martes, 30 de enero de 2018

EL PUÑAL Y LA HERIDA DE JORGE FERNANDEZ DIAZ

Cesar Coca presenta al autor de esta presentación de libro en Bidebarrieta. Jorge Fernández Díaz tiene un nombre idéntico a cierto conocido político español que ahora está postrado en un hospital. Nació en 1960 en Buenos Aires, es periodista escritor, y ha cultivado el cuento, la novela y la biografía. Ha trabajado con periodistas importantes como Tomas Martínez. Ha escrito muchos libros. Ha recibido premios en el campo literario, radiofónico, y como periodista. Ahora publica la herida y la presenta en la biblioteca de Bidebarrieta. El protagonista es el mismo que en la novela el puñal, novela que escribió hace 3 años, la penúltima de las suyas. No hay que leer el puñal para leer la herida. Aunque hay referencias al pasado y a la otra novela se puede leer independiente. 

 

El protagonista es un agente de los servicios de inteligencia argentinos, que estudia la desaparición de una monja que ha trabajado con los desfavorecidos en un barrio en el que se da el trafico de drogas. La monja solo ha dejado un mensaje en el que habla de la perdida de la fe. No se sabe si se ha ido por propia voluntad o la han matado o secuestrado. El protagonista recibe el encargo de saber que ha pasado con ella y si esta viva encontrarla. Avanza la novela y él se integra en un grupo que trabaja para mejorar la imagen de un político en un pueblo con malas expectativas electorales. Ese político es asesorado por una socióloga y una diva que le da lecciones de hablar en publico y de imagen. Es una forma de novelar las cloacas, tratan de mejorar la imagen del político al precio que sea y empeorar la imagen de los rivales para ganar las elecciones. 

Fernández es periodista desde hace 35 años. Lleva 30 años en la trinchera del periodismo, como cronista de sucesos, director político, haciendo investigación periodística. Ha tratado de vivir con los ojos abiertos, escribiendo lo que el mundo le proponía. Tiene la teoría, lo decía en algunos medios, de que los periodistas que han pasado por esa trinchera solo han podido publicar el 20 o 30 por ciento de lo que saben pues conocen muchas cosas que no pueden publicar. No deben publicar esto, se dicen siempre. Esta experiencia fue interesante. En el periodismo le pusieron freno, hasta aquí se puede contar. Pero en la literatura no hay censura. Su carrera en periodismo ha ido en paralelo a la de escritor, es interesante que a ese freno pongas un aliciente para cruzar la línea con las armas de la novela. No solo hay que cambiar nombre personajes, y situaciones. Hay que hacer una elaboración completa de personajes tramas, equivalentes a lo que conoce y es comunicable.  No podemos acceder a esa intimidad real. Pero él hace un fresco de lo que conoce con las armas de la novela negra. 

El género de la novela negra es para él la novela sociológica o social, que da cuenta del presente. Al menos el tipo de la que él escribe. Da cuenta del presente; si queremos saber cómo es Grecia hoy hay que leer sus novelas negras. No es partidario del modo sueco de hacer novela policial, con clichés, un muerto, donde llega un inspector o comisario. Sigue la tradición de la novela negra realista, pero sin abandonar el suspense y la intriga hace una radiografía de la sociedad del presente. El año pasado en la academia de letras de Argentina escribió una tesis; ¿por qué nos gustan tanto los relatos policiales a lo largo de la vida? Nos gustan porque en nuestros genes tenemos impresos lo que fuimos en algún momento. Fuimos cazadores, luego nos limamos las uñas, compramos armas y decidimos vivir en una sociedad civilización. La novela negra es la novela de la caza. El detective es un cazador; hay huellas que seguir, pistas que seguir, hay un depredador que es el enemigo. Los asesinos en serie son los grandes depredadores de la época. Siempre esta la jungla de asfalto, ese lugar que atraviesa el detective o el cazador. Atraviesa la sociedad, sus personajes y costumbres, cómo somos y cómo creemos que somos. Ese ímpetu de la cacería esta en el cuento de Allan Poe los crímenes de la calle morgue. Literalmente es una cacería. El asesino resulta ser un mono o orangután. Seguimos jugando al cazador y al cazado. Las series y pelis policiales y las novelas nos permiten seguir jugando a algo que tenemos atávico e intuitivo en nosotros. Quería hacer una gran novela de cacería moderna que mostrara la jungla de asfalto, lo que él vio y ve. 

