LUISA ETXENIKE - MARIAN IZAGUIRRE - TXANI RODRÌGUEZ
Hoy el tema que se va a tratar en
la biblioteca de Bidebarrieta es el de las escritoras frente a los personajes
masculinos. Van a hablar de género y de temas de actualidad de los que se está
hablando mucho como las polémicas con los asuntos sexuales y violaciones en
Hollywood o la academia sueca del Nobel de Literatura (este año no se da y el
próximo darán dos premios) o con la novela Lolita de Nabokov, si era un
misógino y tal. Para ello tenemos a la donostiarra luisa Etxenike y a la
bilbaína Marian Izaguirre, que han creado personajes femeninos o que son
hombres o cuyo genero no se llega a rebelar. Es una charla muy interesante.
Luisa Etxenike ha publicado los
peces negros (que continua con el arte de la pesca), el detective de sonidos,
el ángulo ciego- premio Euskadi-Bobino (Txani lo recuerda con especial cariño,
publicada en la editorial basarain) y también relatos o obras de teatro como la
herencia- premio Buero vallejo- y también poesía que ha publicado en antologías
y poemarios. Dirige desde hace 8 años un taller de escritura. Enseña a escribir
a gente joven o no tan joven y dirige el espacio digital canal europeo y el
festival literario un mundo de escritoras. En 2007 recibió del gobierno francés
la distinción de caballero de las letras y artes del gobierno y en 2013 del ayuntamiento
de San Sebastián la medalla al mérito ciudadano. Su última novela es Absoluta
presencia, que hemos visto ya en prensa y cuya presentación se hizo en esta
misma biblioteca. Junta varias historias, tres historias; un niño miedoso que
se quiere convertir en hombre que no tema a nada, una fotógrafa comprometida
contra el olvido y la indiferencia y un hombre que se ve forzado al exilio por
la amenaza terrorista de ETA.
Marian Izaguirre es de casa, aun
más que la otra pues es de Bilbao. Publicó en 1991 su primer libro la vida
eclíptica y ha publicado a buen ritmo, para toda la vida, el ópalo y la
serpiente, el libro de cuentos “nadie es la patria ni siquiera el tiempo2, la
Bolivia y la parte de los ángeles, reditado ahora. Es un libro que buscan mucho
y no era fácil de encontrar y ha salido en bolsillo. En 2013 publica la vida
cuando era nuestra, traducida a 9 idiomas y con buena acogida en varios países.
Publica los pasos que nos separan. Y el año pasado cuando aparecen los hombres,
sobre la búsqueda y la recreación creación de la propia identidad Ha recibido
el premio sésamo, ciudad de Salamanca, el Andalucía de novela, el Ana María Matute…
¿Cómo trabajan los personajes,
hacen fichas, los diseñan hasta el último detalle o queda más abierto para el
camino? Los personajes nacen conectados a una historia o tema y luego les ves
crecer. Nunca se los imagina quietos Luisa Etxenike. Aparecen en una frase,
pensamiento o texto. Nunca los imagina sin hacer nada. Su experiencia es que
los observa. Los sitúa a distancia. En sus clases de escritura creativa ve la
dificultad que tienen sus alumnos de distanciarse de los propios personajes. Ella
se vuelve detective de los propios personajes tratando de observarles, imaginando
sus gestos más íntimos y sus problemas. Les hace crecer conectados a un tema y
a una historia. Es importante que sean personajes libres de la influencia del
autor. Parece paradójico, cuanto más a distancia los coloca mejor los conoce.
Nacen conectados a algo, les imagina hablando, en un gesto, cruzando una
escena, en una replica y luego va observando y haciéndoles crecer al mismo
tiempo que crece su conocimiento de ellos. Los imagina en acción, que puede ser
también de pensamiento, construyendo su visión de las cosas, pero no tiene un
retrato físico o robot o una categoría de edad, sino que los ve en una forma de
implicación, siendo ellos mismos.
Marian no hace fichas. Es una de
las preguntas que más le han hecho; si con sus novelas, que son de estructura
compleja (porque altera épocas distintas y el manejo del tiempo es complejo)
hace fichas. Le preguntan mucho si tiene su despacho lleno de carteles o
papelitos en su mesa. Solo hace fechas de los años, cuando manejas diferentes
años necesitas saber que tal personaje tiene tal edad. Tampoco hace fichas de
la estructura ni de sus personajes, pero los conoce como si vivieran en su
casa. Aunque no lo cuente en las novelas sabe que sienten, a qué instituto han
ido, qué forma parte de su pensamiento diario. Es una patria en la que vive. Los
personajes en lo que dura la creación de la novela están vivos. Luego reviven
con los lectores, pero eso es un capitulo cerrado. Cuando está escribiendo la
presencia de estos personajes es muy obsesiva. Entraron a robar en una casa con
un descansillo de 5 pisos. Entraron a robar en los otros 4 pisos que no eran el
suyo. Y ella no se enteró de nada. Estaba enredada con los personajes y en la
novela. Para decir la verdad cree que estaba hablando por teléfono y la oyeron
y por eso no entraron.
