miércoles, 8 de agosto de 2018

UNA HISTORIA EXAGERADA DE LA REFLEXION HUMANA


La historia pasa, en mi opinión, del Mitos al Logos para volver al Mitos y luego al Logos y así en eterno retorno, en el devenir de la historia. La antigüedad mitológica, luego la era clásica primera secularización, el medievo religioso, la primera modernidad del renacimiento, la contrarreforma barroca, la modernidad ilustrada hasta la 2 guerra mundial y el reencantamiento al Mitos de la postmodernidad desencantada con la Razón. Creo también que ha habido épocas más idealistas y otras más materialistas. Si bien todo está interrelacionado. Habría que distinguir en la reflexión del Hombre lo literario y artístico, lo religioso, lo filosófico, lo moral y lo científico. He seguido un orden cronologico y visión personal: 

ANTIGUEDAD PRESOCRATICA.  MITOS
Las primeras explicaciones del mundo no son muy filosóficas o científicas sino más cercanas a lo mitológico y lo sagrado, cosmovisiones religiosas. La religión se aprovecha de la histeria de culpa, nos connota su juicio del pecado para que sea necesaria la confesión que nos perdona y redime al instante. Tiende a criminalizar al ser humano pues en su libre albedrio es culpable de sus circunstancias aunque a veces estas sean tan duras que le determinen. A veces culpamos a Dios o a los políticos eximiéndonos de la responsabilidad sobre nuestras propias vidas o sobre lo social, como si un dios o un capital o un estado en forma humanizada y paternal fuera a sacarnos las castañas del fuego. Al destetarnos de mama Iglesia, papa Estado y el espíritu santo del Capital nos sentimos huérfanos, abandonados en un valle de lágrimas.  El liberalismo económico nos da una libertad condicional de consumo, un becerro de oro, que no creo sea la libertad entendida al modo existencial o humanista. La libertad de las revoluciones es otra quimera. Las mismas terapias del conductismo de ahora hacen culpable a la obesa del pincho que se ha comido, saltándose la dieta. Pero la libertad pasa por reconocer la inocencia o inconsciencia del ser humano, sin pecado original, aunque el otro nos vuelva lobos. No se educa culpando, la culpa nunca puede ser educadora ni el perdón trasformador. Ni el ejército hace hombres. Ni quien bien te quiere te hará llorar, ni disciplinas inglesas. No creo en la mano derecha; la blanda y la izquierda y la educación sentimental romántica tiene algo más de sentido. Lo que no te mata te hace más fuerte, o te debilita aún más, según lo mire el enfermo. Hacer culpable a una persona es una forma de que siga las dietas del perdón de la religión. (Productos homeopáticos, budas, flores de Bach, o libros de Osho o el humo que vendan) Pido perdón a los “científicos“ de la homeopatía que con esta afirmación se ofendan, demostrando lo fácil que me quito la culpa cristiana. 

La religión nos ha hecho creer que nacemos con el pecado original, naturalezas malignas o un gen de criminalidad los delincuentes (sin analizar el entorno social condicionante y a veces determinante. El cristianismo culpabiliza a la víctima de su propio libre albedrio y Plotino llega a sentir vergüenza de lastrar un cuerpo y no ser éter en mundos de Platón.  Creo que nacemos inocentes e inconscientes. El drama es el Otro que nos juzga un infierno. (Ante esta agresión; solo cabe enfrentarse, poner la otra mejilla o huir) Nacemos corderos (el buen salvaje de Rousseau), la sociedad nos malea y el otro nos hace sacar las garras de lobos (Hobbes) Por eso me parece que el anarquismo sólo es practicable a modo individual y que el problema del liberado de la caverna o intelectual es tratar que los demás vean la luz. 

En ese liberado de su ignorante caverna empezaría el maestro, el buda iluminado, el inmolado, y lo que Nietzsche llama “la mentira de Sócrates”; el ingenuo intelectualismo moral. Los demás serán buenos si conocen el bien. (Pero un catedrático de ética puede ser un ser horrible) Con Platón empieza la asociación del bien con lo “bello, lo bueno y lo verdadero”, ósea con lo ideal. Lo apolíneo, que dicen los pedantes. Se ha dado en llamar el paso del Mitos al Logos, pero tanto las explicaciones pre científicas de los presocráticos como la dialéctica socrática son formas idealistas, se trata en ambas de dotar a las formas de la naturaleza material una trascendencia. Politeísmo eran muchos dioses. Panteísmo era dios en todo (la armonía o el alma de las cosas) La vida no empezaría y acabaría en el hombre sino que la naturaleza tendría su trascendencia propia ¿Pero cómo calificarla sin un hombre que la juzgue, o crea en ella creado una idea sobre la materia? No creamos la materia pero sí las ideas que conformamos sobre ella. Los hombres primitivos llamaran dios al cielo, diosa a la tierra, al átomo…Platón diviniza las ideas. Identifica el bien con el Logos, con el conocimiento, la palabra, el lenguaje, al principio fue el verbo… Pero al principio fue este hombre contrahecho y homosexual abstrayéndose a las estrellas.  Su existencia precedió a toda la esencia que creó. Aunque expulsara a los poetas de su república, jugó con Sócrates a hacer un teatro de Nubes dónde según él sólo había un teatro de sombras. 

