Carta comercial enviada a todos los que aún siguen creyendo en
esta marca de calidad; el Cielo S. A
Dios quiere en primer lugar agradecerles su
constante apoyo, su inapreciable estima.
En segundo orden, Dios desea que no se escandalicen
al recibir esta carta en su hogar.
Muchos creyentes se asustan si Dios se comunica
directamente con ellos. Por sí algún religioso no lo sabe la religare es la
“RELACION” del fiel con Dios, un proceso de comunicación que hasta ahora sólo
ha tenido emisor. Por fin da la cara el receptor y se produce el feedback.
Ahora con la revolución de las nuevas tecnologías el contacto es directo y
personalizado, LA RELIGARE YA ES UNA REALIDAD.
Nunca Dios ha estado en contacto más instantáneo con
ustedes, ni siquiera en tiempos de Santa Teresa y los éxtasis y ataraxias
que la daban. No se trata de una alucinación, aparición, milagro o visión, sino
simplemente de una campaña de marketing de mis asesores celestiales. En ultimo
lugar quisiera excusarme por todos estos años de reflexión y relax en el que me
he hecho un master en prevención de riesgos mortales por la Universidad
Cósmica. Periodo de formación post- gradual tras el cual Dios vuelve y con más
fuerza que nunca. (Aunque algunos le quisieran muerto) Ante la perdida de
consumidores de nuestra fe, Dios se ha modernizado.
No pueden ni imaginarse el papeleo que tenemos allá arriba con esta
restructurización de personal y trasmutación de valores. Tenemos al directivo en Recursos Humanos que
no da abasto, venga a recibir llamadas de la centralita. Los teleoperadores no
pueden ni tomarse un respiro a lo Kitkat (no pueden ni ir a mear siquiera, la
cuestión vital sobre el sexo de los ángeles se zanjó en el siglo XIII con que podían
mear pero no copular. La cuestión es de índole ética y estética pues a estos
rollizos con rizos y bucles rubios no puedes imaginártelos efebos griegos.)
Los teléfonos no dejan de sonar; suplicas, clamores,
reclamaciones, peticiones de ayuda y de guía vital... Todos se defecan en Dios
(mecaguendios), dan gracias a Dios, se
despiden con un Adiós, se quejan con ¡Ay Dios! O ¡No hay Dios!, suplican
¡Dios mío! ¡Dios! ¡La Re Dios!.. Si el primer mandamiento es no usar el nombre
de Dios en vano es por algo. Estoy harto de que todos me mencionen para lo
bueno o lo malo, la situación es para volverse esquizofrénico.
Ustedes comprendan mi hartazgo laboral. Estoy
sufriendo “mobbing” y acoso de mis clientes. Estoy hastiado y alienado por los
feligreses. Uds. también se volverían unos neuróticos si escucharan
constantemente todos los pensamientos humanos, si pudieran leer todas las
mentes, ver todas las lágrimas, oír todos los sollozos... Buff ¿Pueden hacerse una idea del estrés en
que vivo sumido? Por eso les pido un mínimo de deferencia para conmigo;
invóquenme sólo en casos de fuerza mayor, ante reajustes existenciales, muertes
familiares y tragedias humanas. Por favor, no pongan una vela a la virgen para
que les cure las hemorroides porque ahora pueden operárselas, y la virgen esta
para otros menesteres (no para pecatas minutas o pecadillos).
A veces ni hallo fuerzas para seguir, pero el
espectáculo ha de continuar, hay que seguir predicando en los púlpitos a quien
menos culpa tiene, hay que seguir hablando del pecado carnal a las feligresas
célibes. Cada día se nos mueren unas cuantas, no vean la de clientela que
estamos perdiendo. Pero ¡claro!, Dios ha de ayudar a todos, ¿y quien ayuda a
Dios? ¿A quien le preocupa el estado en que me encuentro? Mis plegarias nadie
las oye, nadie está por encima de mí, no saben lo sólo que se encuentra uno
siendo el amo del mundo. ¡En la cúspide del poder uno se ve tan solo...! ¿A
quien podría quejarme? ¿A quien pido yo consuelo? ¿Al vacío, al viento, a la
Nada? Bueno... que no estoy ni para nihilismos. (Creo que me he desviado del
tema, lo cual también han de dispensar pues la memoria ya me flaquea con la
edad y el hilo conductor se me escapa por el alzheimer.)
