Hoy se
celebra la primera de las jornadas de clásicas y modernas una serie de
conferencias que tienen lugar en la biblioteca de la Diputación de Bilbao. En
ellas Laura Freixas (la directora de este seminario de conferencias) nos
hablará de Silvia Plath, Josune nos hablará de una heroína del comic y también
vendrá a conversar con nosotros Carmen Alborch, autora de Solas y ministra de
cultura con González. Pero hoy será Rosa Montero la que nos hable de Madame
Curie, la extraordinaria científica que era feminista sin ella saberlo.
Al principio
de la charla el director de cultura nos cuenta lo importante que es el fomento
de la lectura. Los archivos dejan de ser almacenes y se convierten en fuentes de
conocimiento para la ciudadanía. A los de letras nos suele costar manejar las cifras,
pero debemos hacerlo porque por esta biblioteca pasan diariamente 200 mil
usuarios. La biblioteca tiene 600 mil entradas en la pagina web. Cuando alguien
pone en cuestión las actividades culturales él pone estos datos sobre la mesa. Este
llenazo hoy del auditorio de la biblioteca es un argumento más para poner en la
mesa, la cultura está viva y se ve cuando viene alguien de calidad como Rosa
Montero. El director agradece los servicios públicos de la cultura. Debemos caminar
juntos por la cultura con una mirada de género.
Hace 200
años y antes que vivieron estas pioneras de la igualdad, que reclamaban
espacios para las mujeres, Olimpia de Gouges, Flora Tristán o Mary
Wollstonecraft reclaman sus
espacios. Una gran pionera que se suele olvidar es Teresa de Ahumada, más conocida
como Santa Teresa de Jesús. Ella revindicó la igualdad de la mujer, además de
ser la patrona de los escritores pues reclamaba la lectura y la escritura para
las mujeres. Era muy feminista para ser del siglo XVI. Existe en nuestros
libros de texto porque ha sido santa y eso le da otro aspecto distinto. Es reconocida
por su filosofía y parte teologal y no por su feminismo. Las mujeres han sido invisibilizadas
escondidas y ocultadas. Resultaban amenazadoras para los hombres, aunque podían
brillar más que los hombres. Muchas mujeres anónimas emprendieron una lucha
titánica para que estemos hoy aquí. Es increíble el coste social que las
debemos. Eran mujeres clásicas y modernas a la vez. Las mujeres hemos sido
expulsadas de los espacios públicos, de los lugares donde se tomaban las
decisiones o se creaba arte o se investigaba. Si repasamos a los escritores filósofos
y científicos todos los grandes nombres son en masculino. La historia la hemos
escrito en masculino, por lo que ha llegado en los libros. Ese reparto ha
dejado ejemplos, Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea era Fermín caballero, tuvo que firmar con seudónimo
masculino, Víctor Catala era Caterina Albert i Paradís. Las mujeres tenían que disfrazarse de hombres
para ser médicos o abogados porque eran cuestiones vetadas para las mujeres.
Las mujeres denunciaron y tomaron nota de la injusticia de su situación. En
1791 hay un texto; “¿hombre eres capaz de ser justo cuando una mujer te hace una
pregunta? El hombre se ha provisto de ese derecho por encima del de las mujeres,
no reconoce sus talentos. Observa al creador, en toda su grandiosidad, él nos
dio dos naturalezas que deben estar en armonía” El hombre se comporta
tiránicamente, con un ordena despótico hacía un sexo que tenía plena facultad
de valores culturales e intelectuales. Se rechaza la igualdad. El texto de Olimpia
parafrasea la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano para
hacerlos extensibles de la mujer. Clara Campoamor reclamaba el sufragio universal
en el congreso de los diputados.
Nadie sabe quién
es Ada Lovedace, la primera programadora teóloga de la humanidad, la que hizo
un algoritmo de género. Se la conoce por ser hija de lord Byron más que por sus
avances científicos. No es porque no haya mujeres sino porque han sido escondidas.
Acontecimientos como estos nos hacen reclamar a estas mujeres que hemos
olvidado pero que estaban en la historia. De 893 nobeles, en 24 organizaciones,
solo 49 personas eran mujeres. ¿Las mujeres no tenemos valor para merecer un
nobel? Que se lo pregunten a Maria Skłodowska, nuestra madame Curie. Hay mujeres científicas,
luchadoras por la paz o literatas que pueden recibir ese nobel. Los Nobel son
fundamentalmente masculinos. En 2016 y 2017 no hubo ni una nobel. En 2018 dos.
