OCTAVO RALLY POR BARAKALDO
El rally, que dirige Josu Montero, es un paseo por Baracaldo en el que nos iremos pasando por diferentes lugares emblematicos del pueblo para inspirarnos en ellos y escribir textos de creación; poemas, prosa poetica... lo que se nos vaya ocurriendo.
MURAL Los artistas han dado brochazos para crear este mural colectivo. Han sido 4 artistas. El mural está junto al ayuntamiento. Aparecen en el mural unas maletas de inmigrantes, unos railes de tren que representan la emigración a la margen izquierda. Los altos hornos están de fondo. Se basa en una foto de trabajadores. El cielo está anaranjado pues los hornos alumbraban todo Bilbao. Los dibujos infantiles son los que enviaban por carta los niños exiliados en la guerra civil. Esos momentos dramáticos se endulzan con las cartas. Bajaban por la calle Portu al tren para ir a Bélgica como aparece en “el otro árbol de Guernica” de Castresana. Muchos niños marchaban al exilio, a Rusia, con el departamento de asistencia social. Aparecen pancartas de manifestaciones sociales y huelgas como la que hubo contra la planta de amoniaco en Lutxana. Hay un cargadero de mineral y un arcoíris que representa los colores y la esperanza de la transición. Los dantxaris representan la cultura vasca y la aglutinación de movimientos culturales en la democracia.
Mural al
lado de una exposición de una ciudad tan lejana como Roma. También los baracaldeses
sufrieron la invasión de los barbaros. Estos no fueron los emigrantes del éxodo
rural sino los ingleses y directivos de AHV que se refugiaron en sus palacios
de Neguri. Dividieron este pueblo en la margen derecha de los príncipes y la
margen izquierda de las ranas que al besarlas se tornan príncipes. Ya no
alumbran todo Bilbao los hornos. Tras las maletas, las danzas vascas, pancartas
y cartas de niños exiliados, vino la esperanza llamada transición, que alumbró
Bilbao, pero de arcoíris entre tantos malos humos y cielos contaminados de Sefanitro
y nube de fábrica. También los baracaldeses vieron arder esta Roma de hierro y
mineros. Ardió en la fragua de Nerón mientras seguía el lamento de los murales
y edificios sempiternos que la lava de Pompeya se llevó. Que la eternidad nos perdone.
CENTRO COMERCIAL BOULEVAR LOS FUEROS
Te construyeron con la mejor de las pretensiones, ser un
nuevo centro comercial, el boulevard de los fueros. Te habían diseñado a la perfección
siguiendo el modelo de otros como tú. Te instalaron un circuito de tiendas de
ropa, te incrustaron escaleras mecánicas como músculos y una arteria de
pasillos. El Eroski era tu corazón comunicado por galerías y arterias. Te
convirtieron en un no lugar, un monstruo de Frankenstein de la deshumanización
funcionalista. Nada podía fallar. El alcalde lo inauguró. Ahora está vacío,
solitario, lleno de fantasmas y los baños son lugar de crusin y encuentros
sexuales. Las tiendas tienen las puertas cerradas y han dejado una exposición
de play-movil con sus indios y vaqueros, juguetes de una pieza y rotos como tú
ni siquiera funcionan las escaleras mecánicas, el ascensor se para, y a veces
has sido objeto de exposiciones. Tu cadáver quizá sea la esperanza de que la
gente no está tan deshumanizada como parece. Y mientras pienso eso sale
Ignatius Reilly conjurado contra el mundo, con un carro del Eroski postmoderno.
RONTEGUI Panorámica de Baracaldo.
Se ve punta Galea, el Serantes y el Argalario,
montes nublados. Barakaldo son las laderas de Rontegi y la parte llana de las
vegas. Se ve la iglesia de san José, el ayuntamiento, santa teresa, san Eloy y
la avenida la argentina, el Ballonti en Portugalete e Ikea. Se ve Burceña,
Lutzana cruces y llano. Bilbao es un barrio de Baracaldo. En la fábrica de Artiga
se quema la basura de Barakaldo. Es la incineradora sale humo y Josu bromea con
qué es dónde se fabrican las nubes. Se ve la torre Iberdrola y las torres
Garellano. Se ven los montes Arnotegui,
Pagasarri, Ganekogorta, arboleda y Argalario. En el puente de Rontegui hay
mucho ruido de coches. Se ve el colegio público de Rontegui. En este texto hay
que tener en vilo al lenguaje, que las palabras se lo pasen bien en estos
textos libres.
