En esta charla Lucía nos ha
hablado de las relaciones entre arte y espacio en una serie de creaciones plásticas
nacionales e internacionales que se exponen en el museo Guggenheim de Bilbao esta temporada. El espacio es una idea muy polifacética,
abordable desde muchos campos. El arte de este siglo ha sabido manifestar el espacio
como tema en si mismo para poder especular sobre él. Lo vemos sobre todo en el ámbito
de la abstracción. El espacio nos lo imaginamos infinito. Pero se establecen un
sistema de relaciones mecánicas temporales con el espacio como medida. Las vanguardias
artísticas como el constructivismo ruso o el futurismo se fijaron en el espacio
como motivo en si mismo, lo vemos en varios ejemplos del lenguaje de la abstracción.
En el 69 hay una colaboración entre Chillida y Martin Heidegger.
Da como resultado la publicación de un libro titulado el arte y el espacio. Nos muestra la ponente una imagen de ambos en
esos tiempos. Heidegger hace unos textos del espacio filosófico como noción abstracta,
de lo metafísico fisco y científico. En esta actividad Chilida ilustra su ensayo.
Eduardo se encarga del formato, del aparato. Crea un libro con ilustraciones que
no pretenden ser solo pequeños dibujos que apoyen lo que dice el texto de Martin.
El realiza collages, que evocarían la idea de espacio formulando implícitamente
estas preguntas. Al fin y al cabo, Eduardo era escultor, aunque trabaja en esta
publicación. La materia no es la piedra o el bronce sino el papel, sometido a la
fuerza de la gravedad y es un elemento de soporte escultórico, aunque sea muy fino
y delgado, porque tiene peso y masa. Está sujeto a la fuerza de la gravedad, aunque
sea papel. Chillida empuja al filósofo a acercarse a la producción gráfica. La
piedra es un soporte ancestral. Son los textos del filósofo del libro del 69 “espacio
y arte”. Hablamos de una colaboración, de un pensamiento compartido, trasladado
a la caligrafía, y a la expresión gráfica con la impronta de ambos. En la imagen
aparecen los dos.
El espacio es un tema con que
especular como tema en si mismo. Lo vemos de manera tajante en las primeras
vanguardias del arte del siglo xx. Como decía William Wollinger en 1908, “esa ansia de abstracción se identifica
con el miedo al espacio”. En formaciones cristalográficas se dan cuenta de que pueden
representar y pasar ese mundo espacio que desconocen, pero que experimentan e investigan
constantemente. El ser humano se guarece tras la línea recta y los trazados
geométricos sencillos. Lo vemos en la obra de Georges Braque de 1909 del cubismo analítico, que reduce lo que
tiene delante, la realidad, a planos geométricos, a una naturaleza muerta con violín
y partitura. El científico Einstein habló de que en el mismo tiempo y espacio
ocurren múltiples eventos. Georges Braque trata de expresar lo mismo que los
cubistas futuristas italianos, hacen confluir la misma obra en todas las perspectivas
de una naturaleza muerta. A la velocidad de la luz no hay secuencia, no hay
tiempo. Espacio y tiempo son simultáneos.
El filósofo y el escultor tratan
de preguntarse los problemas existenciales basándose en la ciencia, el pensamiento
teosófico y religioso. Los constructivistas
rusos son conscientes de eso, como Anton
Perser o Naum Gabo (1890 1977) que unen ciencia y arte, arte y física en la
construcción de la línea y el espacio. Es la confluencia entre un artista del
siglo XX como Picasso con un Einstein o el científico Stephen Hawking o el astronauta Neil Armstrong dentro del mundo de la ciencia. Ya se relataba en textos como los Cosmicosmicos de Italo Calvino o la
obra conceptual de George Perec, los
relatos de distopia y de ciencia ficción de Ray Bradbury, Isaac Asimov o Philip K. Dick. Nos hablaban de universos paralelos en una
relatividad astrofísica, en la vía láctea que es nuestra galaxia, como en el
cuadro firmamento estrellado. Velocidad
y gravedad son lo mismo, piensas que caes, pero es la tierra la que sube
arriba. ¿Es gravedad o aceleración lo que hace caer? Ascensores y planetas van
cayendo. La luz relaciona con la gravedad. Esto nos habla de la existencia de
agujeros de gusanos, de agujeros negros, de un espacio vacío entre átomos y
electrones. Nos habla de ciudades verticales. A los artistas les han atraído
estos temas; los ovnis, la posibilidad de clonación, de los robots y
replicantes
Vemos en la naturaleza muerta
anterior esos múltiples puntos de vista, múltiples espacios. Einstein dice que
el espacio y el tiempo están en el mismo plano y ocurren y corren cosas en esa simultaneidad.