No llegan a la igualdad tampoco en los premios. En una anécdota vemos la mirada
de genero tan importante. Se escucha en la academia de ciencias medicas conto
anécdota que Barthes, el neurobiológico, investigaba el sistema nervioso y las neuronas.
En realidad, se llamaba Bárbara, pues era transexual y se cambió de género. Dio
una conferencia de mujer y luego otra de hombre. Una persona entre el público
le dijo que le gustaba él más que su hermana. Se refería a el cuándo era mujer. Ese hombre
podía ser mejor que su hermana o había mejorado mucho cambiándose de sexo. Fue
el único de alumnado de la facultad que descubrió un algoritmo y un programa y el
profesor le dijo: “seguro que te ha ayudado tu novio” La literatura y la
ciencia están escritas por mujeres, es lo que vamos a hablar todo el tiempo. Estamos
en el siglo XXI y aún hay mucho que reclamar.
Laura Freixas
es la directora de este ciclo de conferencias junto a Josune muñoz. Ambas
forman la asociación por la igualdad género en cultura “clásicas y modernas”. La
diputación ha acogido esta propuesta de hacer este ciclo. Resolveremos este
problema de aforo para la próxima reunión, nos informan. La diputada de cultura
ha explicado que las mujeres hacemos historia, arte, escribimos y publicamos y
luego se olvidan de nosotras y la historia la escriben sin nosotras. Se trata
de visibilizar a estas mujeres que han hecho cosas y han sido injustamente olvidadas.
Contar su historia y que dilemas se encontraron y que aportaron como modelo a
las que venimos después. No es lo mismo el modelo de una mujer con dilemas específicos
o el de un hombre con que nos cuesta más identificarnos. Freixas leyó la ridícula
idea no verte nunca de Rosa Montero que cuenta la historia de Madame Curie
mezclada con la suya propia y la mirada de género. Tenia ganas de pedirle a Rosa
que nos explicara de viva voz esta historia tan reveladora e interesante.
A Rosa no
hace falta presentarla. Ha publicado 15 novelas y ha escrito en revistas como
butano o el sindicato de la universidad. Sus ultimas novelas son el rey
trasparente, la carne, la loca de la casa, la ridícula idea de no verte… Ha
sido traducida a 20 lenguas. Tiene el premio de los lectores. La leemos mucho y
es atractiva para los lectores. Solo le faltaba el reconocimiento institucional
que le ha llegado ahora con el premio nacional de las letras del ministerio de
cultura. Rosa es feminista sin darse cuenta de ello. Su protagonista es una
mujer de 60 años. Ha escrito esta novela para romper el tabú. ¿qué tabú? ¿Esto
no lo sabíais que pasaba? Laura destacaría de Rosa la generosidad inmensa y su
alegría. Freixas lucha por la igualdad, como una locomotora. Ahora ha publicado
el segundo tomo de su diario. Rosa Montero lo leyó hace años el primero y
escribió un texto sobre él. No tenemos aquí en España esta costumbre de estos
diarios literarios. Laura ha adelantado parte de lo que iba a decir Rosa
Montero. La charla se titula madame Curie, el subtítulo es “la que casi se
pierde” pues la científica estuvo a punto de perderse muchas veces.
Rosa se ha
pasado los cinco últimos meses reditando un libro suyo; historia de mujeres,
que publicó hace 25 años. Va a añadir el análisis de otras 90 mujeres poco
conocidas. No es que no hubieran, es que han sido arrumbadas, silenciadas. Se
ha documentado sobre ellas. Ha escrito seguido sobre ellas. Todas tienen
tremendos condicionantes en su vida. Para empezar, la dificultad de acceso a los
estudios. Todas han sido autodidactas, o iban disfrazadas de hombres para
estudiar. Estudiaban con libros que se encontraban, en situaciones
desfavorables. Sin una educación formal han llegado a grandes hallazgos
científicos. ¿qué hubiera pasado teniendo estudios formales?
