jueves, 3 de mayo de 2018

MIGUEL SANCHEZ ORTIZ Y EL VIAJE LITERARIO


MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ - MIGUEL GUTIÉRREZ - XAVIER BAÑUELOS


Xabier Mañuelos es un periodista que decidió recorrer el mundo, contar lo que veía, sus diversidades de gentes y sus paisajes, envuelto dentro de las mil formas de solidaridad que se ven por el mundo. Por eso le propusieron venir y participar allí. Es la primera vez que está a este lado. Dijo que si, porque no suele decir no y porque venía Sánchez Ostiz. Los protagonistas hoy son ellos, dos seres inusuales. Miguel Sanchés Ostiz y Miguel Gutiérrez.

Haciendo caso a la edad y al que tiene a su izquierda presenta a Ostiz. Es abogado de formación, profesión que ejerció en los años 70. Es difícil de catalogar como escritor. Su corazón de viajero le llevaron por otro camino. Y empezó a soltar la pluma. Le ha dado a todos los palos; prensa, poesía, ensayo, novela. Su trayectoria es amplísima. Y le han caído los premios Herralde, príncipe de Viena, el Euskadi de literatura. Es miembro de la academia de ciencias y letras y artes vascas. A través de sus páginas y las letras de sus artículos nos ha hecho volar. El primer libro que leyó de él fue la isla de juan Fernández. Le revolcó sentimientos increíbles que formaron parte del espíritu viajero que le animó a él y le siguen impulsando. En el escarmiento del botín les hizo estremecerse. Retratan una realidad cruda y lo que supuso la guerra civil. A través de sus letras nos ha hecho sentir y aprender. Por eso habría que presentarle como en Argentina; bienvenido maestro. Un poco más lejos, más joven, tenemos a otro Miguel que también es inusual. ¿a cuantos exploradores conocéis? No a esos personajes mediáticos que van por ahí con una cámara detrás y con todo preparado y un guion establecido. El se lanzó al mundo a descubrir las cosas de verdad. Es historiador, pero quería viajar y conocer se hizo un máster, pero de verdad, no como la Cifuentes. Tiene un bagaje de libros a sus espaldas muy interesantes. Viaja y cuenta lo que vive y lo hace en prensa, conferencias, libros y en documentales. Esta semana se ha estrenado un documental. La última expedición la ha hecho al Ártico, pero donde se le ve la vena de explorador es en las exposiciones del 2011 al 2016 al Perú, y estuvo en Los Andes descubriendo una ciudad inca que era incógnita hasta entonces. Escribe el libro un reino desconocido, el mayor misterio de los andes. 




No van a hablar de viajes ni de aventuras viajeras ni de literatura de viajes sino de la aventura de las letras, la que significa leer y escribir, narrar y aprender para aquellos que nos estan contando cosas a través de las letras. Lo primero que se le ocurre plantearles a estos dos contertulios es qué encierra el concepto de aventura. Ortiz no se considera un aventurero. Más que vivir aventuras le pasan cosas asombrosas cuando sale a la calle. Por el campo, por los cerros, tienes encuentros y te pueden pasar cosas. Pierre Mac Orlan escribió mucho sobre la legión francesa en el realismo fantástico. Tiene un libro no traducido al castellano; el manual del perfecto aventurero. Es un desencantado de la aventura, por mucho que hubiera escrito toda su vida de soldados y piratas la aventura se reducía a una cuestión de paga, de sacar unas perras. El viajero no es un aventurero, pero cuanto más lejos viaja parece que más aventurero es. Se refiere no a los turistas sino a los que viajan porque les falta algo en su vida cotidiana, va en busca de si mismo y del otro. Son viajes comprometidos de iniciación. ¡Qué aventurero el que se ha ido al Tíbet o Patagonia!, pero quizá eso de aventura no tenga nada. Muchos aventureros mienten más que Pinto; cuando pintas mientes. Chesterton dice que la aventura te aguarda a la vuelta de la casa, esta alli agazapada. No hace falta hacer 13 mil kilómetros para encontrarse con el otro. el otro, el yo, y el ser humano están a la puerta de tu casa. Resulta más cómodo hablar del lejano. El que está a la vuelta de la esquina se le teme, oh, decía Guillermo el proscrito. 

