrías.
furtivo cine, cacahuet, anises.

Alta terraza, procesión de jueves
santo, de viernes santo, santo, santo.
Por Pagasarri las últimas nieves
y por Archanda helechos hechos llanto.

Vieja Bilbao, antigua plaza Nueva,
Barrencalle Barrena, soportales
junto al Nervión: mi villa despiadada

y beata. (La virgen de la Cueva
que llueva, llueva, llueva). Barrizales
del alma niña y tierna y destrozada.

Blas de Otero en Fieramente Humano lucha por dios y su enigma, y contra Dios, por su silencio. La  visión histórica impregnada por lo religiosa, lo social, la visión mística, el sentido al enigma de la esfinge de Edipo. Soportar el absurdo sin sentido, la incomprensión, el aburrido e inglés Bilbao, y sentir mariposas grises en el estómago. Tras haber conocido el bohemio París de luz y oscuridad, Cortázar o Blas de Otero sienten que París no existe (como la novela de Villa Matas), que París es una gran metáfora. París, la ciudad del amor, el París es una fiesta sólo es una metáfora, ósea algo que no existe, un mito de la bohemia, París es la utopía y la infancia a la que les gustaría regresar.  Hemingay, Picasso, Arrabal, Bretón, Jodorowsky.. en Monmartre y Monparanse..
El lenguaje se enriquece con la Metáfora de la utopía y también con el humor. La sidra quisiera ser champan pero no puede, no ha viajado al extranjero. Pasos son unos octogenarios. Armario abierto, la casa bosteza. Escoba baila el vals de la mañana. Abrir paragua, disparar contra la lluvia. El viento se suena la nariz, en la tormenta. Las pirámides son las jorobas del desierto. Son algunas greguerías de Ramón Gómez de la Serna que  en 1917 publica ese libro en el que juega con el lenguaje y los aforismos. Las greguerías se caracterizan por la brevedad del lenguaje, son casi haikus y por la gracia e interpretación de la propia literatura
Carlos nos habla de Movy Dick de Melville. La novela empieza con ese “Llámame Ismael”, navegar en las aguas de la melancolía. La novela refleja que obsesión por llegar al absoluto (para amarlo o destruirlo) destruye. La ballena es el absoluto. El capitán es el orgullo, el ego, alejado de la humildad. El capitán quiere matar el absoluto (dios, la nada) pero es el absoluto y la ballena la que mata al capitán. La Razón (sobrevalorada por los ilustrados) entronca con la humildad. El orgullo del hombre ilustrado europeo que quiere matar a la ballena blanca. Es un acto de soberbia, de super hombre que quiere convertirse en Dios en la tierra. La Ballena se aleja del capitán. No podemos dominar el absoluto que conduce  a la autodestrucción. Jon Huston llevó el libro a la pantalla con Gregory peck como capitán. Es tal el grado de obsesión y locura del capitán, su incapacidad para ser flexible y ambiguo ante lo novedoso…. Se embarca en una lucha sin cuartel, quiere conocer el enigma de la ballena blanca, lo incognoscible, lo divino, el noumeno. El libro es libertario, la mar es metáfora de la libertad, y el naufragio de nuestras vidas. Es una reflexión teológica y también filosófica.
Carmen Laforet creó una obra maestra, Nada. Trata de una muchacha Andrea que va a la calle Aribau de Barcelona. Allí vive su abuela y una serie de familiares. La abuela es un personaje a lo Bernarda alba. Luego esta la tía Angustias que es una beata mojigata y frígida. Y una tía a la que su marido le pega. Y también está su tio pintor que se enamora de Andrea y que es borracho y maltratador. La novela nos recuerda un poco la tormentosa relación de Chaterine con Heasflith en la novela Cumbres Borrascosas de Emily Bronte. Andrea sería la protagonista y su tío el personaje atormentado y bohemio. Andrea inicia sus estudios de filosofía y letras. Esta parte es muy autobiográfica porque es lo que estudió la propia Carmen Laforet que se casó con Manuel Cerezales, escritor y editor de novelas. Allí Andrea conocerá a una serie de universitarios bohemios que hacen fiesta y un chico