Herman Hesse en abril del 19
abandona a María su esposa y sus tres hijos y su vida conyugal y familiar. El
mañana le deparará otros lechos, amores, otras cosas. Es un adorador infiel de
lo cambiante y fantástico, nada nos puede atar, ni el amor ni el lugar en la
tierra. Probó la vida como campesino, quería ser poeta y a la vez al mismo
tiempo una persona de la clase media. Tenía dioses y héroes que eran mitos para
él. Sentía la complejidad y el dolor del mundo. Por eso abandona su casa en Berna,
donde había vivido 25 años. Solo había una posibilidad de existencia para el. Ni
el trabajo ni ningún ideario estaba por encima de él. No debía tomar en serio
nada, ni sus problemas económicos ni familiares. Su mujer era una mujer
solitaria que escuchaba música o leía un libro, invadida en un silencio
extraño, esperando que alguien la llamara. cualquier cosa la lastimaba y la
hacía llorar.
Herman Hesse había viajado
durante 6 meses sin rumbo, se hizo campesino y granjero. El año pasado había
viajado todo el año. Volvió enfermo del último viaje. Todo esto debía pasar.
Recuperar peso, con los rayos de sol, y hacer una reflexión breve sobre la vida
humana. Sentía en una forma de locura incurable su necesidad de viajar y en 1919
ya es un escritor de renombre en los países de habla alemana. A los 22 años
publica su primera colección de poemas, en prosa, siempre buscando el
conocimiento de si mismo y luchando contra las ataduras sociales, familiares,
religiosas. Es un hombre atribulado que quiere dar sentido a su existencia. La
escritura le permite conocer su mundo interior, por ello hay un gran intimismo
en su obra. Ser lo que no somos. Había nacido en un caluroso julio. Quería ser
lo que el destino le había aguardado ser, no lo que los demás querían que
fuera.
Amó tiernamente a sus padres que eran piadosos. Les admiraba y respetaba como decía uno de los mandamientos, pero los demás mandamientos causaban un efecto desastroso en él, por buena razón e intención que tuvieran. Todo en el se revolucionaba y volvía hastiado de todo. Sus años escolares causaron mal efecto en él. La escuela intentó destruirle sus posibilidades. Aprendió latín y el arte de la mentira. Nada de lo que se intentó con el funcionó, no duró en ningún curso de formación. Luego fue vendedor de libros para ganarse el pan. En el verano del 14 hizo una serie de viajes. No estaba mejor preparado que otros. Había intelectuales que predicaban la guerra, prisioneros de sus miedos. Él manda medio millón de libros, diccionarios y ensayos, a los prisioneros de guerra. En esa editorial trabajaba Thomas Mann. Funda un periódico semanal para prisioneros en Francia. Se repite así mismo el imperativo de no mataras. La guerra son matanzas y tiroteos sin sentido, revoluciones. El madura a cada paso que da, esta cercano el arte a la pobreza del hombre. Las instituciones anticuadas pervierten a la sociedad a través de la educación. Aniquilan el presente y también el futuro. El ser humano progresa de bestia a humano.
Publica en la Europa del sur italohablante,
y crea el personaje de Paul, es una historia en tren. Crea el personaje de
Klein, que significa pequeño en alemán. Representa su lado reprimido. (Siempre
en sus obras aparece el lado racional pero reprimido y el vital; Demian y
Sinclair, Narciso y Godmundo) El escritor es un viajero que anhela una vida
espiritual diferente. El protagonista en la novela asesina a su mujer e hijos y
huye de la zona. En lo lejano y exótico encuentra su verdadero yo, lo ha
perdido por tomar decisiones apresuradas, la vida burguesa no le satisface. Ha
seguido hasta ahora la voz de la razón y no del corazón. Se engaña con las
posibilidades de su propia vida. Es un alma perdida en el destino. Se ahoga y
de ello solo sale con una larga iluminación. Tenia miedo a dejarse caer, a la
muerte, inseguridades. Pero se produce una mágica cadena de acontecimientos.
Tiene anhelo de dios, de otro tipo de paz, de encontrase así mismo. El secreto
es dejarse caer, no pelear, en la vida y en la muerte. Klein se ha ahogado.
Hesse vive en la casa Kabusi en la
montaña. Escribe el comienzo de El verano de Klingsor, una de sus primeras obras
(la última será el monumental Juego de los Abalorios). Es su etapa más
productiva. No poseía nada, vivía en un departamento que le alquilaban de
cuatro ambientes. Había abandonado su feudo de señor, su casa y sus sirvientes,
su familia e hijos. Ahora solo tenia a su perro y cultivaba el jardín.
(interior) Comía leche arroz y macarrones. Era un hombre de letras. Usaba
trajes viejos que se gastaban. Cenaba castañas recogidas del bosque. Fue un
experimento que triunfó. Despertó de la pesadilla de muchos años. Aspiraba a la
libertad, al aire, al sol, a la soledad y a su trabajo interior. Nunca había
vivido un verano tan apasionado y fascinante. Brindaba con un buen vino. Había
conseguido juntar sus pedazos.
El verano del 19 lo pasó
paseando, en los bosques de castañas. Las bebidas no se derramaban. Estaba
libre de miradas ocultas y su yo hecho añicos se recompusieron. Tenía imágenes
y había llegado a una iluminación artística, una metamorfosis. Sus personajes
tenían la necesidad de conocerse. Pasaban del abatimiento a la calidez, de la felicidad
a las visiones de muerte. Su compañero y amigo era Hugo Ball. En su biografía
desvela el escritor que lleva dentro. Rudi Bever es su joven mujer, su segunda
esposa. Su amor y amistad no le salvan de su pasado depresivo. En el año 12 vivía
como un caracol y solo escribió la primera parte de Siddhartha. La segunda
parte no podía terminarla. Era feliz, pero era imposible acabar tarea tan
pequeña. Era como una maquina sin tocarse.
