miércoles, 31 de enero de 2018

WISLAWA SZYMBORSKA

Wislawa Szymborska 1923 2012 es la cuarta premio nobel y lo gana en el 96. En el 80 lo había ganado Milosz. En menos de 20 años dan dos premios nobeles a autores en Polonia y uno a una mujer. Szymborska nació cerca de Ucrania donde vivió toda su vida. Vivió la historia dramática de Polonia, el nazismo, el comunismo, los campos de exterminios, el gulag, el que Polonia fuera un país que no existía… Todo eso la ha vacunado contra las grandes palabras, la palabrería grandilocuente y la frivolidad estética ética. Le asombra el misterio de la existencia y el milagro del vivir. Pero tiene debajo suyo el peso de la historia que les da a sus poemas ese fondo de amargura e ironía. Se ve claro en estos poetas. Ella estuvo a punto de ser condenada a trabajos forzados, pero se salva en el último momento. 
 
Las mujeres no accedían a los puestos de trabajo, pero al estar en Guerra o en la cárcel los hombres ellas ocupan os trabajos. Ella muy joven trabaja en los ferrocarriles. Estudió filología polaca y filosofía en Cracovia. No acabó la carrera porque su familia salió de la guerra arruinada. Abandonó los estudios y trabajó en lo que surgía. Se casa en 1948 con el escritor traductor y crítico literario polaco Adam Włodek que era un comunista convencido, como ella. En el 50 se afilian al POL partido obrero unificado de Polonia. El partido comunista. Viven en la casa de los escritores, una institución donde coinciden Stanislaw Lem y otros. Era un lugar minúsculo cochambroso y destartalado. En 1952 escribe por donde vivimos y en el 54 el poemario preguntas planteadas a uno mismo, es un poemario doctrinal del convencimiento con el régimen y las virtudes del comunismo. En el 54 se separa del marido, pero siguen teniendo una relación estrecha. Le cuida en su última época, durante su enfermedad hasta que muere en 1986. Le cuida, aunque llevaban muchos años divorciados. La nombran jefa de la sección de poesía del correo literario, principal revista literaria. Se va volviendo critica con el régimen. Publica en el 57 llamada al yeti, libro de ruptura y distanciamiento con el ideario comunista. En los poemas del libro se lee una autocritica profunda a la que ha sido su trayectoria publica literaria. Es la búsqueda de la honestidad moral y literaria. Los años en el parido comunista, en los que escribió a favor del régimen, no son años perdidos sino de aprendizaje. Se distancia de toda doctrina que exime al hombre de pensar en sí mismo. Solo quieren ver y oír lo que les interesa la fe y la creencia acalla las grandes dudas, tan humanas y presentes. Ella pierde la fe en las posibilidades del comunismo. Dice que toda ideología facilita la vida para que no tomemos decisiones o pensemos por nosotros mismos. Te da las respuestas, algo en que creer. Ella pierde la fe en el comunismo y en casi todo. Su experiencia le ha hecho no creer en nada. Aceptó determinadas ideologías que daban respuestas cómodas a todo y no hacían pensar. 
 
En 1960 le encargan una tarea que al principio le gusta y luego la fastidia; recibir poemas de autores noveles y aprendices y valorar cuales pueden ser publicadas en la revista o no. Además, debía responderles criticando sus poemas. Ella comentaba que tenía pesadillas con los manuscritos que le mandaban los poetas. Ella tenía mano izquierda a la hora de criticar. Algunos aceptaban bien las críticas, pero otros no lo recibían tan bien y tuvo problemas.
En esa casa de Varsovia toma contacto con escritores, pero se vacunó contra los escritores. Las reuniones eran un peñazo y en esos gremios de artistas se hablaba mal unos de otros y había redecillas, por la condición humana que es así. Abandona la casa de escritores y se va a vivir a un cuchitril. Llamaba a esta casa el cajón por lo diminuto que era y allí estuvo 30 años con su marido. En el 68 publica sal. En el 66 rompe su carné comunista. Denuncia la deriva ideológica del régimen y hace Publio su descontento con el comunismo. Pierde así la opción de publicar y su trabajo. Pero como era amiga del director del correo literario este bajo la cuerda le encarga escribir reseñas de libros sin contenido ideológico. Ella firmaba con seudónimo, pero cobraba. Y así a partir del 66 escribe reseñas a libros de fauna botánica jardinería etnología o viajes que estan publicados en 3 tomos como reseñas. La revista existió hasta el 2002l mucho después del comunismo. Estan publicadas en castellano como lecturas no obligatorias. Ella decía lo que quería decir resbalándolo comentarios en estas criticas de libros aparentemente inocentes. 
 
