miércoles, 21 de diciembre de 2016

KARMELE JAIO


Él área de cultura del ayuntamiento de Bilbao, y el grupo de cultura Barronti, ha posibilitado este encuentro con la escritora. Karmele Jaio nace en Vitoria Gasteiz, es periodista licenciada en ciencias de la información por la UPV. Ha sido periodista de varios medios y gabinetes de comunicación, estuvo en la fundación Euskal Jintxa, actualmente es responsable de comunicación de Emakunde, el instituto vasco de la mujer. Es columnista en Deia, en el diario de noticias de Álava Guipúzcoa y el País. Es autora de tres libros relatos; en 2004 crónicas,  heridas en 2007 y en 2012 ex ni naiz. Tiene dos novelas; las manos de mi madre del 2006 y música en el aire del 2012. El libro de poesía en castellano aún no ha salido, orain ditugu, lo escribió en el 2015. Ha recibido premios igartxa, Euskadi plata, zazpi Kale 2007, en 2006 recibió la distinción al mejor libro en euskara del año. Tras una gran acogida por el público vasco, la obra fue adaptada al cine por Mireia Gabilondo y presentada en el festival de cine de ss. La recomienda verla. Sus relatos fueron llevados al teatro con el director Ramón Barea en el 2010. La obra se llama ecografías y está basado en el relato de la autora del mismo título. Ha publicado relatos en numerosas antologías. Ha sido traducida al alemán catalán ruso e inglés. Desde junio de 2015 es académica correspondiente de la euskal txandia, real academia de la letra vasca. Con el poema nubes de algodón, se ha sentido identificado todo el auditorio.
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Recuerdo los días en los que me ponía enferma y no podía ir a clase. Tenían algo especial. A pesar de la fiebre, o de las molestias de una gastroenteritis, o de lo incómodo de las toses y los estornudos, había algo en aquellos días que me hacen recordarlo como un espacio de paz, un espacio blanco y acogedor, dulce como una nube de algodón. De repente, descubría los sonidos de la casa por la mañana, muy diferentes a los de la tarde, y muy diferentes también a los de esa hora en clase. No se oían gritos del recreo ni risas infantiles, y sí el sonido de una cuchara contra una cazuela, un batir de huevos, el choque de los platos en la fregadera… Tampoco oía las voces de mis hermanos, ni la conversación entre mi padre y mi madre mientras cenaban viendo el telediario. Sólo estábamos mi madre y yo. Ella trabajando sin parar y yo en la cama.
Mi madre me traía un zumo de naranja a la cama o me daba el transistor para que escuchara aquellos programas con oyentes que pedían canciones, o compartían recetas de cocina, trucos caseros… Recuerdo el momento en que mi madre me hacía levantarme de la cama, me daba otro pijama, y cambiaba las sábanas. Recuerdo aquel olor a limpio, aquellas manos alisando la sabana bajera.
Recuerdo aquellos días con dulzura porque el mundo parecía pararse, porque me permitían ver la vida desde otro lugar, pero, sobre todo, porque me hacían sentirme especialmente cuidada. Hay días en los que me gustaría recuperar un día así, aunque no a costa de alguien a quien no se ha permitido hacer otra cosa que cuidar y a quien se ha obligado a renunciar a tantas cosas. Creo que todas las personas merecen ser cuidadas, especialmente las que cuidan a otras personas, y creo que todas y todos tenemos la responsabilidad de cuidar, como lo hicieron en otra época aquellas mujeres que eran capaces de transformar periodos de enfermedad en espacios dulces como nubes de algodón.


