jueves, 3 de mayo de 2018

HERMAN HESSE, UN REBELDE MUY HUMANO

Herman Hesse en abril del 19 abandona a María su esposa y sus tres hijos y su vida conyugal y familiar. El mañana le deparará otros lechos, amores, otras cosas. Es un adorador infiel de lo cambiante y fantástico, nada nos puede atar, ni el amor ni el lugar en la tierra. Probó la vida como campesino, quería ser poeta y a la vez al mismo tiempo una persona de la clase media. Tenía dioses y héroes que eran mitos para él. Sentía la complejidad y el dolor del mundo. Por eso abandona su casa en Berna, donde había vivido 25 años. Solo había una posibilidad de existencia para el. Ni el trabajo ni ningún ideario estaba por encima de él. No debía tomar en serio nada, ni sus problemas económicos ni familiares. Su mujer era una mujer solitaria que escuchaba música o leía un libro, invadida en un silencio extraño, esperando que alguien la llamara. cualquier cosa la lastimaba y la hacía llorar. 


Herman Hesse había viajado durante 6 meses sin rumbo, se hizo campesino y granjero. El año pasado había viajado todo el año. Volvió enfermo del último viaje. Todo esto debía pasar. Recuperar peso, con los rayos de sol, y hacer una reflexión breve sobre la vida humana. Sentía en una forma de locura incurable su necesidad de viajar y en 1919 ya es un escritor de renombre en los países de habla alemana. A los 22 años publica su primera colección de poemas, en prosa, siempre buscando el conocimiento de si mismo y luchando contra las ataduras sociales, familiares, religiosas. Es un hombre atribulado que quiere dar sentido a su existencia. La escritura le permite conocer su mundo interior, por ello hay un gran intimismo en su obra. Ser lo que no somos. Había nacido en un caluroso julio. Quería ser lo que el destino le había aguardado ser, no lo que los demás querían que fuera. 



Amó tiernamente a sus padres que eran piadosos. Les admiraba y respetaba como decía uno de los mandamientos, pero los demás mandamientos causaban un efecto desastroso en él, por buena razón e intención que tuvieran. Todo en el se revolucionaba y volvía hastiado de todo. Sus años escolares causaron mal efecto en él. La escuela intentó destruirle sus posibilidades. Aprendió latín y el arte de la mentira. Nada de lo que se intentó con el funcionó, no duró en ningún curso de formación. Luego fue vendedor de libros para ganarse el pan. En el verano del 14 hizo una serie de viajes. No estaba mejor preparado que otros. Había intelectuales que predicaban la guerra, prisioneros de sus miedos. Él manda medio millón de libros, diccionarios y ensayos, a los prisioneros de guerra. En esa editorial trabajaba Thomas Mann. Funda un periódico semanal para prisioneros en Francia. Se repite así mismo el imperativo de no mataras. La guerra son matanzas y tiroteos sin sentido, revoluciones. El madura a cada paso que da, esta cercano el arte a la pobreza del hombre. Las instituciones anticuadas pervierten a la sociedad a través de la educación. Aniquilan el presente y también el futuro. El ser humano progresa de bestia a humano. 

 
Publica en la Europa del sur italohablante, y crea el personaje de Paul, es una historia en tren. Crea el personaje de Klein, que significa pequeño en alemán. Representa su lado reprimido. (Siempre en sus obras aparece el lado racional pero reprimido y el vital; Demian y Sinclair, Narciso y Godmundo) El escritor es un viajero que anhela una vida espiritual diferente. El protagonista en la novela asesina a su mujer e hijos y huye de la zona. En lo lejano y exótico encuentra su verdadero yo, lo ha perdido por tomar decisiones apresuradas, la vida burguesa no le satisface. Ha seguido hasta ahora la voz de la razón y no del corazón. Se engaña con las posibilidades de su propia vida. Es un alma perdida en el destino. Se ahoga y de ello solo sale con una larga iluminación. Tenia miedo a dejarse caer, a la muerte, inseguridades. Pero se produce una mágica cadena de acontecimientos. Tiene anhelo de dios, de otro tipo de paz, de encontrase así mismo. El secreto es dejarse caer, no pelear, en la vida y en la muerte. Klein se ha ahogado. 

 
Hesse vive en la casa Kabusi en la montaña. Escribe el comienzo de El verano de Klingsor, una de sus primeras obras (la última será el monumental Juego de los Abalorios). Es su etapa más productiva. No poseía nada, vivía en un departamento que le alquilaban de cuatro ambientes. Había abandonado su feudo de señor, su casa y sus sirvientes, su familia e hijos. Ahora solo tenia a su perro y cultivaba el jardín. (interior) Comía leche arroz y macarrones. Era un hombre de letras. Usaba trajes viejos que se gastaban. Cenaba castañas recogidas del bosque. Fue un experimento que triunfó. Despertó de la pesadilla de muchos años. Aspiraba a la libertad, al aire, al sol, a la soledad y a su trabajo interior. Nunca había vivido un verano tan apasionado y fascinante. Brindaba con un buen vino. Había conseguido juntar sus pedazos. 

