Machado
era profesor de la universidad popular Segoviana. En 1920 entra como profesor en
la universidad que estaba junto a su casa. Vive en Segovia de 1919 a 1931.
Adquiere el inmueble que ahora visitamos gracias a un préstamo bancario. Compra
muebles y amuebla el cuarto. Escribe Soledades y Campos de Castilla allí. Había
pasado en Baeza, Andalucía, 11 años y antes de en Segovia había estado en Madrid.
Enseñó en varios institutos. Fue catedrático de francés y literatura.
Consideraba su patria el río Duero donde mientras leía le visitaban los
fantasmas de los filósofos griegos. En el 27 entra en la RAE para ocupar la
silla cinco. Retrató la España mística católica, la España negra. Baeza era un
pueblo frio entre andaluz y manchego y en él vivió entre 1912 y 1919. José
Tudela, su amigo, le consigue “una pensión modesta para un hombre tan grande”
en Segovia. La posada es del inicio del
siglo xx, un zagrana o un piso. Se la arreglaba lisa Taneho Llamas Caspedera
entre 1919 y 1932, durante los años que el poeta vivió allí.
En
Machado se aúna la ética y la estética. Machado era en el buen sentido de la
palabra un hombre bueno. Giner de los Ríos decía que “era bueno y nos amaba a
todos”. En 1915 aparece en una foto sediento y borracho de vino, con la frente
arrugada. Vivió en paz con los hombres y en guerra con sus entrañas. Era
alcohólico. También hay una foto de su casera que murió a los 8 9 años de venir
él. Machado tenía una mirada e limpia inteligente. “Antonio era realmente un
hombre misterioso”. También decían eso de Rubén Darío. Ella, la casera, era
analfabeta. “Era un hombre silencioso que te miraba con su mirada profunda y en
el que veías su timidez”. En la percha colgaba el gabán reversible y el
sombrero. Hay un busto con la facha de Machado.
Emiliano Barral hizo esa escultura de Machado, esculpida en piedra rosada.
Aparece su poema boca a boca y verso a verso. Y un tablado de piedra dura que
se conserva en el museo de Segovia hecha por Fernández de Piedra Sepúlveda. En
1892 el escultor Barral muere en el 36 defendiendo Madrid.
Visitamos
la cocina económica de Machado con un depósito de agua. Allí escribió tierra de
Abel Machado Era una cocina rural. Se trata de una cocina de carbón madera con
marmita y pucheros. Escurre los platos junto a recortes del periódico
republicano el Sol. Era muy dado a guardar y acumular periódicos y recortes. Le
compran la casa en 1939, meses antes de irse Machado a Madrid y empezar así su vía
crucis, su último viaje antes de morir en el exilio. En mayo del 31 se instaura la II república y
Machado izó la bandera republicana junto a su amigo Agatipo el mahonesa
Unamuno
y Ortega eran sus amigos y Machado les invitó al comedor del interior de la
casa. Subía las escaleras del instituto de Segovia para dar clases y eso le
causaba gran esfuerzo. Sufría de gota y compartía las habitaciones con su
casera Luisa y sus hijos. La habitación estaba ocupada por una familia de
huéspedes. En la foto de familia aparece Machado con su cuñada y las hermanas
del poeta José. Tiene otra foto con el poeta Salinas y su madre Ana Ruiz. Tiene
un cartel del renacimiento del poeta Alberti. Machado traducía muchas obras.
Los hábitos e influencia de su biografía en su obra es una cosa ya muy estudiada.
Influye en la escritura lo que come, el frio al abrir las ventanas… Puede intervenir
eso en su obra y en su manera de vivir y escribir. En el 31 en la república
hace viajes a Madrid los fines de semana. Hay una biografía de Iab Gibson donde
podemos interpretar su vida con las claves de ahora.
Segovia
era una ciudad donde luchar por causas perdidas, ideal para la reflexión, pues está
en el centro de la nada, aunque de eso también se queja. Todos los eventos
poéticos estaban y están cerca de Madrid, pero Machado participa en lo que
quiere. En las tertulias profundiza su
reflexión filosófica y escribe la obra de sus heterónimos como Juan de Mairena,
el más conocido o Abel Martí. En esto imitaba a Fernando Pessoa, el poeta
portugués que creaba heterónimos y seudónimos. Abre nuevos caminos de creación
para los jóvenes poetas del 27. La ciudad romana de Segovia le llena de riqueza
espiritual, pero se le queda pequeña. Ve la tumba de San Juan de la Cruz en
Segovia y lo considera el centro de la civilización europea. Soñé que tú me
llevabas al campo de Castilla”, le escribe a San Juan de la Cruz.