ANTIGUEDAD CLASICA.  LOGOS
Sócrates y Platón identifican el Bien (Moral) con La Verdad (Ciencia/filosofía) y la belleza (El Arte) La identificación de todo esto con la religión vendrá después, pues Platón solo utilizaba los dioses griegos como metáforas, aunque sí cree en un logos trascendente, el demiurgo y las ideas. Bien, verdad y Belleza es lo ideal. La cabeza sobre lo corporal.  La Razón conduce sobre los caballos del placer y dolor, eros y tanatos. Evita que matemos al vecino y forniquemos con su mujer.  Anteriormente, epicúreos y hedonistas identificaban el bien con el placer –el placer intelectual nos alimenta-. El bien era causarse a uno mismo placer evitando el mal propio y el ajeno.  ¡Con Epicuro hoy hemos ganado el día! Epicuro tampoco violaría a la mujer respetando el dolor que puede causar. Los estoicos identifican el bien con la templanza de placer y dolor. Esta aceptación de las cosas en su ambivalencia (en su contradicción) puede ser interpretada como una forma de resignación y conformismo con la vida. “Vayan ustedes, que yo me he cansado de la vida y sus sueños. He trascendido los deseos, que son carencias y necesidades que yo ya he suplido en mi ataraxia, nirvana y logos trascendido”  El estoico pasaría de la mujer, porque ni la necesita. A nosotros los lamas nos pueden parecer unos seres muy aburridos todo el día levitados, como dormidos a la vida. Las religiones orientales que tan de moda están en la postmodernidad del Mitos me parecen una moral de esclavos como el cristianismo. No hay más que ver las castas de los indios resignados a su karma. Quizá Buda tenía una moral de señor y respetaría a la mujer, pero a todos los demás les reprimiría sus instintos y pulsiones censurándoles de animales autómatas. Los cínicos ladrarían a la mujer su sarcasmo resentido y a Diógenes si se le acercara esa mujer la apartaría porque le quitaría la luz del sol y no habría fornicación posible. Los romanos pasarían de todas estas posturas morales de los griegos y los banquetes, por más que adoptaran su politeísmo, ya no perseguirían el eros al saber ni la filio con la Sofy. De esto se lamentaba el estoico Seneca cortándose las venas; el Imperio Romano se derrumbaba ante la decadencia y relativismo moral a la que había llegado. 

Aristóteles devuelve a la tierra a Platón. Educa a Alejandro Magno como el perfecto Príncipe de la República, y así seguirá la cabeza del Sabio gobernando al instruir al perfecto Guardián. Clasifica el mundo material (absolutamente todo catalogado: minerales, vegetales…hasta el arte templado de cortarse las uñas) Pero vuelve a preguntarse por el huevo o la gallina. La materia crea el mundo de las ideas de Platón, ¿Pero quién ha creado la materia? Tiene que haber un motor que mueva esta lavadora. Un fundador, un fundamento.  Vivimos en una pecera física, pero ¿quién nos da de comer? ¿Cuál es el origen del mundo? (Claro que esta es una pregunta secundaria, lo que verdaderamente queremos no es saber de dónde venimos sino a dónde vamos y por qué se nos muere el cerebro) Quizá explicando el origen del mundo sepamos algo más de la muerte. Hay dos opciones; o la Nada surge de pronto, auto fundamentada y luego crea el Todo-vida y la Nada-muerte… o hay un Todo eterno del que surge el todo-vida y la nada-muerte. Para Aristóteles de la nada nada puede surgir. Pero tampoco hay pruebas de lo contrario, escapan a las leyes del universo físico. 

CONFORMACION DEL MONOTEISMO MEDIEVAL. MITOS
Durante siglos no hemos contradicho a los dos mimados de la filosofía, Platón y Aristóteles. Pero Nietzsche empieza a pensar que de existir un todo eterno este debe ser cíclico, que la nada y el todo convergen en un punto (donde se concilia vida y muerte) y que la especie humana no sigue una línea recta de evolución y progreso. Sino una línea curva, lo que él llama el eterno retorno del todo sobre la nada, la nada sobre el todo.  El nihilismo y la libertad daba mucho miedo; sí dios no existe hay que inventarlo, y cuando un dios muere clamamos al cielo nuevas cadenas.

Así que los escolásticos bautizan a Aristóteles y Platón.  El mundo ideal y la materia primera son el mismo demiurgo; Dios. Y de esta forma unifican todo lo heterogéneo, ambivalente, contradictorio, plural…en una unidad. El esquema de Platón era dual (Cielo/tierra. O Mente/ cuerpo. O Espíritu/Materia O Todo/Nada) El esquema de Aristóteles era un triángulo (Materia primera, el Todo y luego la Materia física de la que surgen las ideas hasta que todo vuelve a la nada, ósea al todo. Un todo primero, una nada material y un todo final) El 2 de Platón y el 3 de Aristóteles lo funden en un mismo 1. San Agustín sigue hablando de una ciudad de la tierra y otra de dios, e identificando el Bien con la Sabiduría, que con un poco de fe, podemos llamar Logos divino. Santo Tomas de Aquino sigue clasificando el mundo material de la naturaleza, sustituyendo lo que para este era fundamento primero por Dios. En el renacimiento siguen sin contradecirles, Averrores sigue con Aristóteles-santo tomas hasta que en el barroco se convierten en la autoridad máxima. Incluso el teatro se sometía a sus axiomas. Plotino endulza a San Agustín; el renacimiento es la culminación de la Republica del Príncipe, del perfecto cortesano, con los ideales de Platón de Verdad, Bondad y Belleza.  Spinoza se rebela a esta idea de Dios con forma humanizada y le llaman maldito entre los malditos. (Aunque sigue creyendo en la armonía universal y fundamento) El cristianismo nos ha asegurado que ellos son también el paso del Mitos al Logos. El dios mitológico del antiguo testamento es un dios de la culpa, castigador del pueblo elegido. El dios amor del nuevo testamento es algo más lógico para ellos, nos perdona, nos salva, ama a sus enemigos, les pone la otra mejilla en vez de huir o enfrentarse. Es una postura estoica; yo me dejo inmolar porque “Dios, perdónales, en el fondo estos romanos no saben lo que hacen… “ Es la misma postura del “vayan ustedes, que yo estoy aquí meditando con Jodorowsky” Pero no sería necesaria el hijos de dios del perdón sin el primer padre de la culpa.  El Logos nos libra del Mitos, pero ¿por qué culpar al Mitos de la Vida si el árbol de la Ciencia es el verdadero culpable de nuestro supuesto pecado?  ¿Por qué culpar al dios antiguo, por cruel padre que fuera, cómo si su hijo Logos no la hubiera liado también? No creo ni en Dios ni en su hijo o mesías, ni en el Mitos con barbas ni en el Logos hecho hombre.   