 Al otro Miguel le llaman todos Guti como el futbolista. Mc Corla es un autor de base que le ha cambiado la mentalidad. Era muy teatrero y aunque era francés le gustaba disfrazarse de escocés. Generaba su propia realidad. Tiene un libro que se basa en la vida de su hermano legendario. Y hay una película que ha visto sobre el que es una pasada. Les encanta las etiquetas. En los reportajes no saben qué poner y ponen explorador aventurero. Intentó teorizar sobre qué es el aventurero. Savater o Argullor tiene un ensayo sobre qué es ser aventurero. Habla del aventurero occidental, esa mentalidad basada en dos conceptos. Uno es el de enigma, como la ciencia. Surge algo que no sabemos y tenemos impulso de conocerlo. La gente se mueve por curiosidad de conocer que hay mas allá, los espacios de los mapas. A diferencia del peregrino que es un hombre lleno de certezas que va a buscar un lugar sagrado para encontrar a dios. Tiene una concepción del universo, cree que la conoce. Viaja para resarcirse de lo que el ya cree de todo. El habla del viajero prometeico, o odisiaco, Odiseo, viaja para alejarse de dios. Coge el fuego y viaja por el mundo para llegar a más conocimiento, saber qué él no es nada es un universo gigante y al mismo tiempo conseguir el fuego prometeico (que es el pensamiento crítico). Eso es la aventura. Requiere valor y humildad. En el siglo XV con el renacimiento europeo tecnológicamente eran iguales China y Occidente y hay un emperador que envía una flota para descubrir y explorar tierras, llega hasta el indicio y con una flota de juncos gigantescos. El emperador decide que China es el centro del mundo, el no va más y el resto del mundo es oscuro, lleno de bárbaros. Y le da órdenes y prohíbe sus expediciones. Los portugueses habían creado un estudio de astrónomos y marinos y deciden que no saben nada desde su gran humildad. El mundo es enorme y ellos no conocen nada y van al Palo de Nueva Esperanza que creían que era el fin del mundo. Antes de la conquista de América. Fueron 500 años de atraso para China y 500 de adelanto para Occidente. Lawrence de Arabia en los 7 pilares de la sabiduría les dijo a los árabes; decís que todo está escrito, pero nada está escrito. Llegan a la conclusión de que no hay ninguna certeza, huyes de dios. Odiseo desafío a un dios para escapar y fue castigado por él en toda la odisea. Le surgen incógnitas y misterios que quiere descubrir; una colonia que se había escrito muy poco, unas religiones animistas… Esos enigmas se tornan en obsesiones. El explorador Richard Burton decía que tenia el demonio dentro, el demonio Burton. Sube tres kilómetros hacia arriba y para y se pregunta qué estaba haciendo. Iba contra la lógica, no tenía víveres y decía que tenía el demonio dentro. Se lanza al mundo para tapar esos enigmas, y pretendiendo romper la zona de confort.  Deja de mirarse el ombligo y ve otros lugares y personas. Otros lo han teorizado sabiamente para darse cuenta él de ello. 

 
¿Cómo lo trasladan eso a la literatura, hay algo de aventura y exploración en leer y narrar? Cuando Ostiz era joven teorizaba mucho sobre el viajero inmóvil. Escribió tonterías pavorosas que se escriben de joven. Fue al despacho de arquitectos donde trabaja y llegó un lunes de resaca espantosa y tenia el despacho en torre España, quería agarrarle el dinero de resacosos que querían cambiar de vida yéndose al Bután. Estuvo viviendo en el valle de Baztán mucho tiempo, en un caserío allí perdido y era un día que llovía que jodía, por eso está tan verde el valle, era enero y hacía mucho frio, por debajo pasaba un rio, y había humedad. Pegó un brinco en el salón y dijo, me voy, ¿a dónde?, a la isla de Juan Fernández, donde fue a parar un marinero escocés por amotinarse. Le dejaron allí abandonado en una isla. Se amotinó porque era el piloto del barco y se había dado cuenta de que el barco estaba prohibido. La broma es un gusano que se mete en la madera y la pudre. Y dijo que él no pilotaba un barco que se iba a hundir como efectivamente pasó. El aburrimiento, la lluvia y la rutina de oscuridad de la casa le empujó al viaje real, y eso se puede trasponer a la literatura. ¿Por qué se echa a escribir? Para romper con un medio que le resultaba tan opresor como la ausencia de luz en el Baztán o la soledad o la lluvia. De niño le fascinaba la historia de Robinson Crusoe. Se metía en la leñera de casa para leerlo en una edición de Espasa Calpe. Se sentía protegido. La literatura es una cueva de robinsón. El recoge cosas del naufragio para construirse una casa propia con sus manos. Con la escritura ha pasado lo mismo. Los pecios del naufrago son los libros que ha leído. Siempre ha tenido una cueva. En casa dicen que es un antro. ¿Por qué se le ocurrió la isla de Juan Fernández habiendo tantos sitios? Desde niño quería ir a esa isla del naufrago. Hay un paralelismo entre por qué y dónde escribo, con qué materiales escribió y ese viaje a esa isla que los chilenos decían es una aventura, vas a 3 metros debajo del agua, mentira, pero algo de peligro sí tenía. Siempre ha habido accidentes por todos lados. Es complicado ir y difícil salir. Le costó salir. Es otra historia. Una vez fueron un avión lleno de japoneses a comer langostas, que hay para comer cenar desayunar y acabas de ellas harto. Se desperdigaron por la isla y empezaron a enloquecer. Las islas tienen encanto no sé qué, idílicas, pero hay muchos locos dentro. A la menor se les echa la isla encima y deliran, que es el deporte de invierno antes de llegar la televisión, contarse perolas y mentiras y las inclemencias. La literatura también es liarse. Cree que se ha liado. Muchos libros los empieza, pero no sabe dónde empiezan o a dónde vamos

