Hoy analizamos el libro Clásicos
para la vida de Nuccio 0rdine, pequeña biblioteca ideal. Este intelectual
italiano recoge en la edición de Acantilado una serie de colaboraciones con la
prensa italiana en el diario de la república. Reproduce fragmentos de libros de
cásicos, aunque Milozz por ejemplo es muy reciente. No solo son clásicos los
grecolatinos. Elige 50 fragmentos de obras clásicas para comentar su obra.
Defiende las humanidades en la escuela y la universidad en textos sobre la
lectura y el hogar.
Publica un fragmento de la carta
de Nicolás Maquiavelo, autor del
príncipe, que era consejero de los gobernantes en Florencia y le destierran. Vivió
entre 1469 y 1527. Entre el siglo XV y XVI. A la llegada de la noche vuelve a
casa, entra en el escritorio y se quita la ropa del día llena de lodo y barro y
se pone los paños reales y curiales para leer a su corte de autores antiguos.
La carta es del 10 de diciembre de 1513 a Francesco Bertozi. Refiere su vida en
el diario, en su exilio en la casa de campo de santa Andrea, entre la
hospedería y su escritorio. En la hospedería juega a las cartas con un molinero,
un posadero, un cocinero y un panadero en un ambiente de insultos y palabras
insidiosas. En el escritorio dialoga con los antiguos. No tiene vergüenza en
hablar con ellos y preguntarles sobre la vida, no siente pesar alguno, ni miedo
a la pobreza ni a la enfermedad ni a la muerte. Se trasforma en ellos al
leerlos, se alimenta de ellos. Los populistas italianos resumen la existencia a
la panza o la barriga. En la cumbre de Milán se ha hablado sobre la
alimentación, sobre el alimento del cuerpo, pero se les ha olvidado la cultura
que nutre la mente. En todos sus escritos hay referencias a la actualidad
política italiana. La gente suele vestir para salir a la calle, pero Maquiavelo
se viste de gala para leer a los clásicos. Dedica 4 horas a leer al día. Se olvida de todo cuando lee.
Ahora Ordine escribe sobre memorias de Adriano, una novela del
siglo XX en que las palabras se construyen para el invierno del espíritu que ha
de venir. Youcernay hace un fresco de la Roma del siglo II, una reflexión sobre
el amor, el poder, la vida y la muerte. Le conmueve esta carta que escribe el
emperador Adriano a su sobrino Marco Aurelio. Todos los males vienen de hombres
vergonzosamente ricos o desesperadamente pobres. Recalca la importancia de construir
bibliotecas, los graneros públicos para el espíritu, las reservas para el
invierno del espíritu. Adriano revisa su paraíso libresco, con 300 mil
volúmenes. Y es una reflexión ahora que 300 mil volúmenes para el estudio de la
filosofía se guardan empaquetados en un almacén.
Kavafis compone el poema Ítaca en 1911. El mito literario
del Ulises es quizá uno de los más difundidos. Es el viaje de un astuto rey a Ítaca
donde se reflexiona sobre el conocimiento, el desafío a los límites, el
conflicto con lo divino, el encuentro con el otro o la búsqueda del paraíso. No
importa la meta sino el viaje, no tener prisa y que el camino sea largo y
disfrutes de lo ganado en el camino, colmado de aventuras. No hay que tener
miedo a los estragones y ciclopes. Su pensamiento se mantiene alto, la emoción
toca alma y cuerpo. Los monstruos los llevamos en el interior. Hay que anhelar
que el camino sea largo, entrar en los puertos, ver por vez primera el mundo y
abrazar conocimientos antiguos. Aprender de los sabios. Una vez llegamos a Ítaca
somos ricos con lo que nos ha procurado el viaje. Viajando somos ricos, completos
de sabiduría. No hay que pensar en la Ítaca sino en las experiencias vividas
para alcanzarla.