La pregunta de si se hacen fichas
o no le parece extraña a Luisa. Si el personaje está vivo o le veo implicado en
una acción gesto movimiento o pensamiento quiere decir que la creación del
personaje es creación del cuento ya. Escribe la novela directamente,
fragmentariamente, pero no hay una fase de apunte para re-trabajarlo en forma
de relato o novela. Si imaginas un personaje vivo que ya habla luego pules el
dialogo. La escritura nace al mismo tiempo que el personaje. Necesita que tenga
un físico, visualizarlo, saber su edad y la ciudad en que se crio. Le pregunta un
lector por un aspecto que queda en elipsis en la novela y ella lo sabe. El
lector se hace preguntas. El conocimiento sobre los personajes tiene que
derramarse en la novela. Tiene que saber su edad. Le ve cruzando la calle y
sabe ya la edad que tiene. Si están vivos tienen su propia memoria y recuerdos,
integras la información que tienes de ellos en la propia vivencia que da
información. Lo de las fichas de las novelas es como el psicópata de las series
de asesinatos que tiene papeles pegados por las paredes. Había escritores que
lo tenían así el cuarto. James alter habla de otro escritor que tenía el cuarto
lleno de papeles de sus novelas.
Luisa tiene una anécdota de una
entrevista que vio en televisión, por lo que es real. A Corín Tellado la tiene
mucho respeto porque hizo muchos lectores, aunque discute su calidad literaria.
A Corín la hicieron una entrevista hace muchos años y tenia ficheros y
ficheros. Y los mostró, los archivaba por categorías; el bueno, el malo, el
señorito seductor… Iba sacando de allí según los necesitaba. Es una lección en sí
misma, cuanto más libres son los personajes más reacios son a fichas. Luego
volverán a discutir el arquetipo femenino.
En la novela cuando aparecen los
hombres hay mucho protagonismo de Teresa. Marian tenía ganas de escribir una
novela en la que el protagonista desapareciera al medio de la novela (que se muriera,
o se fugara, o estuviéramos leyendo una parte del mundo en el que ella ya no
estaba…) Una vez que desaparece se llenó de satisfacción. Ya lo había
intentado. Una viejecita prisionera en la guerra de Annual la quería matar, pero
no moría y no moría. Como Sherezade
y seguía contando la historia. y solo muere al final. Hay personajes que no se
dejan matar. Le gusta muchos esos juegos. A mitad de la novela, aunque creías
que te estaba contando la historia un narrador neutro te lo estaba contando un
narrador de esgrima que está contando su propia historia. Parece complicado
hacerlo. La magia de la palabra es hacer entendible lo que pueda aparecer en un
momento dado inexplicable. Era un narrador masculino pero una protagonista
femenina. El profesor de esgrima estaba muy mediatizado por ella.
Luisa ha creado un tipo de
personaje interesante, no se sabe si es hombre o mujer, no se rebela el sexo.
Era jovencita cuando hizo esa novela, Los peces negros. Este recurso del género
neutro lo vio representado por primera vez en un volumen de relatos “Yo etcétera2
de Susan Sontag. Le interesó más el etcétera que el yo. Se llama la técnica del
género no revelado. No se hace mucho porque tiene dificultades de escritura sobre
todo en lenguajes como el nuestro dónde los adjetivos y le lenguaje esta muy
sexualizado. Se hacia mucho en el mundo anglosajón. Lo hizo en un cuento en el
año 90 y en los peces negros y en varios de sus relatos cortos porque tiene
mucha dificultad de escritura. Es una poética que tiene muy elaborada, porque
es muy importante, y porque está más en el futuro que en el presente y pasado.
Es importante la representación de la sexualidad, la literatura necesita
instrumentos para ir mas allá del el o ella. Es importante porque no cree en
los equipamientos en serie en nada. Como personas tenemos, y como personajes,
la posibilidad de libertad. Si el lector no sabe si es hombre o mujer no les
incorpora las categorías de serie. No va a tener una percepción de si es hombre
o mujer. Va a estar obligado al cuestionamiento de sus prejuicios o sus
valoraciones de género. Aúna la dimensión del personaje a la dimensión humana.