Él sabe sí dónde va a terminar. Es más fácil haciendo no ficción. Son partes de un andamiaje que es su propia experiencia. Inventar ficción es mucho más difícil. Tal vez no sabe el enganche, cómo terminar, pero sí sabe qué quiere contar o decir. Muchos viajes no los ha contado porque no tienen sustancia para contarlos. A veces es una historia que tiene que contar. Y el final lo sabe desde el principio. Escriben estilos diferentes. Son formas distintas de enfrentar un hecho literario y un estilo. Si que ha hecho opinión, ensayo y prensa. ¿Cómo afrontan estos distintos ámbitos de contar realidades? Es muy activo en redes sociales. No es lo mismo narrar en internet que 500 páginas de un libro. Tiene la suerte de que ha hecho cosas diferentes, radio tv, opinión ensayo y poesía. Las redes las usa de forma utilitaria. Tienen parte positiva, pero gana lo negativo. Te pone en contacto con mucha gente. Ha conocido mucha gente maravillosa. La gente te conoce, puedes dar conocer una charla que vas a dar, es una herramienta necesaria. A Miguel le conoció a través de su editor. Le mandaron un libro suyo sobre Guinea, país del que se ha escrito poco porque tenían secreto de estado, es un misterio. No ha hecho novela porque su editor Ernesto le decía que le tenia tanto respeto a la poesía que nunca se había atrevido a hacerlo. Es muy fácil hacer algo muy malo. Antes solo leía novela, le encantan, ha leído muchas novelas y la mayoría son muy malas y de repente te encuentras cosas divinas. En poesía es fácil hacer algo cursi y es difícil hacerlo bien. Humildemente no tiene el nivel para hacer novela. Le tiene pavor, tiene miedo a hacer algo lamentable y no se ha lanzado a hacerlo. 
  
Si empieza a escribir cosas como la marquesa salió a las 4 le da la risa. Si quiere escribir algo serio le da la risa y le sale el gamberro que sale dentro. Sus ultimas novelas son gamberradas, la ultima iba a ser de la diablada boliviana. Parte de que no puede escribir una novela convencional de planteamiento nudo y desenlace porque su vida no tiene eso, sino que envejecer y morir es el verdadero argumento de la obra. Es una historia especular entre dos escritores de novela new age. No puede escribir en serio, le sale el pitorreo, tiene que pitorrearse de la novela negra. Parte de la diabla de duro, un baile boliviano, con origen en los autos sacramentales y en algunas cosas medievales catalanas o valencianas, combate entre virtudes y vicios capitaneados por los arcángeles san Miguel y san Gabriel. Si lo hubiera escrito como una novela inglesa no podría. Ha intentado con temas bolivianos hacer dos novelas, una con el secuestro del asesino del txoko Milán que es una banda que secuestró a dos chicos austriacos y a un español que nunca he sabido que pintaba en esa historia. Es un secuestro exprés que termina mal y lo asesinan, una historia muy rara, entró por parte del padre de los austriacos una cosa que está en internet. Es una agencia de exmosados que se dedican a intervenir en secuestros. En una semana en Bolivia habían encontrado hasta cuanto habían cobrado los enterradores. Imagina que métodos fueron. No puede escribir esa novela, no le sale el gamberro y ve la tragedia que supone para las familias. Otra novela boliviana no ha podido acabarla. Es la historia de un nazi belga que falleció en san Sebastián, condenado a muerte por colaboración con los nazis y que tenía un restaurante en el centro de la paz en el Prado y conoció a Klaus Barbie Altmann. Regresó a España con un nombre que no era el suyo. Al contar una historia real, la de los paramilitares del 80 con los novios de la muerte se venia abajo. Es mejor escribir un ensayo, una crónica, pero intenta no velar eso y no puede. 

