Literatura y maternidad Lo
primero en la conferencia es elaborar una definición de lo que ellas entienden
por maternidad sin entrar en conceptos mistificadores de los que ellas escapan.
La maternidad es una realidad más palpable. Eider dice que se asocia la
maternidad a la vulnerabilidad, pero es menos bucólico, es algo más terrenal. Es
el amor de una madre a su hijo que dicen es el sentimiento más natural del ser
humano. Vamos a hablar de la relación de la maternidad en la literatura. La
madre tiene la responsabilidad de cuidar a su hijo a largo plazo. Mucha satisfacción
provoca la maternidad. Eres determinada persona según la relación que has
tenido con tu madre; la fase oral, anal, fálica, el Edipo, el electra…. Una
madre se distingue de las demás personas por el hecho de ser madre. la sociedad
crea tensión, se viralizan mensajes happy de lo que es la maternidad. Si rompes
con ese discurso eres una madre desapegada. Hemos de hacer visible este otro discurso.
Las mujeres escritoras hablan siempre de su intimidad y circunstancias
personales. A la mujer le preguntan sobre sus circunstancias personales y al
hombre no. Lo femenino, la casa, la cocina, la herencia familiar y cultural
todo se le pregunta a la mujer. El primer feminismo está ya superado. Vamos a
escribir de la guerra de Argelia, ¿por qué siempre sobre la maternidad las
mujeres? La literatura separa el género. Debemos escribir sobre lo que nos de la
gana. Te preguntan ¿y qué tal cuando eras madre? Hay mucha presión sobre las
madres y mujeres escritoras. Hemos de poner cosas bonitas sobre la maternidad
que también lo tiene. Parece que desde un discurso se quiere acabar con la maternidad
y que sintamos odio por nuestros hijos. Quizá hay un vacío de discurso, de
elaboración en el discurso entre un punto y otro. Las mujeres se ven abocadas y
forzadas por su militancia a expresar cosas que no sienten del todo. Hay una
postura radical, de ponernos duros y firmes, para dar ese discurso que falta.
Es agotador. Se la relega al ámbito de lo domestico a la mujer. La crítica
literaria del país vasco sobre novelas escritas en euskera por mujeres, varía mucho
del 75 al 2005. El 90% de las novelas tienen como tema principal o subtema la
maternidad. El 80% lo trata de forma negativa. Lo describen como ñoño, hortera
aburrido y doméstico, como unas conservas de atún. Hay mucha narrativa hecha por
mujeres en los últimos años, sobretodo en la novela histórica y de amor. Se ve
un acercamiento al género negro y a la violencia últimamente. Hay una reacción
que refleja esta situación. Ahora la escritora se hace oscura, opina otra de
las autoras. En el ataque salimos perdiendo.
En un poema de Meabe ella dice; los pechos se llenan de leche y mojan su pata, es
un poema precioso. El realismo sucio americano, (del que viene la novela negra)
se basa en la cotidianidad. A muchas mujeres les molesta que sea el género de
lo femenino, ¿por qué lo domestico es siempre femenino? Karmele Jaio en su
último libro de poesía a través de relatos domésticos hace una crítica dura a
la realidad. El feminismo crea una controversia inmediata, cuando surge la palabra
feminista empieza la discusión. Cuando alguien se declara abiertamente
feminista. Esa palabra es un término difícil de situar. No ser feminista un
hombre o mujer es inaceptable. No queremos ser superiores las mujeres a los
hombres o depilarnos las piernas, queremos igualdad. Esto levanta ampollas todavía
y es importante reivindicarlo. Quien no defienda eso tendrá que justificar por
qué no defiende la igualdad, y quizá tenga un pequeño problema mental. El
feminismo no es lo contrario del machismo. Le pasamos al hijo una antorcha, ¿qué
mundo se va a encontrar?. No somos todos iguales. El papel de la radio y los
discos determina las actitudes que se tenían en aquel momento. La autora confesaba
que había sentido nostalgia leyendo el libro de la otra ponente. Nostalgia del
tiempo pasado. Las mujeres cultivan un poco de engaño así mismas, es un sentimiento
generacional. De joven eres romántica y pasa el tiempo y descubres que el mundo
no es como lo imaginabas.
Han vivido estas mujeres que hoy
dan la conferencia un cambio de época. Han contemplado la escervescencia del capitalismo.
