miércoles, 21 de febrero de 2018

LITERATURA COMO NECESIDAD. EL LENGUAJE INSUFICIENTE



Hoy Carlos de Agustín ha hablado en LA Matriz, el espacio de Mara Rodríguez, que funciona como tienda de ropa, galería de arte y lugar para charlas como esta. Hoy hablaremos de la literatura como necesidad dentro del ámbito de las humanidades. 

La literatura nos constituye como seres humanos, satisface las necesidades existenciales de cada cual, que se materializan en un mundo enigmático o muy concreto que es el de la literatura.  Hablamos de la literatura y de sus múltiples meandros; ensayo narrativa poesía teatro el propio periodismo. Es un ámbito necesario para comprendernos mejor lo que somos como seres humanos. No es leer un ejercicio baladí, o para cubrir un tiempo o para escapar del aburrimiento o para pasar la tarde. Enfrentarse a la literatura es enfrentarnos cada uno a nosotros mismos y a nuestra propia vida. Leer es por tanto ejercicio de aprendizaje, que nos permite entrar en mundos desconocidos o conocidos para profundizar mucho más como gente humana. Somos seres literarios, tenemos palabra, lenguaje, símbolos y significados. La literatura nos muestra a veces el camino por el que cada uno en esto de la vida se va ejerciendo como ser humano. 

 

Hay dos formas de literatura, como necesidad intelectual y como espectáculo. Los best Sellers buscan entretenimiento. La literatura es también compromiso por la comprensión o trasformación de la vida como miembros de esa vida humana. Puede entenderse que la literatura de entretenimiento es la antítesis de la verdadera literatura. Es una explicación reflexiva de lo que es el ser humano que no puede entretenerse en el camino, sino que busca compartir y comprender esa realidad. Uno cuando lee se halla de forma placida o tranquila entendiendo la realidad. La buena literatura también supone un entretenimiento como bienestar. No es para pasar el tiempo sino para enriquecer ese tiempo, para darnos un sentido a nosotros mismos. Lo contrario sería perder el tiempo, no tener ese compromiso y sería otra cosa. La literatura espectáculo nada tiene que ver con la literatura compromiso. Parece que es literatura, pero no lo es, es una pasarela de egos literarios, de los héroes del mercado que escriben que no hablan de ese compromiso. La poesía, el arte… todo el humanismo depende de esa conceptualización. 

Esto se ve a lo largo de la historia, ya desde los primeros tiempos con los rapsodas cantando en sus poemas al amor, a los dioses o defenestrando a los gobernantes. Se inicia ese compendio de compresión y compromiso con lo que dice. Cada tiempo histórico tiene relación con la propia literatura del momento. Si uno quiere comprender la Francia de comienzos de siglo xix hay una literatura que nos la enseña; Zola Flaubert Balzac. Si uno lee la Colmena de Cela, verá como se vivía en el Madrid del 50 después de la guerra civil, mostrando personajes buscavidas, o el asentado o el fracasado y derrotado. Todos los fenotipos y caracteres dentro de la dimensión humana son reflejados en esa visión literaria. A veces vemos reflejado un sentimiento de rutina. La poesía es una forma de filosofía, una de las formas en que se manifiesta sobre todo tras la muerte de los sistemas post Hegel. Rebuscando entre los románticos alemanes encontramos grandes poetas además de filósofos; Schopenhauer, Nietzsche, Fitse, Hölderlin… el idealismo alemán. Si vas al mundo del arte descubrimos a su vez el romanticismo alemán en pintura como en el mágico pintor David Caspar Friedrich. Ese yo individual del pintor queda reflejado en esos colores de la naturaleza, que nos apelan a la filosofía, a la trascendencia, a la búsqueda al infinito de alguien que nos enriquezca ese yo. El yo de cada cual toma conciencia de sí mismo, y desea abarcarlo en la máxima de sus plenitudes. El Yo romántico no queda limitado a una pequeña satisfacción momentánea. El romántico se condena porque no encuentra el todo de lo que busca, siempre se queda insatisfecho, y eso le frustra y le deja con mucha melancolía o muy postergado. Esa totalidad es imposible de conseguir. Los seres humanos somos limitados y el lenguaje ya no digamos. El poeta filosofo se queda rozando el limite y no lo encuentra