 Lo más cerca de hacer una novela, aunque quería hacer un ensayo, es con la historia de un crimen, de un asesinato. Cuando salió el libro del escarmiento lo compra en la serie de esta novela. Es el asesinato de un donostiarra guardiacivil al empezar la guerra. El comandante al mando no quería traicionar a la Republica y lo mataron. Tenia un segundo al mando. Medel era el comandante y el capitán era un mando segundo. Por temas familiares lejanos tiene contacto e información de ese personaje. Medel era intimo amigo de Azaña, era crónica de una muerte anunciada, le habían mandado a Pamplona a morir literalmente porque la ciudad estaba ocupada y los hombres no le eran leales. Él lo sabía. Mola le amenaza personalmente. El fue allí sabiendo que iba a morir. Tenia un par de hombres a su cargo. No tenía una adscripción política concreta, era un hombre sencillo con lealtad al poder constituido, como decía la benemérita. Se mantuvo fiel ante los golpistas y le llevan a San Cristóbal y le lanzan en Urbasa en un barranco. No se sabía que había ocurrido con él. Encontró una pista y se la envió al forense que estaba buscando los huesos. Encontraron lo que había pasado. Habían cogido a este hombre y a otro republicano y a mujer maestra comunista de 19 años, a la que la habían rapado el pelo y fueron los primeros que asesinaron. En Vaquerano en el balcón de Pilatos en una noche tremenda los tiraron allí. Estuvieron allí. Nadie los quería coger. Y un pastor por temas de olor las acabó quemando. No sabia si hacer una novela o un ensayo y ahora está la idea muerta. 
Con la preparación del golpe miliar del 36 en Navarra le pasó una cosa. Cuando eran niños había un museo de armas carlistas, a la ultima usanza, los que a él le gustan, llenos de cosas sin voluntad de enseñar nada. Todo muy amontonado, y la bandera y boinas. En una vitrina estaba el volante del avión del general Mola. Era de color verde grisáceo y estaba cascado. Parecía un volante, pero hombre… ¿el volante de un avión? Cuando el museo se trasladó hubo gente que se metió en una ventana que daba al almacén y se llevaron lo que tenían a su casa, lo que era suyo o de otras familias. Y robaron. Quería hacer una novela de ese volante del general Mola. Pero se tropezó con una tragedia, no le salía novelar los hechos y la documentación de los archivos de Navarra le ponía los pelos de punta. Empezó a saber que en un sitio donde no había enfrentamiento armado funcionaban con un sistema de listas y de ir a todas las casas. Pamplona era un pueblo donde los rebaños pastaban en el centro de la ciudad, en las fosas de la ciudadela. No les dejaban jugar allí de niños, pues era zona de miasmas, había corrido sangre. Lo que había pasado allí durante años asustaba. Abandonó la idea de novelar eso de forma convencional e hizo una crónica levemente novelada de unos personajes que si compran o no papeles que es la escusa para contar los hechos, abalados por los archivos o páginas de historiadores o de periódicos de la época que no todos eran verdad. No pudo novelar ese personaje de la maestra que fue amiga de Baroja. Esas cosas no le salen. 

 
¿Piensan en algo cuando se enfrentan a un texto, en el público, la repercusión que va a tener, en el mero placer de escribir o en verlo terminado o es un impulso? Es un impulso irrefrenable totalmente. Hay temas que le interesan que, cuando los cometa, es consciente de que no es compartido para nada. ¿Qué se te ha perdido allí o qué me estas contando? Escribe lo que le gusta leer. Le gustaría leer temas que le van apeteciendo. Le encanta ese viaje muy periodístico del viaje de carretera y manta de ir a los archivos. Le gusta los abigarrados de antes, no los minimalistas de ahora. Hablas con gente que queda viva y tiene que ver con la policía o el periodismo, la investigación. Son verdaderos viajes. Te quedas a dormir en sitios. Te pila la lluvia, se asomó al balcón de Pilatos. Habló con la hija de este hombre que denegaba de todo. Surgen historias secundarias siempre. Busca ese enigma siempre, ese espacio en blanco que puede surgir, que es el esqueleto, pero cuando llegas al lugar hay temas establecidos y otros que se improvisan. Surgen temas como en el periodismo, temazos. Tiene impulso de contar desde siempre. Le gusta mucho ir a la radio. Tiene impulso por contar historias, lentamente con el libro o de mil maneras diferentes. Tuvo una abuela periodista y un tío abuelo jesuita en el Ampurdán que le contaba historias increíbles de niños. Y por todo lo que ha leído. 

