sábado, 26 de mayo de 2018

SALMAN RUSDHIE


Rushdie fue condenado en el 99 por el imán Homeni que no había leído el libro. Era su seguidor número 1. Le puso precio a su cabeza, wanted, se busca, como en el oeste. Vivió escondido y cambió su forma de vida, costumbres, de mujer, de amigos. Volvió de incognito con apariciones publicas contadas y sin anunciar. No atentaron contra el, pero si contra personas relacionadas con el libro. Su traductor al japonés fue asesinado y el traductor italiano y noruego sufrieron atentados. Le acusaron de rescribir de forma pecaminosa partes d la vida del profeta Mahoma. Era una novela muy ambiciosa Los versos satánicos. Se convirtió en carne de televisión, periódicos y entrevistas. Era un escritor mediático e icónico. Si no es por eso quizá no sería conocido.

Se ha convertido en una metáfora e imagen mediática que eclipsó su parte literaria. poca gente lo ha leído. Eso ha ayudado a que no se le valore como escritor. Representa a la nueva edad de oro de la novela británica de los 80. La empezó esta generación Julián Barnes.  La novela de Rusdhie hijos de la medianoche, premio Booker del 80, dio el pistoletazo de salida a esta nueva generación. Aunque la mayoría de estos autores ya habían publicado antes. El final de esta explosión literaria son los versos
satánicos. En los 80 publican nuevos narradores outsides, enfant terribles, publicando cosas truculentas y diferentes. El final de esa cuesta arriba es esa persecución a Rusdhie. Entre la publicación de hijos de medianoche y los versos satánicos se desarrolló este movimiento. La generación actual sigue dando frutos de calidad. Todos estos autores siguen publicando con mucho éxito, vendiendo en gran Bretaña y el mundo. Hijos de la medianoche fue su segunda novela. Trata de un musico nativo de la india moderna. El protagonista es Salem Hisam que nace en la medianoche del 15 de agosto de 1947, noche e que se declara la independencia en la india. Nace el mismo año que el autor, que también es hijo de la medianoche. Hay muchos hijos. Estos personajes que nacen en la medianoche son los protagonistas, tienen características especiales ligadas al destino del país. Ha renegado de este estilo fantástico porque ha tirado por otros derroteros. Es una mezcla de realismo y fantasía, realismo mágico asiático que tiene poco que ver con el sudamericano. Poesía que abría los ojos para no agotar su pretensión histórica, historia fingida presa de sueños poéticos. 

 
Rushdie nació en Bombay en el 47. Estudio en Cambridge en gran Bretaña. Su familia era procedente de Cachemira. Tiene doble nacionalidad británica y americana. Vivió media vida escondido. En 2012 publica Josep Antón, en clave realista y en tercera persona. Cuenta la peripecia vital de ser condenado por el fascismo islámico hasta el presente. Aparece su alter ego que se llama Josep Antón en homenaje a Josep Conrad y Antón Chejov, sus escritores preferidos. Es autobiográfico. Cuenta su destierro y las consecuencias en su familia, pensamiento y concepción del mundo. Se abre la novela con una cita de la ultima obra de Shakespeare, la tempestad, porque también cuenta las peripecias de un proscrito. Empieza con los dos protagonistas cayendo de un avión que ha explotado en los aires porque unos terroristas han puesto una bomba. Van cayendo por los aires hasta aterrizar, se producen en ellos cambios considerables. Ambos personajes tienen experiencias sobrenaturales y acaban entendiendo la urdimbre secreta de la humanidad y del mundo. El aire es un espacio o lugar definitorio, representa el vacío de poder. Todo es arrojado por los aires. La creación y revelación se hace a ritmos rápidos. Vuelan cerca del sol. En la tempestad de Shakespeare unos náufragos llegan a una isla desierta y les pasan cosas mágicas y misteriosas. Hizo la novela sobre este molde de Shakespeare. Tiene un afán totalizador, contar la historia de los personajes y contarlo todo. Los fragmentos de la vida del profeta de Mahoma fueron considerados sacrílegos. 