Esta revisión del espacio y del tiempo sucede en las vanguardias debido al
desarrollo científico de los 50. EL arte habla del espacio, lo matiza, lo hace motivo
de representación, se convierte en idea y se expresa en lenguaje abstracto, aun
no dentro de la obra de Naum Gabo. La obra es de mediados de los años 40, y hay
que aludir a él si hablamos de volumen virtual. Esos rostros de la imagen están
hechos a partir de 1915 hasta los años 30. Hace una escultura con más volúmenes
de espacio que de masa, los planos lisos se inter seccionan con el observador que
rellena mentalmente un borde a otro de cada plano. Al maestro fundador del
constructivismo le interesa más el volumen de espacio que de masa.
Vemos estas reminiscencias
constructivistas en Oteiza. Chillida y Oteiza
reflexionan sobre la importancia del espacio. Introducen como hombres de su
tiempo el material industrial de plexiglás o plástico, esos kilos de nailon
conforman fuerzas que van de dentro afuera. La escultura se vuelve liviana y ligera
ante la mirada del espectador. El espacio negativo se introduce en esa masa
cuasi virtual y se revitaliza. Lo que encarna el material es el espacio
positivo y el negativo es el vacío, no bien llamado así. Decir espacio es
hablar de espacio, el vacío no existe entre nosotros aquí. El vacío de esta
sala está ocupado por el aire y las masas corporales y cuerpos del mobiliario.
Estos artistas nos hacen
reflexionar sobre estas cuestiones. Chillida trabaja con un material de acero y
piedra, la luz negra identifica la luminosidad del país vasco. Trata de eliminar
los excedentes, quedarse con lo esencial. En el arte vasco tenemos obras de él en
nuestras propias calles. A lo largo de su trayectoria creativa crea fórmulas más
depuradas. Entre lo conseguido y lo fallado apenas hay diferencia. El escultor
está inclinado a preguntas mas que a respuestas. Ha restado y podado más que
añadido o sumado. Todo se arregla quitando, quita materia para dar importancia
al espacio. Lo vemos en el peine de los vientos
en San Sebastián, esa vinculación e interacción con la naturaleza, donde está
ubicada la pieza. Se inspira en la naturaleza, en las hojas de ramos, las olas del
mar o el viento o la luz, tan importante en su trabajo. Usa materiales
especiales que trabaja sin alterar su esencia. Sus esculturas dialogan con el entorno
natural perfectamente, con el cielo y el mar, sus esculturas se integran en
todo eso. “En media que soy naturaleza mi curso sigo como una estrella”, dijo
el escultor. Él mismo era parte de la propia naturaleza.
En esta pieza de 1993 consejo al espacio 5 vemos unos primeros
estudios para la nueva pinacoteca de Múnich. Como son formas se alzan y se
elevan, pero la escultura se vacía, porque contiene un espacio que quiere escaparse.
Las enormes láminas de acero van aunándose con gran ligereza, ese signo distintivo
lo vemos en las obras en acero de Chillida. Recuerda a una chimenea, a ese hueco
de fuego y calor donde una energía vital llena el espacio que lo rodea. En el granito rosa de los años 90 vemos
una obra realiza con métodos tradicionales. El espacio estaña hecho para el
espíritu, habita la piedra, pero la piedra está devastada. Lo que hizo Chillida
en su juventud, aparte de ser portero de la real sociedad, fue estudiar unos pocos
años de arquitectura. Por eso abre ventanas, devasta la piedra, el espacio se
introduce en la piedra. Él decía; ¿no se daban cuenta los maestros canteros que
cuando arrancaban la piedra de la montaña estaban llenando la montaña de
espacio, ocupándola con el espacio? Los ecologistas no le permitieron hacerlo
en el Timanfaya, pero lo hace en su
parque, Chillida leku, el castillo
de acero con muchas de sus obras. Sigue los mismos métodos tradicionales sobre
el granito rosa que los canteros de la India. Era un material espiritual pues en
la India se usa el granito para elementos arquitectónicos de los templos
indios. Chillida comienza a trabajar con el granito y vemos las aberturas en la
parte superior, el cuadrado permite entrar la luz y el espacio. La tierra
imperturbable se niega a ser penetrada, busca lo intrínseco en la piedra misma.