 

Ocurre en España México Alemania, no solo en Argentina, esto de la mafia política está en todas las democracias. Hay entramados mafiosos detrás de los discursos de la política. Trata de desudarlas, mostrarlas en este “toma y daca”. La mafia tiene características diferentes dependiendo de la madurez de la democracia y el grado en que se encuentra. Está cansado ya de comisarios tópicos, de inspectores policiales. Le parecen abrumadores. 

En Argentina Borges, nuestro Cervantes modestamente y nuestro padre, practicó el cuento policial. Pero nunca llegó a practicar la novela. No creía en las novelas sino en los relatos cortos. Pone al género policial en el centro de la literatura. Decía que nosotros los argentinos no teníamos el apego por la ley que tenían los ingleses. Por eso no había novela policial en Argentina y eso es trasladable a toda Sudamérica. En Inglaterra si había. Todo el género épico llegó tarde. Tenemos un problema con la ética los iberoamericanos. Esa grandiosidad se la dejamos a los anglosajones. Los últimos 30 años ha empezado cierta épica, que Borges alaba, la idea de coraje, la idea de héroe. En 1933 el argentino idolatraba el trabajo de la policía. Pero en Argentina como en otros países, no en este país, la policía hace negocios con los políticos. Maneja la droga y la mafia. 

 

Buscando algo parecido Fernández decidió que su protagonista fuera un espía, esos que vuelan alto por los aires, consiguen mujeres y son glamurosos. No los espías de la guerra fría. No quería espías que trabajaran en el terrorismo o en las grandes potencias, sino que trabajaran en esta zona de la política gris. Esos que preparan un dosier para destruir a alguien y extorsionar. Esos son los verdaderos espías en determinados países. Su protagonista es una especie de canalla adorable, en el sentido de que en el siglo XXI la pelea en ficción, la pelea realista no es entre buenos y malos sino entre malos y peores. No es momento de héroes de corazón puro sino de héroes imperfectos y en este caso hasta infames. Nace la novela de esa conjunción de cosas. Esa idea de hacer un malo creíble es un enorme desafío en la novela. A cualquier persona honrada democrática le chocara este personaje. Es algo perturbador ponerte de parte de él en una trama donde se juega muchas cosas. Las mujeres se han enamorado de su protagonista y los hombres quisieran tomar una copa con el y tenerlo a mano si las cosas se ponen difíciles. Es un juego nuevo que le parece interesante, jugar con la novela de espías. 

Para comprender la magnitud del personaje nos preguntamos por qué le pone el nombre de Remil. Los agentes de inteligencia suelen usar seudónimos, nombres falsos. Remil era un combatiente de la guerra destinado a la guerra de las Maldivas y heroico. Vuelve de la guerra. Una guerra absolutamente absurda y loca pero llena de personajes heroicos. Conoce el autor personalmente muchos casos. Su sargento para elogiarlo le llamaba “hijo de Remil”. Quedó Remil. Es el nombre ideal para un agente de la inteligencia. Es un tipo duro, pero no tan duro como Falcó, el héroe de Pérez Reverte. Remil y el Falcó de Pérez Reverte son primos hermanos. En Madrid a Arturo le conoce desde hace 25 años, son íntimos. Reverte dice que Falcó se va a retirar en Buenos Aíres, que se alojará en el hotel Aguilar, comerá en Naviela, y se encontrará con Remil y otros personajes. Falcó y Remil son dos espías y dos malditos. La operación literaria que propone Reverte es volver a la Casablanca de Michael Curtis, y espiar el verdadero sexo entre Humphrey Bogart, Ingrid Bergman que la censura no dejó ver. Para sobrevivir en ese café el personaje de Bogart hizo cosas reñidas con la moral. Reverte muestra la vedad de hoy, lo que sabemos, no con la ingenuidad con que vimos esa peli sino con la conciencia que tenemos en el presente. La operación literaria de herida y puñal va más allá de hacer una novela policial, de investigación y detención. Presenta un fresco, con sabor a la realidad. 