El verano del 19 lo pasó paseando, en los bosques de castañas. Las bebidas no se derramaban. Estaba libre de miradas ocultas y su yo hecho añicos se recompusieron. Tenía imágenes y había llegado a una iluminación artística, una metamorfosis. Sus personajes tenían la necesidad de conocerse. Pasaban del abatimiento a la calidez, de la felicidad a las visiones de muerte. Su compañero y amigo era Hugo Ball. En su biografía desvela el escritor que lleva dentro. Rudi Bever es su joven mujer, su segunda esposa. Su amor y amistad no le salvan de su pasado depresivo. En el año 12 vivía como un caracol y solo escribió la primera parte de Siddhartha. La segunda parte no podía terminarla. Era feliz, pero era imposible acabar tarea tan pequeña. Era como una maquina sin tocarse. 
 

Hace un psicoanálisis con Yung, y se encuentra con su deseo y su dilema. Siddhartha es un buscador. No se contenta con lo superficial. Se pregunta quién es, qué significado tiene todo en relación con el mundo. Vive la vida y coge experiencias próximas. No tiene ningún maestro. No hay ninguna respuesta ni final, busca la totalidad y el absoluto. Para ello se queda quieto y escucha el rio de la vida. El universo se rinde ante la mente silenciosa. Es la única unidad que venera. No es la parte gris teórica del cerebro sino la vida misma con su alegría dolor y risa. Danza con su sombra y se destruye el mundo. La unidad es tuya. A pesar del tiempo y el espacio, el conocimiento o la ignorancia, abandonas las convicciones, perteneces al todo viviendo la divinidad. 

No abandonará ya este lugar, donde el viento de la historia y el destino sopla, en Monteyola. Hasta el final de la segunda guerra mundial los estudiantes antifascistas abandonan Alemania por razones sociales. Henri Klauman funda una revista cultural de trabajadores. Escribe Beltor Brecht o Stefan Zweig allí. Se beneficia del apoyo económico de sus amigos. Hesse y Thomas Mann tienen unas conversaciones importantes. Ambos son exiliados, no habían previsto el giro de los acontecimientos públicos en Alemania. Estan contra los nazis. Durante la guerra queda atrapado entre dos líneas de fuego, es atacado por los nazis y antinazis. En el tercer Reich el crítico le ha relacionado con los exiliados y los judíos. La literatura nazi es una literatura retorica y llena de sangre. La patria admira su personalidad literaria, su integridad individual y pública. Publica Narciso y Godmundo, el lobo estepario, viaje al este, y se hace un guía espiritual. La fama le trae consecuencias en su vida privada. Arthur Scool le saca fotos. Goza de una nueva salud buena. 

 
Contestaba mas de 35 mil cartas dirigidas a él. No tiene tiempo de relax en su rutina diaria, y cuando lo encuentra juega al golf. Juega ante los visitantes curiosos que van a ver al gurú en Montañola. Se hace insoportable este acoso. Recibe 100 o 500 paginas de cartas cuya lectura cansaría a un hombre más joven que él. Cartas llenas de preocupaciones problemas, algunas llenas de cariño o humanidad desventada y otras estúpidas y vulgares. La iluminación no viene de fuera de ti, sino que se encuentra dentro. El maestro hay que de buscarlo dentro. Haz caso a tu vida interior. Busca el camino día tras día. La vida pertenece a cada uno, al propio ser. No hay un solo camino, o sendero. Nadie ha sido enteramente él, se lucha por serlo, lo buscas a tientas, o de manera consciente. Son los vestigios del propio ser que revientan. Algunas personas se mueven como lagartos o monos, pero hay algo que nos impulsa a ser hombres. Tenemos unos orígenes en común, venimos del mismo abismo, seguimos nuestro propio camino. Podemos entender a los demás, pero cada uno debe comprenderse solo a si mismo. Nos observamos, nos rendimos a los encantos de la niñez, encontramos calor en las piedras, nos quedamos extasiados por todo eso, por los bosques. Limitamos nuestras posibilidades. Pero estamos compuestos de todo el mundo. El árbol genealógico de la evolución va desde el pez hasta todo lo que la humanidad ha experimentado. Los dioses están dentro de nosotros como deseos, posibilidades y rutas de escape. 

 

Él nunca ha vivido sin religión, no podría estar sin ella. Pero lo ha hecho sin iglesia católica. La iglesia parece una digna reverencia en la distancia. Pero cuando te acercas a la institución huele a sangre, poder, política y perdida de la individualidad. Él cree en una religión mas allá, dentro, por encima de lo creado. No cree en el área publica, ni en la manera de divertirse del presente. No comparte los ideales presentes. Pero tiene fe en las leyes de la humanidad, milenarias, que han sobrevivido en el desorden de estos tiempos. Es un pintor amateur no reconocido, observa cómo pasan los años, los días y las horas, los surcos de tierra, los senderos sinuosos y la vegetación de este valle. Quería conseguir como fuera la primera voz de la humanidad. Eso sólo se consigue amándola, protegiéndola en su corazón. Él ha hecho su contribución a que se desarrolle este mundo. Pinta con su sombrero de paja, explora viviendo las periferias de los tiempos. La naturaleza nos sonríe. Con alegría y sin preocupaciones se pasa el día entre las huertas. 