Subimos
al monte de Rontegui, donde estaba el depósito y ahora los drogadictos.
Barakaldo se yergue ante mi vista. Los altos rascacielos reclaman mi atención y
allá donde mire me persiguen las torres y centros comerciales; Ikea, bide
onera, ballonti. Se fijan en la mete antes que las torres de las iglesias; san
José, San Vicente, que han quedado en segundo plano, relegadas al secularismo
de una ciudad servicios. También se ven grúas como monstruos de acero, jirafas
de la reconversión industrial, que han sustituido la zona de Ansio y Altos
hornos con sus nuevas residencias dormitorio del plan Urban. Un anciano pasa
lentamente. Alguien grita eco-eco. Un perro rebusca entre las litronas y
basuras que han dejado los adolescentes que gritan sobre un altercado con la
policía. Miles de casas nos observan a los locos que escribimos sobre ellas.
Escribir es andar por los tejados, decía Rosa Chacel, y a veces es también
andar por los montes
EL CENTRO GALLEGO Ha hecho ya cien años (1901 2001), es el más viejo
centro de Europa de emigrantes gallegos. Hay otra en Argentina, la casa gallega más antigua
del mundo. Manuel Rivas habla de la emigración A Josu, nuestro guía, le dicen
que saque la foto desde abajo para sacar a los niños junto a la estatua de
Rosalía y así doblar la tripa que tiene nuestro guía.
Alli
sentada Rosalía lee un poema a sus alumnos, dejar que los niños se acerquen a
ella. Allí va la loca por los prados, los ríos y las fuentes. Desde la ventana
le viene la morriña. En Valladolid piensa en Galicia y en Galicia piensa en
Valladolid. Da de comer a las palomitas de la ventana y observa el cielo con la
cabeza en el puño. Mira el mar inabarcable y el cielo cuajado de estrellas- el
mar inabarcable, el mar es mala puta que no guarda memoria de sus amantes. El
mar se traga a los marineros gallegos y los escupe entre la espuma de las olas.
Un viento del norte nubla su frente. Rosalía piensa en los emigrantes que
vendrán a Barakaldo, en los que han creado el primer centro gallego de Europa.
ahora sus ojos se han convertido en piedra, pero su mirada sigue oliendo a mar
TEXTO SOBRE TRANSEUNTES. Perros que pasean a la gente que se cree que por estar al
otro lado de la correa son los amos. Niños que chutan un balón. Viejos
artríticos que pasean sus cachabas. Una mujer gorda habla por el móvil de
dietas. Poetas escriben y son mirados como bichos raros. Son los que no han
sabido etiquetar en este acuario y mundo pecera. Los transeúntes recorren una y
otra vez el mismo camino creyéndolo nuevo. No saben que siempre hacen el mismo
recorrido. Estos peces ignoran que hay una mano que los alimenta. No tienen
lenguaje para llamarlo dios. Los transeúntes con paraguas y maletines, movibles
y prisa, tienen ojos de anfibio. El cielo escupe hombres de lluvia con bombín y
esmoquin como en el cuadro de Magritte. Peces de todos los colores, peces
payasos, peces leones, anguilas, tiburones con corbatas y pececillos
desorientados con ojos amarillos que se venden en la pescadería junto a hielos
y quisquillas y batracios.
