La historia pasa, en mi opinión,
del Mitos al Logos para volver al
Mitos y luego al Logos y así en eterno retorno, en el devenir de la historia. La antigüedad mitológica, luego la era clásica primera
secularización, el medievo religioso, la primera modernidad del renacimiento,
la contrarreforma barroca, la modernidad ilustrada hasta la 2 guerra mundial y
el reencantamiento al Mitos de la postmodernidad desencantada con la Razón. Creo
también que ha habido épocas más idealistas y otras más materialistas. Si bien
todo está interrelacionado. Habría que distinguir en la reflexión del Hombre lo
literario y artístico, lo religioso, lo filosófico,
lo moral y lo científico. He seguido un orden cronologico y visión personal:
ANTIGUEDAD PRESOCRATICA. MITOS
ANTIGUEDAD PRESOCRATICA. MITOS
Las primeras explicaciones del
mundo no son muy filosóficas o científicas sino más cercanas a lo mitológico y lo
sagrado, cosmovisiones religiosas. La
religión se aprovecha de la histeria de culpa, nos connota su juicio del pecado
para que sea necesaria la confesión que nos perdona y redime al instante. Tiende
a criminalizar al ser humano pues en su libre albedrio es culpable de sus circunstancias
aunque a veces estas sean tan duras que le determinen. A veces culpamos a Dios o
a los políticos eximiéndonos de la responsabilidad sobre nuestras propias vidas
o sobre lo social, como si un dios o un capital o un estado en forma humanizada
y paternal fuera a sacarnos las castañas del fuego. Al destetarnos de mama Iglesia,
papa Estado y el espíritu santo del Capital nos sentimos huérfanos, abandonados
en un valle de lágrimas. El liberalismo económico
nos da una libertad condicional de consumo, un becerro de oro, que no creo sea
la libertad entendida al modo existencial o humanista. La libertad de las
revoluciones es otra quimera. Las mismas terapias del conductismo de ahora hacen
culpable a la obesa del pincho que se ha comido, saltándose la dieta. Pero la
libertad pasa por reconocer la inocencia o inconsciencia del ser humano, sin
pecado original, aunque el otro nos vuelva lobos. No se educa culpando, la
culpa nunca puede ser educadora ni el perdón trasformador. Ni el ejército hace
hombres. Ni quien bien te quiere te hará llorar, ni disciplinas inglesas. No
creo en la mano derecha; la blanda y la izquierda y la educación sentimental
romántica tiene algo más de sentido. Lo que no te mata te hace más fuerte, o te
debilita aún más, según lo mire el enfermo. Hacer culpable a una persona es una
forma de que siga las dietas del perdón de la religión. (Productos homeopáticos,
budas, flores de Bach, o libros de Osho o el humo que vendan) Pido perdón a los
“científicos“ de la homeopatía que con esta afirmación se ofendan, demostrando
lo fácil que me quito la culpa cristiana.
La religión nos ha hecho creer
que nacemos con el pecado original, naturalezas malignas o un gen de
criminalidad los delincuentes (sin analizar el entorno social condicionante y a
veces determinante. El cristianismo culpabiliza a la víctima de su propio libre
albedrio y Plotino llega a sentir vergüenza de lastrar un cuerpo y no ser éter
en mundos de Platón. Creo que nacemos
inocentes e inconscientes. El drama es el Otro que nos juzga un infierno. (Ante
esta agresión; solo cabe enfrentarse, poner la otra mejilla o huir) Nacemos
corderos (el buen salvaje de Rousseau), la sociedad nos malea y el otro nos hace
sacar las garras de lobos (Hobbes) Por eso me parece que el anarquismo sólo es
practicable a modo individual y que el problema del liberado de la caverna o
intelectual es tratar que los demás vean la luz.
En ese liberado de su ignorante
caverna empezaría el maestro, el buda iluminado, el inmolado, y lo que
Nietzsche llama “la mentira de Sócrates”; el ingenuo intelectualismo moral. Los
demás serán buenos si conocen el bien. (Pero un catedrático de ética puede ser
un ser horrible) Con Platón empieza la asociación del bien con lo “bello, lo
bueno y lo verdadero”, ósea con lo ideal. Lo apolíneo, que dicen los pedantes. Se
ha dado en llamar el paso del Mitos al Logos, pero tanto las explicaciones pre
científicas de los presocráticos como la dialéctica socrática son formas
idealistas, se trata en ambas de dotar a las formas de la naturaleza material
una trascendencia. Politeísmo eran
muchos dioses. Panteísmo era dios en
todo (la armonía o el alma de las cosas) La vida no empezaría y acabaría en el
hombre sino que la naturaleza tendría su trascendencia propia ¿Pero cómo
calificarla sin un hombre que la juzgue, o crea en ella creado una idea sobre
la materia? No creamos la materia pero sí las ideas que conformamos sobre ella.
Los hombres primitivos llamaran dios al cielo, diosa a la tierra, al átomo…Platón
diviniza las ideas. Identifica el bien con el Logos, con el conocimiento, la
palabra, el lenguaje, al principio fue el verbo… Pero al principio fue este
hombre contrahecho y homosexual abstrayéndose a las estrellas. Su existencia precedió a toda la esencia que
creó. Aunque expulsara a los poetas de su república, jugó con Sócrates a hacer
un teatro de Nubes dónde según él sólo había un teatro de sombras.