La mujer tiene
una inseguridad en si misma tremenda. Las han hecho bullin desde siempre. La
dicen eres idiota desde que empiezan. Es difícil levantarse y seguir el dictado
de la esperanza de no ser idiota, porque eso deja heridas. En casa no las
apoyan. No dan importancia al propio deseo. Viven mas en los deseos de pareja, el
de los hombres y hermanos que son prioritarios a su propio deseo. No tienen
seguridad en su propio deseo. Lo hacen como pidiendo perdón. Los hombres se
aprovechan de sus inventos o la fama se la llevan ellos. Una paleontóloga
inglesa descubrió el plesiosaurio y escribía los hallazgos en la sociedad
histórica de paleontología. No decía quien lo había descubierto. Por eso empieza
contando eso. Los hombres han ocupado el lugar que ellas labraron. Se ha ido
tapando el rastro de las mujeres que hacían cosas. Todos tenían que empezar de
0. Los hombres se saben en los hombros de otros hombres que venían antes y por
eso llegaban más lejos. Pero las mujeres empiezan de cero, no tienen donde
apoyarse.
Claude Schuman
era una pianista brillante de su época y compositora. Le compuso algún tema
pequeño a su hermano Schuman. Pero en su diario dice que no esta dotada para la
música, que durante un tiempo tuvo la ilusión de componer, pero comprendió que
era absurdo, si ninguna lo había logrado ¿por qué iba a lograrlo ella? Había
montones de compositoras. Se evidenció por ese silencio que robaron el logro de
la mujer. Estas mujeres han tenido que romper los hielos y encontrar su propio
camino. Los hombres siguen el camino que los abren otros, pero a las mujeres se
les silencia. Además, han tenido un montón de hijos en épocas difíciles. Madame
Chatterley murió de parto, tenía quebrantada la salud, estuvo al cuidado de los
hijos y tuvo que superar la culpabilidad de dedicarse a la ciencia y descuidar
a los hijos. Algunas consiguieron algo cuando enviudaron. Han tenido que
demostrar su validez y la historia las ha encomiado en muchos casos. Eneduana
era hija del rey Sardón el primer rey arcadio, escribe la exaltación de Inana
en el 2300 a c. Es la primera autora de la civilización. Gilgamesh no fue el primero.
Dicen que además la obra de Gilgamesh la hizo ella. Está documentado y firmado
su obra. Además, hizo las primeras anotaciones astronómicas y musicales que se
conservan en la historia. Hasta ese extremo nos han robado la historia
Curie cumple todas las características de las
mujeres oprimidas. Pasó por tremendas dificultades, tuvo que trabajar mucho
pues era de clase pobre. Era polaca cuando los rusos ocupaban Polonia con una
mano de hierro terrible. Hasta los 5 años antes de nacer ella, en las murallas
de Varsovia había colgados unos esqueletos de unos que se intentaron rebelar a
los rusos. Ella era de familia pobre, con muchas hermanas y un hermano, pero
fue bien educada. Su padre era profesor de química y su madre profesora también.
Le obligaban a estudiar en ruso, porque el polaco era una lengua reprimida. A
los 14 años no podían estudiar más las mujeres. Salvo en la universidad de
Bolonia o en París la mujer no podía estudiar más. En esta tierra reprimida y
acosada ella dejó de estudiar, pero leía libros por las noches. Escribía
fenomenal y pensó ser escritora. Tiene unos textos autobiográficos donde 40
años después dice de su infancia; “cuando acabé el colegio leía por la noche,
había oído que las mujeres podían estudiar en san Petersburgo o en el
extranjero”. Esa niña de 15 años en la remota Polonia había visto al unicornio,
se aferraba a la esperanza de que en algún lugar la dejaran estudiar. ¿Cómo iba
a estudiar sin dinero?
Al acabar sus estudios primeros pudo
perderse. Tenia tendencia a la depresión. Lo veía todo negro, sin futuro.
Estuvo enferma con 15 años, pero no tiró la toalla. En 1903 recibió el premio
nobel de física compartido con su marido Pierre Curie y con Henri
Becquerel. En 1901 se
habían creado los premios nobel. Es la primera mujer en recibir un nobel y la
única en recibir os noveles. El segundo nobel se lo dan en 1911. Es la primera
licenciada en ciencias de la Sorbona y la primera mujer en doctorarse en
ciencias en Francia y la primera mujer con catedra en la Sorbona y la primera
mujer que se saca el carné de conducir en París y la primera mujer enterrada en
el pabellón de hombres ilustres de París (no hay allí ninguna otra mujer, es la
única.) En esa época había mucho sexismo y machismo donde no se reconocía el
valor de la mujer, ni siquiera entre los que se hacían los feministas.