La fuerza y su poder residen en la capacidad de llenarse de espacio. Los
canteros maestros arrancan materia, pero introducen el espacio. Trabajando con
el granito el escultor quiere que la roca ofrezca una experiencia casi
arquitectónica. Respetando el bloque y las partes externas, irregulares y poco
acabas o trabajadas, respeta la naturaleza del propio material. Aunque también
la pule, abre la materia para ser rehabilitada por el propio espacio.
Abrazo once de 1996, está hecho de forma vertical y curva en la parte
superior. La escultura está hecha en acero forjado, surgido de la lucha del
artista con la materia. Lo somete al fuego, al elemento puro. Las secciones de acero
se entrelazan y se cubren como planchas de acero sobre si mimas en un abrazo. Hay
una estrecha relación de la obra de Chillida con lo natural, con el espacio, el
aire, la luz, todo rebela las proyecciones de las curvas, de su polígono. Toda su
obra está marcada por la dialéctica entre materia y espacio. Es esa su mayor
preocupación, el dialogo entre lo lleno y lo vacío. Para que funcione, la
materia solo puede ser maciza, pues si fuera hueca tendría ya espacio negativo.
Sería una trampa. El espacio es lo visible y accesible. El espacio negativo, en
el granito, es para Chillida un espacio muy rápido, una materia virtual muy
rápida, pero al contrario que la materia o espacio positivo es un espacio muy
lento. Hay un dialogo limpio y neto entre materia y espacio. La maravilla está
en el límite, todo depende de si el espacio es una materia muy rápida o lenta.
Chillida se hace preguntas como los
filósofos; ¿Quiénes somos? ¿a dónde vamos? El límite es la frontera entre las densidades
y también entre las velocidades. Sobre el tamaño y su escala, la percepción que
tenemos cambia según el espacio y la forma de relacionarnos con él. Chillida hace
obras gigantes o pequeñas, pero siempre la escala elegida es la humana. El vaciamiento
de la montaña del Timanfaya en Canarias es su obra más amplia. La mide en
función de sí mismo y el espectador. La escultura debe dar la cara, atenta a lo
que está alrededor de ella, lo que se mueve que la hace viva. Las preguntas que
se hacía Chillida coinciden con el pensamiento de Heidegger, del nihilismo y el
especialísimo zero.
Nuestra vida, por unos sucesivos
presentes sin sucesión, dura unos 90 años. Heidegger
habla de la noción del tiempo, que medimos con relojes y calendarios, pero es
una noción abstracta. Cuando envejecemos,
¿cómo se mide eso? ¿qué clase de tiempo conduce a eso? La geometría es coherente
solo cuando el puerto no tiene medida. No tiene medida, pero sin embargo ocupa
un lugar. Únicamente en la mente esto es posible. No existe una nada sin media
en el espacio. Es la medida condición necesaria para formar parte del universo.
¿Este presente sin medida es parte del universo? Si el presente tuviera medida ¿no
estarían sucedidos por ellos pasado y futuro? ¿Existen limites para el espíritu?
¿Cómo se representa? ¿Podemos aludir a ello? Chillida decía que gracias al
espacio existen límites en el espacio físico y él puede ser escultor. Razona su
oficio como escultor y artista plástico de esa forma. ¿Qué clase de espacio halla
limites en el mundo del espíritu? El arte es consecuencia de la necesidad
hermosa y difícil de hacer lo que no sabemos hacer. Es prueba de que el hombre
no se considera terminado. Es el paso decisivo un artista el estar con frecuencia
desorientado. Del maravilloso dialogo entre espacio y materia es de lo que nos
habla este autor. Habla de lo físico y de lo espiritual, lo metafísico. En el
tema de la filosofía, en su pensamiento existe una preocupación por los problemas
fundamentales de la existencia. Toda su obra nace de la necesidad de reconocerse
y reconocernos en el mundo, y las dudas sobre el tiempo y el espacio del ser en
la naturaleza. Colabora con Cioran,
otro filosofo. Chillida haría muchos homenajes a pensadores, músicos. Su discurso
de entrada en la academia de las bellas artes de san Fernando llevaba el título
de “preguntas, compendio de los interrogantes universales de toda la humanidad”.