 
Es una necesidad de escribir sin pensar en el público. Si este es un poco cuco te sale un olor mohoso de la bolsa. Es una idea que te ha parecido gozosa. Es una aventura saber a dónde te va a llevar eso. Sabe cómo empiezan las cosas y raramente como terminan. Nabokov escribía casi enseguida el final de la novela para saber a dónde iba. Eso ya te conduce. En su caso empieza con una idea o imagen que le resulta atractiva y sigue dale que te pego. A base de inflar los textos con el ordenador lo hace, que se nota un montón. Es un oficio de escribir todo el día. El lector es muy libre de leer lo que quiera. 

 
¿Habéis encontrado nuevos territorios? ¿Habéis recuperado algo si es que habéis perdido algo? Con el viaje a la isla de Juan Fernández escribió un poema que no sabe si está publicado o no. Era de un muchacho de 17 años que le esperaba en la isla de juan Fernández para encontrase con él. Era él mismo con 17 años. Antes de tener perdigonadas de águila en el costado. Tienes la vida por delante, pero luego tienes tu dificultad. Era él ese muchacho entusiasta que leía a los 18 años la conquista de la felicidad de Bertrand Russel (antes de que se lo tiraran porque un tío le decía que estaba leyendo libros peligrosos. Ese tío suyo escribió el libro “nosotros luchábamos sin odio”). A ese muchacho le quitaron el libro que ya había leído. Ese chaval le esperaba en la isla. Eso recondujo su escritura, recuperar algo de esa ilusión juvenil por ser dichoso y por escribir de una manera más audaz. El escritor corre el peligro de adocenarse un poco si busca el mercado o piensa demasiado en sus lectores o el critico que le va a bailar el agua en determinado suplemento o periódico. 

 
Es una persona muy caótica y le hace la rutina mucho mal. Hay personas que necesitan un horario y otras que no. Nunca come a la misma hora, a veces no come. Es malo para muchas cosas y desequilibrante. Escapa de la rutina cuando termina un tema. Se oxigena totalmente. Eso pasa factura. Está en la crisis de los 40 desde los 37. Ha notado desde hace tiempo que arrastra lesiones. Ha hecho burradas en algunos viajes. Se lesionó la espalda gravemente en la selva de Ecuador en un afluente del Amazonas haciendo kayak. Pasó varias enfermedades. Tiene muchos clavos en uno de los brazos. Antes le daba igual y enseguida se le pasaba. Ha perdido la vista y tiene achaques en la espalda. Se nota la factura también en la sique. Ha perdido un poco de frescura juvenil. Corre el riesgo de cuando lee mucho y viaja mucho, un riesgo de volverse un poco cínico. Cuando alguien te quiere contar algo desde un punto de vista de una pureza virginal en un mundo muy gris le sale el cínico. Le viene una persona joven e inocente y le manda callar. Te vuelves aguafiestas, el que agua la fiesta. Quiere no llegar a eso. 

Encontró una frase en un ensayo de viaje. Hay una reunión cada dos años de aventureros, escritores y piratas que se llama “viajeros asombrosos”. Están los números uno. No hay que ser un aventurero asombroso para los lectores sino un viajero que se asombre, que no pierda la capacidad de asombro nunca, que escuche, que mantenga la atención viva en los viajes. Levi Strauss hablaba de los momentos de espera en los viajes que estás hasta los mismísimos más ensimismados que decía un poeta, preguntándote “pero qué carajo hago aquí. Encima llueve, te pica algo o te duele. Eso en Bolivia tiene remedio- Hay tiempos muertos en los que la mirada se apaga y el interés. Que no te vengan con películas. Es el peligro que corres. No hay que dejar de ser un viajero asombrado. Hay escritores de vuelta de todo. Quizás es una paranoia. Están como cansados de escribir, han perdido la capacidad y se nota en el estilo y la falta de ilusión y asombro. Cuando tenía 10 años tenía la ilusión de abrir los regalos del árbol de navidad. Hace un par de años ha notado cierto cansancio. Sabe que nada más llegar a la ciudad iba a pasar algo extraordinario. Le gustaría salir del alojamiento, lanzarse a la calle y saltar, yepa. A poco que mires no hay aburrimiento posible. No viaja mucho a sitios distintos. Hace viajes a veces que no merece la pena escribir o no te salen. Hay un viaje que terminó como el rosario de la aurora en un hospital. Intentó hacer la Escocia de Stevenson y aquello no salió. No era la época, todo se complicó. ¿para qué escribir de un viaje sin alma? 