Según la biblia Eva nos regala la manzana del pecado del sexo y ahí empieza el pecado original. La histeria de culpa, que estudia Freud, es necesaria para que haya una institución que nos perdone y redima. (A lo que Lutero dirá; ¡Protesto! ¡A la mierda la institución de la Iglesia! La religión o religación es la relación directa entre Dios y el creyente y yo mismo hago de sacerdote y me perdono) Y de ahí a los orgasmos místicos de Santa Teresa con su señor había poco. La herejía era hablar directamente con Dios, a las brujas las quemaban por hablar con el demonio. Creen en Dios pero si alguien dice que se le aparece le ingresan. La iglesia institución creó una andro-forma de Dios. Y digo andro, porque fue masculina. La virgen habría concebido al Dios en forma de hombre pero al ser un parto virginal su papel pasa a segundo plano. Madre e hija de Dios al mismo tiempo. Los cristos del románico eran espigados y sufrientes. Las vírgenes del gótico redondas, blancas y puras, unas vírgenes triunfantes. La historia del antiguo testamento era la de la culpa y castigo de un dios furioso ¡¡con barbas!! y la del nuevo la de un tipo revolucionario, algo comunista y  sectario que hace de sí mismo visión antropomórfica de Dios. ¡Jesucristo súper estar! Era el hijo, a la par que Dios y el espíritu a través del que lo concibe María. La santa trinidad para seguir con el triángulo de Aristóteles; el fundamento mítico primero, la materia que se idealiza hasta reconvertirse en logos fundiéndose en lo ideal de la muerte al final y volviendo al origen. 

Para la biblia el pecado nos lo trajo Eva con sus insinuaciones, y mordimos la manzana del sexo venusiano y del saber. El árbol de la Ciencia y del logos nos estaba prohibido pero el hombre nunca se resigna a vivir sólo en el árbol de la vida, sin conciencia y como un animal instintivo y autómata de sí mismo. ¡Quizá fue más lista Lilith que se negó a follar con Adán! No hay peor ofensa que esa para el monoteísmo patriarcal. De ahí la visión que tenemos de ella, que se puso a copular con ángeles caídos, demonios, súcubos, y serpientes. Así que Dios creó una mujer más sumisa, Eva, de la costilla del hombre.  La Diosa Tierra para los hombres paleolíticos (más bien para las mujeres que se quedaban a cultivar la agricultura, cuidar de hijos, preparar el hogar, fuego y ritos; La venus de Willendorf) y tomó luego forma de Dios varón, para la mayoría de religiones.   

El monoteísmo que luego será cristianismo  se ha erigido sobre la que accedió pecando y no la sobre la que no. Pero para arreglar lo del pecado original de Eva dice que la madre de Cristo es virgen. Así se ha condenado a la mujer fatal- demonio rindiendo culto a la madre-esposa angelical. El monoteísmo se ha erigido sobre el pecado y la culpa en vez de sobre la inocencia. Pues aquí el único parto sin pecado original sería el de Cristo. Ya ven que si no hubiéramos pecado no sería necesario que nadie nos perdonara o salvara. Como la inconsciente Lilith, una perdida por no irse con el verdadero hijo de Dios sino con otros.  

 MODERNIDAD ILUSTRACION (ENRAIZADA EN RENACIMIENTO Y BARROCO) LOGOS
Y Rousseau, que era un cristiano romántico, se enfada con eso. El problema no es que Adán y Eva se paseen desnudos e inconscientes por el paraíso, sino que les entre la conciencia de querer vestirse. Rousseau se cuestiona la civilización, los ilustrados le tienen por un salvaje que vive en las ramas entre monos. El hombre es un buen salvaje, inocente por naturaleza. Si se hubiera quedado en el árbol de la vida y no mordido el de la ciencia sufriría menos, sería más feliz, aunque quizá no saborearía su felicidad conscientemente. El hombre es un corderito pero la sociedad le pervierte y le manipula. Su vecino es el que pone el palo en la tierra y le dice; “esta tierra y esta mujer es de mi propiedad capitalista” Esto enfadaría mucho a Hobbes. El hombre es un lobo, malo por naturaleza (de nuevo el pecado original), en lucha continua por su supervivencia y si no hay ese palo Capital/estado se matarían unos a otros en una lucha de todos contra todos y esto sería la anarquía. Así que Rousseau quedó como un comunista buenista e ingenuo y el otro como un dictador, en un leviatán y gran hermano que vela por todos nosotros. Con la religión pasa lo mismo, Dios nos está poniendo el palo. 