Desea experimentar, conocer,
llevar en su obra la marcha discontinua. Le interesa más la experimentación que
la experiencia, prefiere conocer al conocimiento. El libro arte y espacio es la
publicación que sacaron a la luz conjuntamente Chillida y Heidegger. En la
parte izquierda hay textos y letras del filósofo y en la derecha el collage de Chillida.
Hace una litografía de collages para acompañar la producción gráfica, las
piedras inscritas con entidad escultórica. Son bloques de caliza grabados en 12
piedras con tinta.
Se encuentran dos pensadores en
una obra de arte. La parte derecha no ilustra como meros dibujitos lo de la izquierda.
Se complementan. Hablan de lo mismo. En la derecha alude a abstracción de la
izquierda. Heidegger imprime en unas piedras litográficas su escritura caligráfica,
se acerca a la escritura y el texto se hace imagen
Oteiza hablaba de lo vasco, como lugar
y sentido de pertenencia. El artista de Orio decía que la percepción del vasco
no es en el espacio sin con el espacio. No le preocupa el vacío sino las líneas
entre ellos. Recupera la sensibilidad ante el vacío. En el 58 crea un ensayo de
desocupación de la esfera. Muestra preocupación
por esta forma. Txomin Badiola su discípulo,
nos dice; “pensemos en la esfera hueca, el espacio interior y exterior son realidades
separadas, incomunicadas, neutras. Uno es el contenido y el otro rodea la
esfera”. En esa investigación del momento Oteiza deja de hacer escultura sin
dejar de ser pensador ensayista porque ha encontrado el vacío. Oteiza pretende
que la esfera rompa y se muestre como espacio puramente expresivo. La escultura
adquiere diferentes curvaturas. Producen conjuntos con muchos movimientos, las fuerzas
centrifugas quieren marcharse hacia fuera, en movimientos en torno al grupo. Aísla
un espacio vacío de la fuerza de su exterior. El espacio contenido dialoga con
lo que contenía. La supresión de la figuración crea formas abstractas, donde se
fomenta el pensar sobre abstracto que es una no imagen. En el caso de Oteiza
quiere llegar al absoluto metafísico, quita cuerpo y espacio, delimitar, acotar
con la piedra. Oteiza da aspecto antropológico a la esencia de lo vasco y la prehistoria
vasa. En 59 al quitar la materia se queda sin espacio, llega a su objetivo (el
vacío) y deja la praxis de la escultura, aunque vuelve a ella de forma intermitente.
Esa búsqueda de espacio vacío le llevará a establecer contacto con lo
espiritual. Esa representación espiritual la encuentra en los dólmenes de
prehistoria. Esas representaciones geométricas se pensaban lugares de
enterramiento, pero no se han encontrado enterramientos alli. El prehistórico
trabaja con el espacio sagrado, piensa en algo metafísico y lo acota con unas
meras piedras. Oteiza estaba muy interesado por lo vasco, por el vasco
prehistórico.
En la obra de Piet Mondrian, el neo plasticista
holandés, se reduce el espacio a esto en fuerzas pictóricas. Le guía lo
espiritual. El artista destila el mundo real a pura esencia, para expresar las
dicotomías de un universo en expansión, uniendo el arte del espíritu y la materia,
para llegar a la armonía universal. No lo hace caprichosamente. Parte de
paisajes, figuras de árboles y naturalezas muertas o bodegones, de la realidad
exterior, pero introduce el pensamiento abstracto. En el orden de la matemática
y la teosofía se une ciencia y espíritu y reduce todo a retículas negras que
incluye en ese espacio casi vacío que traduce con el color blanco añadiendo los
colores primarios rojo amarillo azul verde.
