En el espacio Luzarra nos ponen el documental de Jung, Víctor Frankl y
Elisabeth Kubler Ross, tres médicos y sicoanalistas suizos que nos hablan
de sus experiencias con pacientes.
Jung (1875 1961 Suiza). Para él
la psicología es “encender la luz en las tinieblas del existir”. Estudia el
carácter del niño recién nacido con sus peculiaridades. Fue siquiatra. Pero
rechazó a los sicoanalistas que juzgaban al paciente. hay que estudiar las
formas de jugar del niño, hasta donde se mete el dedo en la nariz. Los niños
tienen sexualidad y el movimiento y el cuerpo afecta a su sique. Muchos traumas
provienen de la infancia, que es de gran complejidad. Heredamos ciertas peculiaridades,
nacemos dentro de un patrón y somos patrón, una estructura establecida por la
genética. El orden biológico determina el comportamiento fisiológico como en
los animales. Pero hay algo que nos hace humanos.
Vivimos por los sentidos al mundo
exterior pero también es importante cultivar el mundo interior, aunque nos
llamen locos. Nosotros mismos somos nuestro mayor peligro. Debemos investigar
la sique y tener conocimiento de nosotros mismos. El mito y el inconsciente
colectivo se ha manifestado a través de los siglos. Los arquetipos fluyen en el
individuo. y afectan a los movimientos políticos o religiosos como la reforma
protestante. La gente soñaba un gran cambio y así podemos predecir muchas
trasformaciones del mundo. Fluyen imágenes temporales en el mundo interior. Nos
guiamos por las percepciones sociales, por el inconsciente. Pero creemos el
modelo del mundo exterior como el único y no respetamos al que se guía por si
mismo y el mundo interior. Aunque la escolástica fomentaba el estudio, la
erudición y el cultivo del alma y del interior, todos los filósofos han
valorado el papel del mundo interior y del artista creador. Consideramos a
veces despectivamente que eso son fantasías y hacemos como Platón; expulsar a
los poetas. El introvertido que tiene mundo interior está constantemente
disculpándose por ello y eso le crea el resentimiento que Nietzsche acusaba en
los filósofos. EE.UU. es un país extrovertido donde no hay espacio para la
introversión. Es un problema moral que se aplique lo aprendido. Toda planta
nace de una semilla. Llegaríamos más lejos si hubiéramos oído mensajes
positivos y las cosas adecuadas y aprenderíamos a dedicarnos más tiempo a
nosotros mismos. Siempre hemos vivido en el mito, en la historia, y ahora
creemos que podemos vivir sin mitos ni historia. Esto es una mutilación al ser
humano. La mitología es el proceso de creación de una serie de imágenes que
formulan la vida de los arquetipos, presente en las religiones. Son nuevas
posibilidades y enunciados poéticos. Los arquetipos son ideas que están en
todos, participamos todos de ellas. La cultura es la invención del ser humano,
pero hay cosas con las que nacemos. Hay un proceso mitológico interior. El
hombre no está completo si no es consciente de su aspecto interior. No podemos
vivir en el mundo de la verdad estadística sino en el de la biológica. La
ciencia natural traduce y reduce todo a un promedio. Hay cualidades humanas que
rechazamos y eso es poco higiénico. Es como rechazar la experiencia y lo que
nos hace humanos; experimentar la vida interior y el fundamento creativo. Es
una enfermedad anormal vivir sin fantasía o historia. El hombre nace todos los
días. Nace una vez históricamente y solo esta completo cuando está en conexión
con el pasado. El desarrollo espiritual interior está oculto y en el se refleja
la tradición mitológica y siglos de inconsciente colectivo en el hombre.