Consiguió salir de sus crisis con una perseverancia de estalactita inhumana.
Era una guerrera de la vida. Se ve en sus fotos. Tenia una apariencia de
austeridad tremenda. No sonríe en ninguna foto. Tuvo problemas económicos y por
eso le pide a su futura suegra que cuando le regale el traje de bodas este sea oscuro
y practico, para usar en el laboratorio pues solo tiene un traje del día. Fue
una misionera de la vida y la ciencia, una exploradora de la vida. Rehúye su
apariencia femenina porque a las mujeres no las tomaban en serio en esa época.
En ese mundo mucho más duro que el de ahora tenia que aparentar, renunciar a su
apariencia femenina.
Einstein era
mas joven que ella y fueron grandes amigos pues se admiraban mucho mutuamente.
Cuando la acaba de conocer y no habían intimado mucho, Einstein le manda una
carta en 1913. En ella la animaba a recoger el Nobel pese a todo. Einstein
había coqueteado con una prima suya con la que luego se casó. Así la definía; “Esta
mujer es muy inteligente pero fría como un pez, carece de sentimientos, de
dolor, de pena…. Solo se manifiesta despotricando de las cosas que no le gustan.
Tiene una hija, Irene, que aún es peor. Esta hija también esta muy bien dotada”
Irene ganó el nobel en química. Pero que Einstein la respete intelectualmente
no era moco de paco.
Marie y su
marido Pierre Curie descubren el polonio y el radio, dos elementos radiactivos
y la radiactividad fue el nombre que puso Curie a ese principio. Hubo entonces una
moda de la radiactividad. Se siente un nuevo Prometeo cogiendo el fuego de los
dioses para salvar a la humanidad. Se creía que el radio curaba todo, que
salvaba del cáncer y ponían radio en todas las cosas, en los dentífricos o crece
pelos porque decían que te crecía el pelo. En la crema lo anunciaban así; “la radiactividad
es un elemento esencial para conservar las zonas más delicadas de la piel”. Ahora
nos parece de chiste. Se ponían una bolsa con radio para curar la impotencia.
Ataban la bolsa en la cintura pues creían que curaba la artritis. Se daban baños
de radio para recuperarse de las neuralgias y catarros-. Se usaba lana
radioactiva para hacer las prendas de bebe. “Tricote la lana de bebe con
radiactividad”. Ahora se nos encoge el corazón. La gente con pocos recursos tenía
hijos enfermos, niños malitos. Igual estaban toda la vida ahorrando para
hacerles un tratamiento radiactivo. Esa lana que no se estropeaba. Curie convive
con el radio. Iba al almacén donde hacían experimentos pobrísimos. Entraban ahí
para ver las llamitas del radio llameando en el laboratorio. Curie llevaba
siempre en el bolsillo del chaleco una barrita de radio. Lo ponían en la
cabecera de la cama como las vírgenes de Fátima luminosas. Hay que pensar lo
que esto iba haciendo en el organismo. Ella nunca admitió que el radio fuera
algo negativo. Hacían experimentos con animales y morían muchos, pero no
reconocieron el efecto negativo del radio. El prejuicio es un parasito del
pensamiento pues va antes del juicio, es invisible a los ojos. Se creían servidores
de la humanidad. La luz y el color que radiaba el radio les impresionaba, pero
el radio fue un gran asesino. Llevaba un laboratorio en el instituto Pasteur.
Hacía protocolos para los trabajadores. Alternaba la clase. Hacia análisis de
sangre. Irene murió a los 50 años porque chupaba radio en la piqueta. Curie
murió con 67 años de leucemia causada por la radiación.
En el 67. Curie
se dio cuenta de las posibilidades de la lucha feminista, había que colocar los
frentes necesarios del feminismo. Ella no era feminista, pero llevaba una vida
feminista, modelo de lo que hay que hacer. En la época había sufragistas y un
discurso femenino construido. No se quejaba de ser mujer. no podía permitírselo
pues estaba ocupada en romper muros con su cabeza. Esa radiactividad mató al
marido. En 1906 se cayó delante del carro que le mató en el momento. No podía
andar. Tenía dolores agudísimos. El radio estaba deshaciendo sus huesos
claramente. De alguna manera fue el radio el que le mató. Perre es un personaje
importante en la vida de Curie. Pero hemos de ir a antes de que le conociera.
Al segundo punto donde casi perdemos a Curie, cuando se tiró a la calle. Ella
no sabia si podía seguir estudiando. Y llegó a un acuerdo con su hermana Sonia.
Curie trabajaría de institutriz y mandaría dinero a Sonia para que estudiara en
París y luego al revés. De esta forma se coloca de institutriz de niños
pequeños y se enamora de Kazimierz Żorawski, que era de su edad, de la nobleza
rural, un matemático importante polaco. Es de un apasionado subido esa Curie
que decían que era todo hielo y fría como un pez. Era de una pasión volcánica.
Se lanzaba a la amistad y al amor con la pasión que investigaba en el radio.
Era como una fuerza de la naturaleza. Descubren la relación los padres y
prohíben verla porque ella era solo una institutriz pobre. El matemático era un
cobarde y la dejó. Casi la perdemos allí pues escribió que no investigaría más,
que se acabó, que se sentía humillada. “He perdido la esperanza de ser algo.
Las esperanzas las pongo ahora en mis hermanos, habéis de dirigir vuestras
vidas según vuestros dones, los propios de esta familia. Cuanta más pena siento
por mí misma más creo en vosotros” Ese talento la llevó a romper moldes y no
oír el “no puedo”.
Estuvo un
tiempo deprimida, por debajo del nivel de flotación de los seres humanos, con
la moral mas baja que la de Kafka. Se recuperó y fue a París con nada. No comía.
No tenía calefacción. Pasaba tanto frio que se echaba mantas y toda la ropa que
tenía encima de una silla para que el peso le consolara, como el espejismo de
un abrigo. Está convencida Rosa Montero de que era anoréxica pues no comía nada
y cumplía las características de las anoréxicas que en el siglo XIX tanto
proliferaron. Hubo un boom en ese tiempo. Ella trabajaba, estudiaba. Hay que
reconocer que le gustaban los novios guapos pues el primero era guapísimo y el
segundo no estaba mal. Pierre Curie tampoco estaba mal. Fue un encuentro
maravilloso. Era tremendamente comprensivo y tenía mucha empatía con ella para
esa época. Era un compañero genial. Se casaron. Empezó ella a hacer el
doctorado. Se le ocurrió estudiar la radiación del uranio que irradiaba, echaba
radios. Lo busca en las estructuras de radiación. Alli empezó la parte más
oficial y legendaria de su vida; estuvo tres años em el taller sin ganar un
duro, sostenida económicamente por un profesor de Pierre. En ese almacén
entraba agua, polvo y contaminación. Cocinaba como una bruja buena toneladas de
plesbedas, material del que sale el radio, removiéndolo con una cuchara. Pierre
empezó a ayudarla y consiguen una muestra de radio. En 1903 ganan el premio
nobel los dos.
La carta del
nobel se envió a Henri Becquerel y a Pierre
solo. Pierre tuvo la dignidad enorme (se manifiesta el espíritu de Pierre en la
sala al moverse un micrófono) de no aceptar el premio si no se lo daban a su mujer
también. Era la tesis doctoral de ella, al fin y al cabo, la idea fue suya. Acordaron
que le darían el premio en dos partes, uno para el y otro para ella. Pierre era
un buen marido para la época. No la dejaron subir a ella a recogerlo, solo a él.
Pero el subió y habló de ella. También se decía que ella no era tan buena como
el marido y que no tenia ni idea de lo que Pierre trabajaba. Ella hace la
limpieza, le cuida y las tareas domésticas. Cuida de los hijos. Y lo hace todo
sin cuestionárselo. Pierre era muy dependiente de ella, era un hijo más, tenía
que atenderle en todo momento. Se queda embarazada una tercera vez, pero Pierre
se empecina en que le haga de guía por los montes con la bici y tiene un aborto
por acompañarle. Irene fue una científica militante y misionera como la madre.
La hija menor, Eva, fue una música y escritora estupenda. Como no tocó nunca el
radio vivió hasta los 103 años. Pintaba, era guapísima y escribió la
autobiografía de su madre. “Ella decía cosas en las conversaciones intelectuales,
pero si estaba Pierre se callaba para no hacerle de menos”, escribió Eva.