En 1969 tiene su segunda relación con Kornel Filipowicz con el que está hasta que muere en el 90. Hicieron el acuerdo de no casarse ni vivir juntos, como Simone y Sartre, por eso duraron tanto. Entre sus libros principales estan mil alegrías y un cuento, si acaso, fin, principio, gran numero, gente en el puente, instante, aquí y hasta aquí. Murió en 2012. Recibió las máximas distinciones; el premio Goethe en Alemania, el Herder en Austria. En Polonia la medalla de oro de la orden blanca. Murió con 73 años. Su vida personal es secreta y desconocida. Rechazaba las apariciones públicas no concedía entrevistas, no respondía a cosas intimas y reservaba su vida al ámbito persona. Hay un libro de periodistas polacos que indagan en su biografía a través de sus poemas. Sus poemas no dicen nada de su vida. Podemos leer toda su obra y seguir sin saber quién era. Zagajewski nos habla de sí mismo, pero ella no. Estos periodistas hurgan en su vida en el libro trastos y recuerdos publicado en España. Para ella la poesía es un acceso al conocimiento filosófico o científico. En ellos se ve el descreimiento general al comunismo y en particular a todas las doctrinas. Huye de la poesía grandilocuente solmene o de enfatización, afectación y énfasis. “prefiero amar a la gente que amar a la humanidad, el infierno del caos al infierno del orden” Al contrario que Zagajewski no tiene fe en lo trascendente en la poesía. Para ella la poesía es un trabajo frio, de “goma, tachón y papelera”. Hay que trabajar la forma, currárselo y contener la emoción y someterla a la forma. Hay que evitar la efusión incontrolada, pensar cada palabra, frenar los primeros impulsos. Somete la forma poética a la depuración. Se la trabaja mucho para que no haya grandilocuencia en los poemas. Usa el humor, la ironía y el distanciamiento de las cosas. A pesar de ese distanciamiento reflexivo la ironía y el humor hace su poesía más cercana. La voz de sus poemas meritorios es cercana, muy cálida. Los poetas viven en la fatal paradoja del sin sentido humano. Ella rechaza los convencionalismos y tópicos y lugares comunes. Al darla el nobel la hacen la puñeta. Ella quería pasar desapercibida, pero daba más la nota si lo rechazaba. En el discurso del premio dijo “el poeta es un ser medio clandestino, escéptico, en cifrado ante sí mismo. A disgusto se declara en púbico y dice que es poeta como avergonzado de serlo y proclamarlo. No hay profesores de poesía porque los poetas tienen dos palabras sencillas y precisas; no sé”. 
Nada dos veces

Nada sucede dos veces
ni va a suceder, por eso
sin experiencia nacemos,
sin rutina moriremos.
     
En esta escuela del mundo
ni siendo malos alumnos
repetiremos un año,
un invierno, un verano.
     
No es el mismo ningún día,
no hay dos noches parecidas,
igual mirada en los ojos,
dos besos que se repitan.
     
Ayer mientras que tu nombre
en voz alta pronunciaban
sentí como si una rosa
cayera por la ventana.
     
Ahora que estamos juntos,
vuelvo la cara hacia el muro.
¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?
¿Como una flor o una piedra?
Dime por qué, mala hora,
con miedo inútil te mezclas.
Eres y por eso pasas.
Pasas, por eso eres bella.
 Medio abrazados, sonrientes,
buscaremos la cordura,
aun siendo tan diferentes
cual dos gotas de agua pura.

SALMO
¡Que permeables son las fronteras de los Estados humanos!
¡Cuántas nubes las sobrevuelan impunes,
cuánta arena del desierto se trasiega de un país a otro,
cuanta piedra montañosa rueda hacia dominios ajenos
con desafiantes brincos!

¿Es necesario enumerar aquí a cada pájaro que vuela
o se posa sobre una barrera abandonada?
Aun siendo un gorrión ya tiene cola forastera,
pero el pico sí es de aquí. Y ¡cómo se mueve, no para!
De los innumerables insectos sólo mencionaré a la hormiga
que, entre el zapato izquierdo y el derecho del aduanero,
a la pregunta ¿de dónde y a dónde? ni se molesta en dar respuesta.

¡Oh, ver con una sola mirada y con detalle ese desbarajuste
en todos los continentes!
Pues ¿acaso el ligustro de la otra orilla
no matutea por el río su cienmilésima hoja?
¿Quién, sino la jibia, la de los brazos audazmente largos,
viola las sacrosantas aguas territoriales?
¿Se puede hablar de un orden tolerable
si ni siquiera las estrellas se dejan desacoplar
para que quede claro cuál luce para quién?
¡Y, para colmo, el punible derrame de nieblas!
¡Y el retumbar de voces en las serviciales ondas del aire:
chillonas llamadas y borboteos llenos de significado!

Sólo lo humano sabe cómo ser de veras ajeno.
Lo demás son bosques mixtos, trabajo de topos y viento.

Traducción: Ana María Moix y Jerzy Wojciech Slawomirski
De: Paisaje con grano de arena –

Alabanza a mi hermana
Mi hermana no escribe poemas
y es improbable que de pronto comience a escribir poemas.
Le viene de su madre, que no escribía poemas
,y de su padre, que tampoco escribía poemas.
Bajo el techo de mi hermana me siento a salvo:
nada impulsaría al marido de mi hermana a escribir poemas.
Y aunque suene como un poema de Adam Macedonski,
ninguno de mis parientes se ocupa de escribir poemas.
En el escritorio de mi hermana no hay poemas viejos
sino nuevos en su bolso.
Y cuando mi hermana me invita a cenar,
sé que no tiene intenciones de leerme poemas.
Hace magníficas sopas sin esfuerzo,
y el café no se derrama sobre sus manuscritos.
En muchas familias nadie escribe poemas,
pero cuando lo hacen, rara vez es sólo una persona.
Algunas veces la poesía fluye en cascadas de generaciones
que ocasionan temibles corrientes en las relaciones familiares.
Mi hermana cultiva una prosa hablada decente,
pero toda su producción literaria está en tarjetas postales veraniegas
que prometen la misma cosa cada año:
que cuando vuelva me contará todo,
todo, todo.

amor a primera vista
Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.
Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?
Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún “lo siento”
o el sonido de “se ha equivocado” en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.
Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,
una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.
Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?
Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.
Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es más que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.

La habitación del suicida
Seguramente crees que la habitación estaba vacía.
Pues no. Había tres sillas bien firmes.
Una lámpara buena contra la oscuridad.
Un escritorio, en el escritorio una cartera, periódicos.
Un buda despreocupado. Un cristo pensativo.
Siete elefantes para la buena suerte y en el cajón una agenda.
¿Crees que no estaban en ella nuestras direcciones?

Seguramente crees que no había libros, cuadros ni discos.
Pues sí. Había una reanimadora trompeta en unas manos negras.
Saskia con una flor cordial.
Alegría, divina chispa.
Odiseo sobre el estante durmiendo un sueño reparador
tras las fatigas del canto quinto.
Moralistas,
apellidos estampados con sílabas doradas
sobre lomos bellamente curtidos.
Los políticos justo al lado se mantenían erguidos.

No parecía que de esta habitación no hubiera salida,
al menos por la puerta,
o que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.

Las gafas para ver a lo lejos estaban en el alféizar.
Zumbaba una mosca, o sea que aún vivía.

Seguramente crees que cuando menos la carta algo aclaraba.
Y si yo te dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.
 
Primera fotografía de Hitler
¿Y QUIÉN ES ESTE NIÑO con su camisita?
Pero ¡si es Adolfito, el hijo de los Hitler!
¿Tal vez llegue a ser un doctor en leyes?
¿O quizá tenor en la ópera de Viena?
¿De quién es esta manita, de quién la orejita, el ojito, la naricita?
¿De quién la barriguita llena de leche? ¿No se sabe todavía?
¿De un impresor, de un médico, de un comerciante, de un cura?   
¿A dónde irán estos graciosos piecitos, a dónde?
¿A la huerta, a la escuela, a la oficina, a la boda
tal vez con la hija del alcalde?
Cielito, angelito, corazoncito, amorcito,
cuando hace un año vino al mundo,
no faltaron señales en cielo y en la tierra:
un sol de primavera, geranios en las ventanas,
música de organillo en el patio,
u presagio favorable envuelto en un fino papel de color rosa.
Antes del parto, su madre tuvo un sueño profético:
ver una paloma en sueños, será una buena noticia;
capturarla, llegará un visitante largamente esperado.
Toc, toc, quién es, así late el corazón de Adolfito.
Chupete, pañal , babero, sonaja,
el niño, gracias a Dios, está sano, toquemos madera,
se parece a los padres, al gatito en el cesto,
a los niños de todos los demás álbumes de familia.
Ah, no nos pondremos a llorar ahora, ¿verdad?,
mira, mira, el pajarito, ahora mismo lo suelta el fotógrafo.
Atelier Klinger, Grabenstrasse, Braunen,
y Braunen no es una muy grande, pero es una digna ciudad,
sólidas empresas, amistosos vecinos,
olor a pastel de levadura y a jabón de lavar.
No se oye el aullido de los perros, ni los pasos del destino.
El maestro de la historia se afloja el cuello
y bosteza encima de los cuadernos.

Un gato en un piso vacío
Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio.
EL SILENCIO DE LAS PLANTAS

La relación unilateral entre vosotras y yo
no va mal de todo.

Sé lo que es hoja, pétalo, espiga, piña, tallo
y lo que os pasa a vosotras en abril y en diciembre.

Aunque mi curiosidad no es correspondida,
me inclino especialmente sobre algunas
y hacia otras levanto la cabeza.

Tengo nombres para vosotras:
arce, cardo, narciso, brezo,
enebro, muérdago, nomeolvides,
y vosotras no tenéis ninguno para mí.

Hacemos el viaje juntas.
Y durante los viajes se conversa ¿o no?
se intercambian opiniones al menos sobre el tiempo
o sobre las estaciones que pasan volando.

Temas no faltan, porque nos unen muchas cosas.
La misma estrella nos tiene a su alcance.
Proyectamos sombras según las mismas leyes.
Intentamos saber cosas cada una a su manera
y en lo que no sabemos también hay semejanza.

Lo aclararé como pueda, preguntadme y ya está:
qué es eso de ver con los ojos,
para qué me late el corazón
o por qué mi cuerpo no echa raíces.

Pero cómo contestar a preguntas nunca hechas,
si además se es alguien
para vosotras tan nadie.

Musgo, bosque, prados y juncales,
todo lo que os digo es un monólogo
y no sois vosotras quienes lo escucháis.

Hablar con vosotras es necesario e imposible.
Urgente en una vida apresurada
y está aplazado hasta nunca.
-
PLATÓN O EL PORQUÉ

Por oscuros motivos,
en desconocidas circunstancias
el Ser Ideal ha dejado de bastarse a sí mismo.

Podría haber durado y durado, sin fin,
hecho de la oscuridad, forjado de la claridad
en sus somnolientos jardines sobre el mundo.

¿Para qué diablos habrá empezado a buscar emociones
en la mala compañía de la materia?

¿Para qué necesita imitadores
torpes, gafes,
sin vistas a la eternidad?

¿Cojeante sabiduría
con una espina clavada en el talón?
¿Desgarrada armonía
por agitadas aguas?
¿Belleza
con desagradables intestinos en su interior
y Bondad
-para qué con sombra,
si antes no tenía-?

Ha tenido que haber algún motivo
por pequeño que aparentemente sea,
pero ni siquiera la Verdad Desnuda lo revelará
ocupada en controlar
el vestuario terrenal.

Y para colmo, esos horribles poetas, Platón,
virutas de las estatuas esparcidas por la brisa,
residuos del gran Silencio en las alturas...


PRIMER AMOR

Dicen
que el primero es el más importante.
Eso es muy romántico,
pero no es mi caso.

Algo entre nosotros hubo y no hubo,
sucedió y tuvo su efecto.

No me tiemblan las manos
cuando encuentro pequeños recuerdos
y un fajo de cartas atadas con una cuerda
-si al menos fuera una cinta-.

Nuestro único encuentro tras los años
fue una conversación de dos sillas
junto a una fría mesita.

Otros amores
hasta ahora respiran profundamente en mí.
A éste le falta aliento para suspirar.

Y sin embargo justo así, como es,
puede algo que los otros no pueden todavía:
no recordado,
ni siquiera soñado,
me acostumbra a la muerte.

-

ALGO SOBRE EL ALMA  

Alma se tiene a veces.
Nadie la posee sin pausa
y para siempre.

Día tras día,
año tras año
pueden transcurrir sin ella.

A veces sólo en el arrobo
y los miedos de la infancia
anida por más tiempo.
A veces nada más en el asombro
de haber envejecido.

Rara vez nos asiste
en las tareas pesadas,
como mover los muebles,
cargar las maletas
o recorrer caminos con zapatos apretados.

Cuando hay que cortar carne
o llenar solicitudes,
generalmente está de asueto.

De mil conversaciones
toma parte sólo en una,
y no necesariamente,
pues prefiere el silencio.

Cuando el cuerpo nos empieza a doler y doler,
escapa sigilosamente de su hora de consulta.

Es algo quisquillosa:
con disgusto nos ve en la muchedumbre,
le repugna nuestra lucha por supuestas ventajas
y el rumor de los negocios.

La alegría y la tristeza
no son para ella sentimientos distintos.

Sólo cuando se unen
está presente en nosotros.

Podemos contar con ella
cuando no estamos seguros de nada
y tenemos curiosidad por todo.

De los objetos materiales
le gustan los relojes con péndulo
y los espejos que trabajan afanosos
aunque no mire nadie.

No dice de dónde viene
ni cuándo se irá de nuevo,
pero evidentemente espera esa pregunta.

Según parece,
así como ella a nosotros,
nosotros a ella
también le servimos de algo.

HORA TEMPRANA

Todavía duermo
y mientras tanto suceden cosas.
Blanquea la ventana,
la oscuridad se vuelve gris,
el cuarto se desprende del espacio turbio,
buscan en él apoyo, titubeantes, pálidas estelas.

Sucesivamente, sin prisa,
porque es una ceremonia,
amanecen las superficies del techo y las paredes,
se separan las formas,
una de otra,
el lado izquierdo del derecho.

Clarean las distancias entre los objetos,
pían los primeros destellos
en el vaso, el picaporte.
No sólo parece, sino que es plenamente
aquello que ayer fue movido,
lo que se ha caído al suelo,
lo que se encierra en los marcos.
Solamente los detalles
no se han hecho aún visibles.

Pero atención, atención, atención,
muchas cosas indican que regresan los colores
y hasta la más pequeña recuperará el suyo,
junto con el matiz de la sombra.

Muy rara vez me sorprende, y debería.
Suelo despertarme como testigo tardío,
cuando el milagro está ya hecho,
el día establecido
y lo alboreante magistralmente transformado en matinal.

-
CONTRIBUCIÓN A LA ESTADÍSTICA

De cada cien personas,

las que todo lo saben mejor:
cincuenta y dos,

las inseguras de cada paso:
casi todo el resto,

las prontas a ayudar,
siempre que no dure mucho:
hasta cuarenta y nueve,

las buenas siempre,
porque no pueden de otra forma:
cuatro, o quizá cinco,

las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho,

las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete,

las capaces de ser felices:
como mucho, veintitantas,

las inofensivas de una en una,
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro,

las crueles
cuando las circunstancias obligan:
eso mejor no saberlo
ni siquiera aproximadamente,

las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori,

las que de la vida no quieren nada más que cosas:
cuarenta,
aunque quisiera equivocarme,

las encorvadas, doloridas
y sin linterna en lo oscuro:
ochenta y tres,
tarde o temprano,

las dignas de compasión:
noventa y nueve,

las mortales:
cien de cien.
Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.

-
-
FOTOGRAFÍA DEL 11 DE SEPTIEMBRE

Saltaron hacia abajo desde los pisos en llamas:
uno, dos, todavía unos cuantos
más arriba, más abajo.

La fotografía los mantuvo con vida,
y ahora los conserva
sobre la tierra, hacia la tierra.

Todos siguen siendo un todo
con un rostro individual
y con la sangre escondida.

Hay suficiente tiempo
para que revolotee el cabello
y de los bolsillos caigan
llaves, algunas monedas.

Siguen ahí, al alcance del aire,
en el marco de espacios
que justo se acaban de abrir.

Sólo dos cosas puedo hacer por ellos:
describir ese vuelo
y no decir la última palabra.

DIVORCIO

Para los niños el primer fin del mundo de su vida.
Para el gato un nuevo dueño.
Para el perro una dueña nueva.
Para los muebles escaleras, golpes, carga, descarga.
Para las paredes claros cuadrados tras los cuadros
                                                                   [descolgados.
Para los vecinos de la planta baja un tema, una pausa
                                                                  [en el hastío.
Para el coche mejor que fueran dos.
Para las novelas, la poesía - de acuerdo, llévate lo que
                                                                        [quieras.
Peor para la enciclopedia y el vídeo,
ah, y para el manual de ortografía,
donde tal vez se explique el tema de los dos nombres:
si todavía unirlos con la conjunción "y",
o ya separarlos con un punto.

Visto desde arriba


Sobre un sendero yace un escarabajo muerto.
Ha doblado con cuidado sus tres pares de patitas sobre el vientre.
En lugar del caos de la muerte –orden y esmero.
El horror de esta imagen es moderado,
el alcance estrictamente local, entre la grama y la menta.
La tristeza no contamina.
El cielo es azul.

Para nuestra tranquilidad su muerte es más superficial,
los animales no fallecen, simplemente, se mueren
perdiendo –queremos creerlo—menos sentimiento y menos mundo,
al abandonar –pensamos—un escenario menos trágico.
Sus ánimas sumisas no nos asustan de noche,
respetan la distancia, saben qué es el rigor.

Y aquí está sobre el sendero el escarabajo muerto,
en un estado no lamentable brilla el sol.
Da lo mismo pensar en él o mirarle:
no parece que le haya pasado nada importante.
Lo importante, dicen, sólo está unido a nosotros.
Sólo a nuestra vida, sólo a nuestra muerte,
la muerte que se regocija de su forzada primacía.


Elogio de la mala conciencia de uno mismo

El buitre no tiene nada que reprocharse
los escrúpulos le son ajenos a la pantera negra.
No dudan de lo apropiado de sus actos las pirañas.
El crótalo se acepta sin complejos a sí mismo.

No existe un chacal autocrítico.
El tábano, la langosta, la tenia y el caimán
viven como viven y así están satisfechos.

De cien kilos es el corazón de la orca,
pero no le pesa.

Nada más animal
que una conciencia limpia
en el tercer planeta del Sol.
(Traducción de Abel a. Murcia Soriano

El ocaso del siglo

Tenía que ser mejor que los anteriores, nuestro siglo XX.
Ya no está a tiempo de demostrarlo,
tiene los años contados, andar vacilante,
respiración corta.

Han sucedido demasiadas cosas
que no debieron suceder,
y lo que tenía que llegar
no ha llegado.

Tenía que estallar la primavera
y, entre otras cosas, la felicidad.

El miedo tenía que abandonar valles y montañas.
La verdad tenía que ser más veloz que la mentira
en alcanzar el blanco.

Algunos desastres
no debieron repetirse,
por ejemplo la guerra,
el hambre, etcétera.

Tenía que respetarse
la indefensión de los indefensos,
la confianza y cosas por el estilo.

Quien deseaba complacerse en este mundo
se enfrenta a una hazaña irrealizable.

La estupidez no es ridícula.
La sabiduría no es alegre.
La esperanza
dejó de ser una muchacha,
etcétera, por desgracia.

Dios tenía que confiar, por fin, en el hombre
bueno y fuerte,
pero un bueno y un fuerte
siguen siendo dos hombres.

Cómo vivir, me preguntó por carta alguien
a quien yo pensaba formular
la misma pregunta.

De nuevo y como siempre,
según lo dicho anteriormente,
no hay preguntas más apremiantes
que las preguntas ingenuas.

Hombres en el puente (1986) Traducción: Ana María Moix y Jerzy Wojciech

 
UN TERRORISTA
La bomba explotará en el bar a las trece veinte.
Ahora apenas son las trece y dieciséis.
Algunos todavía tendrán tiempo de salir.
Otros de entrar.
El terrorista ya se ha situado al otro lado de la calle.
Esa distancia lo protege de cualquier mal
y se ve como en el cine:
Una mujer con una cazadora amarilla: ella entra.
Un hombre con unas gafas oscuras: él sale.
Unos chicos con vaqueros: ellos está hablando.
Trece diecisiete y cuatro segundos.
Ese más abajo tiene suerte y sube a una moto,
y ese más alto entra.
Trece diecisiete y cuarenta segundos.
Una niña: ella va andando con una cinta verde en el pelo.
Sólo que de repente ese autobús la tapa.
Trece dieciocho.
Ya no está la niña.
Habrá sido tan tonta como para entrar, o no,
eso ya se verá cuando vayan sacando.
Trece diecinueve.
Y ahora como que no entra nadie.
En vez de entrar aún hay un gordo calvo que sale.
Pero parece que busca algo en sus bolsillos y
a las trece veinte menos diez segundos
vuelve a buscar sus miserables guantes.
Son las trece veinte.
Qué lento pasa el tiempo.
Parece que ya.
Todavía no.
Sí, ahora.
Una bomba: la bomba explota
Ella Fitzgerald en el cielo
Le rezaba a Dios,
le rezaba ardientemente,
para que hiciera de ella
una feliz chiquilla blanca.
Y si ya es tarde para esos cambios,
pues al menos, Mi Señor, mira cuánto peso
y quita de aquí como poco la mitad.
Pero el misericordioso Dios dijo No.
Simplemente puso la mano en su corazón,
le miró la gargante, le acarició la cabeza.
Y cuando todo haya pasado—añadió—,
me llenarás de júbilo viniendo a mí,
mi alegría negra, mi tonel cantarín.

Allegro ma non troppo

Bella-le digo a la vida-,
más abundante, imposible
ni más ranil, semillosa
ruisenorial u hormiguera.

Hago todo por gustarle,
siempre la miro a los ojos.
La saludo antes que nadie
con gesto humilde en el rostro.

Me le cruzo por la izquierda
y también por la derecha,
y me elevo embelesada,
y me caigo sorprendida.

Que montes el saltamontes,
que silvestre zarzamora.
Nunca jamás lo creería
si nunca hubiera nacido.

No sé- le digo a la vida-
con que puedo compararte.
Nadie ha hecho otra pina
ni menos pina ni más.

Me gustas por generosa,
por ingeniosa y exacta,
por impetuosa ?que más?
por hechicera y tan bruja.

Y para no disgustarla,
provocarla ni ofenderla,
desde hace muchos milenios
la corejo muy sonriente.

La acorralo en una hoja:
¿se detiene?, ¿me hace caso?
?Aunque sea por un momento,
se le olvida a dónde va?

A ALGUNOS LES GUSTA LA POESÍA

A algunos,
es decir, no a todos.
Ni siquiera a los más, sino a los menos.
Sin contar las escuelas, donde es obligatoria,
y a los mismo poetas,
serán dos de cada mil personas.

Les gusta,
como también les gusta la sopa de fideos,
como les gustan los cumplidos y el color azul,
como les gusta la vieja bufanda,
como les gusta salirse con la suya,
como les gusta acariciar al perro.

La poesía,
pero qué es la poesía.
Más de una insegura respuesta
se ha dado a esta pregunta.
Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferro
como a un oportuno pasamanos.

VERSION ACOTECIMIENTOS
Si se nos permitió escoger,
parece que nos lo pensamos mucho.
Los cuerpos que se nos ofrecían eran incómodos
y se estropeaban horrorosamente, se avejentaban.
Nos daban asco
las formas de saciar el hambre,
nos repugnaba heredar pasivamente los rasgos,
la trasmisión involuntaria de caracteres
y la tiranía de las glándulas.
El mundo que había de rodearnos, el adjudicado
estaba en una constante descomposición.
Los efectos de las causas hacían estragos.
De la lista de destinos
que se nos dejó consultar y hojear,
rechazamos la mayoría
con tristeza y horror.
Nos preguntábamos, por ejemplo,
si valía la pena parir, entre dolores,
a un niño muerto,
o para qué ser un navegante
que nunca arribará.
Aceptábamos la muerte,
pero no en todas sus formas, de cualquier manera.
Nos atraía el amor,
es cierto, pero un amor
que cumple sus promesas.
Del oficio del arte
nos repelía
tanto lo relativo de las valoraciones
como lo efímero y fugaz de las obras maestras.
Todos queríamos tener una patria sin vecinos
y vivir la vida
en una pausa o tregua entre dos guerras.
Ninguno de nosotros quería tomar el poder, la voluntad de poder
ni someterse a su dominio,
nadie quería ser víctima
ni de propias ni de ajenas ilusiones,
no había voluntarios
para desfiles y manifestaciones
y mucho menos para las tribus en extinción
– sin lo cual la historia
no podría transcurrir acontecer de ningún modo
por los siglos previstos.
Mientras tanto una cantidad considerable
de estrellas encendidas
ya se apagó y se enfrió.
Era hora de tomar una decisión.
Con no pocas reservas
aparecieron por fin candidatos
a algunos descubridores y curanderos,
a unos cuantos filósofos sin renombre,
a un par de jardineros anónimos,
magos y músicos
– aunque a falta de otros interesados
ni siquiera estas vidas
podrían haberse realizado.
Había que plantearse
una vez más todo el asunto.
Nos fue presentada
una oferta de viaje
del cual seguro volveremos,
claro que sí, y pronto.
Un tiempo fuera de la eternidad,
al fin y al cabo monótona
y carente de transcurso,
podría no repetirse nunca más.
Nos asaltaron las dudas
de si sabiéndolo todo de antemano
lo sabíamos en verdad todo.
Si una elección tan prematura
era verdaderamente una elección
y si no sería mejor
relegarla al olvido,
y, si elegir,
– mejor elegir estando allá.
Contemplamos a la Tierra.
Algunos temerarios ya vivían allí, los aventurados la habitaban
Una débil planta
se aferraba a la roca
confiando ingenuamente
en que no la arrancaría el viento.
Un animal diminuto
se desenterraba de su madriguera
con un esfuerzo y un esperanza
para nosotros extraños.
Nos resultamos en exceso cautos,
mezquinos, pusilánimes y ridículos.
Pronto además empezamos a tener bajas.
Los más impacientes se habían metido quién sabe dónde.
En primera línea de fuego.
– eso estaba claro.
Precisamente ahora lo estaban encendiendo
en la escarpada orilla de un río real.
Algunos ya emprendían el camino de regreso.
Pero no en nuestra dirección.
¿Y como si llevando? ¿algo conseguido?
Wislawa Szymborska, Versión de los acontecimientos –

BAJO UN SOLO LUCERO

Pido perdón al azar por llamarlo necesidad.
Pido perdón a la necesidad por si me equivoco.
Que no se enoje la suerte por apropiármela.
Que no me reprochen los muertos la palidez de mis recuerdos.
Pido perdón al tiempo por la multiplicidad del mundo desapercibida por segundo.
Pido perdón a mi viejo amor por ser el nuevo el primero.
Disculpad, guerras lejanas, las flores que hay en mi casa.
Disculpad, heridas abiertas, que me pinche un dedo.
Pido perdón a quienes claman desde el abismo por mis discos de minué.
Pido perdón a la gente de las estaciones por mi sueño de madrugada.
Excúsame, esperanza acosada, por reír de vez en cuando.
Excusadme, desiertos, por no acudir corriendo con una cucharada de agua.
Y tú, halcón, el mismo desde hace años y en la misma jaula,
con la mirada fija siempre en el mismo punto,
absuélveme aunque seas un pájaro disecado.
Pido perdón al árbol por las cuatro patas de la mesa.
Pido perdón a las grandes preguntas por las nimias respuestas.
Verdad, no te fijes demasiado de mí.
Seriedad, sé conmigo magnánima.
Resiste, misterio del ser, si deshilacho tu traje.
No me acuses, alma, de tenerte poco.
Pido perdón a todo por no poder estar en todas partes.
Pido perdón a todos por no saber ser cada uno y cada una.
Sé que nada me justificará mientras viva,
porque yo misma soy mi propio obstáculo.
No te ofendas conmigo, lenguaje, por tomar en préstamo palabras patéticas
y esforzarme luego para que parezcan ligeras, sinceras.
        Paisaje con grano de arena, Círculo de Lectores, Barcelona, 1997,
 
Opinión sobre la pornografía

No hay mayor lujuria que el pensar.
Se propaga este escarceo como la mala hierba
en el surco preparado para las margaritas.

No hay nada sagrado para aquellos que piensan.
Es insolente llamar a las cosas por su nombre,
los viciosos análisis, las síntesis lascivas,
la persecución salvaje y perversa de un hecho o verdad desnudo,
el manoseo obsceno, el toqueteo libidinoso de delicados temas,
los roces al expresar opiniones; música celestial en sus oídos.

A plena luz del día o al amparo de la noche
unen en parejas, triángulos y círculos.
Aquí cualquiera puede ser el sexo y la edad de los que juegan.
Les brillan los ojos, les arden las mejillas.
El amigo corrompe al amigo.
Degeneradas hijas celestinas pervierten a su padre.
Un hermano chulea a su hermana menor.

Otros son los frutos que desean
del prohibido árbol del conocimiento, de la ciencia
y no las rosadas nalgas de las revistas ilustradas,
la pornografía al uso esa tan ingenua en el fondo.
Les divierten libros que no están ilustrados.
Sólo son más amenos por frases especiales
marcadas con la uña o con un lápiz rojo.
                                                De "Gente en el puente" 1986         
                                                   Versión de Abel A. Murcia

En pornografía habla de una gente intelectual que se une para charlar, y ahí vemos su experiencia en la casa de los escritores, aquellas tediosas y aburridas reuniones de las que acabó harta. Lo que afirma nos lo creemos.  Con simplicidad habla de cómo una mente se deja fecundar por otra. Describe una reunión política. Relaciona a la gente que piensa con la metáfora del sexo, de la pornografía. Imagina una sociedad donde los dirigentes piensen y los ciudadanos solo obedecen. Son hombres para los que pensar es un exceso. Hay un roce de opiniones y se quedan tan anchos. Usa frases hechas, pero les da otra vuelta.  Lo que nos cuenta en el poema es lo fácil que es manipular la mente de alguien. Hay mucha basura en la comunicación.  Hay frases de ella que no sabes cómo tomarlas. “Las mentes con escabrosa simplicidad se dejan fecundar”. Igual la ironía ha acabado ahí. Pero igual la ironía sigue y está haciendo una crítica contra el sistema, contra los intelectuales que alaban esto y se creen a pie puntillas a Bakunin. ¿Dónde acaba la ironía en ella? Las dos cosas caben en el poema. Estos intelectuales se reúnen clandestinamente para leer otras cosas. ¿está alabando a los reunidos en esta célula intelectual o está criticando la forma en que nos creemos los libros prohibidos que idolatramos? Ella es opuesta a todo tipo de doctrina. Ella dice en otro verso; “Mucho debo a los que no amo”. Ella quiere leer cosas diferentes y no siempre los mismos autores. Combate cualquier tipo de fe, incluso la comunista o intelectual. Rechaza creer en cualquier doctrina a pie puntillas. Vacunada contra el comunismo, no cree en nada. Es un arma de doble filo su ironía. 
 

Amor feliz
Amor feliz. ¿Es normal,
es serio, es positivo?
¿De qué le sirven al mundo dos seres
que no ven el mundo?
Enaltecidos mutuamente sin merecerlo,
dos cualesquiera entre un millón, mas convencidos
de que les sucedería. ¿En recompensa de qué? De nada.
La luz cae de ninguna parte.
¿Por qué da en ellos y no en otros?
¿Ofende a la justicia? Sí.
¿Infringe las normas establecidas con esmero,
despeña la moraleja desde la cumbre? Infringe y despeña.
Mirad a los felices:
¡Si al menos se escondieran un poco,
si fingieran agobio para reconfortar a los amigos!
Escuchad cómo ríen: es una afrenta.
En qué lengua hablan, al parecer comprensible.
Y esos ceremoniales, esos miramientos,
esas primorosas y mutuas atenciones,
¡diríase un complot a espaldas de la humanidad!
¿Qué ocurriría
si su ejemplo se imitara?
A qué recurrirían la religión y la poesía,
qué sería recordado y qué olvidado,
quién eligiría permanecer encerrado en el círculo.
Amor feliz. ¿Es necesario?
El tacto y el juicio obligan a silenciarlo
como si fuera un escándalo de las altas esferas de la Vida.
Los bebés espléndidos nacen
pero nunca lograrán poblar la tierra
ya que pocas veces sucede.
Que quienes no conocen el amor feliz
sigan afirmando que no existe un amor feliz en ningún sitio del mundo.
Con esa creencia les será más fácil vivir y también morir.
En este poema dice que es mejor así, no conocer el amor. ¿es una crítica o alabanza del amor? Critica al amor tonto. Critica el amor que se exalta en las poesías. Lo desmitifica. Critica el amor ñoño desproporcionado. Niega que exista eso el que no lo conoce. La ironía que vemos en el poema lo vuelve del revés. Ese enamoramiento dura 18 meses, ¿tanto? No ves más que a la persona que tienes enfrente, que luego resulta una idiota.
OCURRE QUE ESTOY SENTADA BAJO UN ÁRBOL,
a la orilla del río,
en una mañana soleada.
Es un suceso banal
que no pasará a la historia.
No son batallas ni pactos
cuyas causas se investigan,
ni ningún tiranicidio digno de ser recordado.
Y sin embargo estoy sentada junto al río, es un hecho.
Y puesto que estoy aquí,
tengo que haber venido de algún lado
y antes
haber estado en muchos otros sitios,
exactamente igual que los descubridores
antes de subir a cubierta.
El instante más fugaz también tiene su pasado,
su viernes antes del sábado,
su mayo antes de junio.
Y son tan reales sus horizontes
como los de los prismáticos de los estrategas.
El árbol es un álamo que hace mucho echó raíces.
El río es el Raba, que fluye desde hace siglos.
No fue ayer cuando el sendero
se formó entre los arbustos.
El viento, para disipar las nubes
antes tuvo que traerlas.
Y aunque no sucede nada en los alrededores,
el mundo no es más pobre en sus detalles,
ni está peor justificado ni menos definido
que en la época de las grandes migraciones.
No sólo a las conjuras acompaña el silencio.
Ni sólo a los monarcas un séquito de causas.
Y pueden ser redondos no sólo los aniversarios,
sino también las piedras solemnes de la orilla.
Complejo y denso es el bordado de las circunstancias.
Tejido de hormigas en la hierba.
Hierba cosida a la tierra.
Diseño de olas en el que se enhebra un tallo.
Por alguna causa yo estoy aquí y miro.
Sobre mi cabeza una mariposa blanca aletea en el aire
con unas alas que son solamente suyas,
y una sombra sobrevuela mis manos,
no otra, no la de cualquiera, sino su propia sombra.
Ante una visión así, siempre me abandona la certeza
de que lo importante
es más importante que lo insignificante.
Del libro, Fin y principio (1993) Traducción, Gerardo Beltrán