Un personaje masculino representa la humanidad y uno femenino a las mujeres. Cualquier
personaje puede representar la humanidad o una dimensión de lo humano. Es el
cuestionamiento y replica a los estereotipos de género. Es la prueba del
algodón de la calidad democrática. Lo vemos en lo que está pasando en Cannes,
Hollywood o la academia del Nobel. Podemos con ellas ajustarnos a la
complejidad y desajustes del mundo en que vivimos
¿De qué forma pesan las
cuestiones de género en sus novelas? En una novela Mariam escribe como una
mujer. No se imagina escribiendo sobre un etcétera que no sabe si es hombre o
mujer. se le deslizaría la pluma, la mano, la identidad de mujer en ello. Le ha
pasado en los personajes masculinos. Intenta hacer una novela en la que el
protagonista fuera hombre, pero siempre hay una mujer por detrás que le come el
terreno. No es una cuestión de estatus o poder, sino que conoces el mundo de la
mujer porque eres una mujer. Tienes más registros para hablar de muchas cosas. La
mayor parte de lectores son mujeres. Se han hecho experimentos de hombres
escribiendo con personajes femeninos en novelas sugiriendo que el autor podría
ser una mujer… y el lector ha reconocido que son hombres y no mujeres. Eso
prueba que las mujeres escriben diferente que los hombres, no saben si con
mayor sensibilidad. A los hombres de sus novelas Marian los va relegando a un
segundo lugar cuando la novela va creciendo. Es responsabilidad de la escritora.
Ojalá estuvieran un poco más atrás para que las mujeres estuvieran mas delante.
Es como llegar a percepción de una persona. El pobre Nagar se tira con el parto
de su mujer 60 paginas o cuenta la angustia que siente porque no puede escribir
porque las tareas domesticas y los cuidados a sus hijos no le dejan hacerlo.
Pueden hablar mejor las mujeres de esas cosas, porque tradicionalmente se han
vinculado a ellas. La mayoría de los hombres viven en sombras y ese punto no lo
conocen. Saben lo que es cuidar a los niños los dias de visita. Eso forma parte
del espíritu de una novela, aunque parezca circunstancial. En muchas novelas
masculinas no verás a alguien haciendo la cama o la cena. No es un espacio que
les interese, tampoco es que tenga mucho interés literario hacer la cama. Pero
quizá un personaje hace la cama mientras piensa en algo anterior qué pasó en la
cama o con quién se acostó. El vinculo madre e hija es un tema que los hombres
no suelen tocar, tampoco mucho el de padre hijo. El tema la familia tradicionalmente
descansa en las mujeres. Para las mujeres la ropa es lo que llevas fuera, pero
también lo que se ajusta a la piel, lo que se pega a tu cuerpo, lo que te
encallas… los hombres pueden tener un traje y a los 15 años se compran otro
traje igual que no roza su pie y va anudada o estrangulada la camisa a una
corbata. La relación de los personajes con la ropa y al vestido es diferente
según el género. Recomienda la franco maquia de Elena Ferrante que ha tenido un
calvario porque no se sabían qué era la autora y todo el mundo decía que era un
hombre porque una mujer no podía escribir sobre la tragedia de la política italiana
con tanta solvencia como de los sentimientos. Habla de los vestidos con un tono
más trascendente del que usa ella para este coloquio. Apela a las cosas
materiales y cosas aparentemente suaves frívolas inconscientes o inmanentes
dándoles una consistencia de atmosfera mas fuerte de lo que teníamos previsto
de antemano.
El planteamiento de Luisa es muy
diferente. En esa herramienta del narrador de género neutro no sabe el lector
si es hombre o mujer. Al no saberlo el tema y trama de novelas le hace
cuestionar cómo vemos tradicionalmente los sentimientos del hombre y mujer. En
la medida que creas personajes singulares tienes que singularizarlos también,
no solo de los demás, del entorno en que ese personaje vive, sino
singularizarlo de las categorías de genero artificiales. Una mujer de 60 años
en Madrid no tiene nada que ver con una mujer de 60 en Zimbabue. Hay
experiencias de masculinos femeninos muy diversos. La literatura es terreno de
experiencias vitales otras, que tienen que ver con cuestiones de genero o edad.
En la novela el detective de sonidos había una anciana que era científica y una
“crac” en materia de ordenadores. Conoce personas así. El estereotipo siempre
es una reducción. Es una colocación contraria a lo literario. Es lo contario a
un personaje en movimiento, libres. En la vida real las sociedades hacen que
según el genero que tengamos renegamos más de experiencias en una cosa o otra.
