El profeta es un poemario fácil
de leer pero que no hay que leer seguido sino en fragmentos; la amistad, el
trabajo… es un pequeño libro para mirar y reflexionar. La película del profeta
es un proyecto de la actriz Salma Hayek que se empeñó en ello y financió la película.
Su padre le leía a Gibran de niña a modo de cuentos por la noche. Ella quería
hacer algo con el texto y acercarlo a la gente. Quizá ella no sea recordada por
sus películas, pero a su hija le ha dejado algo bonito que apreciará en el
futuro. Se han añadido canciones a los textos y ha variado un poco el texto,
pero es fiel a él. Han cogido 8 animadores y directores diferentes y le han
añadido al texto su creatividad. El del amor lo hacen en una canción y les da vía
libre para hacer con el texto lo que quieren. Son enseñanzas del maestro Khali
Gibrán para el bien de la humanidad que tendemos a destruirnos. Así el poeta (gracias
a la actriz) nos deja su legado. Mustafá lleva 7 años en la cárcel y se va a
marchar y Almitra la sacerdotisa del templo le pide que cuente a la gente del
pueblo su filosofía. Toda la parte de que él está preso y le van a rescatar y
le llevan a un barco, pero en realidad le quieren matar, todo eso es un añadido
de los directores y guionistas de la película. La sacerdotisa era la que
custodiaba sus enseñanzas. Está adaptado para niños, para que sea más divertido
pues no deja de ser una película de dibujos animados. En cada historia se nota
que son directores diferentes, pero son muy bonitas las canciones, sobre todo
la del amor.
El director de la parte del amor ya
hizo dos películas de temas profundos, la canción del mal y el libro secreto de
Keys. Su mensaje es que el ser humano tiene coas buenas y podemos hacer salgo
provechoso, todo llega donde debe llegar. El director central es Roger, pero
también está Tom Mur. En la parte última de la reencarnación Gibran fantasea con
que otra mujer le vuelve a parir. Con este libro Gibran estuvo muchos años,
pero lo empezó con 16 años y fue recogiendo cosas de diferentes culturas. En la
versión original el profeta es detenido, pero no le quieren matar. Los dibujos
son de él. Era una mano inteligente de la escritura con un ojo curioso para el
dibujo. El trabajo fue inteligentemente inspirado por el dios místico en que
creía. En la película lleva 7 años encarcelado y un barco le va llevar a casa. El
rollo de ser
detenido lo han añadido los directores. Él no renuncia a sus ideas y las
defiende de un modo poético. Sus enseñanzas seguirán siempre, no se acaban con
la muerte. Son atemporales. El guardia le ordena que firme
un papel afirmando que sus poemas han sido producto de una juventud equivocada
y sediciosa para librarse así de la pena de muerte por traición a la patria. Se
convirtió en el líder de los campesinos, como un Robin Hood. “Las ovejas se
dejan conducir por un líder fuerte”, le dice el guardia, “pero las ovejas
tienen la última palabra”; le dice al profeta mientras una cabra le clava los
cuernos al guardia. Las palabras valen más que las aceitunas. Al profeta le
acompañaba el ritmo de la tierra y el alma de las cosas. No es indolente ni
orgulloso, pero tampoco sumiso. Llama la atención en la película que la
niña no hable, pero luego encuentre su voz. Tiene la película más simbolismo
que lo que parece a primera vista. hay escenas muy mágicas y siempre tiene cada
escena su enseñanza adecuada. Los fotogramas son preciosos. Es una joyita de
arte para la mente, un lujo visual.
LOS HIJOS
Vuestros
hijos no son hijos vuestros.
Son los
hijos y las hijas de la Vida, deseosa y ansiosa de sí misma. Vienen a través
vuestro, pero no vienen de
vosotros. Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen, pertenecen así mismos. Podéis
darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus
propios pensamientos. Podéis
albergar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la casa del mañana
que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños. Podéis esforzaros en ser
como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros. Porque la vida no retrocede ni se entretiene
con el ayer ni va hacia atrás ni se demora con los días pasado. Vosotros sois
el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados y
lanzados hacia delante como flechas vivas. El Arquero ve el blanco y la senda en
la senda y camino del infinito y os doblega con Su poder para que Su flecha
vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue.