 
Además, el lenguaje juega con nosotros, el lenguaje es tramposo. Ya decía Nietzsche que la gramática era una vieja hembra engañadora. A veces el poeta, reconoce Bécquer, no halla palabras para describir lo que siente o sus fantasmas de dentro que salen al exterior. Y por eso se queda mudo. El lenguaje es insuficiente siempre. El romántico experimenta la Hybris, es decir, se siente atraído por los límites, por lo que ahora llaman los psicólogos “un problema de límites” Es ese hombre con bombín y traje que se queda mirando encima de un acantilado el vacío, las nubes, el infinito. Ese cuadro de Caspar Friedich nos ilustra el deseo romántico de la totalidad, de la plenitud, del infinito, del amor mas allá de la muerte y para siempre, de la gloria, de la perpetuidad y posteridad, de la nada y del nihilismo, de un panteísmo hedonista como era el credo romántico, donde su único dios es el arte por el arte. 
 
El romanticismo es una forma de filosofía del propio yo que abarca el absoluto de lo que busca. El romántico tiene un yo individual, acomodaticio a un sentimentalismo, a una visión dúctil de las cosas. Hace una exaltación pasional del yo. Xubiri diría que es una inteligencia que siente. (se destrona a la diosa Razón. La pasión tiene razones que la razón no entiende. Nuestro corazón está mal de la cabeza) El romántico fue el nombre que en el siglo xix y xviii se daba al artista de determinado sentir. Romanticismo ahora se llama al amor machista o a la sensibilidad pastelón. Se ha devaluado el término. A cualquier cosa llamamos romántica. Tenemos una visión de la literatura muy anticuada; la novela la entendemos solo como novela realista. La poesía la entendemos solo como poesía romántica. Friedrich pinta a ese monje mirando al espacio y paisajes de hielo. Caras. Ese hombre del cuadro busca la totalidad del Todo, ósea la Nada. 


Si uno habla del expresionismo alemán encontrará otros planteamientos; los existencialistas. El yo se encuentra como postergado porque la realidad siempre es muy hostil. Yo frente al mundo. Yo frente al infierno de los Otros en malestar con ese mundo. Cuando ves las pinturas del grito de Münch, aunque no tiene que ver nada con el romanticismo alemán de Friedrich, te sobrecoge parecida emoción. Son dos pinturas de filosofía distinta. La pintura existencial es dramática, deprimente y la pintura del romanticismo no es una filosofía optimista, pero si colorista.  El romántico apuesta por el yo que piensa y siente (inteligencia sintiente) Consigue beneficios de estar en la realidad intentando interpretarla. Eso pretende la literatura; explicar la realidad. Papa Goriot de Balzac es una expresión de un personaje cuya característica es la ambición, la avaricia, el engaño, el subterfugio. La literatura a través de los personajes nos ofrece moldes universales, personajes estereotipos o tópicos, arquetipos universales. Cuando uno habla de los naturalistas o realistas debe citar Nana de Zola. Al comienzo de esa filosofía naturalista se describen las pasiones desgarradas, pues el realismo surge después del romanticismo. Pero luego lo social entra en contacto con ellos, y empiezan a retratar más las injusticias de las clases marginadas que los sentimientos burgueses. En el realismo prevalece lo grupal que condiciona al yo individual de cada cual. En esas clases sociales aparece la marginalidad y lo que llamaríamos el proletariado, el lumpen (Marx), gente que no vive esos mundos de elite burguesa que tienen el poder y tienen el beneficio. El romántico está en malestar con el mundo porque su Yo choca con los otros. El realista está en malestar con el mundo porque el grupo, la clase, la sociedad, los otros, la conciencia de clase choca con el poder (estado y capital) Ambos están descontentos con este mundo; el romántico porque no le dejan manifestar su Yo personal y el realista porque defiende a un colectivo marginado. 
 