La literatura debe subvertir eso. Debemos perfeccionarnos como lectores en lo
que puede dar un ser humano cuando se libera de esas cosas. En el detective de
sonidos hay un hombre con una mujer muy enferma de la que se ocupa. Se preocupa
de ella y de planchar, es un hombre amoroso. Juega con el humor, le da la
vuelta. Ese hombre los lunes por la mañana su hijo le ve desayunando a todo
correr escuchando los comentarios del futbol. Si no te gusta el futbol. ¿Por
qué lo escuchas? Ha heredado el trabajo de su mujer cuando se pone enfermo en
una fabrica textil, rodeado de mujeres. Le cuenta a su hijo que todas las
compañeras de trabajo para que se sienta bien le hablan de futbol... a él no le
gusta. Pero así les devuelve la delicadeza de esas mujeres a las que tampoco
les gusta el futbol. Hay que estar sueltos en esas cosas, imaginar como decía
Kafka que los escritores nos adelantamos como algunos relojes, Jugar con los estereotipos
con humor o desafiándolos directamente en asuntos más serios. Crear esa
perspectiva. Esa herramienta la ha usado poco porque es difícil de hacer. El
lector no sabe quién es ese narrador, pero para ella son sexuados. Escribe a
veces escenas sexuales incluso. Decía Ezra Pound que la literatura es el arte
de la réplica, el ser humano lo es. Esa capacidad de decir no cuando todos
dicen sí o sí cuando todos dicen no. Ese es el terreno que quiere explorar en
sus libros
A veces es inevitable caer en
esos estereotipos. Hay que instalar alarmas mentales, cuidado estás en
territorios pantanosos que te puede salir algo estereotípico. Intenta huir del
cliché, del arquetipo. Hay que subvertir los comportamientos atribuidos al
género. Es difícil y a su edad más, confiesa Marian. La literatura que ha
recibido en las manos, buscada por si misma, no le ha caído de la biblioteca
familiar, es una literatura mayoritariamente escrita por hombres. Lo que te
llega es eso y sin saber imitas al escribir a los hombres. Es un
condicionamiento o un punto de vista que tiene que ver con lo que has leído. Es
común que nos digan como un elogio; escribe usted como un hombre. Escribes una
novela en que hay una guerra y si la escribes con una plica va a la categoría
de “esta novela la ha escrito un hombre”. Hay que intentar no reproducir lo que
hemos leído que ha hecho invisible a la mujer. El 80% de las mujeres que leen
lee a mujeres. el 50% de los hombres que leen se decanta por narradoras
mujeres. seguimos en mano de esa gran trampa. Ella reconoce que lee muchas
autoras. Y cada vez mas los personajes femeninos son mas importantes que los
masculinos. Le gustaría decir que participa de la paridad, pero no es así. Le
pregunta si ese neutro no se le iba la mano. No es un neutro, es otra cosa.
Si son personajes bien
construidos son personajes a su manera. El estereotipo es algo a evitar
siempre. Tiene que tener con el propio relieve singularidad del personaje,
aunque comparta rasgos en un género u otro o que esperamos más de una mujer o
de un hombre. El personaje siempre se construye a favor o en contra del estereotipo.
Es como los aviones, despegan siempre contra el viento. Haces un personaje que
tiene rasgos compartibles con gente que conoces, que va en la corriente del estereotipo,
de la corriente de género, ese personaje no va a despegar. Colocar al personaje
en forma de singularidad le va a dar mas relieve. Sus libros son muy políticos,
hablan de las políticas de la intimidad o lo que la política tiene de
intimidad. En las cuestiones de genero o en las construcciones sin evolucionar
de genero se contienen mucha de las violencias e injusticias sociales. Cuando
haces un personaje reconocible con la tradición aun así tiene que tener singularidad
No es solo poner un hombre, su
masculinidad se refleja. Tiene que tener luces y sombra, contradicciones. El
lector participa, se implica en las contradicciones, se arriesga un poco mas en
la lectura. Los libros Luisa los usa como forma de explorar la naturaleza
humana y la masculinidad. Es raro que los personajes estén solos, que haya un
único hombre, si hay varios hombres hay declinaciones diferentes de los hombres
y eso te impide caer en una categorización única. Hay además una trasformación
de personajes, el que entra y sale no es el mismo, y tienen oportunidades de
roce con otras cosas, y así se llega a una trasformación de sus aptitudes
iniciales.