La madre de Rosa Mielgo, la directora de escribe y lee, tiene 91 años. Le da el zumo naranja ella a su madre, invierte el papel de cuidadora. Karmele nos dijo; la felicidad son momentos, no algo absoluto. El tiempo como el mar lo acaba devolviendo todo. Debemos darnos cariño más habitualmente. Lo que no se dice a tiempo no se dice después. Los abrazos que no se dan en vida es imposible darlos después. En hoy por hoy radio abrieron el programa con los poemas de karmele, ahora tenemos muertos, ella le dijo; Juanjo me has alegrado el día… y la semana. Hoy deseamos alegrarle la tarde a Karmele Jaio. Karmele Jaio hablará de sus experiencias en el recorrido literario, lo que conlleva la decisión de escribir, la palabra decidir aparece en momentos claves de nuestra vida. Después de sus palabras pasaremos al recital dirigido por Iñaki Urrutia, declaman los talleristas de la clase de declamación. Después podréis hacerla pregunta de algo que sintáis curiosidad.
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La escritora pide perdón por su voz. Justamente hoy que tiene hablar público se ha quedado sin voz. Se va recuperando. Tiene que hablar durante media hora, o el tiempo que sea. Agradeció la invitación, nos dio las felicidades por este tipo de asociación literaria, la gente se reúne para hablar de literatura, escuchar. Tiene un amigo que no lee literatura ficción sino ensayos. La literatura es una invención, una mentira, su amigo prefiere leer cosas reales, un libro de historia. Al leer te evades, escapas de tu rutina, pero una vez que vuelves a tu realidad, cuando has leído un buen libro de literatura vuelves con más capacidad de ver el mundo, y conocer la complejidad del mismo. Te acerca a la realidad, y comprendes más la realidad. Es como cuando vas de viaje a otro país, te alejas de tu ciudad y tu vida, al volver ves cosas de tu vida cotidiana que antes no veías así. En ese otro país hacían cosas diferentes. “Te vas, pero vuelves con mas sabiduría, con alguna lección aprendida. La literatura es instrumento para comprender mejor la complejidad de este mundo. Me da miedo la gente que tiene las cosas claras, esto es así y punto”, reconoce Karmele. El mundo es muy complejo y la literatura enseña la complejidad del mismo. Hay muchas vivencias y formas de ver el mundo. Milan Kundera opina que una novela te enseña que el mundo es más complejo de lo que crees. El abanico se abre, no ves solo el camino estrecho en la vida, ves otras miradas. La ficción o literatura es mentira, ficción, pero la buena literatura a pesar de que sea una invención en el fondo siempre tiene una verdad. Una verdad del autor que quiere trasmitir. “Buscas ese fondo que quieres trasmitir, para esa persona es su verdad. La ficción es la manera de a través de la mentira decir la verdad. Las personas que escribimos no sabemos decirla esa verdad o no sale si no lo haces escribiendo. En el proceso de creación aparecen cosas hasta que no conoces, que rondan por tu cabeza. Cuándo te preguntan para que escribes, por qué estas dos años haciendo una novela, respondes que es porque tenemos necesidad de contar y comunicar algo. No escribo para hacer algo bonito, puede ser un resultado bonito o bello, pero hay una necesidad de comunicación, de que el receptor entienda lo que quieres trasmitir. Trasmites la verdad que tienes dentro. Es un descubrimiento, descubres cosas de ti mismo que no sabías”.