ANTIGUEDAD CLASICA. LOGOS
Sócrates y Platón identifican el Bien (Moral) con La Verdad (Ciencia/filosofía)
y la belleza (El Arte) La identificación de todo esto con la religión vendrá después,
pues Platón solo utilizaba los dioses griegos como metáforas, aunque sí cree en
un logos trascendente, el demiurgo y las ideas. Bien, verdad y Belleza es lo
ideal. La cabeza sobre lo corporal. La
Razón conduce sobre los caballos del placer y dolor, eros y tanatos. Evita que
matemos al vecino y forniquemos con su mujer. Anteriormente, epicúreos y hedonistas identificaban el bien con el placer –el placer
intelectual nos alimenta-. El bien era causarse a uno mismo placer evitando el
mal propio y el ajeno. ¡Con Epicuro hoy
hemos ganado el día! Epicuro tampoco violaría a la mujer respetando el dolor
que puede causar. Los estoicos identifican
el bien con la templanza de placer y dolor. Esta aceptación de las cosas en su
ambivalencia (en su contradicción) puede ser interpretada como una forma de
resignación y conformismo con la vida. “Vayan ustedes, que yo me he cansado de
la vida y sus sueños. He trascendido los deseos, que son carencias y
necesidades que yo ya he suplido en mi ataraxia, nirvana y logos trascendido” El estoico pasaría de la mujer, porque ni la
necesita. A nosotros los lamas nos pueden parecer unos seres muy aburridos todo
el día levitados, como dormidos a la vida. Las religiones orientales que tan de
moda están en la postmodernidad del Mitos me parecen una moral de esclavos como
el cristianismo. No hay más que ver las castas de los indios resignados a su
karma. Quizá Buda tenía una moral de
señor y respetaría a la mujer, pero a todos los demás les reprimiría sus
instintos y pulsiones censurándoles de animales autómatas. Los cínicos ladrarían a la mujer su
sarcasmo resentido y a Diógenes si
se le acercara esa mujer la apartaría porque le quitaría la luz del sol y no
habría fornicación posible. Los romanos
pasarían de todas estas posturas morales de los griegos y los banquetes, por
más que adoptaran su politeísmo, ya no perseguirían el eros al saber ni la
filio con la Sofy. De esto se lamentaba el estoico Seneca cortándose las venas;
el Imperio Romano se derrumbaba ante la decadencia y relativismo moral a la que
había llegado.
Aristóteles devuelve a la tierra a Platón. Educa a Alejandro Magno como
el perfecto Príncipe de la República, y así seguirá la cabeza del Sabio gobernando
al instruir al perfecto Guardián. Clasifica el mundo material (absolutamente
todo catalogado: minerales, vegetales…hasta el arte templado de cortarse las
uñas) Pero vuelve a preguntarse por el huevo o la gallina. La materia crea el mundo
de las ideas de Platón, ¿Pero quién ha creado la materia? Tiene que haber un
motor que mueva esta lavadora. Un fundador, un fundamento. Vivimos en una pecera física, pero ¿quién nos
da de comer? ¿Cuál es el origen del mundo? (Claro que esta es una pregunta
secundaria, lo que verdaderamente queremos no es saber de dónde venimos sino a
dónde vamos y por qué se nos muere el cerebro) Quizá explicando el origen del
mundo sepamos algo más de la muerte. Hay dos opciones; o la Nada surge de
pronto, auto fundamentada y luego crea el Todo-vida y la Nada-muerte… o hay un
Todo eterno del que surge el todo-vida y la nada-muerte. Para Aristóteles de la
nada nada puede surgir. Pero tampoco hay pruebas de lo contrario, escapan a las
leyes del universo físico.
CONFORMACION DEL MONOTEISMO MEDIEVAL. MITOS
Durante siglos no hemos contradicho
a los dos mimados de la filosofía, Platón y Aristóteles. Pero Nietzsche empieza
a pensar que de existir un todo eterno este debe ser cíclico, que la nada y el
todo convergen en un punto (donde se concilia vida y muerte) y que la especie
humana no sigue una línea recta de evolución y progreso. Sino una línea curva,
lo que él llama el eterno retorno del todo sobre la nada, la nada sobre el
todo. El nihilismo y la libertad daba
mucho miedo; sí dios no existe hay que inventarlo, y cuando un dios muere
clamamos al cielo nuevas cadenas.
Así que los escolásticos bautizan a Aristóteles y Platón. El mundo ideal y la materia primera son el
mismo demiurgo; Dios. Y de esta forma unifican todo lo heterogéneo,
ambivalente, contradictorio, plural…en una unidad. El esquema de Platón era dual (Cielo/tierra. O Mente/ cuerpo. O Espíritu/Materia
O Todo/Nada) El esquema de Aristóteles era un triángulo (Materia primera, el Todo y luego la Materia física de la
que surgen las ideas hasta que todo vuelve a la nada, ósea al todo. Un todo
primero, una nada material y un todo final) El 2 de Platón y el 3 de Aristóteles
lo funden en un mismo 1. San Agustín
sigue hablando de una ciudad de la tierra y otra de dios, e identificando el
Bien con la Sabiduría, que con un poco de fe, podemos llamar Logos divino. Santo Tomas de Aquino sigue
clasificando el mundo material de la naturaleza, sustituyendo lo que para este
era fundamento primero por Dios. En el renacimiento siguen sin contradecirles, Averrores sigue con Aristóteles-santo
tomas hasta que en el barroco se convierten en la autoridad máxima. Incluso el
teatro se sometía a sus axiomas. Plotino
endulza a San Agustín; el renacimiento es la culminación de la Republica del Príncipe,
del perfecto cortesano, con los ideales de Platón de Verdad, Bondad y Belleza. Spinoza
se rebela a esta idea de Dios con forma humanizada y le llaman maldito
entre los malditos. (Aunque sigue creyendo en la armonía universal y
fundamento) El cristianismo nos ha asegurado que ellos son también el paso del
Mitos al Logos. El dios mitológico del antiguo testamento es un dios de la
culpa, castigador del pueblo elegido. El dios amor del nuevo testamento es algo
más lógico para ellos, nos perdona, nos salva, ama a sus enemigos, les pone la
otra mejilla en vez de huir o enfrentarse. Es una postura estoica; yo me dejo
inmolar porque “Dios, perdónales, en el fondo estos romanos no saben lo que
hacen… “ Es la misma postura del “vayan ustedes, que yo estoy aquí meditando
con Jodorowsky” Pero no sería necesaria el hijos de dios del perdón sin el
primer padre de la culpa. El Logos nos
libra del Mitos, pero ¿por qué culpar al Mitos de la Vida si el árbol de la
Ciencia es el verdadero culpable de nuestro supuesto pecado? ¿Por qué culpar al dios antiguo, por cruel
padre que fuera, cómo si su hijo Logos no la hubiera liado también? No creo ni
en Dios ni en su hijo o mesías, ni en el Mitos con barbas ni en el Logos hecho
hombre.