En esas narraciones de principio del siglo xix se ve con nitidez esto. en los contextos revolucionarios de 1830, 40, 48… la literatura que va a acontecer es una literatura panfletaria, de manifiesto, critica y denuncia. Una literatura de barricadas. Los realistas viven los mismos problemas de adaptación, pero ya no del Yo individual sino del colectivo. 

Los realistas describen barrios míseros, un París pobre. Esto se enfrenta a los mundos sofisticados de opulencia de las elites burguesas que condicionan la lucha de clases eterna que es el motor de la historia. Los realistas consideran a los románticos unos acomodados. ¿qué sentido tiene describir los trastos de unos burgueses, sus mansiones y sus sentimientos cuando el pueblo muere de hambre? El romanticismo empieza a ser acusado de burgués. El romántico describe a las burguesitas y sus llantos y caprichos. Todo esto va a ser cuestionado. Madame Bobary es una crítica a ese tipo de mujer burguesa frívola. En Mujercitas también hay cierta critica, igual que en Jane Austen. La burguesía empieza a dejar de ser motivo de estas novelas y autores como Zola lo que describen son a los obreros para de esta forma criticar su injusticia.  

 
La propia literatura nos enseña estas injusticias. Los realistas no renuncian a esa visión introspectiva en la sique y alma humana. Se sigue describiendo a los burgueses, pero también a las clases bajas, pues no solo los ricos tienen sentimientos. Nos ponen a esos tipos humanos como fenotipos de lo que va a ocurrir en esa dinámica social. Esta literatura enseña cómo es la vida y el tiempo histórico. La literatura es un ámbito humanista necesario para comprender lo que somos. Estos realistas franceses reflejan el alma humana individual, pero sobre todo el tiempo histórico en que se está desarrollando su literatura. Hacen retratos generacionales.  

 
Necesitamos la poesía, el ensayo… Seguimos sintiendo la ansiedad romántica de que la plenitud se materialice. Giacomo Leopardi. Machado. Pessoa... son los ejemplos que Carlos siempre cita en todas sus conferencias. el existencialismo crea obras de desarraigo y desasosiego. La literatura nos motiva. Nos indica puntos de referencia para entender la realidad. Esa literatura es responsable de que entendamos y comprendamos la propia dinámica de la realidad. Ahora son tiempos de postmodernidad desaforada, donde el existencialismo sigue prevaleciendo. Hay nuevas tecnologías, nuevas formas de lectura de los libros y no se lee lo mismo que hace no tantos años. Los vaivenes del capital repercuten en la propia literatura. Por suerte aún degustamos libros de verdad, que no tienen que ver con la literatura espectáculo. 

 
El ser humano se enfrenta a la lectura de forma distinta a como lo hacia antes. A veces se queda en el mero ejercicio de gozo de la lectura. La lectura pausada religiosa, suponía profundizar en el texto, en el folio en blanco. Hay que tener en cuenta que hasta el siglo XVIII, hasta el romanticismo, la lectura era siempre en voz alta, en los monasterios o en las plazas con los juglares. La lectura individual, silenciosa, tranquila es un invento del romanticismo. Con estas nuevas técnicas de ahora el libro queda como algo más secundario. Pasamos de la literatura artesanal a un tiempo de más ruido. Hay una menor concentración de lo que uno tiene delante que en tiempos pretéritos. No hay más que meterse en internet para ver la cantidad de ruido, entropía y basura que se genera. No tenemos tiempo para leer tanto. Nunca se había escrito tanto como ahora. Antes la literatura la escribían los genios (un alter ego romántico al que la inspiración y la musa le visitaba). Luego se pasó a ver al escritor como un obrero más, un artesano cuyo material era el lenguaje igual que el alfarero usa el barro. Ahora se ha democratizado la escritura y por tanto ha triunfado la conjura de los mediocres. 

 
La literatura está condicionada en este tiempo como en toda su historia, es sometida al influjo del propio tiempo. Tiene significados, por eso es literatura. En cada tiempo el lector va a buscar y encontrar significado diferentes. Es un ejercicio de comprensión, de reflejar lo que tenemos de realidad, para luego asumirlo o no asumirlo. La literatura siempre estará viva, siempre habrá historia, siempre habrá seres humanos a los que explicar. Siempre habrá gente que solicite una explicación sobre los tiempos que les toca vivir. No es lo mismo la literatura de antes que la de ahora, el escritor escribe diferente; ha pasado de los cafés literarios a la soledad de su ordenador y redes sociales con los que comunicarse con otros. Son tiempos variables, polisémicos, abiertos a múltiples interpretaciones. Cada cual encuentra su cobijo. Se va a encontrar cómodo con esa explicación que alguien le va a dar. Leerá al autor que le de una explicación más acorde a lo que él ya pensaba previamente. Ocurre con los ensayos, con los libros de filosofía, con los periódicos…. dan una explicación para entender el acontecer de lo cotidiano. 

La misión del filósofo es decir vislumbrar encender la luz de ese tiempo. A través de palabras y pensamientos da postulados comunicativos, para que esa comunicación sea beneficiosa, para los miembros del colectivo a los que el dirige en ese escrito. Sigue teniendo plena vigencia la filosofía (aunque algunos la quisieran muerta), el ensayo, la filosofía política, la interpretación de contactos que aparecen en la política con nitidez… 

Ahora con el tema catalán nos hablan de el deseo de decidir, de la trasformación de la constitución, del papel del individuo ciudadano en el estatuto de autonomía. Son interpretaciones que a través del lenguaje nos afectan como ciudadanos que vivimos en un colectivo social. El ensayo, la política y sus lenguajes tienen plena vigencia. El ensayo nos posibilita interpretar la realidad. Da sentido a esa realidad. La poesía es lo mismo, pretende con unas palabras simbólicas y un color de palabra comprender y dar un sentido a esa propia realidad que tenemos entre manos. De forma simbólica gozamos con el lenguaje. Es profunda la poesía, es una filosofía simbolista, que se manifiesta a través de imágenes, metáforas, recursos estilísticos. Eso es la forma, pero el fondo del poema siempre es filosófico, humanista. Siempre hay demás una interpretación humanista. La literatura es un ejercicio en el ámbito de la vida, nos enfrenta al aprendizaje de la decepción que diría Félix de Azúa; nos va acostumbrando a la frustración, al desengaño, a la perdida y a la derrota. En ese sentido el escritor, y aún más el romántico, son grandes perdedores que pierden su vida en cada renglón. 
 
