miércoles, 30 de noviembre de 2016

LITERATURA Y MATERNIDAD


Literatura y maternidad  Lo primero en la conferencia es elaborar una definición de lo que ellas entienden por maternidad sin entrar en conceptos mistificadores de los que ellas escapan. La maternidad es una realidad más palpable. Eider dice que se asocia la maternidad a la vulnerabilidad, pero es menos bucólico, es algo más terrenal. Es el amor de una madre a su hijo que dicen es el sentimiento más natural del ser humano. Vamos a hablar de la relación de la maternidad en la literatura. La madre tiene la responsabilidad de cuidar a su hijo a largo plazo. Mucha satisfacción provoca la maternidad. Eres determinada persona según la relación que has tenido con tu madre; la fase oral, anal, fálica, el Edipo, el electra…. Una madre se distingue de las demás personas por el hecho de ser madre. la sociedad crea tensión, se viralizan mensajes happy de lo que es la maternidad. Si rompes con ese discurso eres una madre desapegada. Hemos de hacer visible este otro discurso. Las mujeres escritoras hablan siempre de su intimidad y circunstancias personales. A la mujer le preguntan sobre sus circunstancias personales y al hombre no. Lo femenino, la casa, la cocina, la herencia familiar y cultural todo se le pregunta a la mujer. El primer feminismo está ya superado. Vamos a escribir de la guerra de Argelia, ¿por qué siempre sobre la maternidad las mujeres? La literatura separa el género. Debemos escribir sobre lo que nos de la gana. Te preguntan ¿y qué tal cuando eras madre? Hay mucha presión sobre las madres y mujeres escritoras. Hemos de poner cosas bonitas sobre la maternidad que también lo tiene. Parece que desde un discurso se quiere acabar con la maternidad y que sintamos odio por nuestros hijos. Quizá hay un vacío de discurso, de elaboración en el discurso entre un punto y otro. Las mujeres se ven abocadas y forzadas por su militancia a expresar cosas que no sienten del todo. Hay una postura radical, de ponernos duros y firmes, para dar ese discurso que falta. Es agotador. Se la relega al ámbito de lo domestico a la mujer. La crítica literaria del país vasco sobre novelas escritas en euskera por mujeres, varía mucho del 75 al 2005. El 90% de las novelas tienen como tema principal o subtema la maternidad. El 80% lo trata de forma negativa. Lo describen como ñoño, hortera aburrido y doméstico, como unas conservas de atún. Hay mucha narrativa hecha por mujeres en los últimos años, sobretodo en la novela histórica y de amor. Se ve un acercamiento al género negro y a la violencia últimamente. Hay una reacción que refleja esta situación. Ahora la escritora se hace oscura, opina otra de las autoras.  En el ataque salimos perdiendo. En un poema de Meabe ella dice; los pechos se llenan de leche y mojan su pata, es un poema precioso. El realismo sucio americano, (del que viene la novela negra) se basa en la cotidianidad. A muchas mujeres les molesta que sea el género de lo femenino, ¿por qué lo domestico es siempre femenino? Karmele Jaio en su último libro de poesía a través de relatos domésticos hace una crítica dura a la realidad. El feminismo crea una controversia inmediata, cuando surge la palabra feminista empieza la discusión. Cuando alguien se declara abiertamente feminista. Esa palabra es un término difícil de situar. No ser feminista un hombre o mujer es inaceptable. No queremos ser superiores las mujeres a los hombres o depilarnos las piernas, queremos igualdad. Esto levanta ampollas todavía y es importante reivindicarlo. Quien no defienda eso tendrá que justificar por qué no defiende la igualdad, y quizá tenga un pequeño problema mental. El feminismo no es lo contrario del machismo. Le pasamos al hijo una antorcha, ¿qué mundo se va a encontrar?. No somos todos iguales. El papel de la radio y los discos determina las actitudes que se tenían en aquel momento. La autora confesaba que había sentido nostalgia leyendo el libro de la otra ponente. Nostalgia del tiempo pasado. Las mujeres cultivan un poco de engaño así mismas, es un sentimiento generacional. De joven eres romántica y pasa el tiempo y descubres que el mundo no es como lo imaginabas.