 

Cada cosa que ocurre en la herida ocurrió algo parecido en la realidad. El autor tiene un expediente de como sucedieron las cosas. Cuando suceden asesinatos desapariciones p manipulaciones de la política es porque sucedieron así. Hace dos años le llamó un importante político argentino para pedirle que no contara estos secretos de estado. El autor se dijo que esto tenía que contarlo literariamente porque no se va a poder probar nunca. Hay un equipo de futbol, no va nombrarlo porque no hay pruebas, comprado por un gáster de la droga. Cuando fue el equipo a primera división el político los recibe y les hace una fiesta. El equipo envía a 7 o 8 de los principales jugadores, al técnico y al capitán a una zona bonita de la argentina. A los que aceptaron la invitación y a los dueños del muy modesto equipo de futbol los llevaron durante 20 días a las Vegas a todo el equipo completo. Y hasta les ofrecían chicas.  Este tipo de cosas que sabe el autor que existen las colocó dentro de la novela la herida. El lector se dice; esto no puede ser, pero es real todo lo que cuenta. Ha tenido buenas críticas con El puñal. Pero a un crítico le extrañó lo de los sindicalistas millonarios. En su patria hay sindicalistas multimillonarios de miles de empresas, algo que en España no se ve. Todo lo que cuenta en la herida por increíble que parezca han sucedido. La realidad es tan inverosímil que a veces tiene que bajar un punto, hacerlo más creíble. 

Tiene un secundario de lujo, el papa, que no había aparecido en ninguna novela. Es un personaje de esta novela. Hay muchas referencias al Papa. El papa es argentino, con lo bueno y lo malo de eso, pero se ha metido mucho en política. Él nunca soñaba con sr papa sino con ser Perón en la década de los 60. Le gusta mucho la política y se sigue metiendo en la política menuda de Argentina. Es increíble lo que Bergoglio ha hecho en las zonas pobres de la Argentina, ha formado a un gripo de curas, en las favelas, en la propia miseria. Los ha visitado, tiene amigos entre ellos. Se lo debemos todo a él. La monja que desaparece es una monja que trabaja en las barriadas amenazadas constantemente. por el narco Se ha metido en el narcotráfico hace 15 años. Una vez que se involucra uno es difícil salir. 

Por un lado, está el narco menudeo, el interno, se da en las clases medias altas y favorece la construcción de la pasta base, la droga de los pobres que es tan destructiva y esto ocurre en las barriadas pobres. Hay otra parte que es la exportación de cocaína a gran escala que se hace con la complicidad de policías y funcionarios, de la política. Eso es lo que está contado en el Puñal. Entra la droga a España por Portugal y va a Vigo y avanzan encareciéndose hasta Alemania y mas allá todavía. Es un negocio impresionante y sofisticado, hecho por señores de traje y corbata que manejan trasportadoras. Tiene mas que ver con el negocio capitalista que con la droga pura y pura. Está en el puñal y en la herida. 

Conoce el autor a un argentino sacerdote amigo de Bergoglio. Ha conocido a algunos de ellos. Quiere hacerle un favor al papa y encontrar a esa monja que dice que la fe también se agota. No se sabe si se suicidó o se escapó, o la mataron o la secuestraron. Estaba muy amenazada. No se comunicó con la familia. Desapareció de pronto. El papa la quería mucho. Los servicios de inteligencia quieren quedar bien con el papa y la buscan, pero fracasan de forma estrepitosa. Muy enojado le envía su jefe al sur, a la Patagonia a otra misión política. 