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Hay gente que escribe con respuestas en la cabeza. Son formas de escribir, ni mejor ni peor. Se pone a escribir algo cuando tiene muy claro lo que va a decir, como lo va a decir, la estructura que va a tener su obra. O se escribe con preguntas en la cabeza. Cuando ella empieza a escribir no tiene claro lo que quiere decir. Y en ese proceso de escritura decide lo que va a escribir. Tiene una idea, algo que hay que encontrar, que anda por ahí, no sabe dónde va a terminar, hasta que no se pone a escribir no puede inventarse una historia. No puede inventarse una historia sin escribir. En el proceso de escritura se van abriendo ventanas. Les lo que has escrito, como he llegado hasta aquí. En el proceso se abre una ventana y luego otra, descubres caminos que no tenías marcados antes de escribir. Te va llevando por un jardín, un camino. Escribe para saber lo que piensa. A veces se da cuenta de cosas que tiene en la cabeza después de escribir, que aparecen en el texto. No era consciente hasta que no lo escribe en el papel. Veo lo que he escrito y hay cosas de las que ella no era consciente. Hay temas que se repiten siempre. Cada libro es diferente, cuenta una historia diferente pero siempre aparece dificultades de comunicación entre personas. Esto parece ser que le preocupa, no es que siente a escribir de eso, es un tema que aparece.
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“¿Dónde me muevo yo cuando escribo, en qué temas? En el tema de las palabras no dichas. La vida está llena de palabras, palabras que nos gustaría decir, pasan por nuestra cabeza, pero no salen por nuestra boca. Las palabras vuelven adentro y dentro te hacen una herida. El primer libro suyo se llamaba heridas, esas palabras no dichas cuánto daño hacen dentro, cuánta herida. En sus personajes es más importante lo que ellos dejan sin decir que lo que dicen. En la vida nos pasa igual. Tenemos muchos problemas, preocupaciones, pero en nuestras conversaciones normalmente hablamos de cosas superficiales y lo que nos mas nos preocupa o hace daño lo dejamos dentro, nos cuenta más sacarlo. Lo que dicen no me importa mucho, importa el mundo interior que se crea sin decir, que es lo que descubre cuando escribe. En las manos de la madre aparece el tema de la incomunicación, como una madre y su hija que han compartido casa muchos años pueden ser dos auténticas desconocidas. Esta obra es la historia de una madre con Alzheimer y una hija que le está cuidando. La gente le preguntaba si era verdad. Tu madre, ¿qué tal está? La protagonista era también una periodista. Es totalmente mentira. La historia es mentira. Su madre está bien, gracias a dios. Años después de escribir la novela se percata de que esa novela mentira surgía de una verdad suya. No se dio cuenta hasta dos años después de escribir. Esos años en que escribía era esa época de tu vida en que te das cuenta que tu madre está envejeciendo o ya ha envejecido. Vas a visitarla y piensas ¡qué mayor está! Esa preocupación estaba en algún lado de su preocupación, ella no era consciente de ese miedo y preocupación. Todo eso salió en la novela porque tenía que salir, lo tenía dentro. Cualquier obra de ficción es mentira, imaginada, pero nace de una verdad y preocupación tuya. ¿De dónde sacas los temas? “No busco los temas. Que se me ocurra, dice un escritor sentado al ordenador. Intenta percibir, hay un momento de conexión”. El escritor roba de la realidad, de lo que ve, no roba cualquier cosa, diariamente vemos muchas cosas. Roba aquello que conecta con alguna preocupación que esa persona tiene dentro. Se fija en las cosas que van en ese momento de su vida con lo que el lleva dentro. Te escayolan un brazo; ¡Cuánta gente escayolada! ¡Cuántas mujeres embarazadas!, hasta ese momento no se fijaba en eso. En tu cabeza hay algo haciendo run run. Robas lo que conecta con lo que tienes adentro. Eso te lo llevas robado para escribir. Los temas vienen de dentro fuera. Es muy importante estar atento alrededor, a lo que pasa. Vamos por la calle como si tuviéramos en la cabeza barreras, un camino estrecho. El que escribe es alguien que está mirando y hablando contigo e intenta descubrir que hay debajo de esas palabras que estás diciendo, o de esa mirada que me ha mirado así. Buscamos el fondo de unas palabras que son la punta del iceberg. El escritor busca lo que ahí hay abajo.
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Estar atento es condición importante para escribir. Y también no perder la capacidad de asombrarte. Si lo piensas todo es para asombrarte. Que todos los días salga el sol, si lo piensas bien y más de una vez, ya es algo para asombrarse. Tiene que cultivar o viene consigo una extrañeza ante lo que ocurra. No que le parezca esto es así y ya está. A Juan José Millas le preguntaron porque escribía y respondió; porque todo es muy raro. Necesito comprender esto, necesito escribir. Ella escribe de forma sencilla, busca la sencillez. Es una sencillez buscada, trabajada. La cuesta más cortar y quitar que dejar. No le gusta mucho hacer malabarismos con las palabras. Tuvo un gran profesor de escritura Merando Fraile; el lector no se tiene que dar cuenta de lo bien que escribes. No le tienes que enseñar eso, sino sugerírselo sin dárselo ya mostrado. Conseguir que sienta algo, que vea algo, no decirle que bien manejo las palabras, que palabra más bonita tengo. El trabajo de escritor es el de alguien que limpia una ventana, el lector no tiene que ver tu mano limpiando la ventana ni el trapo ni la ventana. Hay que limpiarla tan bien la ventana que él que la vea vea el otro lado lo más claro posible. No se tiene que ver su mano. Son formas de escribir. No le gusta que se vea su mano. A veces le gusta, le sube el ego pero en la segunda fase de limpieza acaba quitándolo, cortándolo. Intenta quitar las palabras de bisutería o de adorno. Si una palabra aquí no cumple ninguna función; fuera. las palabras no son adornos, para ella, son instrumentos. Escribimos con palabras, no con ideas. Hay que intentar que lo que escribes funcione. Si hay una palabra es porque cumple una función, como el engranaje de un reloj o motor. Las palabras son piezas engranadas en una maquinaria. Buscas que el reloj funcione, no que digan que palabra más bonita has metido en esta rueda. Busca la eficacia y dentro la belleza pero sin malabarismos con las palabras. Le preocupa la visualización. Cuando escribe pretende que el lector vea lo más claro y visible lo que ella tiene en la cabeza. Para eso es necesario la concreción. Habla de temas universales, la muerte o el amor, a través de historias muy concretas. Recuerda haberle oído a Atxaga en alguna ocasión; un ratón pequeñito si va a entrar en una sala grande no abre las puertas y entra por la puerta principal, entra por un agujerito pequeño. El escritor quiere hablar de un tema grande, el amor, y entra por un agujerito muy pequeño. Quiere hablar del amor no va a decir El Amor… porque es algo abstracto, cada uno ve una forma distinta de amor. Una persona concreta en fecha concreta le dio un beso a no sé quién. Así vemos las cosas, las visualizamos y por eso deben ser cosas concretas, del día a día. Es más importante sugerir que explicitar. Ella ha estado en los jurados de premios literarios. Escribir no es contar algo sino mostrarlo. Hay una diferencia muy grande. Todos lo hemos hecho al empezar a escribir. Quiero contar la historia de un chico que era muy tímido y digo; Mikel era muy tímido. Me lo creo porque me lo has dicho tú, pero yo no lo veo. El escritor lo muestra. Mikel entra por esquinita, va con la cabeza baja, si le dices algo se sonroja. El lector lo ha visto. La visualización para ella es muy importante. Está encantada de que lean sus poemas, a ver como suenan, son de su poemario en eusquera. Ahora tenemos muerte es el título. Habla de la muerte pero para hablar de la vida. Hace referencia a una época de la vida en que las personas empezamos a tener muertos reales en la vida. Se ha muerto un padre, un amigo. Esto no es ya abstracto, esto es concreto concreto. Habla de la muerte de manera muy concreta. Esto es algo concreto, algo real. Vivir teniendo en cuenta a la muerte te da perspectiva diferente de la vida y formas de disfrutar de la vida sin comernos la cabeza por unas tonterías. La conferencia que ha empezado a las 7 y media termina a las 8 y 10; 40 minutos
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ESAS PALABRAS