Si habría que poner un título a esta charla sería la literatura como necesidad. Felizmente la humana condición encuentra y se encentra en la literatura con una explicación del hecho cotidiano que afecta a esa persona en el día a día. No podrá fenecer nunca la literatura porque no fenece la vida, habrá crisis o menos crisis, pero siempre habrá un puntero que nos diga o al que nosotros le pidamos una explicación. Cada uno es un puntero, un escritor en potencia. Cada uno ve la realidad al ver el lenguaje, bien sea un lenguaje verbal, pictórico, cinematográfico…  Intenta dar un sentido a esa propia realidad.
Hay veces en que el lenguaje nos resulta insuficiente para reflejar lo que queremos decir. Ahí aparece lo que en Francia en los años 50 era el teatro del absurdo, Samuel Becket, Ionesco, los autores vienen a decir que, por mucho que intentemos expresarnos con el lenguaje, este no va a poder reflejar con totalidad lo que queremos decir. El lenguaje es insuficiente, no es una gran panacea a la que podamos agarrarnos para comprender al ser humano. El rinoceronte, la cantante calva, esperando a Godot son obras donde ese lenguaje el propio autor nos recuerda el absurdo de todo esto, de una vida que no es más que ruido y furia contada por un enano.  En los lenguajes aparentemente normales vemos la anormalidad del lenguaje que nos condena al absurdo. El silencio es otra forma de lenguaje, “de lo que no debes hablar o no sabes debes callar”, decía Wittgenstein, “no hables si lo que vas a decir no es mejor que el silencio”. No podemos hablar de lo que no sabemos, pero el ser humano lleva en su condición el hablar de todo, aunque esas conversaciones se reduzcan al tiempo que hace.
El silencio es el lenguaje en que callamos para que hable el otro. y para que el otro con el que nos comunicamos se de cuenta de lo que queremos decir.  La literatura incluye los vericuetos de la filosofía, la teología, del teatro, del mundo de las humanidades. La literatura esta abierta a todo. De la rama del árbol literario salen las hojas y así hasta el infinito. Dime qué tipo de literatura lees y te diré que individuo ciudadano eres.
Damos muchos significados a las palabras; el sentido del pueblo, de la nación, de la federación, del no estado, y muchas formas de convivencia en nuestra conceptualización de individuos ciudadanos. La bendita literatura consigue que cambiemos nuestra vida, nos condiciona. A veces expresa la vida, a veces la crítica.  
Baroja decía ¡viva la anarquía, viva la literatura!, pues la literatura es la libertad más absoluta. Cada cual elige el mundo en que quiere ser representado o que a uno le representa. Es lo mas libre que puede haber. No esta condicionada por nada. Estas hablando con el libro, te habla el libro. Puedes estar de acuerdo o no con los personajes, entiendes, compartes o no lo comprendes, pero te preguntas el porqué de esta reflexión. En el mundo tan grandioso de la literatura nos volvemos mucho más libres. Comprendemos la realidad con nuestra propia comprensión. Decidimos comprender o no a los personajes. Amamos o no a una serie de personajes según nuestra propia sensibilidad. Nuestra seña de identidad está muy bien reflejada cuando participamos o no del noble arte de la literatura. Nos proyectamos o nos quedamos y asumimos esa realidad, o nos trasferimos acorde a los personajes que alli estamos viendo.
En el año 82 se publicó la conjura de los necios. Había gente que, al mencionar el nombre del personaje (Ignatius reiki), lo rechazaban y a otros les parecía un ser magnifico. (Hay un humorista que se llama Ignatius). Esta figura del filósofo gordo y postmoderno y obsceno era un personaje libertario. Gozó de aceptación el libro. A otros autores les chirriaba el personaje. Pero muchos se trasferían en ese personaje y sentían una predisposición a lo que el autor quería irradiar con las descripciones de sus personajes. Fue un acto libertario propicio para la literatura. El autor nos plasma lo que él siente por un personaje. Lo aceptamos o no, lo criticamos, lo analizamos, pero debemos reconocer lo bien construido que está el personaje. 

En la literatura no te lo condiciona nadie. Tu mismo haces un ejercicio de análisis. Se hacen estudios de literatura comparada desarrollando cada personaje o si esto va en función de lo otro. Entonces la literatura entra al terreno de la psicología; hay personajes profundamente vampiros, personajes que aún no se ha decepcionado con la vida o tipos que van a sufrir porque son muy dependientes de. Otros personajes reflejan una autonomía tan grande que piensas que en la vida no van a tener sensibilidad a los otro porque su autosuficiencia les protege frente a todo dolor psicológico. Eso te lo da cualquier libro de literatura que esta éticamente bien diseñado. Ha de ser buena la descripción por parte del autor de lo que nos quiere decir ese personaje. Sabemos cómo era Sancho, Quijote, la ventera, el barbero. Cervantes los describe con tanta perfección que nos enseña una serie de comportamientos que son eternos para la especie humana. Los clásicos son hombres que reflejan mundos sórdidos o holgados, gente que vive con holguras o una dependencia grande, con unas penurias. Entramos en el gozo de la introspección psicológica que nos han mostrado los escritores durante todas las épocas. 
 