Siempre traslada sus cosas emocionales a sus personajes el autor. Es muy inquietante que a un profesional duro como es Remil le trasfieran emocionalidades muy humanas, cosas que le han ocurrido en su vida. En el puñal le trasfirió la desesperación amorosa que todos hemos vivido en algún momento. Esa mujer que se nos resbala y no podemos agarrar. En el puñal relata esa obsesión que nos agarra cuando ocurre. Y en la herida trasfiere algo autobiográfico que vivió. Los padres de Fernández son asturianos. El padre ya murió. Huyeron de aquí del hambre, de la guerra civil española en una situación precaria. Son los dos de dos pueblos de Asturias. Se conocieron, formaron una familia. Ella no logró superar la guerra, quedó atrapada en el otro lado del mundo, ya casada, con hijos. Nunca pudo venir y quedarse del todo y ha vivido un gran desgarro. Hace 18 años escribió una entrevista que tuvo con su madre, fue un momento fuerte de su vida, hablar con su madre y entrevistarla como hijo y periodista tratando cosas importantes. Ha tratado de armar el árbol genealógico, armarlo a conciencia, es impresionante, somos un pedazo de este mundo. Imaginariamente el árbol somos todos, esas personas que fueron. Tuvo mucho éxito en Argentina ese libro y en España. 

Su padre Marcial era camarero de un bar. Cuando tenía 15 años Fernández el padre descubre con horror que su hijo quería ser escritor. Y le dice; la literatura es una forma de vagancia. Creía que su hijo era un vago. Le confirmó al padre sus peores sospechas al entrar al periodismo que no era para ganar dinero o hacerse famoso como ahora, sino que era una bohemia. El padre se sintió traicionado por él, no se hablaron durante 8 o 10 años, ni cara a cara. Se sentía muy dolorido traicionado. Su padre hizo algo que marcó su vida para siempre, le dio por perdido. Le vaticinó la ruina. 

Sucedió algo muy bonito cuando tenia 25 años y y el autor era cronista de sucesos, en el diario popular que se llamaba la razón (periódico popular multitudinario que cerró hace muchos años y que nada tenía que ver con el de aquí) Escribía el cadáver de cada día, cada día hacia una crónica policial. Iba a cubrirla. Mientras leía a Charley Hammet y demás. Tenia sobremesas con viejos cronistas que eran alcohólicos y les tenía más miedo a ellos que a los delincuentes. La vida era una academia increíble, popular. Entonces sucedían muchas cosas en la mafia del futbol y en la industria del secuestro extorsivo. Con llegada de Alfonsín se echó a varios secuestradores que trabajaban para la dictadura militar. Esos se dedicaron a lo que sabían hacer que era secuestrar gente y cobrar rescates. Sabían mucho pero no podían probarlo. Propuso al director escribir una novela negra a la manera de folletín contando con la ficción lo que no podían contar como periodista. Y a esto se dedicó durante 20 años. Fue una gran experiencia. Contó la historia de un periodista que va a pagar el rescate. Lleva en un bolso dinero, una fortuna. Deja el bolso en el piso. Se da la vuelta. Y un niño de la calle se lo arrebata y borra. Termina dramáticamente así el capítulo. 

Esa noche sonó teléfono en la redacción. Era el padre. No se hablaban cara a cara. Pensó que había pasado una tragedia enorme. ¿Qué pasa, papa? “Quiero saber si va a recuperar el dinero”, le dijo el padre. El escritor había escrito otros capítulos y no se acordaba de lo de ese día. “Quiero saber si el periodista recupera el dinero”. A Fernández se le saltaron las lágrimas, trató de no se diera cuenta de que estaba lagrimeando. Si, papa, lo va a recuperar. Esté seguro. Perfecto, dijo él y corto. Fernández fue al baño a llorar, para no llorar delante de sus compañeros. “La literatura nos había distanciado, pero nos volvió a unir de vuelta. Eso es muy bonito”.

A veces escribir le angustia. Sin embargo, se ha convertido en trabajador adicto, para responder a la falta de esperanza en esa profesión de su padre. Aún cree que tiene que luchar contra esa profesión. Un día soñó que era un desempleado que caminaba en una marcha de menesterosos. Y su padre le tocaba y le decía; “te lo dije Jorge, pero no me hiciste caso” Este recuerdo familiar viene a cuenta porque todos nosotros tenemos una herida fundamental. O varias. A veces es consciente o no. Él lucha contra la herida de que su padre le diera por perdido. Es un conflicto íntimo de personas sentimentales y se la colocó al padre de la inteligencia que es el padre simbólico. Remil fracasa y su padre simbólico le da por perdido. Le manda al sur a la Patagonia a hacer un trabajo político. Seguirá obsesionado hasta el final por encontrar a la monja para demostrarle al padre que estaba equivocado y demostrarse así mismo que la profecía no era cierta. Esa emoción en un hombre duro y despiadado es perturbadora. Es lo que quería que fuera. 

En esta parte de la novela en el que Remil forma parte de un grupo para mejorar el prestigio de un político y empeorar el de los contrarios, hay daños colaterales mayores que los daños que se presenten salvar. Se han presentado novelas escritas por policías que hablan del interior de la policía. Piensas que es cierto porque hay alguien metido dentro; Falsificaciones, historias que se borran para que nadie acuda al pasado para desprestigiar al político. El lector piensa que eso es verdad. No es una verdad literaria, pero es la verdad funcional que cuenta la verdad. A veces la ficción cuenta la verdad mucho mas que el periodismo. Cuando escribió el puñal durante 30 años ha tratado de que los servicios de inteligencia no le intoxicaran. Y es que hay muchos colegas alli y aquí que frecuentan de manera promiscua a los servicios de inteligencia que les dan el dosier. Eso pasa ahora y hace unas décadas. Ese político que lleva su nombre conoce el proceso. Hay periodistas que se han dejado intoxicar por estos servicios. El no quiso hablar con esos agentes de inteligencia que se dedican a eso para que no pudieran contar historias tan irresistibles que sintiera estaba haciéndoles un favor, aunque lo trasformara en otra cosa. Se libró mucho de estos servicios. 

Fue un éxito el libro, lo compró la productora que hizo relatos salvajes y la de Almodóvar. Pasaron la novela al cine. Está haciendo ahora la promoción de la novela. Un argentino que trabaja para el servicio de inteligencia extranjero le llamó, hay una serie de personas fanáticos de Remil que quieren verte. Quieren que les firmes un libro, nada más. Fernández trabaja en la radio todas las noches. Les dijo que por las noches les iba a atender y firmar. Eran policías entrenados en EE.UU, Europa y aquí, que no intoxicaban. Les invitó. Estaba sentado con hombres peligrosos. Fernández dijo; no vengo como periodista sino como novelista. ¿Qué he hecho que piensan que esta mal en el oficio de ustedes? ¿qué hice mal con el puñal? Solo le dijeron que la pistola de 9 milímetros no tiene martillo. Ahora consulta a expertos armeros para que le asesoren en las próximas novelas.
Empezaron a hablar y uno le dijo; “¿cómo ha sabido qué mataron a los tres jóvenes en el sur?! Es ficción la parte en la que roban el camión equivocado. Los narcos les matan a los tres. Era una ficción dentro de lo que estaba construyendo. Pero aquel espía le dijo muy serio; “eso pasó y solo tres personas lo sabíamos en este país, ¿Quién de los otros dos te lo dijo?”. Te juro que es fruto de mi imaginación, les decía el autor. Ahí te das cuenta de que te pueden matar por algo que imaginaste. Cuando conoces la materia de lo que escribís, ayudado por la imaginación, eres capaz de contar cosas que han sucedido e incluso que sucederán. Están ancladas en las realidades. 