Hace un psicoanálisis con Yung, y
se encuentra con su deseo y su dilema. Siddhartha es un buscador. No se
contenta con lo superficial. Se pregunta quién es, qué significado tiene todo
en relación con el mundo. Vive la vida y coge experiencias próximas. No tiene
ningún maestro. No hay ninguna respuesta ni final, busca la totalidad y el
absoluto. Para ello se queda quieto y escucha el rio de la vida. El universo se
rinde ante la mente silenciosa. Es la única unidad que venera. No es la parte
gris teórica del cerebro sino la vida misma con su alegría dolor y risa. Danza
con su sombra y se destruye el mundo. La unidad es tuya. A pesar del tiempo y
el espacio, el conocimiento o la ignorancia, abandonas las convicciones,
perteneces al todo viviendo la divinidad.
No abandonará ya este lugar,
donde el viento de la historia y el destino sopla, en Monteyola. Hasta el final
de la segunda guerra mundial los estudiantes antifascistas abandonan Alemania
por razones sociales. Henri Klauman funda una revista cultural de trabajadores.
Escribe Beltor Brecht o Stefan Zweig allí. Se beneficia del apoyo económico de
sus amigos. Hesse y Thomas Mann tienen unas conversaciones importantes. Ambos
son exiliados, no habían previsto el giro de los acontecimientos públicos en
Alemania. Estan contra los nazis. Durante la guerra queda atrapado entre dos
líneas de fuego, es atacado por los nazis y antinazis. En el tercer Reich el crítico
le ha relacionado con los exiliados y los judíos. La literatura nazi es una
literatura retorica y llena de sangre. La patria admira su personalidad
literaria, su integridad individual y pública. Publica Narciso y Godmundo, el
lobo estepario, viaje al este, y se hace un guía espiritual. La fama le trae
consecuencias en su vida privada. Arthur Scool le saca fotos. Goza de una nueva
salud buena.
Contestaba mas de 35 mil cartas
dirigidas a él. No tiene tiempo de relax en su rutina diaria, y cuando lo
encuentra juega al golf. Juega ante los visitantes curiosos que van a ver al gurú
en Montañola. Se hace insoportable este acoso. Recibe 100 o 500 paginas de
cartas cuya lectura cansaría a un hombre más joven que él. Cartas llenas de
preocupaciones problemas, algunas llenas de cariño o humanidad desventada y
otras estúpidas y vulgares. La iluminación no viene de fuera de ti, sino que se
encuentra dentro. El maestro hay que de buscarlo dentro. Haz caso a tu vida
interior. Busca el camino día tras día. La vida pertenece a cada uno, al propio
ser. No hay un solo camino, o sendero. Nadie ha sido enteramente él, se lucha
por serlo, lo buscas a tientas, o de manera consciente. Son los vestigios del
propio ser que revientan. Algunas personas se mueven como lagartos o monos,
pero hay algo que nos impulsa a ser hombres. Tenemos unos orígenes en común,
venimos del mismo abismo, seguimos nuestro propio camino. Podemos entender a
los demás, pero cada uno debe comprenderse solo a si mismo. Nos observamos, nos
rendimos a los encantos de la niñez, encontramos calor en las piedras, nos
quedamos extasiados por todo eso, por los bosques. Limitamos nuestras
posibilidades. Pero estamos compuestos de todo el mundo. El árbol genealógico
de la evolución va desde el pez hasta todo lo que la humanidad ha
experimentado. Los dioses están dentro de nosotros como deseos, posibilidades y
rutas de escape.
Él nunca ha vivido sin religión,
no podría estar sin ella. Pero lo ha hecho sin iglesia católica. La iglesia parece
una digna reverencia en la distancia. Pero cuando te acercas a la institución
huele a sangre, poder, política y perdida de la individualidad. Él cree en una
religión mas allá, dentro, por encima de lo creado. No cree en el área publica,
ni en la manera de divertirse del presente. No comparte los ideales presentes.
Pero tiene fe en las leyes de la humanidad, milenarias, que han sobrevivido en
el desorden de estos tiempos. Es un pintor amateur no reconocido, observa cómo
pasan los años, los días y las horas, los surcos de tierra, los senderos sinuosos
y la vegetación de este valle. Quería conseguir como fuera la primera voz de la
humanidad. Eso sólo se consigue amándola, protegiéndola en su corazón. Él ha
hecho su contribución a que se desarrolle este mundo. Pinta con su sombrero de paja,
explora viviendo las periferias de los tiempos. La naturaleza nos sonríe. Con
alegría y sin preocupaciones se pasa el día entre las huertas.
La vida no es buscar sino encontrar,
no es juzgar sino comprender, absorber, asimilar lo que oímos, estar en armonía
con la totalidad, en relación con la naturaleza. No es un líder, no habla a las
masas sino al individuo y su conciencia. Los jóvenes al madurar deben darse cuenta
de que son responsables de la vida antes de tratar de cambiar el mundo. Los
individuos consiguen la tranquilidad sin abandonar el espíritu crítico, ante la
guerra o la estupidez humana. Todo eso será reducido. Hay muchas flores en su
jardín. Está ya en su vejez, enfermo. No presta atención a la flor de la
paciencia. Hay que contemplar, escuchar la vida y la naturaleza, participar en
ella. Escuchar al prójimo. La naturaleza nos convierte en más, por su variedad.