Quisiera palabras
desnudas,
con el sentido que tuvieron
al ser usadas por primera vez.

Quisiera palabras
sin rebozar en harina y huevo,
tan brillantes
como peces recién salidos del agua.

Quisiera pelotas que golpean fuerte
contra la pared,
producen eco
y vuelven vivas.

Quisiera palabras
salidas del estómago,
sin edulcorar,
con la verdad del orujo,
bellas e incómodas
al mismo tiempo,
que generen
paz e inquietud.

Quisiera palabras
que se convierten en carne,
palabras que,
al igual que el viscoso recién nacido,
estén sucias de vida
antes de empezar a vivir.

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MI PAÍS

El cielo de mi país no es plano,
lo engordan las nubes.
No hay nada plano en mi país,
se esconden muchos grises
en cada nube.

El cielo de mi país pesa mucho
y donde más se nota es aquí,
entre el cuello y la espalda.
Las nubes
en mi país
siempre están preparadas
para descargar sobre alguien.

La tierra de mi país
está plegada en miles de arrugas,
y entre las sombras de los pliegues
ha sobrevivido su lengua.

En mi país
los recién nacidos
tienen voz de viejo.

En mi país
hay muchas palabras
bajo la tierra.

Muchas conversaciones
han empezado en el cementerio,
en mi país.

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En sueños escribo hermosos cuentos con la maestría de Chejov, no me preocupo planchar la ropa o hacer una llamada de teléfono, tengo una habitación propia, sitios de verdad con colores formas y polvos sobre la mesa, salgo de los enredos, las palabras sacan las uñas. No me darán el nobel.

ARMONÍA

Olor a café al despertar,
el sonido de las tazas
desde la cocina,
el sol dibujando curvas
en las sábanas que conocí ayer.

Tumbada sobre tu olor,
guiño a los cuadros
que esta noche
han sido testigos
de nuestra pasión.

Las ramas de los árboles
rozan la ventana,
el despertador de la mesilla
se convierte en diapasón:
Un, dos, tres, cuatro.

Oigo pasos descalzos
por el pasillo.
Traes la bandeja del desayuno,
con su café,
su leche,
su pan recién hecho
y su periódico ensangrentado,
esta mañana
llena de armonía.
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Los zapatos que se van con los muertos, son de cuero charol naylon gastados, del pie izquierdo o derecho unos, fabricados en Arnedo china Alicante, de un día para otro, zapatos funerarios, no hace daño ni a los dedos ni a los talones, son como los grandes amigos, los únicos que nos acompañan en los momentos más oscuros

Sabanas. Vivimos mismo barrio, cada mañana miro en tu balcón, busco en sabanas tendidas la silueta de tu cuerpo desnudo.

ÁRBOL EN DICIEMBRE

Soy un árbol en diciembre,
tengo los dedos dormidos,
no busques caricias,
no lo intentes,
ya cayeron las hojas
que danzaban con tu aliento.

No busques caricias,
no lo intentes,
ahora soy
un árbol en diciembre,
y en mis ramas
sólo quedan
unas uñas afiladas.

NO ES LA LLUVIA

No es la lluvia,
no me duele,
las nubes ponen límite
al mundo
y me protegen.

No es el invierno,
no me duele,
la oscuridad acorta los días
y eso me tranquiliza.

Son el sol,
sus destellos en una ventana lejana
que se abre,
el viento sur,
el aroma del verano,
lo que me duele.
Porque el mundo se amplía
se alarga,
se extiende,
y entonces
todo pasa
en otro sitio.

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EL VERANO ERA

El verano era
el olor de tu piel caliente.
Era salitre en las piernas,
espuma de cerveza
en los labios.

El verano era
la ventana de la cocina abierta,
y el chirriar
de los grillos.
Era las estrellas
y los dos descalzos
sobre la baldosa blanca.

Desde que te fuiste
el verano es
el sonido de una persiana
que se cierra.

Junio. Como hago para que no se seque este mes, saborearlo y conservarlo. Que hago con su cuerpo. ¿Dónde miro, dónde toco, con quién? Junio lame mi piel y yo me resisto con preguntas a arquear mi cuero y explotar por fin de placer

AHORA TENEMOS MUERTOS

Ahora tenemos muertos.
Se nos murieron amigos,
el padre, la madre.
Ahora ya sabemos qué hay que hacer,
a dónde tenemos que llamar,
cuánto vale una corona de flores.

Entonces
las mariquitas despegaban volando de nuestra palma
y entre nuestros dedos
sobrevivía la cola de una lagartija.

Ahora
se nos mueren los geranios en el balcón,
y los echamos a la basura con su tierra y su raíz.
Con su tiesto rojo.

Entonces
éramos con alguien,
contábamos a alguien,
alguien nos nombraba y contestábamos:
presente.

Ahora
cuando ya no te llama nadie,
un teléfono te asusta por la noche.
Perdona ¿no te acuerdas de mí?
Una voz te pide ayuda.
Dice: no-sabía-qué-hacer.
Dice: no-sabía-a-quién-llamar.

Ahora estamos solos.
Ahora tenemos muertos
y ya sabemos qué hay que hacer.

Entonces
no sabíamos andar en bicicleta.
Ahora tampoco.

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EL PAÑUELO MOJADO

Lo que más añoro de todo
no son las pagas del domingo,
ni los dibujos animados,
ni el escondite en el parque.

Lo que más añoro de todo
no es el salto a la piscina,
ni los sudores en la cancha,
ni merendar con margarina.

Lo que más añoro de todo,
lo que realmente echo en falta,
es saber que siempre habrá alguien
con un pañuelo mojado en saliva
dispuesto a limpiar los restos
de desayuno de mis labios.

No recuerdo

No sé qué nos dijimos, como estas, sin recibir verdades en la respuesta, hablamos de nuestros trabajos, de salud, de cómo vas de lo tuyo. No recuerdo la fecha, donde nos encontramos, de donde veníamos, a donde íbamos. No recuerdo los titulares del periódico, alguien condenaba la violencia o pedían a otros que lo condenasen. No sé si tenías barba o te habías librado de esa moda- Sólo recuerdo una cosa, pasaste tu mano por mi hombro desnudo. Desde entonces el viento es quien me recuerda que debo recordar y que no

NO ME MIRES

No me mires,
porque tu mirada
me lleva a un espacio oscuro
en el que tengo que palpar las cosas
para intentar darles nombre.

No me mires,
porque me llevas a un cuarto sin luz
en el que sólo reconozco mis latidos
y mi respiración.

No me lleves contigo,
prefiero quedarme aquí,
junto a la cafetera,
las llaves de casa,
el viejo felpudo.