“Llevo
aquí una semana, no me pregunten cosas tan difíciles”, responde una escritora
cuando le están haciendo una entrevista en la casa que ocupó Machado. La
escritora de la que no recuerdo el nombre escribe poesía desde 1os 12 años,
trata en ella de emerger sus sentimientos. ¿Por qué poesía y no novela o otro
género? No tiene tiempo para escribir novela. En 1925 Ovejero era el mejor
poeta en el género de poesía que ella hace. La escritura es estar atento y
abierto, inventar cosas con lo que ves alrededor, como el ejercicio de la
fotografía, a la que también se dedica. Habla la autora de tener una familia y
de los atardeceres y las fotos en contraluz. Necesitas texto, pero también
imagen para decir cosas que no se pueden decir solo con el texto. Como el
músico Mertilo Armes. La escritora habla de la naturaleza de la palabra. El ojo
es la naturaleza. Las fotos o ilustraciones son poesías sin texto. La
literatura a veces es un ciclo de lugares comunes y chicles compartidos, pero
ella quiere crear vida en torno a la metáfora, como un maestro budista. “La
poesía está en las sillas vacías y el sillón con hojas que están sobre el suelo
de esta habitación en que vivió Machado”. La habitación fría invita al relajo
de las soledades y al tiempo de la metafísica.
La
escritora ha dedicado un curso en la universidad popular de Segovia a la poesía
de Manrique. En la casa de Machado hay un cartel frente a la entrada de la universidad
popular en Segovia y es de 1919. Hay que elevar espiritualmente a Machado con
las conferencias en bibliotecas y las exposiciones de arte y las veladas
literarias, y los homenajes que le brindan. La institución libre de enseñanza
trataba de defender la cultura y divulgar, pero no vulgarizar la cultura, darla
al pueblo. Es difícil cuando todo baja no bajar con esa marea, y no anegarse con
el nivel mediocre que tienen ahora las universidades totalmente masificadas.
Los
libros que ahora exponen en la casa Machado fueron cedidos por Machado a la Institución
Libre de Enseñanza para montar una librería ambulante. Son los mismos libros. Los
fines de la universidad eran difundir y defender la cultura. Daban clases y
conferencias de varias materias como la higiene, el francés, o la lectura. La
biblioteca ambulante poseía 4 mil volúmenes, cerca de mil volúmenes en aquel
calendario de horarios y cursos del año 1920. Aparecen lecturas literarias
porque era la asignatura que Machado daba o un anuncio de prensa sobre la
universidad. Él recortaba muchas noticias de los periódicos. Como todo profesor
hacía programas de las asignaturas que también se exponen. Machado tuvo una
conversación muy interesante con el busto de Mariano Brau como contertulio. Don
Antonino, un amigo de Machado, muere en los años 80 y en sus entrevistas seguía
hablando bien de Machado. Hay un busto de Julián Marías Otero, abogado de la ciudad
Segovia. Es obra Emiliano Barral también; el busto de Otero y el de Machado.
En
1909 es elegido profesor de gramática en la escuela normal de magisterio y
ocupa el cargo hasta 1930 cuando estalla la república. Machado era el líder de
aquella tertulia que presidía el padre de María Zambrano. A ella pertenecían
Álvarez Cebrián, profesor de instituto también o Emiliano Corral. Machado visitaba
mucho la capilla de san Gregorio, cerca del alcázar de Segovia. Ahí se reunía
también la tertulia Renacimiento. Machado estudió con Emiliano Barral y por eso
este le hizo una estatua con su busto. Un agustino, que tocaba el piano, daba
conciertos. Allí tomaba café y contaba sus versos con los dedos de la mano. No
había calefacción en aquel café, de ello se queja en ocasiones. Machado
participó en las misiones pedagógicas como lo refleja un cartel recortado y
pegado a la pared. Cernuda le visitó mucho. Cernuda estuvo en Pedraza donde
escribe el romance de la lola parda. Crearon un museo ambulante que llevaba
copias de los cuadros del Prado por los pueblos. Trasladaban por los pueblos el
material de producción del cine
Machado
es hijo del folclorista don Antonino Machado Álvarez. Su padre recopiló también
canciones y el romancero de coplas de la tradición popular. En 1917 Machado visita
un claustro inglés y hay una foto del acto de toma de la posesión de los
institutos. En 1912 muere su mujer Leonor (mucho más joven que él) y Machado huye
de su ciudad natal Baeza. Recuerda luego a su ciudad Soria que es superior a
Baeza para él. Baeza le evoca el recuerdo de Leonor, “Allí me casé y perdí a mi
esposa”. En 1917 hace su entrada en el casino. Compone Machado música y versos
con Lorca, entrando ambos en el parnaso de los escritores españoles. Leonor era
una niña de 15 años cuando se casa con Machado y tuvo que falsificar la fecha
en que nació para poder casarse. “La niña que yo quiero prefiere casarse con un
barbero”, escribe en un poema. La juventud de ella y los años de él les separaban.