Según la biblia Eva nos regala la
manzana del pecado del sexo y ahí empieza el pecado original. La histeria de
culpa, que estudia Freud, es necesaria para que haya una institución que nos
perdone y redima. (A lo que Lutero dirá; ¡Protesto! ¡A la mierda la institución
de la Iglesia! La religión o religación es la relación directa entre Dios y el
creyente y yo mismo hago de sacerdote y me perdono) Y de ahí a los orgasmos místicos
de Santa Teresa con su señor había poco. La herejía era hablar directamente con
Dios, a las brujas las quemaban por hablar con el demonio. Creen en Dios pero
si alguien dice que se le aparece le ingresan. La iglesia institución creó una andro-forma
de Dios. Y digo andro, porque fue masculina. La virgen habría concebido al Dios
en forma de hombre pero al ser un parto virginal su papel pasa a segundo plano.
Madre e hija de Dios al mismo tiempo. Los cristos del románico eran espigados y
sufrientes. Las vírgenes del gótico redondas, blancas y puras, unas vírgenes triunfantes.
La historia del antiguo testamento era la de la culpa y castigo de un dios
furioso ¡¡con barbas!! y la del nuevo la de un tipo revolucionario, algo
comunista y sectario que hace de sí
mismo visión antropomórfica de Dios. ¡Jesucristo súper estar! Era el hijo, a la
par que Dios y el espíritu a través del que lo concibe María. La santa trinidad
para seguir con el triángulo de Aristóteles; el fundamento mítico primero, la
materia que se idealiza hasta reconvertirse en logos fundiéndose en lo ideal de
la muerte al final y volviendo al origen.
Para la biblia el pecado nos lo
trajo Eva con sus insinuaciones, y mordimos la manzana del sexo venusiano y del
saber. El árbol de la Ciencia y del logos nos estaba prohibido pero el hombre
nunca se resigna a vivir sólo en el árbol de la vida, sin conciencia y como un
animal instintivo y autómata de sí mismo. ¡Quizá fue más lista Lilith que se
negó a follar con Adán! No hay peor ofensa que esa para el monoteísmo
patriarcal. De ahí la visión que tenemos de ella, que se puso a copular con
ángeles caídos, demonios, súcubos, y serpientes. Así que Dios creó una mujer
más sumisa, Eva, de la costilla del hombre. La Diosa Tierra para los hombres paleolíticos
(más bien para las mujeres que se quedaban a cultivar la agricultura, cuidar de
hijos, preparar el hogar, fuego y ritos; La venus de Willendorf) y tomó luego
forma de Dios varón, para la mayoría de religiones.
El monoteísmo que luego será
cristianismo se ha erigido sobre la que accedió
pecando y no la sobre la que no. Pero para arreglar lo del pecado original de
Eva dice que la madre de Cristo es virgen. Así se ha condenado a la mujer fatal-
demonio rindiendo culto a la madre-esposa angelical. El monoteísmo se ha
erigido sobre el pecado y la culpa en vez de sobre la inocencia. Pues aquí el
único parto sin pecado original sería el de Cristo. Ya ven que si no hubiéramos
pecado no sería necesario que nadie nos perdonara o salvara. Como la
inconsciente Lilith, una perdida por no irse con el verdadero hijo de Dios sino
con otros.
MODERNIDAD ILUSTRACION (ENRAIZADA EN RENACIMIENTO Y BARROCO) LOGOS
Y Rousseau, que era un cristiano romántico, se enfada con eso. El problema no es que Adán y Eva se paseen desnudos e inconscientes por el paraíso, sino que les entre la conciencia de querer vestirse. Rousseau se cuestiona la civilización, los ilustrados le tienen por un salvaje que vive en las ramas entre monos. El hombre es un buen salvaje, inocente por naturaleza. Si se hubiera quedado en el árbol de la vida y no mordido el de la ciencia sufriría menos, sería más feliz, aunque quizá no saborearía su felicidad conscientemente. El hombre es un corderito pero la sociedad le pervierte y le manipula. Su vecino es el que pone el palo en la tierra y le dice; “esta tierra y esta mujer es de mi propiedad capitalista” Esto enfadaría mucho a Hobbes. El hombre es un lobo, malo por naturaleza (de nuevo el pecado original), en lucha continua por su supervivencia y si no hay ese palo Capital/estado se matarían unos a otros en una lucha de todos contra todos y esto sería la anarquía. Así que Rousseau quedó como un comunista buenista e ingenuo y el otro como un dictador, en un leviatán y gran hermano que vela por todos nosotros. Con la religión pasa lo mismo, Dios nos está poniendo el palo.
MODERNIDAD ILUSTRACION (ENRAIZADA EN RENACIMIENTO Y BARROCO) LOGOS
Y Rousseau, que era un cristiano romántico, se enfada con eso. El problema no es que Adán y Eva se paseen desnudos e inconscientes por el paraíso, sino que les entre la conciencia de querer vestirse. Rousseau se cuestiona la civilización, los ilustrados le tienen por un salvaje que vive en las ramas entre monos. El hombre es un buen salvaje, inocente por naturaleza. Si se hubiera quedado en el árbol de la vida y no mordido el de la ciencia sufriría menos, sería más feliz, aunque quizá no saborearía su felicidad conscientemente. El hombre es un corderito pero la sociedad le pervierte y le manipula. Su vecino es el que pone el palo en la tierra y le dice; “esta tierra y esta mujer es de mi propiedad capitalista” Esto enfadaría mucho a Hobbes. El hombre es un lobo, malo por naturaleza (de nuevo el pecado original), en lucha continua por su supervivencia y si no hay ese palo Capital/estado se matarían unos a otros en una lucha de todos contra todos y esto sería la anarquía. Así que Rousseau quedó como un comunista buenista e ingenuo y el otro como un dictador, en un leviatán y gran hermano que vela por todos nosotros. Con la religión pasa lo mismo, Dios nos está poniendo el palo.