Marian tiene el gran problema
siempre al escribir de abordar los casos de abuso sexual o violación Se le
revuelve así misma el estómago, la forma en que una de su protagonista puede
sentirse culpable y es algo que pasa todos los días y en su época, la niña se
siente culpable al mismo tiempo que víctima. Sabe perfectamente que eso existe
en la realidad y eso revolverá al lector de alguna manera, le incitará a un
tipo de reflexión o desagrado, el feedback que recibe es así. Es el hecho de si
tienes 14 años cómo es posible que pienses que es culpa tuya. Es un debate. Es
el tema más delicado al que se ha hecho referencia hoy. No sabe si es un tema
que debe desmenuzar y contar a trozos. Se atreve y lo cuenta. Hay una parte en
si misma que lo rechaza, como la visión de la violencia. Eso de “un caso más de”
le pone el estómago en la boca
Luisa ha escrito bastante sobre
el abuso sexual. Tiene una preocupación formal de cómo abordar eso. Ha escrito libros terribles sobre violaciones
como el mal mas grande que abordaba la pornografía y la pedofilia. Y en los
peces negros que retoma en el arte de la pesca. Tiene un deseo y
responsabilidad como autora de reflejar esas cosas. La literatura tiene que describir
la realidad, pero no quiere convertir eso en algo morboso, un espectáculo. No convertir
al lector en un voyeur de lo que está pasando. En esa reflexión entra el debate
como autor de la dimensión moral de la escritura. En esos temas más tremendos
más vas afinando el estilo y tu propia poética. Se puede hablar de todo en los
libros y ha hablado de los temas mas terribles, pero no de cualquier manera.
Esa es su preocupación esencial; no convertir esas escenas en un espectáculo
que le deje al lector en simple posición de espectador y no le haga cuestionarlo.
¿Hay temas sobre las que no se
atreven a escribir o no quieren escribir? Para Marian hay temas que no está
preparada, o no le apetece escarbar, o un tema que no le hace feliz estar 3
años con él. Nadie escribe sobre todos los temas del mundo. Hay muchos que sabes
de antemano que has renunciado a ellos. A luisa le parece difícil responder a
esa pregunta. Si una novela responde a unos personajes, al ponerles en una
situación estas tocando ese tema. Pero tú eliges el tema, estas trayendo esos
temas o no. No surge de la novela. Hay cosas que no te interesan, ni se le
cruzan por la cabeza. Confrontando a un personaje a una situación se pueden
sacar todos los temas, en argumento de relaciones de familias o con una dimensión
más social o político. Si vas con profundidad ya no hay temas que no abordas.
El personaje al construirlo te habilita para tocar todos los temas. Hay
historias que ni se le pasan por la imaginación o no está preparada, no tienes
los datos dentro del pecho, no tienes las vivencias. Tenemos que escribir de lo
que sabemos y aprender lo que no sabemos escribiendo. Pero a la hora de
descubrir el motivo, y qué novela vas a hacer, hay una serie de temas que no se
atreve, no porque sean temas sórdidos sino porque no quiere situarse ahí igual
que no quiere ver pelis de terror. Hay temas que no le conmueven, no le suponen
más en su vida y esos temas no los aborda. No es que descarte los temas, sino
que ni se le ocurren. Es diferente renunciar un tema que te planteas por
doloroso y otra cosa es que ni te lo hayas imaginado. No es por descarte sino
porque el tema ni lo quiero. No piensa en un tema y luego lo descarta. El
personaje y la escritura viene de un deseo que le lleva directamente, tiene unos
intereses y no va descartando cosas, sino que de lo que no va a escribir ni lo
piensa.
Violaciones y agresiones sexuales
puede ser necesarias o literariamente e interesantes en la novela negra, pero
pueden asquear al público femenino. Ha escrito Marian esas escenas, pero a
disgusto (aunque cuando escribes nunca estas a disgusto desentrañando cosas).
Son temas que no se quedan en la mesa del despacho y van a trascender y
necesitas saber qué hay otro al otro lado. Luisa no sabe si se conoce a una
misma tanto, pero piensa la novela en términos intelectuales. Le afectan como
debate mental pero no emocionalmente. Consigue distanciarse de ello. El trabajo
literario es deliberado, intencionado y algo solo intelectual, aunque el
resultado luego le provoque emociones. No le afecta a nivel emocional o no le
entristece o no le agobia, aunque sean temas duros. Algo que ha escrito
pensando en personajes que tienen que pensar sufrir o llorar, ella lo piensa y
al leerlo sí se emociona (algo que cuesta aprender, pero aprendes; ser lector
de su propia obra, distanciarse) Escribiendo nunca ha llorado. Leyendo lo escrito
si que ha sentido emociones. Importa cómo te involucres emocionalmente o no lo
hagas
¿Qué es más difícil crear un
hombre de estos tiempos o una mujer de otros, del siglo de oro? Marian no
sabría elegir. Podría situar a una mujer hace tres siglos valiéndose de la documentación
histórica y sería más potente que poniéndose en la situación del hombre. En la
novela hay muchos hombres, no solo uno, y encarnan muchas visiones de lo masculino.