Víctor Frankl (1905 97 Viena) es
un sociólogo y médico judío recluido en una prisión nazi donde hizo un estudio
del comportamiento humano ante estas duras circunstancias. Revindica el amor frente
a las reflexiones intelectuales. “Debemos ser profundos como la eternidad,
altos como el cielo y grandiosos como el universo”. Por la supervivencia humana
(y no solo del hombre), nacemos y se nos educa con un sentido de trascendencia
o una búsqueda de un sentido a la vida. Ese sentido final nos da plenitud. Hay
que sacar lo que tenemos en común no solo en los acuerdos entre gobiernos en la
ONU y esforzarnos en que no haya otro Chernóbil. Es un proyecto voluntario,
común y de responsabilidad, conciencia y libertad. Debería reflejarse en la
constitución y erigir junto a la estatua de la libertad la estatua de la
responsabilidad. Solo un 16& de los estudiantes tienen como meta hacerse
ricos, pero el porcentaje o categoría estadística nos dice que el 78% busca dar
un sentido a su vida. Es un enfoque realista del hombre que no contemplamos en
la realidad. Ahora que tiene el cabello gris ha tomado lecciones de vuelo. Allí
hablan de que hay que volar por el norte hasta llegar al campo de aterrizaje. El
ser humano es igual; necesita ascender, ir al mundo de las ideas, ser motivado.
Si en un psicoanálisis sacamos lo peor de esa persona no evolucionará, pero si
lo sobre estimamos, lo ponemos arriba y en alza, la persona puede
autorrealizarse porque se siente motivada. Por eso hay que ser idealistas y no
volver peor al ser humano, hay que tomarlo por encima de lo que es; lo que debe
ser. Esto lo dijo Goethe; “tomar al ser humano por arriba y no por abajo”. En
cualquier sicoterapia hay que reconocer la voluntad y la búsqueda de un sentido
del paciente para no contribuir a su frustración. Esto es aplicable al
criminal, delincuente o drogadicto. Está en contra de la pena de muerte. Hay
que ser optimistas, hay esperanza, el ser humano debe desarrollar no lo que es,
sino lo que puede llegar a ser
Elisabeth Kubler Ross (26 2006 Suiza)
era una médica siquiatra que nos habló de su experiencia cercana con moribundos
y como enfocaban estos la muerte. Morir es natural, aunque el materialismo de
la época lo rechaza como una experiencia negativa llena de miedos y terrores.
Pero puede ser una experiencia grandiosa y bonita. Ella tiene la característica
femenina de ser tenaz, virtud que heredó de su padre. Trabajó en el hospital de
Billing como asistenta en su cátedra de sociología. Realizó acompañamientos a
enfermos terminales y les apoyó. “Estan muy solos los que van a morir,
necesitan hablar con alguien”. La muerte no es tan triste como cree la gente. Ella
daba unos seminarios semanalmente a los estudiantes de la escuela de Chicago.
Eran charlas para pacientes terminales y médicos y estudiantes, sacerdotes,
enfermeros, expertos y asistentes sociales… hubo 600 alumnos. Ella visitó estos
hospitales para enseñar a la gente a morir. El gobierno no podía impedir que
una médica se reuniera con sus pacientes, pero sí que los estudiantes acudieran
al seminario. Y lo hizo. Tres meses más tarde ella redacta un documento
científico y médico sobre la compresión emocional al moribundo. “Te da madurez
observar las aptitudes distintas ante la muerte. A veces se vive con ansiedad.
Nadie nos enseña a afrontar la muerte”. Se puede afrontar la muerte llenos de
miedos o con serenidad. Los moribundos tras saber su diagnostico pasan por distintas
fases, son 5; negación, rebelión,
negociación, depresión y aceptación. Se acepta la propia muerte, la vida
que termina. También habló con las
familias y los cuidadores que pasan por este proceso. El marido debe dejar
morir a su mujer y no decirle “quédate”. Hay que desapegarse, dejar marchar, es
una experiencia magnifica no decirle “no te vayas” sino “suerte en el viaje”.
En 1839 aparece publicado el libro y en la revista Life publican un articulo
sobre ella. Eric tiene 21 años y tiene leucemia y ella conversa con él sin
tabúes ni tópicos ni frases hechas. La médica se vuelve internacional y habla
en sus conferencias por todo el mundo. A 400 mil kilómetros de su casa da
charlas y aparece en la tele y en revistas. Crea el sistema hospices EEUU, un
grupo de acompañamiento a moribundos. “Lo más frustrante es que ella no puede
hablar”, le dice un cuidador. El proceso dura demasiado, pero hay que aprender
de él, verlo como un reto, o un desafío, y no como una amenaza o algo negativo.