La divinidad está dentro de ti, no en los conceptos o libros. El conocimiento
es solo papel. Lee ausente y distraído. Pasa la vida y tenemos los ojos cerradas.
Él nos dice; no nos olvidemos de nuestra vida. Hay que tomar el control de ella
con conciencia y madurez. No olvida leer las cartas de sus lectores con los
ojos cerrados, las manos deformadas por la gota y la artritis. Sus ojos
preferían ver flores o ojos de gatos o poetas antes que una carta. Y la
esclerosis. La sangre no le llega al cerebro. Deja de oír muchas cosas y siente
cientos de golpes. El ser que llamaba yo ¿Dónde está? El resto se irá pronto.
Hay que reconciliarse con la vejez, y la muerte. Y lo que conlleva. La
naturaleza nos pone en sumisión. Tenemos una demanda de nosotros. No debemos
traicionarnos en la vida. Que la vida tenga significado, porque tiene el que
decidimos otorgarle. Sólo el amor da sentido y cuánto más amemos más rica será
la vida en significado.
El dinero no da la felicidad ni
poseer bienes materiales o el poder que quita fuerza. Nos deja pobres. ¡En la
naturaleza todo es tan simple! ¡Fue expresado tantísimas veces el secreto de la
felicidad! Morimos de manera terriblemente lenta, nada nos pertenece, cada
hueso y musculo pertenece a la naturaleza. Nuestra intimidad surge en una
metamorfosis correcta eterna. Lo que era mitad ahora es entero, se trasforma así
mismo como quiere. La magia fluye en la sangre, en el proceso eterno que se
renueva constantemente. Te puedes convertir en serpiente, nube, aire. Era un
par en cada forma. Fluía como la corriente generada en la tierra, brillaba como
una doble estrella en el cielo. Sobre su escritorio está su última poesía, tres
versos de un poema escrito antes de morir. Tiene la rima quebrada y astillada;
año tras año va cayendo al viento, desnuda y perdida, amistad larga de una vida
larga muerte. Su canto resuena todavía es verano. Todavía un invierno más. El
último verano de Klignsor.
Hay que leerlo más veces a Hesse.
Para hacer este video han traído frases de libros, reflexiones, artículos. La
conciencia se debe realizar. Hay dos aptitudes contrarias, la de ser activo y
pasivo en la vida. Activo en la libertad y pasivo de observar la naturaleza.
¿Cómo sabes cuando tomar parte activa o dejarte llevar? Él hace la actividad
hacia dentro, contra la sociedad. Se rebela a tener que estudiar, trabajar,
formar una familia. No encuentra el sentido. Algo en él le dicta otra cosa. Los
jóvenes quieren actuar y cambiar el mundo, pero no toman responsabilidades. Hay
una parte pasiva que observa todo eso. El observador que somos, eterno e
interior, nos observa lo que ahora somos. Todo es uno en esa dualidad. Diriges
tu yo, pero no al exterior ni por lo dictado por la sociedad. Se contradice con
lo establecido el verdadero Yo. La parte hacia dentro es la actividad que
repercute en ti mismo. Tienes que dejar de lado lo exterior. No pueden estar
los dos a la vez.
Se escapa del colegio porque no
le dejan escribir. Se hace autodidacta. Es el eje vertebral de su vida eso, se
prepara una educación así mismo. Debe disociarse del exterior para cambiar
interiormente. La búsqueda del interior es un proceso de auto conocimiento.
Busca la realización, pero en el plano exterior le vienen los problemas. Tiene
una posibilidad de acción reducida. El determinismo es complementario con la
libertad. Son las dos caras de la misma moneda. Una ambivalencia, diríamos. Une
lo exterior e interior. Su interior dirige la acción en el exterior. Tiene
metas y sueños y es atraído por su destino. La sociedad dicta cómo debemos
vivir, pero es una barrera Sico mental. La rebeldía es estar en desacuerdo, su
alma necesita seguir sus sueños. No acepta a los otros. Vivir es de una
rebeldía explosiva. No es estar cabreado con el mundo, sino elegir una vida mas
autentica. Hace falta una educación y aprendizaje y no está en las
universidades y colegios que forman operativos del sistema, pero no humanistas.
El hombre necesita desarrollarse espiritualmente.
Iba contra la
institucionalización de las religiones. Hesse se puso muy de moda en la época
de los 70, con los hyppies, pero su éxito venía de más atrás, del siglo XIX y
principios del siglo XX. Era el autor de moda de los felices años 20. Luego se
convirtió en un símbolo de la trasgresión, de los rebeldes, los antisistema,
aunque también de los funcionarios que se van a la India porque lo creen muy
exótico. Después de la segunda guerra mundial hay una búsqueda espiritual y de
autonomía. El ateo no existe pues tiene la creencia de no creer en nada.
Hicieron un experimento con varios ateos en un avión a los que dijeron que iba
a estrellarse y todos se pusieron a rezar. Hay una parte animal de deseos e
instintos y una parte humana e intelectual para crear o reflexionar. El deseo
de trascendencia es innato en nuestra especie y en la evolución nos ha
permitido la supervivencia. Somos cuerpo -soma- e inteligencia -sique- pero
también -Nous- espíritu. La sique tiene mas de animal que de espiritual. Tener
un trabajo, ganar mucho dinero son bienes materiales. El materialismo se reduce
a la materia exterior, a los deseos mas primarios que satisface nuestra mente
egoísta que vela por intereses personales del eros y el thanatos, el placer o el
dolor, buscando beneficios siempre. También en la búsqueda espiritual hay una
búsqueda de beneficios. Hablamos en base a los objetivos de la mente.