Puede ser un viaje literario o físico. ¿Cuál es el viaje que aún no habéis narrado, el que os gustaría contar? Tienen muchos proyectos en mente. Ha hecho pocos viajes a Europa. Quería contar una historia critica de Europa con tres libros que tenían que ver. El cid servía para contar España como un lugar seco, hosco, con meseta, fronterizo. Le parecía un western el Cid, como la peli de un grupo de tíos, a los que les habían pataleado, dispuestos a pelarse con cualquiera. Se lanzó a un viaje de carretera y manta con el cantar bajo el brazo y no salió. Quería repetir lo mismo con el cantar de Roldan en Francia y acabar en los Pirineos. Y luego con un libro de Thomas Malory sobre Arturo y hacer un viaje por Inglaterra. El Cid expandía Europa contra lo que llamaban los barbaros que estaban más desarrollados que ellos en ese momento y querían expulsar. En Inglaterra es lo contrario porque Arturo habla de la muerte del imperio romano cuando los sajones y anglos pasan y conquistan Inglaterra. Unos es la muerte de la civilización y otros hacen civilización matando a los civilizados. Fue tan pretencioso que no lo consiguió. Se le ha quedado la espina clavada y quizá un día lo vuelva a hacer. Hace viajes más complicados porque ese es muy asequible y lo dejará para cuando no pueda hacer otros. Irse a alicante que es la ruta del cid o cruzar los Pirineos de Roldan o ir a Inglaterra es más accesible y lo hará cuando peine canas o no lo hará nunca. Nunca se sabe. 

Ahora cantaría el “volver, volver”, para volver a la paz, no para consumir hojas de coca. Ha hablado de los viajes que no se escriben. ¿y de los que no se hace? Trabajaba para un periódico de colaborador y ganaba bien. Era un martes y se disponía a comer y le echaron del trabajo y se cargó un empleo del carajo. Quería ganar la lotería para contratar sicarios sudamericanos o comprarse una recortada y hacer una avería. Tiene mal genio. Era una faena del carajo. Le quitaron 4 colaboraciones mensuales que pagaban un huevo. Para aplacarle le ofrecieron un viaje con cuatro cocineros y un vinatero a las islas de Noruega para seguir la pesca. Aquello le pareció un agravio redomado en vez de la oportunidad de su vida. Hacer un viaje allí era la oportunidad de escribir el libro de tu vida, hubiera sido un delirio del carajo. Les mandó a tomar por culo, por el enfado. Y se quedó sin todo y en casa comiéndose los hígados. Mal negocio. Y sin lotería encima ni pistola recortada. 

