lunes, 24 de octubre de 2016

PREMIO NOBEL A BOB DYLAN


A Carlos de Agustín el premio nobel a Bob Dylan le parece el premio a una generación, muy subjetivo. Es más, el premio a un tiempo histórico que ya se ha ido. Se ha premiado la nostalgia. A la desesperación pone Bob Dylan esperanza con sus letras y su música. Con el paso del tiempo se premia la nostalgia. Escribe bien, pero no le han dado el premio por escribir bien sino por lo que simboliza. El drama de todo esto es que se ha dejado de dar el premio Nobel a escritores que quizá se lo merecían más, como el sirio que vino a hablar a Bidebarrieta. También se lo podían haber dado a Leonard Cohen. O a Paul Auster que es también un símbolo de “la movida americana” y de aquella época hipee. Está claro que la literatura no es sólo la escrita. Ahí tenemos la tradición oral de los trovadores, bardos, aedos, los juglares, los cortesanos del renacimiento… es como dar un premio al romancero popular español. Hay quien opina que Bob Dylan no es escritor. Si no hubiera musicado sus letras no las conoceríamos, estarían muertas en un libro auto editado de poesía en la parte más escondida de una librería de viejo. Pero es que el arte es muy injusto. La cantidad de Bob Dylans que habrá en el mundo y que no se han llevado el Nobel. Muchos opinan que lo que se intenta es abrir el abanico de futuros premios nobeles; fijarse en otros aspectos de la cultura. Se pòdía premiar el mejor ballet, la mejor opera o el mejor comic. La academia sueca ha querido renovarse con 80 décadas de atraso. Para la academia sueca es trasgresor y moderno un cantante que tuvo su sentido y su lugar en los 70. Esto nos lleva a cuestionar también porqué le dieron el nobel a Obama por algo que prometió y que al final ni siquiera llevó a cabo. O a Al Gore por su proyecto climático. Bromean diciendo que cualquier día se lleva el premio Nobel el inventor del kalimotxo. Pero, insisto, es un premio a la utopía. Las letras son bonitas, pero imagina que no fueran bonitas…Dylan representa la esperanza de un tiempo histórico, de un momento concreto. La respuesta está en el viento. A la negritud de la vida real pone él poesía durante años. Generaciones de millones de seres silenciosos le veían como punto de referencia de los 70. Es un símbolo y sus letras merecen la pena. Cuando se premia a la utopía esta deja de serlo porque ya es algo plausible y no lo infinito. Ya no es el futuro, el sueño… sino una realidad y entonces pierde su sentido utópico.  Seamos realistas, soñemos lo imposible. Y cuando lo imposible se hace posible deja de tener razón de ser. Es un premio al paso del tiempo, a toda la carrera, a los nostálgicos que escuchan Kiss fm y a los beatles. No es él, es lo que representa. Un premio a los 70, a la cultura o contra cultura de revolución, a los California dreams, al pacifismo de Gandhi, al budismo, al cristianismo catequista reformista, a la new age, al ecologismo, al feminismo, a las alternativas contraculturales. Se lo dan en 2016. Lo que entonces era vanguardia es hoy producto de mercado y es asumido por el sistema. Como las camisetas con la efigie del Ché.  Sartre rechazo el Nobel y otros premios literarios por lo que representaba. Dylan lo donará a la causa palestina, contra el demonio israelí. Es un Icono premiado, renacimiento de un tiempo pasado. Hay otros autores; Paul Auster, el sirio de bidebarrieta…. pero ¿Quién no tiene un disco de este hombre? Poetizaba el entorno que era hostil, como mariposas blancas que en las flores exhalaban un olor fresco. Premian la vida y las utopías poéticas. De Prada se pronunció también contra el premio a Dylan cuando habló de su novela las máscaras del héroe (no confundir con la tarea del héroe de Savater). Juan Manuel de Prada tiene una novela de una cantante de country y la cultura de masas está muy presente en sus obras y novelas. Sabemos que Blas de Otero escuchaba a Bob Dylan. Estaba muy puesto y al día de las nuevas corrientes musicales. Seguro que de vivir Blas se hubiera enorgullecido del premio a su ídolo musical. Y no creo que le hubiera molestado el hecho de que no le dieran el Nobel a él. Prada nos habla en su novela de la Generación del 98 y del 27 en el gijon, de pedro Ruiz Valdés, un anarquista bohemio en Madrid de 1900. Y en el fondo es que necesitamos alimentarnos de mitos, iconos, símbolos… alguien a quien imitar, a quien idolatrar, a quien seguir. Maestros, padres, gurús.. a Fernando García de Cortázar, miembro de la real academia de la historia (y jesuita convencido y conservador de la universidad de Deusto) le parece fatal lo de Dylan. Cortázar tiene ya sus añitos, y no sabemos si este eximio historiador escuchaba a Dylan o no lo escuchaba. Carlos de Agustín en el 77 descubrió a un nuevo autor. Escucha a este tio nuevo de EEUU, le dijo su amigo. Era entonces un desconocido Bruce Spregteen. Este hombre va a tener mucho éxito. Las letras de Bob Dylan son una poesía especial, un juego entre el lenguaje y la música. Se ha premiado la utopia. Y quizá la respuesta a todo esto…. Esté en el viento.
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