La vida no es buscar sino encontrar, no es juzgar sino comprender, absorber, asimilar lo que oímos, estar en armonía con la totalidad, en relación con la naturaleza. No es un líder, no habla a las masas sino al individuo y su conciencia. Los jóvenes al madurar deben darse cuenta de que son responsables de la vida antes de tratar de cambiar el mundo. Los individuos consiguen la tranquilidad sin abandonar el espíritu crítico, ante la guerra o la estupidez humana. Todo eso será reducido. Hay muchas flores en su jardín. Está ya en su vejez, enfermo. No presta atención a la flor de la paciencia. Hay que contemplar, escuchar la vida y la naturaleza, participar en ella. Escuchar al prójimo. La naturaleza nos convierte en más, por su variedad. La divinidad está dentro de ti, no en los conceptos o libros. El conocimiento es solo papel. Lee ausente y distraído. Pasa la vida y tenemos los ojos cerradas. Él nos dice; no nos olvidemos de nuestra vida. Hay que tomar el control de ella con conciencia y madurez. No olvida leer las cartas de sus lectores con los ojos cerrados, las manos deformadas por la gota y la artritis. Sus ojos preferían ver flores o ojos de gatos o poetas antes que una carta. Y la esclerosis. La sangre no le llega al cerebro. Deja de oír muchas cosas y siente cientos de golpes. El ser que llamaba yo ¿Dónde está? El resto se irá pronto. Hay que reconciliarse con la vejez, y la muerte. Y lo que conlleva. La naturaleza nos pone en sumisión. Tenemos una demanda de nosotros. No debemos traicionarnos en la vida. Que la vida tenga significado, porque tiene el que decidimos otorgarle. Sólo el amor da sentido y cuánto más amemos más rica será la vida en significado. 

 
El dinero no da la felicidad ni poseer bienes materiales o el poder que quita fuerza. Nos deja pobres. ¡En la naturaleza todo es tan simple! ¡Fue expresado tantísimas veces el secreto de la felicidad! Morimos de manera terriblemente lenta, nada nos pertenece, cada hueso y musculo pertenece a la naturaleza. Nuestra intimidad surge en una metamorfosis correcta eterna. Lo que era mitad ahora es entero, se trasforma así mismo como quiere. La magia fluye en la sangre, en el proceso eterno que se renueva constantemente. Te puedes convertir en serpiente, nube, aire. Era un par en cada forma. Fluía como la corriente generada en la tierra, brillaba como una doble estrella en el cielo. Sobre su escritorio está su última poesía, tres versos de un poema escrito antes de morir. Tiene la rima quebrada y astillada; año tras año va cayendo al viento, desnuda y perdida, amistad larga de una vida larga muerte. Su canto resuena todavía es verano. Todavía un invierno más. El último verano de Klignsor. 

 

Hay que leerlo más veces a Hesse. Para hacer este video han traído frases de libros, reflexiones, artículos. La conciencia se debe realizar. Hay dos aptitudes contrarias, la de ser activo y pasivo en la vida. Activo en la libertad y pasivo de observar la naturaleza. ¿Cómo sabes cuando tomar parte activa o dejarte llevar? Él hace la actividad hacia dentro, contra la sociedad. Se rebela a tener que estudiar, trabajar, formar una familia. No encuentra el sentido. Algo en él le dicta otra cosa. Los jóvenes quieren actuar y cambiar el mundo, pero no toman responsabilidades. Hay una parte pasiva que observa todo eso. El observador que somos, eterno e interior, nos observa lo que ahora somos. Todo es uno en esa dualidad. Diriges tu yo, pero no al exterior ni por lo dictado por la sociedad. Se contradice con lo establecido el verdadero Yo. La parte hacia dentro es la actividad que repercute en ti mismo. Tienes que dejar de lado lo exterior. No pueden estar los dos a la vez. 

Se escapa del colegio porque no le dejan escribir. Se hace autodidacta. Es el eje vertebral de su vida eso, se prepara una educación así mismo. Debe disociarse del exterior para cambiar interiormente. La búsqueda del interior es un proceso de auto conocimiento. Busca la realización, pero en el plano exterior le vienen los problemas. Tiene una posibilidad de acción reducida. El determinismo es complementario con la libertad. Son las dos caras de la misma moneda. Una ambivalencia, diríamos. Une lo exterior e interior. Su interior dirige la acción en el exterior. Tiene metas y sueños y es atraído por su destino. La sociedad dicta cómo debemos vivir, pero es una barrera Sico mental. La rebeldía es estar en desacuerdo, su alma necesita seguir sus sueños. No acepta a los otros. Vivir es de una rebeldía explosiva. No es estar cabreado con el mundo, sino elegir una vida mas autentica. Hace falta una educación y aprendizaje y no está en las universidades y colegios que forman operativos del sistema, pero no humanistas. El hombre necesita desarrollarse espiritualmente. 

Iba contra la institucionalización de las religiones. Hesse se puso muy de moda en la época de los 70, con los hyppies, pero su éxito venía de más atrás, del siglo XIX y principios del siglo XX. Era el autor de moda de los felices años 20. Luego se convirtió en un símbolo de la trasgresión, de los rebeldes, los antisistema, aunque también de los funcionarios que se van a la India porque lo creen muy exótico. Después de la segunda guerra mundial hay una búsqueda espiritual y de autonomía. El ateo no existe pues tiene la creencia de no creer en nada. Hicieron un experimento con varios ateos en un avión a los que dijeron que iba a estrellarse y todos se pusieron a rezar. Hay una parte animal de deseos e instintos y una parte humana e intelectual para crear o reflexionar. El deseo de trascendencia es innato en nuestra especie y en la evolución nos ha permitido la supervivencia. Somos cuerpo -soma- e inteligencia -sique- pero también -Nous- espíritu. La sique tiene mas de animal que de espiritual. Tener un trabajo, ganar mucho dinero son bienes materiales. El materialismo se reduce a la materia exterior, a los deseos mas primarios que satisface nuestra mente egoísta que vela por intereses personales del eros y el thanatos, el placer o el dolor, buscando beneficios siempre. También en la búsqueda espiritual hay una búsqueda de beneficios. Hablamos en base a los objetivos de la mente. 