No me alejes de las cosas,
ya aprendí a esquivar sus esquinas,
ya conozco los olores
de su madera vieja,
de su nuevo metal.

No me lleves lejos de los bostezos,
de las conversaciones de ascensor,
de las comidas familiares,
del sexo programado,
de la impaciencia de esperar siempre
al mismo autobús.

No me mires,
porque me elevas a una cima
donde hay algún peligro,
seguro,
una helada, un alud,
una inundación
que se se llevará consigo
las sillas, las macetas, las listas de la compra, los tenedores, los libros,
todas las cosas de verdad
que me protegen.
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Agradecemos a Karmele Jaio esta tarde, esta semana. A esta poetisa los poemas le salen de las entrañas, aunque también es una trabajadora excelente de la poesía. Mas que poeta se siente prosista. “Entiendo tu pregunta. Si me tengo que definir me siento cuentista, me encanta escribir cuentos. Este libro es algo que me salió. A veces la forma también te la pide. No era algo programado, algo de dentro me dijo que debía ser así, que debía escribir poemas. Escribir es algo que llevas dentro, que hay que sacar y conlleva el trabajo. En literatura y en todo, si no hay trabajo no sale. Como un carpintero que hace una mesa. Es necesario esa pasión y necesidad de contar, las palabras salen casi sin pensarlas, pero luego está el trabajo de corregir. Se combina en el escritor el niño y adulto. El niño no piensa las consecuencias, suelta todo lo que se le ocurre por la boca. Y el adulto lo corrige, le da forma. Se combinan las dos cosas”
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Escribe en éusquera porque piensa en eusquera. ¿Te chirria el castellano al traducir tus poemas? Será más poético en eusquera. Karmele Jaio los ha traducido y reescrito prácticamente todos sus poemas. Las ha traducido ella. Lo ha rescrito ella, tanto los relatos como los poemas. Le suenen raros en la primera fase de la traducción. Hace una traducción más menos literal, ¡qué diferente era al original! Hace el trabajo de la reescritura, de cómo contaría ese en castellano. Sus obras son creadas en eusquera pues es su lengua materna.

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Uno de los asistentes confiesa que la descubrió en el taller de declamación de Iñaki Urrutia. Ibas a venir y había que trabajar poemas de ella. Se mete en internet a descubrir quién era. Ha dado antes unas cuentas claves para encontrarla. Participa en talleres de escritura. Usa palabras muy comunes, muy cotidianas, en todo eso que hace. Encontraron un cuento suyo en yotube. Se lo ha pasado a todas sus amigas. El relato es de una mujer que se hace una mamografía, algo tan común en las mujeres. Karmele Jaio provoca la identificación del lector con sus personajes. Te identificas con los personajes que crea. Al lector no hay que decirle las cosas sino mostrárselas. Eso cuesta. En lo concreto busca palabras muy cotidianas. Un felpudo es algo poco poético. Utiliza cosas comunes, muy cotidianas. Nunca se va a sitios exóticos. Siempre hay cocinas, sitios del día a día, váteres y cafés con leche.
Está en Emakunde. Hay más mujeres que hombres en la conferencia. Habla en sus poemas de la vida relacionada con la muerte. Hemos leído el poema del verano, o no me mires. Al leerlo parece una separación, una relación frustrada, rota, pero resulta que el otro ser humano muere. No pensaron que el otro había muerto. La actividad de las mujeres ahora está más normalizada pero hasta hace unos años las mujeres no han podido estudiar, se sacrificaban por cuidar a los demás, no han realizado sus aspiraciones en muchos sentidos. Cuando los hijos están fuera y ya no tienen que cuidar a tanta gente, a esas mujeres les entra una inquietud por saber y conocer. A Karmele Jaio le gusta escuchar a mujeres de cierta edad con ganas de aprender, de ir a talleres, charlas, con una curiosidad que de verdad le asombra.
 