Dostoievski describe el alma humana a principio de siglo en una Rusia aún con situaciones de esclavitud. Crimen y castigo es el sentimiento de culpa, las dudas, el dolor del cautiverio, el ansia por la libertad, el remordimiento. Está toda la vida humana descarnada y desnuda en un clásico como Dostoievski. En la Italia romántica Giacomo Leopardi en la intimidad de su castillo va sintiendo esa soledad de estar apartado del mundo, Vivía sin penuria económica, pero con gran sensación de aburrimiento. Es el tiempo que no se estira, que es la espada de Damocles que tienes encima. ¡Cuánto cuesta el día a día! Lo vemos en el poema de Machado “melancolía tras los cristales”. Todo se repite monótono, no hay tiempo de diversión., el tiempo se ve como algo hostil frente a otros tiempos de gozo y bienesta. 
 
Josefina Aldecoa escribe porque éramos jóvenes en los años 60, sus amigos bañándose en las playas del mediterráneo. En este retrato generacional sus amigos sienten el gozo, la plenitud de los mares, las olas, la diversión…  Josefina Aldecoa fue miembro de la generación del 50 junto a sus amigos Benet, Alfonso Sastre, el matrimonio Ferlosio Carmen Martin Gaite o su marido Ignacio Aldecoa. Aldecoa murió muy joven y era el lider de este grupo literario. Martin Gaite, Matute y ella eran grandes amigas y seguidoras de la forma de escribir de Carmen Ñaforet. Tambien fue la presidenta del colegio Estilo que bebía de la institución Libre de Enseñanza de la república (sí, aquella de Guiner de los Ríos que seguía las enseñanzas de Joaquin Costa y el krausismo, nuevos kantianos. era una escuela libre y laica, que recordaba los tiempos en que Buñuel Dalí y Lorca se reunieron en la residencia)

 
La colmena de Cela en cambio retrata las penurias de la posguerra, el dolor de unos seres metáforas de los perdedores. Esas pasiones están muy bien reflejadas. Cada cual en el gran abanico que da la historia puede coger a los autores que quiera, describir al ensayista de otro tiempo, reflexionar sobre la historia y la filosofía. El presocrático nos explica qué es eso del ser, del ente, de la realidad, de las cosas. ¿qué es Platón, qué es Aristóteles? Desde la máxima de las libertades la literatura posibilita la comprensión en un carácter libertario. Uno interpreta la vida acorde a lo que ha ido buscando y encontrando. 
 
El resultado final es la propia reflexión del individuo, que adopta una filosofía o otra. No es lo mismo la filosofía de Cristo Nietzsche Krishnamurti o Ignacio Jacuria (sacerdote jesuita) No es lo mismo monoteísta que panteísta, el existencialismo francés de Sartre que el catolicismo progresista de Susana Tamara, autora italiana de estas generaciones donde el corazón nos lleva.

 La manera de tocar los temas es diferente en cada época. En el existencialismo hay desesperación. En el cristianismo hay desesperación, pero también esperanza. Las conceptualizaciones son filosóficas. Toda la narrativa es filosofía y cualquier escrito en última instancia pasa por el filtro de la filosofía como reflexión. Cada personaje que sale en novela es un análisis del comportamiento humano que se puede llevar al terreno de filosofía. 
 