 
Muchos deseos no son conscientes. La vecina le da azúcar a otra vecina. Pero luego ni la saluda, porque no la ha visto. Ya piensas; ¡qué desagradable después de haberla dado azúcar! El altruismo es también egoísta. Somos conscientes de como nos mueven las acciones. Te molesta el hecho de que no te salude esa vecina. Los estoicos decían; haz lo que depende de ti. No hay que juzgar, quizá la señora ni te ha visto. No hay que dejar que nos atrape la atmosfera psicológica. No es lo mismo ver los problemas desde la ladera, inmersos en ellos, que desde la cima. La conciencia ha de dirigir tus acciones, no los deseos. La vida heroica es la del valor y la fuerza, la generosidad. Defiendes ideales de justicia, bien, belleza, verdad, ideales platónicos que deben vencer sobre muchas cosas. El mundo de los deseos no basta. Con la madurez elegimos un modo de vida. El mundo exterior no ha de decirnos como vivir. Lo material no contradice lo espiritual, no podemos negar ninguna de las dos partes. Pero nos suele gobernar la parte material. Estamos sometidos a un perro o a un hijo. El adulto dirige la vida en comparación a un niño. La mujer vivía aislada del mundo. 


Él vive en el campo, no se aísla del todo. Esta en contacto con todos y hay un condicionamiento social del entorno. El cuerpo es la parte material que tiene hambre o frio. Luego nos sometemos a las leyes sociales y órdenes. Son lo inconsciente y lo subconsciente. Pero la conciencia se expande y va a lo espiritual y para ello ha de apartarse de todo. Cuando iba a morir Tolstoi salió a la calle y pilló una pulmonía porque había tormenta. La pulmonía le mató, pero murió feliz. El existencialismo lleva las cosas al extremo y en él no hay horizonte ni sentido y estamos perdidos. 

 
No nos educan para realizar nuestros sueños, nos forman. El se dio cuenta de que había otra forma de vida y rompió los lazos. Eso le hizo sufrir a él y a los demás, de su entorno. Nos forman, pero no nos educan. El medico puede ser una mala persona. Por eso hay que buscarse a uno mismo. Lo que le habían dado no le pertenecía, no lo había elegido él. A los 60 años viaja a la India y la Indonesia. Recoge la sabiduría oriental, el darma, los destinos, las metas, la realización. Nos perfeccionamos como seres humanos sin descuidar el mundo exterior. Vivimos divididos interiormente. De hecho, en las novelas de Herman Hesse siempre aparece esa dualidad; Demian y Sinclair, Narciso y Godmundo, la inteligencia o cultura frente a lo espontaneo y la vida. Los occidentales no entendemos la filosofía oriental. Son distintos valores. Son sociedades mas humanas, con más raíz y tradición. Tienen menos distracciones materiales, también porque hay más pobreza. Aquí no se puede aplicar lo oriental, son cosmologías muy diferentes. Pero en la India también hay mucha pobreza y tienen estamentos y clases sociales y antiguamente en la edad medía estarían peor, vivían como esclavos de la tierra, así que hay que coger entre comillas esa idealización que siente el occidental por la filosofía oriental, hinduista, budista, que ve como algo exótico. Además, la India estuvo bajo dominio chino y británico. 

 
Usamos la mente para todo. Queremos estar en otro sitio del que estamos. Tenemos un examen, pero queremos estar con los amigos. Queremos vivirlo todo, hacerlo todo. Y de pronto estamos en casa lamentándonos de no haber salido eso día. Hay que subvertir los condicionamientos sociales. Se podría cambiar la fecha de examen. Si eres un médico tienes que ir a trabajar, pero ¿es más importante tu vida que la obligación laboral? Elegir es equivocarse y renunciar a lo que no has elegido. Pero Hesse no lo vive como una renuncia. Lo que no ha podido hacer no lo ha hecho y ya está. Me hubiera gustado haber seguido la profesión de médico, pero como no se puede… Jesús decía; no puedes montar dos caballos a la vez. No es vivirlo como renuncia, sino elegir el camino que debes seguir. Lo ha elegido él. 

Empatizas con algunos personajes de Hesse y luego los apalea esa psicología. En el lobo estepario o Siddhartha la persona tiende a metas de forma enfermiza (primero cumplir la excelencia con el padre, luego con el Brahma) Todos los relatos están basados en su vida. Desde joven Hesse se aparta de la sociedad, se hace esteta y cuando se cree un líder espiritual e intelectual de repente algo cambia en su vida, da un giro copernicano y renuncia a todo. La vida espiritual no vale nada y vuelve a ser un ignorante. Vuelve al comienzo, como estaba. Tiene que ver con la visión de si mismo como un gurú espiritual, maestro para muchos. Rompe y vuelve a empezar. Es como un fractal. Había dejado un tipo de vida y había formado otro que le da depresión. Lo bueno es que se da cuenta. Él vivía con un culto enfermizo al ego, reflexionaba sobre su vida, acciones y pensamientos. Le habían llevado a hacer esto. Luego cambia el rumbo y su vida. 
 