Escribir un poema exige
concentración, disciplina, la dificultad del Haikus es su brevedad, Ser
creativo, original, buscar el estilo y las voces. Sergio Ramírez cuenta el
atentado a Somoza como una anécdota. Hay recursos, formas, estilos. A partir de
una verdad haces ficción y a veces autobiografía. La inspiración te pilla
trabajando. Sueñas auténticas películas y escribes entre sueños notas cosas
cortas que al despertar no entiendes. El escritor tiene más palabras que el
lector. Al lector le llega, aunque no lo entienda (los poetas no queremos ser
entendidos sino queridos) Si leyera novelas de amor el personaje femenino de Rojo y
Negro de Sthendal sabría que se estaba enamorando. Porque los limites de
nuestro mundo o de nuestra vida son los limites del lenguaje, de nuestro vocabulario, como
decía Wittgenstein. Más vocabulario nos hace tener más realidad, más percepción
y conciencia. El lenguaje es limitado. Juan Ramón decía que había que buscar la
palabra precisa, sólo hay una palabra para cada verso. La foto intenta captar
algo en movimiento. La vida es cambiante y hay que pararla un instante para
captarla en el arte. El arte retrata lo infinito y lo ínfimo, el todo y la
nada. Nos paramos en un trecho del camino, los montes de San Vicente, junto a Clara Campoamor, el centro cultural. Aquí se celebran las sanjuanadas las hogueras. La calle Artagabeitia y Arteagagiko
se traduce como el encinar de arriba y de abajo. Blas otero decía; no quiero
ser famoso sino popular. Por un lado, se busca la originalidad, lo que nunca se
ha dicho y por otro los lugares comunes con el lector, lo que ha vivido o
visitado.
IGLESIA DE SAN VICENTE, ANTIGUO AYUNTAMIENTO
La iglesia de san Vicente de
Barakaldo es de 1340, antes Baracaldo dependía de santa María de Erandio en la
campa. Se hacen las primeras reuniones de vecinos en esta anteiglesia. Esto era
el ayuntamiento en la parte baja y plantaron un retoño del árbol de Guernica.
El ayuntamiento se funda en 1879 hasta los años 30, era la casa del cura. La
iglesia es del siglo XII, pero se reconstruye en el XVII y XVIII.
Iglesia
de muda piedra, pero bancos llenos de vida. Muchas leyendas de las guerras napoleónicas,
carlistas o civiles. En estos bancos se sentaba mi bisabuela a observar pasar
el tiempo. A veces lloraba y se la oía más que al cura. Y las campanas
repicoteaban en el cielo y arañaban las nubes. Este es el centro del pueblo,
donde estaba el ayuntamiento del que ya no queda nada, solo una inscripción lo
recuerda y una semilla que ha brotado, una pequeña rama injertada del árbol de
Gernika. Aquí se trataban las decisiones en el pueblo como en aquella junta en
Gernika junto al árbol inmortal de roble.
MURAL Escorzo,
movimiento corto, alcanzar una pelota, un hombre desnudo con una maza golpea,
es la estatua del coloso de Barakaldo. La torre del homenaje preside las
escaleras al pórtico donde los muchachos se reúnen. He vivido aquí, he visto
morir a fábricas y heroinómanos, he huido de los grises. Este mural picassiano
es idílico, pero ellos no lo conocen como yo, Barakaldo jolín, ¡cómo has
cambiado! Mural y dolor, buenas intenciones dañan la esperanza hallada. Es un
homenaje a lo que no está. Me doy cuenta de cuánto lo quise. Las hojas de otoño
caen y se convierten en humo. ¿En qué se convertirá el mural tras el otoño? Han
integrado las fábricas, los obreros, los niños y los puños en alto. Me duele el
estomago y quiero vomitar, muy punk. Maletas abandonadas, obreros azules, cielo
naranja, niños de la guerra suben al tren, mar de líneas fundidas, sin perder
la identidad. El mar avanza a través de la ría, altos hornos, el mural donde
estaba el quiosco de la rana. Memoria viajando en centenares de maletas.
Maletas de ilusión, esperanza a un mejor destino, lengua de desconocidos con los
mismos miedos y esperanzas, niños que llegan a un lugar en el desierto. Recorrerán
calles en dias de lluvia, con la promesa de una nueva vida prometida, plena,
donde se ahogan los miedos y los llantos con risas y canciones, recordando la
nostalgia de mis abuelos peregrinos, ante unas fuerzas colectivas que
perseguían un mismo fin; vivir. El abuelo se dejó un ojo de la cara en los
altos hornos. Es sencillo e impactante a la vez el mural de colores azules y
verdes, de tristeza y realidad. Maletas de color anaranjado como el cielo,
reflejo de los altos hornos, niños que huyen del bombardeo de Guernica. La
historia de un siglo de progreso y esperanza, de sangre, trabajo precario y
exilio. El pueblo dio un estirón y es ya ciudad, ni los de aquí se lo creen.