Lucio Fontana 1899 1968 decía que el espacio infinito pasaba por
sus obras. El historiador Gombrich dice que el espacio en
pintura sugiere y no representa. Por ello Fontana hace rajas sobre el lienzo, que
agrandaba metiendo los dedos. Era la forma doliente de representar el dolor del
ser humano en el espacio, el astronauta comprimido y aplastado, la pequeñez del
ser humano en el universo que dice la ciencia que es infinito. Hay infinitas galaxias,
más allá del hombre. La ciencia habla de la noción de infinito. Fontana estaba obsesionado
con la ciencia, y la carrera espacial. Gadari
en 61 ve el primer paseo espacial como algo genial. Lo infinito entronca con la
categoría romántica de lo sublime. Hace rayas en el espacio negro, el lienzo se
vuelve un objeto con cierta tridimensional, evoca lo infinito el vacío, el ir
buscando en el universo. Hay una llaga metafórica, cristológica en tantas obras
del arte occidental como la incredulidad
de Santo tomas. En el 69 es la llegada
del hombre a la luna. Esto obsesiona a muchos artistas. Se crean obras en
torno a la carrera espacial. La obra del cineasta Kubrik del 68 “2001 una odisea en el espacio”, por
ejemplo. La película tenía guion de Arthur Clarke, y fue producida por la Metro
Goldym Mayer. Se caracteriza por sus efectos especiales, el realismo
científico, las proyecciones vanguardistas, la Warner Bross ya había hecho
películas de ovnis en la luna. La obra de
arte se adueña del espacio y la carrera espacial atraviesa la obra de arte
vinculada a la forma, al número y al pensamiento lógico.
En pintura los artistas tienen que
crear la ilusión óptica, abrir el espacio, convertirlo en algo virtual. Robert Motherwell, artista del
expresionismo abstracto, en su “estudio fenicio del rojo” hace alusión a una obra
de Matisse de principios del siglo
xx “salón rojo”. Habla de abrir espacios y ventanas. En su serie ventana
incluimos esta obra que tenemos delante. Con esa geometría crea una ventana en la
parte derecha de la composición y abre más el espacio con un color, el ocre
blanquecino. Aparecen dos caracteres fenicios. La escritura ha sido nuestra
herramienta para plasmar el pensamiento a lo largo de la historia. Estos
artistas piensan sobre el espacio, en como representarlo y dejar constancia y representar
las ideas. Hace Robert Motherwell, esto.
Al apropiarse del espacio, hablan
de la forma, del número, de la matemática en general. El pensamiento lógico
parte de axiomas y presunciones dentro de las matemáticas o la física. Todo ello
es recogido por el arte. Lo vemos en la obra del americano Slow Lewi, él estudio los cubos modulares y el cubículo
multidimensional, las formas cuadradas y cuadriculadas. El elemento tridimensional
está fuera de la extensión y contrasta con el espacio pictórico bidimensional. Estaba
interesado por las matemáticas, los efectos visuales físicos. Escoge la cuadricula
y el cubo, los números enteros relacionados por la misma proporción de línea y
materia. El cubo lo hace tridimensional y es tangible, físico. Este americano
basa sus obras en la pureza conceptual y la lógica a través de la fabricación
impoluta con acero pintado de blanco. Se repite en un cubo central el dibujo
simétrico de la cuadricula y mide la distancia entre el cubo y la base.
Estos artistas recuerdan el sistema
filosófico del atomismo en el siglo
v a. C en la Grecia clásica y en la india hacía el 200 a. C. Demócrito. Epicuro y Leucipo dentro del
atomismo mecanicista entendían que la naturaleza y las cosas estaban constituidas
por partículas indivisibles llamadas átomos. Los átomos son partículas
materiales indestructibles, se distinguen por su forma y dimensión, constituyen
diferentes cuerpos en el espacio. Según la doctrina atomista las cosas son solo
aparentemente sólidas. No se destruye la energía, sino que se trasforma, y entre
átomo y átomo hay vacíos. Hay artistas que tratan el tema de los intersticios,
de la expansión de la materia. Lo vemos en esta escultura con instalación
suspendida desde el techo. Cada unidad se meta morfea en un átomo, pero si lo
juntamos tenemos el coche Volkswagen o escarabajo, un icono dentro de Ciudad
de México. Daniel Ortega en esta
obra del 67 se remite a su origen. Une 89 cables con barras entrelazadas de
metacrilato y piezas de este coche desmontado y con hilos colgando. Hace una
autopsia urbana, que está a la orden del día en la ciudad de México. Los taxis
suelen ser escarabajos. Es un modelo vinculado a la juventud, al proletariado, y
un icono de México. Se despieza el coche en unidades minias matéricas con que construyen
los cuerpos. Lo divide en una especie de átomos. La acumulación de átomos crea
un cuerpo. Entre átomo y átomo hay espacios intersticiales que se nos muestran
entre pieza y pieza.
Es una remisión a historia del
arte, a los futuristas italianos con
que hemos abierto esta charla. Los futuristas ya tematizaron el espacio, decían
que un automóvil de carreras en 1908 era más bello que la batalla de Samotracia.