Porque, así como El ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es
estable. El
mar muerto estaba enfermo.
EL MATRIMONIO
Nacisteis juntos y juntos para siempre. Estaréis
juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días. Sí;
estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya
espacios en vuestra cercanía. Y dejad que los vientos del cielo dancen entre
vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura. Que sea,
más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas. Llenaos uno al
otro vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa. Daos el uno al otro de
vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo. Cantad y bailad juntos y estad
alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente. Las cuerdas de un
laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música. Están separadas, pero
vibran juntas. Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo
tenga. Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones. Confíen el
uno en el otro. vivir juntos, pero no se abracen demasiado. Y estad juntos,
pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte. Los
andamios del templo se yerguen separados, pero crecen a la sombra del otro. Y,
ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.
LO BUENO Y
LO MALO
Puedo hablar
de lo bueno en vosotros, no de lo malo. Porque, ¿qué es lo malo sino lo bueno torturado
por su propia hambre y su propia sed? En verdad,
cuando lo bueno está hambriento, busca alimento aun en cavernas obscuras y, cuando está
sediento, bebe hasta dé las aguas muertas. Sois buenos cuando sois uno con
vosotros mismos y os reforzáis en dar de vosotros. Sin embargo; cuando buscáis
solo para vosotros mismos no sois malos. Porque una
casa desunida no es un antro de ladrones; es sólo una casa desunida. Y un barco
sin timón puede vagar sin rumbo entre islotes peligrosos y no hundirse hasta el
fondo. Sois buenos
cuando os esforzáis en dar de vosotros mismos. Sin embargo, no sois malos
cuando buscáis
ganar para vosotros. Porque, cuando
lucháis por obtener, no sois más que una raíz que se prende a la tierra y succiona
su seno. Seguramente la fruta no puede decir a la raíz: "Sé como yo,
madura y plena y dando siempre de tu abundancia." Porque para la fruta el
dar es una necesidad, como el recibir es una
necesidad para la raíz. Sois buenos
cuando estáis completamente despiertos en vuestro discurso. Sin embargo,
no sois malos cuando dormís mientras vuestra lengua titubea sin propósito. Y
hasta un vacilante hablar puede fortalecer una lengua débil. Sois como un timón
que vaga rin rumbo entre confines, pero no se gueda. Sois buenos cuando
camináis hacia vuestra meta firmemente y con pasos audaces. No sois, empero,
malos cuando vais hacia ella cojeando. Aun aquellos que cojean no retroceden. Pero vosotros que sois fuertes Y veloces, cuidaos
de no cojear delante del lisiado, imaginando que eso es. bondad. Sois buenos en
incontables modos y no sois malos cuando no sois buenos. Sois solamente
indolentes y haraganes. Es una lástima que los ciervos no puedan enseñar
velocidad a las tortugas o a nadar. En vuestro anhelo por vuestro yo. gigante y
fuerte reposa vuestra grandeza y bondad y ese anhelo se encuentra en todos
vosotros. Pero en algunos de vosotros
esa ansia es un torrente que corre con fuerza hacia el mar llevando la secreta
bondad de las colinas y las canciones de los bosques. Y en otros es un hilo de
agua o una corriente perezosa que se pierde en ángulos y curvas y meandros y
escondites y se consume antes de alcanzar la playa y desaparece. Y ese ansia
por el yo gigante está en la bondad y está en todos. Pero, no dejemos que el
que mucho anhela le diga al que anhela poco: "¿Por qué eres tan lento y te
detienes tanto?" Porque el que es verdaderamente bueno no pregunta al
desnudo "¿dónde
están tus
vestidos?" ni al desamparado " ¿qué ha ocurrido con tu casa?"
