viernes, 10 de agosto de 2018

EL CASTILLO DE CHAMBORD


3. El castillo de Chambord
Es el castillo más grande del Loira, a orillas del río Loira, entre jardines y lagos. Francisco I cazaba en el bosque y se tomó este castillo como una residencia de verano, y de caza. Tenía 400 departamentos. Desde el 81 es patrimonio nacional de la Unesco. Lo diseña un arquitecto italiano, el mismo que san Pedro del Vaticano en Roma. La escalera interior sigue un diseño del propio Leonardo Da Vinci, invitado de honor del castillo. En la planta baja hay 8 cuartos, que dan a una escalera de caracol doble con la que se suben los tres pisos del castillo. En 1519 el primer conde de Chambord compra estos terrenos cenagosos sobre los que se alza el palacio. El castillo, rodeado de lagos, parece de cuento de hadas. Ahora es el museo conde de Chambord, pero fue el santuario de Francisco I, que vivía en el apartamento superior y desde su terraza veía unas vistas preciosas; el castillo rodeado de su lago y jardines. El rey tenía que cruzar el puente levadizo para entrar a su mansión. En las  salas de visita cubiertas tenían lugar los desfiles de la realeza y nobleza desde el siglo XI hasta el XVIII. Bóvedas. Cualquier persona no podía cruzar el puente levadizo. 

 


Francisco I era un amante de la arquitectura. En 1515 tras la batalla de Merilloc hace de él su  santuario de la caza y de sus veraneos. En septiembre del 1519 los condes de Blois restauran el edificio, el torreón y los cimientos. Es un edificio cuadrado con torres. Se acaban en 1539 los aposentos del rey, más la capilla real. Laterales-. La de capilla en el primer piso es un recinto no cubierto. Trabajaron en el castillo muchos obreros, capataces, arquitectos, siguiendo la arquitectura francesa tradicional, influenciado por lo italiano. Era un castillo fortaleza del Renacimiento, con todas las innovaciones italianas del renacimiento, con una decoración profusa, y muchos ornamentos. Posteriormente lo convirtieron en un castillo barroco de ocio, residencia y caza, que ocuparon religiosos y condes y reyes hasta la ilustración y en la época moderna hasta hoy
  
 
Francisco I lo tomó como una residencia presidencial pero no permanente. La corte francesa siempre ha sido itinerante y además vivían en varios castillos. Recibía a sus nobles invitados en los cuartos de visita y lo convierte en residencia real. El rey muere en 1547 y se suspenden las obras del castillo en 1556. Durante un siglo se paralizan todas las reformas pero Luis XIV, el rey sol, acaba el castillo para glorificarse como ejemplo del absolutismo monárquico. En 1545 se hace la habitación baja con cruz griega, un vestíbulo de austeridad barroca. (El barroco en Francia nada tiene que ver con el barroco manierista que vemos por ejemplo en Andalucía, sino que era muy austero) Las órdenes religiosas lo habían ocupado en el siglo XV, al comienzo del barroco. Bramante fue el arquitecto de este palacio renacentista-barroco, el mismo que hizo San pedro en Roma en 1516. Los techos y vigas son de roble. No había decoración. Hay una sala en la que se exhibe después el rey sol y se toman las decisiones de la asamblea de nobles. Una escalera en el punto de convergencia hace de entrada a 4 vestíbulos. Hay cantones y habitaciones, todas idénticas. La recamara, el oratorio, el gabinete de trabajo, las escaleras de servicio, las logias o terrazas con ventanas abiertas. Vivian aquí muchos cortesanos y sirvientes. Hay muebles artesanados. 

 
Los nobles eran los visitantes del castillo desde el siglo XVI. La sala de los borbones era la sala de recepción, alli recibía a sus visitas el rey Francisco I, o su hijo el rey Enrique II, o Gaston de Orleans, Luis XVI (el rey guillotinado en la revolución francesa), su hermano Felipe de Orleans, el mariscal de Sajonia, el mariscal de Berthier en la época de Napoleón o, o “Luis XVIII” de Orleans “el rey burgués”, y el rey Carlos X y su nieto el conde de Chambord, que puso haber sido rey bajo el nombre de Enrique V, pero que murió en el exilio. Luego el palacio pasó a ser propiedad del estado republicano y laico de Francia. La sala de los ilustres tiene cuadros de Estanislao I Leszczynski, 1725 1823, rey de Polonia en el exilio, que habitó también el palacio. Todas las salas son cruciformes, salen al patio. Eran dependencias cortesanas, con estrictos protocolo de recepción. Hay 8 alojamientos en cada piso, 24 habitaciones en total en toda la torre del homenaje. Había un teatro donde representaba Moliere. Se ve una vela, lavaduras, aparatos de música y un teatro. En 1670 Moliere representó el burgués gentilhombre aquí y en 1699 representaron el señor Perpigac, un médico bufón, la misma historia que la del dramaturgo francés. Revienta de aclamación la orquesta. Es la historia de un burgués gentilhombre como contestación humorística al sultán turco. El enviado por el sultán turco resultaba ser un antiguo jardinero de palacio. 