Curie trabajó
como una tremenda super-woman. Cuando tuvo a la segunda hija le venían delirios
de culpabilidad. Cuando su niña muere tiene una crisis nerviosa y casi la meten
en un psiquiátrico. Y cuando su marido muere en un accidente tuvo otra crisis. Salió
de esa crisis por el suegro, el padre de Pierre que también era un buen hombre
y se hizo cargo de las niñas. Su relación fue preciosa y tierna. En su diario
hay 18 paginas en que cuenta como conoció a Pierre. Pierre ya no podía andar y
se cayó encima de un coche. Les gustaba ir al campo, llevar bebidas, ir con la
bici. Una vez que caminaban por el campo dijo Pierre; las charcas estaban medio
secas, no hay nenúfares. Contemplaban las flores y ella llevaba en brazo a los
hijos. Se quitó la enagua interior para que no se sentara Pierre en el suelo
manchado. Ella era como un caballero que se quita el abrigo para que la chica
pase por el charco. El pensó que estaba loca por quitarse el abrigo.
A los 4 años
de la muerte de Pierre se enamora de un compañero de trabajo y amigo de toda la
vida, Paul Langevin, matemático y físico, buen
científico y autor de inventos y cosas importantes. Emocionalmente era
miserable e idiota. Tenia 37 años y Curie 42. Era conocido de toda la vida,
ayudante de Pierre, atractivo, con bigotes. Pero estaba casado en un matrimonio
super toxico y tenia hijos. Se gritaban por todo, se pegaban. El vino alguna
vez con la cabeza rota. La mujer era muy violenta. Cuando se enteró la mujer de
la relación o se la imaginó asaltó a Curie y amenazó con matarla si seguía con él.
Marie se fue corriendo. Curie estaba muy enamorada, era muy pasional. “Cuando estés
con tu mujer intenta evitarla porque si no yo no puedo dormir, despierto con
fiebre y no puedo trabajar. Así que trabaja hasta tarde, no bajes donde ella.
Necesitas descansar. No vayas donde ella.” Era una tormenta de celos la que se
desataba en esa cabeza tan brillante. Ella estaba concentrada con el rayo láser,
pero pensando en él. Él era banal y un desastre y no sabía qué hacer. En un congreso
importante de Solvay, (había varios congresos anuales en Bruselas), estuvieron
los dos juntos. La mujer contrató un detective para robarle las cartas que la
pareja se escribía. ¡Hay que ser tonto para que las encuentren o dejar que las
encuentren inconscientemente!
Le habían
concedido el premio nobel, pero los medios publican estas cartas. Decían que
era un deshonor para la ciencia francesa. La atacaron por ser judía (que no era),
extranjera y adultera cuando el adultero era él, que estaba casado y en proceso
de divorcio. Los medios la ponen como una perturbadora de la familia. Una
persona que pretende hablar en nombre de la razón y de una vida mejor es en el
fondo un monstro. Esta dañando al marido, a la mujer y a los hijos. Intentan
echarla de la Sorbona, del país. En su casa había gente tirando piedras, la
querían apedrear. Saca a sus hijos a escondidas y se refugia en casa de unos
amigos. Le dicen en una carta que renuncie al Nobel y no venga a recogerlo. “La
acción que me pide sería un deshonor”, contesta ella, “el premio es por el descubrimiento
del polonio y el radio, no por mi vida personal. La apreciación del valor de un
científico no tiene que ver con su vida personal. Muchos piensan así, lamento
que usted no esté entre ellos. Si hubieran analizado los adulterios de los premios
nobel no habría ni un premiado”.
“He hecho el
estudio primero por mí, luego con Irene. Todos los cuerpos fueron nombrados
radiactivos por mí”. En su discurso se decía así misma “me lo merezco” y
consiguió toda la fuerza que hacía falta para ir a recogerlo. Recogió el premio
y se hundió. Estuvo año y medio de su vida desaparecida, no lo cocemos esa época.
Dejó a sus hijos con sus amigos. Estuvo a punto de suicidarse. Al año y medio
volvió al laboratorio y se puso a trabajar. Rompió con su compañero que siguió
con su mujer y teniendo amantes. Tuvo de amante a una alumna que quedó
embarazada y le pidió a Curie que le diera trabajo en el laboratorio.