EL CUERPO
Levantad con
vuestra imaginación una enramada en el bosque antes que una casa dentro de las murallas
de la ciudad. Porque, así como tendréis huéspedes en vuestro crepúsculo, así el
peregrino en vosotros tenderá siempre. hacia la distancia y la soledad. Ostenta
ruinas, se rebela ante el cuerpo. Que la vida dance en el amor a las
flores. Vuestra casa es vuestro cuerpo
grande.
Crece en el
sol y duerme en la quietud de la noche, y sueña. ¿No es cierto que sueña? ¿Y
que, al soñar, deja la
ciudad por el bosque o la colina? ¡Cómo
pudiera juntar vuestras casas en mi mano y, como un
sembrador, esparcirlas por el bosque y la pradera! Los valles serían vuestras
calles y los senderos verdes las alamedas y os buscaríais el uno al otro a
través de los viñedos, para volver con la fragancia de la tierra en las
vestiduras. Pero todo eso no puede ser aún. En su miedo, vuestros antecesores os pusieron
demasiado juntos. Y ese miedo durará aún un poco. Por un tiempo aún los muros
de vuestra ciudad
separarán vuestro corazón de vuestros campos. Y, decidme, pueblo de Orfalese,
¿qué tenéis en esas casas? ¿Y qué guardáis con puertas y candados? ¿Tenéis paz,
el quieto empuje que revela vuestro poder? ¿Tenéis remembranzas, los arcos lucientes
que unen las cumbres del espíritu?
¿Tenéis
belleza que guía el corazón desde las casas de madera y piedra hechas, hasta la
montaña sagrada? Decidme, ¿las tenéis en
vuestras casas? ¿O tenéis solamente
comodidad y el ansia de comodidad, esa cosa furtiva que entra a una casa como
un huésped y luego se convierte en dueño y después en amo y señor?
¡Ay! y
termina siendo un domador y, con látigo y garfio juega con vuestros mayores
deseos.
Aun ue sus
manos sean sedosas, su corazón es férreo. Arrua. vuestro sueño solamente para colocarse al
lado de vuestro lecho y escarnecer la dignidad del cuerpo. Hace mofa de vuestros sentidos y los ec ha en
el cardal como frágiles vasos. En verdad
os digo que el ansia de comodidad mata la pasión del alma y luego camina
haciendo muecas eti el funeral. Pero vosotros, criaturas del espacio, vosotros,
inquietos en la quietud, no seréis atrapados o domados. Vuestra casa no será un ancla, sino un mástil.
No será la
cinta brillante que cubre una herida, sino el párpado que protege el ojo. No plegaréis
vuestras alas para poder pasar por sus puertas, ni agacharéis la cabeza para
que no toque su
techo, ni temeréis respirar por miedo a que sus paredes se rajen o derrumben. No viviréis en tumbas hechas por los muertos
para los vivos y, aunque magnificente y esplendorosa,
vuestra casa no se adueñará de vuestro secreto, ni encerará vuestro anhelo.
Porque lo
que en vosotros es ilimitado habita en la mansión del cielo, cuya puerta es la.
niebla
de la mañana,
y cuyas ventanas ion las canciones y los silencios de la noche
LA MUERTE
No tener miedo a la muerte que
vida y muerte son la misma cosa. Las aguas son veladas por la noche en las profundidades
de la esperanza. Desearíais saber y descubrir el secretó de la muerte. ¿Pero
cómo lo encontraréis á menos de buscarlo en el corazón de la vida? El mochuelo,
cuyos ojos atados a la noche son ciegos en el día, no puede descubrir el
misterio de la luz. Si, en verdad, queréis contemplar el espíritu de la muerte,
abrid de par en par vuestro corazón en el cuerpo de la vida. Porque la vida y
la muerte son una, así como el río y el mar son uno también. En el arcano de
vuestras esperanzas, y deseos y en el silencio del ocaso reposa vuestro
conocimiento silencioso del más allá: Y., como las semillas soñando bajo la nieve,
vuestro corazón sueña con la primavera. Confiad en los sueños, porque en ellos
el camino y la puerta a la eternidad está escondido. Vuestro miedo a la muerte
no es más que el temblor del pastor cuando está en pie ante el rey, cuya mano
va a posarse sobre él como un honor. ¿No está, acaso, contento el pastor, bajo su
miedo de llevar la marca del rey? ¿No lo hace eso, sin embargo, más consciente
de su temblor? Porque, ¿qué es morir sino erguirse desnudo? Y ¿qué es dejar de
respirar y el de dejar del latir del corazón, sino el liberar el aliento de sus
inquietos vaivenes para que pueda elevarse y expandirse y, ya sin trabas,
buscar y fundirse en Dios? Sólo cuando bebáis el río del silencio cantaréis de
verdad. Y, cuando hayáis alcanzado la cima de la montaña es cuando comenzaréis
a ascender. Y, cuando la tierra reclame vuestros miembros, es cuando bailaréis
de verdad
EL AMOR
Cuando el
amor os llame, seguidlo, aunque su camino sea duro y difícil y raros, lleno de
agrestres escarpadas. Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la
espada entre ellas escondida os hiriera. Y
cuando os hable, creed en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal como
el viento norte devasta los jardines. Porque, así como el amor os corona, así
os crucifica. Así como os acrece, así os poda.