Leonor se casa enferma de tuberculosis y muere años después de contraer la
enfermedad. Allá en las piedras altas de los fantasmas viejos ve a Leonor entre
los olivos y le dice “dame la mano y paseemos juntos”. También tiene poemas a
la laguna negra de Soria. Andalucía está llena de olivares polvorientos. Leonor
era un fantasma, una Safo de Lesbos triste y él estaba cansado, pensativo y
viejo. La muerte de Leonor le inspirará sus poemas y este romance popular; “La muerte en casa entro, se acercó al lecho, ni me miró,
silenciosa y sin mirarme otra vez pasó ¿qué has hecho? la muerte no respondió.
Lo que la muerte ha roto es un hilo entre los dos” La mujer a la que
vuelve a amar es Quintana que había contraído la peste, antes de amar a
Guionar, su amante oficial. Machado ocupa una habitación en casa de su pariente
Ana Ruiz. Escribe una carta a su hermano José Machado. Jesús Uriturbe hace un
retrato pintado de Machado que se expone en su casa museo.
En la
biblioteca de aquella casa, que visito yo ahora, escribió Machado sus Soledades,
Campos de Castila, paginas escondidas y Juan de Mairena. Se considera un triste
filosofo trasnochado a través del alter ego de Mairena; los poetas son
filósofos fracasados. Escribe en prensa, los escritores entonces eran
filósofos. Se parece al portugués Pessoa. Inspirado en el Abel Martin de
Unamuno escribe el juan de Mairena y su heterónimo Abel. Nace por tanto en esta
ciudad la edición de Mairena. Se convierte en un pequeño filosofo ameno,
profesor de retórica y gimnastica.
Cuando
llega a Segovia toma a Guiomar como
amante. Pilar de Valderrama luego escribiría sus memorias “soy Giomar la
musa que inspiró a Machado. En 1927 la conoce. Aparece en su poesía siempre
como Guiomar. Es una mujer con la que se ve y la conoce en Segovia y en Madrid.
Tienen una relación intelectual y le inspira poemas preciosos. En el 36 se
marcha a Estoril, al extranjero. En el 35 dejó de verla de martes en martes. “Todo
amor es fantasía”, y el poeta inventa ese año la vida de su amante en sus escritos.
“Mi amada no ha existido, soy reo de haberte creado y ya no te puedo olvidar”.
Machado está enamorado solo de dos cosas; del romancero de su tío Agustina y de
Guiomar. La llama Giomar porque así se llamaba la mujer de Manrique. Se
intercambian cartas Machado y su amor secreto. Luego la amante del poeta Pilar
Valderrama “Guiomar” las retocó y dio forma literaria con la ayuda de Concha Espina
que colaboró con ella. Son 14 cartas: ¿Tuvieron relaciones amorosas ellos dos? “Creo
que no”, respondía Concha Espina, “Ella era una mujer muy religiosa y católica
y Machado muy tímido”. “Tu triste amor espera del amor lo sensato”, le
respondía ella. Quizá tuvieron un escarceo mínimo.
Machado
estrenó en 1929 su obra la lola se va a
los puertos “Machado hace un cante grande de lo trágico”, según cuenta una
crítica del ABC, un periódico de la época. Las obras de teatro de Antonio Machado
son compuestas junto su hermano Manuel. La obra fue inspirada por Leonor y por
Guiomar. Juntas fueron las musas necesarias para hacer sus adelfas. Machado también
se encargó de hacer adaptaciones de obras clásicas de teatro como las de Lope
de Vega, Tirso de Molina o Víctor Hugo. El teatro era firmado por los dos hermanos
y hacían adaptaciones del Perro del hortelano de Lope de Vega, de Tirso de
Molina, o del condenado por desconfiado.