La bandera es una película de Duviver sobre esta gran novela de Pierre Mac Orlan la bandera, que tiene un interés casi antropológico. Parte de la película esta rodada en escenarios reales del acuartelamiento de una bandera de la región. Hay escenas reales en el patio del acuartelamiento con esa bandera de la legión. Está rodado en el año 35 y venia de la represión de Asturias.
Los tipos antropológicos iberos que se ven en la película son asombrosos. Los tipos humanos que se ven en el patio cuartel. Venia de la huelga de Asturias del 34 y esa bandera es de las primeras que entra en combate por Extremadura, de Cáceres van a parar a Talavera y a la batalla de Irún, donde esa bandera es diezmada, en la parte de san Marcial. Eso lo cuenta también Carmen Baroja que fue enfermera de sangre de un hospital que se montó en Vera, muchos enfermos que llegaban al hospital eran extranjeros y juraban en arameo en alemán o pedían que viniera su madre. Esa peli la bandera se estrena en Barcelona el 4 de agosto del 36. Él no ha logrado saberlo, pero se armó un cristo en el cine del carajo, hubo detenidos. En el teatro Gayarre donde se proyectó hubo pelea, gente que no secundó los gritos de viva España. Intervienen dos actores jean Gabin y un amigo muy amigo de Ferdinand Céline, el escritor maldito más maldito de los malditos. Se negó a pactar con las colaboracionistas y fue a Francia a dar clases de francés. Era un magnifico actor, el que hace de malvado delincuente traidor. Termina trabajando de taxista en Tandil, un pueblo de la Argentina, cerca de Valcárcel, el pueblo de su abuela. Por eso se acuerda el nombre del pueblo. Las tomas son extraordinarias. Nostalgia del boulevard la tenia grabada en una cinta. Se había leído el libro de la bandera hasta que editó la de los piratas, una reconstrucción sobre la isla del tesoro. El pirata de Mac Orlan es una antítesis de Jon Silver, el pirata. Es una historia de piratas contada sin idealizarla una. El tema de la bandera es una serie negra policiaca de un policía que persigue a un asesino y se alista en la legión para atraparlo jugándose la vida absolutamente. Es un temazo y un libro de cabecera. La película está muy bien llevada. Desde un punto antropológico sale el patio con los legionarios reales, con esas alpargatas que no sé cómo podían durar en las caminatas. Eso lo cuenta Arturo Barea en sus memorias, que fue sargento de África y contaba los pufos de los militares. Eran buenos, aunque no los ha entendido nunca, por eso funcionaban. Hacían cambalache con las alpargatas en un terreno muy escabroso. Hay escenas en la película de combates con personajes reales. Los famosos de la guerra de áfrica. En el informe Picasso en el desastre Anual se habla de la corrupción de los soldados, se habían quedado sin alpargatas y combatían con botas de cartón. 
  
Aquelarres de brujas sucedían en el valle del Baztán. Ha hablado de los secuestros en Bolivia. Y eso se puede unir con temas actuales. Los seguros hablan mucho de los fraudes que hay en Sudamérica con los secuestros exprés. ¿Tanto incide la actualidad en las novelas fuertes? Le conseja una espectadora de la conferencia a Miguel Gutiérrez que antes de hacer la aventura del Cid vaya a Oña al cronicón, es una representación que la hace el pueblo de Oña alrededor del 15 de agosto, previo al movimiento histórico y geográfico del Cid. Ha reunido documentación y ha visto actas judiciales de los secuestros, pero no es capaz de darle carga novelística a eso. Muchos cogen el dinero, cobran el seguro, pero le han matado al otro. Están buscando conexiones de ese tipo por aquí la ertxaina. Más que pedir rescate lo que hacen es pelarte y quitarte las tarjetas de crédito y a base de golpes y malos tratos te hacen que sueltes el número de cuenta y sacarte el dinero. Lo de los secuestros a la mexicana de buscar a la familia para pedirle dinero lo ha leído en los periódicos. Se fija más en los otros. En Pamplona ha pasado a otra gente. A el se lo han intentado hacer otras veces. Una vez le salvó la hoja de coca. 
  
Cuenta una anécdota real. Un secuestro que hubo en Filipinas, donde secuestraron a unas personas de Oñate los islamistas y pidieron un rescate imposible. El estado de ese ciudadano empezó una negociación para pagarles y que les liberaba y no fructificó. La familia muy desesperada le pide ayuda a un soldado retirado que ahora es marino y que era inglés. El hombre iba a ir con la bolsa del dinero de la familia y se metería en la selva a darles el dinero. Se la jugaría y lo haría por amistad. No le acompañaba nadie. Un día vino donde él y le pidió que el hiciera de chofer, necesitaba alguien que le llevara. Se lo pensó mucho si le acompañaría. Los tíos le amenazaban con cortarle la cabeza. Lo comentó en casa y dijeron rotundamente que no, que estaba zumbado. La historia acabo de la peor manera. No hubo esa colaboración de los amigos. Ese hombre lo asesinó. No querían el rescate sino asesinarlo, desde el principio. 

 
En el plano experiencial de leer y escribir, cuando acaba un libro se siente huérfano, como si se le abriera un vacío debajo de los pies que le lleva a una situación de luto que le arrebata hasta la necesidad de abrir un nuevo libro. Eso no le pasa con los viajes. Lo vive como un continuo. No siente ese desamparo que siente cuando ha terminado un libro. Incide más en su curiosidad. ¿Qué les pasa cuando finalizan un libro, dais por concluida una obra o termináis un viaje? Prefiere terminar una novela que un viaje. Le aburre el libro. Se lo sabe mil veces. Ha hecho la corrección de pruebas y erratas. Además, todos los viajes terminan en la puerta de casa. De algunos viajes vuelves con gusto. Y otros te vas de los sitios sabiendo que vas a volver y no hay pena alguna. Es un periodo de descanso antes de seguir tu camino. Pero terminar un libro que ya te lo conoces no tiene sorpresa, es una cosa mecánica de ajustar tornillos en un sitio u otro, que las cosas se ajustan bien. Cuando lo termina sale liberado, dando un bote. Lo bueno de los viajes es que vuelves con gusto. En el 80% de los países viven mas duramente que nosotros. Bajar a tomar un café con leche leyendo un periódico lo aprecia. Vuelve con ganas. Es un viajero con casa, con hogar. Hay otros que son viajeros nómadas al modo húngaro. Él vuelve con gusto. Acaba siempre regresando. Un libro nunca se acaba y se agobia porque ve fallos de los que se había olvidado o faenas que ha sufrido. Alguien que te lo retoca te cambia el sentido. No ve con placer esa parte. Has dado de sí tanto la goma que ya no te causa placer. Le cuesta escribir, leer no le cuesta nada y lo goza. Se lo pasa bien leyendo, lee varios libros a la vez, a veces no los termina, encuentra otro que le interesa mucho. Los que verdaderamente le apasionan, que no son tantos en la vida, son esos libros que le abandonan, que nunca los va a volver a tener. Compra los libros, en un sentido fetichista, pero se quedan en la biblioteca. Anda salseando con los libros, eso no tienen fin, los viajes sí. Los viajes son un discontinuo, no siempre. Con los libros sucede que cada mucho tiempo uno le atrapa. 

Algún escritor le ha comentado que nunca termina su propio libro y que le da miedo leerlo porque lo volvería a escribir. Sus primeras novelas ni siquiera las escribiría. Siempre hay sandeces que procuraría borrar. Le cabrea que en temas de investigación podría escribir mas y mejor si le hubieran facilitado los instrumentos que sabes que existen. Cuando esos documentos vean la luz, pueden tardar 20 40 años, lo que has escrito quedará desbancado, esos documentos dirán lo contrario a lo que dice. Se lamenta de no haber concluido bien un trabajo de investigación por falta de recursos. En los viajes no todo lo ves, no todo lo conoces, te pierdes muchas cosas en las que es mejor no pensar. no eres exhaustivo por mucho que prepares un viaje. Le pasó con los trabajos biográficos sobre Pio Baroja. Tiene esa sensación de que el libro por mucho que escriba está inacabado. Se le ocurre una novela mientras tanto. A través de la invención novelesca te acercas a lo que pudo haber sido. Puedes construir una historia que por lo menos puede ser verosímil, es a lo más que te puedes acercar. El libro siempre está inacabado. Hay territorios en los que no has podido llegar al final o no has absorbido el asunto y lo sabes. Tiene solo 5 libros escritos. Con el primero de poesía creía que había hecho la de dios y pasa el tiempo y ahora lo haría desaparecer. Cuenta una leyenda de que un escritor le regaló toda su colección de libros, firmados y dedicados a su amigo. Se encontró que su amigo lo había vendido en el rastro. Le ocurrió con el libro de poesía, se lo regaló firmado. Y se lo encontró allí firmado. No le enfadó, le hizo gracia. Lo compró. Lo tiene en casa, dedicado a esa persona

 
Cuando trabajaba en el periódico llegaban miles de libros para que publicaran una reseña en el periódico. Llegaban demasiados. Y llegó uno llamado “crónica del café Estigia”. Era de un escritor que le gustó mucho y lo rescató de la basura pues algunos se tiraban. Estaba dedicado para las personas que tenían que hacer las reseñas. Iba el libro con otras firmas y el escritor se los dedicaba encima. Tiene libros doblemente firmados. El poeta los vendió en la tienda de segunda mano. Él cogería toda la tirada de poemas y los vendería a segunda mano. Para hacer mal las cosas es mejor no hacerlas, poemarios malos. Le podría haber remandado a su amigo el poemario otra vez firmado para que le entrara la vergüenza. Es un amigo suyo y no se lo dijo nunca lo que había pasado. Los poetas siempre están en la miseria. Era un bohemio que quería ganarse el café de la tarde y dice; con esta mierda de libro. No sé si hoy vender libros da para un café, está la cosa muy jodida. El presentador da las gracias a Miguel al cuadrado. 
 

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  1. Gracias por todo, pero ¿te importaría poner bien mi apellido que no es Ortiz, sino Ostiz?

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