Con doce hombres se atreve, pero con uno solo no. Marian y luisa no quieren reducir
la literatura femenina a un cliché, porque son tres mujeres con tres visiones
muy distintas sobre la escritura las que están hoy debatiendo. Para Luisa lo
importante no es el genero o el lugar sino el tiempo. el tiempo es la verdadera
dificultad, no en el espacio o en el género. Un hombre del siglo XXI, aunque no
compartas nada con él (o tenga una visión muy apegada a las visiones culturales
más machistas) es algo más cercano que un hombre de hace tres siglos, con una
sensibilidad y un pensamiento diferente. Es muy difícil escribir de esa mujer
del siglo de oro. Tendría que quitar conceptos que tenemos de nuestra época,
desde nuestra mentalidad moderna, los usemos o no, tengamos una adhesión a ellos
o no. La dificultad es viajar en el tiempo, incluso en tiempos no tan alejados.
¿Cómo pensaba alguien de hace 50 años? En muchas cosas son cercanos, pero en
otras están más lejos que las diferencias de género o de edad entre los
contemporáneos.
Las escritoras somos muy
plurales. ¡Qué bien la organización de esta mesa porque la escritura femenina
no es una, sino que hay muchas! A Marian se le ocurrió ese título de cuando
aparecen los hombres y la primera pregunta del periodista es sobre este título
siempre. Le llega un chaval muy majo, con coletilla, muy alternativo que le
hacia preguntas que se tenía muy preparadas. Y entonces le salió la ira (aunque
no es agresiva) cuando le preguntó si escribía literatura femenina. Y eso que
el chaval era muy majo y le caía muy bien. La gente decía literatura femenina,
luego se dijo literatura escrita por mujeres. y el reflejo de ahora es literatura
a secas. Y ahora estoy a punto de volver a decir literatura femenina. El chaval
reconoció que se lo había preguntado porque lo preguntaban todos. El tejado
literario estaba cubierto de rostros masculinos y tiene compañeras y colegas
que con sus 35 años niegan que su novela sea de mujer, prefieren que no lo sea.
Nosotras a veces mismas nos negamos esta fase de la identidad que nos pertenece
también. La incomodidad de las preguntas es cuando son reduccionistas, opina
Luisa. A un hombre no le preguntan la edad que tiene, sus experiencias, las lecturas
que le han formado. El hecho de su biografía construye no la temática de sus obras,
pero si sus preocupaciones y obsesiones como autora. No te preguntan para que
respondas eso sino para reducir tu literatura a una categoría en la que se
sugiere que te vas a interesar por el amor o vas a hablar de sentimientos y
emociones.
¿Las emociones son malas? Las
emociones impuestas si son negativos Tradicionalmente vinculan a las emociones
como algo negativo en las mujeres. Esta autora joven y ella estaban solas, sin
la prensa, estaban hablando del enfoque de la editorial. Pensaba que con esta edad
esas chicas de 35 años encarnarían la tercera ola feminista, pero ella dijo que
hacía literatura femenina. Le chocó que dijera eso porque era una muy culta y
buena escritora. Marian se quiere distanciar de esa etiqueta de literatura de
mujer. El tema editorial es complicado, son estrategias de venta que reducen al
escritor/ a a categorías en que no se reconoce, pero son orientadoras para el lector.
Cuestiones de generó o de edad, llaman jóvenes autores a gente de 50 años o
vinculan a personas que no tienen nada que ver más que la misma edad con otros
supuestos miembros de tal pretendida generación. Hay que cuestionar eso, pero
los prejuicios a la mujer son muy resistentes, hay que estar constantemente
batallando contra ellos.
Txani iba a preguntar sobre la
polémica de Lolita. A la hora de construir un personaje se puede optar por
hacerlo complejo o sencillo, que no es simpleza. Le gustan muchos a Luisa los
personajes con algún rasgo singular, sobre todo cuando ese rasgo es un hándicap
y tiene que vencerlo. Cuando tiene esos dos rangos la novela está medio hecha.