Las ideas de los ilustrados sentaron fatal a la iglesia. La modernidad empieza con Spinoza y acaba con el dios en que creía Einstein antes de la segunda guerra mundial.  No la idea de un Dios con forma humana (barbas del viejo o greñas del joven) sino un fundamento primero origen del mundo. Kant seculariza la moral. Se pasa de lo heterónomo, lo que te dicen tus papás a lo que te dices tú mismo, el imperativo categórico o moral autónoma. Ni papa Estado (prusiano) ni mama iglesia (católica), ¡sal de tu culpable minoría de edad, nini! Y atrévete a pensar, a tomar conciencia, a morder la manzana, pero no porque no un dios te obligue a ello. Paso de mitos a Logos. Para Kant es muy necesaria esa diosa Razón; a un nivel teórico que es la ciencia y a un nivel práctico que es la moral. En el plano de la ciencia debemos estudiar el fenómeno físico pero siempre hay noúmenos metafísicos que no podemos demostrar. Su teísmo es ese dios idea de Spinoza, fundamento-origen de este universo material. En el plano moral, seguimos identificando el bien con la cabeza, con lo Bueno-bello- verdadero. Esa moral pietista tan rígida de Kant se puede interpretar como una auto-represión. Kant actuaba como si mil cámaras del gran hermano le estuvieran enfocando y su ley fuera a convertir en moral universal. Era también un intelectualista moral, como Sócrates. No dudo que este hombre fuera un hombre tan ético que murió virgen y sin salir de su pueblo, pero no todos somos tan buenos como Kant. Kant estaba invitando a que sus alumnos de instituto pensaran por ellos mismos, pero entre ellos había muchos locos, y Nietzsche andaba cerca. Si la moral es personal es también subjetiva y esto puede llevar al relativismo de todo vale, y yo soy mi propio dios. Temiendo aquello, Kant dirá que la razón personal se debe someter al buen juicio de una razón universal objetiva, al sentido común, a una especie de divina ONU que nos diga; esto es una chaladura tuya. 

CRISIS DEL LOGOS. ROMANTICOS, REALISTAS Y FILOSOFOS DE LA SOSPECHA
Pero Schopenhauer no es tan optimista como Kant.  Es un hombre estoico que trasciende sus necesidades porque en el fondo la naturaleza y la muerte siempre va a tener las de ganar.  Esa razón y esa voluntad de poder del hombre es muy pequeña al lado de la de la Naturaleza y da un poco igual que pataleemos. El determinismo va a engullir la libertad y la razón de los ilustrados y sería mejor volver a los Mitos del budismo y resignarnos un poco con nuestra suerte. El hombre está en una lucha darwinista y en la especie sólo sobreviven los más fuertes o los más listos, los que mejor se adapten a la naturaleza. Y además al final todo es una representación y un teatro. 

Nietzsche radicaliza de su maestro todo este irracionalismo pero lo que para Schopenhauer es un mundo de lobos con culpa natural (o la culpa es de la naturaleza, mejor dicho), para Nietzsche es un mundo de camellos buenos que se rebelan en leones. Este hombre tímido vivió dominado por su madre y hermana y por su colegio de curas, sólo se atrevía a fornicar con prostitutas y así contrajo la sífilis. Nietzsche es muy roussiano porque el ideal ético es el niño que rompe en carcajadas al nacer. Y el paso de ese romanticismo idealista al realismo materialista. No confía en Dios o una razón externa, pero tampoco en la Razón interna de Kant o de los ilustrados. Sólo cree en él mismo, él es su propio dios. El súper hombre es lo que le hubiera gustado ser y no se atrevía, su proyección. Frente a la voluntad de la naturaleza un súper man podrá con todo. No es que mate a Dios, se lo encuentra muerto en su sociedad decadente, a la que llama constantemente positivista entre gritos y golpes de martillos de Thor. Nietzsche, como Rousseau, quisiera ser un buen salvaje de las cavernas y volver al árbol de la vida y dejar un poco ya tanto árbol de la ciencia, progreso y civilización. La civilización se ha creado con el dolor, el sufrimiento, el pecado. La cultura la crean intelectuales que han salido de la caverna y sienten rencor o resentimiento por los que siguen en ella. San Agustín y Santo Tomás fueron grandes libertinos que se convierten y dicen; “Si no follo yo no folla nadie” Por eso para Nietzsche hemos subordinado lo corporal, instintivo y animal (Lo irascible y concupiscible) a lo mental. La pasión tiene razones que la Razón no entiende, habían dicho Pascal y los románticos. Nietzsche quiere la vida y cuestiona la gaya ciencia. El Mitos y no el Logos. Baco borracho en un rito orgiástico de Eleusis y no a un Sócrates o Cristo que se deja matar  estoicamente. Le parece absurdo poner la otra mejilla si puede pegar un puño con el martillo de Hefestos.  Apolo con su lira representa el arte, un arte que rinde culto a lo sufriente y a lo apolíneo, pero la verdadera belleza está en los pastores salvajes dionisiacos.  Los leones y la moral de los señores se comerán a los camellos, jorobados que lastran su moral de esclavos medievales felices de serlos. Como toda esa lucha de engullirnos unos a otros le parece salvaje incluso a él, Hermes el periodista o mensajero de los dioses que mediará de canal entre lo divino y humano. Tenía mucha confusión de dioses griegos en la cabeza. La edad media se ha basado en el libro de la tragedia de Aristóteles porque creo que Jorge de Burgos o Borges quemó el del sentido chistoso de todo esto. Pero él nos dice que el origen de la tragedia, y del valle de lágrimas cristiano, está en el rito báquico de aquellos pastores borrachos. Nos recuerda que antes del Logos está el Mitos. Por eso Nietzsche encanta a los postmodernos y en su época moderna acabó en un manicomio.  En más allá del Bien y del Mal vuelve a identificar el bien con el placer (a ti y al otro) y el mal con el dolor (a ti y al otro), porque el cristianismo le había dado la vuelta a la tortilla: el bien es el dolor del mártir y el santo, y de Cristo sufriendo, y el mal es el placer pecaminoso. Vuelve a lo presocrático porque odia a Sócrates y a lo que vino después. Por eso vuelve a lo mitológico, a lo epicúreo, hedonista, cínico y estoico.  El cristianismo se ha basado en el ingenio intelectualismo socrático de dejarse matar, porque en el último momento sus asesinos conocerán el bien y no lo matarán. O en Cristo, otro que se deja matar. Pero el pobre Nietzsche también se dejó matar en vida. Nos lo cuenta en sus memorias de juventud en el internado cuando era tan religioso. Y en su último libro, terrible, el Ecce Homo, en el que se identifica con Cristo/Sócrates.  Nietzsche se creía Dios y se decía a sí mismo que era un destino postmoderno, ¿Cómo puedo ser tan bueno? El todo de la vida y la nada de la muerte eran un círculo de eterno retorno que se tocaba las puntas en ese infinito ovalado.  ¡Antes pensaban que la tierra era cuadrada! Pero al creer en un eterno retorno está creyendo en el todo eterno y su nihilismo tampoco explicaría lo del huevo y la gallina.  Nietzsche no dice en ningún momento “Dios no existe”, sino “Dios ha muerto”. Han muerto los valores morales en lo que él llama decadencia y relativismo del positivista, la idea del valor como placer la iglesia la ha dado la vuelta y el mal es el placer y el bien el dolor. Propone trasmutar esos valores de nuevo por otros, destruir para crear, retrocediendo pogresivamente al Mitos presocratico y aproximandose al origen epicureo-hedonista del bien como placer. La muerte de Dios es una denuncia a la moralidad de su época victoriana. Pero tampoco es capaz de contradecir la idea de fundamento. Ese dios, como idea deísta de los ilustrados, creó el mundo y luego no ha sido intervencionista, se ha cansado de nosotros o nosotros de él. El propio Einstein creía en un Dios-origen, en el dios de Spinoza, pero sin duda este no jugaba a los dados azarosos con el universo. Ni intervenía en lo físico. La voluntad de poder del súper hombre es al final una vez más engullida por la voluntad de la naturaleza, que decía su maestro Schopenhauer. Y por mucha libertad y revolución que montemos, el determinismo de la muerte gana la jugada de ajedrez. 