Ha vivido en el sur Patagonia 5 años. Lo que él hace es mostrar en una pequeña provincia, en un pequeño lugar, como se mueve la nueva política. Es inquietante. Es absolutamente teatral. Va con una operadora político al sur y un grupo de gente complicada le intenta levantar la imagen a un político mediocre. Lo primero que hacen es crearle un falso pasado heroico, una biografía falsa, con la que crean una épica, un discurso. Le enseñan a estudiar ese guion, a convertirse en un personaje. Hace una campaña en línea junto a estas cosas. Compran a la oposición y vigilan a los jueces; los que vayan a favor son ascendidos. Los que van en contra son congelados. Si un juez es demasiado rebelde y tiene algo que ocultar se le extorsiona o amenaza. Eso sucede en algunos países. Esos tejemanejes son supuestos de la nueva política muy complejos donde los servicios secretos trabajan al lado de los especialistas de marcas. Muestra su lado de atrás que tiene que ver con el populismo, una nueva forma de King Kong de esta teatralidad y esos tejemanejes. Ocurre y va a seguir ocurriendo. Es una enfermedad nueva que respira cosas del pasado. Es una enfermedad de la democracia. La democracia actual tiene dos talones de Aquiles; no ha resuelto la desigualdad y ha producido la corrupción. No conoce el autor régimen político mejor que la democracia. Otros regímenes han creado mas desigualdad, pobreza y mas corrupción. Es un talón de Aquiles importante, hay que esclarecer contar y narrar estos problemas. En la democracia siempre aparece un demagogo con nuevas metodologías que luego en virtud siempre tiene una coartada para corromperse o ser hegemónico. Siempre hay una cuartada ideológica o intelectual, o para recaudar dinero. Se recauda dinero para el partido, para la idea. Después confunden los bolsillos y acaban teniendo mansiones. 

 ¿Vamos a tener más Remil? “Me temo que sí. Ha tenido mucho éxito”. El escritor trabaja no para el éxito sino para el lector. Es académico, ha dirigido suplementos literarios, ha tratado con escritores y ha tenido buenas críticas, pero le interesa el lector de a pie que lee por placer, que lee de noche, que espera sorpresas y vivir otras historias con el libro, el lector común corriente. Ha hecho un éxito de este libro y eso le agrada muchísimo. La realidad política es una novela en general. Se sienta todas las mañanas y lee todos los periódicos, no solo argentinos, también españoles. Recorta notas y reportajes, cosas que han sucedido y se dice esto para Remil”. Y la cascada cada vez es más grande. Está atado a hacer una crónica. Juan Ruiz, un querido amigo suyo, dice que tiene alma de Vázquez Montalbán, lo dice en el sentido de que es un articulista político de los domingos en el diario la nación a la vez que recurre a la novela policial para hacer una larga crónica policial. Pepe Carvallo podía contar lo que no podía contar Montalbán. Remil necesita seguir moviéndose en esos terrenos inquietantes por los que se mueve. 

Se abre una rueda o turno de preguntas unos minutos para el que desee preguntar. Muchos sienten curiosidad por la novela, los personajes o la realidad política de las cloacas. La novela puede reflejar mejor estas cosas que el propio periodismo. El periodismo no puede contar la intimidad de como es un acto de corrupción. Puede contar como se hizo, los hechos, reproducir una escena con mucha suerte, pero no contar la intimad de como se hizo, porqué estaban ahí, cuál es la coartada intelectual que tienen para hacer eso. Ningún corrupto cree que es un corrupto. Tienen la idea de que es el por el bien de una idea, o de algo. Cobran comisiones y sobornos por el bien de algo. Creen que son idealistas. Esas cosas la novela lo puede revelar. El periodismo no está preparado para contar los sentimientos.