 

A partir del siglo XXI empieza su etapa de novelas realistas donde no tienen cabida los elementos sobrenaturales fantásticos. De esta época son furia, el suelo bajo tus pies (sobre unos rockeros) o Shaliman el payaso en 2005, una de sus obras principales. El crítico suele preferir sus novelas realistas a las fantásticas. Trata la alta política de oriente y occidente, el sentido de comunidad, las tensiones amorosas, con personajes complejos, multitud de tiempos y lugares, combinado con el deseo de una novela total que haga que el lector no se mueva del sofá (salvo Merche a la que no le ha gustado) La fantasía la pone en función de la realidad, para trasmitir una idea sobre el presente, como juego entre los seres humanos. En 2008 publica la encantadora de Florencia y en 2015 2 años 8 meses y 28 días, que son las mil y una noches famosas. En Salina emplea el humor y la ironía con un hilo conductor y muchas cabezas de hidra que le salen a la novela. Son historias de fantasía delirante. Quiere ser la Sherezhade de nuestro siglo. Habla de la guerra de los mundos y de la tiranía de los yingis. Desde el futuro lejano cuenta lo que ocurrió hace milenios. Todos los personajes están en conflicto. Un jardinero es fulminado por un rayo que cae sobre el suelo. Un dibujante de comic se descubre que tiene poderes mágicos. Los ying son una dinastía fundada por un filosofo racionalista en el reino de las hadas. Los ying quieren dominar la tierra. Aparecen dos mundos, el de los humanos capitaneados por el hada Turnia y el de los rebeldes. De esa forma habla de las truculencias de la historia y la condición humana. 
  
La novela total trata de abarcarlo todo. Como el quijote, guerra y paz o 100 años de soledad. Habla del consumo, del integrismo islámico, de las formas de comunicación, de la nostalgia, el racionalismo, la violencia, el feminismo o la homosexualidad. En un universo sin limites cabe todo en el libro. Contrapone la fe a la razón, habla del dogmatismo y la tolerancia, el poder de la ficción, los sueños y la magia. Somos criaturas que nos contamos una historia a nosotros mismos para entender lo que somos. Y lo que quisiéramos ser. Su ultima novela es la decadencia de Nerón Golder. Empieza diciendo; “dame una moneda de cobre y te contaré una historia de oro”. Plantea de forma satírica el declive del sueño americano. Empieza con la elección a Obama y termina con la de Donald Trump. Está escrito en tono de comic con personajes imaginarios de nombres graciosos. Llegan a Nueva York procedentes de la india un magnate de 60 años y sus hijos que han huido de los atentados de Bombay en el 98. Ha muerto la mujer y él se esconde en ese nombre, y oculta su pasado. Los extravagantes Golder viven en una casa romana y todos tienen nombres romanos; Apuleyo, Vespasiano, Nerón… es una familia arruinada, envuelta en oscuros negocios. Su derrumbe va paralelo al cambio social e ideológico del país y a la crisis. Quieren rodar una película sobre los Golder en su vida familiar en tono surrealista. Ahí se ve la admiración del escritor por Buñuel y su amor por los comics.  Deja la realidad para entrar en el mundo de los tebeos. Los personajes son súper héroes o súper villanos ansiosos de poder. Internet es el lugar de la posverdad, las mentiras y los rumores. Un joker de pelo verde, Donald Trump, llegará a la presidencia de EEUU. Una nueva era acaba de comenzar. La novela no tiene verborrea ni palabra gratuita.
Comienzo de Versos satánicos (500 páginas) 