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Han vivido estas mujeres que hoy dan la conferencia un cambio de época. Han contemplado la escervescencia del capitalismo. En los años 80 les educaban en solidaridad, en cierto idealismo y responsabilidad social. No gustaban los chicos ricos con cochazo que ahora pirran. Se les educaba para que estudiasen lo que quisieran, de manera idealista valorando cultura y esfuerzo en un mundo que no lo valora actualmente. La cultura del pelotazo ha supuesto una caída de los valores del esfuerzo. La ética se ha sustituido por la estética y los centros de belleza, y hay muchos valores que han desaparecido. Todo responde a un concepto de rentabilidad y dinero que entonces no existía, no lo hemos vivido nosotros. De cualquier manera, la idea del dinero y el poder pertenece a la historia de esta sociedad occidental en la que vivimos. Tenemos la responsabilidad de volcar en vuestras historias, sean o no de ficción, nuestros sentimientos. Y divulgar una forma de pensar o no pensar. Generar un pensamiento como escritoras, generadoras de contenido, personas que usan el lenguaje, ese arma poderosa que se cuida tan poco. Cada libro es más consciente de eso, reconoce la autora. Queramos o no trasmitimos ideología al lector. A veces escribes sin darte cuenta de que estas trasmitiendo. Es muy importante en que trabaja el personaje y su situación económica. Datos que antes pasaban más desapercibidos a la hora de tratar a los personajes. La literatura nos ayuda a dibujar el mundo en que vivimos. Debemos ir a esa realidad. La literatura es ajena a toda ideología. Puedes ser la peor persona del mundo, un criminal, y escribir una gran novela. Ahora se hacen cosas muy útiles pero malas. Hasta que la ley te lo permita. Belen Gopegui dice que a la mujer en la novela la ponen como respiro del protagonista. No hay que ser moralista, pero debe ser la mujer fina con muchos detalles. Todo es ideológico. El protagonista puede ser misógino, muy blanco, muy heterosexual judío etc cosas que no se ven, pero están. Ya que las vamos a poner tener cuidado con qué mundo vamos a poner en las páginas. Podemos hacer algo completamente limpio, sin machismo ni racismo, muy igualitario, pero saldría aburrido. La escritora saca dos novelas este año. Lleva muchos años sin publicar novela en español. Repasa su correspondencia. Terminará un álbum de comic publicado el año que viene. La maternidad no les frena su trabajo. La vida de antes de ser madre, lo que la mujer añora de esa vida de antes, la vida anterior. ¿la echáis de menos? Tener todo el tiempo del mundo para ti. Estar en plena actividad mental…. Quitar los sentimientos de vulnerabilidad, y preocupación. Sí, lo echamos mucho de menos. La maternidad es el sentimiento más hermoso hacia el otro. No se puede evitar eso, un querer morir. El sentimiento lo compartimos todos los padres con suerte de tener hijos. Deja de ser un elemento racionalizable y razonable para ser mera emoción, eso solo se trasmite a través de literatura. Toca dejar de dormir esperando a los hijos. Los de estas novelas son padres normales, no muy literarios, gente que espera al lechero a las 5 mañana. Es un sentimiento que trasciende toda normalidad burguesa y nos convierte en algo especiales. No podemos ser súper humanos o súper womans, lo somos porque tenemos ese sentimiento de cuna y protección del otro. Es complejo el sentimiento de ser madre, lo que despierta, hay muchos diccionarios en la definición. Está sobre valorada la maternidad. Es algo natural. La mujer voluntariamente quiere ser madre o no lo desea. Tiene perfecto derecho de no serlo, si cree que no está preparada para ello, que va a interferir en su carrera. Es un sentimiento natural. Donde el corazón lleve Susana Tamaro habla de que queremos que los hijos reflejen lo que nosotros no hemos hecho. Es un error, hay que dejarles que ellos se realicen. La maternidad no es algo tan extraordinario. Es un hecho natural. Nuestros hijos son otras personas, independientemente de nosotros, tienen su personalidad y gustos. Una profesora que la tenía confianza le dijo que a los padres les cuesta aceptar que los hijos no son solo nuestros sino de la sociedad, lo decía Marx. Debemos darnos cuenta e interiorizar esto, que no son nuestros.  a veces los padres nos equivocamos.
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