Hesse escribe bildurs roman que son una proyección de lo heroico bélico, los adolescentes ambicionan metas. A las que no pueden llegar, porque si llegasen, no tendría sentido. Lo esencial es el camino, no la posada, la constante búsqueda. Si das algo por seguro se acaba la búsqueda y no hay narración ni crecimiento. Cuando llegamos a una meta sentimos que esta no es y hay que seguir buscando el crecimiento. Imaginamos la meta como algo físico, pero es la conciencia, la autoconciencia o el nirvana. Si llegas a la lucidez no estas al final del camino, hay que mantener esa lucidez. Tiene que ver con el yoga y el taichí. Has llegado ahí y cuesta trabajo conservarlo. 

Los libros de Hesse hablan de auto aceptarse, habría que leernos varias veces cada semana para entender la reflexión del libro. Es un sistema filosófico el que nos plantea para aplicar a la vida. Una filosofía que bebe de Schopenhauer y de Nietzsche, su discípulo hasta que se enfadaron y de las religiones orientales. La vida es algo cíclico, consciente, que nos pasa. Hay que disfrutar de las cosas sencillas. En un estado estático no hay avance. Se trata de buscar, pero no buscar eternamente. Es encontrar más bien. Buscar eternamente lleva a la angustia. Siddhartha no quiere ser buda sino ser más que buda. Buda es un estado latente, no desarrollándose, no puede ser más que Buda. Por eso renuncia al nirvana. Porque ha erradicado su propio dolor, pero no el dolor del mundo, ¿por qué sufrimos? 

 
La verdad es dueña de la verdad, no la poseen ninguna religión. Las religiones son distintas, pero tienen una misma fachada, parecidas ideas. Siguen un patrón de características parecidas, pero no defienden lo mismo. Son una forma de ampliar la búsqueda de la verdad. La religión depende del espacio y tiempo y las personas. el paraíso y la felicidad es cuando la conciencia alcanza la meta, esa felicidad imposible. Cuando alcanzas una meta buscas otra y hay que mantenerla y luego vuelta a empezar. Los vegetarianos creían que por no comer animales eran más espirituales, entonces las vacas estarían en lo espiritual. No es renunciar al material, al ego y deseos, sino ser más ambicioso e ir en busca de algo más grande que tú. Seguir un darma o destino. Para los cristianos es rendirse ante la excelencia de cristo, hacerte humilde, contactar con lo que eres. Todas las religiones como decía Nietzsche son una moral de esclavos, de sumisión, de sometimiento. No es renunciar a lo material sino tener conciencia de lo material y de lo que escapa de ella. Es tener modestia ante cristo. Hay una conciencia diferente en lo oriental. Occidente se basa en la racionalidad, el yo, la personalidad, pero esa está fragmentada dentro de nuestro mundo emocional. El shansara son las rencarnaciones que uno sufre hasta que se purifica. Estamos en la rueda de la vida, donde vives tu personalidad que sólo es una máscara de ese ser verdadero que ha venido a relacionarse. No es una forma de vida sino la conciencia que elige vivir. Si eres libres vas a tender a ser lo que ya eres. Dependes de las personas, eso no es una vida autentica. Estas atado a tus deseos y opiniones, tampoco. O atado a tus pertenencias. Todos estamos encadenados en la caverna de Platón, nadie sale a vislumbrar la luz.
Vivimos varias vidas antes de ser lo que somos; el alumno tímido, el viajero solitario, muchas personas dentro de nosotras viven y mueren. No somos consciente de lo que hemos vivido, de cuentas vidas. Ni de la vida en la que construyo mi pasado y mi futuro. Las acciones tienen consecuencias y cuando llega la consecuencia ya es presente. Se modifica el presente constantemente, enseguida es pasado. En la Náusea de Sartre el protagonista se pregunta por qué está en el mundo, solo es consciente de su presente. El pasado es abstraerse en lo anterior que ya ha muerto y el futuro aún no llega. Toda acción tiene en consecuencia una reacción. Vivir es una manera de llegar a donde quieres llegar. Los estoicos decían; si no eres consciente llegaras a donde no quieres. Mucha gente sufre por ello. La gente en Asia no era sí. Pensamos en el mañana, como una película en la que generamos una solución y nuestros pasos van tras ella. Jon Lennon decía; la vida es lo que te pasa mientras haces planes. Solo tenemos el presente.

 Ves lo lejos que queda la mente y renunciamos a veces con miedo a seguir, sin atrevernos. Vivir el presente no es disfrutar del carpe diem del materialismo sino el presente como conciencia, percepción, experiencia. Dentro del presente recordamos el pasado y a veces nos hace feliz o soñamos un futuro de esperanza. Por eso tenemos memoria, y no de pez, para recordar, porque lo que llamamos pasado es la vida que hemos vivido, lo que nos constituye lo que somos ahora. Somos una máquina de escribir, una hoja en blanco que se va escribiendo. Quizá solo somos el dedo que pulsa la tecla, la intención. El futuro es la hoja en blanco y el pasado es lo ya escrito, pero en la maquina solo vemos lo que estamos escribiendo. Existe solo el renglón en que podemos volver al pasado. Y la posibilidad de escribir más. A veces te quedas pensando en a ver qué pasa o recordando lo pasado. Pero solo el renglón es lo que está de verdad. La gente vive radicalmente el presente sin cuidar el futuro. Debemos estar realmente viviendo, ser más humanos de lo que somos. Una vida sin pasado ni futuro, como la de los peces, es una vida animal, material. La conciencia de nosotros mismos o de la vida es lo que nos hace personas. Dos extremos en la vida son el lujo del palacio y el ayuno. Son extremos y lo correcto es el punto medio. 