El universo se explica de forma tecno-científica, física, material, matemática, pragmática a partir de la modernidad. Se explica de forma más aristotélica sin olvidar el idealismo platónico. El físico expone una hipótesis, como en la especulación del filósofo, pero luego la demuestra empíricamente.  A Newton le cae la manzana, que le cayó a Adán. Muerde del árbol de la ciencia y se abre los ojos como Edipo al tomar conciencia-logos. Pero no renuncia al árbol de la vida y necesita una prueba empírica en el mundo físico. No es suficiente la idea, la manzana. Hay que demostrarla. Kant diferencia entre el fenómeno y el noúmeno. Lo físico y lo metafísico. El logos, en este caso entendido como ciencia, sigue primando sobre lo mítico. Si la filosofía era la esclava de la religión en la edad media, con la modernidad es esclava del pensamiento tecno científico. La religión intentó darse una legitimidad intelectual y filosófica así misma, por eso afirmaba que a ese dios cruel del nuevo testamento del Mitos lo debíamos perdonar por el Logos de Cristo. Unamuno se fue sin llegar a Dios ni por la fe sentimiento ni por la razón. A su sentimiento trágico de la vida le faltó una sonrisa al final. Pataleó, “yo lo que no quiero es morirme”, pero al menos se murió en contentura estoica de haberlo intentado. 

Desde Galileo, Copernico y el renacimiento, pasando por todas las escuelas del sentido común inglés, el utilitarismo (Bertham), el pragmatismo, el positivismo (Comte), el formalismo, el conductismo… hemos tratado de dar una visión científica y lógica y economista al mundo físico, marginando a la filosofía en segundo lugar y a la religión Mito en tercera. Hegel trata de sistematizar la historia de la filosofía como si fuera ciencia. Con él acaba la Filosofía en mayúsculas, el Logos, porque Nietzsche se expresa en poemas, como salidos de Honderlin y no en verdaderos tratados. Después de él volvería el Mitos. Su universidad era el fin de la historia, antes que se le ocurriera a Fukuyama. Hegel trata de conciliar idealismo y materialismo. Reconciliar a Aristóteles con su maestro Platón. Pero la dialéctica tesis-antítesis no encuentra síntesis. La dualidad platónica no desemboca en una trinidad aristotélica (¡santa trinidad de Santo Tomás) El mundo está en lucha eterna de contrarios. Marx, su discípulo, dirá que  entre señores y esclavos, ya se llamen nobles o burgueses o proletarios. Lo material y económico tiene una súper-estructura ideológica detrás.  Así que su materialismo tiene detrás todo el idealismo hegeliano.  Se monta la revolución. La revolución ilustrada y romántica de Rousseau llevada a la praxis. Ya no es poner la otra mejilla de la religión ni huir o evadirse a la filosofía, hay que pasar a enfrentarse. Fuerzas productivas en manos de explotadores que se quedan la plusvalía y se lucran. Los que pusieron el palo al pastorcillo de Rousseau lo llaman propiedad privada, que es un robo para Proudhon y los socialistas utópicos. Se trataría de abolir ese capital/estado, como dice Bakunin y kropovich y otros príncipes anarquistas de salón. Pero el socialismo no se quedaría en esa federación anarquista sino que se harían ellos los amos. La Voluntad General hace un contrato social con sus políticos y luego salen como salió Stalin.  Al final de su vida Marx vuelve a lamentarse del determinismo natural por mucha libertad, igualdad y fraternidad que soñemos. 