Las ideas de los ilustrados
sentaron fatal a la iglesia. La modernidad empieza con Spinoza y acaba con el
dios en que creía Einstein antes de la segunda guerra mundial. No la idea de un Dios con forma humana (barbas
del viejo o greñas del joven) sino un fundamento primero origen del mundo. Kant seculariza la moral. Se pasa de lo
heterónomo, lo que te dicen tus papás a lo que te dices tú mismo, el imperativo
categórico o moral autónoma. Ni papa Estado (prusiano) ni mama iglesia (católica),
¡sal de tu culpable minoría de edad, nini! Y atrévete a pensar, a tomar
conciencia, a morder la manzana, pero no porque no un dios te obligue a ello.
Paso de mitos a Logos. Para Kant es muy necesaria esa diosa Razón; a un nivel teórico
que es la ciencia y a un nivel práctico que es la moral. En el plano de la
ciencia debemos estudiar el fenómeno físico pero siempre hay noúmenos metafísicos
que no podemos demostrar. Su teísmo es ese dios idea de Spinoza, fundamento-origen
de este universo material. En el plano moral, seguimos identificando el bien
con la cabeza, con lo Bueno-bello- verdadero. Esa moral pietista tan rígida de
Kant se puede interpretar como una auto-represión. Kant actuaba como si mil cámaras
del gran hermano le estuvieran enfocando y su ley fuera a convertir en moral
universal. Era también un intelectualista moral, como Sócrates. No dudo que
este hombre fuera un hombre tan ético que murió virgen y sin salir de su
pueblo, pero no todos somos tan buenos como Kant. Kant estaba invitando a que
sus alumnos de instituto pensaran por ellos mismos, pero entre ellos había
muchos locos, y Nietzsche andaba cerca. Si la moral es personal es también subjetiva
y esto puede llevar al relativismo de todo vale, y yo soy mi propio dios.
Temiendo aquello, Kant dirá que la razón personal se debe someter al buen
juicio de una razón universal objetiva, al sentido común, a una especie de divina
ONU que nos diga; esto es una chaladura tuya.
CRISIS DEL LOGOS. ROMANTICOS, REALISTAS Y FILOSOFOS DE LA SOSPECHA
Pero Schopenhauer no es tan optimista como Kant. Es un hombre estoico que trasciende sus
necesidades porque en el fondo la naturaleza y la muerte siempre va a tener las
de ganar. Esa razón y esa voluntad de
poder del hombre es muy pequeña al lado de la de la Naturaleza y da un poco
igual que pataleemos. El determinismo va a engullir la libertad y la razón de
los ilustrados y sería mejor volver a los Mitos del budismo y resignarnos un
poco con nuestra suerte. El hombre está en una lucha darwinista y en la especie
sólo sobreviven los más fuertes o los más listos, los que mejor se adapten a la
naturaleza. Y además al final todo es una representación y un teatro.
Nietzsche radicaliza de su maestro todo este irracionalismo pero lo
que para Schopenhauer es un mundo de lobos con culpa natural (o la culpa es de
la naturaleza, mejor dicho), para Nietzsche es un mundo de camellos buenos que
se rebelan en leones. Este hombre tímido vivió dominado por su madre y hermana
y por su colegio de curas, sólo se atrevía a fornicar con prostitutas y así
contrajo la sífilis. Nietzsche es muy roussiano porque el ideal ético es el
niño que rompe en carcajadas al nacer. Y el paso de ese romanticismo idealista al
realismo materialista. No confía en Dios o una razón externa, pero tampoco en la
Razón interna de Kant o de los ilustrados. Sólo cree en él mismo, él es su
propio dios. El súper hombre es lo que le hubiera gustado ser y no se atrevía,
su proyección. Frente a la voluntad de la naturaleza un súper man podrá con
todo. No es que mate a Dios, se lo encuentra muerto en su sociedad decadente, a
la que llama constantemente positivista entre gritos y golpes de martillos de
Thor. Nietzsche, como Rousseau, quisiera ser un buen salvaje de las cavernas y
volver al árbol de la vida y dejar un poco ya tanto árbol de la ciencia, progreso
y civilización. La civilización se ha creado con el dolor, el sufrimiento, el
pecado. La cultura la crean intelectuales que han salido de la caverna y
sienten rencor o resentimiento por los que siguen en ella. San Agustín y Santo
Tomás fueron grandes libertinos que se convierten y dicen; “Si no follo yo no
folla nadie” Por eso para Nietzsche hemos subordinado lo corporal, instintivo y
animal (Lo irascible y concupiscible) a lo mental. La pasión tiene razones que
la Razón no entiende, habían dicho Pascal y los románticos. Nietzsche quiere la
vida y cuestiona la gaya ciencia. El Mitos y no el Logos. Baco borracho en un
rito orgiástico de Eleusis y no a un Sócrates o Cristo que se deja matar estoicamente. Le parece absurdo poner la otra
mejilla si puede pegar un puño con el martillo de Hefestos. Apolo con su lira representa el arte, un arte
que rinde culto a lo sufriente y a lo apolíneo, pero la verdadera belleza está
en los pastores salvajes dionisiacos. Los
leones y la moral de los señores se comerán a los camellos, jorobados que
lastran su moral de esclavos medievales felices de serlos. Como toda esa lucha
de engullirnos unos a otros le parece salvaje incluso a él, Hermes el
periodista o mensajero de los dioses que mediará de canal entre lo divino y
humano. Tenía mucha confusión de dioses griegos en la cabeza. La edad media se
ha basado en el libro de la tragedia de Aristóteles porque creo que Jorge de
Burgos o Borges quemó el del sentido chistoso de todo esto. Pero él nos dice
que el origen de la tragedia, y del valle de lágrimas cristiano, está en el
rito báquico de aquellos pastores borrachos. Nos recuerda que antes del Logos está
el Mitos. Por eso Nietzsche encanta a los postmodernos y en su época moderna acabó
en un manicomio. En más allá del Bien y
del Mal vuelve a identificar el bien con el placer (a ti y al otro) y el mal
con el dolor (a ti y al otro), porque el cristianismo le había dado la vuelta a
la tortilla: el bien es el dolor del mártir y el santo, y de Cristo sufriendo,
y el mal es el placer pecaminoso. Vuelve a lo presocrático porque odia a Sócrates
y a lo que vino después. Por eso vuelve a lo mitológico, a lo epicúreo,
hedonista, cínico y estoico. El cristianismo
se ha basado en el ingenio intelectualismo socrático de dejarse matar, porque
en el último momento sus asesinos conocerán el bien y no lo matarán. O en
Cristo, otro que se deja matar. Pero el pobre Nietzsche también se dejó matar
en vida. Nos lo cuenta en sus memorias de juventud en el internado cuando era
tan religioso. Y en su último libro, terrible, el Ecce Homo, en el que se
identifica con Cristo/Sócrates. Nietzsche
se creía Dios y se decía a sí mismo que era un destino postmoderno, ¿Cómo puedo
ser tan bueno? El todo de la vida y la nada de la muerte eran un círculo de
eterno retorno que se tocaba las puntas en ese infinito ovalado. ¡Antes pensaban que la tierra era cuadrada!