Muchos deseos no son conscientes.
La vecina le da azúcar a otra vecina. Pero luego ni la saluda, porque no la ha
visto. Ya piensas; ¡qué desagradable después de haberla dado azúcar! El
altruismo es también egoísta. Somos conscientes de como nos mueven las
acciones. Te molesta el hecho de que no te salude esa vecina. Los estoicos
decían; haz lo que depende de ti. No hay que juzgar, quizá la señora ni te ha
visto. No hay que dejar que nos atrape la atmosfera psicológica. No es lo mismo
ver los problemas desde la ladera, inmersos en ellos, que desde la cima. La
conciencia ha de dirigir tus acciones, no los deseos. La vida heroica es la del
valor y la fuerza, la generosidad. Defiendes ideales de justicia, bien,
belleza, verdad, ideales platónicos que deben vencer sobre muchas cosas. El
mundo de los deseos no basta. Con la madurez elegimos un modo de vida. El mundo
exterior no ha de decirnos como vivir. Lo material no contradice lo espiritual,
no podemos negar ninguna de las dos partes. Pero nos suele gobernar la parte material.
Estamos sometidos a un perro o a un hijo. El adulto dirige la vida en
comparación a un niño. La mujer vivía aislada del mundo.
Él vive en el campo, no se aísla
del todo. Esta en contacto con todos y hay un condicionamiento social del entorno.
El cuerpo es la parte material que tiene hambre o frio. Luego nos sometemos a
las leyes sociales y órdenes. Son lo inconsciente y lo subconsciente. Pero la
conciencia se expande y va a lo espiritual y para ello ha de apartarse de todo.
Cuando iba a morir Tolstoi salió a la calle y pilló una pulmonía porque había
tormenta. La pulmonía le mató, pero murió feliz. El existencialismo lleva las
cosas al extremo y en él no hay horizonte ni sentido y estamos perdidos.
No nos educan para realizar
nuestros sueños, nos forman. El se dio cuenta de que había otra forma de vida y
rompió los lazos. Eso le hizo sufrir a él y a los demás, de su entorno. Nos
forman, pero no nos educan. El medico puede ser una mala persona. Por eso hay
que buscarse a uno mismo. Lo que le habían dado no le pertenecía, no lo había
elegido él. A los 60 años viaja a la India y la Indonesia. Recoge la sabiduría
oriental, el darma, los destinos, las metas, la realización. Nos perfeccionamos
como seres humanos sin descuidar el mundo exterior. Vivimos divididos interiormente.
De hecho, en las novelas de Herman Hesse siempre aparece esa dualidad; Demian y
Sinclair, Narciso y Godmundo, la inteligencia o cultura frente a lo espontaneo
y la vida. Los occidentales no entendemos la filosofía oriental. Son distintos
valores. Son sociedades mas humanas, con más raíz y tradición. Tienen menos distracciones
materiales, también porque hay más pobreza. Aquí no se puede aplicar lo
oriental, son cosmologías muy diferentes. Pero en la India también hay mucha
pobreza y tienen estamentos y clases sociales y antiguamente en la edad medía
estarían peor, vivían como esclavos de la tierra, así que hay que coger entre
comillas esa idealización que siente el occidental por la filosofía oriental,
hinduista, budista, que ve como algo exótico. Además, la India estuvo bajo
dominio chino y británico.
Usamos la mente para todo.
Queremos estar en otro sitio del que estamos. Tenemos un examen, pero queremos
estar con los amigos. Queremos vivirlo todo, hacerlo todo. Y de pronto estamos
en casa lamentándonos de no haber salido eso día. Hay que subvertir los
condicionamientos sociales. Se podría cambiar la fecha de examen. Si eres un
médico tienes que ir a trabajar, pero ¿es más importante tu vida que la
obligación laboral? Elegir es equivocarse y renunciar a lo que no has elegido.
Pero Hesse no lo vive como una renuncia. Lo que no ha podido hacer no lo ha
hecho y ya está. Me hubiera gustado haber seguido la profesión de médico, pero
como no se puede… Jesús decía; no puedes montar dos caballos a la vez. No es
vivirlo como renuncia, sino elegir el camino que debes seguir. Lo ha elegido él.
Empatizas con algunos personajes
de Hesse y luego los apalea esa psicología. En el lobo estepario o Siddhartha
la persona tiende a metas de forma enfermiza (primero cumplir la excelencia con
el padre, luego con el Brahma) Todos los relatos están basados en su vida.
Desde joven Hesse se aparta de la sociedad, se hace esteta y cuando se cree un líder
espiritual e intelectual de repente algo cambia en su vida, da un giro
copernicano y renuncia a todo. La vida espiritual no vale nada y vuelve a ser
un ignorante. Vuelve al comienzo, como estaba. Tiene que ver con la visión de
si mismo como un gurú espiritual, maestro para muchos. Rompe y vuelve a
empezar. Es como un fractal. Había dejado un tipo de vida y había formado otro
que le da depresión. Lo bueno es que se da cuenta. Él vivía con un culto
enfermizo al ego, reflexionaba sobre su vida, acciones y pensamientos. Le
habían llevado a hacer esto. Luego cambia el rumbo y su vida.
Hesse escribe bildurs roman que
son una proyección de lo heroico bélico, los adolescentes ambicionan metas. A
las que no pueden llegar, porque si llegasen, no tendría sentido. Lo esencial
es el camino, no la posada, la constante búsqueda. Si das algo por seguro se
acaba la búsqueda y no hay narración ni crecimiento. Cuando llegamos a una meta
sentimos que esta no es y hay que seguir buscando el crecimiento. Imaginamos la
meta como algo físico, pero es la conciencia, la autoconciencia o el nirvana.
Si llegas a la lucidez no estas al final del camino, hay que mantener esa
lucidez. Tiene que ver con el yoga y el taichí. Has llegado ahí y cuesta
trabajo conservarlo.
Los libros de Hesse hablan de auto
aceptarse, habría que leernos varias veces cada semana para entender la
reflexión del libro. Es un sistema filosófico el que nos plantea para aplicar a
la vida. Una filosofía que bebe de Schopenhauer y de Nietzsche, su discípulo
hasta que se enfadaron y de las religiones orientales. La vida es algo cíclico,
consciente, que nos pasa. Hay que disfrutar de las cosas sencillas. En un
estado estático no hay avance. Se trata de buscar, pero no buscar eternamente.
Es encontrar más bien. Buscar eternamente lleva a la angustia. Siddhartha no
quiere ser buda sino ser más que buda. Buda es un estado latente, no
desarrollándose, no puede ser más que Buda. Por eso renuncia al nirvana. Porque
ha erradicado su propio dolor, pero no el dolor del mundo, ¿por qué sufrimos?
La verdad es dueña de la verdad,
no la poseen ninguna religión. Las religiones son distintas, pero tienen una
misma fachada, parecidas ideas. Siguen un patrón de características parecidas,
pero no defienden lo mismo. Son una forma de ampliar la búsqueda de la verdad.
La religión depende del espacio y tiempo y las personas. el paraíso y la
felicidad es cuando la conciencia alcanza la meta, esa felicidad imposible.
Cuando alcanzas una meta buscas otra y hay que mantenerla y luego vuelta a
empezar. Los vegetarianos creían que por no comer animales eran más
espirituales, entonces las vacas estarían en lo espiritual. No es renunciar al
material, al ego y deseos, sino ser más ambicioso e ir en busca de algo más
grande que tú. Seguir un darma o destino. Para los cristianos es rendirse ante
la excelencia de cristo, hacerte humilde, contactar con lo que eres. Todas las
religiones como decía Nietzsche son una moral de esclavos, de sumisión, de sometimiento.
No es renunciar a lo material sino tener conciencia de lo material y de lo que
escapa de ella. Es tener modestia ante cristo. Hay una conciencia diferente en
lo oriental. Occidente se basa en la racionalidad, el yo, la personalidad, pero
esa está fragmentada dentro de nuestro mundo emocional. El shansara son las
rencarnaciones que uno sufre hasta que se purifica. Estamos en la rueda de la
vida, donde vives tu personalidad que sólo es una máscara de ese ser verdadero
que ha venido a relacionarse. No es una forma de vida sino la conciencia que
elige vivir. Si eres libres vas a tender a ser lo que ya eres. Dependes de las
personas, eso no es una vida autentica. Estas atado a tus deseos y opiniones, tampoco.
O atado a tus pertenencias. Todos estamos encadenados en la caverna de Platón,
nadie sale a vislumbrar la luz.
Vivimos varias vidas antes de ser
lo que somos; el alumno tímido, el viajero solitario, muchas personas dentro de
nosotras viven y mueren. No somos consciente de lo que hemos vivido, de cuentas
vidas. Ni de la vida en la que construyo mi pasado y mi futuro. Las acciones
tienen consecuencias y cuando llega la consecuencia ya es presente. Se modifica
el presente constantemente, enseguida es pasado. En la Náusea de Sartre el
protagonista se pregunta por qué está en el mundo, solo es consciente de su
presente. El pasado es abstraerse en lo anterior que ya ha muerto y el futuro aún
no llega. Toda acción tiene en consecuencia una reacción. Vivir es una manera
de llegar a donde quieres llegar. Los estoicos decían; si no eres consciente
llegaras a donde no quieres. Mucha gente sufre por ello. La gente en Asia no
era sí. Pensamos en el mañana, como una película en la que generamos una
solución y nuestros pasos van tras ella. Jon Lennon decía; la vida es lo que te
pasa mientras haces planes. Solo tenemos el presente.
Ves lo lejos que queda la mente y renunciamos
a veces con miedo a seguir, sin atrevernos. Vivir el presente no es disfrutar
del carpe diem del materialismo sino el presente como conciencia, percepción,
experiencia. Dentro del presente recordamos el pasado y a veces nos hace feliz
o soñamos un futuro de esperanza. Por eso tenemos memoria, y no de pez, para
recordar, porque lo que llamamos pasado es la vida que hemos vivido, lo que nos
constituye lo que somos ahora. Somos una máquina de escribir, una hoja en
blanco que se va escribiendo. Quizá solo somos el dedo que pulsa la tecla, la
intención. El futuro es la hoja en blanco y el pasado es lo ya escrito, pero en
la maquina solo vemos lo que estamos escribiendo. Existe solo el renglón en que
podemos volver al pasado. Y la posibilidad de escribir más. A veces te quedas
pensando en a ver qué pasa o recordando lo pasado. Pero solo el renglón es lo
que está de verdad. La gente vive radicalmente el presente sin cuidar el
futuro. Debemos estar realmente viviendo, ser más humanos de lo que somos. Una
vida sin pasado ni futuro, como la de los peces, es una vida animal, material.
La conciencia de nosotros mismos o de la vida es lo que nos hace personas. Dos
extremos en la vida son el lujo del palacio y el ayuno. Son extremos y lo
correcto es el punto medio.