El capitalismo no es menos materialista dialectico e histórico que los comunistas. La escuela escocesa, Adam Smith, Tocqueville y su democracia, Stuar Mill y la libertad condicional que nos dan para consumir… están basados en lo utilitario, positivista, mercantilista, el libre comercio, el mercado ley oferta y demanda, abrir aduanas, producir, el beneficio, lo útil, el bien privado y común, lo pragmático…En el progreso, en la competición y en la explotación porque el que es libre es el capital, no la persona. Es una teoria economica con una fundamentacion filosofica positivista, conductista, útilitarista y pragmatica. La tierra no es para quien la trabaja sino para el que la comercia. La burguesía domina al obrero industrial igual que el noble feudal al campesino. Ellos dirán que porque siempre ha sido, es el menos malo de los sistemas y el mundo está bien como está, aunque Voltaire se rebele a esa candidez sonriente de Leibniz. El capitalismo no nos deja ser críticos o realistas con él, sólo optimistas, como la sonrisa positivista de Comte. Pero un realista es un optimista bien informado o un romántico desengañado. El origen del capitalismo dirá Weber está en esa fe protestante, pietista de Kant, del trabajador esforzado, de la hormiga frente a la cigarra hippy de Mercedes Sosa. Sin embargo, el capitalismo rechaza el mitos de la iglesia, como se vio en las revoluciones burguesas desde 1789 a 1840. Estado e Iglesia-dios son dos impedimentos para que circule libre el capital, que es de lo que se trata. La hormiga laboriosa en el fondo está alimentando a las cigarras del poder, pero el conductismo no le deja levantar cabeza a la rebelión. Y ella se siente libre porque cambia de canal y compra. Nos venden por liberalismo la explotación. Es una libertad económica la que señala la antorcha de Nueva York.  El capitalismo no ha triunfado cuando sigue sin resolver la dialéctica ética entre el Norte-Sur, el primer y el tercer mundo. Wall Street es la peor y más anárquica ley de la selva donde el capital campa a sus anchas y el pez gordo se traga al pequeño, sin que el estado mixto que soñó Keynes pueda casi regular a los súper hombres de las multinacionales, más allá del bien y del mal. 

Pero aún había súper hombres, más allá del bien y el mal peores que estos de Nueva York: los nazis. El nacionalismo puede entenderse a la francesa, el estado administrativo, o a la alemana; el volkgeist, el espíritu nacional que es el sentimiento de primar lo social sobre lo individual.  Para Nietzsche el comunismo sigue siendo una moral de esclavos: a Cristo le entendieron como a un comunista que les prometía el cielo en la tierra a los judíos, un pueblo que ha tenido la suerte de ser elegido por Dios para darle todo su amor a través de la historia.  Nietzsche tenía amigos judíos y no fue un nazi aunque sus teorías sirvieran para lo que sirvieran. El irracionalismo de este hombre, es el origen del existencialismo. Kinkegaard era un cura danés que ve el suicidio como el único acto libre, quitarnos lo que nos han dado y que no gane la muerte. El romanticismo tuvo un hijo fumado que es el existencialismo, en la que Sartre dirá que primero es su existencia y luego las esencias que se le ocurran ante el café con leche en el Flore. Lo cual le daba nausea así mismo, vomitando la nada del café. Quizá veía sólo la taza y se perdía lo de dentro, el sabor. La vida se reduce al sexo libre con Simone, una feminista que no encontró más habitación propia que la de hoteles con jazz. Y al final el Ser es Nada, y el todo desemboca en la nada, pues el existencialismo efectivamente es un humanismo, todo empieza y acaba con el hombre. La Vida material capaz de crear la ideal. Para Sartre el Todo es su vida personal, y social (No abandona la barricada y comuna como pose. También Camus juega mucho a la revolución) Y desemboca en la Nada-Muerte. Pero para Heidegger ni la vida siquiera tiene sentido, lo existencialista se vuelve aún más nihilista. Heidegger sí simpatiza con los nazis, en el fondo qué más daba que se eliminarán a unos cuantos…si todos estamos abocados al vacío. O quizá era ese vacío moral el que denunciaba. Su mujer Hana Arendt estudia el totalitarismo, el mal es tan banal como unos nazis que se limitan a obedecer órdenes de superiores, al bien común del Estado. No los justifica, los explica. El holocausto nazi hizo entrar en quiebra todo el concepto de Razón ilustrada. A esto nos han llevado las ideas de estas cabezas con patas…deberían haberse guiado más por sus sentimientos, por la empatía con el otro, pero sin caer en el irracionalismo de Nietzsche. La escuela de Frankfurt repiensa a los filósofos de la sospecha. Sospechaban del Capital, del Estado (Materia), de la Razón (Logos) y de Dios (Mitos)

 Marx cuestionó Capital/Estado. Y Freud y Nietzsche que el hombre no sólo tiene un conflicto social sino interno, psicológico, y lo que llamamos razón o Ego o Yo está fragmentado y nuestra sique no es tan estable como parecía. Los nazis mismamente. Lo inconsciente animal late salvaje como un Calibán o Zaratrusta interno, pero lo reprimimos ya desde la escuela en el Súper Yo, todo lo aprendido. Llamamos Yo a lo consciente, pero cuando soñamos o creamos arte nos aproximamos a la nada, la muerte, a lo animal.  Son de nuevo los caballos de Platón; la templanza del yo domina los instintos de eros y thanatos. Pero hemos de sublimarlos y tratarlos bien para que no se desboquen. De nada sirve esconderlos bajo la alfombra, los traumas hay que superarlos, objetivándolo, viéndolos desde la cúspide de la montaña y no desde su falda. Las terapias de choque a las histéricas eran un poco agresivas la verdad. La mujer envidia el pene del varón y como no tiene quién lo complete está en una fase anal y retentiva de heces. La neurosis de esta pobre paciente se debe a que no tiene una vida sexual satisfactoria. Y así es como reducimos a Santa Teresa a una chalada sin más esposo que Dios. Freud entendía por su época un sexo hetero- normativo. Él mismo era el ejemplar padre de familia con muchos hijos. Su único vicio era el puro, pero “a veces un puro sólo es un puro”. No entremos en arquetipos universales de Jung o asociaciones extrañas, que yo no soy un invertido. Los homosexuales también debían envidiar penes y como no habían superado el Edipo, y se habían enfrentado al padre, resguardados en las faldas de la madre, habían salido como habían salido. Un hombre ha de tomar conciencia y madurez y cuando se da cuenta de que se está acostando con la madre sacarse los ojos si hace falta. Tomar conciencia de Edipo. Y quitarse esa obsesión con el padre. (Con Dios, con la religión, con el mitos. Y tampoco te obsesiones con la Razón si en el fondo somos más inconsciente) El padre es un pobre hombre como tú, mírale la picha mientras duerme.  Deja de idealizar a tu mama que te mima, y búscate una mujer como la especie manda. Superemos la fase anal y de mayores no seamos retentivos de libros con Diógenes. Del Edipo pasaremos a una fase genital, y el ejército nos hará hombres con pelos en la que manda. Y una vida sexual, activa a poder ser.  