Hay una distinción de Foster entre personajes redondos y planos. El plano es
malo y el redondo es bueno, suele pensar la gente. No es necesariamente así.
Los personajes masculinos femeninos no tienen el mismo protagonismo y espacio,
hay personajes vinculados por un rasgo esencial y el resto de sus rasgos se va eclipsando
un poco por este (si es un cojo, un síndrome de down, una persona agresiva…).
Le interesa la complejidad, pero también los personajes con algunos rasgos
predominantes. Al colocarles en procesos de transformación van un poco
cambiando. Lo que resulta más apasionante de la lectura y la escritura no es mostrar
muchos rasgos del personaje sino los lados mas oscuros o luminosos. Ese lado más
oscuro, más cuestionable. En el fondo Harold Bloom dice que estamos siempre en
una guerra con nosotros mismos. El personaje dialoga con el otro lado de si
mismo, con ese lado más oscuro, complejo, moralmente más objetable. Eso es lo
interesante. A Luisa le importan los personajes en guerra civil con ellos
mismos.
Txani Rodríguez les pide a las
dos autoras recomendaciones de novelas escritas por mujeres con personajes
masculinos. Marian había pensado en Patricia
Higgins, pero es tan misógina como misántropa, ese personaje que todos
conocemos de Ripley es muy machista. Son personajes muy ricos, sórdidos,
complejos, muy aberrantes, llenos de sombras y de claros. Es una maestra en hablar
de eso. Así que desecha esa primera opción, hacer que no me habéis escuchado. No
solo en sus novelas, las de Marian, hay personajes femeninos que toman el
protagonismo. En Matar al ruiseñor de Harper el personaje indiscutible es Bob
Ewell pero es la niña scaut la conductora, pero no la protagonista. Le gusta
mucho Joyce Carol Joyce y en hermana mía mi amor la protagonista Scarley es de
lo más brillante que ha leído nunca. Es una novela con intervenciones del
narrador, de Scarley. Es como leer una novela y otra con todos sus apéndices. En
el mar el mar de Iris Murdoch el personaje masculino es el verdadero
protagonista de la novela. Da tres ejemplos, con uno se habría conformado Txani
Luisa ha elegido otros tres
títulos. En la plaza del diamante de Mercedes Rodovera, hay tres hombres, Kimet
es un impresentable, y Antoni es un santo varón como diría su abuela. La masculinidad
de uno y del otro no tiene nada que ver porque coloca rasgos que los definen moralmente
ante los demás. Uno bueno y otro malo. Esos dos contrastes aparecen dentro del
propio libro. Lucas y Claus de Agota Kristof
en el gran cuaderno es otro ejemplo. Ha descrito a dos hermanos, niños que se
van convirtiendo en adolescentes, en la construcción de la masculinidad y del
resto de la estructura sentimental y moral. Es una contra estructura moral, en
un contexto de violencia aprenden a no expresar sus sentimientos. Es más
difícil viajar en el tiempo que en el espacio o entre los géneros. Por eso
Luisa adora Memorias de Adriano. En memorias de Adriano de Yourcenar la autora
se ajusta en la construcción del personaje a la visión y sensibilidad de la
visión de una persona del siglo II a c sin atribuirle rasgos modernos, pero sí
le atribuye una ambición, moderna para su tiempo, quiere ser distinto. Aparece
su mundo interior. Hace del amor el centro de esa novela, del argumento de la
vida de Adriano. Es una novela que revisita al emperador romano de ese tiempo,
con un poder inusitado en nuestro tiempo y le da un carácter moderno impensable
en esa época. Hace un modelo de sensibilidad y de delicadeza y apego por los
objetos, incluso una preocupación por el entorno de la casa, de los tejidos. Es
un enorme desafío a los estereotipos de cualquier género.
El reverso de la pregunta. Un
libro con personaje femenino escrito por hombres. Propone por ejemplo Lolita. Marian
había pensado primero en Flaubert y madame Bovary, pero como confesó en la
primera página «Madame Bovary, c´est moi»,. Ahora nos parece estereotipo y en
la época no lo era. Era una mujer felizmente casada, seducida por un
sinvergüenza. Ahora nos parece risible, pero en su época no lo era, mostraba
una mujer que no era lo normal. Pero hagamos lo de antes, borremos a Flaubert.