Ningún maestro puede caminar por ti. Buda renuncia al nirvana porque no puede evitar el dolor de los demás. El eslavo de la caverna vuelve y no puede liberar a los demás de su sombra. Se ríen de él. Porque es un camino personal, donde no hay maestros, que se tiene que sentir dentro de uno. Diógenes paseaba por el mercado y vio a un niño con un barco de madera que se convirtió en su maestro. El niño no sabía que era un maestro, pero lo era. No es eternamente buscar sino buscar para encontrar. Y en esa búsqueda puedes encontrar muchos maestros. Puede ser un gato. El encuentro con el otro es maravilloso y terrible. El anarquismo sería posible solo a nivel individual pues el encuentro con el infierno de los otros es lo que nos crea el malestar cultural, como decían Sartre y Freud. La sociedad nos hace infelices. 

Necesitamos que nos eduquen cuando nos compramos un coche. Este es el freno, la palanca, no te muevas mucho. Per tenemos la necesidad de ir a Sevilla. Es mejor que te den el mapa que el que te lo expliquen. Que te digan el mapa se lee aquí y pones el GPS. Mientras buscas sufres y gastas el coche. No te imponen cómo llegar a Sevilla, sino que te lo sugieren. No te dice cual es el mejor camino sino los varios caminos que tienes y luego libremente escoges. Quizá el intelectual no debería tener esa vocación de maestro. Quizá el liberto de la caverna no tendría que haber sido pesado y volver para liberar a unos presos felices de serlo, que vivían bien en las sombras. El maestro no debe imponer sino ser guía espiritual; este camino va a Francia y este a Valencia. Si quieres llegar existe este mapa, ¿lo quieres? Luego solo tu eliges el camino que seguirás. Estar perdidos es como improvisar, no tener metas. Estar perdido es la meta. Si pones una meta, te estás limitando a ti mismo. Hay que seguir un camino marcado. Quizá la meta es ir donde quiera al azar, buscar el sentido que vayas encontrando, abandonarlo y buscar otro. Tirar una moneda y según salga cara cruz ir a dónde te lleve el azar. Pero a veces no tener sentido o caminar sin rumbo o meta, nos lleva a dónde no queremos ir, como decían los estoicos. El conocimiento a uno mismo es un camino de trabajo al que no se llega por casualidad. Si tu meta es ir al Éverest lo estudias. A veces el universo conspira para que llegues a tus metas como una conjura de los necios inversa. Eres un náufrago igual, pero con una crucecita ahí colgada de tu cuello. 


El vagabundo y el viajero es una figura que se repite mucho en las novelas de Hesse. Es un sujeto ético, moral, humanista. El hatillo de este hombre simboliza el no tener pertenencias y ser libre, el ir de aquí para allá. La búsqueda en la vida es un viaje en la que nunca te quedas de forma permanente. Los personajes de Hesse no echan raíces en ningún sitio. El viaje siempre es ir a algún sitio, aunque sea donde te lleve el azar. Es no apegarte a nada, ni material ni personas. No anclarte a lo que encuentras sino seguir buscando. Abandonar la zona de confort y lo que tienes seguro. El hatillo del vagabundo simboliza el estar ligero de equipaje. Si lo que cargas es demasiado no ves bien la meta y te haces dependiente de las cosas. No hay camino, sino que se hace camino al andar. Nos apegamos a necesidades y deseos ficticios que nos han creado para consumir. La libertad es contemplar la vida y hacer lo que tienes que hacer. Siempre hay nuevas metas. 
 

Todas las religiones hablan de renunciar a las aspiraciones económicas. Abandonarse a la vida leve como una hoja en el viento. Ser tu mismo quien dirige tu vida. Es disfrutar de la libertad y la vida de forma activa, pero aceptar la parte pasiva, que somos parte de la naturaleza, o del destino o de lo que es superior a nosotros. Si te mueves por los deseos son estos los que te mueven y no tu mismo. Que nadie dirija tu vida, ni una religión, ni siquiera Hesse. Diógenes no busca escandalizar cuando se masturba en la vida pública. Esta denunciando su sociedad; vosotros hacéis cosas peores moralmente. Es una denuncia filosófica la de los cínicos, que denuncian un mundo fariseo de mentiras y sofistas. Invitaba a un mercader a su casa y le escupía en la cara, pues era la persona más sucia que había encontrado. Se vivía de forma inmoral, aparentando lo que no eran. Hesse aprendió en la escuela latín y a mentir, a ponerse una mascara de yo y ego con su sociedad hipócrita que es el lenguaje. Se fue hacia el extremo, vivir fuera de los condicionamientos sociales. Ya que a Diógenes no le veían como un sabio que le viesen como un animal. La espiritual es un radio más alto que la vida animal de apegos y deseos. Vivir como animal es no saborear la felicidad y que sean necesidades y placeres los que dirijan tu vida. Un largo camino sin posadas es como una vida sin fiestas. Pero que sea la conciencia la que elija divertirse, para que tenga un sentido de dolor y placer. 

Hablar de política de forma personal puede ser perder el tiempo, jugar a la revolución, jugar a cambiar el mundo con cuatro palabras y citas que decimos. Eso hace sentir bien al intelectual, que se distingue de la gente que va al futbol. Siente el mismo placer que sienten los leones abrazándose. La vida es tuya y cada uno es libre de buscar sus placeres, primarios o intelectuales. No hay un único sentido ni solo una dirección. Quizá este culto a la diosa razón, que a veces se convierte en racionalizacion patológica de la psiquiatría, sea como desarrollar un cuerno que se nos acaba clavando a nosotros mimos. Quizá sea una disfunción nuestra función de pensar con el neocórtex, pero la evolución nos dice que es parte del desarrollo que siempre es en creciente. Quizá nos sirvió para sobrevivir en aquel tiempo y ahora se nos vuelve en nuestra contra. 