 
El museo conde Chambord se crea en el siglo XIX. Enrique era duque de Burdeos y conde de Chambord, y nieto del rey Carlos X, y este rey le regaló el castillo en 1821, pero el conde nunca llegó a reinar como Enrique V, marchó al exilio tras las revoluciones que siguieron a la de 1789. Hasta 1821 no conoció el heredero del rey, el conde Chambord, el nuevo dueño el castillo, que le había dejado en herencia. Este propietario lo restaura y acondiciona y en 1821 lo abre a los visitantes. Compra muebles y obras de arte con fondos familiares y regalos. Tras las tres revoluciones gloriosas o burguesas de 1830, 1840 y 1848 este rey abdica y la familia real se va a Inglaterra y Austria. En 1830 se exilia la familia real. En 1834 el conde de Chambord se hace jefe de la casa borbón al morir Carlos X y el duque de Angulema, su tío. Pero tenía la corte en Viena. En 1870 cae el segundo imperio. Tras la restauración monarquía le llega el exilio. Firma manifiestos en la prensa en contra de la expropiación de su castillo. Apegado al régimen monárquico, prohíbe alzar la bandera tricolor francesa. Pero se instaura la república. Se ve obligado a hacer una colecta nacional y vender el castillo. En 1853 muere y desaparecen los borbones herederos de Luis XIV. Ahora es un museo. En 1840 lo consideran patrimonio histórico de Francia y se financia como obra social. Tenía gran popularidad el museo. En 1915 lo embarga el estado y lo compran los herederos del conde de Chambord en 1930. 

 
La habitación de la reina María Teresa está al lado de la del rey Luis XIV, el rey guillotinado. Fue la única que sobrevivió a la guillotina. El ceremonial de la corte hacia entrar a toda la familia real y a la corte a los dormitorios de los reyes, mientras se levantaban, acostaban o desayunaban de etiqueta. Dos sillones y una cama se esconden tras una balaustrada con dosel dorado. Hay mesillas en tijera. La familia directa estaba sentada en sillas aterciopeladas y el resto de pie. En la cámara conyugal iba el rey a visitar a su mujer y sus doncellas. Era el protocolo del levantamiento oficial. En 1683 muere la reina María Teresa y Ana de Baviera, la delfina y nuera del rey, ocupa la habitación. Mauricio de Sajonia, mariscal de Sajonia, instala aquí a Cristian Bavor, joven comediante, que le representa  teatro peor que el de Moliere. 

 
La sala del rey es una sala real de 250 m2. Es la sala pública del castillo, custodiada por los arqueros del rey y diplomáticos de la corte que querían entrevistarle. Almuerza y hace la recepción de nobles a la vez. En el XVI se añaden tabiques y paneles de madera, chimeneas, ventanas y escaleras y acondicionamientos. Luis XIV aloja aquí la corte en una sala de 35 m2, la cámara, con gabinetes anexos, y un pasillo lateral. Aloja a su hermano Felipe de Orleans. La habitación del rey Francisco I ocupa el centro de la torre en la primera planta. En 1645 se crea esta sala pública con funciones administrativas y como habitación real. Duerme, come, recibe gente y consejos. El mobiliario esencial se pone cuando va a venir a visitarlo y se instalan alfombras y estelas vegetales. En los muros hay colgaduras y tapices que aíslan el frio. La cena se celebra junto a la chimenea, en enclaustrada curva. Los Chamberlain duermen cerca del rey para ayudarle. Sobre un banco de escabeles está pulpito del rey, y en una mesa de caballete disponían sus almuerzos. Hay un aparador con cofres, y con una puerta cerrada, por la que accedía a unas escaleras para subir al castillo y al foso y llegar hasta la habitación de la reina o de la favorita. La recamara del rey Francisco tiene las paredes de madera y es de forma cuadrada. Está lleno de baúles con prendas de vestir, objetos, utensilios, una chimenea de techo más bajo que el cuarto, un altillo en la cama por lo que tenía que subir con escalas. Es un espacio cubierto de madera, con trapos blanco, y sillas redondeadas. Los pajes dormían en camas plegables. El consejo matutino a veces se celebraba en el baño. El secretario y los gentilhombres accedían incluso al espacio más privado, donde el rey cagaba pero hacía  la vida política. 