Los personajes femeninos de su novela son extraordinariamente interesantes. Las mujeres son una revolución que significa mucho. Remil trabaja para una mujer depredadora. Cuando una mujer es mala es 100 mil veces peor que un hombre porque es más inteligente, es un cinturón blanco de yudo con inteligencia emocional, es potencialmente peligrosa. Ha creado 8 personajes femeninos con historias de amor y triángulos amorosos. 

En los últimos 27 años, en la provincia la mitad de las personas, el 60%, trabaja en negro, no tiene cloacas o agua potable, o servicios mínimos. Hay un paro y una desocupación tremenda. Hay una gobernadora nueva que le ha puesto cara y lucha contra la mafia. Ella leyó el puñal y entendió como era el entramado de lo mafioso, que se une al estado del narcotráfico, la mafia policial judicial y la del futbol vinculado con estos asuntos. Los hooligans de varios países estan en el negocio de la cocaína, prestan servicios de matones. El autor se siente orgulloso de esa gobernadora, ojalá haga lo que dice, ojalá, sería histórico. Se enorgullece de que una novela, no un artículo periodístico, muestre como es la realidad. María Eugenia Vidal se llama la gobernadora. Ella se enfrento a la mafia policial, y se trasladó con sus hijos a una base militar donde actualmente vive. 

Se va a retirar en Buenos Aires Falcó y Remil en España. No sabe si va a llegar vivo a retirarse. Falcó es un chulo, un duro, que se permite enamorarse, pero Remil nunca se enamora, no usa la palabra amor, le parece una cursilería, tiene una enfermedad por una mujer. Arturo se confundió en la presentación 3 veces y dijo Falcó. Si Remil llega y ve a la bella durmiente actuaría diferente a Falcó. Falcó trataría de desnudarla. Remil en cambio trataría de llevarla a un sitio seguro. Remil está entrenado. Cuando estan en la casa de la Villa Tornolia (donde Mussolini pasó su infausta gestión durante la guerra) hay una pintura impresionante de un grupo de cruzados con sus armaduras y espadas, feroces, con caras cansadas. Pero sostienen un bebe. Falco y Remil son esos héroes cansados. 

¿Qué los grupos de narco de la novela sean peruanos causa problema en la Argentina? Si en España se dice que el grupo es griego hay un problema con los griegos inmediatamente. Fernández muestra un expediente, tiene el caso archivado por si protestan los grupos. Muchas mafias de ahora las manejan ex miembros de sendero luminoso. Ha acabado la guerra y se han dedicado a este otro negocio. Es algo de lo que tenemos miedo de hablar por el reino de lo políticamente correcto. Hemos mejorado nuestras democracias, pero hay un momento en que se riza el rizo y no podemos contar la verdad. Son los tiempos de la post verdad. Si fueran asturianos contaría con todo el dolor del mundo que son asturianos. Reina ahora la estupidez y los periodistas tienen miedo de hablar por si se arma un lio descomunal. En la radio todas las noches Fernández dice cosas y se arman líos. El tema de las redes sociales RSS es curioso, hay diamantes, mujeres brillantes que ayudan a pensar y hay imbéciles y malvados anónimos de todo tipo. “En la sociedad humana siempre he sospechado que hay una gran cantidad de imbéciles esto que llamamos género humano”. Con las redes tenemos la certeza de que existen estos imbéciles. Cualquier cosa es machista o homófoba. Los periodistas estan acojonados, tienen miedo a hablar y meterse en líos por decir cosas normales. Si decimos que sucede en una barriada de Madrid hay líos. Con esto termina la conferencia y el autor firma libros. 


1 comentario:

  1. Muy interesante. Creo que este autor ha trabajado desde la literatura pisando sobre campo minado. Esto vale y mucho.

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