Así como
asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen
y se enderezan
bajo el sol,
así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra.
Como trigo
en gavillas él os une a vosotros mismos. Os desgarra para desnudaros. Os
cierne, para libraros
de vuestras
coberturas. Os pulveriza hasta volveros blancos. Os muele y amasa, hasta que
estéis flexibles y dóciles. Y os asigna luego a su fuego sagrado, para que
podáis convertiros en sagrado pan místico para la fiesta sagrada de Dios y el
banquete divino.
Todo esto
hará el amor en vosotros para que podáis conocer los secretos de vuestro
corazón y
convertiros, por ese conocimiento, en un fragmento o partícula del corazón de
la Vida. Pero si, en
vuestro miedo, buscareis solamente la paz y el placer terreno del amor,
entonces, es mejor que
cubráis vuestra desnudez y os alejéis de sus umbrales.
Hacia un
mundo sin primaveras donde reiréis, pero no con toda vuestra risa, y lloraréis,
pero no con todas vuestras lágrimas. El amor no da nada más a sí mismo y no
toma ni recibe nada más que de sí mismo. El amor no posee ni es poseído. Se
basta así mismo. Porque el amor es suficiente para el amor. Cuando améis no
debéis decir: "Dios está en mi corazón", sino más bien: "Yo
estoy en el corazón de Dios."
Y pensad que
no podéis dirigir el curso del amor porque él si os encuentra dignos, dirigirá
vuestro curso.
El amor no
tiene otro deseo que el de realizarse. Pero, si amáis y debe la necesidad tener
deseos, que vuestros deseos sean éstos: Fundirse y ser como un arroyo que canta
su melodía a la noche.
Saber del
dolor de la demasiada ternura. Ser herido por nuestro propio conocimiento del
amor. Y sangrar voluntaria y alegremente. Despertarse al amanecer con la autora
con un alado corazón y dar gracias por otro día de amor. Descansar al mediodía
y adormecerse y meditar el éxtasis de amar. Volver al hogar con gratitud en el
atardecer. Y dormir con una plegaria por el amado en el corazón y una canción y
oración de alabanza en los labios. El amor te envuelve en sus alas, la espada
puede herirte, pero cuando el amor te hable cree en él aunque su voz pueda
despedazar tus sueños. El amor crucifica, hace crecer
LA
SUPERVIVENCIA ,
Ojalá pudierais
vivir de la fragancia de la tierra y, como planta del aire, ser alimentados y
nutridos por la luz viviendo en la naturaleza. Pero, ya que debéis matar para
comer y sobrevivir y robar al recién nacido la leche de su madre para apagar
vuestra sed, haced de ello un acto de adoración. Y haced que vuestra mesa sea
un altar en el que lo puro y lo inocente, el buque y la pradera sean
sacrificados a aquello que es más puro y aún inocente que el hombre. Cuando
matéis un animal, decidle en vuestro corazón: "El mismo poder que te sacrifica,
me sacrifica también; yo seré también destruido. La misma ley que te entrega en
mis manos me entregará a mí en manos más poderosas. Tu sangre y mi sangre no
son otra cosa que la savia que alimenta el árbol del cielo." Y, cuando
mordáis una manzana, decidle en vuestro corazón: "Tus semillas vivirán en
mi cuerpo y florecerán los brotes en mi alma. Tu sangre es la sabia que nutre
el árbol del cielo. Juntos descubriremos el alimento del alma, Y los botones de
tu mañana florecerán en mi corazón. Y tu fragancia será mi aliento. Y gozaremos
juntos a través de todas las estaciones." Y, en el otoño, cuando reunáis
las uvas de vuestras vides para el lagar y las recogías para hacer vino, decid
en vuestro corazón: "Yo soy también una vid y mi fruto será llevado al
lagar. Y sus semillas vivirán en mi cuerpo Y, como vino nuevo será guardado en
vasos eternos." Y, en el invierno, cuando sorbáis el vino, que haya en
vuestro corazón un canto para cada copa. Y que haya en ese canto un recuerdo
para los días otoñales y para la vid y para el lagar.
