¡Los europeos queremos ser
ciudadanos de la polis! Ha llegado nuestro éxodo rural. Kavafis escribió sobre
las Ítacas que buscamos sin hallar “Dijiste; Iré a otra ciudad, iré a otro mar” Hoy atisbamos ese puerto;
Mezcolanza de Culturas. Si algo nos caracteriza como europeos es el deseo de
volar y viajar, posarnos sobre las ciudades como golondrinas en los canalones,
aves de paso con las alas de la libertad.
Ser Europeo es llevar tu ciudad en la sangre,
pero llevarla por todas las ciudades. Ser europeo es realizar el camino de
Santiago y peregrinar a Roma. Lo importante de este camino no es la meta, sino
el camino per se. No importa a donde va la Unión Europea; si no deja un sólo
día de defender su ancestral democracia, Europa llegará a Itaca. Visitará Jena
y su filosofía, Brujas y su corazón abierto al mar, llorará inundaciones en
Venecia, pasará los otoños en Lisboa y las primaveras en París. Europa olvidará
todo espectro del pasado, solo quedará el monstruo del lago Ness y el del lago
Leman (En Ginebra); Frankestein. Europa, como este nuevo Prometeo, ostentará el
fuego concedido por los dioses, en las Olimpiadas, mas no lo disparará desde su
arco, no incendiará los bosques, no arderá más Roma y... Guernica jamás volverá
a ser ceniza de árbol. Pasearemos por las calles del Ulster sin temor,
no escaparemos más de humos y sirenas en avisperos bélicos. La democracia
griega nos recorrerá cada poro de la piel. Nuestras cejas serán arcos
bizantinos nunca fruncidos, nuestras lenguas viaductos de paz y las manos;
puentes entre naciones, sobre el Sena de las sonrisas. ¿Dónde encontráremos los proyectos megalómanos
de Carlomagno o Napoleón? Preguntemos en
los cementerios. Nuestros muertos desbordan sus tumbas, susurrando que no
repitamos errores. Estos muertos siembran a “la vieja cortejada de Zeus”
(Europa) de un reguero de sangre que sólo las lágrimas de un niño lograrán
barrer. Ese niño inocente de las culpas del pasado, será la nueva Europa. Recién concebida como rayo de luz en
un claustro tenebroso, aceptará a todos los países, no por sus ropas, sino por
tolerancia, como los críos aceptan a todos en el corro de la patata.
Europa no conoce este juego
infantil tan popular en la España que se hartó de jugar a la guerra. Este corro
de manos extendidas rodeará nuestro continente, circunferencia sobre bordes
picudos y depresiones de la geografía. El circulo se abrirá al infinito,
aceptando a todos los que se presten a él.
¡Levantemos las ruinas de Atenas!
¡restauraremos la democracia como
gobierno de los niños y no de Papá Estado!, como gobierno del pueblo y no de
los tiranos. Construyamos polis cosmopolitas, ciudades que no se coman su
historia ni en ella se anclen. Ciudades tejidas de la tela de la libertad,
laberintos, donde volar y viajar, serán uno y serán PAZ.
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