Articulamos el mundo según nuestro esquema corporal; un cerebro que controla los órganos. Pero las plantas son más listas porque sienten con todos los órganos. Internet no tiene una estructura jerárquica sino en espiral, en red, en círculos. Quizá eso sea más sabio que dar tanta importancia al cerebro, como criticaban los románticos. Quizá la razón ya no sea necesaria y sea necesaria más emocionalidad y humanidad. Todos conocemos catedráticos inmorales o los genocidios que se han cometido en nombre de la razón, como estudiaba la escuela de Frankfurt tras los nazis. La iglesia se ha erigido como emisora de verdades no se ha hecho buen uso del pensamiento. Se ha priorizado la acumulación de conocimientos sobre la de reflexión o pensamiento crítico. No hacemos buen uso de esta herramienta. No pensamos con todo el cuerpo. 
  
Hay que distinguir lo que es cultura de lo que es inteligencia. La inteligencia es resolver problemas, no tiene que ver con saber muchas fechas y autores. Viene de intus legere o ler dentro de uno mismo. Hay que saber escoger y elegir, aunque nos equivoquemos. Eso es la libertad. Es distinguir lo que es justo y bello de lo que no. Eso nos lleva al mundo de las ideas de Platón; cada cosa de la realidad nos recuerda la idea o imagen que tenemos de esa cosa. El mundo de la materia existe porque existe el mundo de la idea. Aunque para Aristóteles sea al revés. La inteligencia emocional tiene que ver con percibir, con lo sensorial, y no ha estado la razón preparada para sentir. El corazón tiene razones que la razón no entiende. Hay que ir donde el corazón nos lleve como hizo Hesse. 

  
Pensar es una aplicación práctica, la conciencia es ver y percibir. La empatía es más inteligencia que acumulo de conocimientos. La empatía es oír un grito y distinguir si es de dolor o placer. La mente egoísta busca su solo interés y a veces nos hace malas pasadas o se pone contra nosotros al racionalizar. La mente espiritual trata de ser colectiva, en fraternidad y generosidad. Queremos enseñar a los demás la luz que hemos visto. quizá sea este nuestro error pretencioso. Distinguir lo que es justo de lo que no es justo, lo malo de lo bueno. El árbol de la ciencia que tanto tiene que ver con el de la vida. Hesse obró de forma inmoral o mala en su sociedad, pero internamente se escuchó así mismo. Pensar es una forma de supervivencia, de vencer los obstáculos que los demás nos ponen. ¿por qué dejó Hesse a su mujer con problemas mentales? ¿fue moral abandonar a su familia? La pregunta es incorrecta. Porque Hesse estaba más allá del bien y del mal, como en la obra de Nietzsche que tanto le influyó. La pregunta correcta sería; ¿fue sincero con él mismo? 

 
Hesse nos habla en un humanismo muy distinto al de la escolástica o la religión heterónoma que Kant opone a la religión interna, autónoma, o el imperativo categórico. Hesse es un romántico, sí, pero también un ilustrado, un hombre profundamente moderno y humanista. Un moralista. Constituyó su obra una trasgresión que buscaba epatar a la burguesía de su tiempo, escandalizarla como hizo Diógenes. Hacerla pensar, reflexionar. El humanismo es dar un paso más de lo animal a lo humano. Además, en Hesse está muy presente el humor y la ironía como formas supremas de inteligencia. Hace una sátira del mundo burgués en el lobo estepario. Es reconocer que existe el humor desde el origen del mundo, en la raíz de la vida. En Niebla Unamuno hace teatro del absurdo al ponerse el mismo como personaje creador, como dios y demiurgo. Se ríe de las cosas duras, de las desgracias. Es una broma de mal gusto que esta ciudad tenga una vida normal mientras que en Siria estén bombardeando. Los existencialistas cultivan el absurdo por el absurdo. Pero Hesse hace un absurdo con conciencia. Como decía Woody Allen; la tragedia con el tiempo es siempre una comedia. No hay peor chiste que el morirnos. 


Hesse analiza la existencia y vida humana, nada del hombre le es ajeno y todo es sujeto de estudio. Si analizas la vida ves que es un sin sentido, un absurdo que cuenta un loco lleno de ruido y furia y que nada significa. Nada nos guía salvo el azar y las leyes de la física que no llegamos a entender del todo. La vida solo tiene el sentido de crear más vida, cuando morimos otros nacen, y en ese sentido podemos decir que la energía no se destruye, sino que se trasforma, más que en el sentido de creer en otra vida. La otra vida es la de nuestros descendientes que nos darán vida de nuevo en el recuerdo. La rencarnación, la vida ultraterrena, es el recuerdo de aquellos que nos amaron. 

 
Cuando Hesse creía haber llegado a algo se cuestiona así mismo. El presumía de intelectual, de ver cosas que otros no veían, pero el mundo es sufrimiento. Sale del bosque tupido de su propia razón y se ríe de todo, de sus ido los, de su rol social como gurú espiritual. Le habían relegado al papel o rol teatral del amargado de la esquina, del existencialista rebelde que grita, pero no hace cambiar el mundo realmente y todo se queda en una pataleta infantil o inmadura. Hesse se había quedado en la utopía, pero, aunque no lograra cambiar el mundo, se había cambiado así mismo y se sentía satisfecho. 
 