Dibujos de niños ausentes, explicando lo inexplicable, el amor de un pueblo y
su esperanza
BOULEVARD.
Mientras unos lo decidían otros ya habían tomado la decisión. No es un lugar
cualquiera cerrado sino la babilonia del consumismo, espacio silente con
actores amateur, columnas a discreción, construcción yanqui. Aquí podría
suceder un thriller psicológico, una de zombis, los fantasmas toman partido por
este lugar. Se podría haber aprovechado este lugar para hacer muchos centros de
cultura. Las zarzas alimentan esto tan abandonado que es una vergüenza. Pero ¿dónde
quedaría si no el gran nombre de la especulación? Escaleras mecánicas,
fantasmas que pasan por el día y ascienden y descienden. Espectros que hacen la
compra en Eroski sin pagar. Pena del despilfarro, tardes que arrastran a los
fantasmas de la nada. Palabras que ocupan la mente de nadie. Trastorno del
tiempo que de detiene en un lugar extraño de aire y fuego aniquilado en una
torre de cristal. Deshumanización, sálvese quien pueda, del individualismo, del
consumismo cruel que no necesita de huelgas obreras, ni conciencia de grupos
pero que impone clases sociales. Gastas la tarjeta Visa a tope. Se trata de no
pensar y consumir, hacer una compra compulsiva y endeudarnos, en la locura de
este edificio. Sabor, otro peldaño, salir de la precariedad sin saber que cada
día eres más pobre. Locales cerrados, personas arrinconadas, sueños convertidos
en tristeza, mientras tienes el móvil y el coche de última generación. Lugar
deprimido de lo que pudo ser y no fue, sitio desaprovechado para tantas cosas….
Abandonados locales destruidos para nada, derramados en círculos de sangre, fantasmas
que habitan el lugar. Hijo bastardo de los tiempos modernos, a la venta la
historia y la antigüedad y las almas, para construir un espacio de cemento que
nos haría libres, los pequeños juegan con el móvil.
RONTEGUI Vamos
sin querer al camino de Rontegui, la salida del pueblo. Los jóvenes preparan
las litronas y vierten el contenido de una botella de agua en la jardinera.
Usan una mochila, hacen litros. Nadie grita como Antonio de Triana. Se oye; ”Rafa
a cenar, y no me robes pinzas de la colada”. ¿En qué lugar se cobija el sol?
Versos de puerca grosería, plásticos y latas que delatan que vienen grandes
grupos en la época de la glaciación. Un no lugar de lucecitas, escaleras y
basura. Bajo y el suelo me viene a recibir. Veo otra vez que sigues y no lo puedo
resistir. Organizar un puzle con miles de piezas que lo componen, cada torre en
su sitio, me entretengo en dibujar calles y plazas, gente en la hora de la
tarde, en el interior de los bares viendo el Derby, personas que pasean
mascotas y se apartan enterrando el silencio. Alguien grita eco. Podemos intuir
lo que cocina cada casa. El silencio cae, junto al canto de los ruiseñores, por
encima del murmullo de coches lejanos. Calzo botas de monte y subo a Rontegui y
miles de ojos contemplan Barakaldo con mirada perdida, recordando los sitios,
el pasado, para encontrar juntos los claros del bosque. Aquí arriba se esconden
los pecados de una ciudad asustada que tiembla en cada pio de pájaro. Tejados buscando
el hierro que dejaron. Luces lejanas que nos miran, tarde nublada a conciencia,
las laderas, abusadas de plantas, son como una cadera. Entre los juncos se
recuestan apaciblemente los enamorados. Ante la inmensidad de un parque lejano
cuyo cuello adolece de dolor y retumba en la neblina del muro. No se ve más
allá del horizonte. Aire fresco. Florecen torres a lo lejos, grandes pueblos
que observan, lagunas que reflejan su imago. Aterrizamos lejos del suelo que
pisamos, hermanados por la fuerza a golpe de martillo y corazón de metal,
luchadores natos, orgullosos de ver lo que mis padres y abuelos no lograron
ver. Niebla sobre las altas montañas, conquistadores de cumbres. Desde este
punto elevado vemos la evolución de nuestro pueblo. Edificios de las últimas
décadas, en la historia cambiante y la mirada de los varios instantes, suave
balanceo de los edificios. Se comprimen los montes de metal cansado. No hay profundidad.