Machado
tenía una biblioteca cerca de la ventana. Allí se hallan las patas traseras de
la cama. Este hombre, viudo de insomnio, le pedía a su lectora que le leyera
versos de Verlaine o Gamboa hasta que se muriese. Era guitarrista Machado. En
un poema aparece Andrés, un ingeniero amigo del poeta, que estuvo en la pensión
con él. Fueron compañeros de pensión en Torres Cigüeña. De ese pueblo habla de
sus campos de centeno y amapolas y blancas flores y el festín de mariposas de
estas torres de Segovia, donde las cigüeñas tomaban el sol. A su amigo Julio
Hernández Álvaro de Tenorio le hacen un homenaje en París en 1955.
En una
carta a Doña Lisa ice que volverá a la pensión de Segovia a recoger libros,
apuntes y papeles. Todos sus cuadernos, libros y papeles los metía en una caja
de zapatos. El desorden es descomunal y hay libros sobre la mesa. Vivía como un
adán y a veces se dedicaba a poner en orden los libros, pero cuando se iba a dar
las clases dejaba los poemas manchados de barro. En los autorretratos aparece
siempre como un hombre desaliñado. “Ya conoces mi torpe aliño y vestuario”, les
escribe en una carta a su hermano José y a su madre. Sus enemigos le criticaban
su triste pábulo, que viviera entre la soledad y la suciedad. A veces apagaba la vela con la que leía por la
noche con un libro y a punto estuvo del incendio. Descuidaba su limpieza, tenía
libros sobre la cama o mochilas. Aquella
pensión era su sucio santuario. Sin moverse de aquella celda monacal viajó con
su imaginación por el mundo. Siguió escribiendo poemas a Leonor, a la que nunca
olvidó. Le escribía sobre una cita imaginaria. Se quejaba en las cartas del brasero,
de esa estufa de petróleo que no funcionaba y a punto estuvo de perecer quemado
en las habitaciones. En la celda del cortijo encontró aquella “blanca
hospedería para la sombra mía”. Por el día la ventana daba al norte. Tenía que
abrir el cuarto para que se caldease un poco, de lo frio que era la habitación.
Pérez
de Ayala, Gregorio Marañón y Ortega apoyan al poeta en el teatro Juan Bravo
donde le preparan un homenaje. Da un discurso de orador grande ante Ortega y
Ramón Pérez Ayala el 14 de febrero del 31. “La metáfora y el verso ha de tener
elegancia, y ha de elaborarlo un enamorado de la cultura occidental”, como era
él. En 1922 Unamuno había dado una conferencia en el teatro Juan Bravo en el
que ya tenía palabras de elogio hacía el poeta. Machado también quería mucho a
Unamuno; “Es un fuerte vasco leal y humilde a este profesor de instituto rural”
Entra en la RAE en el 27, todos le consideran un poeta adelantado a su tiempo.
También recibe muchas críticas, a las que responde; Dios da pañuelos al que no
tiene narices. Aniceto Alcalá Zamora le nombra académico de la RAE. Le eligen
por influencia de Azorín, amigo personal de Antonio. Así le introducen en la
academia. No llegó a leer el discurso de ingreso.
En el
36 Machado escribe una carta a Benjamín Colofón donde siente que su vida está
rota con el estallido de la guerra civil. En noviembre va a Valencia con los
republicanos. Alberti y León Felipe se van también. No querían irse y correr la
suerte de otros republicanos del pueblo. Pero Machado marcha con su familia y
pasa por Cervera y Barcelona. En enero del 39 pasa con los republicanos a
Vayeur. Llega a Colliure, en Francia, muy enfermo. Sale por la frontera en
enero del 39, recaba en Clliure y él ya presagia su muerte. Llega el día último
del viaje del escritor. Había escrito ya sus memorias, donde se define como ligero
de equipaje y desnudo como los hijos de la mar. “Los fantasmas alimentan el
lecho donde duermo” Se lleva a su madre que está enferma y con demencia y ella
muere después de él, pero apenas unas horas después. No llegaron a exiliarse de
España. El 22 de febrero del 39 encuentran unos versos en el bolsillo de
chaqueta. En sus memorias habla de su cuna y su sepultura, y recuerda su infancia,
aquel sol de su infancia en un patio de Sevilla…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario