domingo, 30 de octubre de 2016

ANA MARIA MATUTE, LA NIÑA DE LOS CABELLOS BLANCOS


la Niña de cabellos blancos nace en 1925. Su familia posee la fabrica de toldos y sombrillas. Su padre es un terrateniente de la rioja de familia burguesa de 5 hermanos. En Barcelona y Madrid se siente desarraigada. Es mala estudiante pues un niño no hace caso de lo que no cree, y las monjas le parecían idiotas. Pasa la infancia rodeada de la naturaleza y tiene una enfermedad infantil por lo que pasa su niñez en la casa de sus abuelos en Mansilla de la sierra, la rioja. Aquello era un palacio de cristal, una jaula de oro pero descubre la pobreza y el hambre, a los niños desarrapados. Es una vida muy dura. Su  madre es muy castellana, como hija del cid y, su padre un Ulises. Le gustaban los bosques. De niña decía que había visto al diablo, no me extraña, la respondieron. Desde niña vio elfos y hadas y cosas sobrenaturales en la naturaleza. La madre la contaba cuentos y conservaba sus cuentos de niña en un cuaderno con dibujos infantiles. En su cabeza pasa de todo; Jung y el inconsciente, los cuentos de hadas, se pierden los niños y en el bosque encuentran soluciones. Está muy influenciada por los cuentos de los hermanos Grimm y de Andersen. Ve duendes, trasgos, seres mágicos, como las ilustraciones de sus libros. En el bosque pasa de todo. Ahora es una anciana que no sabe escribir discursos cuando le dan el premio nacional de literatura. Matute tenía desde niña una casa de muñecas, donde inventaba historias para sus muñecas. Desde niña estuvo dedicada a la escritura y la lectura. Luis racionero solía decir que un escritor con diez años en Somalia no es escritora pero en España si puede serlo. Ella tuvo formación de escritora autodidacta. Aprendió a filosofar de los textos, pero aún más de la experiencia de la vida. “yo he filosofado pero también he vivido” Destaca desde niña su capacidad de observación y la protesta ante la injusticia, ante lo injusto del mundo y la pobreza. Su infancia no es del todo feliz ni desgraciada; en el aspecto material desde luego que no, pero “era una niña rara e incomprendida, con mi fantasía creaba otros mundos, historias, personajes, leía las revistas infantiles de Heidi y los cuentos infantiles de Celia de Helena Fortun” Muy pronto supo lo que es el odio, la crueldad, la incomprensión y la maldad humana. “no estoy nada orgullosa de pertenecer al género humano., que es cruel por naturaleza” la Guerra fue una escuela tremenda. Quizá por eso sus cuentos tienen tanta dureza visual y siempre reflejan sentimientos de crueldad, sin simpatía por sus personajes “tremendistas” Se la considera una autora tremendista, una autora de la generación del 50, una niña de la guerra.  Para ella la creación del cuento es decir el máximo a través de lo mínimo, como la poesía. Tenía una tradición rusa, inglesa de literatura. No es una escritora de cuentos para niños. Recuerda su muñeca Pipa, una muñeca hecha por una niña que se la tiran y se muere la niña. En la rioja escribió y se sirvió de inspiración para Historias de la Artamila. Luego surgió los Niños tontos, como un libro de juegos para los hijos de los ricos que se compadecen de los hijos de los pobres. Matute es una niña con ojos de adulto, conoce la crueldad y maldad de los hombres. Escribe lo que ocurre a su alrededor, refleja la guerra civil y posguerra, por lo que la podemos considerar una autora realista. Pero se sirve de la fantasía como arma para enfrentarse a esta realidad, por la que podemos considerarla narradora fantástica. Con 17 años escribe primera memoria, tarda 10 en publicarla. Era una joven de buena cuna en la España de los años 20. Si una cosa no le gustaba lo decía. Era más libre que la medía, con más derecho a explorar lo que le daba la gana. Fue ingenua al casarse, era guapa, ligaba mucho, “si fuese un señor me fijaría en mi misma”; dijo una vez. Le gustaba el trago de vino y cubata y la llamaban la pequeña cosaca. Se casa en 1952 con Ramón Eugenio de Goikoetxea. Los hombres van tras ella como locos. El matrimonio no la fue bien. El marido era un vividor que le hace muy infeliz. Iba de escritor, pero no escribía nada. Se hace amigo de su hermano pequeño para ligar con ella. Responde al arquetipo de poeta maldito, no es demasiado buen poeta ni le publican nada ni le invitan a actos poéticos. El marido malvado la aparta de sus amigos y familia, está medio secuestrada por él, que la maltrata. Ester Tusquets se llevaba todo el dinero, y los contratos de ella. No era una buena época cuando nace su hijo Juan Pablo. Aquel hombre que tenía por marido era una influencia negativa para el niño. Cuando te quitan un niño de 8 años de tus brazos te sientes rota. Nadie se separaba en la época pero ella se divorcia. No estaba orgullosa de su clase social ni era feminista pero actuó como tal. Yo soy mujer, antes que madre, amante, esposa. Destaca sobre los escritores de su generación. Gana el premio Planeta en el 54 con pequeño teatro. El Nadal en el 59 con primera memoria. En el 59 el nacional de literatura con los hijos muertos. No escribe para ganar premios pero si se los dan tan contenta. Cuando gana el Planeta tiene cuarenta años. Se lo dedican así; flores rojas para una narradora morena. Era una nna novela perfecta según Terenci Moix. Juan Manuel Lara decía que los cuentos no hacen escritores pero sí lectores. En 1965 recupera la custodia de su hijo juan pablo, y da conferencias en universidades americanas. Consigue la Patria potestad del niño. No cree en las casualidades, hay algo mágico en la vida que la fascina. La hacen una invitación de dar un curso todo el año, y allí conoce profesores de literatura en USA: Yo soy la literatura . Cela compra su chalet en Mallorca. Ir a usa en la época es hacer las américas. Matute se vuelve a casar. Se casa con Julio Brocach, un empresario y se establecen en Sitges. Se parecía a Paul Newman. La saca del bache. Aquel era el marido bueno. Eran las épocas más felices de su vida, celebraban cenas pantagrueles y medievales, en el bar el trasgo. Escribe la Torre vigia. Sigue costruyendo ciudades en madera y casas de muñecas. Son joyas medievales. Conoce a gil de biedma, marsé, barral, rosa chacel, terenci, a m moix, angel gonzalez. En aquella época, la que debía ser más feliz, sufre su peor depresión. Un agujero negro, una depresión tremenda, no se sabe por qué. Ahora que tiene a su hijo y marido más querido, y un trabajo con éxito. Sufre una depresión brutal, violenta, autodestructiva. Pasa tres años sin publicar, deja de escribir. Está en la lista de escritores más importantes de la posguerra española. Muere Julio, su gran amor, de un neurisma cae al suelo, y muere el día de su cumpleaños. Las casualidades no existen. Publica en el 96 su obra más famosa y conocida; olvidado rey Gudu. Se situa en el primer plano de la literatura española. Este libro la saca de su depresión. Ella misma dibuja las ilustraciones del rey Gudu, de Gudilina, de tontina, el trasgo. Son preciosos estos dibujos de sus cuentos. Con Carmen Balcel escribe para los cuentos de la primaria. Ingresa en la RAE, con la H mayúscula. Se convierte en la tercera mujer que ingresa en la RAE en 1913 Juan Manuel valva era entonces el director de la RAE. Retrata en sus novelas  la naturaleza, el bosque (tan presente en María Zambrano), la vida, y la maldad humana. El Realismo descarnado de posguerra se complementa y mezcla con la fantasía medieval de sus últimas obras. Se hace una voz narrativa propia. Es independiente, no cede a nada, ha hecho y escrito lo que ha querido. Ha vivido como ha querido. Es una referencia como escritora y como persona y hay muchas personas influidas por ella. No podemos encasillar a los autores, ni definir rey Gudu como un ciclo de guerra, de imaginación o de fantasía. Ella solo ha tenido miedo a la muerte y al desamor. En el 2010 le dan el premio cervantes cuando ya tiene 85 años. Es candidata al nobel, como Benedeti. El cervantes lo suele ganar un escritor cuando muere. Su discurso del Cervantes es exquisito y magnifico; una reflexión de la creación literaria, del tiempo. De niña era tartamuda por miedo y por defecto físico. Relató los bombardeos de la guerra, describió las mujeres de la época, la extrañeza con la realidad, el malestar con la cultura. La recordamos todos en aquellas entrevistas vestida con su traje color perla, el pelo blanco, coqueta y presumida, como un hada buena. El cervantes la llega tarde. Ella era esperanzadora y positiva pero no conformista. No se daba importancia así misma, era un ejemplo de humildad y modestia verdadera. Ese premio ha juntado y se lo han dado a escritores hombres de peor calidad. Ella tenía el corazón muy puro, como de agustina Aragón, o de Juana de arco. Todos decían; nos va a enterrar a todos, y ahora la enterramos a ella. La operaban, la pasaban por quirófanos, y ella siempre resurgía como el ave fénix hasta que su cuerpo ya no pudo más. Ella temía que la llamáramos loca porque pensaba que no se iba a morir nunca. Todo termina, todo se olvida, así termina el libro olvidado rey Gudú y así debe ser. La vida no es la acumulación de cosas terribles, porque la vida es bonita y vivir es un misterio que luego se olvida.