Para ser profundo hay que ser ancho. Es muy feo este pueblo. No queda nada de
lo que fue, todo sustancialmente es lo mismo. Da igual. No hemos venido para
esto. los paisajes hermosos de la infancia se aquilatan y perforan y perfilan
en la ausencia
ITZIAR En
las asociaciones de vecinos y casas de cultura hacen actividades. Participa el
pueblo. Atrás quedan minas y vagonetas y los incandescentes hornos. La poesía
es una herramienta de hierro que se modifica y se convierte en otra cosa. Dar
la vuelta al calcetín con agujeros que son los ojos de dentro. No se encuentra
Itziar dentro sino escondida en esta nube del cielo. La niña en brazos cae
asesinada, con gabardina y sombrero. Desaparece cuando la luz se apaga. No hay
fantasmas ni cuando las paredes quedan vacías, en ambientes cálidos de vecinos.
La poesía que quisiera escribir la toco, me acerco. Dudas entre el teclado y la
pantalla. Es verdad lo que tecleo, una vez que lo tecleo parece verdad lo que
escribo. Levita y desciende con musicalidad. Sus cuerpos se pierden en tu
rostro, en cuadros trasparentes esclavos en la pared que sigue estática, muros
en la pared y triste mirada altiva. En un humilde local de escasos mobiliarios
se abren las puertas y recibes con confort tu nueva idea. La poeta tiene una
obra extensa de creatividad, que va en círculos. Tiene 8 hijos de poesía libre
y humilde. Nace de un mismo lenguaje y llega al corazón de las verdades
naturales. La poesía es cercana y se refleja ella misma, cómo lo hace y por
qué. Me ha contagiado las ganas de leer y escribir. Cabalgan de incertidumbre
los poemas cargados de verdad que siempre es bella. Arriesga a menudo y acierta,
pero el que acierta no siempre gana. La ironía es el elegante, humor
inexpresable para cuestionarse a uno mismo. La verdad de si mismo puede
contarse como juego de manos, sin malabarismos ni trampas en el juego
LIBRERÍA: hablan
del devenir de las librerías. Hay que retrotraerse a la Roma antigua para
entender este mundo. (se traba con el texto, o sigue. Y la otra se va a
las 11 y media como cenicienta) Alimenta al niño de la
poesía. Me gustan los libros que amenazan y bombardean otros libros. Usar la
cabeza y el corazón con fuerza. La extinción de las cabezas pensantes que nos
hacen sobrevivir supondría un magnicidio universal. Hogar, dulce hogar. Columna
de libros sobre los brazos. Necesitas el último vinilo comprado con tu flamante
rollo vintage. De la nevera sacas un vino que escancias en una copa de femenino
cristal. Espuma corona el cristal. Miras estremecido tu obra. Has tenido que adquirir
tu última adquisición vintage, la desenvuelves del paquete; un ejemplar de la
colección Teo. Hay que introducir riesgo y tensión a la hora de escribir, como
la del librero y la tecnología que da la espalda al papel. Escribes de pie sobre
la calle junto a las casetas y la piedra. Hay una enigmática figura femenina,
que oculta el ojo con la cámara de fotos. Sus manos sostienen la cámara. Mira
continuamente y es consciente de sus sensaciones. El librero aparentemente ha
leído todos los libros, conoce el producto que vende. Te dice qué tipo de libro
elegir. No dialogas con nadie, esperas el futuro del libro. Todo cambia, nada
permanece. Cambian los lugares y quien los habita, los contenidos y
continentes, los géneros, los estilos, las tipografías, los canales de
distribución, los mercados. Se vende lo que el hombre ha dispuesto a cambiar.
Seguimos necesitando autores que escriban historias
ROSALIA Sabor
a Galicia, palabras exquisitas que brotan de uno, sabor a marisco, casa
centenaria. Acaba la jornada, como dulce sabor de garganta, como la poesía
gallega de Manuel y Luis que habla de la tierra galega y la zona de Sestao, y
de compromisos, de obreros unidos por el coraje y una misma lengua y
condición. Los niños oír ver y callar.