Pero al creer en un eterno retorno está creyendo en el todo eterno y su
nihilismo tampoco explicaría lo del huevo y la gallina. Nietzsche no dice en ningún momento “Dios no
existe”, sino “Dios ha muerto”. Han muerto los valores morales en lo que él llama decadencia y relativismo del positivista, la idea del valor como placer la iglesia la ha dado la vuelta y el mal es el placer y el bien el dolor. Propone trasmutar esos valores de nuevo por otros, destruir para crear, retrocediendo pogresivamente al Mitos presocratico y aproximandose al origen epicureo-hedonista del bien como placer. La muerte de Dios es una denuncia a la moralidad de su época victoriana. Pero tampoco es capaz de contradecir la idea de
fundamento. Ese dios, como idea deísta de los ilustrados, creó el mundo y luego
no ha sido intervencionista, se ha cansado de nosotros o nosotros de él. El
propio Einstein creía en un Dios-origen, en el dios de Spinoza, pero sin duda
este no jugaba a los dados azarosos con el universo. Ni intervenía en lo físico.
La voluntad de poder del súper hombre es al final una vez más engullida por la
voluntad de la naturaleza, que decía su maestro Schopenhauer. Y por mucha
libertad y revolución que montemos, el determinismo de la muerte gana la jugada
de ajedrez.
El universo se explica de forma tecno-científica,
física, material, matemática, pragmática a partir de la modernidad. Se explica
de forma más aristotélica sin olvidar el idealismo platónico. El físico expone
una hipótesis, como en la especulación del filósofo, pero luego la demuestra empíricamente.
A Newton le cae la manzana, que le cayó
a Adán. Muerde del árbol de la ciencia y se abre los ojos como Edipo al tomar conciencia-logos.
Pero no renuncia al árbol de la vida y necesita una prueba empírica en el mundo
físico. No es suficiente la idea, la manzana. Hay que demostrarla. Kant
diferencia entre el fenómeno y el noúmeno. Lo físico y lo metafísico. El logos,
en este caso entendido como ciencia, sigue primando sobre lo mítico. Si la filosofía
era la esclava de la religión en la edad media, con la modernidad es esclava
del pensamiento tecno científico. La religión intentó darse una legitimidad
intelectual y filosófica así misma, por eso afirmaba que a ese dios cruel del nuevo
testamento del Mitos lo debíamos perdonar por el Logos de Cristo. Unamuno se
fue sin llegar a Dios ni por la fe sentimiento ni por la razón. A su
sentimiento trágico de la vida le faltó una sonrisa al final. Pataleó, “yo lo
que no quiero es morirme”, pero al menos se murió en contentura estoica de
haberlo intentado.
Desde Galileo, Copernico y el renacimiento,
pasando por todas las escuelas del sentido común inglés, el utilitarismo
(Bertham), el pragmatismo, el positivismo (Comte), el formalismo, el
conductismo… hemos tratado de dar una visión científica y lógica y economista al mundo físico,
marginando a la filosofía en segundo lugar y a la religión Mito en tercera. Hegel trata de sistematizar la historia
de la filosofía como si fuera ciencia. Con él acaba la Filosofía en mayúsculas,
el Logos, porque Nietzsche se expresa en poemas, como salidos de Honderlin y no
en verdaderos tratados. Después de él volvería el Mitos. Su universidad era el
fin de la historia, antes que se le ocurriera a Fukuyama. Hegel trata de
conciliar idealismo y materialismo. Reconciliar a Aristóteles con su maestro
Platón. Pero la dialéctica tesis-antítesis no encuentra síntesis. La dualidad platónica
no desemboca en una trinidad aristotélica (¡santa trinidad de Santo Tomás) El
mundo está en lucha eterna de contrarios. Marx,
su discípulo, dirá que entre señores y
esclavos, ya se llamen nobles o burgueses o proletarios. Lo material y económico
tiene una súper-estructura ideológica detrás. Así que su materialismo tiene detrás todo el
idealismo hegeliano. Se monta la
revolución. La revolución ilustrada y romántica de Rousseau llevada a la
praxis. Ya no es poner la otra mejilla de la religión ni huir o evadirse a la
filosofía, hay que pasar a enfrentarse. Fuerzas productivas en manos de
explotadores que se quedan la plusvalía y se lucran. Los que pusieron el palo
al pastorcillo de Rousseau lo llaman propiedad privada, que es un robo para
Proudhon y los socialistas utópicos.
Se trataría de abolir ese capital/estado, como dice Bakunin y kropovich y otros
príncipes anarquistas de salón. Pero
el socialismo no se quedaría en esa federación anarquista sino que se harían
ellos los amos. La Voluntad General hace un contrato social con sus políticos y
luego salen como salió Stalin. Al final de
su vida Marx vuelve a lamentarse del determinismo natural por mucha libertad,
igualdad y fraternidad que soñemos.