Quizá el intelectual no sea capaz de hacer que el esclavo sustituya las sombras por la luz, quizá la comunicación humana no sea posible. Por eso el lobo estepario acaba con un baile de jazz. Hesse estaba a gusto entre aquellas músicas. Había un conflicto entre la realidad y lo que él creía por real. Necesita la fiesta, llevar una vida heroica no es renunciar a lo material ni a lo espiritual. Para eso es necesario que nos eduquen humanísticamente y no solo nos formen. Las personas que mueren y dicen “he desperdiciado mi vida” nos resultan muy tristes. Somos felices, somos humanos y hemos vivido plenamente en la medida en que hemos amado a los demás. Tampoco hay que renunciar a la vida material por la espiritual. 
 

Fernando Escottado hizo un tratado sobre las drogas en la que no las condenaba moralmente, ni decía drógate o no te drogues, sino que invitaba a elegir. Tienes que elegir para ser libre y ser conscientes de que lo que eliges tiene consecuencias. Para coger algo has de dejar otra cosa. Hay mucha gente que renuncia a cosas antes de haberlas conocido, algo tan cristiano. Frente a la moralina bien pensante del padre que le dice al hijo no te drogues (y que el propio padre nunca ha fumado un porro) Hesse hace de maestro. El maestro está por encima del padre biológico pues es un padre espiritual. Todos necesitamos maestros y cuando vemos la luz del conocimiento sentimos la necesidad de ser maestros de los demás. Es cierto que el que ve la luz no puede hacerle ver la luz a nadie porque lo tiene que descubrir por sí mismo. Pero también es cierto que en la vida necesitamos aprender y enseñar. Nietzsche o Hesse decían no querer ser maestros iniciáticos de nadie, pero terminaban por serlo. El buen guía te señala donde está el camino y dónde está el barranco y luego te deja a ti elegir, escoger. El cura nos ha estado diciendo lo qué debimos hacer y lo que no, dónde estaba el bien y el mal, pero Hesse busca el placer evitando el dolor, que forma parte de la vida también, el eros y el thanatos. Nadie elegirá por ti. 

Nuestra educación es deficitaria y la de la limpieza dice con la escoba; aquí enseñar no se enseña. Las universidades llenan la oficina del paro de ingenieros y abogados, competitivos, pero no competentes, bien formados, pero no humanos. Puedes ser un gran profesional, aunque seas un inestable mental. El cirujano de tu hijo puede ser un tarado. O un doctor en ética una persona perversa. En esto Sócrates no tenía razón con su intelectualismo moral; el conocimiento del bien no nos hace mejores personas, ni el que obra mal es porque desconoce el bien. A veces conocemos la frontera entre el bien y el mal, pero obramos mal. No podemos alegar que desconocíamos la existencia de una ley para no cumplirla.
La enseñanza es cuantitativa y no cualitativa. Se basa en que acumulemos una serie de conocimientos, pero no nos habla de valores cualitativos o de pensar en uno mismo. El sapere audem aquel. A esta conferencia han venido muchos adolescentes de 16 a 20 años que me recuerdan mi época en el bachiller en el colegio Vizcaya. Como allí me marginaban y me aburría en el recreo me dio por leer toda la obra de Herman Hesse y Nietzsche. Y estos jóvenes me han recordado aquel periodo de mi adolescencia existencialista. 

 
La educación que tenemos actualmente viene de la instrucción militar napoleónica, tiene cosas que se empleaban en el régimen nazi. En la universidad eres un número, no una persona. El profesor ejecuta el programa del ministerio. Cree que en la postmodernidad ellos, tan progresistas e izquierdosos, deben tutelarnos y mandarnos porque nosotros somos niños inmaduros. Se aprovechan de la apatía y aburrimiento que imponen. La educación se basa en la uniformidad, la indiferencia y la rentabilidad económica, productiva. Si hay alguien que no se adapta (un disminuido físico, psicológico, alguien al que esa moral le choca con su imperativo categórico) lo sienten mucho, pero “es lo que hay”. Es un teatrillo lo de la integración viendo las estadísticas alarmantes que tenemos de bullyng y marginación escolar. No se busca la cooperación o la solidaridad sino la competitividad y el egoísmo humano. No se trata de aprender sino de aprobar. Y los profesores cumplen su labor por cuestiones económicas, por recibir un salario más que por verdadera vocación. Hay profesores de literatura que no aman la literatura. Se trata de implantar unos contenidos, no unos valores. Pero cada persona es diferente. No se enseña en el aire libre, en la naturaleza. En las escuelas de pago la libertad de catedra del profesor nada tiene que ver con la universidad reivindicativa y luchadora de los años 80. Se forma operarios, pero se deforma a las personas. solo se busca crear piezas del sistema. 

Ya decía Aristóteles que nos gobiernan los más imbéciles y que deberían llegar al poder los que no quieren llegar a él. Deberían ser nuestros maestros aquellos que no tratan de ser maestros de nadie, como Nietzsche o Hesse. El verdadero líder debe ser el que no desea serlo. Los maestros viven una vida heroica. En las novelas de Hesse hay muchos maestros, pero ninguno es el definitivo y sus personajes pasan de un maestro a otro. Siddhartha toma maestros varios; Buda, la prostituta (con la que tiene un hijo…Los abandona fácilmente. Les toma él a esos maestros como referentes, pero no los sigue estrictamente. Nadie puede vivir la vida por nosotros.

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