Marx está muy bien también para estos sico-marxistas de Franfurt, porque el hombre es social aunque no quiera, la Polis somos todos y el individuo ha de tener libertad y no libre albedrio cristiano. Solidaridad y no caridad. La libertad como una responsabilidad social, un compromiso político, la ética en situación que decía Sartre. La libertad acaba donde empieza la de mi hermano camarada. Pero a la guillotina con la diferencia de Derrida. Nietzsche está muy bien, porque somos sensibles y románticos guiados más por sentimientos que por la razón y dios es una creación humana, lo creamos creyendo en él.  Pero a Nietzsche no hay que entenderle al modo nazi y hobbesiano sino al modo roussiano e izquierdista. Y Freud está muy bien porque el hombre ha de guiarse por su Eros y Placer evitando el Tanatos y el daño al otro. No reprimir sino sublimar los instintos. Y se acabó con las histerias de culpa, pecado, redención y miedo de la iglesia, la verdadera enferma patológica. Mejor hacer el amor y no la guerra, lo dionisiaco y no lo apolíneo.  Toda esta escuela explicaría la izquierda como ahora la entendemos, que cada vez se sale más del meta relato unitivo del logos marxista escapando al mitos postmoderno de lo heterogéneo, plural e intercultural. 

EL MITOS POSTMODERNO

Pero volvamos a los discípulos de Freud. Para Lacan la madre nos enseña lo real (lo material y también lo mitológico, nos canta nanas) pero el padre nos enseña lo social. Se puede entender también tan misóginamente como entendemos ahora a Freud; la autoridad inglesa el padre y las marías y lo bonito la madre. Al menos dan un paso más a la hiper sexualización de Freud. Yung pone el acento más en lo trascendente, en el Mitos más que en el Logos, pues nos habla de arquetipos universales (prototipos, las ideas de príncipe azul, los cuentos de los Grimm…), en el sexo no todo lo explica lo corporal. Una especie de Inconsciente colectivo que entronca con las religiones orientales que tanto gustan en la postmodernidad.  La teosofía habla de Logos, pero es un logos de supra-conciencia que se parece más al mitos. Los aún creyentes pueden argumentar horas una explicación racional de Dios (Citas a filósofos o ejemplos de la Ciencia, aprovechándose de que la conocemos menos y la idealizamos más) Pero al final acaban concluyendo; es que no hay que pensarlo, hay que sentirlo. Y acaba siendo cosa de fe, sentimiento. Venden el nuevo cristianismo como un existencialismo re esperanzador del desencanto que nos dejó Mayo del 68. Es como si el hipy, ahora yuppi y postmoderno, de pronto, iluminado bajo el árbol de Buda, ve la luz y reniega del partido comunista y se abraza a una religión a la carta hecha a su medida. Encuentra en el súper un batido multifrutas de tao, yoga y reiki. 

El filósofo también tiene una especie de fe, ama el saber (el eros, la filio) y el científico tiene que tener una voluntad de. La razón se ha ido sentimentalizando de los románticos acá, Xubiri habla de una inteligencia sintiente, Ortega de una razón vital, María Zambrano de una razón poética, Goleman de una inteligencia emocional… Pero el conductismo ha rechazado el psicoanálisis de Freud que es demasiado teórico y lo que les importa es cambiar tu conducta y no tu pensamiento, todo lo que huela a filósofo es una racionalización. Si somos perros de Paulov que salivan o ratones que giran en la polea tras el queso basta con darnos unos premios, estímulos positivos y unos negativos, unos coercitivos para reconducirnos y que sigamos produciendo en pos de la zanahoria, el capital y el queso. Y si son unas descargas o electroshocks de vez en cuando en el psiquiátrico tampoco importa mucho. Al niño se le pasará la neurosis jugando al golf en la escuela de Palo Alto, su comunicación no verbal será una sonrisa más amplia que la de Comte, el buen ciudadano ejemplar tirará a la basura todo pensamiento negativo que le abrume. Se portaba bien, positivo, con espíritu positivista, diría el loco de Basilea, al que le suministramos un pastillazo de orfidal para que duerma. Skinner con su Walden2 insulta al bosque en que se refugió el periodista hippy de Thoreau a cultivar su huerta. Propone un mundo feliz científico de niños probetas educados para el arte y el juego del tenis. Y ahí nos hemos quedado, pienso tomándome la pastilla para dormir esta noche. El mundo feliz del fumado de Huxley y el tecnificado Gran Hermano de Orwell son los fantasmas que más miedo me dan esta noche. Como si el medievo fuera a volver en toda su dualidad platónica y santa trinidad aristotélica: un mundo virtual e ideal para informáticos de realidad virtual y un materialismo impuesto para el resto. Una postmodernidad re encantando un mundo de televisión y nuevos mitos, y a la vez un neocapitalismo pragmático más cruel que nunca. Un paso de lo teocentrico a lo tecnocentrico mitologico como si no hubiera modernidad y logos en medio. Una logica computacional, que reduce todo al numero cuantitativo y al codigo binario del ordenador; o O o 1.