Al ser hijos de su tiempo concebían el espacio de otra manera, a través del
avión y del espacio. Es el cohete y la nave espacial. Ahora se organizan viajes
espaciales. Ese atomismo en ciencia lo vemos en imagen en el parque Atomium de Bruselas creado para la
exposición universal del 58. En estas exposiciones se dan a conocer los últimos
avances científicos técnicos y tecnológicos y cosas más modernas. El parque
está hecho para ese evento en vinculación con la ciencia. Es un pedazo de hierro
ampliado millones de veces. Mide 8 m de diámetro cada esfera. Alcanza una altura
de 110 m. y lo componen 9 esferas.
Ese pensamiento que inducen los artistas
sobre el tema del espacio va a hacernos conscientes de cómo funciona nuestro
mundo. La artista afincada en Nueva York crea una serie de espacios aéreos donde
muestra meteorititos evitando ser suspendidos en el aire. Lo hace con un sistema
electromagnético. ¿De qué nos habla esta autora? Nos hace consciente de cómo
manipulamos el espacio, que en principio es la nada, pero crea esos espacios
intersticiales del coche escarabajo. Habla de espacio aéreo, ¿Dónde están las
fronteras?, ¿esa frontera pertenece a este país o a este otro? Ella extrae redito dinerario de “la nada”
entre comillas. Lucia, la ponente, es profesora de arte también y a sus alumnos
les pone este ejemplo para que entiendan el valor de la nada; si tengo una casa
de dos alturas en medio de Baracaldo, pero tengo derechos arreos de hacer 4 alturas,
puedo alquilar el espacio a una agencia publicitaria para que ponga un anuncio
o una valla promocionando el producto. Es como sacar beneficios de la nada.
Algo inconcebible para Marx y Engels en su época hablar de espacios vacíos que
tienen valor dinerario. En principio es la nada, pero trabajamos con dinero. La
oblea o ostia sagrada se convierte en la eucarística en el cuerpo de cristo según
el ritual ceremonial de la santa misa. El espacio y la nada está ahí y produce
un valor que en función de cómo lo manejemos siempre es simbólico. Un billete de
50 e tiene valor simbólico, pero tangiblemente es un papel y si no está vigente
es mejor tirarlo pues no vale nada. Bitcoin es la moneda virtual para hacer transacciones
económicas por internet, pero tangiblemente no es nada. Sobre estas cuestiones
con sus espacios matéricos se reflexiona. A partir de eso los meteoritos son levantados
con electromagnetismo. El planteamiento tiene un eco filosófico. El aire tiene
densidad, también pesa. Hablamos de elementos físicos. Esto nos remite a la obra
de Duchamp aire de París, en el 58.
Embotella el aire, que tiene valor artístico y simbólico. Ives Klein presenta el vacío en una urna vacía en una galería
francesa en años 50. Encontraba salas vacías que estaban ocupadas en realidad
por el aire y los cuerpos de los observadores que paseaba por esas estancias.
La obra de los 70 de Bruce Nauman (41-) quiere poner en acción
nuestros sentidos a través de la experimentación del espacio, dos paredes
ejecutando un pasillo muy estrecho. Hay que entrar de forma lateral. Los paneles
fosforescentes de luz verde apelan a la vista, nuestra retina queda conmocionada
al salir de ese pasillo. El color complementario de las paredes blancas de la
galería ha reaccionado al espacio lumínico.
Eva Hesse (36-70), fallecido muy pronto, a finales de los años 60
habla ya de la piel, del órgano en el cuerpo humano más grande. Nos cuenta la
grasa establecida con látex y yeso alambre cordel y lino que representa la
piel. En la piel vemos el mismo límite de acotación que veíamos en Oteiza y en el
granito y acero de Chillida. Para hablar de la piel usa el material del papel,
la cola, el celo. La piel es la frontera entre el espacio exterior que contiene
y el interior contenido. Son fabulosas las formas cóncavas y convexas que se
dan en una forma orgánica como es nuestro cuerpo. El ser humano usa la geometría
para sintetizar y representar el mundo. Sirve para abstraer esa noción de cómo
son las cosas, qué forma tienen.
Vemos ahora una tunelacion en el
muro, se ha lijado la pared hasta descubrir su parte interna de hormigón. Como
un guardián del tiempo, en el Guggenheim encontramos una pieza de madera. Tras la tierra se estratifican capas de tierra.