que va detrás de ella. La novela nos habla de cómo se veía el amor en tiempos de posguerra, los bailes de sociedad y el ambiente universitario. Y nos habla de la pobreza y miseria de la posguerra. Y es una novela feminista que nos habla de la situación de la mujer en el franquismo cuando necesitaba la firma del marido para cualquier trámite y la mujer no se podía separar y estaba explotada laboralmente, eso si la contrataban y la entrada de la mujer en la universidad. Retrata la España negra con la maestría de Cela en la Colmena o Delibes en los santos inocentes. La libertad de la noche barcelonesa. La novela empieza con su llegada en la noche, la sangre que circula en sus piernas, las luces siempre tristes, llega a la adorada ciudad de sus sueños que ella desconocía e idealizaba. Nada refleja la dignidad de una persona progresista en esa España costumbrista en blanco y negro, de cartillas de racionamiento.  Carmen Laforet triunfó con esa novela y después escribió un par de novelas más. La insolación o la mujer nueva. También son famosas las cartas con Miguel Delibes, su correspondencia. Sólo existe una biografía de Carmen Laforet, es un personaje oscuro y enigmático del que poco se sabe. Después de su éxito prefirió el anonimato, como Salinger del guardián entre el centeno, y se sabe que murió de Alzheimer.
Las siguientes sesiones serán sobre los cuentos (tienes mucho cuento) y sobre el humor (personajes en busca de humor) Carlos nos habló también de la obra silencio de Natalie Sorgaute, del libre te quiero de García Calvo. De la conciencia que es el pepito grillo que surge en el niño que dice el emperador va desnudo. Adelantamos algo de la siguiente sesión; hablaremos del psicoanálisis en los cuentos tradicionales, Handel Gretel, la figura de la madrastra, Pinocho, Peter Pan... El niño que dice el emperador va desnudo es el esclavo que sale de la caverna de sombras para encontrar su punto de luz, su punto de dios, su punto de razón. Al igual que el emperador, Julio Cesar tenía un esclavo encargado de repetirle todas las noches; eres humano. La ilustración o el renacimiento fueron esa salida de la caverna sombría del medievo y el ancine régimen en busca de la luz del sol, sabiendo que exponerse demasiado tiempo al Sol puede dañar la vista. Y sabiendo que nadie hará caso al que ha salido de la caverna, se le marginará, porque la mayoría de esclavos querrán seguir viendo su teatro de sombras. La verdad os hará libres pero a veces no queremos la verdad.
Hablamos del origen social de  los escritores (de Dostoievski, de Goethe que vivía en un castillo, del título de Tolstoi, de Chejov  que era medico e iba por los pueblos,) hablamos del personaje de la conjura de los necios, un ser repugnante al que amamos o odiamos sin postura intermedia. Lo aceptamos o rechazamos. Hablamos del homenaje a Charlie Parker, su cuento de amor al jaz, de Horacio Oliveira y su obra la maga. Su deambular por las sesiones de jazz y reuniones de amigos, cuando sentía mariposas negras y estaba comprometido con los movimientos de liberación de América Latina. Nicaragua tan violentamente dulce
Cortázar habló de Rayuela con Joaquín soler serrano en el programa a fondo de los años 70. Por entonces Cortázar estaba de moda y había que leerlo “porque todos lo leían”. Estaba “in”. De los relatos de Rayuela, instrucciones para dar cuerda a un reloj o las cabezas de la hidra que se cortaban y salían más cabezas hasta que la hidra te devoraba. También pasó por ahí  Borges. Borges estuvo a  favor de la dictadura militar, era reaccionario. Escribe maravillosamente pero es un ser odiable. Borges era cualquier cosa menos argentino, pues fue a morir a suiza. Cuando conocemos al autor a veces nos quita las ganas de conocer las obras como Shakespeare o Juan Ramón Jiménez que debían ser maltratadores. Cuando se enteró de que Sean Conery pegaba a mujeres no vio nunca mas una peli de el. Borges tenía una relación edipica con su madre, con 70 años estaba muy influenciada por ella.  El cabrón escribe mu bien, pero por la calle no saluda. Hay que tener empatía con el escritor, leer sin dejarnos contaminar por la historia de su vida. Igual que a uno le puede gustar la mística siendo atea.