Muchos reflexivos han imaginado el origen feliz del mundo como un jardín; el edén del génesis, el árbol de la iluminación de Buda, los vergeles de Mahoma, los huertos de Jesús o sus desiertos, el paseo peripatético de Aristóteles, San Agustín y su ciudad de dios, el jardín de Voltaire, el buen salvaje de Rousseau maravillado por la naturaleza, el Zaratrusta de Nietzsche, los claros en el bosque de Zambrano…Parece que el embrión de Adán era un jardín de infancia, un paraíso bucólico y pastoril al que todos han querido volver y han idealizado, como queriendo recuperar el tiempo perdido. Y también lo han imaginado como isla, desde Platón hasta la utopía de Moro, el sueño de los aborígenes australianos, el civilizado Robinson que pervierte al salvaje Viernes, es Peter Pan que no quiere despedirse de Nunca Jamás.  

¿No será que el intelectual se ha arrepentido siempre un poco de haberse perdido la Vida concreta entre tanto libro? Intenta llegar al Logos, hacerse humano, para escapar del Mitos, y diferenciarse del animal.  Y luego el mundo se vuelve a re-encantar. Y sólo sabe que no sabe nada. Vuelta a empezar. El pensamiento no toma asiento, vuela como las águilas en una ilusión de libertad, pero sus alas son cuasi-deterministas, ángeles entre lo animal y lo divino. Una trampa del lenguaje, lo único que tenemos, la gramática es esa vieja hechicera, Circe y canto de sirenas, que nos hace creer que hemos llegado a Ítaca. Pero lo importante es el viaje. El camino. Y el banquete. No cómo acabe o empiece. El estructuralismo del lenguaje a partir de Wittgenstein reconoce que los límites de mi vida son los límites de mi verborrea, de mi capacidad de juntar palabras. Nos cuesta reconocer que incluso el lenguaje de las matemáticas es una convención arbitraria. Dos más dos es innegable, pero primero hay que crear el 1, el 2…, el signo semiótico, hermenéutico, pasar del alfabeto sumerio al griego… La naturaleza no tiene más leyes que las que el hombre le ha ido connotando.  Estaban antes que él y seguirán después, pero serán de otros y eso a él ya no le atañe. Vayan ustedes.  Algunos se quedan solo en las formas, en las palabras, y olvidan los fondos. Se quedan en las conductas y no piensan en las conciencias. Pero el lenguaje es más que el barroquismo retorico de sofistas y fariseos o ilustrados de peluca haciendo juegos verbales. Las lluvias de ideas de la publicidad, y esos juegos verbales del surrealismo se divierten con las palabras…la literatura se reconoce así misma mentirosa y no trata de imponerse como verdad. Se recrea en la fantasía por la fantasía, que la mentira resulte verosímil pero el religioso, el filósofo y el científico persiguen la Verdad. Y allí hay que presuponerles una honestidad intelectual de que no se están engañando a sí mismos. Persiguen absolutos pero se reconcilian con la contradicción ambivalente. 

Los intelectuales han perseguido toda su vida el conocimiento, primando el cerebro sobre el resto de sus órganos, en vez de sentir y respirar con todo el cuerpo. Quizá no han sido emocionales o sentimentales. Ni bien ni mal pensantes; han querido ser libres, libres pensadores, perseguir un halo de luz, un rastro de luz, su quimera. Han establecido una jerarquía de prioridades; lo intelectual, luego lo emocional sentimental y al final lo sensitivo, primario, instintivo… Todo lo hemos establecido verticalmente: Un mundo de ideas y abajo el inframundo de sombras. Un dios y unos creados. Una autoridad de señores y unos esclavos dominados. De forma plana, en vez de circular o cíclica. Como una línea de progreso de la civilización. Nuevas teorías científicas contradicen hipótesis anteriores. Hawking no creía siquiera en el dios de Einstein o Spinoza ni en esa armonía de las cosas panteísta, sino en universos expandiéndose, contrayéndose, agujeros negros que captan la luz, nadas que se crean y extinguen, vacío, sin sentido, absurdo relatado por un idiota, lleno de ruido y furia. La ciencia no puede llegar a conclusiones ni sobre lo más micro ni lo más macro, ni lo infinito ni lo ínfimo.  Ni puede parar la vida moviéndose para estudiarla, ni hacer de lo estático vida. Pero nos aterra ese nihilismo; que las cosas no nazcan con almas o fundamentos, ni más mitos ni logos que los que las columbremos. Ni un dios ni el otro. Y el tercero tampoco. Ni el que explica como idea el mundo. Ni el que lanza diluvios de maná y gas sobre Auschwitz. Ni palomita ni espíritu santo que salga del arca de Noe a traer la paz, nadie que nos redima con su amor y revolución y promesa de paraíso. 

Seguimos haciéndonos las mismas preguntas que los presocráticos, con otras palabras. La cultura no avanza. ¿Es mejor el último bestseller que el Quijote o Bobary? En la postmodernidad tiene el mismo valor la suma teología de Tomás que la locura incoherente de Valery Solanas o un poema beat. La filosofía es como una literatura verosímil que se ha creído verdad, o un Mitos erigido en Logos. Alonso y Enma eran dos pueblerinos que leyeron demasiados libros y querían vivir la vida. La filosofía solo es una pregunta al viento. Aristóteles la consideraba inútil en lo práctico, pues el objetivo de andar es seguir en el camino, no la posada. Este artículo no ha respondido nada. Pero el banquete del amor al saber ha de continuar, filosofando hasta caer borrachos. La única síntesis es el agotamiento de este cuerpo físico que ahora soñará, ensayando la muerte que pondrá fin a todo sueño de la vida. Una condena a muerte prolongada un día más por algún demiurgo sádico. Pero despertar es también un regalo de vida, esperanza. La muerte nos devolverá toda forma de sarcasmo, ironía romántica o cinismo hacía la muerte, se reirá la última y ganará la partida de ajedrez.

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