sábado, 20 de enero de 2018

LOS BARES DE LA GENERACION KRONEN


“Habéis llegado tarde, los Kronen estan todos muertos”. Es lo que nos dice la camarera en un bar de Malasaña (Milana bonita) que confundimos con el bar Kronen del libro “historias del Kronen” de José Ángel Mañas. La camarera, corpulenta como un armario, parece un personaje de Almodóvar o de Alex de la Iglesia. Este bar está dedicado a la película los santos inocentes de Mario Camus basada en el libro de Delibes. En la misma calle, en el bar el Palentino Alex de la Iglesia se inspiró para su película El bar. Bares que nos hablan de libros. Y libros que nos hablan de bares. La camarera insiste; “toda aquella gente de la movida y de la generación Kronen están muertos por la droga, la heroína, el speed” Mañas es ya un señor maduro que peina canas. Ahora la gente le conoce más por ser padre del actor Achero Mañas que por esa novela que escribió, según la leyenda urbana, al volver una noche de borrachera. La camarera no me deja grabarla; “no, que me sigue mi madre en Facebook”: 
 
En el Palentino nos intentan vender el libro promocional de la película el bar y nos permitieron bajar a la parte de abajo, a las bodegas, iguales que las de la película. El camarero tampoco nos da información. “Aquí suele venir Alex cuando no está muy ocupado rodando. No te puedo hablar del Kronen y esas películas, porque voy del bar a mi casa y de mi casa al bar” Cerca está el bar en que Amenábar escribió el guion de Tesis, su primera película, en la que sale Eduardo Noriega, que también frecuenta este bar pues vive unas calles al lado. (La película Tesis tiene muchas similitudes con historias del Kronen; en ambas aparecen las snuff movies o películas de necrofilia)
Del bar Kronen ni rastro. Unos dicen que existió, otros que se lo inventó Mañas. En la calle San Bernardo encuentro el Siroco cerrado; solo una placa en la puerta me confirma que este bar pequeño existe desde 1989. La famosa discoteca Pacha pertenece a una cadena de bares y ahora se le conoce como teatro Barceló, junto al metro de Tribunal. Se inauguró el 23 de abril del 80 y se cerró en el 96 para volver a abrirse. 6 de la tarde; entro camuflado con un grupo que va a ensayar y así puedo fotografiar el local por dentro. El empresario que lo gestiona es Pedro Trapote pero una vez dentro nadie me da más información. A esta discoteca iba el príncipe Felipe y las infantas, Almodóvar, Miguel Bosé o el alcalde de la movida Tierno Galván. 

           
 
El bar Jumbo en la calle Gonzalo de Céspedes es ahora un bar de tapas y un restaurante que desconoce el bar anterior que se llamaba igual. El bar actual lleva 14 años. No logro encontrar el bar Riau Riau ni el Barflais ni el más allá ni el Palo. Algunos bares pillan lejos de Malasaña porque los protagonistas de historias del Kronen se desplazaban en coche y metro. Es por eso que no visito los bares del parque de las avenidas. En Chueca sigue la cafetería Santander en la plaza Santa Barbara 4. El bar Warhol (Huarjols en la novela) estaba en la calle Lutxana número 20 y era un local tipo punk donde también se escuchaba música tecno y “bakalao” Este bar cerró en 2008 y volvió abrir hace 8 años como bar Bohemia. Está junto al metro Bilbao.  El pasado viernes cenaron los de sicoledicom lenon, el grupo vino aquí a desayunar pinchos antes del concierto homenaje que hicieron. El bar jaque mate está en Fermín Caballero, en Fuencarral. 
 


El bar Ágapo en la calle Madera número 22 ya no existe, cerró en el 94. Fue uno de los últimos bares de la post movida. El local ahora está en alquiler y fue galería de arte. “Antes de este bar Malasaña era el bohemio barrio de Maravillas, pero este bar lo convirtió en un barrio rockero”. Los grupos sex museum tocaban allí, los enemigos y los Ronaldos, Los Macana, y los Pleasure Fuckers, y los Karstein, y Los Potros, y Los Rescuers. Era una mezcla de “mods, punks, garageros, siniestros, ramoneros, rockers. ligado al bar revolver. Le hicieron un homenaje al bar el 8 de mayo del año pasado en la sala Rock Kitchen. Por el escenario pasaron 15 grupos, entre ellos Los Enemigos, Ana Curra, La Uvi o Glutamato Ye-yé.


 
El bar Vía láctea en la plaza 2 de mayo es un bar mítico de la movida que nos enseñaron en la ruta de la movida madrileña que duró 3 horas.  El guía se curró el recorrido pues además de enseñarnos los bares nos sacaba discos de los cantantes de la época o caratulas de las películas de Almodóvar. Existe hasta un museo de la movida, Madrid me mata, donde nos invitaron a un cubata. La vía láctea, en la calle Velarde 18, nos recibe con sus luces de neón y colorín y sus litografías de ciencia ficción, al estilo de Alíen, Blade runner o la guerra de las galaxias. A este bar vino Warhol representando la cultura pop y la generación x americana. Hay fotos de Jimi Hendrix, Jim Morrison, Elvis, janes Joplin, David Bowie….  Fue el inicio de la música disco o electrónica con los primeros dj. En la puerta del Vía lacta estuvo 25 años como segurata un señor mayor llamado el Puertas que no tenía acreditación, pero se ponía una estrella de sheriff y te decía; “tú con esas zapatillas no otras, o con ese peinado no” O “el pañuelo es discutible, pero con esos pantalones pareces un hippy”. Le llamaban el sheriff. A las 2 de la mañana la música se ponía muy alta. En los cafés sonaba más baja la música y las parejas podían hablar, se notaban más los silencios. Había música en inglés y un billar y conciertos acústicos. A las 3 abrían este local. Su luz violeta a altas horas de la noche se veía del color que quisieras. En el bar se conservan vinilos antiguos y originales. 


 Por último, vamos al barrio de Lavapiés y encontramos el bar Botas en la calle la fe 9. A la salida entrevisto a un alemán borracho y otro señor, ambos de 40 años o más. El señor se enrolló, nos dijo que había leído el libro y visto la película y hablamos de droga y de cuando él tenía 20 años, hace otros 20 años. Como dijera Gil de Biedma; de todo hace ya 20 años.  Dentro del bar nos dio coba el camarero, con los ojos maquillados al modo de los 80. Lleva 4 años en la barra y el bar unos 15. Le pregunté si alguna vez había venido Mañas a este bar. “Los clientes que vienen aquí no entran diciendo que son escritores”. Entonces le pregunté por Lucia Etxebarria y uno de los clientes, acodado en la barra, se puso nervioso (debió de pensarse que éramos de la prensa rosa, paparazzis del papel couché.) Casi salimos a ostias del bar porque resultó que el cliente era abogado y nos recordó que está prohibido grabar dentro de los bares. Nos pidió los DNI e identificaciones y casi nos borra el audio. 

 

Visitamos más bares pero que tienen más relación con la movida que con los Kronen; el Pentagrama, el bar de Antonio Vega, los bares de Sabina. En la casa de Alaska y Mario Vaquerizo nos habló el guía de la enemistad entre Alaska y Ana Curra. Ana era una buena pianista proveniente del barrio de Salamanca, pero tuvo un accidente de coche conduciendo borracha y murió su amante de 21 años. Desde entonces es “la viuda de la movida”. Nos hablaron de la tragedia de los kurtis. Él murió de sida y su marido se suicidó. Cuando acababa la noche iban a dormir la borrachera a su casa, a la que llamaron “el templo del chocholismo ilustrado”. Nos hablaron de libertad, de la Complutense, del alcalde Tierno. Nos explicaron como el barrio del convento de las maravillas, descrito por Rosa Chacel, se había convertido en el barrio de Manolita Malasaña, heroína de la independencia española. En la fuente Dos de Mayo se bañaron desnudos varios estudiantes encima de la escultura que recuerda a dos guerrilleros de esa época.  Ttambién nos hablaron del fantasma de la droga que tiñó de negro la movida; Enrique Urquijo murió en el sofá de su camello por un chute y le tiraron al container. Luego le llegaría el turno a Antonio Vega. En el café Manuela se reunía García Calvo y su mujer Escudero con Rafael Sánchez Ferlosio y su mujer C. M. Gaite y otros intelectuales como Juan Madrid, que escribió sobre la heroína en días contados, Alberto de Cuenca o Montso Alpuente que subastaba objetos a precios ridículos para divertirse. Probamos “el néctar de las hadas” o la absenta (que ahora es legal de nuevo, a imitación de las bohemias parisinas) Adolfo Castaños nos habló de la Gauche divine que fue la movida, pero en Barcelona.

Mi viaje en busca de los bares del libro historias del Kronen ha sido muy fructífero, he encontrado casi todos los bares de la lista. Sin embargo, hay muchos más bares que recuerdan la movida que los que evocan a esta generación Kronen. Es parte de su leyenda; este movimiento surgió repentinamente y todo lo ha envuelto en misterio. En la movida no se escribieron grandes novelas que la recuerden, pero los Kronen fueron un fenómeno más literario que social. 

Aunque hay una ruta sobre los bares de la movida se hecha en falta una sobre los bares que aparecían en las novelas de Ray Loriga, Lucia Etxebarria o Belén Gopegui. Los Kronen han muerto, nadie quiere hablar de ellos, escritores actuales como Espido Freire o Juan Manuel de Prada rechazan esta etiqueta, no se reconocen en esta generación. Quizá sólo fueron novelas de yonquis, escritas y leídas muy rápidas. Tal vez no pasen a la historia. Pero nos entretuvieron y acercaron la literatura a unos jóvenes que no leían. Les hablaban en su lenguaje y sobre sus noches de droga y diversión.  
Eran libros que hablaban de bares y en este viaje he encontrado muchos bares que hablan de libros. 


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