El capitalismo no es menos materialista dialectico e histórico que
los comunistas. La escuela escocesa, Adam Smith, Tocqueville y su democracia, Stuar Mill y la
libertad condicional que nos dan para consumir… están basados en lo utilitario,
positivista, mercantilista, el libre comercio, el mercado ley oferta y demanda, abrir aduanas, producir, el beneficio, lo útil, el bien privado y común, lo pragmático…En el progreso, en la competición y en la explotación porque el que es libre es el capital, no la persona. Es una teoria economica con una fundamentacion filosofica positivista, conductista, útilitarista y pragmatica. La
tierra no es para quien la trabaja sino para el que la comercia. La burguesía
domina al obrero industrial igual que el noble feudal al campesino. Ellos dirán
que porque siempre ha sido, es el menos malo de los sistemas y el mundo está
bien como está, aunque Voltaire se rebele a esa candidez sonriente de Leibniz. El
capitalismo no nos deja ser críticos o realistas con él, sólo optimistas, como
la sonrisa positivista de Comte. Pero un realista es un optimista bien
informado o un romántico desengañado. El origen del capitalismo dirá Weber está
en esa fe protestante, pietista de Kant, del trabajador esforzado, de la hormiga
frente a la cigarra hippy de Mercedes Sosa. Sin embargo, el capitalismo rechaza el mitos de la iglesia, como se vio en las revoluciones burguesas desde 1789 a 1840. Estado e Iglesia-dios son dos impedimentos para que circule libre el capital, que es de lo que se trata. La hormiga laboriosa en el fondo
está alimentando a las cigarras del poder, pero el conductismo no le deja
levantar cabeza a la rebelión. Y ella se siente libre porque cambia de canal y
compra. Nos venden por liberalismo la explotación. Es una libertad económica la
que señala la antorcha de Nueva York. El capitalismo no ha triunfado cuando
sigue sin resolver la dialéctica ética entre el Norte-Sur, el primer y el tercer
mundo. Wall Street es la peor y más anárquica ley de la selva donde el capital
campa a sus anchas y el pez gordo se traga al pequeño, sin que el estado mixto
que soñó Keynes pueda casi regular a los súper hombres de las multinacionales, más allá del bien y del mal.
Pero aún había súper hombres, más
allá del bien y el mal peores que estos de Nueva York: los nazis. El nacionalismo puede entenderse a la
francesa, el estado administrativo, o a la alemana; el volkgeist, el espíritu nacional
que es el sentimiento de primar lo social sobre lo individual. Para Nietzsche el comunismo sigue siendo una
moral de esclavos: a Cristo le entendieron como a un comunista que les prometía
el cielo en la tierra a los judíos, un pueblo que ha tenido la suerte de ser
elegido por Dios para darle todo su amor a través de la historia. Nietzsche tenía amigos judíos y no fue un nazi
aunque sus teorías sirvieran para lo que sirvieran. El irracionalismo de este
hombre, es el origen del existencialismo.
Kinkegaard era un cura danés que ve el suicidio como el único acto libre,
quitarnos lo que nos han dado y que no gane la muerte. El romanticismo tuvo un
hijo fumado que es el existencialismo, en la que Sartre dirá que primero es su existencia
y luego las esencias que se le ocurran ante el café con leche en el Flore. Lo
cual le daba nausea así mismo, vomitando la nada del café. Quizá veía sólo la
taza y se perdía lo de dentro, el sabor. La vida se reduce al sexo libre con
Simone, una feminista que no encontró más habitación propia que la de hoteles con
jazz. Y al final el Ser es Nada, y el todo desemboca en la nada, pues el
existencialismo efectivamente es un humanismo, todo empieza y acaba con el
hombre. La Vida material capaz de crear la ideal. Para Sartre el Todo es su
vida personal, y social (No abandona la barricada y comuna como pose. También Camus
juega mucho a la revolución) Y desemboca en la Nada-Muerte. Pero para Heidegger
ni la vida siquiera tiene sentido, lo existencialista se vuelve aún más
nihilista. Heidegger sí simpatiza con los nazis, en el fondo qué más daba que
se eliminarán a unos cuantos…si todos estamos abocados al vacío. O quizá era
ese vacío moral el que denunciaba. Su mujer Hana Arendt estudia el totalitarismo,
el mal es tan banal como unos nazis que se limitan a obedecer órdenes de
superiores, al bien común del Estado. No los justifica, los explica. El
holocausto nazi hizo entrar en quiebra todo el concepto de Razón ilustrada. A
esto nos han llevado las ideas de estas cabezas con patas…deberían haberse
guiado más por sus sentimientos, por la empatía con el otro, pero sin caer en
el irracionalismo de Nietzsche. La
escuela de Frankfurt repiensa a los filósofos
de la sospecha. Sospechaban del Capital, del Estado (Materia), de la Razón
(Logos) y de Dios (Mitos)
Marx cuestionó Capital/Estado. Y Freud y
Nietzsche que el hombre no sólo tiene un conflicto social sino interno, psicológico,
y lo que llamamos razón o Ego o Yo está fragmentado y nuestra sique no es tan
estable como parecía. Los nazis mismamente. Lo inconsciente animal late salvaje
como un Calibán o Zaratrusta interno, pero lo reprimimos ya desde la escuela en
el Súper Yo, todo lo aprendido. Llamamos Yo a lo consciente, pero cuando
soñamos o creamos arte nos aproximamos a la nada, la muerte, a lo animal. Son de nuevo los caballos de Platón; la
templanza del yo domina los instintos de eros y thanatos. Pero hemos de
sublimarlos y tratarlos bien para que no se desboquen. De nada sirve
esconderlos bajo la alfombra, los traumas hay que superarlos, objetivándolo, viéndolos
desde la cúspide de la montaña y no desde su falda. Las terapias de choque a
las histéricas eran un poco agresivas la verdad. La mujer envidia el pene del
varón y como no tiene quién lo complete está en una fase anal y retentiva de
heces. La neurosis de esta pobre paciente se debe a que no tiene una vida
sexual satisfactoria. Y así es como reducimos a Santa Teresa a una chalada sin
más esposo que Dios. Freud entendía
por su época un sexo hetero- normativo. Él mismo era el ejemplar padre de
familia con muchos hijos. Su único vicio era el puro, pero “a veces un puro
sólo es un puro”. No entremos en arquetipos universales de Jung o asociaciones
extrañas, que yo no soy un invertido. Los homosexuales también debían envidiar
penes y como no habían superado el Edipo, y se habían enfrentado al padre,
resguardados en las faldas de la madre, habían salido como habían salido. Un
hombre ha de tomar conciencia y madurez y cuando se da cuenta de que se está
acostando con la madre sacarse los ojos si hace falta. Tomar conciencia de
Edipo. Y quitarse esa obsesión con el padre. (Con Dios, con la religión, con el
mitos. Y tampoco te obsesiones con la Razón si en el fondo somos más
inconsciente) El padre es un pobre hombre como tú, mírale la picha mientras
duerme. Deja de idealizar a tu mama que
te mima, y búscate una mujer como la especie manda. Superemos la fase anal y de
mayores no seamos retentivos de libros con Diógenes. Del Edipo pasaremos a una
fase genital, y el ejército nos hará hombres con pelos en la que manda. Y una
vida sexual, activa a poder ser.