Marian nos muestra sus debilidades, lo que piensa al principio y sus
deliberaciones después. Hay un personaje muy bueno y cubierto de sombras,
escrito por un hombre de dimensión universal, Justine de Durrel. Luego mete a
dos hombres contando la misma historia. Tenemos 4 libros, dos son contados por
una mujer protagonista, pero esa mujer sigue coleteando en la historia, pero lo
narra ya dos hombres. Esa mujer está metida en sus intrigas palaciegas. El
personaje no es que sea ejemplar. Ninguno nos deshacemos de la forma de
escribir de Rayuela de Julio Cortázar. La maga es ese personaje libre,
incontrolable, que no puedes apresar y con el que estás y no estás al mismo
tiempo. Es impredecible, una mujer a la que no se puede domesticar, un clásico
en la literatura que suele estar mostrados con falta de generosidad, pero en
este caso no es así. Cortázar admira y cae rendido a los pies de la maga y de su
libertad.
Luisa va a decir también Madame Bovary,
pero la va a contradecir a Marián. Lo de «Madame Bovary, c´est moi», no lo dijo
nunca Flaubert, apareció a finales del xix. Juega con ventaja porque es muy
flauberiana. Se contradice con Mariam, espera que no se lo tenga en cuenta. En
1909 aparece una tesis sobre Flaubert de Sarna, un escritor francés y en ese
libro cuenta que alguien le ha contado que una amiga de una amiga de Flaubert, Ameli Bosqué, le dijo que en una conversación se lo dijo Flaubert. Alguien me ha
dicho que alguien me ha dicho. Es extremadamente injusto. Si hay algo que hace
Flaubert es renovar la novela moderna, usando la técnica del estilo indirecto
libre (que no inventa él, aparece ya en libros anteriores de Jane Austen) Ese
estilo indirecto libre borra la voz del narrador omnisciente a favor de la voz
del propio personaje, esa novela es famosa por su aspecto técnico, no por lo
boba que era Emma Bovary que era una boba, ya lo dice el nombre, sino por cómo
usa esa técnica novedosa. Ya no sabes si es el narrador o es el personaje el que
lo relata. Hay esa fusión. Era un escritor extraordinario y lo usa en otras
novelas. Desparece el narrador para que sea el personaje libre el que se
exprese así mismo. El escribía en tercera persona todavía, pero con el estilo
de estilo indirecto. Ya sabe que la literatura moderna y la gran aventura de la
literatura va a ser el mundo interior. Sabe hacía que soles psíquicos se iba a
orientar la literatura, como el Ulises de Joyce en la exploración del
subconsciente, cada vez lo más cerca de lo interior. La hace ser tan ella que la
sitúa una constante reducción e encogimiento de la propia voz del narrador. Eso
en el quijote no aparece porque ambos, quijote y Bovary están locos, pero Cervantes
lo describe desde fuera. Narra sus anécdotas o sus frases, pero no su interior
ni inconsciente. Seguramente la frase tan citada aparezca en el prólogo porque,
como todos los rumores, tiene larga vida. En las primeras paginas no puede
aparecer porque esta historia empieza con la descripción del marido en la
escuela, tienen que pasar varias páginas para encontrarse con el personaje de
Emma. En la primera pagina como cita aparecía Bovary soy yo, se habrá
reproducido muchas veces como cita. No esta registrado, lo decía una amiga de
una amiga. No se lo cree porque en la tónica ya esta el alejamiento del
personaje de la voz del narrador. El debate no se prende con Lolita sino con Emma
Bovary. Si nos ciñéramos al guion nos aburriríamos.
Cuando piensa la trama de una
novela Luia tiene pensado el final de una novela que se va modificando. Luisa
ha escrito la frase final mucho antes de escribir la primera. Lo ha hecho en
todas sus novelas. Esta en una fase super temprana de la novela cruzar el agua
y la fase final ya la ha escrito y raras veces lo ha cambiado o lo ha hecho
solo técnicamente, por el estilo. Solo una de las novelas de las 13 de Mariam
la ha comenzado por el final y porque no quería salirse de una estructura
pensada. Pero la mayoría de las veces no tiene claro ni el medio porque la
novela va viviendo con ella. El medio es lo más difícil, tiene su cosa, y lo
peor es cuando crece para atrás y te cambia el comienzo. No suele tener
previsto el final. En algunos momentos hasta el mismo final, señoras mayores
que tenían que haberse muerto al principio y no se mueren, le hacen cambiar
toda la novela. Llegando al final sigue debatiéndose cual de las dos opciones va
a seguir. En “la vida cuando era nuestra” tenía fecha de entrega, tenia que
entregar la novela y tenía aún una torre de folios de documentación sobre las
brigadas internacionales y no había ni empezado la guerra civil en la novela.
Lo dejó reducido a dos escenas. Esta conferencia llega a su final tambien, como el de las novelas.
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