Ella se queja de para qué tiene el cuerpo si no puede usarlo ni decirle nada a
su marido e hijos. La doctora entonces la pregunta si es mejor limpiar ventanas
y pasar el polvo que aprender a morir. Ahí la ha pillado. La doctora le asegura
que sus hijos le estan mimando y cuidando después de que ella ha estado tantos
años haciéndolo por ellos. Muchos niños preguntan cómo es morir. Es como una
oruga de la que sale un capullo y luego una mariposa. Es un lenguaje simbólico,
una metáfora bonita. En un campo de concentración muchos niños prisioneros pintaban
mariposas en las paredes. Los niños lo saben todo. Cuando mueres todo se llena
de mariposas y algo permanece, aunque lo demás se pudra; el ser interior. El
libro responde a cuestiones y preguntas sobre la muerte. Luego publica el libro
temas pendientes. Son las cuestiones que quedan sin resolver al morir. La
muerte es una transición de la vida a algo que desconocemos. Ella habla para asistentes
sociales y expertos. Ha encontrado una definición clara de la muerte tras estos
testimonios y experiencias; la muerte no existe. Los que mueren ven a veces a
sus seres fallecidos llamándoles. La muerte es una ilusión. ¿Qué sucede cuando
atravesamos el túnel de luz final? La muerte clínica puede ser revivida pero la
muerte biológica o orgánica incluye el cerebro y la resurrección es imposible.
Ella ha escuchado 20 mil experiencias sobre la muerte. La ciencia dice que se
produce un fallo en el oxigeno y en la química, pero hay vida tras la muerte,
aunque no se pueda probar ni demostrar. Siempre se ve una luz, de energía
química, un túnel. Es algo real pero que no contemplamos en nuestra realidad. Recuerdas
al final de la vida cuánto se te amó incondicionalmente, aunque volvieras sucio
a casa. Recuerdas los desafíos de la vida, la muerte de seres queridos o de
momentos de tu vida. Revives tu vida al morir. Los desafíos te han dado raíces
para ayudarnos a crecer. Hay que aprovechar las oportunidades cuando los ojos
se te cierran. Crisis para los chinos significa “oportunidad” El video acaba
con un mensaje final de Stenberg Guzmán, director internacional de la
asociación Nueva Acrópolis. El documental ha durado tres cuartos de hora.
El documental da luz a nuestras
propias preguntas. Jung defiende en el microcosmos psicológico la introversión,
como los escolásticos, pero la extroversión es la otra cara ambivalente que
tenemos. Crecemos y llegamos a ser lo que hemos venido a ser. Es posible que la
trasmisión de arquetipos, además de algo cultural, venga por una trasmisión
genética. Cuando el niño nace busca el movimiento, la extroversión, pero
también una manera de orientarse en la vida o un sentido interior. Nacemos
iguales a la vez que diferentes. Hay algo esencial en nosotros que no tiene
otra persona. Una señora entre el público cuestiona por qué debe haber un
sentido en la vida. Ella respeta a los que lo buscan, pero se puede vivir sin
un sentido de vida. Buscamos un sentido a la vida porque nacemos con un sentido
de trascendencia, pero también porque es cómo se nos educa culturalmente en el
subconsciente. Creo que es diferente el aldeano analfabeto que no busca sentido
a la vida, sino que solo vive, por propia ignorancia. Eso es diferente a la
persona intelectual, que, tras años de búsqueda de sentido, decide vivir esa
vida sin buscarle un sentido.
Eso de la vida ultraterrena es
algo consolador, pero falso. Aunque sí es cierto que al morir recuerdas tu
vida. La médica al final de la carrera hace hincapié en que la muerte no existe,
pero asevera que hay vida después sin demostrarlo. Una persona ciega en el
momento de su muerte puede describir como es el quirófano donde le estan
haciendo la reanimación. Por estos experimentos fue muy atacada y vilipendiada.
Glorifica la muerte y hace afirmaciones de que existe esa vida tras la muerte.