Sigo informándoles de las reformas celestiales. (A más información; más
prevención de herejes, menos riesgos de infierno es nuestro slogan); Hemos contratado a una asesora de imagen.
Adjunto a esta carta publicitaria mi foto para que
vean que ya no soy un patriarca castigador de pueblos elegidos, sino un
encantador anciano benevolente y un poco cascarrabias, pero muy entrañable. Me
he afeitado la barba comunista esta, una larga barba blanca infinita que me
daba un aspecto conservador y carca. Ahora llevo una perilla lampiña y me he
teñido las canas. Según mi esteticista, este nuevo look inspira confianza sin
caer tampoco en los excesos de la competencia. ¡Si vieran a Lucifer!
¡Lo mismo conduce una hardley davison con aspecto
macarra de rebelde sin causa que se pone un traje de Armani para tentar a los
Faustos ejecutivos de Wallstreet!
He despedido a
todos mis antiguos consejeros; ángeles, arcángeles y burócratas querubines.
Eran improductivos, nada útiles. No hacían sino dormitar en sus apolíneas nubes
y orinar lluvia a los mortales. Se creían, por el mero hecho de ser
sempiternos, con su puesto ya vitalicio e inamovible. Hacían que hacían pero en
realidad se iban a tomar cafés o a echar la siesta ¡era inadmisible! No estaban
motivados, se dedicaban a vegetar, a vaguear ¡Unos zánganos ociosos con alas
eso es lo que son! No se sentían autorrealizados en sus puestos laborales,
alegaban que era enajenante ser el ángel de la guardia de nadie, que la
esclavitud había pasado de moda y que querían dedicarse a tareas más creativas,
como los evangelistas ¡Muy fisnos ellos no querían mancharse las manos con
trabajos duros e “inmanentes” como desatascar el retrete divino!. ¡Unos
acomidicios es lo que son! El trabajo duro no estaba hecho para esos seres
divinos, así que los he echado a la calle a todos.
En su
lugar he contratado a un personal competente y profesional. He ido nombrando
jefes de departamentos, áreas, subareas, micro áreas, secciones de atención al
cliente y mini secciones de campañas de publicidad, marketing mix y
potencialidad del desarrollo etéreo, entre otras delegaciones. Ventanillas que
te llevan a nuevas ventanillas y a nuevas ventanillas en el tercer piso, a mano
izquierda, tras la maquina de café, para decirte que debes bajar a la planta
primera, sección 3, azafata 8. – Muera usted mañana, hoy no nos quedan
disponibles de habitaciones-
Somos una inversora en intangible, una empresa
aseguradora de certezas vitales. Vendemos seguros de muertes, es decir; seguros
de vida ultraterrena. Vendemos plazas en el cielo, parcelitas en los campos
elíseos y vacaciones en el olimpo, edén y demás ciudades de Dios. También
poseemos purgatorios para aquellos que les parezca caro el precio de estas
viviendas; esfuerzo, penitencia, abstinencia, templanza... Y limbos para
aquellos justos que paguen en cómodos plazos de inocencia. No me gusta hablar
de virtudes, consulten a Aristóteles o San Agustín para informarse de las
condiciones de pago. Hemos segmentado el mercado celestial y ahora te buscamos
a ti, querido cliente potencial; tu te mereces ser divino, porque “tu lo
vales”.
Bajo los almohadones de mi trono celestial guardaba
la carta fundacional de este reino. Ya era un legajo apenas legible por el paso
de los milenios... el arca de la alianza carcomido de polillas, los muros de mi
torre de marfil padecían aluminosis (lo construyeron unos arquitectos del siglo
XII)... En fin, el reino divino había decaído, la empresa estaba en quiebra,
teníamos problemas de solvencia fiscal. Desde allá abajo nos reprochaban este
crepúsculo de los ídolos y el buitre de la declaración de la renta me acechaba
más que a la Lola Flores. Sin embargo, hemos superado la crisis bursátil
gracias a la autofinanciación de nuestros residentes más caritativos y ahora al
fin el Cielo S.A se ha legalizado. Las actas del mundo celeste descansan
seguras en la sociedad general de empresas (Tenemos la patente tras muchos
pleitos con mis abogados, ya que Visnhú, Zeus, Buda S.A, Ra C.A, Alá y los
suyos no me han puesto las cosas fáciles.)