 
«Para volver a nacer —cantaba Gibreel Farishta mientras caía de los cielos, dando tumbos— tienes que haber muerto. ¡Ay, sí! ¡Ay, sí! Para posarte en el seno de la tierra, tienes que haber volado. ¡Ta-taa! ¡Takachum! ¿Cómo volver a sonreír si antes no lloraste? ¿Cómo conquistar el amor de la adorada, alma cándida, sin un suspiro? Baba, si quieres volver a nacer...» Amanecía apenas un día de invierno, por el Año Nuevo poco más o menos, cuando dos hombres vivos, reales y completamente desarrollados, caían desde gran altura, veintinueve mil dos pies, hacia el canal de la Mancha, desprovistos de paracaídas y de alas, bajo un cielo límpido.
«Yo te digo que debes morir, te digo, te digo...», y así una vez y otra, bajo una luna de alabastro, hasta que una voz estentórea rasgó la noche: «¡Al diablo con tus canciones! —Las palabras pendían, cristalinas, en la noche blanca y helada—. En tus películas sólo movías los labios porque te doblaban, así que ahórrame ahora ese ruido infernal.»
Gibreel, el solista desafinado, hacía piruetas al claro de luna, mientras cantaba su espontáneo gazal, nadando en el aire, ora mariposa, ora braza, enroscándose, extendiendo brazos y piernas en el casi infinito del casi amanecer, adoptando actitudes heráldicas, ora rampante, ora yacente, oponiendo la ligereza a la gravedad. Rodó alegremente hacia la sardónica voz. «Hola, compañero, ¿eres tú? ¡Qué alegría! ¿Qué hay, mi buen Chamchito?» A lo que el otro, una sombra impecable que caía cabeza abajo en perfecta vertical, con su traje gris bien abrochado y los brazos pegados a los costados, tocado, como lo más natural del mundo, con extemporáneo bombín, hizo la mueca propia del enemigo de diminutivos. «¡Eh, paisano! —gritó Gibreel, provocando otra mueca invertida—. ¡Es el mismo Londres, chico! ¡Allá vamos! Esos cabritos de ahí abajo no sabrán lo que se les vino encima, si un meteoro, un rayo o la venganza de Dios. Llovidos del cielo, muñeca. ¡Puummmmba! Cras, ¿eh? ¡Qué entrada, Yyyaaa! Yo te digo... Flas.»
Llovidos del cielo: un big bang seguido de catarata de estrellas. Un principio de Universo, un eco en miniatura del nacimiento del tiempo... el jumbo Bostan, vuelo AI-420 de la Air India, estalló sin previo aviso a gran altura sobre la grande, putrefacta, hermosa, nivea y resplandeciente ciudad de Mahagonny, Babilonia, Alphaville. Claro que Gibreel ya ha pronunciado su nombre, de manera que yo no puedo interferir: el mismo Londres, capital de Vilayet, parpadeaba, centelleaba y se mecía en la noche. Mientras, a una altura de Himalaya, un sol fugaz y prematuro estallaba en el aire cristalino de enero, un punto desaparecía de las pantallas de radar y el aire transparente se llenaba de cuerpos que descendían del Everest de la catástrofe a la láctea palidez del mar.
¿Quién soy yo?
¿Quién más está ahí?
El avión se partió por la mitad, como vaina que suelta las semillas, huevo que descubre su misterio. Dos actores, Gibreel, el de las piruetas, y el abotonado y circunspecto Mr. Saladin Chamcha, caían cual briznas de tabaco de un viejo cigarro roto. Encima, detrás, debajo de ellos, planeaban en el vacío butacas reclinables, auriculares estéreo, carritos de bebidas, recipientes de los efectos del malestar provocado por la locomoción, tarjetas de desembarque, juegos de vídeo libres de aduana, gorras con galones, vasos de papel, mantas, máscaras de oxígeno... Y también —porque a bordo del aparato viajaban no pocos emigrantes, sí, un número considerable de esposas que habían sido interrogadas, por razonables y concienzudos funcionarios, acerca de la longitud y marcas distintivas de los genitales del marido, y un regular contingente de niños sobre cuya legitimidad el Gobierno británico había manifestado sus siempre razonables dudas—, también, mezclados con los restos del avión, no menos fragmentados ni menos absurdos, flotaban los desechos del alma, recuerdos rotos, yoes arrinconados, lenguas maternas cercenadas, intimidades violadas, chistes intraducibies, futuros extinguidos, amores perdidos, significado olvidado de palabras huecas y altisonantes, tierra, entorno natural, casa. Un poco aturdidos por el estallido, Gibreel y Saladin bajaban como fardos soltados por una cigüeña distraída de pico flojo, y Chamcha, que caía cabeza abajo, en la posición recomendada para el feto que va a entrar en el cuello del útero, empezó a sentir una sorda irritación ante la resistencia del otro a caer con normalidad. Saladin descendía en picado mientras que Farishta abrazaba el aire, asiéndolo con brazos y piernas, con los ademanes del actor amanerado que desconoce las técnicas de la sobriedad. Abajo, cubiertas de nubes, esperaban su entrada las corrientes lentas y glaciales de la Manga inglesa, la zona señalada para su reencarnación marina.
«Oh, mis zapatos son japoneses —cantaba Gibreel, traduciendo al inglés la letra de la vieja canción, en semiinconsciente deferencia hacia la nación anfitriona que se precipitaba a su encuentro—, el pantalón, inglés, pues no faltaba más. En la cabeza, un gorro ruso rojo; mas el corazón sigue siendo indio, a pesar de todo.» Las nubes hervían, espumeantes, cada vez más cerca, y quizá fuera por aquella gran fantasmagoría de cúmulos y cumulonimbos, con sus tormentosas cúspides enhiestas a la luz del amanecer, quizá fuera el dúo (cantando el uno y abucheando el otro) o quizás el delirio provocado por la explosión que les evitaba apercibirse de lo inminente..., lo cierto es que los dos hombres, Gibreelsaladin Farischtachamcha, condenados a esta angelicodemoníaca caída sin fin pero efímera, no se dieron cuenta del momento en que empezaba el proceso de su transmutación. ¿Mutación?
 
2 años 8 meses… comienza con el famoso grabado de Goya, el sueño de la razón produce monstruos.



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