Ningún maestro puede caminar por
ti. Buda renuncia al nirvana porque no puede evitar el dolor de los demás. El
eslavo de la caverna vuelve y no puede liberar a los demás de su sombra. Se ríen
de él. Porque es un camino personal, donde no hay maestros, que se tiene que
sentir dentro de uno. Diógenes paseaba por el mercado y vio a un niño con un
barco de madera que se convirtió en su maestro. El niño no sabía que era un
maestro, pero lo era. No es eternamente buscar sino buscar para encontrar. Y en
esa búsqueda puedes encontrar muchos maestros. Puede ser un gato. El encuentro
con el otro es maravilloso y terrible. El anarquismo sería posible solo a nivel
individual pues el encuentro con el infierno de los otros es lo que nos crea el
malestar cultural, como decían Sartre y Freud. La sociedad nos hace infelices.
Necesitamos que nos eduquen
cuando nos compramos un coche. Este es el freno, la palanca, no te muevas
mucho. Per tenemos la necesidad de ir a Sevilla. Es mejor que te den el mapa
que el que te lo expliquen. Que te digan el mapa se lee aquí y pones el GPS.
Mientras buscas sufres y gastas el coche. No te imponen cómo llegar a Sevilla,
sino que te lo sugieren. No te dice cual es el mejor camino sino los varios
caminos que tienes y luego libremente escoges. Quizá el intelectual no debería
tener esa vocación de maestro. Quizá el liberto de la caverna no tendría que
haber sido pesado y volver para liberar a unos presos felices de serlo, que vivían
bien en las sombras. El maestro no debe imponer sino ser guía espiritual; este
camino va a Francia y este a Valencia. Si quieres llegar existe este mapa, ¿lo
quieres? Luego solo tu eliges el camino que seguirás. Estar perdidos es como improvisar,
no tener metas. Estar perdido es la meta. Si pones una meta, te estás limitando
a ti mismo. Hay que seguir un camino marcado. Quizá la meta es ir donde quiera
al azar, buscar el sentido que vayas encontrando, abandonarlo y buscar otro. Tirar
una moneda y según salga cara cruz ir a dónde te lleve el azar. Pero a veces no
tener sentido o caminar sin rumbo o meta, nos lleva a dónde no queremos ir,
como decían los estoicos. El conocimiento a uno mismo es un camino de trabajo
al que no se llega por casualidad. Si tu meta es ir al Éverest lo estudias. A
veces el universo conspira para que llegues a tus metas como una conjura de los
necios inversa. Eres un náufrago igual, pero con una crucecita ahí colgada de
tu cuello.
El vagabundo y el viajero es una
figura que se repite mucho en las novelas de Hesse. Es un sujeto ético, moral,
humanista. El hatillo de este hombre simboliza el no tener pertenencias y ser
libre, el ir de aquí para allá. La búsqueda en la vida es un viaje en la que
nunca te quedas de forma permanente. Los personajes de Hesse no echan raíces en
ningún sitio. El viaje siempre es ir a algún sitio, aunque sea donde te lleve el
azar. Es no apegarte a nada, ni material ni personas. No anclarte a lo que
encuentras sino seguir buscando. Abandonar la zona de confort y lo que tienes
seguro. El hatillo del vagabundo simboliza el estar ligero de equipaje. Si lo que
cargas es demasiado no ves bien la meta y te haces dependiente de las cosas. No
hay camino, sino que se hace camino al andar. Nos apegamos a necesidades y
deseos ficticios que nos han creado para consumir. La libertad es contemplar la
vida y hacer lo que tienes que hacer. Siempre hay nuevas metas.
Todas las religiones hablan de
renunciar a las aspiraciones económicas. Abandonarse a la vida leve como una
hoja en el viento. Ser tu mismo quien dirige tu vida. Es disfrutar de la
libertad y la vida de forma activa, pero aceptar la parte pasiva, que somos
parte de la naturaleza, o del destino o de lo que es superior a nosotros. Si te
mueves por los deseos son estos los que te mueven y no tu mismo. Que nadie dirija
tu vida, ni una religión, ni siquiera Hesse. Diógenes no busca escandalizar
cuando se masturba en la vida pública. Esta denunciando su sociedad; vosotros hacéis
cosas peores moralmente. Es una denuncia filosófica la de los cínicos, que
denuncian un mundo fariseo de mentiras y sofistas. Invitaba a un mercader a su
casa y le escupía en la cara, pues era la persona más sucia que había encontrado.
Se vivía de forma inmoral, aparentando lo que no eran. Hesse aprendió en la
escuela latín y a mentir, a ponerse una mascara de yo y ego con su sociedad
hipócrita que es el lenguaje. Se fue hacia el extremo, vivir fuera de los
condicionamientos sociales. Ya que a Diógenes no le veían como un sabio que le
viesen como un animal. La espiritual es un radio más alto que la vida animal de
apegos y deseos. Vivir como animal es no saborear la felicidad y que sean
necesidades y placeres los que dirijan tu vida. Un largo camino sin posadas es
como una vida sin fiestas. Pero que sea la conciencia la que elija divertirse,
para que tenga un sentido de dolor y placer.
Hablar de política de forma
personal puede ser perder el tiempo, jugar a la revolución, jugar a cambiar el
mundo con cuatro palabras y citas que decimos. Eso hace sentir bien al
intelectual, que se distingue de la gente que va al futbol. Siente el mismo
placer que sienten los leones abrazándose. La vida es tuya y cada uno es libre
de buscar sus placeres, primarios o intelectuales. No hay un único sentido ni
solo una dirección. Quizá este culto a la diosa razón, que a veces se convierte
en racionalizacion patológica de la psiquiatría, sea como desarrollar un cuerno
que se nos acaba clavando a nosotros mimos. Quizá sea una disfunción nuestra
función de pensar con el neocórtex, pero la evolución nos dice que es parte del
desarrollo que siempre es en creciente. Quizá nos sirvió para sobrevivir en
aquel tiempo y ahora se nos vuelve en nuestra contra.