Hacen lo que les ordena esta voz pegada a la luz y a la tierra y a lo que
destila su boca. Apartados sus prejuicios, la escuchan. A cantar vengo, traigo
pulpo, a cocinar vengo, a penar contigo como la santa compaña. Haiku de Baracaldo,
bin ban. Rosa de los vientos. Eco lejano entre la niebla, que sabe a Galicia
natal. Mundo sin norte. Necesitamos la lluvia gallega. Algo tiene el pimentón
del pulpo. Algo le han echado. En la acera hay una estatua de Rosalía que
encadena versos. Huele a rancio y a empanadilla de delicatessen, a pulpo y a
vida que muchos para si quisieran. Quiero quedarme aquí anclada. Enamorada de
los susurros. Hay que seguir la ruta. Tumbas olvidadas, caricia del tiempo,
promesas de los hombres, bestias aparecidas, un lobo aúlla al otro lado. Nadie
se mueve alrededor. Juraría que hasta la más inocente grita y goza de más vida
que nosotros. Antiguos campesinos que piden a los dioses cosechas, sus vidas
son indefensas, no tienen derechos. Un ángel aparece en el escudo del pueblo.
El ayuntamiento estaba aquí. El muchacho se refugió en esta iglesia en la
guerra de la independencia y se convirtió o se le apareció un ángel. Quedan caseríos
de aquellos que defendían, temerosos de dios y de sus vidas. Son las doce en
punto, ni un minuto después ni antes. Y cenicienta se marcha dejando un zapato
de cristal. No hacía falta el reloj porque se oía la campana. Las campanas de
la iglesia abrazan el Argalario y avisan del ángelus. A lo lejos una calavera
en el camposanto y una niña a la que su abuela grita a lo lejos; “Ven, que te
peino”. Y la niña gritaba; no quiero. Me das tirones. Conoció a su padre y al
padre de su padre. Le veía en el colegio mustio, no sabia que era del pueblo
hasta que se fue. En el pórtico de la anteiglesia los niños juegan a la
rayuela. Escribo un poema sin tiempo, fresco para jóvenes y viejos, ¿podré
escribir algo así?
PERSONAS Una
torre de babel se acerca, cientos de personas, cada uno a lo suyo. Si te
detienes a escucharlas oyes un murmullo que resuena entre los edificios. Las
chimeneas crecen a medida que se va acercando. Los niños no hablan aún, balbucean
más allá del entendimiento, gatos de noche que maúllan ante una luna de mayo,
en este año de mayo de 1921. Se les oye más que a nadie. Miras, aunque no sea
nada yuyo. Insolente de tanto mirar. No quiero ver los ojos que caminan
conmigo. Varón de 25 30 años, nariz que apunta hacia el cielo. El pelo le crece
en la cabeza. Pasea a un perro vestido que se asemeja a un payaso. Acompaña al
niño elefante malnacido. Dos baracaldeses, uno más que el otro. se levantan con
el culo escocido. No entiende una vaina, pero le da igual, tiene un odio que
oculta cierta bondad. Consulta su móvil. Lleva un libro entre las manos; El
libro de los muertos. Firma con la mano derecha. Sube una cuesta. Estaciona el
coche en la acera, no arranca. El motor suena alegre. Rumana con niños. Parejas
con perros o perros con parejas. Tenderos a todos los lados. Coches patrullas
que no patrullan. Transeúntes y un hombre lleno de alcohol que empuña un libro,
lleno de letras. Hay poemas que no se pueden descifrar. El silencio, lo
que dice... A todos, este escritor incapaz de terminar de leer sus textos les recuerda a Umbral. Josu va a mandar los
textos a las direcciones de los demás participantes. Los textos de otros rallys
no los publicó en ningún blog ni los mandó. Los pasó a los que nos encontramos
en los rallys. Comemos pulpo, bocadillos y pimientos en el centro gallego de Barakaldo y en la cervecería de San Vicente y brindamos con el vino y
las cervezas ¡por la literatura!.
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