lunes, 7 de marzo de 2016

SARTRE; EL INFIERNO SON LOS OTROS

Sartre es el filosofo existencialista por antonomasia. Para él el ser está condenado a ser libre, lo que conlleva elegir y a veces equivocarse. Somos seres en si, existimos, y para si, abocados a la muerte (como en Heidegger, nihilista oscuro de la negatividad)  el ser es el que será, y huimos del ser, porque sabemos que es temporal, que nuestra condena es la muerte.
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Proyectamos nuestro Yo ideal en la temporalidad. Esto quiere decir que su filosofía es vitalista y no sistémica, como la de Hegel. Su filosofía es un proyecto de vida. Por eso se la engloba dentro del vitalismo. Sartre lo resume con su frase; la existencia precede a la esencia. Es decir, primero existimos y vivimos y luego filosofamos. Toda filosofía, y esto lo adelantaba Nietzsche, parte de la imaginación de unos hombres de carne y hueso. Por lo que ni la filosofía ni la ciencia tienen la verdad. Ya decía Nietzsche, que era filólogo, que él más que filosofía hacía prosa poética. Aunque esto no gustaría mucho a Platón, que creía su filosofía la Verdad suprema y algo científico y que desterró a los poetas. A partir de Nietzsche la filosofía contemporánea reniega de Platón, como la obra Matar a Platón de la filosofa Chantay Mallard.
Es por ello que Sartre se expresó en el género literario además del ensayo, siendo su obra más famosa la Nausea. En la Nausea el protagonista es una caricatura de Descartes, sólo que va un paso más allá del giro cartesiano; pienso luego existo. Primero existo y luego pienso, parece querernos decir Sartre. El protagonista es un filósofo en crisis que se sienta en los cafés de París y de pronto empieza a ver con vida propia a los objetos. Sartre nos habla de que el sujeto, el individuo, es más importante que su objeto, su realidad. Por ello Sartre es abiertamente ateo. Lo importante para Sartre, (al igual que para los griegos o los renacentistas o los ilustrados o toda la era contemporánea), es el sujeto en libertad. Libertad que supone una responsabilidad, individual y social. Social sobre todo, por lo que el filósofo o escritor es también activista, es un intelectual comprometido con la causa política, que se implica y moja con su realidad. Ya desde Zola, también francés, ha surgido esta visión del intelectual comprometido.  Él mismo perteneció a la Resistencia Francesa, militó en el Partido Comunista y dejó frases como el “infierno son los otros”. Es decir, el hombre como animal social esta enfrentado a su comunidad., y surge el conflicto kafkiano con la autoridad (paterna, o estatal, patriarcal) El hombre enfrentado a Dios Padre. Hoy en día diríamos que el infierno sé mua, que el infierno es cada uno de nosotros.
El protagonista de la Nausea tiene mucho del propio Sartre. Sus relaciones abiertas con estudiantes, su matrimonio de amor libre con la feminista y filosofa Simone de Beavour, su compañera en la vida y de tertulias en el café de Flore. Incluso hay un personaje llamado el autodidacta al que echan de la biblioteca.
Somos seres conscientes pero el mayor consciente es Dios y deseamos ser como él, el proyecto imposible de ser un super hombre. Por tanto la vida del hombre es una pasión inútil y el mundo no tiene ningún sentido, más que él que inventamos, el que le damos. Desde Soren Kinkegaard el existencialismo nos habla de esto, de la falta de proyecto, del sin sentido de esta vida. Todo proyecto de futurición resulta al final algo fútil porque nos espera la muerte. Esa angustia del hombre le hace querer ser dios, pero somos como moscas pegadas en una telaraña y la araña que nos devorará es el tiempo. Esto se ve en su obra Las moscas. Inventamos un Dios por esa angustia metafísica y existencial del hombre, por eso le inventamos a nuestra viva imagen y semejanza.
Su filosofía es una filosofía de lña libertad, de creencia y religión, social, de emancipación de la mujer, de socialismo y marxismo. Sartre rechazó el premio Nobel, que se lo dieron a Camus, por esa rebeldía social contra todo. El intelectual siempre en malestar con su sociedad (como vio Freud) inventa sus sistemas filosóficos, en el caso de Sartre no nacidos del resentimiento católico sino del deseo de Libertad.  Libertad condenada a una responsabilidad.  
Sartre fundó en el 45 la revista tiempos modernos, tradujo a Baudelaire (flores del mal) e hizo una biografia de él y de Flaubert llamada “el tonto de la familia”. El escritor como una persona débil, como era Flaubert en su infancia o Proust. El tonto de la familia nos remite al  idiota de Dostoyesky, ese príncipe del que todos se ríen. Y es que muchas veces se ha dado el caso del escritor príncipe, del escritor burgués, que sin embargo tiene un ideario libertario. Pienso por ejemplo en Nietzsche, Tolstoi o Bakunin que tenían títulos nobiliarios, principescos. Bakunin era un príncipe anarquista. Sartre siempre estuvo en la barricada, apoyando la Revolución. En su critica de la razón dialéctica critica el marxismo totalizador y unitario de entonces (seguidor del sistema unitario de Hegel; todo lo real es racional y lo racional es real) y critica también el concepto de razón kantiana. Estuvo en el partido comunista del 50 al 56. Se apuntó a la invasión soviética a Hungría, la apoyó en sus columnas. Escribió sobre el fantasma de Stalin. En el 67 condena la guerra de Corea y Vietnam pero será en Mayo del 68 donde más se posicione políticamente, siempre con un ideario cercano a la izquierda comunista. Maestro libertario y utópico, su pensamiento influyó en la escuela de Frankfurt (Erik Fromm, Marcuse, Adorno…) y en los filósofos postmodernos, y existencialistas.
Sarttre estaba ciego de un ojo desde los 3 años, y tuvo hemorragias en el ojo sano. Nos queda la imagen de él como la de un hombre feo y menudo, con sus gafas de culo de vaso. Por suerte su problema no le impidió leer y escribir. Es famoso por sus discursos, su apariciones públicas, sus declaraciones, entrevistas y testimonios y por dejar frases lapidarias como el hombre esta condenado a ser libre. Simone de  Beavour le acompañó toda su vida, un pacto de amor libre en la que ambos tenían amantes y ambos eran feministas. Sartre murió el 15 de abril de 1980. 20 mil personas asistieron a su entierro. Sartre es el ejemplo de autenticidad y compromiso. El autor del ser y la Nada, y un icono cultural. Sus ideas políticas estaban siempre en contra de los regímenes totalitarios fueran de la ideología que fueran. Apoyó a los países del Este, Polonia y Checoslovaquia y por supuesto que tuvo sus equivocaciones políticas. Otra de sus obras es el  Existencialismo es un humanismo que sigue con su idea de que es antes la existencia que la esencia. Fue antes el huevo o la gallina. Nos definimos por nuestros actos, esto nos da responsabilidad. Hemos de dirigir nuestras vidas con razón autónoma y no heterónoma (impuesta desde fuera como la religión o el estado) Dirigirlas sin un principio superior. Pero que miedo da a  veces la libertad. Ante el miedo a la libertad (erik froomm) pedimos al cielo unas cadenas. Afirmar la libertad individual, la creatividad y nuestros propios valores. Es más importante lo dionisiaco, la vida, que lo apolíneo; la abstracción, la sistematización..  Ahí queda este hombre bueno como un ejemplo moral y un filosofo imprescindible en la historia.  


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