Durante siglos el reino de Dios había funcionado
como una empresa vertical. Yo mandaba y todos obedecían. Pero esa forma de
organización empresarial cayó con la revolución francesa y yo sin enterarme,
aletargado como estaba. Encima funcionábamos de forma comunista, todos no sois
iguales para mí, todos no os habéis ganado el cielo, sólo los elegidos y
esforzados. ¡Faltaría más! De ese error de igualitarismo me sacaron Lutero y
Calvino. “La tierra de Dios para quien la trabaje” no es una frase acrata sino
el espíritu puro del capitalismo. Léanse por favor la parábola de los talentos.
Os doy unas semillas y hay que cosecharlas, ¿vale? No vale que os echéis la
siesta en plan cigala y luego las hormigas laboriosas os saquen las castañas
del fuego. ¡Se acabó la caridad!. El cielo hay que ganárselo con sudor en la
frente y dolor en el vientre.
La gente peca y se piensa que basta con confesarse y
ala; absuelto. No es así, hay que luchar mucho para ganaros estas vacaciones de
tiempo ilimitado. El paraíso ha subido sus precios, pero también ha aumentado
cuantitativamente y cualitivamente sus servicios. E incluso hemos instalado
ascensores entre los diferentes niveles celestiales y unas escaleras mecánicas
hasta el altísimo.
Ahora
el reino de Dios funciona con un sistema taylorista- maslowriano de
organización horizontal, todo muy demócrata y legal por descontado. Hemos
estructurado las necesidades ficticias de nuestros clientes en una pirámide, y
a cada necesidad ha correspondido una parcela de Dante. Al reino celeste le ha
llegado el tiempo del keynesianismo. El cielo estaba totalmente burocratizado,
parecía un reino enriquecido, un templo lleno de mercaderes.
Durante años he permanecido consintiendo este
retroceso. Todo en la tierra evolucionaba y nosotros nos quedábamos atrasados.
Una vez privatizada la compañía divina, despedimos a todos esos funcionarios
improductivos que vivían de las rentas.
San Pedro estaba que se dormía por las paredes. Por
lo menos tiene ya dos milenios. Nada, le concedimos una jubilación anticipada, le dimos una
indemnización y le afiliamos al INEM del Cosmos. ¡Vaya cancerbero más
decadente! Todo el día echando la siesta.
La de veces que le han robado las llaves y luego
teníamos que llamar al sereno. Entraba aquí todo el mundo cual Pedro por su
casa, nunca mejor dicho. Me robaban la égida y todos mis enseres dorados. A
este vigía, más cegato que Rompetechos, se le colaban todos los malos malotes.
¡Vaya hazmerreír de cielo! Cualquiera podía entrar y a san Pedro se le tomaba
por el pito de un sereno, nunca mejor dicho. Así que pusimos un portero
automático y no vean lo que hemos ganado en seguridad y confort, aquí ya no
entran ni los de Al Qaeda. Ahora ya no me da el insomnio y estoy tan seguro y
con una almohada Picollin para las cervicales que me masajea, ahora duermo como
Dios, nunca mejor dicho. (ya ven que he renovado mi sentido del humor tras unas
clases que me ha dado Aznar)
Otro de los factores que han contribuido a mejorar
el cielo ha sido la revolución de las
tecnologías puntas. ¡Qué de quebraderos de cabeza me
daba leer todas las cartas de mis fans!