Le pasa lo mismo al cine o al arte no es lo mismo Kandinsky que la quietud de la pintura flamenca, las casitas pequeñas, las vidas tranquilas donde los personajes deambulan tranquilos por el puerto. El color maravilloso libertario a mas no poder de Kandinsky no dice nada, pero pone colores maravillosamente puestos. Apela a la vida, la de cada cual. Que cada cual al verlo haga lo que quiera, o sienta lo que quiera. Cuando lo ves te sorprende ese golpe de color, y el ver como esos colores y esas líneas guardan un sentido en el espacio. No tenemos palabras en primera instancia para describir un cuadro de Kandinsky. Sin darnos cuenta lo estamos descubriendo porque damos una interpretación de placer o en otros casos de rechazo ante cuadros tenebrosos. La desesperación esperanza estan bien puesta con esos colores. No dice nada, pero lo dice todo cuando vemos los colores de Klee o Rothko. Solo con el color, sin iconos, ya nos esta diciendo algo. Si ves una cara de amadeo Modigliani ves una mujer sonriente, un hombre mas serio. Podemos entender con el lenguaje lo que se nos quiere decir, pero con los colores es difícil interpretarlos con el propio lenguaje y sin embargo lo estamos haciendo. El propio Vasily Kandinsky dice que con el color trata de apelar al alma humana interior para que se despierte y al despertar saque sus conclusiones. Con una línea, decía Juan Miró con mucho acierto, hago una metáfora de la libertad. El que recibe esa imagen está sacando sus propias conclusiones de interpretación de esa línea, de ese dibujo, de ese color. El color es un significado mas grande que el del propio lenguaje, la propia palabra. Con la palabra se nos da ya digerido, con el color nos estimulamos. Con el color tu eres el que vas a digerir esa comida que tienes delante, haciendo una lectura interpretativa para sacar una conclusión. Te das cuenta de que sin buscarlo hay un mundo de lenguaje que está a pariendo, tomando conciencia o no ante ese lienzo que tienes delante. Pasa con Dalí, con Miró. Si ves el icono estas condicionado. Pero si solo pone líneas y colores no es necesario que nos diga nada. Somos nosotros los que estamos sacando las conclusiones, haciendo la interpretación de todo ello. Es muy rico ver un cuadro. Nos está dando gran cantidad de lenguajes. El arte es libertario porque es subjetivo, porque depende de nosotros mismos la interpretación. La interpretación de uno y de otro son válidas. Por eso la interpretación del arte es democrática, es personal e individual y subjetiva, pero respeta a todos, todas las opiniones. 
 
En psicología y en el psicoanálisis te preguntan a veces que siente usted ante ese cuadro. Si lo dices lo estropeo, si soy sincero. Si ves un cuadro, que es otro lenguaje distinto al literario, ¿para qué ponerle palabras? Tratamos de traducir todo con palabras. No respetamos ese lenguaje que se ha hecho. Molesta que haya crítica de arte, de teatro, de todo. Hay que respetar el lenguaje del arte. Si ha hecho un cuadro devuélvemelo, pero en el mismo lenguaje, no me pongas palabras. Has dado con un color, con una interpretación estética, lo puedes devolver con el silencio o con una obra similar a lo que uno ha recibido con ese cuadro. Para eso sería necesario que uno fuera Kandinsky, que todos lo fuéramos. Respondemos al receptor con un nuevo lenguaje. ¿Cómo contestar a Kandinsky? Le puedo contestar con el lenguaje, pero el pintor pide; contéstame con el mismo lenguaje. En el jazz se hace así, generas el lenguaje que contesta. Pasa en las improvisaciones, en los versolaris. O en la música. Hay que contestar con el mismo código con que uno se ha expresado. Lo haces con la palabra “yo he interpretado…”, pero a veces no coincide con lo que el autor siente. Al poner unos cuadros te preguntan qué sientes ante un cuadro de Kandinsky. Fluyen las palabras con el lenguaje verbal ante esos colores. La interpretación de quien se escucha es la que sea. El blanco choca con el negro. La persona interpreta acorde con esos colores. 
 