Cada uno cree lo que quiere creer y tienen la misma razón los que creen en dios
y los que no, porque ambas cosas no son demostrables. Muchas personas en la
medicina y homeopatía estudian estos casos. Todos los que vuelven de una muerte
clínica y son reanimados recuerdan las mismas cosas porque siguen los mismos
patrones exactos sobre la resurrección que tenían los paleolíticos, ya que son
ilusiones físicas. No se ha demostrado la vida después, pero hay muchas cosas
en la ciencia que no se han demostrado y son verdad. Al final es un “quiero
creer”, como decía Unamuno, peleado con un “no quiero engañarme a mí mismo” Ella
dio voz a esas personas moribundas pero que ya no están con nosotros para
contarnos la experiencia. Se toma la vida más en serio que la muerte. En la
vida todo fluye y pasa y todo muere y nace un nuevo niño. La vida es preciosa
porque para que se de es necesaria la muerte. Para dar vida la gente muere.
Nosotros entendemos estas reflexiones a un nivel muy pequeño, el de nuestro
microcosmos y podemos considerar la muerte como un ciclo grande dentro de unos ciclos
pequeños que hemos tenido en vida. Si lo que quieres es ver hay que abrir
caminos certeros. La asociación Luzarra coge lo que les sirve de cada cultura
complementándolo con enseñanzas de otras culturas. En oriente nos hablan del
ying yang y de Confucio que recoge las enseñanzas tradicionales de la China
antigua. El leía en la naturaleza y habla de los ciclos. No vemos en lo grande
grande ni en lo pequeño pequeño sino a nuestro nivel. Algo se nos muere dentro
de nosotros mismos cuando muere un ser querido. Tenemos un tope, lo incognoscible,
el noúmeno, lo que no vemos, y allí física y metafísica se pelean. Hay partículas
que no vemos, pero existen, están pasando y no por ello hemos de decir que no
existen.
Víctor Frankl publicó el hombre
en busca de sentido, un libro pequeño pero interesante, aunque en el da cosas
por sentadas. Ese buscar un sentido a la vida, que sirva para algo, es un
egoísmo por nuestra parte. Es creerse demasiado importante, ser demasiado
creído. Al final nuestra vida sirve para cosas pequeñas; estar en la evolución,
tener hijos… a nivel de macrocosmos el sentido sería que existiese dios. En la
prehistoria entendían los fenómenos físicos de forma mágica y religiosa, el
rayo era un dios. Aún hay muchas cosas del universo que no entendemos. Se crean
nuevas teorías de la física cuántica, teorías complejas donde dicen que existe
un algo creador. No entendemos la naturaleza como se entendía antes. Cada religión
filosofía le ha dado el sentido que ha querido. Ella respeta que el hombre
busque un sentido, pero ¿para qué buscarlo? La ciencia solo es un instrumento y
ha metido la pata muchas veces y hay cosas que existen, pero no se pueden
demostrar. Es inherente al ser humano buscar sentido. A esa edad es lo que
meten a los jóvenes. El sentido puede ser no hacer guerras ni meterse en ellas,
vivir a gusto con la familia… el 78% de los estudiantes americanos buscaban ese
sentido. El sentido común es el menos común de los sentidos. Otro sentido que
buscamos es el amor, pero no como el enamoramiento tonto de las películas
románticas y series de televisión. Sentido han buscado los movimientos de masas
y por ello es peligroso; cada persona tiene un sentido diferente y entramos en
conflicto. La gente que cree en una religión es el 90% de universo, lo que
revela la ignorancia pues esa necesidad de buscar sentido viene de una carencia
y necesidad. Cuando Enquidú vuelve de las profundidades del mundo Gilgamesh le
pregunta qué ha visto y él solo quiere sentarse a llorar porque no hay nada,
solo polvo. En esta primera epopeya ya se reconoce que no hay sentido. La
mayoría de la gente vive sin buscar sentido o con sentidos muy modestos. Buscamos
un sentido tanto por biología como por cultura. Y de esta forma terminamos el
cine club abierto tras la exposición de este interesante documental.
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