Curie fue
una científica rompedora brillante. Estaba entre los cinco científicos más
importantes del momento. Fue la primera parte de su vida una luchadora. Dicen
que en la segunda parte no descubrió gran cosa, que no hizo nada que no hubiera
hecho su marido. Pero sus cuadernos, hechos a mano, sigue siendo radiactivos y
desmienten esto. Rosa montero ha hecho cambiar un poco la mirada sobre Curie
entre los profesionales de la física que la ponen fatal. ¿por qué se considera
peor su segunda parte de vida? Ella se había ido a estudiar a París sin dinero
y con la culpa de no quedarse cuidando a su padre en Varsovia. El padre era
profesor y una persona fastidiosa. Ella consigue encontrar el radio. Le
contesta su padre que “con todo el trabajo que ha metido menos mal que lo ha
encontrado y qué pena que no sirva para nada”. Dos dias después se murió el
padre. Curie se pasó el resto de su vida buscando las partes practicas y las
aplicaciones del radio para demostrar a su padre que estaba equivocado; que el
radio servía para algo. Fue tremendo. Hubo muchos momentos en los que la
pudimos perder a Curie. Son increíbles las trampas psicológicas en las que nos
metemos. Pero ella consiguió superarlas. Si ella lo ha conseguido nosotros
podemos también.
Como muchas
otras mujeres importantes no se consideraba feminista ni protestaba. Por
orgullo e impotencia era mejor no quejarse. Recuerda su historia a Rosa Chacel
y a las sin sombrero. Fue un ejemplo de la actitud luchadora que hay que tener
ante la discriminación, sobre la que no sabemos reaccionar. Hay que comprender
el machismo ideológico. Pues nos educan a todas en él y lo hemos interiorizado.
No nos vemos con los mismos ojos que el hombre. Hay estudios de asistencia
mecida primaria a mujeres. A ellos les hacen pruebas medicas y a nosotras nos
recetan sedantes y ansiolíticos, narcóticos y hipnóticos como si la mujer
siguiera siendo la histérica del útero de Freud. Se sigue considerando
histéricas a las mujeres. Es la misma mirada sesgada. Seguimos privilegiando al
hombre cuando nosotras también hacemos cosas. Son los doctores los que recetan
antidepresivos a las mujeres.
En el 2011
se hizo un estudio en la universidad de Yale. Jon y Jenifer estaban haciendo un
doctorado de ciencia en un laboratorio de EE.UU. Los valoraban 120 catedráticos
de biología química y física. Ganó el proyecto de Jon. A Jon la pagan 30 mil euros
al año y a ella 26 mil al año. Los dos proyectos eran exactamente iguales pues
era el mismo trabajo. A la mitad de los profesores les dijeron que lo firmaba Jon
y a los otros Jenifer. No es que no estemos representados en la cúspide financiera
o en la política, es que hay menos proyectos donde nosotras apoyarnos. Vemos la
discriminación de siglos. Nos tienen los hombres que ayudar, ironiza Rosa Montero.
Debemos dar pasos en la conciencia de que nosotras lo valemos. La escritora está
harta de acosos, de que metan la mano a las azafatas en una fiesta. Muchos
hombres ven también que esto es inmoral.
Rosa Montero
es de Madrid, estudió de los 10 años a los 17 en el colegio Beatriz Galindo,
que estaba a 7 estaciones de su casa con un trasbordo. Era de clase social
baja. No había el proteccionismo que hay ahora hacía los niños. Hacía cuatro
veces el trascurso a su casa porque comía alli. Ni un solo día de escuela se
libró de ese trayecto donde la tocaban el culo o la frotaban contra ellos. Una
amiga suya protestó ante el pedófilo y el tío le pegó un bofetón y nadie del vagón
reaccionó. Es humillante, asustaba, pero comprendías que debías sufrir por eso
en el vagón. Era horrible pero el mundo es así, la vida es así, el león ataca a
la gacela. Pero ni nosotras somos gacelas ni ellos leones.