El arcángel Gabriel, esa suerte de Hermes halado, me
traía diariamente sacos repletos de
cartas. Era fatigoso clasificarlas; ¿queja o alabanza?, ¿Duda de fe o plegaría
de agradecimiento?, ¿Confesión o súplica?...Se me acumulaban los papeles y
desistía ya de leerlos. Ahora están ordenados por nombres, estructurados por ciudades, catalogados por
modelos prototipicos esteorotipizados y estandarizados. En un archivo
organizamos los albaranes de las peticiones monetarias. En otras carpetas
metemos las ayudas amorosas. Etc Ahora basta teclear en el catalogo cibernético
para encontrar algo. ¡¡¡Orden, Orden!!!!, nos hacía falta en la casa de Dios,
en esta casa de locos. (tal como ese volteriano o izquierdoso ateo de Voltaire
la definió de bien)
Estaba tan cansado que cometía muchos errores (errar
es divino.) Los africanos me pedían lluvia para superar sus sequías y poder
cosechar, así que mandaba inundaciones a Sudamérica. Castigaba a los justos,
los últimos eran los últimos y los primeros los primeros, quien ponía la otra
mejilla iba al infierno y se llevaba la ostia (no la sagrada precisamente)
...etc En fin; Un caos en resumidas cuentas. Eso ya no pasa, porque hemos
sustituido a San Gabriel por un programa de mensajería instantánea. Internet me
permite estar en todos los sitios. Soy el ojo que todo lo ve, un gran hermano
orwelliano que espía y bendice vuestros sueños desde la pantalla de vuestros
ordenadores. Aunque para no faltar a la sacra Verdad he de decir que en el ojo
izquierdo me ha crecido un poco el astigmatismo y en el derecho padezco unas
cataratas galopantes, que en breve pienso operarme. ¡Cosas de lastrar 7
milenios o más! Hemos acabado con la mili obligatoria, despidiendo huestes
enteras de ángeles bélicos.
El infierno ya no supone ninguna amenaza porque
ahora el infierno no son los Otros, sino que somos nosotros, todos, ahora
podemos predicar el pacifismo con total impunidad, con nuestra bomba atómica a
buen recaudo. Una bomba atómica hecha de amor al prójimo y buenos sentimientos
obviamente. Ahora sólo habrá batallas entre monopolios por la conquista del
mercado. He de conseguir más adeptos que la televisión y no vean lo costosa y
dura que es esta lucha por el shared; a nuestros predicadores tele mediáticos
no les ve nadie.
Antes podía leer todas vuestras demandas, pero ahora
la vista apenas me alcanza. Esos mamotretos monacales, códices elaboradísimos
con tomos lacrados en oro, filigranas y caracteres góticos han quedado
desfasados, out, ya no se llevan, han pasado de moda. Así que ahora recibo sms
(mensajes de móviles) y correos electrónicos. No crean que no hemos quedado
atrás, hay que estar a la altura de los tiempos, como decía el insigne filosofo
español (Gasset) y dudo que haya más altura que esta. Hay que predicar con el
ejemplo, y los primeros que nos reciclamos empresarialmente somos nosotros. Hoy
en día la ley es “nada fuera del divino mercado, todo con la economía y hay que
saber inglés”. Son los tres imperativos categóricos de nuestra posmodernidad y
nuestra compañía no puede quedarse atrás. Nosotros pensamos por usted, usted
sólo asista diariamente o dominicalmente a misa, le mantendremos informado día
y noche, las 24 horas si se conecta a nuestro satélite Vía “Catecismo digital”. Le mantendremos bien
informado en su redil, digo sofá y usted sólo tendrá que balar, digo firmar.
Firmen sin leer la letra pequeña, por favor, cuanto antes mejor. Firmado
(con sangre de becerro sacrificado o de oveja descarriada)...
Su muy amado y siempre suyo, excelentísimo
y omnisciente:
DIOS

Sí, regalo el alma.
(marcar una cruz cristiana en la casilla si no
saben firmar)
Letra pequeña que no han de leer: Esta compañía de seguros no se responsabiliza del
número de plazas, ni siquiera de la existencia del Paraíso prometido. El cielo
se reserva su derecho de admisión. A su vez el cielo S.A tiene derecho a
atestarle el buzón de publicidad del Mundo Cristiano y otras revistas. (Queda
invalidado para el cielo todo aquel que haya practicado alguna vez en su vida
el pecado de Onan) Una vez firmada, esta carta publicitaria se autodestruirá en
7 veces 7 minutos o se quemará en 6,6,6 minutos. Poner en lugar caliente y
seguro pues la contrata mefistofélica arderá y pondrá todo perdido de ceniza.
La tentación esta en todas partes. Firmado; el diablo.
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