Hablamos de la fe que mueve montañas y de Marcela Serrano y del ateísmo. Del absoluto divino de Tomás de Aquino y su santa trinidad aristotélica en la suma teológica. El sistema más cerrado de los sistemas, en que nombra cada parte del universo en categorías cerradas.  Umberto Eco en su tesis sobre Tomás de Aquino reconoció que lo único para lo que le había servido leer al padre del tomismo es para hacerse ateo. Gracias a Dios tenemos el ateísmo, por encima de la interpretación hermenéutica de la escolástica. En la obra el nombre de la rosa se habla del nominalismo que intenta que el nombre de rosa sea más importante que la rosa en sí, la rosa referente. El antagonista, Jorge de Burgos (precisamente basado en el personaje de Borges), esconde el tratado de la alegría de Aristóteles. El monje siniestro piensa que el hombre no debe conocer la risa porque la risa nos hace libres y es un antídoto contra el miedo. La iglesia en la edad medía se impuso a través del miedo. Pagar diezmos, trabajar las tierras, ser virtuosos, hacer el bien ante el miedo al castigo conductista, ante el miedo al infierno. Pero Aristóteles escribió un libro sobre la tragedia pero también sobre la comedía. Y ambas posturas, tragedia y comedía, se mezclan en la ambivalencia de la tragicomedia. El mundo, como decía Woody Allen, se puede ver como una comedía de Groucho Marx o como una tragedia de Fassblinder.  Nos hemos educado en la tragedia, en el valle de lágrimas medieval pero al final todo acaba como el rosario de la aurora y necesitamos reír. Porque el humor suaviza, endulza, la realidad, como la fantasía.  el sistema de Hegel no permitía la ironía, el chascarrillo, la broma, la risa, porque los absolutos son personajes muy serios.  Los absolutos los escriben los resentidos, como decía Nietzsche, los camellos de los curas resentidos contra su cuerpo físico y su naturaleza animal. Ahora nos reímos con obras como las de Eduardo Mendoza, ese catalán que frivoliza la tragedia con su humor. Unamuno escribió el sentimiento trágico de la vida olvidando que también hay un sentimiento cómico. El murió en el 36 escribiendo el sentimiento patético de la vida que no era otro que la guerra civil, la guerra de Caín y Abel del 36, entre hermanos. Leamos libros que impriman y no depriman, y sobretodo que no repriman ni opriman.

Hablamos del teatro del absurdo; Pirandello, Ionesco o esperando a Godot de Becket que usan el humor para suavizar y endulzar la vida. Igual que la vida exagerada de Martin Romana de Bryce Echenique, autor de un mundo para Julius, el hombre que hablaba de Octavia Paz, o la huerta de mi amada o no me esperen en abril.  Martin Romana sale a las manifestaciones del mayo 68 gritando consignas (Adorno decía; nos apuntamos a las consignas, no a las campañas que exigen más compromiso). Una obra cómica. Grita los mensajes revolucionarios hasta que se da cuenta de que esta en una manifestación de sordomudos. Y el malvado Mocasines hoy en día ocuparía un cargo de administración pública en un país sudamericano. El amor y el humor suavizan y endulzan lo trágico unamuniano, la lucha por la vida. El sarcasmo es cruel, mal intencionado pero bendito sean las irónicos, de ellos es el paraíso de la tierra. La ironía romántica que nace de la inteligencia pero que también tiene mucho de inocencia.  En todo irónico se esconde mucha tristeza pero también mucho humor. Hay libros para llorar como Nada de Laforet o la Colmena, Movy Dick o Blas de Otero y libros para reír como la conjura de los necios o el Quijote.  

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