viernes, 8 de diciembre de 2017

Wladyslaw Reymont

Wladyslaw Reymont  1868 1925 nobel en 1924
Era un naturalista extremo. Siempre impregna las novelas de una visión religiosa y de creencia. Le dieron el nobel con buena puntería; un año antes de morir. Apoya la reivindicación de la identidad polaca. A Echegaray y Mistral se lo dan en 1904. Luchó por la identidad nacional y se opuso a la ocupación de Polonia. El nobel tiene una intención política. Fue autodidacta. Era de familia de clase media. Trabajó en la construcción del tren, de actor y tomó hábitos de monje. Copia a los grandes autores realistas franceses Zola y Balzac. En la tierra prometida describe la vida de una gran ciudad industrializándose. Habla de las trasformaciones sociales, de las clases menesterosas y obreras, herederas del campesinado. Y es que su obra principal son los Campesinos. Es una obra naturalista católica de 4 tomos; primavera verano otoño e invierno. Toma un pueblo cualquiera de Polonia y narra un año en su vida. El pueblo es dominado por el castillo del señor y hay hombres tontos o astutos, campesinos, ricos, funcionarios, contadores de historia. Retrata la desesperanza humana de traer hijos al mundo, de enterrar a los mayores. Es todo un ciclo vital. Es la trasformación del ser humano y la naturaleza desde un punto de vista trascendente. La fe tiene mucho peso pues las festividades religiosas marcan el calendario. Las bodas duran 4 días, los funerales son encuentros de la gente. Gira el tiempo en este microcosmos. La vieja Ágata es una vagabunda que muere entre sus parientes, en brazos del muchacho Yasio, un muchacho ingenuo que descubre el amor y la muerte. 
  
La vieja aullaba como un pájaro que se duerme, miraba su corazón con una profundidad insospechada. Pasaba algo que no comprende el entendimiento humano. Era una piltrafa humana, hierba consumida, se extingue, pero sueña con una vida nueva. El observa el fatal destino del hombre y el corazón se les llena de pena y los ojos de lágrimas y una oración cálida escapa de sus labios temblorosos. Es la muerte y renacimiento siempre con un sentido trascendente. Es el sentimiento de identidad polaca; el nacionalismo. El argumento básico de las cuatro novelas son que un viejo labrador se enamora y casa con una jovencita como en el rey Lear. Sus hijos echan pestes de él, porque hasta que muera no heredarán la tierra. El viejo es el hazme reír del pueblo. La chica joven no seduce voluntariamente a nadie, pero muchos de pueblo se enamoran de ellos, inclusos los hijos del viejo. La echan del pueblo y la desprecian como puta. Es una metáfora nacionalista porque ella es Polonia, pisoteada despreciada como la identidad nacional. Polonia no existe como nación. Comienza por el otoño para dejar al final el esplendor de verano. Se detiene en la vida ardiente. Hay en el pueblo un par de contadores de historias, bardos que narran leyendas a la lumbre de la hoguera, el folclore popular. Escuchan a Mucho. Se pasa la fría velada de febrero.
Las almas levantarán la tierra, arderá todo como con antorchas. Los ojos los tiene velados por toda tristeza. Se levantan a través de otros mundos. Rayos relámpagos. Espacios donde el hombre solo levanta la vista ante un milagro o un sueño. El mar se aza en la masa solida de los hechizos y maravilla. Por la noche el cielo se llena de aflicción, miserias, injusticias, quejas y algo de esperanza. Es una vida gris miserable. Un día corriente mira al enfermo velado por la tristeza. Es una noche triste y oscura. En la hora de la muerte no ven los ojos maravillas, las bestias se encorvan bajo el yugo de la piedra, bajo el pozo profundo, llantos y penas y dolores. Se revuelca el alma en el barro. El alma se dilata como hierro al fuego, y se hace triza de ceniza y luz. Se tiende un arcoíris entre el cielo y la tierra. La novela retrata lo que causa estas historias a la gente. No es un pasatiempo de las noches invernales, sino que se trata de vislumbrar otra vida posible de la que llevan. Es una metáfora de lo que es la literatura. Es la falta de libertad en el propio suelo natal. Exiliados en el seno de su propia patria, pertenecen a otro país. Hay un dicho pesimista; el cielo está muy alto y Francia muy lejos. Hay que apechugar con lo que hay. Está la novela escrita entre 1903 y 1909 y describe una Polonia que se intenta rusificar. Él vive en la parte rusa y los denuncia. Muchos campesinos no iban a la escuela, no porque no quisieran aprender, sino porque era rusa. Le persiguen los rusos y el protagonista huye y bordea las tierras del bosque hasta un cruce de caminos con una cruz, siempre la religión por medio. Todos le han acusado. Allí macho encuentra a Yagusia, la mujer joven que han echado del pueblo por pecadora y a la que todos han acosado. Ella lora sin saber porque tiene pena, pero se abate de tristeza. Cristo parecía bendecir con las manos ensangrentadas. Él se siente solo una mota e polvo, una brizna de hierba en el prado. Si muero yo otros darán su vida por la causa. Allí venden chozas y castillos. Ofrecerán sus cabezas y de estas piedras construirán la santa iglesia. Bendecida por los siglos de los siglos. Muestran el paraíso, las almas en éxtasis y el canto dulce de la esperanza. Es una novela muy épica. Aparece mucho el tema político. El viejo Badina se casa con una joven y le miran mal en el pueblo porque ella es joven y bella. Le da un ataque al corazón y se queda en cama. La noche que va a morir se levanta y se va al campo de noche. La luna aparece en mitad del cielo, empedrada de rocío, donde solo se escucha el silencio y el cantar de los grillos, la noche está muda. El bendice cada terrón de brizna de hierba. Recoge la hierba y las siembra infatigablemente. Siembra a mano vacía como sembrándose así mismo. Devolverá a la tierra sagrada su vida, a los días eternos. Los días son grises, la luna oculta en el horizonte, el mundo ciego ahogado en las profundidades. Pasos lentos llevan a tinieblas solitarias. Alza la voz dulce y acongojada. Boliva, aquí estoy, habla la tierra quédate con nosotros. El mundo en pie avanzaba hacia el. Un relámpago iluminó los ojos oscurecidos por la muerte. Dios padre le tiende las manos. Ven, pobre siervo cansado. Se deja caer sobre el rostro de la majestad santísima y cae. Aulló un perro mucho tiempo largamente. Siempre esa trascendencia religiosa, describe descripciones bonitas

 

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