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En la lectura el lector pone de su parte. También. Cada persona lleva una mochila detrás. Dos más dos son cuatro, pero en literatura no es así. Lees un libro con 20 años no te dice nada, lo lees con 40 y si te dice. El lector no es un agente pasivo, en la tv te cuentan programas corazón y como es la vida. Ella pone en el poema parte de su experiencia, de su forma de ver el mundo.  Cuando hay traducción pierde el sentido. Acaba de traducirlo, no sabe que editorial publicar.  Cuando escribes poema piensas en éusquera, al traducir se pierde el sentimiento, se sigue manteniendo el poema. Reescribir ese poema ¿cómo lo escribiría yo? Pierde un poco, hay cosas que no puede decir. Se lo pregunta porque ha traducido el poema If de kiplin y cambia de una traducción a otra. Este asistente a la charla ha visto su imagen en internet. Ha leído todos sus poemas y tenía la imagen de ella como de una persona mayor que habría sufrido mucho. Después de leer muchos de los poemas, se entristecía, no veía esperanza. Imaginaba a Karmele Jaio como una persona triste con una filosofía sin lugar a nada. Lo escribe en una época determinada de tu vida estos poemas. Y sí es cierto que destilan tristeza. El punto siempre es triste, aparece algo. Algo que todos tenemos dentro. Cuando su madre lee sus cosas dice; qué bonito, pero es un poco triste. Al escribir hay dos opciones, mostrar el salón de tu casa y ahí está la imagen que quieres dar de ti (que la gente vaya a casa y vea cómo eres) o mostrar tu desván; en este poemario ha entrado al desván. El desván es un sitio dónde tienes acumulado el inconsciente y los poemas, no sabes ni lo que tienes, está todo desordenado, no sabes qué hacer con ello. Hay mucho desván en sus poemas. Encuentra el desván de sus personajes. ella está hecha parte de alegría, de felicidad, y de mucha tristeza. Hay una dictadura de la felicidad, es fatal si no estás feliz las 24 horas del día. “Algo hago mal porque estoy triste hoy”
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Otro de los asistentes a la conferencia confesó que tenía el corazón dividido entre las clases de declamación y las de narrativa. Su intervención le ha dejado más interrogantes todavía. Los del taller de Iñaki Urrutia han leído e interpretado poemas de otra persona, como hacen habitualmente, lo que no es tan habitual es que la autora de los mismos estuviera presente. Escribes poesía o en prosa. No es igual el proceso narrativo para los dos géneros, pero tampoco es tan distinto. Es una prosa muy narrativa. No es encriptada. Sí que es diferente. Es diferente la forma de trabajar, pero no es tan distinta. Parte de una imagen, en los cuentos. En la poesía mete más cortes. La poesía es tan sucinta, un día voy a escribir un poema con dos letras tras pasar toda la criba. Le ha sorprendido la lectura de sus poemas, no han malversado sus versos. La encanta oír sus versos. Cuando escribes no tienes la oportunidad de ver como lo lee el lector. Le gusta oír el sonido interior del lector, como lo lee.
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También la preguntaron; ¿cómo ves el momento en la literatura actual? ¿Quiénes son tus referentes literarios o estéticos? La literatura en éusquera está en muy buen momento creativo. Hay tres generaciones de escritores escribiendo a la vez. Esto no pasaba antes. Hay mucha calidad. Se escriben muy buenas cosas. El déficit lo tenemos en la audiencia, para el nivel que estamos escribiendo. No hay tantos lectores para lo que leemos. “Me considero una cuentista. Me gustan los cuentos Atxaga, Cortázar, Carver, Catherine Mansfield... grandes cuentistas que me gustan mucho. Leo cuentos y poesía sin rosca, que hablan de cosas cotidianas para hacerlas especiales” La labor de la poesía es mostrar lo cotidiano, lo que no se ve. Hace descripciones. No es profesora de literatura. En literatura siempre se ha sugerido más que relatar, contar. Depende la época y el movimiento. Hago poesía para que se me entienda. Es limitarse un poco a sacar sus sentimientos. Hay un oyente al que le gustan los poemas, aunque no entienda nada, porque tienen un lenguaje tan bello, armonioso, que rompe con lo cotidiano. El Periodismo es esa ventana objetiva que el periodista hace ver sin que se note que es él el que ha abierto la ventana. La poesía es el territorio del yo, del ego, connotativa y subjetivo, pero también hay poesía del Nosotros. Mostrar lo objetivo en poesía de una sociedad o tiempo histórico. La mayoría de socios de escribe y lee la imaginábamos como una persona mayor de la posguerra. Una mujer anciana que echaba los sapos que tenía dentro de lo que había vivido. No casaba la edad con esos sapos al descubrir la edad que tenía. ¡Qué vergüenza recitar poemas que ha escrito otra persona pero que está presente! Nos vamos contentos a casa, nos ha alegrado la tarde… y la semana. Nos han gustado sobretodo sus poemas cortos

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