En los años 80 les educaban en solidaridad, en cierto idealismo y
responsabilidad social. No gustaban los chicos ricos con cochazo que ahora
pirran. Se les educaba para que estudiasen lo que quisieran, de manera
idealista valorando cultura y esfuerzo en un mundo que no lo valora actualmente.
La cultura del pelotazo ha supuesto una caída de los valores del esfuerzo. La
ética se ha sustituido por la estética y los centros de belleza, y hay muchos
valores que han desaparecido. Todo responde a un concepto de rentabilidad y
dinero que entonces no existía, no lo hemos vivido nosotros. De cualquier
manera, la idea del dinero y el poder pertenece a la historia de esta sociedad
occidental en la que vivimos. Tenemos la responsabilidad de volcar en vuestras
historias, sean o no de ficción, nuestros sentimientos. Y divulgar una forma de
pensar o no pensar. Generar un pensamiento como escritoras, generadoras de
contenido, personas que usan el lenguaje, ese arma poderosa que se cuida tan
poco. Cada libro es más consciente de eso, reconoce la autora. Queramos o no
trasmitimos ideología al lector. A veces escribes sin darte cuenta de que estas
trasmitiendo. Es muy importante en que trabaja el personaje y su situación
económica. Datos que antes pasaban más desapercibidos a la hora de tratar a los
personajes. La literatura nos ayuda a dibujar el mundo en que vivimos. Debemos
ir a esa realidad. La literatura es ajena a toda ideología. Puedes ser la peor
persona del mundo, un criminal, y escribir una gran novela. Ahora se hacen
cosas muy útiles pero malas. Hasta que la ley te lo permita. Belen Gopegui dice
que a la mujer en la novela la ponen como respiro del protagonista. No hay que
ser moralista, pero debe ser la mujer fina con muchos detalles. Todo es
ideológico. El protagonista puede ser misógino, muy blanco, muy heterosexual
judío etc cosas que no se ven, pero están. Ya que las vamos a poner tener
cuidado con qué mundo vamos a poner en las páginas. Podemos hacer algo
completamente limpio, sin machismo ni racismo, muy igualitario, pero saldría
aburrido. La escritora saca dos novelas este año. Lleva muchos años sin
publicar novela en español. Repasa su correspondencia. Terminará un álbum de
comic publicado el año que viene. La maternidad no les frena su trabajo. La
vida de antes de ser madre, lo que la mujer añora de esa vida de antes, la vida
anterior. ¿la echáis de menos? Tener todo el tiempo del mundo para ti. Estar en
plena actividad mental…. Quitar los sentimientos de vulnerabilidad, y
preocupación. Sí, lo echamos mucho de menos. La maternidad es el sentimiento más
hermoso hacia el otro. No se puede evitar eso, un querer morir. El sentimiento lo
compartimos todos los padres con suerte de tener hijos. Deja de ser un elemento
racionalizable y razonable para ser mera emoción, eso solo se trasmite a través
de literatura. Toca dejar de dormir esperando a los hijos. Los de estas novelas
son padres normales, no muy literarios, gente que espera al lechero a las 5
mañana. Es un sentimiento que trasciende toda normalidad burguesa y nos
convierte en algo especiales. No podemos ser súper humanos o súper womans, lo
somos porque tenemos ese sentimiento de cuna y protección del otro. Es complejo
el sentimiento de ser madre, lo que despierta, hay muchos diccionarios en la
definición. Está sobre valorada la maternidad. Es algo natural. La mujer
voluntariamente quiere ser madre o no lo desea. Tiene perfecto derecho de no
serlo, si cree que no está preparada para ello, que va a interferir en su
carrera. Es un sentimiento natural. Donde el corazón lleve Susana Tamaro habla
de que queremos que los hijos reflejen lo que nosotros no hemos hecho. Es un
error, hay que dejarles que ellos se realicen. La maternidad no es algo tan
extraordinario. Es un hecho natural. Nuestros hijos son otras personas,
independientemente de nosotros, tienen su personalidad y gustos. Una profesora
que la tenía confianza le dijo que a los padres les cuesta aceptar que los
hijos no son solo nuestros sino de la sociedad, lo decía Marx. Debemos darnos
cuenta e interiorizar esto, que no son nuestros. a veces los padres nos equivocamos.
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