También vemos el oratorio, una estancia sin chimenea, por portaluces. No forma parte de la torre, y tiene forma en curva. Era lugar de oración y recogimiento último. Es una capilla llena, con una cruz latina, y aparecen los signos del escudo real; la flor de liss, la orden del blasón, la salamandra… Notamos el lujo en su cúpula renacentista, y en la puerta doble. También aparece la salamandra de Francisco I que escupe al demonio y del que sale un humo beatifico. El rey se alimenta del buen fuego y echa el malo. El oratorio de Francisco I, está junto a la recamara de la sala rey, y un pasillo con canto, lo comunica con la habitación de la reina, que también tenía derecho a rezar. 

Otras habitaciones son el salón de la compañía, la primera antecámara, en la sala este oeste, la habitación de los laureles y la habitación de los invitados. La habitación de gala, y la parte pública, que se mezclaba con los aposentos. Luis XIV, el rey sol, se levantaba y acostaba en una  ceremonia con los cortesanos, no se podía suspender el protocolo. Hay muebles recuerdos del marques de Sajonia, los bales de madera fueron un regalo al mariscal. La duquesa de Orleans lo quería dotar de un estilo versallesco. Teatralizan el espacio, en la recamara de hueco. Los tapizados son rojo carmesí. Es el último aspecto que tenía el palacio antes de la revolución. Luis XVI nombra en 1782 gobernador al duque de Chambord para que le cuide el palacio, como un noble absentista, ya que él no venía aquí. Esta familia quita el color ojo y oro de la monarquía. Instalan sillones y tapices para que viniera María Antonieta y el rey Luis XVI de visita, pero finalmente no vienen. En 1792 se dispersa el mobiliario, tras la revolución. 

 
En el brazo norte en forma de cruz estaba la sala de compañía. Se engañan alli ante los cortesanos antes de ir a misa. Comen los reyes solos a la 1. En las sillas de tijeras había unos sentados y otros de pie, y traen comida los camareros. Maurice de Sajonia trae unas modernas mesas de té y de café y de juego. En las partidas de cartas se gastaban fortunas. Los sillones son policromos. La chimenea es otro regalo de Luis XVI a Mauricio de Sajonia. Se apostaba el centinela de guardia junto a él velando su cama. 
Vemos la primera antecámara de Luis XIV, rey sol. Sólo los aristócratas con titulos nobiliarios de la corte cruzan esta habitación. Los demás esperan. Había una distancia del rey con sus súbditos y entre ellos. Esa familiaridad de Francisco I ha dejado de existir. Luis XIV la considera una casa de campo rustica y de caza, porque su residencia real es Versalles. Mauricio de Sajonia 1745 1850 se instala aquí, cuidándole la casa al rey Luis XVI, como habían hecho sus antepasados con Luis XIV. Notamos las formas de madera, las colgaduras de seda, los lujosos muebles. Todo tiene un aire versallesco. Le da permiso para amueblar la antecámara y llenarla de banderas. Tras sus victorias en los países bajos Luis XV le deja poner al noble de Sajonia banderas y trofeos. Perteneció esta estancia a Francisco I, Luis XIV y Mauricio de Segovia. Luis XVI no llego a venir. 

 
La habitación del gobernador. El rey dejaba al cuidado del castillo y del parque a los gobernadores. No vivían los reyes alli, veraneaban. Guardaban sus archivos, las llaves. Así vive allí por ejemplo el marqués de Polillac, que nombra Luis XI. Por eso hay colecciones propias y de la corona. Acondicionaron una estancia para María Antonieta que no llega a venir durante la revolución francesa. En 1789 los Pollilac huyen al extranjero. Los bienes se venden y dispersan. En la habitación de los laureles vivieron los sucesores de Francisco I hasta la revolución. El príncipe de Conty también lo visitó. La estancia de la princesa de Conty es de lo más hermoso. Hay frisos modernos y telas pintadas. Los distintos reyes trataron de quitar piedra a la fortaleza antigua, para darla un uso doméstico, y por eso crean techos de escayola adornados o rebajan la chimenea. El castillo cambia de aspecto. En la habitación de invitados vivía la hija del rey, la princesa de Conty y madame Levalleé. Esta habitación fue cerrada durante tiempo. En 1751 se hace un inventario de los muebles y con la revolución pasa a  subastas públicas. 


Hay muchos espacios privados, la habitación de invitados, la sala de los laureles, el teatro de Moliere, las antecámaras, la sala de gala, la sala de compañía, el museo, el cuarto de la reina, el cuarto del rey, el oratorio, la recamara, la sala del rey, la galería la mariman, la vivienda de Margarita angulema, el teatro del mariscal de Sajonia. En el tercer piso se accede al tejado y hay dos exposiciones de fotografía actualmente. Abandonamos el majestuoso palacio, cruzando el puente levadizo y alejándonos del lago y sus jardines. Cada 6 horas hay que hacer un descanso en el autobús según la ley de tráfico de Francia, y aprovechamos para comer. Nos ponen una película y echamos una siesta a las 4. A las 7 y media hay que levantarse, el desayuno a las 8, y salir a las 9 menos cuarto hacía nuestro siguiente destino. 

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