Marx está muy bien también para
estos sico-marxistas de Franfurt, porque el hombre es social aunque no quiera,
la Polis somos todos y el individuo ha de tener libertad y no libre albedrio
cristiano. Solidaridad y no caridad. La libertad como una responsabilidad
social, un compromiso político, la ética en situación que decía Sartre. La
libertad acaba donde empieza la de mi hermano camarada. Pero a la guillotina con
la diferencia de Derrida. Nietzsche está muy bien, porque somos sensibles y
románticos guiados más por sentimientos que por la razón y dios es una creación
humana, lo creamos creyendo en él. Pero
a Nietzsche no hay que entenderle al modo nazi y hobbesiano sino al modo
roussiano e izquierdista. Y Freud está muy bien porque el hombre ha de guiarse
por su Eros y Placer evitando el Tanatos y el daño al otro. No reprimir sino
sublimar los instintos. Y se acabó con las histerias de culpa, pecado,
redención y miedo de la iglesia, la verdadera enferma patológica. Mejor hacer
el amor y no la guerra, lo dionisiaco y no lo apolíneo. Toda esta escuela explicaría la izquierda como
ahora la entendemos, que cada vez se sale más del meta relato unitivo del logos
marxista escapando al mitos postmoderno de lo heterogéneo, plural e intercultural.
EL MITOS POSTMODERNO
Pero volvamos a los discípulos de
Freud. Para Lacan la madre nos enseña lo real (lo material y también lo mitológico,
nos canta nanas) pero el padre nos enseña lo social. Se puede entender también
tan misóginamente como entendemos ahora a Freud; la autoridad inglesa el padre
y las marías y lo bonito la madre. Al menos dan un paso más a la hiper
sexualización de Freud. Yung pone el acento más en lo trascendente, en el Mitos
más que en el Logos, pues nos habla de arquetipos universales (prototipos, las
ideas de príncipe azul, los cuentos de los Grimm…), en el sexo no todo lo
explica lo corporal. Una especie de Inconsciente colectivo que entronca con las
religiones orientales que tanto gustan en la postmodernidad. La teosofía habla de Logos, pero es un logos
de supra-conciencia que se parece más al mitos. Los aún creyentes pueden
argumentar horas una explicación racional de Dios (Citas a filósofos o ejemplos
de la Ciencia, aprovechándose de que la conocemos menos y la idealizamos más)
Pero al final acaban concluyendo; es que no hay que pensarlo, hay que sentirlo.
Y acaba siendo cosa de fe, sentimiento. Venden el nuevo cristianismo como un
existencialismo re esperanzador del desencanto que nos dejó Mayo del 68. Es como
si el hipy, ahora yuppi y postmoderno, de pronto, iluminado bajo el árbol de
Buda, ve la luz y reniega del partido comunista y se abraza a una religión a la
carta hecha a su medida. Encuentra en el súper un batido multifrutas de tao,
yoga y reiki.
El filósofo también tiene una
especie de fe, ama el saber (el eros, la filio) y el científico tiene que tener
una voluntad de. La razón se ha ido sentimentalizando de los románticos acá,
Xubiri habla de una inteligencia sintiente, Ortega de una razón vital, María
Zambrano de una razón poética, Goleman de una inteligencia emocional… Pero el
conductismo ha rechazado el psicoanálisis de Freud que es demasiado teórico y
lo que les importa es cambiar tu conducta y no tu pensamiento, todo lo que
huela a filósofo es una racionalización. Si somos perros de Paulov que salivan o
ratones que giran en la polea tras el queso basta con darnos unos premios, estímulos
positivos y unos negativos, unos coercitivos para reconducirnos y que sigamos
produciendo en pos de la zanahoria, el capital y el queso. Y si son unas
descargas o electroshocks de vez en cuando en el psiquiátrico tampoco importa
mucho. Al niño se le pasará la neurosis jugando al golf en la escuela de Palo
Alto, su comunicación no verbal será una sonrisa más amplia que la de Comte, el
buen ciudadano ejemplar tirará a la basura todo pensamiento negativo que le
abrume. Se portaba bien, positivo, con espíritu positivista, diría el loco de
Basilea, al que le suministramos un pastillazo de orfidal para que duerma.
Skinner con su Walden2 insulta al bosque en que se refugió el periodista hippy
de Thoreau a cultivar su huerta. Propone un mundo feliz científico de niños
probetas educados para el arte y el juego del tenis. Y ahí nos hemos quedado,
pienso tomándome la pastilla para dormir esta noche. El mundo feliz del fumado
de Huxley y el tecnificado Gran Hermano de Orwell son los fantasmas que más
miedo me dan esta noche. Como si el medievo fuera a volver en toda su dualidad platónica
y santa trinidad aristotélica: un mundo virtual e ideal para informáticos de realidad
virtual y un materialismo impuesto para el resto. Una postmodernidad re
encantando un mundo de televisión y nuevos mitos, y a la vez un neocapitalismo pragmático
más cruel que nunca. Un paso de lo teocentrico a lo tecnocentrico mitologico como si no hubiera modernidad y logos en medio. Una logica computacional, que reduce todo al numero cuantitativo y al codigo binario del ordenador; o O o 1.