Articulamos el mundo según
nuestro esquema corporal; un cerebro que controla los órganos. Pero las plantas
son más listas porque sienten con todos los órganos. Internet no tiene una
estructura jerárquica sino en espiral, en red, en círculos. Quizá eso sea más
sabio que dar tanta importancia al cerebro, como criticaban los románticos.
Quizá la razón ya no sea necesaria y sea necesaria más emocionalidad y
humanidad. Todos conocemos catedráticos inmorales o los genocidios que se han
cometido en nombre de la razón, como estudiaba la escuela de Frankfurt tras los
nazis. La iglesia se ha erigido como emisora de verdades no se ha hecho buen
uso del pensamiento. Se ha priorizado la acumulación de conocimientos sobre la
de reflexión o pensamiento crítico. No hacemos buen uso de esta herramienta. No
pensamos con todo el cuerpo.
Hay que distinguir lo que es
cultura de lo que es inteligencia. La inteligencia es resolver problemas, no
tiene que ver con saber muchas fechas y autores. Viene de intus legere o ler
dentro de uno mismo. Hay que saber escoger y elegir, aunque nos equivoquemos.
Eso es la libertad. Es distinguir lo que es justo y bello de lo que no. Eso nos
lleva al mundo de las ideas de Platón; cada cosa de la realidad nos recuerda la
idea o imagen que tenemos de esa cosa. El mundo de la materia existe porque
existe el mundo de la idea. Aunque para Aristóteles sea al revés. La
inteligencia emocional tiene que ver con percibir, con lo sensorial, y no ha
estado la razón preparada para sentir. El corazón tiene razones que la razón no
entiende. Hay que ir donde el corazón nos lleve como hizo Hesse.
Pensar es una aplicación práctica,
la conciencia es ver y percibir. La empatía es más inteligencia que acumulo de conocimientos.
La empatía es oír un grito y distinguir si es de dolor o placer. La mente
egoísta busca su solo interés y a veces nos hace malas pasadas o se pone contra
nosotros al racionalizar. La mente espiritual trata de ser colectiva, en
fraternidad y generosidad. Queremos enseñar a los demás la luz que hemos visto.
quizá sea este nuestro error pretencioso. Distinguir lo que es justo de lo que
no es justo, lo malo de lo bueno. El árbol de la ciencia que tanto tiene que
ver con el de la vida. Hesse obró de forma inmoral o mala en su sociedad, pero
internamente se escuchó así mismo. Pensar es una forma de supervivencia, de
vencer los obstáculos que los demás nos ponen. ¿por qué dejó Hesse a su mujer
con problemas mentales? ¿fue moral abandonar a su familia? La pregunta es
incorrecta. Porque Hesse estaba más allá del bien y del mal, como en la obra de
Nietzsche que tanto le influyó. La pregunta correcta sería; ¿fue sincero con él
mismo?
Hesse nos habla en un humanismo
muy distinto al de la escolástica o la religión heterónoma que Kant opone a la
religión interna, autónoma, o el imperativo categórico. Hesse es un romántico,
sí, pero también un ilustrado, un hombre profundamente moderno y humanista. Un
moralista. Constituyó su obra una trasgresión que buscaba epatar a la burguesía
de su tiempo, escandalizarla como hizo Diógenes. Hacerla pensar, reflexionar.
El humanismo es dar un paso más de lo animal a lo humano. Además, en Hesse está
muy presente el humor y la ironía como formas supremas de inteligencia. Hace
una sátira del mundo burgués en el lobo estepario. Es reconocer que existe el
humor desde el origen del mundo, en la raíz de la vida. En Niebla Unamuno hace
teatro del absurdo al ponerse el mismo como personaje creador, como dios y
demiurgo. Se ríe de las cosas duras, de las desgracias. Es una broma de mal
gusto que esta ciudad tenga una vida normal mientras que en Siria estén bombardeando.
Los existencialistas cultivan el absurdo por el absurdo. Pero Hesse hace un
absurdo con conciencia. Como decía Woody Allen; la tragedia con el tiempo es
siempre una comedia. No hay peor chiste que el morirnos.
Hesse analiza la existencia y
vida humana, nada del hombre le es ajeno y todo es sujeto de estudio. Si
analizas la vida ves que es un sin sentido, un absurdo que cuenta un loco lleno
de ruido y furia y que nada significa. Nada nos guía salvo el azar y las leyes
de la física que no llegamos a entender del todo. La vida solo tiene el sentido
de crear más vida, cuando morimos otros nacen, y en ese sentido podemos decir
que la energía no se destruye, sino que se trasforma, más que en el sentido de
creer en otra vida. La otra vida es la de nuestros descendientes que nos darán
vida de nuevo en el recuerdo. La rencarnación, la vida ultraterrena, es el
recuerdo de aquellos que nos amaron.
Cuando Hesse creía haber llegado
a algo se cuestiona así mismo. El presumía de intelectual, de ver cosas que
otros no veían, pero el mundo es sufrimiento. Sale del bosque tupido de su
propia razón y se ríe de todo, de sus ido los, de su rol social como gurú
espiritual. Le habían relegado al papel o rol teatral del amargado de la
esquina, del existencialista rebelde que grita, pero no hace cambiar el mundo
realmente y todo se queda en una pataleta infantil o inmadura. Hesse se había
quedado en la utopía, pero, aunque no lograra cambiar el mundo, se había
cambiado así mismo y se sentía satisfecho.