después de la guerra
Después de la guerra alguien debe limpiar, echar los escombros en la cuneta, meterse entre los pueblos de cenizas, entre las tropas sangrientas, arrastrar a una vieja, apartar un muro que de fotogénico tiene poco. Reconstruir puentes y estaciones. Es necesario alguien que escarbe con las manos y recuerde como era. A su alrededor deambula alguien. Le aburren las cosas, las tiran al montón del incendio. Ceden el sitio a los que saben de poco, ¡qué más da!, pasan las cosas, pero siempre hay hombres alegres tumbados con una espiga en la boca, observando las nubes.

 
Leerla a Szymborska es más complicado de lo que parece. En cambio, Zagajewski lo dice todo directamente. No sigue el metro clásico establecido. Es más fácil traducir esto que a los poetas clásicos. Szymborska es más entendible pero más complicada. Lo que complica su poesía es hasta donde llega su punto de ironía, dónde empieza y dónde acaba. En lo pornográfico se reúnen para hablar de las cosas perdidas en una tertulia poética. No se sabe si se reúnen a criticar o lo que critica es a los que se reúnen y tienen un ego tremendo. Ella hace un trabajo consciente de control y depuración de sus versos. Somete la emoción a la forma, no hay en ella nada de pedantería. Nada de emoción, todo surge más controlado. La emoción está sujeta por el distanciamiento y la forma. A veces se nos escapa la ironía de sus versos. Esta autora tiene una gran capacidad de crear ironía sobre las cosas. Hace poemas sobre cosas tremendas, pero no con un trasfondo pesimista. Habla de lo cerriles que somos los seres humanos, y habla con humor de temas pesados como la guerra o la muerte. Lo ve desde fuera. Toma distancia sobre las cosas. No cree en la inspiración. Ese distanciamiento con los poemas es casi experimental. No cae en el convencionalismo. Ella mete en sus poemas ese distanciamiento crítico, pero conseguir a pesar de ello esa emoción y cercanía al lector no es nada fácil. El poema sobre Hitler de niño es terrible y hermoso y un ejemplo de este distanciamiento. Desmitifica la poesía, la literatura y su capacidad para cambiar el mundo. La poeta no cuenta nada de ella, es aconfesional. Hacemos una selección amplia de su poesía y no sacamos información personal de su vida. Es como que le diera pudor, vergüenza ajena, de hacer poesía no se enorgullece, lo lleva por ahí porque no le queda más remedio.
Escribe poemas como Versión de los acontecimientos. Al tiempo que ella se hace mayor madura en su poesía, mantiene su forma tan característica de escribir, y además la mejora. Al final del libro están sus poemas más potentes. Habla de las almas pendientes en rencarnarse, nadie quiere vivir allí, en este mundo. Y de esa forma critica el estado de cosas. Es una mujer pesimista, desencantada de todo, pero ese resentimiento lo disimula a través del humor.  Usa el lenguaje coloquial, cercano y descreído. Está vacunada contra la palabrería del discurso fascista grandilocuente. Celebra el milagro de la vida y las cosas más ínfimas. Tiene un punto vitalista a pesar de ese pesimismo. La poesía es tomar vestimenta, ponerse ropa y metáforas e imágenes y por eso en su poema Pornografía critica la desnudez pornográfica de confesar los propios sentimientos. De esta autora no sacamos datos de cómo es ella como ser humano. En otros poemas habla de la bomba atómica y de otros descubrimientos que deberían silenciar los científicos. Juega con las palabras. En el poema el ocaso habla del ocaso como persona. No se ha conseguido nada en este siglo. En el poema el gato aparece un gato en el espacio vacío. Es un poema sobre la muerte. En el poema mi hermana nunca escribiría poemas rebela que su pasión por la poesía no lo ha heredado de sus padres ni de ningún familiar. En el poema no a todos les gusta la poesía habla de lo minoritario que es esto de la poesía.
Zagajewsky y Szymborska tienen cosas en común, pero son lenguajes muy diferentes. Ella aunque usa la primera persona es poco personal. Leerla a ella es más complicado. ¿Dónde está su complicación? ¿por qué los poemas de él no nos han llegado tanto como los de ella? A ella hay que leerla los días que hace bueno. A él hay que leerle en un día que haga malo, un día melancólico.  Zagajewsky se deja llevar, cree en la inspiración, con ese punto romántico, en el meollo del poema alguien le dirige la mano. Ella estudia mucho el poema, controlando forma y reposando las emociones como en el poema 
 

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