Al cortar un trozo de un árbol encontramos sus anillos que dan idea de la edad
del árbol. Se muestran las edades y el paso del tiempo a través de la
acumulación de esas capas. En este caso se perfora el muro para mostrar las diversas
capas de pintura de esa galería que ha sufrido en diferentes exposiciones y
repintes y cada exposición se pinta nueva. Cada vez que se expone hay que usar
pinturas de distintos colores. Es una cronología a parte de una perforación; estamos
quitando materia.
Robert Smithson 38 73 hace un viaje por el Yucatán a finales de los
años 60. Interviene en el espacio a través de unos espejos. Se proyecta el
cielo con la imagen especular del espejo. Las cosas mismas son lugares y no se
limitan a pertenecer a un lugar, decía Heidegger. Hemos pensado que el firmamento
no era un espacio vacío ni se podía salir de él. Era una plancha plana traducida
como de color azul y con estrellas doradas. Pero la carrea espacial nos ha
dicho que el cielo no es plano Esta obra de Rober Graber del 54 es un desagüe, es un sumidero conformado en la
pared de manera vertical. Se ha quitado la función de evacuar agua del
fregadero. Muestra lo oculto y misterioso en ese interior y exterior. Hay una vinculación
entre los dos espacios de nuevo.
A James Rosenquist 33-2017 hay que homenajearle
pues este autor del pop americano ha fallecido el verano pasado. En esta obra capsula Flamingo o flamenco hace
alusión y homenaje a los astronautas del 67, fallecidos en la nave Apolo. La
obra es del 70. Era un pintor de vallas publicitarias. Se acerca tanto a los
motivos de la pintura que dejamos de reconocernos y percibirlos, pues se muestra
fragmentariamente. El contexto son los EE.UU. y la carrera espacial. En parte
izquierda de la composición vemos unos globos que remiten a la falta de gravedad
de los astronautas en el espacio cuando salen de la tierra. En la imagen se ve
el homenaje a esos astronautas y la percepción del espacio. Fueron hijos
desarrollo industrial los futuristas. Nosotros somos hijos del cohete y la nave
espacial y la carrera espacial.
Se desvirtúa lo que vemos. Eso se
ha querido representar a izquierda y derecha esta malla que funciona como un espejo,
es una tela que tensamente desvirtúa la composición que se esta representando
sobre la pared. Vemos una ilusión óptica; parece que hay un cristal, pero se
puede pasar dentro. No es que este pintado de color cristal, es que no hay
nada. Marcius Galan (72 Brasil) hace
una sección diagonal de madera, con cera para el suelo, donde se filtra la luz
en la pintura sobre la pared, los muros, el suelo, y el techo. Juega con los
límites y los juegos lumínicos, dando una ilusión de cristal
OTROS ARTISTAS SOBRE EL VACIO Y
EL ESPACIO EN EL MUSEO. Sergio Negro hace en su secuencia de diedros de 2007 un
dispositivo robot. Agostino bonaluni 35 pinta en 2013 un cuadro negro o en el
66 el lienzo extrofeli con tempera acrílica. A María Mao Alino (42) le interesa
representar los agujeros y objetos negros en paneles superpuestos. Sue Filler
(14) hace en 2006 una composición con cuerda. Gordon Matt Clark (43) rueda en el
78 un fragmento de película en video llamada intercesión cósmica. Norbert
Kricke (22) hace en el 84 una escultura con alambre doblado y Anthony Caro (24)
en el 2013 esculpe otra obra con acero pintado. Larense Wemer pone en la pared un
apoyo de yeso y madera laminada. Se reproducen videos digitales de la carrera
espacial. Zarna Hashoni (37) pinta esquinas y pasos en el 81. Pablo Palazuelo (15)
en el 2007 hace una escultura de un viaje inmóvil en el asiento. Hija Celmins (38)
pinta cielo nocturno general en idea de pizarra en el 89. Isa Genzken (48) esculpe
mirada en el 87 con 12 piezas de cemento. Prudencio Irazabak es otro autor del
54. Susana Salano nacida en el 46 representa en colinas huecas del 85 una
especie de anfiteatro. Waltencio Caldas del 46 titula a su obra de repente
acero. Rany Crose (45) hace una pintura con luz, video y acrílico. Angela de la
Cruz (65) esculpe en mudanza naranja unas sillas con una manta encima. Jean luc
Maulene del 55 esculpe niño de hormigón del 2006 sobre piedra horadada y
termina en 2008 dos soles con fuera en cabeza madera. Alyson Shotz (64) esculpe
un pliegue en gravedad con hilo negro afilado y alfileres. El objeto es reflexión
en este aluminio perforado con anillos de acero inoxidable de 2017. Agniezka
kurant (78) coloca unas piedras imantadas pulverizadas, sobre ellas pone los
derechos aéreos, hecho con madera, electroimanes y pedestal en 2016. Lenguaje
virus del espacio exterior es un grabado de cristal de 2007. Mirane
Neweschevander 62 y cao Gimaroes 65 crean un inventario con la película
pequeñas muertes. M Elena González 57 hace una escultura de madera y Ninca
Conech (79) esculpe en el 2014 perdida del rumbo por el espacio libre, pisadas
y marco. Julie Mehretu 70 representa en sol invisible los algoritmos y formas
de letras en tinta y acrílico sobre lienzo. Pierre Huyghe (62) crea el guardián
del tiempo en 2002. Asier Mendizábal (73) esculpe una ágora maquia con planchas
de hierro, que evoca la escultura ultima de Oteiza, de la que hay dos versiones.