Quizá el intelectual no sea capaz
de hacer que el esclavo sustituya las sombras por la luz, quizá la comunicación
humana no sea posible. Por eso el lobo estepario acaba con un baile de jazz. Hesse
estaba a gusto entre aquellas músicas. Había un conflicto entre la realidad y
lo que él creía por real. Necesita la fiesta, llevar una vida heroica no es
renunciar a lo material ni a lo espiritual. Para eso es necesario que nos
eduquen humanísticamente y no solo nos formen. Las personas que mueren y dicen “he
desperdiciado mi vida” nos resultan muy tristes. Somos felices, somos humanos y
hemos vivido plenamente en la medida en que hemos amado a los demás. Tampoco
hay que renunciar a la vida material por la espiritual.
Fernando Escottado hizo un
tratado sobre las drogas en la que no las condenaba moralmente, ni decía
drógate o no te drogues, sino que invitaba a elegir. Tienes que elegir para ser
libre y ser conscientes de que lo que eliges tiene consecuencias. Para coger
algo has de dejar otra cosa. Hay mucha gente que renuncia a cosas antes de
haberlas conocido, algo tan cristiano. Frente a la moralina bien pensante del
padre que le dice al hijo no te drogues (y que el propio padre nunca ha fumado
un porro) Hesse hace de maestro. El maestro está por encima del padre biológico
pues es un padre espiritual. Todos necesitamos maestros y cuando vemos la luz
del conocimiento sentimos la necesidad de ser maestros de los demás. Es cierto
que el que ve la luz no puede hacerle ver la luz a nadie porque lo tiene que descubrir
por sí mismo. Pero también es cierto que en la vida necesitamos aprender y
enseñar. Nietzsche o Hesse decían no querer ser maestros iniciáticos de nadie,
pero terminaban por serlo. El buen guía te señala donde está el camino y dónde
está el barranco y luego te deja a ti elegir, escoger. El cura nos ha estado
diciendo lo qué debimos hacer y lo que no, dónde estaba el bien y el mal, pero
Hesse busca el placer evitando el dolor, que forma parte de la vida también, el
eros y el thanatos. Nadie elegirá por ti.
Nuestra educación es deficitaria
y la de la limpieza dice con la escoba; aquí enseñar no se enseña. Las
universidades llenan la oficina del paro de ingenieros y abogados, competitivos,
pero no competentes, bien formados, pero no humanos. Puedes ser un gran
profesional, aunque seas un inestable mental. El cirujano de tu hijo puede ser
un tarado. O un doctor en ética una persona perversa. En esto Sócrates no tenía
razón con su intelectualismo moral; el conocimiento del bien no nos hace mejores
personas, ni el que obra mal es porque desconoce el bien. A veces conocemos la
frontera entre el bien y el mal, pero obramos mal. No podemos alegar que
desconocíamos la existencia de una ley para no cumplirla.
La enseñanza es cuantitativa y no
cualitativa. Se basa en que acumulemos una serie de conocimientos, pero no nos
habla de valores cualitativos o de pensar en uno mismo. El sapere audem aquel.
A esta conferencia han venido muchos adolescentes de 16 a 20 años que me
recuerdan mi época en el bachiller en el colegio Vizcaya. Como allí me
marginaban y me aburría en el recreo me dio por leer toda la obra de Herman
Hesse y Nietzsche. Y estos jóvenes me han recordado aquel periodo de mi
adolescencia existencialista.
La educación que tenemos
actualmente viene de la instrucción militar napoleónica, tiene cosas que se
empleaban en el régimen nazi. En la universidad eres un número, no una persona.
El profesor ejecuta el programa del ministerio. Cree que en la postmodernidad
ellos, tan progresistas e izquierdosos, deben tutelarnos y mandarnos porque
nosotros somos niños inmaduros. Se aprovechan de la apatía y aburrimiento que
imponen. La educación se basa en la uniformidad, la indiferencia y la rentabilidad
económica, productiva. Si hay alguien que no se adapta (un disminuido físico,
psicológico, alguien al que esa moral le choca con su imperativo categórico) lo
sienten mucho, pero “es lo que hay”. Es un teatrillo lo de la integración
viendo las estadísticas alarmantes que tenemos de bullyng y marginación escolar.
No se busca la cooperación o la solidaridad sino la competitividad y el egoísmo
humano. No se trata de aprender sino de aprobar. Y los profesores cumplen su
labor por cuestiones económicas, por recibir un salario más que por verdadera
vocación. Hay profesores de literatura que no aman la literatura. Se trata de
implantar unos contenidos, no unos valores. Pero cada persona es diferente. No
se enseña en el aire libre, en la naturaleza. En las escuelas de pago la
libertad de catedra del profesor nada tiene que ver con la universidad
reivindicativa y luchadora de los años 80. Se forma operarios, pero se deforma
a las personas. solo se busca crear piezas del sistema.
Ya decía Aristóteles que nos
gobiernan los más imbéciles y que deberían llegar al poder los que no quieren
llegar a él. Deberían ser nuestros maestros aquellos que no tratan de ser
maestros de nadie, como Nietzsche o Hesse. El verdadero líder debe ser el que
no desea serlo. Los maestros viven una vida heroica. En las novelas de Hesse
hay muchos maestros, pero ninguno es el definitivo y sus personajes pasan de un
maestro a otro. Siddhartha toma maestros varios; Buda, la prostituta (con la
que tiene un hijo…Los abandona fácilmente. Les toma él a esos maestros como
referentes, pero no los sigue estrictamente. Nadie puede vivir la vida por
nosotros.
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