En el arte se empiezan a hacer otro tipo de interpretaciones, incluso en los museos. Hacen una obra de arte y aparecen bailarines. Se fusiona el arte pictórico con la danza, el movimiento. La pintura es un mar de sensaciones. Se puede interpretar desde el silencio hasta todos los lenguajes que existen. No estamos acostumbrados a ello. Cuando uno ve cuadro de Chagal se queda sin palabras para describirlo. En vez de hablar conversaciones baladíes donde el lenguaje no tiene sentido, deberíamos hablar desde el corazón y la cabeza. La mayoría de las veces usamos los lenguajes para pasar el tiempo, desde comentar el tiempo atmosférico en el ascensor hasta el no tengo nada que decir. Al cuadro onírico de ensoñación de Chagal le podría acompañar una danza de ese ese violinista en el tejado. El violinista flota como ser beatifico por encima de una joven catedral. Podemos expresarlo en música, jazz o nueva era, en los nuevos contenidos de estos mundos. La música podía ir acorde bajo los lienzos de Chagal. Carlos ha descubierto un video en YouTube donde aparecen pinturas y lienzos de Van Gogh. Voz Amancio Prada y Dolores pradera van leyendo poemas de García Calvo; “el mundo que yo no viva, ay de mi vida… “Se fusionan todos los lenguajes en uno; música, poesía, arte pictórico. El impresionismo de Van Gogh y sus colores van acompañados de una voz mientras ves sus cuadros. Son mundos oníricos que se materializan en él. Al final de su vida hace una interpretación tenebrosa, aparecen cuervos negros, el campo, el cartero que le dejaba las cartas que se hace amigo de él, la habitación, la taberna del pueblo… Eran cuadros de una delicadeza perfecta. La música de los cantautores son buen complemento de eso que estamos viendo.  Vemos la unión de varios géneros; canción, pintura, baile… en un discurso cinematográfico bien hilvanado en el video.
 

¿Como se crean los personajes? ¿desde una experiencia o desde la imaginación?, pregunta una chica al final de la charla. Hasta que no tienes madurez o no has vivido no puedes escribir de ello. Es imaginación, porque son seres que estan dentro de uno mismo, pero también es experiencia porque son personas que ves de fuera. Crear es una mezcla de lo que uno tiene en su vida interior y una representación de lo que se ha vivido observado y experimentado. El autor lo ha calibrado y entendido lo que quiere decir acorde a esa experiencia. Se genera un personaje alter ego de uno o se inventa otro personaje. Si se lo inventa ¿dónde esta la coherencia del personaje que estás creando? El alter ego es la prolongación de quién eres. Puedes inventar un personaje que no tenga que ver contigo. O que obedezca a la percepción de la vida porque lo has vivido o poner un personaje antagónico así porque has visto personajes así en tu vida. No importa que el personaje surja de la propia experiencia o sea una prolongación de tu yo. Lo que importa es que ese personaje tenga una coherencia dentro de su personalidad, que la parte psicológica esté desarrollada, que tenga una coherencia lo que hace, lo que dice. 
 
Eso se podría estudiar en la literatura y en la psicología. Todo personaje está sometido a la psicología que uno le pone porque es la prolongación de uno mismo o porque se lo ha inventado. Diferentes ramas del humanismo pueden estudiar a ese personaje. Flaubert decía; Madame Bobary soy yo. Había estudiado el alma femenina, había comprobado una serie de características y las había empleado en ese personaje. Describe las necesidades y movimientos de esa mujer que vive en una ciudad de provincias y desarrolla una psicología determinada, ensoñada. Lo había experimentado con una persona madura o había pensado que una mujer con esas características obedecía a esos condicionantes. Se podría inventar ese personaje, pero su estudio sería igual que si fuera un personaje real. Las dos cosas son igual de válidas. Carlos cree que no se lo inventó, que obedecía a los rasgos de una persona determinada que el conoció. No todo seria como el la conoció, habría partes de ella que ocultó o exageró. Lo que es cierto es que hubo una inventiva fruto de su estudio, de su análisis. Y el resultado del boceto es ese cuadro que es madame Bobary que obedece a esa realidad. Por último, como anécdota, Carlos cuenta que una persona licenciada en farmacia hizo un estudio sobre el veneno que Bobary se toma al final de la novela. La farmacéutica analiza el veneno que pide al boticario y toma. Su tesis doctoral iba sobre este veneno. 

 


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