 

El viernes 4 de enero del 2013 a las 23.15h se emitió en La 2 el documental LA NIÑA DE LOS CABELLOS BLANCOS
FICHA TÉCNICA
DURACIÓN: 57'20”   Direción y fotografía David Fontseca Romanos Guión
José Luis Gallego José Luis Ibáñez Ridao


Producción ejecutiva Julia Otero  Producción ejecutiva TVE Rosa Pérez Roa

IMPRESCINDIBLES - RTVE.es 21.12.2012

Un repaso en imágenes a la obra de una de las escritoras más célebres de la literatura española, con la participación de destacadas figuras de nuestra cultura. El documental recoge los pasajes más emotivos y destacados en la vida de la escritora Ana María Matute, Premio Cervantes 2010, narrados en primera persona y con el tono más íntimo.
“La niña de los cabellos blancos” es ante todo un homenaje a Ana María Matute: considerada como una de las más grandes figuras de la literatura española de post-guerra. Desde sus primeros recuerdos de infancia, anteriores a la guerra civil, hasta el dolor y el desgarro que produjo en su mundo el estallido del conflicto, el documental se inicia con un repaso a esa “infancia robada” para adentrarse poco a poco en los recuerdos más íntimos de esta mujer, cargada de coraje y vigor, que deberá hacer frente a los más duros avatares personales en un entorno de lo más hostil, siempre con un alto sentido de la dignidad.
Ana María evoca aquí sus primeros cuentos publicados en la revista Destino. Eran los años 40, en aquella España en blanco negro dónde la penosa tarea de subsistir obligaba a menudo a la delación entre iguales, al hurto a los necesitados, a la mentira impía. Algo que Ana María retrató impecablemente en sus primeras obras, retratos de la angustia y la ansiedad de los años de posguerra, casi siempre desde el espanto o el asombro: Los Abel(1948), Fiesta al Noroeste (1952), Pequeño teatro (1954), En esta tierra (1955) o Los hijos muertos (1958). Como nos recuerdan sus amigas personales Ana María Moix y Ester Tusquets el fracaso de su matrimonio, con la consecuente pérdida de la custodia de su hijo, la lleva a vivir una difícil situación personal que logra superar refugiándose en su talento, mientras se suceden los grandes reconocimientos a su obra dentro y fuera de nuestro país.
La llegada de un nuevo amor marca el inicio de su mejor etapa, unos años de plenitud en lo personal que, sin embargo y contra pronóstico, dan paso a un período sombrío, el de la depresión, que la sumirá en el más absoluto silencio creativo, desapareciendo de la escena cultural durante casi 20 años.
Si existe un lugar común en la obra de Ana María Matute es la naturaleza, de la que se confiesa añorada amante y a la que ha permanecido estrechamente unida desde su infancia. Una infancia que transcurrió en buena parte en el pueblo riojano de Mansilla de la Sierra, rincón de natura agreste y rodeado de frondosos bosques dónde había nacido su madre.
El bosque esconde la historia de todas las historias que siempre quise contar...
El bosque ha sido su principal fuente de inspiración, tal y como nos remarca el presidente de la Real Academia Española de la lengua José Manuel Blecua, que alaba su discurso de ingreso: “El bosque es para mi el mundo que me ha fascinado desde la infancia, el espacio de la imaginación, dónde aprendí que los vuelos de los pájaros escriben en el cielo las palabras de donde han brotado todos los libros del mundo. El bosque esconde la historia de todas las historias que siempre quise contar...”
Cargada de títulos y premios y traducida a más de 30 idiomas, la obra de Ana María Matute es una de las más importantes de la lengua hispana actual, tal y como reconoce el fallo del jurado del Premio Cervantes. Espido Freire y Lucía Etxebarría se sienten escritoras en buena parte por la influencia de los cuentos de Matute. También ellas son dos heterodoxas que le rinden tributo en el documental.
Entre recuerdo y recuerdo, mientras escribimos con imágenes el relato de su vida, volvemos al presente: para acompañarla en uno de los días más importantes de su vida. Es el 27 de abril de 2011, y la acompañamos a la peluquería, viajamos a su lado, la acompañamos en todo momento hasta qie llega el coche de la Casa Real para recogerla en el hotel y conducirla hasta el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Está emocionada y nerviosa, va a recibir el Premio Cervantes de las Letras.
Hemos viajado durante 50 minutos a lo largo de los 87 años de una de las más grandes escritoras de nuestra época. La despedimos con el más importante galardón en lengua española entre sus manos.


Créanse mis historias porque las he inventado yo.
 
 

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