EL TRABAJO
Trabajáis
para seguir el ritmo de la tierra y del alma de la tierra. Porque estar ocioso
es convertirse en un extraño en medio de las estaciones -y salirse de la
procesión de la vida, que marcha en amistad y sumisión orgullosa hacia el
infinito. Cuando trabajáis, sois una flauta a través de cuyo corazón el
murmullo de las horas se convierte en música y melodía. ¿Cuál de vosotros
querrá ser una caña silenciosa y muda cuando todo canta al unísono? Se os ha
dicho siempre que el trabajo es una maldición y la labor una desgracia.
Pero yo os
digo que, cuando trabajáis, realizáis una parte del más lejano sueño de la
tierra, asignada a vosotros cuando ese sueño fue nacido. Y, trabajando, estáis,
en realidad, amando a la vida. Y amarla, a través del trabajo, es estar muy
cerca del más recóndito secreto de la vida.
Pero si, en
vuestro dolor, llamáis al nacer una aflicción y al soportar la carne una
maldición
escrita en
vuestra frente, yo os responderé que nada más que el sudor de vuestra frente
lavará lo que está escrito. Se os ha dicho también que la vida es oscuridad y,
en vuestra fatiga, os hacéis eco de la voz del
fatigado. Y yo os digo que la vida es, en verdad, oscuridad cuando no hay un
impulso. Y todo
impulso es ciego cuando no hay conocimiento. Y todo saber es vano cuando no hay
trabajo. Y todo
trabajo es vacío cuando no hay amor. Y cuando trabajáis con amor, os unís con
vosotros mismos, y con los otros, y con Dios. ¿Y qué es trabajar con amor? Trabajar
con amor es tejer la tela o un lienzo con hilos extraídos de vuestro corazón
como si vuestro amado fuera a usar esa tela o se uniera al tejido. Es construir
una casa con afecto, como si vuestro amado fuera a habitar en ella. Es plantar
semillas con ternura y cosechar con gozo, y recoger la cosecha con alegría como si vuestro amado fuera a gozar
del fruto y comerse los frutos. Es
infundir en todas las cosas que hacéis el -aliento de vuestro propio espíritu y
el soplido de vuestra alma. Y saber que todos los muertos benditos se hallan
ante vosotros a vuestro alrededor observando. He oído a menudo decir, como si fuera en
sueños como si estuvieras dormido: "El que trabaja en mármol y encuentra
la forma de su propia alma en la piedra, el que trabaja el mármol de la palabra
es más noble que el que labra y trabaja la tierra." "Aquel que se
apodera del arco iris para colocarlo en una tela transformada en la imagen de
un hombre es más que el que hace las sandalias para nuestros pies." Pero el que hace
oraciones y extiende una tela no es superior. Pero, yo digo, no en sueños, sino en la vigilia del
mediodía, que el viento no habla más dulcemente a los robles gigantes que a la
menor de las hojas de la hierba. Y solamente es grande el que cambia la voz del
viento en una canción, hecha más dulce por-u propio amor. El trabajo no es
soñar sino despertar en la alegría. El trabajo es el amor hecho visible. Y si
no podéis trabajar con amor, sino solamente con disgusto, es mejor que dejéis
vuestra tarea y os sentéis a la puerta del templo y recibáis limosna de los que
trabajan gozosamente. Porque, si horneáis el pan con indiferencia estáis
horneando un pan amargo que no calma más que a medias el hambre del hombre. Y
si refunfuñáis al apretar las uvas, vuestro murmurar destila un veneno en el
vino. Y si cantáis, aunque fuera como los ángeles, y no amáis el cantar, estáis
ensordeciendo los oídos de los hombres para las voces del día y las voces de la
noche. Es
venirse conmigo mismo y con dios. Todo trabajo es noble.