Junta unas sillas, bajo un techo de piedras colgando. Realiza la escultura con
telas, piedra imantada.
Además del coche desmontado esta
galería tiene varios videos, garabatos, murales del espacio, el cuadro de las
estrellas, asientos con escaleras, esculturas de vacío. También se representan
ventanas y celdas. Hay un video de un niño haciéndose uno con el suelo, y otro
en el que es el suelo el que se levanta a la altura del niño. Sol Tennitt (28)
compone en 2007 una retícula modular 3d. Peter Halley (53) crea un aislamiento
confinado con acrílico. Iban Navarro (72) a través de unos tubos neón crea los
espejos del 2011 como una puerta a un viaje por el tiempo.
Brújula sobre el eje norte y sur de
la galería y burbuja blanca son obras de Ernesto Neto donde uno puede meterse
dentro, no hay exterior, se pierde la noción del tiempo como en el espacio
exterior o dentro del seno materno. Clafur Eliasson (67) crea luna y respira en
2016. Son 24 esferas. David Tonelas 56 rodó una película sobre el espacio en 2013
y 17 cuencas de cristal representan una escultura de acero. Nobua Sekine (42) crea
la fase nada del agua. Cristina iglesias hace una escultura de mineral,
alabastro y hierro en el 93. Richard Long (45) crea el circulo de Bilbao, un
suelo de pizarra, donde retiene y acumula un conjunto de heces de madera. Son
fragmentos de pizarras, como enclave de un ritual, o un circulo Cromwell, como
una comunidad invisible. Lee Ufon (36) pinta el lienzo vibración de mente y
cuerpo, dialogo de 2010 y desde Pinto en 77 usando pegamento. Sergio Prego (69)
crea con un modelo de papel offset secuencia de diedros en 2007. El museo tiene
además en su exposición permanente obras de Rotkho de
Kooning Kiefer Richard Serra Fran Gerhy, el Puppy, obras de Warhol y
Liechestein, de Rauchenberg y Trombly. Además se pueden ver las exposiciones de
Jey Holizer, Richard Serra Y David Horcney en la parte de abajo y de Albers en
la parte de arriba.
Todos estos artistas interactúan con
los ámbitos de la ciencia, la filosofía, la carrera espacial... Los artistas
recogen estos conocimientos, piensan sobre ellos. Si no fuera por los satélites
ni tendríamos internet ni GPS. Somos hijos de nuestra época. Hemos recorrido el
mundo de lo sensorial y lirico, lo científico, la especulación teórica a través
de estos ejemplos de las bellas artes. Desde vanguardia se ha convertido en
tema el espacio. Este tema en la obra del arte se expresa sobre todo a través
de la abstracción. La exposición parte de la colaboración entre Chillida y Heidegger
en el 70. El libro fue publicado en Suiza por esa editorial euker Presse y es
el punto donde se encuentran el pensamiento filosófico y el escultórico. En la
exposición veremos un centenar de obras, y alguna de las que se han proyectado hoy
con toda la intención del mundo en esta charla. No deja el indiferente el arte,
aunque sean obras abstractas pues nos habla de un pensamiento completo que
intenta responder a las preguntas que se hace el ser humano; ¿Quiénes somos? ¿de
donde venimos? ¿Qué es medida, un concepto
espacial? Aludimos a las preguntas de Chillida de nuevo
No hay comentarios:
Publicar un comentario