Italo Calvino 1923 1985, dice en el libro las ciudades invisibles; el infierno al que vamos no es algo que
será, es algo con lo que habitamos todos los días. Hay dos maneras de no
sufrirlo. Una es aceptar el infierno y volverse parte de el hasta no verlo. Y la
otra es reconocer que en medio del infierno hay cosas que no lo son y darles
espacio. En la editorial Enaundi italiana publicaron el libro de Calvino y Pasolini
le consideró la más bella obra en mucho tempo. En el viaje que trascurre en el
libro Marco Polo le descubre al emperador mongol una serie de ciudades con
nombre de mujer, inspirados en paisajes literarios, que el emperador nunca ha
visitado. La disposición de los números es decisiva. Las pausas son moderadas
por los silencios. Hace un contraste entre ciudades reales e imaginarias. La
ciudad le da respuestas. El que escucha encuentra lo que la ciudad promete. El infierno
de los vivos lo que habitamos todos los días. Salir del infierno exige atención
y un aprendizaje continuo, reconocer que no todo es infierno, y a lo que no lo
es hacerlo durar y darle espacio. Aparece la ciudadela de san Euxpery o el
mercader de Venecia, ciudades de Hipócrates, del Orlando furioso… las ciudades
de Utopía de Thomas Man, de Platón, Goethe, Zwaig, Borges, Rilke, Dickens,
primo Livio, Bocaccio Gracián Rabelais Montaigne Swift Plauto Homero Balzac Maupassant
Montesquieu Pessoa…y muchos otros.
Los clásicos ocupan un lugar de
honor en la formación de los europeos o hasta ahora así ha sido. Debería haber
una educación mas provechosa en colegios y universidades. En estas décadas se
ha convencido el autor de que la actividad del profesor debe ser hacer leer los
clásicos y partir de ellos para interactuar con las demás asignaturas y
saberes. Los alumnos deben ser grandes lectores de libros y el profesor hacer
reflexionar y cuestionar al alumno. Hay que hacer un trabajo escrupuloso de
seleccionar fragmentos y comentarios. Se necesita un dominio de la obra, no
solo un conocimiento de mera antología. No vale el estudio escolástico, o la
pedagogía hegemónica. Hay que dominar la literatura especifica que ningún
manual de los que enseña a enseñar contempla. Los alumnos son evaluados por
créditos. Pero la educación mira a la estrella polar del mercado y esto lo
aprueba el director del centro. El diseño curricular de los alumnos se guía más
por los efectos profesionales. Se ha apartado de los estudios la enseñanza de
griego y latín consideradas lenguas muertas. Ahora que hay datos alarmantes de
paro juvenil la educación se guía por los intercambios económicos y a ellos se adoptan
los currículos escolares. Se orienta la enseñanza por las ofertas del mercado
laboral. Y apostar por el mercado laboral es perder la partida. Hay que mejorar
la vocación de los docentes, que amen y vivan con pasión la enseñanza que
impartan para crear efectos buenos en sus alumnos. A veces el amor a la
filosofía o a la literatura viene vinculado con un profesor que te tocó y que
te conquistó. El profesor necesita una buena preparación y amar lo que enseña. Steiner recuerda que “la enseñanza de
mala calidad es casi un asesinato”. Arremete contra las nuevas tecnologías como
el quijote contra los molinos pues cuando se invierte solo invierten en dotar
las salas y aulas de ordenadores. Esta todo regido por las demandas del
mercado. Se arrinconan las humanidades, la filosofía, cualquier enseñanza
humanista. Hasta los ingenieros y economistas deberían tener una cultura
humanista. Las enseñanzas técnicas utilitarias tienen un saber técnico, pero
les falta un saber humano detrás. Son maquinas. En otro libro, la utilidad de lo inútil, en editorial
acantilado, hace un recorrido por la historia donde va demostrado que la
sociedad ha sustentado lo que ahora son conocimientos inútiles y está plagado
de referencias literarias
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