DESPEDIDA Y REENCARNACIÓN
En el silencio puedes
realmente cantar. Cuando llegues a la cumbre la montaña, la tierra te revindica
y puedes libremente danzar. En el mar se expresan desnudos los vientos y te
fundes con el sol. Las palabras son alas que habitan en los corazones. El
cuerpo solo es arcilla y al morir descansas, pero otra mujer me concebirá. Nos
encontramos en el sueño. La muerte es un silencio rítmico, pero nos encontraran
de nuevo en el silencio, y cantaran para mí la canción más profunda
miró a su
alrededor y vio al piloto de su barco de pie ante el timón y mirando, ora a las
henchidas velas, ora a la distancia. Y dijo: Paciente, más que paciente, es el
capitán de mi barco. El viento sopla y las velas están inquietas. Aún el timón
solicita una ruta. Y, sin embargo, tranquilamente, mi capitán espera mi
silencio. Y esos mis marineros, que han oído el coro del inmenso mar, tienen
también que oírme pacientemente. Pero no
esperarán ahora ya. Estoy presto.
La corriente
ha llegado al mar y, una vez más, la gran madre aprieta a su hijo contra su
pecho.
Adiós,
pueblo de Orfalese. Este día ha terminado. Se está cerrando sobre nosotros como
un nenúfar se cierra sobre su propio mañana. Guardamos lo que aquí nos ha sido
dado, Y, si no es suficiente, nos reuniremos de nuevo y juntos tenderemos nuestras
manos hacia el dador. No olvidéis que yo volveré hacia vosotros. Un momento, no
más, y mi anhelo reunirá espuma y polvo para otro cuerpo. Un momento, un
momento de descanso en el viento, y otra mujer me llevará consigo. Adiós a
vosotros y a la juventud que he pasado con vosotros. Fue ayer que nos
encontramos en mi sueño. Habéis cantado para mí en mi soledad, y yo, de
vuestras ansias, he edificado una torre en el cielo. Pero ahora nuestro sueño
se ha ido y ya no es la aurora. El mediodía está sobre nosotros y nuestra
somnolencia se ha cambiado en día pleno, y debemos separarnos. Si, en el
crepúsculo del recuerdo, nos encontráramos una vez más hablaremos juntos de nuevo
y me cantaréis una canción más honda. Y, si nuestras manos se unieran en otro
sueño, levantaremos otra torre en el cielo. Diciendo así, hizo una seña a los
hombres de mar e, inmediatamente, ellos levaron anclas, soltaron las amarras y
se movieron hacia el este. Y un grito nació de la gente, como de un solo corazón
y se elevó en el crepúsculo y se arrastró sobre el mar como un sonar de
trompetas.
Sólo Almitra
estaba silenciosa, siguiendo al barco con los ojos hasta que se desvaneció en
la niebla. Y, cuando toda la gente se dispersó, ella estaba todavía -sola sobre
el muro que da al mar, recordando en su corazón lo que él dijera: "Un
momento, un momento de descanso en el viento, y otra mujer me llevará
consigo." Despide a su amigo, “no lamentes despedir a tu
amigo, pues en su ausencia la amistad se hace más profunda en el espíritu
profundo”
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