Muchos
reflexivos han imaginado el origen feliz del mundo como un jardín; el edén del génesis,
el árbol de la iluminación de Buda, los vergeles de Mahoma, los huertos de
Jesús o sus desiertos, el paseo peripatético de Aristóteles, San Agustín y su
ciudad de dios, el jardín de Voltaire, el buen salvaje de Rousseau maravillado
por la naturaleza, el Zaratrusta de Nietzsche, los claros en el bosque de
Zambrano…Parece que el embrión de Adán era un jardín de infancia, un paraíso bucólico
y pastoril al que todos han querido volver y han idealizado, como queriendo
recuperar el tiempo perdido. Y también lo han imaginado como isla, desde Platón
hasta la utopía de Moro, el sueño de los aborígenes australianos, el civilizado
Robinson que pervierte al salvaje Viernes, es Peter Pan que no quiere despedirse
de Nunca Jamás.
¿No será que el intelectual se ha
arrepentido siempre un poco de haberse perdido la Vida concreta entre tanto
libro? Intenta llegar al Logos, hacerse humano, para escapar del Mitos, y diferenciarse
del animal. Y luego el mundo se vuelve a
re-encantar. Y sólo sabe que no sabe nada. Vuelta a empezar. El pensamiento no
toma asiento, vuela como las águilas en una ilusión de libertad, pero sus alas
son cuasi-deterministas, ángeles entre lo animal y lo divino. Una trampa del
lenguaje, lo único que tenemos, la gramática es esa vieja hechicera, Circe y canto
de sirenas, que nos hace creer que hemos llegado a Ítaca. Pero lo importante es
el viaje. El camino. Y el banquete. No cómo acabe o empiece. El estructuralismo
del lenguaje a partir de Wittgenstein reconoce que los límites de mi vida son
los límites de mi verborrea, de mi capacidad de juntar palabras. Nos cuesta
reconocer que incluso el lenguaje de las matemáticas es una convención
arbitraria. Dos más dos es innegable, pero primero hay que crear el 1, el 2…,
el signo semiótico, hermenéutico, pasar del alfabeto sumerio al griego… La
naturaleza no tiene más leyes que las que el hombre le ha ido connotando. Estaban antes que él y seguirán después, pero
serán de otros y eso a él ya no le atañe. Vayan ustedes. Algunos se quedan solo en las formas, en las
palabras, y olvidan los fondos. Se quedan en las conductas y no piensan en las
conciencias. Pero el lenguaje es más que el barroquismo retorico de sofistas y
fariseos o ilustrados de peluca haciendo juegos verbales. Las lluvias de ideas
de la publicidad, y esos juegos verbales del surrealismo se divierten con las
palabras…la literatura se reconoce así misma mentirosa y no trata de imponerse
como verdad. Se recrea en la fantasía por la fantasía, que la mentira resulte verosímil
pero el religioso, el filósofo y el científico persiguen la Verdad. Y allí hay
que presuponerles una honestidad intelectual de que no se están engañando a sí
mismos. Persiguen absolutos pero se reconcilian con la contradicción
ambivalente.
Los intelectuales han perseguido
toda su vida el conocimiento, primando el cerebro sobre el resto de sus órganos,
en vez de sentir y respirar con todo el cuerpo. Quizá no han sido emocionales o
sentimentales. Ni bien ni mal pensantes; han querido ser libres, libres
pensadores, perseguir un halo de luz, un rastro de luz, su quimera. Han
establecido una jerarquía de prioridades; lo intelectual, luego lo emocional
sentimental y al final lo sensitivo, primario, instintivo… Todo lo hemos
establecido verticalmente: Un mundo de ideas y abajo el inframundo de sombras. Un
dios y unos creados. Una autoridad de señores y unos esclavos dominados. De
forma plana, en vez de circular o cíclica. Como una línea de progreso de la
civilización. Nuevas teorías científicas contradicen hipótesis anteriores. Hawking
no creía siquiera en el dios de Einstein o Spinoza ni en esa armonía de las
cosas panteísta, sino en universos expandiéndose, contrayéndose, agujeros
negros que captan la luz, nadas que se crean y extinguen, vacío, sin sentido,
absurdo relatado por un idiota, lleno de ruido y furia. La ciencia no puede
llegar a conclusiones ni sobre lo más micro ni lo más macro, ni lo infinito ni
lo ínfimo. Ni puede parar la vida moviéndose
para estudiarla, ni hacer de lo estático vida. Pero nos aterra ese nihilismo;
que las cosas no nazcan con almas o fundamentos, ni más mitos ni logos que los
que las columbremos. Ni un dios ni el otro. Y el tercero tampoco. Ni el que
explica como idea el mundo. Ni el que lanza diluvios de maná y gas sobre Auschwitz.
Ni palomita ni espíritu santo que salga del arca de Noe a traer la paz, nadie
que nos redima con su amor y revolución y promesa de paraíso.
Seguimos haciéndonos las mismas
preguntas que los presocráticos, con otras palabras. La cultura no avanza. ¿Es
mejor el último bestseller que el Quijote o Bobary? En la postmodernidad tiene
el mismo valor la suma teología de Tomás que la locura incoherente de Valery
Solanas o un poema beat. La filosofía es como una literatura verosímil que se ha creído verdad,
o un Mitos erigido en Logos. Alonso y Enma eran dos pueblerinos que leyeron
demasiados libros y querían vivir la vida. La filosofía solo es una pregunta al
viento. Aristóteles la consideraba inútil en lo práctico, pues el objetivo de
andar es seguir en el camino, no la posada. Este artículo no ha respondido
nada. Pero el banquete del amor al saber ha de continuar, filosofando hasta caer
borrachos. La única síntesis es el agotamiento de este cuerpo físico que ahora
soñará, ensayando la muerte que pondrá fin a todo sueño de la vida. Una condena
a muerte prolongada un día más por algún demiurgo sádico. Pero despertar es también
un regalo de vida, esperanza. La muerte nos devolverá toda forma de sarcasmo,
ironía romántica o cinismo hacía la muerte, se reirá la última y ganará la
partida de ajedrez.
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