En
el Palentino nos intentan vender el libro promocional de la película el bar y nos
permitieron bajar a la parte de abajo, a las bodegas, iguales que las de la
película. El camarero tampoco nos da información. “Aquí suele venir Alex cuando
no está muy ocupado rodando. No te puedo hablar del Kronen y esas películas,
porque voy del bar a mi casa y de mi casa al bar” Cerca está el bar en que
Amenábar escribió el guion de Tesis, su primera película, en la que sale
Eduardo Noriega, que también frecuenta este bar pues vive unas calles al lado. (La
película Tesis tiene muchas similitudes con historias del Kronen; en ambas
aparecen las snuff movies o películas de necrofilia)
Del
bar Kronen ni rastro. Unos dicen que
existió, otros que se lo inventó Mañas. En la calle San Bernardo encuentro el Siroco cerrado; solo una placa en la
puerta me confirma que este bar pequeño existe desde 1989. La famosa discoteca Pacha pertenece a una cadena
de bares y ahora se le conoce como teatro
Barceló, junto al metro de Tribunal. Se inauguró el 23 de abril del 80 y se
cerró en el 96 para volver a abrirse. 6 de la tarde; entro camuflado con un
grupo que va a ensayar y así puedo fotografiar el local por dentro. El
empresario que lo gestiona es Pedro Trapote pero una vez dentro nadie me da más
información. A esta discoteca iba el príncipe Felipe y las infantas, Almodóvar,
Miguel Bosé o el alcalde de la movida Tierno Galván.
El bar
Jumbo en la calle Gonzalo de Céspedes es ahora un bar de tapas y un restaurante
que desconoce el bar anterior que se llamaba igual. El bar actual lleva 14 años. No logro encontrar el bar Riau Riau ni el Barflais ni el más allá
ni el Palo. Algunos bares pillan lejos de Malasaña porque los protagonistas
de historias del Kronen se desplazaban en coche y metro. Es por eso que no
visito los bares del parque de las avenidas. En Chueca sigue la cafetería Santander en la plaza Santa
Barbara 4. El bar Warhol (Huarjols
en la novela) estaba en la calle Lutxana número 20 y era un local tipo punk
donde también se escuchaba música tecno y “bakalao” Este bar cerró en 2008 y
volvió abrir hace 8 años como bar
Bohemia. Está junto al metro Bilbao.
El pasado viernes cenaron los de sicoledicom lenon, el grupo vino aquí a
desayunar pinchos antes del concierto homenaje que hicieron. El bar jaque mate está en Fermín Caballero, en
Fuencarral.
El bar Ágapo en la calle Madera número 22
ya no existe, cerró en el 94. Fue uno de los últimos bares de la post movida.
El local ahora está en alquiler y fue galería de arte. “Antes de este bar Malasaña era el
bohemio barrio de Maravillas, pero este bar lo convirtió en un barrio rockero”.
Los grupos sex museum tocaban allí, los enemigos y los Ronaldos, Los
Macana, y los Pleasure Fuckers, y los Karstein, y Los Potros, y Los Rescuers. Era una mezcla de “mods, punks,
garageros, siniestros, ramoneros, rockers. ligado al bar revolver. Le hicieron
un homenaje al bar el 8 de mayo del año pasado en la sala Rock Kitchen.
Por el escenario pasaron 15 grupos, entre ellos Los Enemigos, Ana
Curra, La Uvi o Glutamato Ye-yé.
El
bar Vía láctea en la plaza 2 de mayo
es un bar mítico de la movida que nos enseñaron en la ruta de la movida
madrileña que duró 3 horas. El guía se
curró el recorrido pues además de enseñarnos los bares nos sacaba discos de los
cantantes de la época o caratulas de las películas de Almodóvar. Existe hasta
un museo de la movida, Madrid me mata, donde
nos invitaron a un cubata. La vía láctea, en la calle Velarde 18, nos recibe
con sus luces de neón y colorín y sus litografías de ciencia ficción, al estilo
de Alíen, Blade runner o la guerra de las galaxias. A este bar vino Warhol
representando la cultura pop y la generación x americana. Hay fotos de Jimi
Hendrix, Jim Morrison, Elvis, janes Joplin, David Bowie…. Fue el inicio de la música disco o
electrónica con los primeros dj. En
la puerta del Vía lacta estuvo 25 años como segurata un señor mayor llamado el Puertas que no tenía acreditación,
pero se ponía una estrella de sheriff y te decía; “tú con esas zapatillas no
otras, o con ese peinado no” O “el pañuelo es discutible, pero con esos
pantalones pareces un hippy”. Le llamaban el
sheriff. A las 2 de la mañana la música se ponía muy alta. En los cafés sonaba
más baja la música y las parejas podían hablar, se notaban más los silencios.
Había música en inglés y un billar y conciertos acústicos. A las 3 abrían este
local. Su luz violeta a altas horas de la noche se veía del color que
quisieras. En el bar se conservan vinilos antiguos y originales.
Por último, vamos al barrio de Lavapiés y encontramos el bar Botas en la calle la fe 9. A la salida entrevisto a un alemán borracho y otro señor, ambos de 40 años o más. El señor se enrolló, nos dijo que había leído el libro y visto la película y hablamos de droga y de cuando él tenía 20 años, hace otros 20 años. Como dijera Gil de Biedma; de todo hace ya 20 años. Dentro del bar nos dio coba el camarero, con los ojos maquillados al modo de los 80. Lleva 4 años en la barra y el bar unos 15. Le pregunté si alguna vez había venido Mañas a este bar. “Los clientes que vienen aquí no entran diciendo que son escritores”. Entonces le pregunté por Lucia Etxebarria y uno de los clientes, acodado en la barra, se puso nervioso (debió de pensarse que éramos de la prensa rosa, paparazzis del papel couché.) Casi salimos a ostias del bar porque resultó que el cliente era abogado y nos recordó que está prohibido grabar dentro de los bares. Nos pidió los DNI e identificaciones y casi nos borra el audio.
Mi
viaje en busca de los bares del libro historias del Kronen ha sido muy fructífero,
he encontrado casi todos los bares de la lista. Sin embargo, hay muchos más bares
que recuerdan la movida que los que evocan a esta generación Kronen. Es parte
de su leyenda; este movimiento surgió repentinamente y todo lo ha envuelto en
misterio. En la movida no se escribieron grandes novelas que la recuerden, pero
los Kronen fueron un fenómeno más literario que social.
Aunque hay una ruta sobre los bares de la movida se hecha en falta una sobre los bares que aparecían en las novelas de Ray Loriga, Lucia Etxebarria o Belén Gopegui. Los Kronen han muerto, nadie quiere hablar de ellos, escritores actuales como Espido Freire o Juan Manuel de Prada rechazan esta etiqueta, no se reconocen en esta generación. Quizá sólo fueron novelas de yonquis, escritas y leídas muy rápidas. Tal vez no pasen a la historia. Pero nos entretuvieron y acercaron la literatura a unos jóvenes que no leían. Les hablaban en su lenguaje y sobre sus noches de droga y diversión.
Eran libros que hablaban de bares y en este viaje he encontrado
muchos bares que hablan de libros.
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