Lo primero que hay que hacer es un trabajo interior. Al principio da miedo, pero las pioneras del feminismo se soltaron la melena, estaban ninguneadas, pero tenían tesón. Nunca abrazaban a Marie que estaba tan necesitada de tanto cariño y afecto. Ella al final de su vida movilizó a mujeres para luchar en el frente. Tras recibir el premio Nobel en el 13, el segundo premio. Solo hay tres hombres más con dos nobeles. Solo uno lo tiene en dos categorías, pero uno no vale porque es el premio de la paz. Ella es la única en dos premios nobeles en dos categorías diferentes. Tras recibir el premio volvió al laboratorio e inventó los pettit Curies, arreglaba coches y creó ambulancias y así salvó cinco mil vidas. En los quirófanos de compañía se hacían autenticas carnicerías, les cortaban los pies. Pero gracias al radio podías ver la metralla con los rayos x y así salvaron muchas vidas. Irene iba con los rayos x, no con las brigadas y recibió más radiación que la madre. Por eso murió a los 59 mientras que Curie murió a los 67.
También hay
hombres feministas. Condorcet fue un feminista maravilloso. Mar Twain también.
Ahora hay muchos más. El sexismo nos envilece y nos convierte en una caricatura
del ser, nos obliga a un canon del que no participamos. La fama ha destruido a
muchas. A ellas las educaron en el fracaso, pero el éxito a veces se daba. Es
aberrante el sexismo. Los hombres tienen un condicionamiento machista del que
hay que librarse. Si la chica es alta y guapa y les dice “no me toques” te responden
“qué más quisieras”. Te meten mano. Una feminista dijo; “cuando termines de
tocarme por detrás, puedes pasar por delante y de paso te doy una leche que te envío
lejos”. Rosa Montero se acaba de enterar de que mucha gente de su edad, muchas
chicas de esa época llevaban alfileres para defenderse.
Todos
admiran a Rosa como escritora. Se ha hablado de sus libros y de sus artículos
en los periódicos, pero no de sus premios. En 2017 le dieron el premio
nacional. El asiento en la RAE ya es para nunca, dice ella. Siempre la han
propuesto y se ha ido acercando a ella. Lo veía ambiguo pues ella ha sido más
colaboradora de periódicos y trabaja desde casa. Trabaja mucho. En la RAE no
todos trabajan, pero los que lo hacen son muy trabajadores. Como suele
arrepentirse de lo que no ha hecho mas de lo que hace, intentó entrar en la
academia. Carmen Riera y Álvarez de Miranda y la científica Margarita Salas la propusieron.
A ella le gusta trabajar a solas. Pasa en todos los colectivos, que se siente
extraña o incomoda. Lo de entrar en la RAE no salió de ella. Se dividieron los
votos y no salió. Es el destino o como dicen los portorriqueños; eso lo ha dado
“por cerrado” y se siente liberada.
En el
ambiente científico son muy obsesivos, hay que retarse mucho. En otras
profesiones sería deformación profesional. El científico agobia a sus padres e hijos
con sus problemas. Tienes el niño con fiebre y le haces un gráfico. Esa obsesión
por resolver y controlar hace no que los hombres se asusten, sino que se
sientan invadidos. Ese equilibrio es complicado. Rosa siempre acaba sus
artículos diciendo; “hay que comprenderles, darles espacio”. La mujer del
público, que se reconoce científica, ha estado a punto de divorciarse y cree
que hay que trabajar esa igualdad. Los hombres tienen prioridades. No sabes
calcular esos sentimientos. Ahora ha leído la vida de esta mujer científica a
la que le daban bajones y depresiones y remordimientos. A ella le pasó viajando
en un avión, ¿qué hago yo aquí?, se dijo. “Es mi vida y la dignidad debo tenerla
conmigo misma”.
Tenemos
referentes valiosos de mujeres brillantes, da igual que el ámbito en que se
muevan porque siempre es el ámbito humanista, hay que pensar en la persona. La científica
quisiera que no hubiera nombres propios en las tesis e investigaciones científicas.
Ella ha trabajado como revisora de proyectos científicos. Quiere que se mire el
nombre del científico en la tercera frase para que no ataque al amor propio que
tienen las estudiantes de física o química. A veces se retiran de los proyectos
porque lo van a mirar con lupa, mucho más que si los presentaran hombres. Deberíamos
proponerles esto a los revisores, que no suelen ser mujeres. Te dan más
credibilidad si eres hombre. Es la responsabilidad que le da la profesión. A Curie
casi se olvida comer. Curie contó como tener hijos había sido lo más duro de su
vida. Después del doctorado siguió con su trabajo en París, se llevó el segundo
nobel, pero su vida fue muy dura. Una amiga andaluza solía decir; el primer día
que llevé mi hijo al colegio salí llorando, pero de alegría
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